Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Dom Feb 19, 2012 10:23 am

¡Hola a todos!

La primera planificación ofensiva soviética en el frente polaco se llevó a cabo a principios de 1920 bajo la dirección de Shaposhnikov (jefe del departamento de operaciones del Estaso Mayor de Campaña) a instancias del Consejo Militar-Revolucionario de la República (Revvoensoviet). Un día antes de la oferta de paz oficial soviética a Polonia, la planificación fue presentada a Trotsky, jefe del Revvoensoviet, por el nuevo comandante supremo, Sergei S. Kamenev. Teniendo en cuenta que las tropas bolcheviques todavía estaban comprometidas en los frentes del Cáucaso y Crimea, no se podía considerar una ofensiva a gran escala en el Oeste, sino ataques decisivos y con energía con el objetivo de arrancarle a Polonia la iniciativa estratégica y forzarla a la defensiva. El ataque principal debía efectuarse desde el área de Drissa-Polotsk-Lepel en el norte con dirección a Minsk a mediados o finales de abril de 1920. Esta futura ofensiva en el Territorio del Noroeste permitiría a la Rusia Soviética contactar directamente con Alemania; también se planificó un ataque auxiliar en el Territorio del Suroeste.

En este último, en el que Lenin mostró gran interés, Stalin propuso la creación de una fuerza de ataque con tropas de Galicia, en la inteligencia de que, involucrando a Galicia, con su conexión directa con Checoslovaquia y Hungría,
los soviéticos tendría una ruta directa para la revolución en esos países. El 10 de marzo de 1920, Kamenev entregó el plan de Shaposhnikov al comandante del Frente Occidental, Vladimir Gittis, y a estas alturas el comienzo previsto de la ofensiva se había revisado para el 5 de mayo. El 20 de marzo, a petición de Kamenev, Lenin sacó a Tukhachevsky del Frente del Cáucaso para ponerlo al mando del Frente Occidental reemplazando a Gittis, quien carecía de experiencia en operaciones ofensivas. Tukhachevsky contaba con los elogios de Kamenev como un especialista en la ofensiva por sus operaciones contra Denikin.

De todas formas, el liderazgo soviético estaba empezando a considerar el riesgo que supondría una ofensiva de gran calado. Algunos como Trotsky creían que una empresa de ese calibre podría servir de excusa a la Entente para su intervención militar, mientras que otros como los bolcheviques polacos de Rusia ya habían advertido meses antes a Lenin de que una invasión de Polonia por el Ejército Rojo provocaría la unión de todos los polacos para una “guerra nacional”. En opinión de estos últimos era mejor una doble aproximación: primero crear una atmósfera revolucionaria en Polonia intensificando las ofertas de paz y la propaganda comunista; luego asestar al ejército polaco una grave derrota (pero nunca en una gran ofensiva que llegara a las fronteras étnicas de Polonia) que sirviera como catalizador para la desintegración.

Chicherin apoyó totalmente esa táctica doble, indicando a Lenin el 22 de abril que, primero y sobre todo, había que continuar con la política de ofertas de paz, y después conseguir una ofensiva exitosa parcial que ayudaría a desintegrar al ejército polaco, pues una ofensiva mayor que incluyera la invasión de la propia Polonia despertaría el espíritu defensivo incluso en una gran parte de la clase trabajadora. Lenin y Trotsky se mostraron de acuerdo.

Por su parte, los polacos no desconocían las intenciones propagandísticas soviéticas, pero no podían ignorar sus ofertas de paz dada la nueva situación internacional. La Entente ya no quería combatir a la Rusia Soviética, pues Gran Bretaña había adoptado una nueva política de “paz mediante mercado” y Francia parecía desorientada. Londres dio libertad a Varsovia para tratar el asunto, si bien subrayó su preferencia por la paz, mientras que París aconsejó una imposible política de “alambrada” que no significaba ni paz ni guerra. Con la firma de un tratado de paz entre la Rusia Soviética y Estonia el 2 de febrero de 1920, Varsovia debía decidir por sí misma entre la paz y la guerra con la Rusia Soviética.

Como Pilsudski no creía en la sinceridad de las ofertas de paz soviéticas, desconfianza que también compartía París, el líder polaco decidió comenzar las preparaciones para una ofensiva en el Territorio del Suroeste antes de que los soviéticos tuvieran tiempo de concentrar sus tropas en el frente polaco. El objetivo de la ofensiva, teniendo en cuenta la superioridad inicial de las fuerzas polacas, era desbaratar los preparativos soviéticos para una ofensiva y destruir el grueso de las tropas bolcheviques, forzando a Moscú a conceder a Polonia una paz del vencedor.

Sin embargo, y aunque fuese una posibilidad muy remota, el gobierno polaco preparó los términos de una paz victoriosa sin necesidad de lucha. La primera condición era la renuncia de Rusia a los territorios adquiridos en las particiones de Polonia, y en tal sentido el Ejército Rojo tenía que retirarse más allá de la frontera pre-partición de 1772. El territorio dejado sería administrado por Polonia conjuntamente con los representantes de los cuatro países, dos invitados por Varsovia y dos por Moscú. Esta administración organizaría el territorio según el principio de autodeterminación nacional. Las otras condiciones incluían el reconocimiento soviético de, y su no interferencia en, los estados nacionales establecidos dentro de las fronteras del antiguo imperio ruso, la renuncia de propaganda revolucionaria fuera de las fronteras soviéticas, y las reparaciones por las pérdidas ocasionadas por las evacuaciones forzosas rusas de 1914-1915, por la Revolución de 1917 y por las tropas bolcheviques en la guerra actual.

Estas condiciones preliminares fueron presentadas al Comité parlamentario de Asuntos Exteriores el 23 de febrero de 1920, que las aprobó vagamente. El 8 de marzo se consideró que la retirada soviética más allá de las fronteras de 1772 sería la máxima demanda polaca, y la mínima sería una “línea de seguridad” trazada en algún lugar entre la “línea estratégica actual” (la actual línea de frente) y la frontera de 1772. Latgalia, que estaba dentro de la frontera de 1772, sería cedida por Polonia a Latvia, pero Polonia quedaría con la mitad oriental del condado de Ilükste de Curlandia, al sur de Daugavpils, donde, según las estadísticas polacas y letonas, había muchos más polacos que letones. En el Territorio del Suroeste, los polacos apoyarían un estado ucraniano independiente con su frontera occidental a lo largo del río Horyn, ligeramente al este del Styr. La frontera oriental de Ucrania quedaría determinada por Ucrania y Rusia. Polonia, después del tratado de paz con la Rusia Soviética, definiría sus fronteras con Lituania, con Wilno del lado polaco. Se abandonaría la idea de un estado federado bielorruso con Polonia por una especie de autogbierno bielorruso, con las regiones de Grodno del lado polaco.

