Theodor Eicke: los comienzos de un sádico criminal
Publicado: Mar Sep 05, 2006 7:30 pm
¡Hola a todos!
Tenía desde hace tiempo la intención de escribir alguna cosa sobre los antecedentes de este sádico criminal antes de que se convirtiese en el comandante en jefe de la SS Totenkopf Division. La carrera de este elemento es más o menos bien conocida desde su nombramiento como Inspekteur der Konzentrationslager und Führer der SS Wachverbände hacia primeros de julio de 1934. No creo que lo sea tanto su vida anterior.
Este alsaciano nacido en 1892 era el undécimo hijo de una familia originaria de Gittelda, en las Montañas Harz de Alemania. Su padre era jefe de estación de ferrocarril en la villa alsaciana de Hampont, donde Theodor Eicke asistió de joven a la Volkschule y a la Realschule; sin embargo, su mala disposición para el estudio lo incapacitó para concluir el bachiller. En 1909 se alistó en el 23º Regimiento de Infantería de Landau en el Palatinado de Renania y emprendió una gris carrera como administrativo y pagador. Durante la IGM sirvió sucesivamente como pagador en el 3º y 22º regimientos de infantería bávaros, ganando la Cruz de Hierro de Segunda Clase. Tras el armisticio y la revolución alemana dejó el ejército en 1919 con el grado de asistente pagador.
Sin visos de una nueva carrera y con un odio profundo hacia el nuevo gobierno de la República de Weimar se instaló con su esposa (Bertha Schwebel, con la que se había casado el 26 de diciembre de 1914 y de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Irma, el 5 de abril de 1916, y Hermann, el 4 de mayo de 1920) en Illmenau, Turingia, cerca de su familia. Cuando Eicke acabó sus recursos y su suegro se negó a sostenerlo por más tiempo, buscó y encontró trabajo como informador de la policía en Illmenau, empleo que sostuvo hasta julio de 1920, fecha en la que fue destituido por la policía por involucrarse en agitaciones políticas contra la República.
Le había cogido tanto gusto a su trabajo que durante los 18 meses siguientes intentó repetidamente hacerse carrera en la policía. De Illmenau se fue sucesivamente a Cottbus, Weimar, Sorau-Niederausitz, y finalmente a Ludwigshafen am Rhein en búsqueda de un trabajo como policía. En cada localidad Eicke consiguió empleo, pero invariablemente lo mantuvo por poco tiempo antes de ser destituido bien por expresar su desmesurado odio a la República de Weimar o por participar en actividades en contra del gobierno. En enero de 1923 consiguió finalmente un empleo seguro, primero como vendedor y después como oficial de seguridad en la planta de I. G. Farben en Ludwigshafen. Desde 1923 hasta el momento de su entrada en servicio a tiempo completo en las SS en 1932, Eicke permaneció empleado como oficial de seguridad en la Farben.
Su odio enfermizo hacia la República de Weimar lo llevó a ingresar en el NSDAP el 1 de diciembre de 1928, con la tarjeta de partido número 114901. Asimismo entró a formar parte de las filas de la SA. Permaneció en Ludwigshafen hasta el 20 de agosto de 1930, fecha en que fue transferido a las SS. El 27 de noviembre de 1930 Himmler lo nombró SS Sturmführer y le dio el mando de la Sturm no. 148 en Ludwigshafen am Rhein. Su eficiente trabajo como organizador y reclutador le valió al cabo de tres meses el ascenso a Sturmbannführer, y fue comisionado por Himmler para crear un segundo Sturmbann (batallón) para el proyectado 10º SS Standarte (regimiento) del Palatinado de Renania. En el verano de 1931 había completado las filas del nuevo regimiento, y el 15 de noviembre de 1931 fue ascendido a SS Standartenführer, entregándosele el mando del 10º SS Standarte.
A esas alturas la depresión económica y sus actividades como SS le costaron el empleo en la Farben, por lo que Eicke se dedicó de lleno a su mando SS y a las actividades del NSDAP. El 6 de marzo de 1932 fue encarcelado por posesión ilegal de explosivos y conspiración para llevar a cabo una serie de atentados con bomba y asesinatos políticos en Baviera. Permaneció en custodia hasta 7 de julio de 1932, momento en el que un tribunal bávaro lo sentenció a dos años de prisión. Las simpatías del ministro de Justicia bávaro, Franz Gürtner –que más tarde sería ministro de Justicia de Hitler- le proporcionaron la libertad condicional para “restablecer su salud” antes de comenzar a cumplir la sentencia de prisión. Tras su liberación el 16 de julio de 1932, Eicke regresó directamente a Ludwigshafen reanudando sus actividades políticas.
