20 de julio de 1944: Kluge se rinde a los aliados

¿Qué pasaría si…?

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20 de julio de 1944: Kluge se rinde a los aliados

Mensaje por José Luis » Mar Feb 13, 2007 5:24 pm

¡Hola a todos!

La siguiente hipótesis contempla la rendición del Comandante en Jefe del Oeste y sus ejércitos subordinados a los aliados el 20 ó el 21 de julio de 1944. Antes de entrar a considerar mi hipótesis, quiero subrayar los hechos históricos esenciales que se dieron en Francia el 20 de julio de 1944. Sigo la fuente de Peter Hoffmann, The History of the German Resistance 1933-1945 (MIT Press, primera edición 1977).

20 de julio de 1944 en París.-

Las primeras noticias de que el intento de asesinato de Hitler iba a tener lugar el 20 de julio llegaron a París durante la mañana de ese día. Las recibió el coronel Eberhard Finckh, Jefe Suplente del Estado Mayor Oeste, y llegaban de la oficina en Zossen del general Wagner, Jefe Suplente del Estado Mayor General del Ejército. La palabra en clave era “Ejercicio” (tercera vez que se recibía en los últimos quince días) y significaba que el atentado estaba en marcha. “Ejercicio acabado” significaba que el atentado había tenido éxito.

Finckh puso en orden todos los documentos y órdenes que tenía preparados y llamó al Hotel “Majestic” para pasar la palabra en clave al teniente coronel Cäsar von Hofacker, oficial especialmente empleado en el estado mayor del general von Stülpnagel.

Un poco después de las 1400 horas, Finckh recibió otra vez de la Oficina de Wagner la segunda palabra en clave, “Ejercicio acabado”, dejando a continuación su oficina en la Rue de Surène camino de St. Germain, donde estaba el cuartel general del Comandante en Jefe del Oeste, para reportar al general Günther Blumentritt, jefe del Estado Mayor. Finckh contó a Blumentritt (que no estaba en el ajo de la conspiración) que había tenido lugar un putsch de la Gestapo en Berlín; Hitler había sido asesinado y el mariscal von Witzleben, el coronel general Beck y el Dr. Goerdeler habían formado un nuevo gobierno.

Blumentritt aceptó como bueno el informe de Finckh y telefoneó inmediatamente a La Roche-Guyon, el puesto de mando del Grupo B de Ejércitos para hablar con el mariscal von Kluge, Comandante en Jefe del Oeste y Comandante en Jefe del Grupo B de Ejércitos (este último mando desde la noche anterior, a raíz del accidente de Rommel del 17 de julio). Pero Kluge estaba de inspección por el frente, y cogió su llamada el teniente general Speidel, Jefe de Estado Mayor del Grupo B de Ejércitos. Blumentritt lo puso en antecedentes y acto seguido partió para La Roche-Guyon. Eran sobre las 1700 horas.

En el Hotel “Majestic”, el teniente coronel von Hofacker recibió una llamada de Stauffenberg poco después de las 16000 horas; el conde le comunicó que Hitler había muerto y el coup estaba en marcha. Hofacker pasó inmediatamente la noticia a su comandante, el general Stülpnagel, quien actuó de inmediato. Llamó a sus principales oficiales de estado mayor: coronel von Linstow, su jefe de estado mayor; teniente general Eugen Oberhäuser, oficial jefe de Señales; Dr. Michel, jefe de administración militar; y al teniente general Hans Freiherr von Boineburg-Lengsfeld, Comandante de París, quien llevaba largo tiempo metido en la trama de la conspiración.

Boineburg llegó con su jefe de estado mayor, coronel von Unger, entre las 1700 y 1800 horas, y recibió la orden de Stülpnagel de arrestar a todo el personal de las SS con sus oficiales, incluyendo al SS-Gruppenführer Oberg, Comandante de la Policía y oficial superior de las SS en París; si alguien se resistía debía ser liquidado inmediatamente.

Desde el “Majestic”, Boineburg alertó al 1º Regimiento de la 325ª División de Seguridad, que estaba bajo su mando, y ordenó que los arrestos del personal de las SS y SD no tuviera lugar antes de las 2300 horas para evitar el espectáculo que podía formarse entre tropas alemanas delante del público francés. El teniente coronel von Kraewel, comandante del regimiento, dirigiría la operación.

Poco después de las 1800 horas, Beck llamó a Stülpnagel para decirle que el atentado había fallado, pero Stülpnagel le aseguró que él utilizaría las tropas bajo su mando pasase lo que pasase. No podía decirle cómo actuaría Kluge, por lo que era mejor que el propio Beck se pusiera en contacto con Kluge.

A las 1815 horas, Speidel llamó a Stülpnagel para decirle que Kluge quería verle a él y a su jefe de estado mayor en La Roche-Guyon a las 2000 horas para mantener una importante conferencia. Stülpnagel salió después de las 1900 horas acompañado por Hofacker, el Dr. Horst (cuñado de Speidel) y el Dr. Baumgart, su ayudante personal. No llevó a su jefe de estado mayor, Linstow, para que se hiciera cargo del cuartel general en ausencia de Stülpnagel.

Kluge regresó de su viaje al frente sobre las 1800 horas; después de ponerlo al orden de la situación de guerra, Speidel le comunicó las nuevas del atentado. Blumentritt y Hofacker le habían comunicado sobre las 1700 horas la noticia del atentado contra Hitler, pero mientras tanto la radio había anunciado que el atentado había fracasado. Sobre las 1815 horas Beck llamó a Kluge y le comunicó que Hitler estaba muerto; se había declarado en Berlín un estado de emergencia militar que se estaba extendiendo a toda Alemania. El antiguo jefe del EMG preguntó a Kluge si podían contar con su colaboración; Kluge le respondió que debía pensarlo y después le devolvería la llamada. Poco después llegó Blumentritt.