En suma, eran las típicas condiciones de paz que una país victorioso imponía a uno derrotado, no siendo sin embargo el caso; pero sus términos maximalistas daban margen de maniobra a los polacos para negociar, si bien Pilsudski no creía para nada que los soviéticos las aceptaran. Una vez perfiladas y elaboradas las condiciones para un tratado de paz, los polacos (Patek) respondieron a Chicherin (a la oferta de paz oficial que había hecho el 28 de enero) el 27 de marzo diciendo que estaría dispuesta una delegación polaca para reunirse con su homóloga soviética el 10 de abril en Borisov, una ciudad en la lídea del frente ocupada por los polacos, en la principal línea de ferrocarril que unía Minsk con Smolensk, y así Varsovia con Moscú. Se declararía un armisticio local durante el tiempo de las negociaciones.

En la siguiente intervención veremos la respuesta soviética.
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Mensaje por José Luis » Mar Feb 21, 2012 8:19 am

¡Hola a todos!

Chicherin respondió a la oferta de Patek pidiendo que las negociaciones tuvieran lugar en un terreno neutral, Estonia, y que el armisticio durante las mismas cubriera todo el frente polaco-soviético. Para los soviéticos, un armisticio local en Borisov, tal como proponían los polacos, frustraría sus preparativos para su ofensiva en el Territorio del Noroeste, en marcha desde el 10 de marzo, mientras que los polacos serían libres de continuar con su ofensiva en el Territorio del Suroeste.

Ahora bien, un armisticio general era inaceptable para Pilsudski, pues su plan era atacar a los soviéticos antes de que completaran sus preparativos para una ofensiva. Sabía que el tiempo corría a favor de los soviéticos y, en aconsecuencia, en el intercambio de notas que siguió, Patek subrayó que la conclusión de un armisticio general requeriría mucho tiempo de negociaciones. Además, habían sido los propios soviéticos quienes habían pedido a los polacos que determinaran la fecha y el lugar de las negociaciones, no indicando preferencia alguna de su parte. Chicherin respondió afirmando que la continuación de la guerra y sus nefastas consecuencias sería culpa exclusiva del gobierno polaco.

Mientras Patek discutía las negociaciones con los bolcheviques, Pilsdudski buscó aliados entre las naciones de las zonas fronterizas. Sus intentos para formar una alianza militar defensiva con Latvia fracasaron finalmente, y no dio mejores resultados su aproximación a Bielorrusia. Sin embargo, pese a las dificultades de la negociación, Pilsudski concluyó con Petliura un acuerdo de alianza entre Polonia y Ucrania el 21 de abril de 1920. De acuerdo con el mismo, Polonia reconocía a la República Popular Ucraniana liderada por Petliura, mientras que las fronteras entre ambos países dejaban Galicia del Este y la Volhynia del Oeste en el lado polaco; las minorías ucranianas y polacas de ambas partes de la frontera disfrutarían de iguales derechos nacionales y culturales, etc. Ambos gobiernos se comprometían a no concluir ningún acuerdo dirigido contra el otro, y Polonia “cedía” a Ucrania los territorios existentes entre la nueva frontera polaco-ucraniana y la antigua frontera polaca de 1772.

Como la mayor parte de esos territorios cedidos por Polonia a Ucrania se encontraban actualmente en manos bolcheviques, el 24 de abril se firmó un convenio militar para facilitar una operación militar conjunta para “recuperarlos”. Durante dicha operación las tropas ucranianas actuarían bajo mando operacional polaco, mientras que los polacos tenían que armar y equipar a tres divisiones ucranianas. Los ucranianos, por su parte, tenían que pagar esas armas y equipo y suministrar víveres a las tropas polacas que operaran en Ucrania. El gobierno ucraniano ejercería la administración civil y militar de los territorios “recuperados” y las tropas polacas debían abandonar Ucrania a solicitud de cualquiera de los dos países.

Con vistas a la ofensiva polaca en Ucrania, un cuerpo de ejército bajo el mando del general Wladyslaw Sikorski capturó Mozyr a principios de marzo de 1920, cortando así la conexión ferroviaria más corta entre las formaciones soviéticas del Territorio del Suroeste y las del Territorio del Noroeste. Los polacos planearon el comienzo de su ofensiva en Ucrania para principios de mayo, una estación en que las carreteras normalmente ya eran transitables. Sin embargo, reportes de inteligencia recibidos a principios de abril indicaban que los soviéticos estaban concentrando tropas para su ataque principal en las áreas de Vitebsk-Orsha-Borisov y Polotsk-Drissa en el Territorio del Noroeste. Así que el problema era que la ofensiva polaca en el sur se enfrentaría con fuerzas secundarias soviéticas, mientras sus principales fuerzas se disponían a atacar en el norte. Esta situación llevó a Pilsudski a adelantar el comienzo de su ofensiva en Ucrania para acabarla cuanto antes, esperando que mientras tanto las tropas polacas resistieran a los bolcheviques en el norte, calculando que aquí los soviéticos no estarían preparados hasta julio para lanzar su ofensiva.

La ofensiva polaca en el Territorio del Suroeste comenzó el 25 de abril de 1920, con tres ejércitos polacos (diez divisiones incluyendo las tropas de Petliura) atacando a dos ejércitos soviéticos (siete divisiones). Los soviéticos comenzaron muy pronto a retroceder mientras unidades de la caballería polaca intentaban cercarlos, pero sólo un ataque de la caballería del general Jan Romer en Kazatin produjo una victoria importante. En los otros dos ataques, la caballería polaca no pudo detener la retirada soviética. No obstante, la primera fase de la ofensiva polaca fue exitosa, con avances de hasta 40 km diarios, y con la ayuda de las tropas que se habían rendido a dos brigadas de Galicia del Este, y que ahora se rebelaban contra el Ejército Rojo, y con la colaboración de los habitantes locales que a menudo formaron bandas armadas a la caza de soldados soviéticos, que especialmente dentro de las unidades de su 12º Ejército se retiraban presas del pánico y del caos.

