¡Hola a todos!
Cuando yo inicié este hilo, hace más de 15 años, expuse de principio lo siguiente:
José Luis escribió:
La hipótesis que presento a continuación, y que espero elaborar con más profundidad en un futuro artículo, considera la posibilidad real que tenía Italia en el verano de 1940 para derrotar y expulsar a los británicos de Egipto y hacerse con el control del Canal de Suez. Para ello parto de las siguientes condiciones generales:
1) Que Italia no hubiese declarado la guerra a Francia el 10 de junio de 1940.
2) Que Italia hubiese declarado la guerra a Gran Bretaña después de la firma del armisticio franco-alemán de 21 de junio de 1940, con el comienzo de una ofensiva blindada, mecanizada y motorizada contra las fuerzas británicas en Egipto.
A mí no me gustan las especulaciones para crear historias alternativas que parten de supuestos que se alejan mucho de la realidad que se contempla modificar. Por ello consideré esencial que se cumplieran las dos condiciones generales que expuse en esa cita.
La primera, que Italia no declarase la guerra a Francia el 10 de junio de 1940, lleva implícito que la estrategia de Mussolini por esas fechas no fuese la estrategia de la improvisación: esto es, aprovechar una coyuntura dada -e inesperada-, cual fue la virtual derrota militar francesa a finales de mayo, para declarar precipitadamente la guerra sin tener planificado de antemano unos objetivos estratégicos claros y realistas, con su consiguiente planificación operacional.
Mussolini hizo bien en no entrar en la guerra cuando Alemania atacó Polonia en septiembre de 1939. E hizo bien en no sumarse a la guerra del lado de Alemania cuando Francia y Gran Bretaña le declararon la guerra a primeros de septiembre de 1939. Hizo todo esto bien porque Italia no estaba preparada en ningún aspecto estratégico para entrar en una guerra que se creía (en todos los bandos contendientes) que iba para largo. Lo que no hizo bien Mussolini fue no haber ordenado al estado mayor general de sus fuerzas armadas desde el principio de la guerra una planificación estratégica y operacional que contemplase varias alternativas a tenor del desarrollo de la guerra.
Cuando el curso de la campaña del oeste de mayo de 1940 se decantó claramente a favor de los alemanes a finales del mismo mes, Mussolini ya tendría que haber ordenado el inicio de los preparativos de un plan estratégico y operacional previamente contemplado. No hizo nada de esto, sino que esperó al 10 de junio para declarar la guerra a Francia en la creencia de que la guerra ya estaría finiquitada en una mesa de negociaciones en muy poco tiempo. En consecuencia, actuó improvisadamente. Todo lo que parta de esta improvisación para contemplar la hipótesis de la historia alternativa que planteé en este hilo está viciado de raíz.
¿Qué planes tenían los italianos antes de mayo de 1940 que contemplasen las posibles operaciones a llevar a cabo según discurriese el rumbo de la guerra? Lo que habían contemplado hasta entonces giraba en torno a diferentes ataques contra objetivos franceses, esencialmente los contemplados en el plan de guerra PR12. El 1 de marzo de 1940 se actualizó este plan de guerra subrayando la posibilidad de iniciar una acción ofensiva a través de los Alpes Marítimos en la Alta Saboya hacia Albertville y Annecy si las circunstancias fueran favorables, si bien la directiva general era mantener una postura defensiva en todas partes salvo en la África Oriental Italiana, así como asegurar la inviolabilidad de las fronteras italianas. A primeros de abril se comenzaron a estudiar posibles operaciones a través del Paso del Piccolo San Bernardino, pero sin mayor enjundia. A finales de mayo, cuando los alemanes tenían encerradas a las fuerzas anglo-francesas en Dunkerque, los italianos seguían sin tener una estrategia clara y precisa. Entonces, el 30 de mayo Graziani ordenó la ejecución de los despliegues del PR12 dentro de los siguientes cinco días, aunque en la primera semana de junio llegó al Grupo de Ejércitos Oeste una orden directa de Mussolini declarado que en caso de hostilidades debían mantener “una posición defensiva absoluta en tierra y aire”. A finales de esa primera semana de junio llegaron también los planes de los generales Pintor (1º Ejército) y Guzzoni (4º Ejército): el primero con un plan tipo IGM para un ataque desde el Col de la Maddalena, cuya preparación requeriría unos dos meses y un montón de refuerzos (tropas alpinas) y cañones; el segundo con un plan más en tono con la doctrina italiana del
rápido curso para un ataque desde el Paso del Piccolo San Bernardino, cuya preparación necesitaría un mes.
Todos estos improvisados planes oscilaron de un lado a otro en el caos estratégico que reinó en el mando italiano entre los días 18 y 23 de junio debido a los cambios de criterio de Mussolini producto de las circunstancias. Es preciso subrayar que Italia declaró la guerra a Francia el 10 de junio y que sólo cuatro días después los alemanes entraron en París; el 16 de junio cayó el gobierno francés dando paso al gobierno del mariscal Pétain. Precisamente, ese mismo día fue cuando Graziani avisó a sus generales que disponían de diez días para iniciar un ataque a toda costa contra Moncenisio en el centro y el Piccolo San Bernardino en el norte. El día siguiente, 17 de junio, llegó a Berlín la petición de armisticio de los franceses, hecha pública poco después por Pétain en una emisión de radio que fue oída en Italia poco después del mediodía. Esto precipitó, en medio de un mar de confusiones estratégicas, la iniciativa italiana para acelerar sus planes de ataque contra Francia con el fin de no perderse la parte del botín deseada en la mesa de negociaciones para la paz.