Blumentritt repitió a Kluge lo que ya sabía por Speidel. Kluge llamó entonces al mayor general Stieff, jefe de la Sección de Organización del Ejército en “Mauerwald”, a quien conocía muy bien. Stieff le dijo que, al parecer, Hitler no había muerto, pues uno de sus oficiales de estado mayor, el mayor Ferber, había hablado con el Führer una hora después del atentado. A continuación Kluge llamó a Bendlerstrasse, saliéndole al aparato Stauffenberg. Kluge pidió hablar con Fromm, pero el conde le dijo que Fromm ya no contaba para nada y le pasó con el sucesor, el coronel general Hoepner. Éste le comentó a Kluge que los informes y declaraciones sobre el fracaso del atentado eran un montaje de las SS; las órdenes para los grupos de ejércitos ya estaban de camino por teletipo. En ese momento se cortó la comunicación; Kluge no quiso intentar restaurarla.

Acto seguido Kluge recibió la llamada del general von Falkenhausen, ex comandante de Bélgica y Francia Septentrional que había sido destituido el 14 de julio. Le dijo que ya había hablado con Beck, al igual que Kluge, pero este último no creía que el Führer hubiera muerto.

Hacia las 2000 horas los teletipos de Berlín llegaron a La Roche-Guyon, pasados desde St. Germain por el coronel Bodo Zimmermann, el oficial de operaciones. El primero anunciaba la asunción de plenos poderes por la Wehrmacht y ordenaba a los comandantes tomar el mando de todas las unidades de las Waffen SS, Servicio de Trabajo, la “Organización Todt”, todas las autoridades, funcionarios y departamentos del Partido Nazi y sus formaciones afiliadas en el área, asegurar las instalaciones de señales y eliminar a la SD. También llegó a La Roche-Guyon el mensaje que desmentía los boletines de radio, insistiendo que el Führer estaba muerto. Todo ello impresionó a Kluge, quien creyó entonces que Hitler estaba muerto, y dijo a Blumentritt: “Ha llegado una hora histórica.” Luego pasó a discutir con Blumentritt los detalles a seguir para conseguir un cese del fuego en el Oeste.

Poco después llegó un teletipo de Keitel desde la “Wolfschanze” afirmando que, a pesar de las declaraciones en contra, Hitler estaba vivo y con perfecta salud. Kluge volvió a variar de opinión y encargó a Blumentritt que llamase a todo el mundo hasta averiguar la verdad.

Poco más tarde de las 2000 horas llegaron Stülpnagel y compañía. En el encuentro inicial estaban presentes Kluge, Blumentritt, Stülpnagel, Hofacker y el Dr. Horst. Hofacker habló durante 15 minutos describiendo el plan y el curso del coup d’état, y su propio papel como oficial de enlace entre Beck y Stauffenberg, por una parte, y el grupo de Stülpnagel en París, por la otra. Acabó apelando apasionadamente a Kluge para que rompiera con Hitler y asumiera el liderazgo del movimiento de liberación en el Oeste. Kluge esperó un rato antes de decir que el asunto era una metedura de pata, negando tener idea de la conspiración, para asombro de Stülpnagel, quien, enfurecido, se contuvo pensando que el coup estaba llevándose a cabo en París y, tal vez, Kluge volviese a cambiar de idea cuando conociera su alcance.

Kluge invitó a sus colegas a cenar, momento en el que se sumó Speidel. Durante la cena, Stülpnagel pidió a Kluge una conversación en privado, y ambos oficiales se retiraron a una habitación contigua. A los pocos minutos se llamó a Blumentritt, quien al entrar encontró a Kluge furioso al enterarse de las órdenes que Stülpnagel había cursado en París (arresto de las SS y SD). Blumentritt debía cancelar esas órdenes inmediatamente, pero cuando éste telefoneó al coronel von Linstow, el momento ya era demasiado tardío para detener lo que ya estaba en curso.

Mientras tenía lugar esa cena en La Roche-Guyon (cena que Kluge levantó hacia las 2300 horas), en París se estaba arrestando sin resistencia a la Gestapo y a las SS. Los boletines de la radio anunciando que Hitler estaba vivo no atemorizaron a los oficiales de Stülpnagel en su convicción de que las SS estaban involucradas en el putsch anti-Hitler. Las llamadas de la “Wolfschanze” y Goebbels desde Berlín no tuvieron eco entre estos oficiales.

El mayor general Brehmer, portador de la “Orden de Sangre” de 1923 del Partido Nazi, se puso él mismo a la cabeza de las tropas destinadas a arrestar a los líderes superiores de las SS. Boineburg se mantuvo con sus ayudantes en la esquina de la Avenue Foch y el Boulevard Lannes, y supervisó la operación. A las 2230 horas se dio la señal y las tropas dejaron la Avenue du Bois de Boulogne. Poco después, con metralletas y pistolas preparadas, se tomaron por sorpresa todos los cuarteles de las SS y SD; salvo un disparo fortuito pero sin daños, no hubo resistencia alguna: se arrestó a todo el que estaba en los cuarteles, y los que estaban ausentes fueron llamados mediante las sirenas de alarma y arrestados. Más de 1.200 prisioneros fueron embarcados en camiones y encarcelados en la prisión de la Wehrmacht en Fresnes y en el antiguo Fort de l’Est, St. Denis. El SS-Gruppenführer Oberg fue arrestado por el mayor general Brehmer en persona. El SS-Standartenführer Knochen, oficial superior de la SD, fue requerido telefónicamente en algún club nocturno por un oficial subalterno y arrestado por el teniente coronel von Kraewel en el cuartel general de la SD en la Avenue Foch. Fue encerrado con otros oficiales SS en el Hotel “Continental” en la Rue Castiglione.

Algunos oficiales subalternos de la SD consiguieron escapar al arresto e informaron al SS-Oberführer Meyer, de la División SS “Hitlerjugend”, quien pasó la noticia al SS-Obergruppenführer Sepp Dietrich, I CPSS. Nada cambió, pues lo único que hizo Dietrich fue pasar la noticia a una autoridad superior. Mientras tanto se estaban preparando en el patio de la École Militaire, en los barracones del 1º Regimiento de Seguridad, los patíbulos donde serían ajusticiados los hallados culpables (SS y SD) por las cortes marciales que debían proceder.