En este punto, Pilsudski detuvo la ofensiva; se había interceptado una orden que indirectamente sugería que los bolcheviques iban a defender a ultranza Kiev, tal como había previsto el líder polaco. Con la pausa quiso hacer creer a los soviéticos que tenían posibilidad de defender Kiev de un ataque frontal, mientras daba a sus propias tropas tiempo para prepararse para la batalla.

Sin embargo, el 6 de mayo de 1920 el comandante del 12º Ejército soviético cursó la orden para la evacuación de Kiev sin esperar por el ataque polaco. Moscú ya había decidido, por razones políticas, rendir la ciudad días antes. El 4 de mayo el Politburó decidió encargar al Comité Central del Presidium preparar un manifiesto en caso de la captura de Kiev. Que dicha captura no sólo era esperada sino también deseada se desprende claramente de unas instrucciones del Politburó cuya intención era un inteligente medio de movilizar a la población rusa para que redoblara sus esfuerzos de guerra.

Los polacos reanudaron su ofensiva el 7 de mayo, pero los bolcheviques ya se habían retirado y rendido Kiev sin lucha. Así que el objetivo de esta segunda fase de la ofensiva polaca, de destruir a las fuerzas soviéticas, quedó frustrado. De todas formas, la captura de Kiev provocó una euforia generalizada en Polonia, con Pilsudski alcanzado el auge de su popularidad y autoridad. Con Kiev en sus manos, el ejército polaco adoptó posiciones defensivas, pues un avance ulterior iría más allá de las fronteras pre-partición de 1772, lo que no sería muy bien visto en Polonia, y además los polacos debían hacer frente a la esperada ofensiva soviética en el norte.

Seguiremos en otra ocasión.
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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por danigarxia » Mié Feb 22, 2012 3:15 am

Hola, Muy interesante esto, pero al final dices que
La segunda fase de la ofensiva polaca fue frustrada me gustaría saber por que
Tenia entendido que el avance polaco fue cortado por contraataques soviéticos y que a partir del 29 de mayo cambian las tornas, gracias y saludos
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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Mié Feb 22, 2012 6:48 am

¡Hola a todos!
danigarxia escribió:Hola, Muy interesante esto, pero al final dices que
La segunda fase de la ofensiva polaca fue frustrada me gustaría saber por que
Porque el objetivo era destruir a las tropas soviéticas en Kiev; al retirarse éstas antes del ataque polaco, este objetivo ya no se pudo lograr, por eso dije que se frustró.

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Mensaje por José Luis » Mié Feb 22, 2012 8:03 am

¡Hola a todos!

La ofensiva bolchevique en Bielorrusia (también conocida como Batalla del Berezina) comenzó el 14 de mayo como una operación con un objetivo estrictamente limitado a destruir la columna vertebral del ejército polaco sin entrar en Polonia. Los soviéticos, atacando desde el ártea de Vitebsk-Orsha, intentaron romper el frente en su parte norte para luego bajar hacia el sur, capturar Minsk y empujar a las tropas polacas hacia los Pantanos de Polesie para destruirlas ahí. Pero la operación no contemplaba, a continuación, penetrar en Polonia.

Frente polaco-soviético, junio-agosto 1920:
Imagen
Fuente: Borzecki, 287.

El Frente Occidental soviético, desde el 29 de abril bajo el mando de Tukhachevsky, desplegó 21 divisiones organizadas en dos grandes ejércitos contra dos ejércitos de tamaño regular que los polacos opusieron inicialmente. Los soviéticos consiguieron rápidamente romper el frente, pero su maniobra siguiente hacia el sur fue detenida por los polacos tras duros combates. El 1 de junio, las tropas polacas, bajo el mando personal de Pilsudski y reforzadas por un ejército de reserva, contraatacaron y, tras una intensa lucha, los soviéticos se retiraron con grandes pérdidas, pero consiguieron conservar el pequeño, pero estratégicamente importante, territorio entre Polotsk y Lepel. El 10 de junio la ofensiva soviética había llegado a su fin; los polacos habían conseguido detenerla con muchísimas dificultades, y su confianza comenzó a desvanecerse.

En el Territorio del Suroeste, la ofensiva soviética en Ucrania comenzó el 26 de mayo de 1920 con dos ejércitos, un cuerpo de ejército y un ejército de caballería del Frente Suroccidental atacando a dos ejércitos polacos. La caballería cosaca, bajo el mando de Semen Budennyi, no consiguió romper el frente polaco hasta el 5 de junio, y fue entonces cuando las tropas polacas se vieron obligadas a retirarse de Kiev para evita el cerco. Budennyi explotó la ruptura forzando a los polacos a retirarse mucho más hacia el oeste. Los intentos de Pilsudski, usando sus últimas reservas, de acorralar a Budennyi antes de que los soviéticos lanzasen su segunda ofensiva en Bielorrusia fracasaron finalmente en Rowne a principios de julio, cuando ya estaba comenzando la ofensiva soviética de Bielorruisa.

Seguiremos.
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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por JS-2 » Jue Feb 23, 2012 2:30 am

Hola !

Impresionante exposición. Esta claro que la fuente principal es una fuente polaca que dicese imparcial y objetiva pero se echa mucho en falta la perspectiva Polaca respecto a la estrategia que adopto en el Éste, por que no fue un ente estático y perseguia sus propios intereses expansionistas.

Polonia desde los primeros días de su independencia de Rusia propiciada por los Bolcheviques , se dedico a gestionar la forma de recuperar sus tierras mediavales y eso es algo que no aclara demasiado en los textos.

Precisamente Pieldzuski promovia la creación de una nueva Gran Polonia persiguiendo el sueño mediaval de una "tierra entre mares". Me resulta curioso por que algo tan importante como es la perspectiva de Polonia respecto a sus planes expansionistas en el Este no se tiene en cuenta por parte del historiador polaco citado. Vamos, es algo central dentro de la visión expansionista de Polonia que no se menciona me ha parecido a mi en este hilo: http://es.wikipedia.org/wiki/Mi%C4%99dzymorze" onclick="window.open(this.href);return false;

Deberiamos de consultar que es lo que paso con la Ukrania independiente al convertirse en un titere de los polacos y encabezar juntos una incursión dentro de la Ukrania Sovietica que les llevo incluso a tomar Kiev.