Toda esta historia que he resumido muy brevemente demuestra claramente que la única estrategia, si tal nombre puede emplearse, que tenía Mussolini cuando la guerra se decantó inequívocamente para los alemanes fue un sin fin de indecisiones e improvisaciones que acabaron materializándose finalmente en unas breves operaciones donde el ejército italiano salió muy mal parado.
En cambio, la hipótesis que yo planteé en este hilo, para ser como mínimo viable, requiere un punto de partida bastante diferente al ocurrido en la realidad.
El 18 de junio de 1940, cuando Mussolini acudió a la reunión con Hitler en Munich para exponer sus pretensiones en el reparto del esperado botín de guerra francés, su lista de peticiones incluía lo siguiente: la ocupación italiana de Francia hasta el Ródano con cabezas de puente en la ribera occidental del río, Córcega, Tunicia, la costa de la Somalia francesa, la ocupación de las bases navales francesas en Argel, Orán (Mers-el-Kébir) y Casablanca, la neutralización de Beirut, y la entrega inmediata de la flota naval y fuerza aérea francesas. Ante el
nein casi total de Hitler, que colocaba a Italia en un papel del todo secundario en la guerra, de vuelta a Roma y pensando en la mesa de negociación para la paz, Mussolini apuró en un torbellino de órdenes contradictorias para el inicio inmediato de las operaciones contra Francia. Creía que de esta forma podía mejorar su posición en esa mesa para la paz, y aumentar las peticiones italianas incluyendo toda Argelia, un enlace entre Libia y el imperio del este africano, la neutralización de ambos lados del Estrecho de Gibraltar, y que Egipto abandonase su alianza con Inglaterra reemplazándola con una alianza con Italia que diera a Roma acceso a los océanos vía Mar Rojo y Océano Índico.
Si éstas eran las pretensiones territoriales estratégicas de Mussolini cuando Francia ya estaba prácticamente fuera de la guerra a mediados de junio de 1940, por qué no las contempló ya desde el mismo principio de la guerra en 1939 como una estrategia posible a la espera de cómo discurriese el desarrollo de la misma. De haberla contemplado y, en consecuencia, planificado, estaría en disposición de poder ordenar su ejecución desde finales de mayo y durante el mes de junio. Pero no declarando la guerra a Francia y atacando su frontera, sino declarando la guerra a Gran Bretaña y ejecutando como primer objetivo estratégico el asalto para la captura de Malta. Este cambio radical en la estrategia de Mussolini es el factor que yo considero indispensable para que la historia alternativa planteada en este hilo tenga visos de viabilidad. Porque del caos estratégico vivido en el campo italiano en la realidad de 1940 se hace extraordinariamente difícil montar una hipótesis histórica cuyo primer objetivo estratégico fuese expulsar a los británicos del Mediterráneo central y oriental. De aquel caos estratégico de mayo-junio de 1940 salió lo que tenía que salir irremediablemente: más caos. No podía ser de otra forma.
Con su declaración de guerra a Francia, una auténtica puñalada trasera que trajo vergüenza internacional a Italia, Mussolini se ganó la enemistad del nuevo gobierno francés y cualquier posibilidad de llegar a acuerdos estratégicos con Pétain que facilitasen la consecución de sus objetivos en África del Norte y el Mediterráneo. En mi hipótesis alternativa se habría evitado esta situación, facilitando la alternativa africana. Si los italianos hubiesen invadido Malta en cualquier momento de junio de 1940, cuando los británicos prácticamente ya la habían dado por perdida, y hubiesen sido capaces de llegar hasta Alejandría antes de que la Batalla de Inglaterra concluyese en fracaso alemán, entonces habría cambiado radicalmente el cuadro estratégico general del sur de Europa. El paso siguiente no sería, a mi juicio, el propuesto por mi estimado compañero Schwerpunkt de apuntar hacia Oriente Medio, sino a Gibraltar. Franco, deseoso como estaba de entrar en la guerra, jamás se avendría a tal aventura sin que antes los británicos fuesen expulsados de sus bases navales en el Mediterráneo central y oriental. Pero expulsados de estas bases los británicos, Franco ya estaría totalmente maduro para avenirse a contemplar la toma de Gibraltar, más allá de las amenazas de una operación británica contra las islas Canarias. Hitler no podría ignorar la importancia estratégica, de cara a la continuación de la guerra contra Gran Bretaña, de conquistar el Estrecho de Gibraltar y cerrar así por completo ese mar crucial a los británicos. Todo esto abriría unas nuevas perspectivas de cara al desarrollo de la guerra. Pero todo esto no podía salir de la realidad italiana de la primera mitad de 1940. Esa realidad es lo que se debe cambiar en esta historia alternativa, y no lo que vino después de ella.
Saludos cordiales
JL