Bien, no es necesario seguir con los detalles. Basta decir que, como todos saben, el golpe en París se frustró por la renuencia del mariscal von Kluge, y finalmente se liberaron a todos los prisioneros SD y SS, que, tras arduos esfuerzos diplomáticos entre unos y otros, acabaron en buenos términos con los oficiales del Heer que los habían arrestado.

Lo que quiero subrayar es que la clave del destino final del coup d’état en París fue el mariscal von Kluge. Si se hubiera decidido firmemente a favor de los golpistas, la conspiración habría triunfado en París. ¿Por cuánto tiempo? Muy probablemente el tiempo suficiente como para rendir las fuerzas alemanas de línea de frente.

Pero esto no ocurrió. ¿Cómo pudo haber ocurrido? Hasta donde es legítimo especular, yo estoy convencido de que el coup y rendición habrían tenido éxito si:

1) Rommel no hubiera tenido el accidente del 17 de julio y hubiera estado operativo el 20 de julio. Precisamente el plan del mariscal consistía en negociar la rendición con los aliados (Ike o Monty) si Hitler no daba respuesta satisfactoria a su ultimátum de 17 de julio. Con Rommel operativo, la actitud vacilante de Kluge podría haber cambiado, y en todo caso Rommel lo podría haber neutralizado.

2) Henning von Tresckow hubiese acompañado como jefe de estado mayor a Kluge cuando éste fue asignado para sustituir a Rundstedt. Tresckow, cuando estaba en el estado mayor del Grupo de Ejércitos Centro bajo el mando de Kluge, había sido una especie de voz de la conciencia y resorte decisorio en la postura de Kluge con la conspiración militar en el Este. Es probable que si Tresckow fuese el 20 de julio el jefe de estado mayor de Kluge, éste se hubiese decidido finalmente a favor de la conspiración.

Naturalmente, estas dos condiciones son insuperables, pues no se puede cambiar la realidad (Rommel tuvo un accidente grave y Tresckow estaba destinado en otro puesto). Pero, dejando esto un poco al margen, ¿qué imagináis que podría ocurrir en un escenario en el cual París y el Comandante en Jefe del Oeste se hubiesen rendido a los aliados el 20/21 de julio de 1944?

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Mensaje por Domper » Mar Feb 13, 2007 6:43 pm

Es una hipótesis francamente interesante. Aventurar una hipótesis es difícil, pero…

1. La rendición de las fuerzas alemanas en Francia hubiese causado un colapso total del frente alemán. No fue igual la derrota sufrida en Normandía, en la que se perdió todo el equipo pero escaparon buena parte de las tropas, a una rendición. Esta hubiese afectado probablemente a todas las fuerzas en Francia (con las salvedades que luego diré), pero se hubiese podido extender a otros escenarios, especialmente a Holanda, tal vez a Noruega, Italia o los Balcanes. Aun suponiendo que no afectase a estos escenarios, las consecuencias serían devastadoras:

- Se perdería por completo todo el ejército alemán en Francia. Desde las unidades de la SS hasta los oficinistas de París o la guarnición de Tolón. Recordemos que fue con esos soldados, reencuadrados en formaciones provisionales, con las que se recompuso en frente en Septiembre, ayudados por la crisis logística aliada y el mal tiempo. Pero no acaba ahí:

- Se capturarían intactos varios grandes puertos: Le Havre (el más importante, todo un premio gordo para los aliados), los puertos del Canal, los del Mediterráneo (Marsella fue muy importante para superar la crisis de abastecimientos de Otoño), Brest, Burdeos… Es posible que también afectase a Amberes e incluso Rótterdam.

- Se capturaría casi intacta la red ferroviaria francesa y sus infraestructuras (salvo las ya destruidas por los aliados). No había líneas de ferrocarril entre Cherburgo y Lorena, pero sí desde Burdeos, desde Le Havre o desde los puertos del Canal.

- El avance aliado se haría sin oposición. A saber hasta donde llegaría, y si los alemanes se reharían o no, pero probablemente llegase al Rin, y en Agosto, con un mes de buen tiempo por delante. La producción del Ruhr (ahora dentro del alcance de la aviación táctica e incluso de la artillería) podía darse por perdida.

- No sería preciso Anvil. El asalto anfibio (ya preparado) podía efectuarse contra algún otro punto de la costa, especialmente de la costa del Adriático. La repercusión de la llegada de tanques aliados al Brennero o a Zagreb en 1944 tampoco sería pequeña.

- La aviación aliada, sin tener que apoyar el avance terrestre, podría “presionar” la industria alemana, ahora con el sistema de alerta destruido: la campaña del petróleo de Spaatz estaba a pleno rendimiento.

- Es probable que los aliados de Alemania (Bulgaria, Rumania y Hungría) viesen la situación como la ocasión para desmarcarse.

- Los alemanes tenían poco a lo que recurrir. En el Frente Este el Grupo de Ejércitos Centro se había derrumbado, y la ofensiva se extendía a Ucrania. Retirar unidades de ahí era invitar a los soviéticos a llegar a los Balcanes en pleno verano.

- Si las rendiciones se extendían, se podría producir un colapso similar al del Imperio Austrohúngaro y del Imperio Turco tras la ruptura del frente de Salónica.

Es decir, militarmente la situación podía quedar entre gravísima y catastrófica. La hipótesis peor (o mejor) implicaba el colapso completo de Alemania, con las unidades aliadas librando una carrera para llegar lo más lejos posible, aunque parece probable que los soviéticos encontrasen resistencia apreciable.

La situación menos mala (o menos buena) implicaría la llegada de los aliados occidentales al Rin a mediados de agosto, con líneas de comunicación casi intactas. Los rusos estarían en las fronteras rumanas, preparados para atacar, y los alemanes tendrían todavía menos reservas que oponer. En Italia (si no se rendía) parece probable que la retirada hubiese sido hasta Bolonia o tal vez hasta el Po. Dudo que Alemania llegase hasta Navidad.

2. La rendición: como se ha repetido hasta la saciedad, es muy improbable que Montgomery o Eisenhower accediesen a negociar con los alemanes nada que no fuese una rendición amplia e incondicional. Tal vez los enviados de Kluge no encontrasen la acogida que esperaban. Hasta me parece posible que los aliados se negasen a aceptar rendiciones y lanzasen una gran ofensiva generalizada (algo así como la “ofensiva de la victoria” de la guerra civil española), y que la situación se pareciese al avance aliado por Alemania en la primavera de 1945.