Tambien, en estos dos dias que llevo leyendo este hilo, a ratos ( no se si se me ha escapado algo ), no se menciona el hecho de que la URSS estaba inmersa en una Guerra Civil en desventaja , un ejercito de campesinos, obreros y soldados desertados contra las fuerzas blancas financiadas , apoyadas por potencias occidentales y por sus tropas.


El contencioso de ambos beligerantes fue en este sentido. Lenin pretendia apoyar la Revolucion Comunista en Alemania para fortalecer su posición dentro de la Guerra Civil contra los blancos y sacar la Revolucion Rusa del aislacionismo apoyando a la Revolución Alemana que era de vital importancia estrategica; los polacos a su vez, pretendían conquistar su soñada tierra entre mares, es decir, todos los territorios comprendidos entre el Mar Baltico , y el Mar Negro.

Solo era para remarcar esta parte sobre la cuestión polaca y el asunto de su "tierra entre mares" que me ha parecido que no se menciona en ningun lado y era la politica central de Pieldzuski.

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Mensaje por José Luis » Jue Feb 23, 2012 7:06 am

¡Hola a todos!

Dado el fracaso de la primera ofensiva soviética en Bielorrusia y visto que el ejército polaco no se desintegró tras el ataque de la caballería de Budennyi en Ucrania, los soviéticos comenzaron a reconsiderar su estrategia original y decidieron llevar a cabo una segunda gran ofensiva en Bielorrusia, pero esta vez con la intención de llegar a la misma Polonia. Para el liderazgo bolchevique, la invasión de Polonia era ahora la única manera práctica de llevar la revolución a ese país.

No obstante, los bolcheviques no olvidaron el aspecto psicológico de la guerra. Ya desde el principio de la ofensiva polaca en Ucrania, los bolcheviques la habían presentado arteramente como una aventura imperialista y una amenaza a la independencia de Rusia. Con ello consiguieron un gran apoyo entre la población de toda la Rusia, apoyo espoleado además por agitadores especialmente entrenados que despertaron entre esa población sentimientos patrióticos y nacionales. Karl Radek, bolchevique judeo-polaco a cargo de la campaña de propaganda, habló de una “guerra nacional”, y Pravda publicó una carta escrita por el famoso y antiguo general zarista Aleksei A. Brusilov, donde exhortaba a rechazar por la fuerza de las armas “la invasión polaca de los territorios que desde tiempo inmemorial pertenecían al pueblo ortodoxo ruso”.

En su orden a las fuerzas del Frente Occidental, cursada la víspera de la ofensiva, Tukhachevsky señaló el siguiente objetivo: “Sobre el cadáver de la Polonia Blanca está el camino a la conflagración mundial. Con nuestras bayonetas llevaremos la felicidad y la paz a las masas trabajadoras de la humanidad. ¡Al Oeste!...¡Hacia Wilno, Minsk y Varsovia. Adelante!”.

El 4 de julio de 1920, cuatro ejércitos soviéticos, un cuerpo de ejército y un cuerpo de caballería del Frente Occidental (20 divisiones) atacaron a los dos ejércitos y un cuerpo de ejército del llamado Frente Lituano-Bielorruso del general Szeptycki (12 divisiones), rompiendo la línea del frente en la batalla del río Auta. La vanguardia de la ofensiva soviética corrió a cargo del cuerpo de caballería de G. D. Gai, operando sobre el flanco extremo derecho del Frente Occidental. Para evitar el cerco, los polacos tuvieron que retirarse apresuradamente, carentes de reservas disponibles toda vez que las habían comprometido para detener a Budennyi.

Al tiempo que discurría esta ofensiva, el 5 de julio se reunió en Varsovia el Consejo de Defensa Estatal, creado poco tiempo antes, para discutir los asuntos de guerra y paz. El consejo reconoció que el ejército ya no tenía su antigua fortaleza y estaba tambaleándose, que había un cansancio general provocado por la gobernanza zarista, seguida de la ocupación alemana y la guerra prolongada en defensa de la independencia, que los campesinos y trabajadores pedían la paz, y que Polonia ya no podía contar con el apoyo de la Entente, frustrado porque la ofensiva polaca contra Kiev había sido vista como una temeraria aventura imperialista. Según la Entente, Polonia estaba jugando con fuego y al rechazar llegar a un acuerdo con la Rusia Soviética estaba “poniendo en riesgo la paz de Europa”. Polonia no podía seguir conduciendo una guerra sin suministros del Oeste, y mientras que la situación era grave hoy, podía ser “trágica” mañana.

La única salida, en opinión del consejo, era recurrir a la Entente, que actualmente estaba reunida en una conferencia en la ciudad belga de Spa, para reforzar una oferta polaca de negociaciones de paz. Si bien se sospechaba que era improbable que los soviéticos la aceptasen, dada su favorable situación en el frente, al menos dejaría patente que Polonia no era el país belicista que se pregonaba, y podría cambiar, de este modo, la reacia actitud de la Entente de prestar una gran ayuda a Polonia. Sólo Pilsudski, jefe del consejo, se mostró escéptico en recabar la ayuda de la Entente para concluir la paz, y tampoco mostró fe alguna en la intervención de la Liga de las Naciones en defensa de Polonia. Además, hacer una oferta de paz directa a los bolcheviques provocaría un impacto adverso en el ejército. Pilsudski prefería, en cambio, movilizar a toda la nación polaca para un supremo esfuerzo de guerra; sin embargo, reconociendo que estaba en minoría en el consejo, declaró que “Polonia debe renunciar a sus planes en el este”, una clara admisión al fracaso del concepto federalista. Sólo quedaba intentar llevar a cabo la más modesta idea incorporacionista.

Pilsudski urgió al gobierno a contactar con la Entente lo antes posible, antes de que empeorase la situación en el frente. También recomendó la creación de un gobierno de izquierdas para contrarrestar la propaganda bolchevique que retrataba a Polonia como un estado “burgués”. Finalmente, Pilsudski recomendó acompañar la oferta de paz polaca de su propia dimisión, aunque esta sugerencia no fue aprobada por el consejo.