Cuando la policía descubrió sus actividades, Eicke se vio obligado a esconderse con la ayuda de unos amigos del partido en Landau, circunstancia embarazosa para Himmler, quien le ordenó que fuera secretamente a Munich para recibir nuevas instrucciones. Cuando Eicke llegó a Munich, Himmler lo envió a Italia para que no volviera a crear problemas. El 18 de septiembre de 1932, disfrazado y con papeles falsos, Eicke viajó por Austria hasta Malcesine en el norte de Italia, siendo ascendido como compensación a SS Oberführer y otorgándosele el mando del campo de fugitivos de las SS que el gobierno de Mussolini había instalado en el Lago Garda, en Malcesine.
Mientras Eicke estaba en Italia, Josef Bürckel, el gauleiter del Palatinado de Renania, intentó hacerse con el mando del 10º SS Standarte. Cuando Eicke se enteró de la trama de Bürckel, juró que cuando regresara a Alemania utilizaría “los viejos métodos” para evitar que Bürckel impusiera “políticas jesuitas” en la revolución nazi.
El nombramiento de Hitler como canciller acabó con el exilio de Eicke en Italia, por medio de la amnistía dictada por Franz Gürtner en Bavaria. El 10 de marzo de 1933 Eicke regresó a Ludwigshafen, tras prometer a Himmler que no reiniciaría su vieja bronca con Bürckel. Pero Eicke olvidó rápidamente su promesa y, acompañado de algunos de sus seguidores de las SS, armó un putsch contra Bürckel. Asaltaron el cuartel general de Ludwigshafen Gau y encerraron a Bürckel en el apartamento del conserje antes de que las fuerzas leales a Bürckel consiguieran avisar a la Schutzpolizei local, que arrestó a los amotinados y obligó a Eicke a liberar a Bürckel. Un Bürckel humillado tenía ahora arrestado a Eicke, juzgado “mentalmente enfermo y un peligro para la comunidad”, y trasladado para observación psiquiátrica a la Nervenklinik de Würzburg. Himmler, furioso, eliminó el nombre de Eicke de la lista de servicio de las SS el 3 de abril de 1933, y acordó un confinamiento indefinido de Eicke en la clínica de Würzburg.
Pero en la cílinica psiquiátrica de la Universidad de Würzburg trabajaba el doctor Werner Heyde (nacido en 1902), que había conseguido su licenciatura en medicina en 1926, y su certificación de especialista en psiquiatría y neurología en 1929. Probablemente por su inclinación a la homosexualidad, ambos individuos, el médico y el paciente, intimaron más allá de la amistad. Como consecuencia de ello, Heyde escribió a Himmler dando cuenta del buen estado mental de Eicke. El informe de Heyde y las incesantes súplicas de Eicke ablandaron a Himmler, que finalmente liberó a Eicke y lo restableció para las filas de las SS. Eicke abandonó la clínica el 26 de junio de 1933 con su antiguo grado de SS Oberführer y con órdenes de Himmler para asumir un nuevo puesto como comandante de uno los primeros campos de concentración nazis para prisioneros políticos en Dachau, donde Eicke establecería su propio sistema de terror y organización brutal. Por su parte, el psiquiatra Werner Heyde, además de estar vinculado a una unidad médica de las SS bajo control de Eicke, se haría más tarde tristemente famoso por ser uno de los principales directores del plan de Hitler para acabar con los enfermos mentales ("acción eutanásica").
Luego vendría la participación de Eicke en la "Noche de los Cuchillos Largos". Con varios de sus esbirros de Dachau, Eicke ayudó a Sepp Dietrich y dos compañías de la LAHSS a arrestar a los líderes de las SA durante la noche del 30 de junio de 1934. En algún momento a primeras horas de la tarde del 1 de julio, Himmler recibió órdenes de Hitler para liquidar a Röhm, el jefe de las SA, y el Reichsführer SS telefoneó a Eicke a las oficinas de la SS Oberabschnitt Süd de la Amalienstrasse en Munich, ordenándole matar a Röhm, aunque, a petición de Hitler, debería permitirle a Röhm la opción del suicidio.