Claro que siempre es posible que los aliados se lo pensasen tres veces y en el ínterin Hitler consiguiese retomar el control de sus ejércitos en Francia.

3. Cabos sueltos. Lo que yo no veo tan claro es que las unidades de la Waffen SS se rindiesen. Es posible que se produjese una guerra civil interna (parecida a la del golpe de Casado en la GCE) que favoreciese un gran ataque aliado. Eso sí, las unidades que no se rindiesen quedarían aisladas y podrían darse por perdidas. Y lo crítico sería lo que pasase con las unidades de segunda línea de guarnición en los puertos atlánticos. A cambio, muchas unidades alemanas, en un frente en descomposición, preferirían rendirse formalmente a los aliados que quedar a merced de partisanos y civiles. Eso serviría para impedir destrucciones.

4. La vertiente humanitaria: no podemos olvidar que una fracción importante de las víctimas del hitlerismo se produjeron en los últimos meses de la guerra. Anna Frank se habría salvado.

5. La posguerra. Podría pasar cualquier cosa. Los aliados occidentales habrían vencido sin necesidad de entregar media Europa a Stalin, pero…

- La sensación de “puñalada por la espalda” se repetiría, tanto en Alemania como en la URSS. Los angloamericanos no podrían alardear de ninguna victoria, sino de un lentísimo avance hasta que los alemanes se dieron por vencidos.

- Los partidos políticos prosoviéticos tendrían mucho que decir. Los Balcanes quedaron bajo la “pax sovietica”pero en este escenario parece probable que guerras civiles del tipo de la griega se extendiesen por media Europa Oriental o incluso Francia e Italia.

- El desarrollo de la bomba atómica se hubiese retrasado, y buena parte de los contratos de producción bélica se hubiesen anulado. Los equipos modernos con los que la NATO se equipó en la primera parte de la guerra fría simplemente no se hubiesen fabricado: ni tanques Pershing o Centurión (M4/76 como mucho), los reactores se hubiesen retrasado, etc. Al fin y al cabo contra Japón (en verano de 1944 en pleno declive) no se precisaba equipo tan moderno.

En resumen, me parece una combinación explosiva. Una URSS (Stalin) con la sensación de haber sido traicionada, con un gran prestigio militar. Unos aliados occidentales que habían conseguido una victoria tras una traición. La población alemana misma es probable que tuviese la misma sensación de traición que en 1919. Sin bomba atómica ni equipo moderno. Y guerras de guerrillas en la zona d e”contacto” entre soviéticos y anglosajones. Si sumamos la miopía de un Roosevelt enfermo frente a los rusos, el cóctel era ideal para una nueva guerra en Europa antes de 1950.

6. La patata caliente. El problema que veo siempre en cualquier hipótesis relacionada con un asesinato de Hitler o un golpe de estado, está cuando los conspiradores descubriesen lo que había pasado en los campos. En este escenario Hitler sigue vivo, pero a saber por cuanto tiempo. Esos alemanes que no estaban derrotados cuando la rendición, serían juzgados por los vencedores. Interesante.

Saludos

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Mensaje por José Luis » Mar Feb 13, 2007 7:20 pm

Interesantes y ponderadas especulaciones, Domper. Y algunos puntos realmente preclaros. No entro ahora a valorarlas, pues antes prefiero esperar más opiniones. Pero quisiera hacer hincapié en tu punto número 6, que considero fundamental.

La probable "guerra civil" y el renacimiento del sentimiento de la "puñalada por la espalda" eran riesgos que habían sido considerados extensamente por los conspiradores. Había algo en lo que todos ellos coincidían para evitar esos riesgos: denunciar tras el éxito del coup d'état (con Hitler muerto o vivo) los asesinatos masivos del régimen nazi. En una palabra, destapar todo el asunto de los genocidios y campos de exterminio.

Precisamente, Rommel, que no era muy partidario de asesinar a Hitler, sino de detenerlo, quería que un tribunal alemán juzgara a los líderes nazis por esos crímenes monstruosos.

Este punto, de conseguirse, sería sin duda un golpe terrible para la masa alemana que todavía apoyaba a Hitler, masa que recuerdo era mucho menor que aquella que quería la paz ya. Y probablemente con ello se hubiera evitado la "guerra civil".

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Mensaje por beltzo » Mar Feb 13, 2007 8:13 pm

Hola a Todos:
Rommel no hubiera tenido el accidente del 17 de julio y hubiera estado operativo el 20 de julio. Precisamente el plan del mariscal consistía en negociar la rendición con los aliados (Ike o Monty) si Hitler no daba respuesta satisfactoria a su ultimátum de 17 de julio. Con Rommel operativo, la actitud vacilante de Kluge podría haber cambiado, y en todo caso Rommel lo podría haber neutralizado.

Esa fue en mi opinión el quid de la questión y me temo que tras la retirada de Rommel de la circulación, el éxito en Francia era imposible y me explico.

1º Era Rommel y no Kluge quien había obtenido garantías por parte de los líderes de las waffen SS en Francia, Dietrich y Hausser, de que estas le seguirían cualquiera que fuesen sus órdenes.

2º Uno de los problemas que más preocupaban a Kluge y Rommel era el de si las tropas seguirían sus ordenes o se amotinarían, si alguien podía conseguir que le siguieran cuales quieran que fuesen las circunstancias ese era nuevamente Rommel y no Kluge.

3º Un intento de negociación de Kluge con los aliados tenía más bien pocas posibilidades de progresar, o al menos eran bastante menores que si la propuesta partía de Rommel, en todo caso aunque los aliados no mostrasen ninguna receptividad, era Rommel y no Kluge, quien había mostrado sus intenciones de que en ese caso abriría el frente y no seguirían luchando, es decir que en el fondo importaba más bien poco que los aliados se avinieran o no a negociar.