El 9-10 de julio de 1920, el primer ministro polaco, Wladyslaw Grabski, fue recibido en Spa por los representantes de Gran Bretaña, Francia e Italia. Pidió ayuda reconociendo que había sido propia culpa de Polonia la situación en que se encontraba ahora, que debía rectificar su política hacia sus vecinos y los aliados, y que debía dejar la decisión sobre sus intereses vitales, incluso de sus propias fronteras, a las potencias aliadas. Lloyd George, el premier británico, le respondió que la ayuda sólo podía ofrecerse si Polonia abandonaba “su política imperialista y de anexión”, pues las tropas polacas habían penetrado “territorios que eran exclusiva y completamente rusos”. Al final se acordó que las tropas polacas se retirarían a la línea de 8 de diciembre de 1919, que las tropas soviéticas se detendrían a 50 kilómetros al este de esta línea, mientras que en Galicia del Este la línea de armisticio sería trazada a lo largo de la actual línea de frente, con cada ejército retirándose 10 kilómetros. Además, Polonia renunciaría a la región de Wilno, y el destino de Galicia del Este se decidiría en una conferencia de paz, bajo los auspicios británicos, a la que serían invitados los ucranianos de Galicia del Este. La Entente también debería resolver los contenciosos entre polacos, lituanos, ucranianos de Galicia del Este y checos. Finalmente, Gran Bretaña demandaría inmediatamente a los soviéticos su acuerdo a este armisticio; caso de ser rechazado, Polonia recibiría ayuda material para su posterior conducción de la guerra.

Trataremos la oferta británica a los soviéticos, conocida como la Nota Curzon, en la siguiente intervención.

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Mensaje por José Luis » Jue Feb 23, 2012 8:07 pm

¡Hola a todos!

La nota británica a los soviéticos (conocida por nota Curzón, por el nombre del secretario de exteriores) fue enviada el 11 de julio de 1920. Sin embargo, difería del acuerdo alcanzado con Grabski en el hecho de que Lord Curzon extendió la línea de 8 de diciembre a Galicia, trazándola al este de Przemysl y oeste de Rawa Ruska, dejando Lwow al este de esta nueva línea (véase el último mapa colgado). La nota terminaba con inquietante tono: “Si Rusia...no contenta con la retirada del ejército polaco del territorio ruso...toma pasos hostiles sobre territorio propio [de Polonia], el gobierno de Gran Bretaña y sus aliados se verían obligados a apoyar a la nación polaca con todos los medios a su disposición”.

La nota de Curzon causó gran impresión tanto en Varsovia como en Moscú. El Comité de Defensa Estatal recibió, en su sesión de 12 de julio, el informe de Grabski con gran insatisfacción. Habían ido a Spa con el objetivo de salvar para Polonia la mayor parte posible de las zonas fronterizas, pero nada habían salvado. Dmowski expresó muy bien el ambiente del consejo cuando dijo: “Nuestra pérdida es mayor de lo que nos damos cuenta....Este armisticio significa una paz perdida”. El único tono optimista fue el de Pilsudski: “la guerra se puede ganar si el país quiere la guerra”. Sin embargo, sus planes federalistas ya eran cosa del pasado. Todos estuvieron de acuerdo con Dmowski cuando expresó: “¡Salvemos lo que pueda salvarse!...Una cosa, no vamos a ganar nada en la autodeterminación de las naciones, porque esas naciones no existen: ni ucranianos ni bielorrusos. Cuidémonos de nuestros propios asuntos solamente”.

En Moscú, Chicherin esperaba ya desde principios de junio una oferta de paz polaca. Dependiendo de cómo se desarrollase la ofensiva soviética, consideró dos posibles soluciones territoriales. La solución de “compromiso” requeriría que los polacos “despejasen” el Territorio del Suroeste, aunque la línea precisa de su retirada debía ser trazada por Chicherin y los militares bolcheviques. A cambio, los soviéticos estarían dispuestos a “dar concesiones en el frente bielorruso”, pero nada en Ucrania. La otra solución, la “opción más severa”, requeriría la retirada de los polacos más allá de la línea de 8 de diciembre, lo que equivalía prácticamente a su retirada de las zonas fronterizas. Chicherin observó con astucia que “diplomáticamente, nuestra posición sería muy fuerte en este caso porque la línea ha sido trazada por la Entente”. El Consejo Militar-Revolucionario debía estudiar esta línea y la “corrección necesaria” en ella sería la “anexión de Galicia del Este a Ucrania”, aunque tales términos significarían un “gran sacrificio” por parte de los polacos, por lo que todo era cuestión de saber si podían ser derrotados hasta tal punto en que estuvieran dispuestos a aceptarlos.

La nota Curzón parecía que iba a despejar estas dudas, pero al recibirla, los bolcheviques quedaron divididos en sus consejos. Trotski aconsejó aceptar la mediación británica y garantizar la inviolabilidad de la frontera polaca tal cual había sido trazada por la Entente. No obstante, los soviéticos debían pedir que la zona neutral de 50 km fuese formada por tropas bolcheviques deteniéndose a 25 km al este de la línea del armisticio, con las tropas polacas retirándose en una distancia igual hacia el oeste de la misma. Chicherin se mostró más audaz, subrayando que “de Minsk a Brest-Litovsk hay 300 km; el armisticio nos los da gratis. Los tomaremos...una vez en la nueva línea (sin la zona [neutral] de 50 km) presentaremos inmediatamente nuestras condiciones a Polonia; si no se somete, renovaremos nuestra ofensiva desde la nueva línea”. En cuanto a la conferencia de Londres, se conduciría “en paralelo” con la conferencia de paz polaco-soviética en Varsovia, “donde en el momento adecuado presentaremos un ultimátum”. En particular, “exigiremos que las armas dadas [a Polonia] por la Entente sean entregadas [a nosotros]”. Pero Chicherin advirtió también que la “sovietización de Polonia por bayonetas moscovitas sería una aventura...¡No deberíamos ir demasiado lejos!”. Todavía más enérgico se mostró Lev B. Kamenev, el miembro del Politburó que llevaba actualmente las negociaciones en Londres, al razonar que “aceptar la propuesta británica significaría la inevitabilidad de una nueva guerra con Polonia no más tarde de la siguiente primavera”, que la garantía contra ella sólo sería la sovietización de Polonia, que deberían adoptar una “táctica wilsoniana”, esto es, derrotar completamente a Polonia y dejarla indefensa por mucho tiempo en el futuro, “entendiendo el armisticio en la misma forma que la Entente había entendido el armisticio con Alemania”. Para Kamenev había que aceptar el armisticio sólo si Polonia y la Entente acordaban en principio una inmediata desmovilización polaca, entregando la artillería, etc. Mientras que Chicherin discutiera con Curzon esos asuntos, las tropas soviéticas debían avanzar a cualquier coste. Kamenev concluía que no había que creer en el cumplimiento de la amenaza de Curzon “porque Gran Bretaña...no tiene soldados que enviar a Polonia...”.