Acompañado por su ayudante, el SS Sturmbannführer Michael Lippert, y por el SS Gruppenführer Heinrich Schmauser, oficial de enlace entre las SS y el Heer para la purga, Eicke se dirigió en automóvil a la prisión de Stadelheim. Allí contactaron con Robert Koch, el director de la cárcel, a quien Eicke dio cuenta de su misión. Koch se opuso a entregar a Röhm a menos que se lo ordenaran por escrito, lo que enfureció a Eicke, que se puso a gritar como un poseso. Koch telefoneó al ministro nazi de justicia, Hans Frank, pidiendo instrucciones, pero Eicke le arrebató el teléfono y comenzó a chillarle a Frank que no tenía que interferir en el asunto de Röhm, pues él (Eicke) actuaba por órdenes directas del Führer. Frank reculó y ordenó a Koch que dejara vía libre a Eicke.
Cuando Eicke entró en la celda de Röhm con Lippert y Schmauser, gritó a Röhm: “¡Has perdido tu vida! ¡El Führer te da una última oportunidad para evitar las consecuencias!”, dejando una pistola sobre una mesa y dando a Röhm diez minutos para poner fin a su vida. Tras dejar sólo al desgraciado, Eicke, Lippert y Schmauser esperaron fuera de la celda durante quince minutos sin que nada sucediese en la celda de Röhm. En esos momentos Eicke y Lippert sacaron sus pistolas, entraron en la celda y dispararon sobre Röhm, que cayó sobre el suelo. Luego, uno de los dos se acercó a Röhm y le disparó un tiro a bocajarro en el corazón.
Con su papel en la purga del 30 de junio de 1934 este psicópata había conseguido ya méritos suficientes para que Himmler lo elevara pocos días después a una comisión muy propia a su naturaleza sádica y criminal: los campos de concentración.
Fuente sobre Eicke:
Charles Sydnor, Soldiers of Destruction: The SS Death’s Head Division, 1933-1945 (Princeton University Press, 1997).
Saludos cordiales
José Luis
Tenía desde hace tiempo la intención de escribir alguna cosa sobre los antecedentes de este sádico criminal antes de que se convirtiese en el comandante en jefe de la SS Totenkopf Division. La carrera de este elemento es más o menos bien conocida desde su nombramiento como Inspekteur der Konzentrationslager und Führer der SS Wachverbände hacia primeros de julio de 1934. No creo que lo sea tanto su vida anterior.
Este alsaciano nacido en 1892 era el undécimo hijo de una familia originaria de Gittelda, en las Montañas Harz de Alemania. Su padre era jefe de estación de ferrocarril en la villa alsaciana de Hampont, donde Theodor Eicke asistió de joven a la Volkschule y a la Realschule; sin embargo, su mala disposición para el estudio lo incapacitó para concluir el bachiller. En 1909 se alistó en el 23º Regimiento de Infantería de Landau en el Palatinado de Renania y emprendió una gris carrera como administrativo y pagador. Durante la IGM sirvió sucesivamente como pagador en el 3º y 22º regimientos de infantería bávaros, ganando la Cruz de Hierro de Segunda Clase. Tras el armisticio y la revolución alemana dejó el ejército en 1919 con el grado de asistente pagador.
Sin visos de una nueva carrera y con un odio profundo hacia el nuevo gobierno de la República de Weimar se instaló con su esposa (Bertha Schwebel, con la que se había casado el 26 de diciembre de 1914 y de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Irma, el 5 de abril de 1916, y Hermann, el 4 de mayo de 1920) en Illmenau, Turingia, cerca de su familia. Cuando Eicke acabó sus recursos y su suegro se negó a sostenerlo por más tiempo, buscó y encontró trabajo como informador de la policía en Illmenau, empleo que sostuvo hasta julio de 1920, fecha en la que fue destituido por la policía por involucrarse en agitaciones políticas contra la República.