4º Si alguien tenía claro los pasos a seguir y la audacia necesaria para llevarlos a cabo, este era nuevamente Rommel y no Kluge.

Con estos pocos puntos y alguno más que se podría añadir creo que queda bastante claro que no existía en el frente occidental ningún mando capaz de sustituir a Rommel.

Tampoco tengo clara la reacción de las SS y la Gestapo en Alemania porque las implicaciones de Himmler en la trama distan mucho de estar claras.

En cuanto a lo que sucedería en el caso de tener éxito es imposible de saber aunque lo más seguro es que los aliados llegaran hasta el Rhin antes de septiembre sin ningún problema, e incluso llegados a este punto, con el ejército occidental prisionero o simplemente haciendo gala de pasividad se me hace difícil saber con que les iban a parar los alemanes en su camino a Berlín.

En otro orden de cosas, no llego ni siquiera a imaginar la reacción de Stalin si los alemanes abren el frente occidental teniendo en cuenta que en 1945 cuando Wolff estaba negociando con los aliados en Italia ya se puso hecho una furia y las tensiones entre los aliados se agudizaron notablemente.

Saludos
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Mensaje por Erwin Rommel » Mié Feb 14, 2007 1:34 am

Como minimo se hubieran salvado centenares de miles de vidas humanas, sobre todo de civiles indefensos, pues las fuerzas angloamericanas no comienzan a bombardear intensivamente Alemania hastal 1944. Seguramente no habríamos conocido el horror de la devastación de Dresde y las tormentas de fuego que diezmaron a la población alemana, las V1 y V2 no hubieran casi golpeado a Londres, aunque probablemente tropas de elite como la 12.ª División Acorazada SS y la Panzer Lehr se hubieran replegado intactas hacia Alemania y todos los refuerzos de las Ardenas se hubieran empleado en el frente oriental, pues es bastante probable que los angloamericanos hubieran respetado el plan eclipse, por otra parte conocido por los alemanes, a los que se podria hacer una oposicion testimonial, mientras se empleaba todo el esfuerzo contra los rusos, si bien yo creo que las consecuencias de una rendicion en francia, a manos de militares del calibre de Von Kluge y sobre todo de Rommel, con la mas que probable peticion por parte de estos al pueblo aleman de rebelarse contra el nazismo y acabar de una vez con el sufrimiento, habria traido una "guerra civil" que creo que hubiera terminado con el regimen nazi desde dentro, al imponerse la Wehrmacht a las SS, con toda seguridad.
Es solo una opinion. Un saludo

Domper
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Mensaje por Domper » Mié Feb 14, 2007 9:09 am

En caso de rendición en el Oeste, las probabilidades de que una unidad acorazada se retirase a Alemania eran ínfimas. Por sus propios medios no podía (un Panther rodando 600 Km) y no dispondría de la red de ferrocarriles. Y lo que era impensable es que en 1944 los norteamericanos hubiesen permitido una retirada en el Oeste para combatir a los rusos en el Este.

Sorbe víctimas, todas lo son, pero la mayor parte de las muertes en ese periodo lo fueron a manos alemanas. Dresde es terrible, peor Bergen Belsen.

Saludos

Erwin Rommel
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Mensaje por Erwin Rommel » Mié Feb 14, 2007 2:10 pm

Estimado Domper, permitame que discrepe con usted, Bergen Belsen no fue peor que Dresde, ambas fueron atrocidades sin motivo que no se pueden volver a repetir, calificando a Bergen Belsen como peor, estamos en cierto modo justificando Dresde y justificar lo injustificable solo puede traer que los hechos se repitan. Un pueblo, en este caso la raza humana, que no aprende de sus errores, esta condenado a repetirlos.
Un saludo camarada.

maximus

Mensaje por maximus » Mié Feb 14, 2007 6:48 pm

Me atrevo a mencionar el caso de Argelia en noviembre de 1942. El almirante Darlan no sólo se rindió, sino que, empeñado en su personal supervivencia, pasó todo el ejército colonial francés al bando aliado. Algo parecido ocurrió en Italia en septiembre de 1943 (como se ha visto en alguna película italiana) cuando las tropas italianas se cambiaron de bando de un día a otro. Pero ahora no serían tropas italianas, sino alemanas.


Teniendo en cuenta las alabanzas de Churchill a Rommel y su fama, qué duda cabe que la guerra civil estallaría con un ejército alemán "democrático" y la guerra acabaría antes de Navidad de 1944.

Sin duda el gran perjudicado sería Stalin y el gran beneficiado la población civil. No creo lo de la "puñalada por la espalda". Para los alemanes "buenos" sería fácil autoconvencerse de la teoría actual de que el pueblo inocente fue engañado por una banda de locos. Al fin y al cabo, los aliados fueron generosos con Alemania al final de la guerra, ¿por qué no iban a serlo en estas circunstancias?

Lo que pasa es que me gustaría conocer con más detalle lo de que Rommel estaba dispuesto a "pasarse" incondicionalmente. Me parece poco creíble en alguien que se resistía liquidar físicamente a Hitler.

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Mensaje por José Luis » Mié Feb 14, 2007 8:03 pm

¡Hola a todos!

Maximus, Rommel no era partidario de asesinar a Hitler por la sencilla razón de que prefería arrestarlo y juzgarlo para que el pueblo alemán conociera sus crímenes. Pero que no fuera partidario no quiere decir que no apoyase el atentado en última instancia. De hecho, tanto él como Rundstedt (o Kluge, ahora no recuerdo con exactitud) solicitaron al coronel general Beck a finales de junio que si no había otra solución que intentar asesinar a Hitler, entonces Stauffenberg debía llevarse por delante igualmente a Himmler y Göring.

