Reinhard KOPPS (el delator de Priebke)

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Reinhard KOPPS (el delator de Priebke)

Mensaje por fangio » Mié Mar 15, 2006 2:52 am

Reinhard Paul Ferdinand Moritz KOPPS

El 6 de mayo de 1994, cunado un anciano macizo y calvo apareció en la pantalla de la cadena norteamericana ABC mencionando el nombre de Erich Priebke, hizo algo que ningún cazador de nazis había conseguido hasta entonces: puso en evidencia a los grupos que quedaban y provocó una estampida.

En los días siguientes a la delación pudieron verificarse dos tipos de reacciones: mientras algunos veteranos SS que vivían en Bariloche desde los años cincuenta ponían distancia conel camarada descubierto, otros se solidarizaron con él y le recomendaron abogados, juntaron firmas para trabar la extradición que había pedido Italia, y crearon una corriente de opinión que consiguió que ciudadanos comunes –no nazis- salieran a decir que Priebke era un buen hombre.

Quien había provocado esta reacción en cadena era un hombre llamado Reinhard Paul Ferdinand Moritz KOPPS, que utilizaba los alias de “Juan MALER” y “Hans RASCHENBACH”, se declaraba antimasón, ayudaba a financiar grupos neonazis europeos y tenía una imaginación inagotable que lo había llevado a escribir incesantemente.

Kopps, quien había llegado a la Argentina en 1947, había nacido en Hamburgo y se había alistado en las Juventudes Hitlerianas a fines de las años treinta. Había participado como soldado en la invasión a Francia y según algunas fuentes también había integrado momentáneamente los grupos comandos que dirigía Otto Skorzeny. En 1942 había pasado a formar parte de la Abwehr –el servicio de contraespionaje del Ejército alemán- y había sido enviado a combatir los movimientos de resistencia en Yugoslavia, Bulgaria y Albania. Cuando terminó la guerra, sus contactos con los croatas de Ante Pavelic le permitieron relacionarse con el Vaticano, y estuvo dos años en Roma trabajando en las oficinas que coordinaban la “ruta de las ratas”.

En 1947 él mismo había tomado ese camino y llegado a Buenos Aires. Durante su estadía en la capital argentina fue el jefe de redacción de la revista neonazi Der Weg (El Sendero) que era financiada por el banquero suizo Francois Genoud –heredero legal de Martin Bormann y sospechoso de reciclar fondos nazis en su país- y por industriales y comerciantes alemanes establecidos en la Argentina, incluidos algunos colonos de las provincias de Misiones y Chaco.
Una vez mudado a Bariloche –en 1951- se transformó en hotelero, creó el Centro de Documentación y comenzó a escribir en la ultracatólica ‘Cabildo’.

Tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón en septiembre de 1955, algunos nazis huyeron del país y otros se quedaron. Dentro de este último grupo se encontraban: Abraham Kipp, Walter Kutschmann, Jan Olij Hottentot, Erich Priebke, Juan Maler (Reinhard Kopps) y Joseph Mengele, entre otros.

En Bariloche, Juan Maler realizaba su propaganda antisemita desde 1969. Editaba lujosos libros escritos en alemán, que luego enviaba hacia Europa, y desde 1976 también a los centros sociales y culturales de la colectividad germana en la Argentina.
Algunos de los 16 libros que escribió hasta ahora llevan títulos como “La gran rebelión”, “Contra Dios y la Naturaleza” y “Los siete pilares del infierno”, y están todos destinados a “denunciar los poderes ocultos mundiales de la judeomasonería y el marxismo”, a los cuales se empeñaba en hacer coincidir.

Si bien algunos servicios de informaciones argentinos (sobre todo el de Gendarmería) se habían interesado tímidamente en él en los años ochenta, fue una investigación privada apoyada por el Centro Wiesenthal la que puso en claro las actividades de Kopps: en abril de 1993 los investigadores del Centro Yaron Svoray y Nick Taylor descubrieron que estaba ligado a organizaciones de ultraderecha en Europa a través de Roy Godenau, y que canalizaba fondos hacia ellos por medio de un banquero fantasma en Luxemburgo.

Un año más tarde, cuando todos parecían haberse olvidado de él, Maler dirimió a través de la delación presuntas disputas masónicas con Erich Priebke y volvió a la notoriedad. Cuando los periodistas quisieron hablar con él se escondió en su casa, y entre gallos y medianoche escapó a Osorno, en el sur de Chile. En su inmensa casona con vista al lago Nahuel Huapi quedó su esposa, la señora Baumann. Su hijo Karl siguió viviendo en el departamento de la calle Teodoro García, en el barrio porteño de Belgrano (Buenos Aires), donde hasta 1991 se guardaba material de propaganda neonazi y se hacían reuniones de militantes ultraderechistas.


Hasta aquí he escrito lo que relata el libro de Jorge Camarassa (“Odessa al Sur” – 1995).
Años más tarde, me encontré con el siguiente artículo del Diario Clarín, con fecha 12 de septiembre de 2001, donde se anunciaba la muerte de Reinhard Kopps. Les dejo el artículo escaneado para que lo puedan leer:

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