La idea del desarme de Polonia había sido sugerida por primera vez a los soviéticos por algunos círculos de Gran Bretaña. Ya el 12 de julio, S. Z. Rozovskii, F. A. Rotshtein y N. K. Klyshko -los negociadores soviéticos en Londres- informaron a Moscú que “algunos círculos en Gran Bretaña están diciendo que, entre las condiciones de paz con Polonia, la Rusia Soviética debería exigir el desarme completo de Polonia y la entrega de sus armas, de la misma forma en que la Entente está tratando con Alemania”. Los negociadores razonaron que la Rusia Soviética debería declarar que estaba “dispuesta a conducir negociaciones de paz sólo con Polonia”. Londres tendría dificultades para oponerse a tal movimiento porque “la opinión pública en Gran Bretaña está completamente de nuestro lado”. Además, “Gran Bretaña es incapaz de enviar ni siquiera un soldado, ni siquiera una pieza de artillería”.

Lenin se decantó por el grupo más radical dentro del Comité Central, incluyendo a Bukharin y otros que estaban “de un humor aventurero”, como dijo Chicherin. No sólo rechazaban participar en la conferencia de Londres, sino que querían sovietizar a Polonia como el principio de una guerra general con la Entente para la sovietización de toda Europa. Chicherin no presagiaba nada bueno de esta aventura y advirtió a Lenin de que al luchar por “una inmediata y completa victoria podemos ir demasiado lejos. Esto es jugar va banque”. Le recomendó que no debían “intentar acelerar la historia, sino más bien reconquistar posición tras posición. Si vamos demasiado lejos, nos encontraremos nosotros mismos amenazados por muchísimos serios peligros”. No había que subestimar a la Entente. Sin embargo, Chicherin recomendaba rechazar la conferencia de Londres porque significaba involucrar no sólo a la Rusia Soviética, Polonia y Gran Bretaña, sino también a Lituania, Latvia y Finlandia, y existía el peligro de que la conferencia ayudara a unir a esos países contra la Rusia Soviética. Era preferible una conferencia de paz por separado entre Polonia y la Rusia Soviética, ya en Varsovia -lo que sería útil para la agitación-, ya en una ciudad provincial rusa, lo que sería “técnicamente más conveniente”. Una de las condiciones más importantes de paz, para Chicherin, sería la reducción del ejército polaco y su desarme, mientras que había que hacer de la revisión de la línea de 8 de diciembre la “condición principal”.

Parece ser que los bolcheviques tenían una idea muy vaga del trazado preciso de la línea de 8 de diciembre y de la línea Curzon. Por ejemplo, Markhlevskii, polaco y con la mejor educación entre los bolcheviques de alto rango, se equivocaba de cabo a rabo al decirle a Lenin el 14 de julio que la línea Curzon “amputa de Polonia parte de la región de Chelm” e incluye en ella “sólo parte de la región de Bialystok”. Basado en esas erróneas asunciones, sugirió que sería diplomático dar a los polacos el conjunto de las dos regiones, que era exactamente lo que había hecho la línea Curzon. Al parecer Lenin prestó oídos a esta sugerencia, pese al consejo en contra de Chicherin, pues al día siguiente consideró incluir en la “táctica” soviética “una solemne declaración de que garantizamos a los trabajadores y campesinos polacos una frontera al este de la dada por Curzon y la Entente”.

El 16 de julio el Comité Central aceptó la tesis de Lenin “casi en su totalidad” de que la Rusia Soviética iba a “ayudar a liberar al proletariado y a la masa trabajadora de Polonia y Lituania de su burguesía y terratenientes”. Con esto en mente, debían usarse todos los medios disponibles “para reforzar y acelerar la ofensiva”. Al mismo tiempo el liderazgo bolchevique decidió “declarar solemne y oficialmente al pueblo polaco que nosotros, en cualquier caso, garantizamos como la frontera de la independiente república polaca una línea más al este de la dada por Curzon y la Entente”. Tenía que rechazarse la mediación de la Entente en las negociaciones con Polonia; el Comité Central declaró, no obstante, que si Polonia se dirigía directamente a la Rusia Soviética “aceptaremos negociaciones de paz, sin rechazar tampoco negociaciones de armisticio”. En consecuencia, la nota de Chicherin enviada a Gran Bretaña el 17 de julio reiteraba y elaboraba los tres últimos puntos, mientras que permanecía naturalmente muda sobre los dos primeros.

Seguiremos
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dzugavili
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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por dzugavili » Vie Feb 24, 2012 10:01 am

Hola.
Hacer una consideración:
El tema de que trata este capítulo,la línea Curzon,fué algo magistralmente utilizado por Stalin al término de la IIGM,para justificar el cambio de fronteras de Polonia.
Ahora viene lo bueno.Lo básico es entender que,aunque devenido en maestro de diplomáticos por necesidades de la guerra civil,ahora que el dogal se aflojaba Lenin demuestra que nunca ha dejado de ser el temperamental revolucionario...
Saludos.

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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Vie Feb 24, 2012 9:55 pm

¡Hola a todos!

A principios de mayo de 1920, cuando los polacos estaban capturando Kiev, habían comenzado las negociaciones de paz entre soviéticos y lituanos. Como se recordará, los soviéticos entonces estaba preparando una ofensiva limitada en el Frente Occidental, y su comandante, Tukhachevsky, había sugerido al Politburó la conveniencia de involucrar al gobierno lituano en una operación para la captura de Wilno. Ioffe ofreció a los lituanos resolver las cuestiones territoriales “en un par de horas” a cambio de una adecuada alianza militar, pero los cautos lituanos prefirieron esperar para comprobar si los bolcheviques conseguían victorias reales en los campos de batalla. Esto sucedió en junio y, en consecuencia, se elaboró un borrador de un convenio militar soviético-lituano el 24 de junio, aunque el gobierno lituano no se avino a firmarlo hasta que los soviéticos comenzaron con éxito la gran ofensiva de julio en el Frente Occidental. Sin embargo, a estas alturas los soviéticos habían reconsiderado sus condiciones; en vista de que la ofensiva discurría mejor de lo esperado, creyeron que podían capturar Wilno sin ayuda de los lituanos y que el convenio militar ya no era oportuno. Tras recibir la nota Curzon el 11 de julio, los soviéticos se apresuraron a firmar el tratado de paz con los lituanos el día siguiente sin ningún convenio militar agregado al mismo. Por el mismo, los soviéticos reconocían como lituanas la inmediata región de Grodno así como la mayor parte de la provincia de Wilno, incluyendo Swieciany, Oszmiana y Lida, territorios que para la visión soviética eran étnicamente bielorrusos.