Le había cogido tanto gusto a su trabajo que durante los 18 meses siguientes intentó repetidamente hacerse carrera en la policía. De Illmenau se fue sucesivamente a Cottbus, Weimar, Sorau-Niederausitz, y finalmente a Ludwigshafen am Rhein en búsqueda de un trabajo como policía. En cada localidad Eicke consiguió empleo, pero invariablemente lo mantuvo por poco tiempo antes de ser destituido bien por expresar su desmesurado odio a la República de Weimar o por participar en actividades en contra del gobierno. En enero de 1923 consiguió finalmente un empleo seguro, primero como vendedor y después como oficial de seguridad en la planta de I. G. Farben en Ludwigshafen. Desde 1923 hasta el momento de su entrada en servicio a tiempo completo en las SS en 1932, Eicke permaneció empleado como oficial de seguridad en la Farben.
Su odio enfermizo hacia la República de Weimar lo llevó a ingresar en el NSDAP el 1 de diciembre de 1928, con la tarjeta de partido número 114901. Asimismo entró a formar parte de las filas de la SA. Permaneció en Ludwigshafen hasta el 20 de agosto de 1930, fecha en que fue transferido a las SS. El 27 de noviembre de 1930 Himmler lo nombró SS Sturmführer y le dio el mando de la Sturm no. 148 en Ludwigshafen am Rhein. Su eficiente trabajo como organizador y reclutador le valió al cabo de tres meses el ascenso a Sturmbannführer, y fue comisionado por Himmler para crear un segundo Sturmbann (batallón) para el proyectado 10º SS Standarte (regimiento) del Palatinado de Renania. En el verano de 1931 había completado las filas del nuevo regimiento, y el 15 de noviembre de 1931 fue ascendido a SS Standartenführer, entregándosele el mando del 10º SS Standarte.
A esas alturas la depresión económica y sus actividades como SS le costaron el empleo en la Farben, por lo que Eicke se dedicó de lleno a su mando SS y a las actividades del NSDAP. El 6 de marzo de 1932 fue encarcelado por posesión ilegal de explosivos y conspiración para llevar a cabo una serie de atentados con bomba y asesinatos políticos en Baviera. Permaneció en custodia hasta 7 de julio de 1932, momento en el que un tribunal bávaro lo sentenció a dos años de prisión. Las simpatías del ministro de Justicia bávaro, Franz Gürtner –que más tarde sería ministro de Justicia de Hitler- le proporcionaron la libertad condicional para “restablecer su salud” antes de comenzar a cumplir la sentencia de prisión. Tras su liberación el 16 de julio de 1932, Eicke regresó directamente a Ludwigshafen reanudando sus actividades políticas.
Cuando la policía descubrió sus actividades, Eicke se vio obligado a esconderse con la ayuda de unos amigos del partido en Landau, circunstancia embarazosa para Himmler, quien le ordenó que fuera secretamente a Munich para recibir nuevas instrucciones. Cuando Eicke llegó a Munich, Himmler lo envió a Italia para que no volviera a crear problemas. El 18 de septiembre de 1932, disfrazado y con papeles falsos, Eicke viajó por Austria hasta Malcesine en el norte de Italia, siendo ascendido como compensación a SS Oberführer y otorgándosele el mando del campo de fugitivos de las SS que el gobierno de Mussolini había instalado en el Lago Garda, en Malcesine.
Mientras Eicke estaba en Italia, Josef Bürckel, el gauleiter del Palatinado de Renania, intentó hacerse con el mando del 10º SS Standarte. Cuando Eicke se enteró de la trama de Bürckel, juró que cuando regresara a Alemania utilizaría “los viejos métodos” para evitar que Bürckel impusiera “políticas jesuitas” en la revolución nazi.
El nombramiento de Hitler como canciller acabó con el exilio de Eicke en Italia, por medio de la amnistía dictada por Franz Gürtner en Bavaria. El 10 de marzo de 1933 Eicke regresó a Ludwigshafen, tras prometer a Himmler que no reiniciaría su vieja bronca con Bürckel. Pero Eicke olvidó rápidamente su promesa y, acompañado de algunos de sus seguidores de las SS, armó un putsch contra Bürckel. Asaltaron el cuartel general de Ludwigshafen Gau y encerraron a Bürckel en el apartamento del conserje antes de que las fuerzas leales a Bürckel consiguieran avisar a la Schutzpolizei local, que arrestó a los amotinados y obligó a Eicke a liberar a Bürckel. Un Bürckel humillado tenía ahora arrestado a Eicke, juzgado “mentalmente enfermo y un peligro para la comunidad”, y trasladado para observación psiquiátrica a la Nervenklinik de Würzburg. Himmler, furioso, eliminó el nombre de Eicke de la lista de servicio de las SS el 3 de abril de 1933, y acordó un confinamiento indefinido de Eicke en la clínica de Würzburg.