Ahora, es necesario conocer el pensamiento de Rommel. Él estaba totalmente convencido (ya cuando llegó Kluge sustituyendo a Rundstedt), de que el frente de Normandía, y con él el de Francia, no resistiría más allá de dos o tres semanas. Y no le faltaba razón. Una vez más, el "Zorro" demostró que sus cálculos eran mucho más realistas que los de otros impenitentes optimistas. Pero además, era un pensamiento compartido por los principales altos mandos de campo (Dietrich y Hausser incluidos), no siendo ajeno a esta realidad el propio Kluge, que había llegado a asumir su nuevo mando con "supervitaminas hitlerianas", si me permitís la expresión. La aplastante superioridad material y humana aliada a todos los efectos, y una supremacía aérea absoluta (no sólo superioridad aérea, que aún sería llevadera), hacían ver al más fanático de los fanáticos comandantes alemanes que la derrota era una certeza inevitable. Más aún cuando no había la más mínima posibilidad de compensar con refuerzos las enormes pérdidas alemanas desde el día 6 de junio. Por tanto, ¿qué objetivo tenía seguir combatiendo inútilmente?

Para Rommel era imprescindible evitar más sufrimientos al pueblo alemán y al soldado alemán. Sabía, sentía, le dolía que toda una generación de jóvenes alemanes fuera condenada a la muerte por el capricho de un chiflado fanático como Hitler, que además ya conocía por monstruoso criminal. Por eso en su ultimátum de 17 de julio a Hitler, Rommel daba a entender que si el dictador no extraía las conclusiones políticas del grave momento que se vivía, entonces él se sentiría liberado para actuar conforme a su conciencia.

Y para ello estaba dispuesto a llegar hasta las últimas conecuencias; es decir, si Ike y Monty no aceptaban finalmente una rendición condicionada, Rommel estaba igualmente dispuesto a rendir sus ejércitos, y abrirles a los aliados el camino a Berlín. Después, ya sería responsabilidad de los aliados el cómo quisieran actuar.

Estas intenciones de Rommel están formuladas por su jefe de estado mayor, el teniente general Speidel, por su ayudante de la Kriegsmarine, Ruge, y confirmadas por su hijo Manfred en conversaciones con el mariscal, entre otros testimonios.

Ahora bien, lo que no entiendo de tu frase, Maximus, es el entrecomillado "pasarse". Si insinuas que Rommel estaba dispuesto a luchar con los aliados contra las fuerzas leales a Hitler, esto es un disparate.

Cambiando de tercio, el problema crucial que no entendieron muchos "conspiradores" alemanes (Rommel incluido), es que los aliados jamás aceptarían negociar con un régimen nazi; no sólo era necesario eliminar a Hitler, sino a todo el liderazgo nazi, y formar una gobierno representativo del pueblo. Esto necesita una explicación.

Es una idea común que a raíz de la Conferencia de Casablanca de enero de 1943, durante la cual los aliados lanzaron su declaración de rendición incondicional de los alemanes, una negociación pactada para el final de las hostilidades era imposible si no se daba bajo términos de incondicionalidad. La realidad, como casi siempre, es más sutil.

Cuando Marcus Wallenberg, el banquero suizo contacto de Goerdeler, preguntó a Desmond Morton, secretario personal de Churchill, si un acuerdo de paz sin "rendición incondicional" era imposible, Morton respondió categóricamente no. Churchill no tenía intención de continuar innecesariamente la guerra, y su objetivo principal era eliminar el Nazismo y crear garantías para preservar la paz en el futuro.

Esta respuesta fue comunicada por Marcus a Goerdeler. Todo este asunto está explicado y documentado en Gert Nylander, German Resistance Movement and England: Carl Goerdeler and the Wallenberg Brothers (Banking & Enterprise, Stockholm, 1999), disponible en la Red.

El problema es que una negociación anglo-germana después de la invasión aliada de Normandía se hacía mucho más cuesta arriba. Pero era necesario intentarlo desde el punto de vista alemán. La guerra estaba rematadamente perdida, y lo que ocurriera después de una rendición, condicional o incondicional, de los ejércitos alemanes en Francia a los aliados era un problema de éstos, no de aquellos.

Tampoco se ha de perder de vista el irrealismo político de muchos de los conspiradores alemanes en sus perspectivas futuras (sobre todo con respecto al Este), pero ha de entenderse el momento infernal que los atenazaba.

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beltzo
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Mensaje por beltzo » Mié Feb 14, 2007 11:08 pm

Hola de Nuevo:

Lo primero que hay que tener claro es que el atentado contra Hitler y la rendición o apertura en el frente occidental eran dos conspiraciones diferentes, aunque hubiese gente encargada de coordinarlas y sus fines pudiesen ser más o menos los mismos, en un caso el alma mater era Stauffenberg y en la otra Rommel.

Rommel sabía desde finales de 1942 y así se lo había manifestado al propio Hitler que la guerra estaba pérdida, en principio pensando, que sólo sería cuestión de hacérselo ver al fuhrer y que este tomara las pertinentes conclusiones, conforme fue pasando el tiempo Rommel se fue enterando de las atrocidades cometidas en nombre del pueblo alemán y de que el fuhrer hacia oídos sordos a cualquiera que se atreviese a decirle la verdad, es cuando empieza a barajar la idea de negociar con los aliados.

La idea es hacerlo antes de que se produzca la invasión, a cambio de un compromiso angloamericano de detener los bombardeos sobre Alemania ellos detendrán a Hitler y negociaran la paz, con ello evitarían a los aliados los costes de una invasión y soslayar la imposibilidad política de negociar nada con Hitler.

Una vez que se produce la invasión y ante la imposibilidad de rechazarla las cosas han cambiado, se intentará negociar un alto el fuego incondicional con los aliados y si estos se niegan abrirá las puertas a los invasores, en sendas reuniones con Hitler el 17 y el 29 de Junio, Rommel intentó de nuevo convencer a Hitler de la realidad con ningún resultado salvo que en la segunda ocasión Hitler le echara con cajas destempladas de la reunión. Para cuando cae herido tenía aseguradas la lealtad de muchos de los altos oficiales del frente occidental incluidas la waffen SS y había enviado un memorando a Hitler que era claramente un ultimátum, (Kluge había tenido sus dudas para cursarlo), lo que deja claro que el momento estaba cercano.

¿Pero cual hubiese sido ese momento? Rommel creía que era conveniente que los aliados salieran de su cabeza de puente, pensaba, con buen criterio por otra parte, que era imposible ordenar a unos hombres no derrotados deponer las armas y marchar al cautiverio, tampoco había ninguna razón de que obedecieran estas ordenes, ahora bien, con un ejército vencido y con los aliados siguiéndoles de cerca, las cosas serían muy diferentes.