Propuestas fronterizas soviéticas, julio 1920:
Imagen
Borzecky, 289

A iniciativa de comandantes del ejército lituano, se llevaron a cabo acciones militares conjuntas a nivel local entre lituanos y soviéticos contra los polacos. Pese a que oficialmente declaró su neutralidad, Lituania ayudó a los soviéticos tras la firma del tratado de paz, adentrándose no sólo en los territorios ocupados por los polacos que le habían sido reconocidos en el tratado de paz con los soviéticos, sino también en los condados del Reino de Polonia de Suwalki y Augustow. En numerosos casos, las tropas lituanas combatieron o desarmaron a las polacas que hallaron en esos territorios, incluyendo una brigada de infantería. Los polacos así capturados fueron considerados inicialmente prisioneros de guerra y sólo más tarde recibieron el status de internados. Una cláusula secreta del tratado de paz, permitía el paso de tropas soviéticas por esos territorios recién adquiridos por Lituania, lo que propició un ataque sorpresa soviético contra el flanco izquierdo polaco. Además, Lituania arrendó a los soviéticos material rodante ferroviario con ancho estándar para facilitar el transporte de tropas, así como otro material y suministros.

Los polacos, sorpendidos por el tratado de paz soviético-lituano, decidieron (su Consejo de Defensa Estatal) rendir Wilno a los lituanos, pero Pilsudski ya había dado la orden de defender la ciudad contra los bolcheviques, y 30.000 de sus habitantes se habían apuntado como voluntarios al ejército polaco. Finalmente, y tras no poca confusión, las tropas polacas evacuaron la ciudad sin lucha, y los bolcheviques entraron en ella antes que los lituanos el 14 de julio.

Posteriormente se creó el Comité Revolucionario-Militar de Wilno como la más alta autoridad de la ciudad, incluyendo bolcheviques de Lituania y nativos de origen polaco que habían sido los líderes de la antigua Lituania Soviética. La ciudad se convirtió en un centro de propaganda llamando a la revolución bolchevique en Lituania. En contravención con el tratado de paz, se estableció el poder soviético en los territorios previamente ocupados por los polacos y cedidos por el tratado a Lituania, una medida acorde con la firme convicción de Moscú de que el tratado estaría en vigor “una cuantas semanas en total”, y que “con nuestro posterior avance hacia el oeste, una Lituania Blanca no se puede preservar bajo ninguna circunstancia. Por tanto, es necesario prepararse para el [re]establecimiento de la Lituania Soviética”.

Al tiempo de estas negociaciones, los soviéticos también contactaron con los letones para un objetivo similar, conseguir la neutralidad letona en el conflicto soviético-polaco, lo que liberaría dos divisiones soviéticas para emplear contra Polonia. El primer paso se dio el 19 de mayo, cuando Latvia firmó una declaración secreta de no dar apoyo a Polonia en la guerra actual con los soviéticos. Pero en la práctica, Latvia adoptó una neutralidad benevolente hacia Polonia, ante el temor de que una derrota polaca pondría en peligro la propia existencia de Latvia. En este sentido, vale la pena notar que tan tarde como principios de agosto, cuando los soviéticos creían tener a los polacos prácticamente derrotados, Chicherin todavía consideraba un tratado de paz con Latvia en términos de asegurar una “plena tranquilidad en el Frente Letón”, lo que quizás sea un indicio de que los soviéticos todavía tenían en mente operaciones militares después de la caída de Polonia. Sea como fuere, cuando los soviéticos recibieron el 4 de agosto el “ultimátum de tres días” de Lloy George exigiendo la detención del avance del Ejército Rojo sobre Varsovia, Moscú decidió concluir las negociaciones con Latvia, y el tratado de paz fue firmado en Riga el 11 de agosto de 1920, resultando del mismo el reconocimiento oficial de la Rusia Soviética de Latgalia como parte de una independiente Latvia.

Otro proyecto soviético en el Territorio del Noroeste fue resucitar la Bielorrusia Soviética. Ivor T. Smilga, comisario del Frente Occidental, recomendó oficialmente el 14 de julio que se proclamara la República Soviética Bielorrusa, recomendación que fue aceptada por Moscú y que debía ser puesta en práctica sobre la base de la “tesis” preparada por un comité especial del Partido Bolchevique de Lituania y Bielorrusia. Consideraron que los bielorrusos no constituían una nación independiente y que ni su lengua ni su cultura eran diferentes de las de Rusia. También declararon que el movimiento nacional bielorruso no tenía apoyo entre las clases trabajadoras. Sin embargo, pese a que estas condiciones étnicas, económicas y culturales no justificaban una República Bielorrusa Soviética, su creación se consideró necesaria por razón de su existencia en el pasado. En consecuencia, la independiencia bielorrusa soviética fue proclamada el 31 de julio de 1920, aparentemente por el “Partido y organizaciones sindicales de Bielorrusia”. La nueva república iba a construirse sobre el doble principio de “despiadada dictadura del proletariado y la utilización de todas las experiencias de la Rusia Soviética”. No tenía gobierno oficial, sino el Comité Militar-Revolucionario. Como lenguas oficiales de la república se declararon el “bielorruso, ruso, polaco y yidish”. La proclamación de independencia declaraba que la Bielorrusia Soviética “delinea su límite occidental a lo largo de la frontera etnográfica entre Bielorrusia y los estados burgueses colindantes”, contradiciendo así el tratado de paz soviético-lituano, pues era bien sabido que los soviéticos consideraban las regiones de Grodno y Wilno como étnicamente bielorrusas. En cambio, quedaron sin definir los límites entre la Bielorrusia Soviética y la Rusia Soviética y la Ucrania Soviética.

Continuaremos en otra ocasión.
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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Sab Feb 25, 2012 4:29 pm

¡Hola a todos!