Pero en la cílinica psiquiátrica de la Universidad de Würzburg trabajaba el doctor Werner Heyde (nacido en 1902), que había conseguido su licenciatura en medicina en 1926, y su certificación de especialista en psiquiatría y neurología en 1929. Probablemente por su inclinación a la homosexualidad, ambos individuos, el médico y el paciente, intimaron más allá de la amistad. Como consecuencia de ello, Heyde escribió a Himmler dando cuenta del buen estado mental de Eicke. El informe de Heyde y las incesantes súplicas de Eicke ablandaron a Himmler, que finalmente liberó a Eicke y lo restableció para las filas de las SS. Eicke abandonó la clínica el 26 de junio de 1933 con su antiguo grado de SS Oberführer y con órdenes de Himmler para asumir un nuevo puesto como comandante de uno los primeros campos de concentración nazis para prisioneros políticos en Dachau, donde Eicke establecería su propio sistema de terror y organización brutal. Por su parte, el psiquiatra Werner Heyde, además de estar vinculado a una unidad médica de las SS bajo control de Eicke, se haría más tarde tristemente famoso por ser uno de los principales directores del plan de Hitler para acabar con los enfermos mentales ("acción eutanásica").
Luego vendría la participación de Eicke en la "Noche de los Cuchillos Largos". Con varios de sus esbirros de Dachau, Eicke ayudó a Sepp Dietrich y dos compañías de la LAHSS a arrestar a los líderes de las SA durante la noche del 30 de junio de 1934. En algún momento a primeras horas de la tarde del 1 de julio, Himmler recibió órdenes de Hitler para liquidar a Röhm, el jefe de las SA, y el Reichsführer SS telefoneó a Eicke a las oficinas de la SS Oberabschnitt Süd de la Amalienstrasse en Munich, ordenándole matar a Röhm, aunque, a petición de Hitler, debería permitirle a Röhm la opción del suicidio.
Acompañado por su ayudante, el SS Sturmbannführer Michael Lippert, y por el SS Gruppenführer Heinrich Schmauser, oficial de enlace entre las SS y el Heer para la purga, Eicke se dirigió en automóvil a la prisión de Stadelheim. Allí contactaron con Robert Koch, el director de la cárcel, a quien Eicke dio cuenta de su misión. Koch se opuso a entregar a Röhm a menos que se lo ordenaran por escrito, lo que enfureció a Eicke, que se puso a gritar como un poseso. Koch telefoneó al ministro nazi de justicia, Hans Frank, pidiendo instrucciones, pero Eicke le arrebató el teléfono y comenzó a chillarle a Frank que no tenía que interferir en el asunto de Röhm, pues él (Eicke) actuaba por órdenes directas del Führer. Frank reculó y ordenó a Koch que dejara vía libre a Eicke.
Cuando Eicke entró en la celda de Röhm con Lippert y Schmauser, gritó a Röhm: “¡Has perdido tu vida! ¡El Führer te da una última oportunidad para evitar las consecuencias!”, dejando una pistola sobre una mesa y dando a Röhm diez minutos para poner fin a su vida. Tras dejar sólo al desgraciado, Eicke, Lippert y Schmauser esperaron fuera de la celda durante quince minutos sin que nada sucediese en la celda de Röhm. En esos momentos Eicke y Lippert sacaron sus pistolas, entraron en la celda y dispararon sobre Röhm, que cayó sobre el suelo. Luego, uno de los dos se acercó a Röhm y le disparó un tiro a bocajarro en el corazón.
Con su papel en la purga del 30 de junio de 1934 este psicópata había conseguido ya méritos suficientes para que Himmler lo elevara pocos días después a una comisión muy propia a su naturaleza sádica y criminal: los campos de concentración.
Fuente sobre Eicke:
Charles Sydnor, Soldiers of Destruction: The SS Death’s Head Division, 1933-1945 (Princeton University Press, 1997).
Saludos cordiales
José Luis