Esto muestra el realismo de Rommel, mucho mayor que el de la mayoría de sus contemporáneos, había ideado una estrategia alternativa para el caso de que los aliados no quisieran hablan con él y había fijado el momento ideal para llevarla a cabo cuando las probabilidades de éxito eran mayores (o lo que es lo mismo cuando podía estar más seguro de que las tropas seguirían sus ordenes).

Esta estrategia alternativa era muy importante porque realmente había pocas posibilidades de que los aliados hablaran con él, Italia no era un precedente válido porque allí las conversaciones las llevaron a cabo representantes del gobierno italiano que acabaron con la rendición incondicional, y, en la idea de Rommel como en la de los otros conspiradores no entraba la rendición incondicional ante la URSS, los aliados no iban a poner en un brete su alianza aceptando sin más una rendición solo ante las potencias occidentales, aunque en estos temas nunca se sabe. En todo caso hubiese sido imposible de llevar a cabo por parte de Rommel una rendición incondicional también en el este por la sencilla razón de que las tropas alemanas con toda seguridad no lo hubieran aceptado, abriendo el frente occidental soslayaba ambos problemas, la patata caliente estaría en manos de los aliados, en caso de tener éxito lo que era seguro es de que se evitaría una invasión soviética de territorio alemán y la guerra se acortaría ostensiblemente.

Rommel era absolutamente contrario a eliminar a Hitler, pensaba que existía el riesgo de convertirlo en un mártir sobre todo si las cosas se ponían dificiles y eso era muy peligroso, en su lugar con su detención y enjuiciamiento, se evitaría este problema y además pondría al descubierto la magnitud de sus crímenes, lo que con toda seguridad abriría los ojos a muchos alemanes con dudas.

En cuanto a lo que sabía Rommel sobre el atentado del 20 de julio hay testimonios divergentes, esta claro que sabía de las intenciones del grupo de Beck y Stauffenberg, pero muy posiblemente no los detalles, en todo caso esto es lo que dijo su mujer tras la guerra y no tenía motivos para mentir sobre ello, más bien al contrario, estaba bien visto estar implicado en la conspiración.

Saludos
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Mensaje por Domper » Jue Feb 15, 2007 10:18 am

Erwin Rommel escribió:... Bergen Belsen no fue peor que Dresde, ambas fueron atrocidades sin motivo que no se pueden volver a repetir, calificando a Bergen Belsen como peor, estamos en cierto modo justificando Dresde y justificar lo injustificable...
Que yo sepa, los tribunales sí distinguen entre muertes, y no se considera igual la del soldado en acción de guerra, la del civil fallecido en un bombardeo, o el exterminio organizado de un grupo social. No se juzgó a la Luftwaffe por bombardear Varsovia, Belgrado o Stalingrado (donde, por cierto, el número de víctimas fue similar al de Dresde) sino a los nazis por genocidio.

Por cierto, uno encuentra lamentaciones por Dresde, pero muy pocas por Belgrado, donde decenas de miles de civiles murieron en un ataque dirigido expresamente para aterrorizar a la población y sin declaración de guerra.

Y equiparar Dresde o Hamburgo (que fueron salvajadas) con los campos de exterminio (que fue una abominación) lo que hace es restar gravedad a los crímenes nazis.

Saludos

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Mensaje por José Luis » Jue Feb 15, 2007 10:30 am

¡Buenos días a todos!

Estimados Domper y Erwin Rommel,

Os recuerdo que el tema del topic no versa sobre "crímenes de guerra" y "crímenes contra la humanidad". Espero que ese deriva quede acotada.

Saludos cordiales
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Mensaje por Domper » Jue Feb 15, 2007 10:54 am

Yo sigo sin ver nada claro lo de la negociación. Y me explico:

Una cosa es que Churchill se conformase con la destrucción del nazismo (y no lo tengo nada claro, luego iré a ello) y otra que lo aceptase Roosevelt, que era el realmente importante en la alianza. Y me parece muy improbable que Roosevelt aceptase traicionar a Stalin (porque una rendición en un único frente es precisamente eso).

Como se ha dicho, parece poco probable que Rommel consiguiese que se rindiesen unidades que a esas alturas se defendían bien. Pero supongamos lo que no ocurrió, que el atentado tiene éxito, que Hitler muere o queda incapacitado, bien por las heridas o por acción de los conspiradores. Que una nueva cúpula llega al poder y pretende negociar con los aliados.

La situación de Alemania es aparentemente muy buena. Ha sido bombardeada sin piedad (lo que suele enconar la opinión pública), pero sus ejércitos dominan el 90% de Francia, media Italia, los Países bajos, Dinamarca y Noruega, Polonia, los Balcanes y Ucrania. Sus ejércitos en el Oeste no han sufrido derrotas catastróficas salvo la de Túnez, que podría achacarse a los italianos, su fuerza aérea sigue siendo potente, hasta conserva parte de su marina. Se están desarrollando armas muy avanzadas. En esa situación ¿qué estaría dispuesta a negociar?

¿Aceptaría siquiera volver a 1939? Es decir, abandonar todas sus conquistas, incluso el corredor de Danzing. Me parece difícil que se aceptase eso. Mucho menos volver a 1933: independencia de Austria y Checoslovaquia y desmilitarización.

¿Y los aliados? Podemos pensar lo que queramos de Churchill, Roosevelt o Stalin, peor no eran tontos. Sabían que incluso una vuelta a la situación de 1933 sería simplemente plantar la semilla para una nueva guerra a la siguiente generación. Si algo se había aprendido de 1918 era que o se lograba una victoria total con descomposición del enemigo (como lo ocurrido con los imperios austrohúngaro o turco) o se había luchado para nada. Supongo que lo mínimo que exigirían sería unas condiciones draconianas, mucho más duras que las de 1919, que incluirían no sólo la vuelta a las fronteras (con correcciones fronterizas al alza) sino el juicio de los responsables en un tribunal no alemán, y la desmilitarización total con vigilancia armada.

Muy interesante sería la cuestión de las reparaciones. Los aliados habían padecido millones de víctimas (aun sin contar el genocidio, luego iré) y tremendos destrozos. De nuevo la experiencia de 1919 era frustrante, los tribunales alemanes no habían actuado contra los criminales (unos pocos juicios con penas simbólicas) y las reparaciones sólo sirvieron para aumentar el odio.

En resumen, esa supuesta negociación me parece similar a las fallidas durante la Gran Guerra: los aliados tendrían unas exigencias mínimas que serían inaceptables para Alemania, que supongo pretendería conservar al menos alguna conquista: parte de Polonia y un control parcial sobre los países ocupados. Dile al negociador alemán que no sólo no aceptas que Alemania conserve bases en Noruega, sino que tiene que entregar a Quisling y todos sus colaboradores para ser juzgados y ejecutados por traición, y que se pondrá un gobierno enemigo de Alemania.

Más divertido sería si no se conseguía apartar a Himmler, Goering o Bormann del poder. Imaginar a Roosevelt negociando con Himmler es absurdo.

Precisamente la rendición italiana puede servir como guía. Se trata de una rendición incondicional: el texto del el armisticio simplemente enumera unas condiciones que los italianos deben cumplir (y que no cumplieron) y se reserva el derecho a imponer nuevas condiciones cuando y como se quiera. Eso, con un gobierno que no había sido el que inició la guerra, que era ridiculizado pero no odiado, y que no estaba implicado en crímenes de guerra (salvo hechos puntuales): compárese la ocupación alemana y la italiana en Grecia o Francia.

Y queda la “patata caliente”. Hay que suponer que los generales alemanes no conocían los detalles del Holocausto, pues si era así merecían haber sido colgados al lado de los nazis. De repente se encuentran con que hay unos campos en los que se ha asesinado a millones de personas ¿qué hacer? Si se intenta ocultar, mancha al nuevo gobierno. Si se publicita, llegaría la reacción aliada.

Parémonos a pensar el efecto que tuvieron las imágenes de los campos liberados en la primavera de 1945 en la opinión pública aliada (después de todo, eran democracias). Y que ahora venga Rommel o quien sea diciendo “ya nos encargamos nosotros del juicio” (insisto, los juicios tras la Gran Guerra fueron una farsa). La sensación de los aliados sería que los alemanes habían tratado de engañarles (negociando un tratado mientras ocultaban lo de los campos) y lo mínimo que imagino es un ultimátum exigiendo una rendición incondicional. Simplemente este punto hace que me parezca imposible un acuerdo con los aliados.

Lo que creo que hubiese pasado es que el gobierno sucesor de Hitler hubiese sido una especie de gobierno Kerensky, que se hubiese visto obligado a seguir en guerra pero que se hubiese derrumbado a corto plazo.

Saludos

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Mensaje por beltzo » Vie Feb 16, 2007 12:55 am

Hola de Nuevo:

Domper me parece que partes de la base de que los aliados no iban a negociar nada con los alemanes, esto es probable que fuese así, pero precisamente esto es lo que Rommel había previsto, abrir el frente no necesitaba de ninguna negociación, era indiferente a la actitud que pudiesen tener los aliados y no había ninguna condición en ello, simplemente las que los aliados quisieran imponer después, esto podía ser muy duro para los alemanes, (ahí existía claramente el riesgo de que si Hitler era asesinado para muchos alemanes se convirtiera en un martir), pero Rommel pensaba que era lo mejor para Alemania, se detendrían las matanzas y destrucción sin sentido y se evitaría una entrada de los soviéticos a sangre y fuego en Alemania. Por eso es importante distinguir entre la conspiración del 20 de julio que si pretendía algún tipo de negociación con los aliados, con la de Rommel en el frente occidental que en su versión alternativa no necesitaba de ningún tipo de negociación, y esto es precisamente lo que la hacía mucho más viable, se trataba de una especie de carta blanca para los aliados, en realidad una rendición incondicional encubierta en ambos frentes, porque si los aliados occidentales entran en Alemania la guerra contra la URSS simplemente no podía continuar.

El principal problema era encontrar el momento propicio para tener la mayor seguridad de que las tropas seguirían sus ordenes pero esto también lo había previsto, y si alguien podía conseguirlo era él, ningun otro general era tan apreciado entre la tropa, por ello dije en mi primera intervención que sin Rommel no había nada que hacer, si además, quien tiene que tomar la responsabilidad es alguien que tiene las cosas tan poco claras como Kluge, entonces apaga y vámonos...

Saludos
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Mensaje por Domper » Vie Feb 16, 2007 9:42 am

Mi impresión es que los conspiradores lo que trataban era de reemplazar a los nazis por un gobierno digno (militar, por supuesto) que negociase algo con los aliados. Ya lo he comentado en otros foros, todos esos conspiradores no pasaron a las obras hasta que pintaron bastos. No creo que apoyasen una rendición.

Sorbe lo que pensase Rommel, tengo mis dudas. No creo que resulte tan fácil que un ejército que resiste bien y que no ha sido derrotado se rinda así como así. El riesgo que alguien tome una decisión “rara” (por ejemplo, Kluge) es demasiado alto. Cualquier alemán, de capitán para arriba, sabía que si el ejército del Oeste se rendía implicaba la derrota sin paliativos, y no se podría negociar nada.

Un problema, que sólo había referido de pasada, era que los alemanes se habían mostrado proclives a olvidar lo firmado. Está el proverbio “si me engañas una vez, deshonra para ti, si me engañas dos veces deshonra para mí” que los aliados conocían demasiado bien. Un mariscal con monóculo (fuese prusiano o no) no era la figura que merecía más credibilidad.

Y el problema, repito, era el genocidio. El régimen alemán había tenido un comportamiento vesánico que lo apartaba de las naciones civilizadas, y que impedía cualquier negociación.

Sobre los efectos de un final de la SGM que no incluyese una gran derrota alemana en el Oeste ya he hablado. Al final los alemanes siempre podrían acusar de Stalingrado a los rumanos, de la rendición a Rommel, y queda lo de la puñalada por la espalda.

Saludos

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