La ofensiva soviética avanzó con gran rapidez. El 19 de julio de 1920 los soviéticos capturaron Grodno, cruzando posteriormente la línea Curzón; el 28 de julio capturaron Bialystok y cuatro días después Brest-Litovsk. Entonces las vanguardias de la ofensiva soviética penetraron el Reino de Polonia, cuyas líneas defensivas, no preparadas para tal evento, se mostraron ineficaces contra las tropas de Tukhachevsky que las rompieron habilidosamente concentrando sus fuerzas en los sectores decisivos y dejando fuerzas mínimas en los secundarios.

Decidido a salvar la situación, Pilsudski hizo varios cambios en el mando militar, siendo el más importante de todos el nombramiento del general Tadeusz Rozwadowski como jefe del Estado Mayor General. Rozwadowski preparó rápidamente una operación conocida como “la Batalla de [los ríos] Bug y Narew”, que tuvo lugar en los primeros días de agosto y vio a los polacos detener el avance soviético durante varios días. Esta batalla hizo creer a Tukhachevsky que las principales fuerzas polacas estaban al norte de Varsovia, y hacia esa dirección envió la mayor parte de sus tropas.

También se escogió esa dirección por razones políticas, pues se creía que un contacto cercano de la Rusia Soviética con Alemania abriría nuevas perspectivas para la revolución mundial. Como dijo Lenin, “la aproximación de nuestras tropas a la frontera de Prusia oriental...mostrará que toda Alemania está agitada. Saldrán noticias de que decenas y cientos de miles de comunistas alemanes están cruzando nuestras fronteras y volarán los telegramas [desde] los regimientos comunistas alemanes”. Lenin creía que no sólo los comunistas sino también los círculos militares alemanes deseaban entrar en una alianza con la Rusia Soviética contra Francia. En consecuencia, las tropas bolcheviques, incluyendo comisarios y oficiales, aseguraron a las autoridades fronterizas alemanas que habiendo derrotado a Polonia, la Rusia Soviética restauraría la frontera alemana de 1914 en el este, suprimiría el tratado de Versalles y se embarcaría en una campaña militar conjunta soviético-germana contra Francia.

Pero la incursión del Frente Occidental en el noroeste había dejado vulnerable su flanco meridional, especialmente porque los impenetrables Pantanos Polesie (Pantanos del Pripyat) separaban los dos frentes soviéticos. Advertido por Kamenev, Tukhachevsky vio el problema e intentó solucionarlo enviando hacia el noroeste de Varsovia el ejército de caballería de Budennyi y el 12º Ejército del Frente Suroccidental para cerrar filas con su débil flanco izquierdo. Fue apoyado en su decisión por el Comité Central el 3 de agosto, que ordenó la transferencia a su mando de los dos ejércitos. Sin embargo, el hacer que los dos ejércitos tomaran parte en la operación de Varsovia se vio dificultado por varias razones.

El Frente Suroccidental tenía tres misiones principales: combatir a los polacos en el Territorio del Suroeste y en Galicia del Este; controlar a las tropas del general blanco Wrangel en Crimea y vigilar a Rumania, de cuyas intenciones sospechaban los bolcheviques. Sus fuerzas, desplegadas a lo largo de un gran territorio, apenas estaban adecuadas para la consecución de todos esos objetivos. En concreto, en el Territorio del Suroeste y Galicia del Este, operaban tres ejércitos soviéticos contra tres ejércitos polacos de similar fuerza. El elemento decisivo de su avance fue el ejército de caballería, que había roto otra vez el frente polaco cerca de Dubno el 15 de julio. El combate que siguió, aunque exitoso en su conjunto, fue difícil para Budennyi. Los polacos, que durante mucho tiempo se habían esforzado por atraparlo y cercarlo detrás de sus líneas, tuvieron éxito finalmente en Brody en los primeros días de agosto, tornándose una situación crítica para los cosacos. Sin embargo, el 6 de agosto el ejército de caballería logró romper cuando Pilsudski ordenó a sus mejores divisiones en Galicia del Este romper contacto y marchar hacia el noroeste para unirse a la defensa de Varsovia. Agotadas y mermadas por la difícil batalla, las tropas de Budennyi habían tomado una semana de descanso, pero estaban ahora a 90 kilómetros de Lwow y su captura parecía sólo cuestión de días.

Fue precisamente por la rapidez del avance de la ofensiva de Bielorrusia que se cambió el plan estratégico original del Frente Suroccidental el 23 de julio. En vez de cerrar filas con el flanco meridional del Frente Occidental mientras avanzaba en dirección oeste dentro del Reino de Polonia, se ordenó a Budennyi virar hacia el suroeste y marchar sobre Lwow, un cambio cuya razón principal fue de índole política. Por una parte, Trotsky temía que Rumania se involucrara en la guerra ahora que las fuerzas del Frente Occidental habían cruzado la línea Curzon a pesar del ultimátum británico. Tornando sus principales fuerzas hacia Galicia del Este, colindante con Rumania, el Frente Suroccidental todavía podría contribuir a “la derrota final del ejército polaco” mientras al mismo tiempo disuadiría a los rumanos de intervenir. Por otra parte, Lev Kamenev, entonces llevando las negociaciones en Londres, indicó a Lenin tras la nota de Curzon de 11 de julio que era “especialmente importante, en vista de la inesperada inclusión de Lwow en Galicia del Este mencionada por Curzon, que nuestras tropas sin falta entren en Galicia y capturen Lwow. No se debe creer el cumplimiento de las amenazas de Curzon porque Gran Bretaña...no tiene soldados que enviar a Polonia...Para la captura de Galicia, que Curzon por adelantado ha declarado ser territorio ruso, se debe mostrar especial atención...esta es una entrada a Hungría, que precisamente en estos momentos es importante mantener en nuestras manos”. Lenin se hizo eco de la idea de Kamenev y, animado por la exitosa ruptura en Bielorrusia, el 23 de julio comunicó a Stalin, comisario del Frente Suroccidental y miembro del Politburó: “La situación en el Comintern es espléndida. Zinoniev, Bukharin y yo, también, pensamos que la revolución en Italia debería ser alentada inmediatamente...A tal fin, Hungría debe ser sovietizada, y quizás también Chequia y Rumania”. Stalin se mostró completamente de acuerdo con esta sugerencia. De ello se desprende que la captura del Frente Suroccidental de Galicia del Este se pensó como una base para una posterior invasión de esos países.

Si además se considera que hasta al menos el 15 de agosto los soviéticos tenían plena confianza en la captura de Varsovia por el Frente Occidental, la decisión de enviar dos ejércitos del Frente Suroccidental contra la ciudad, deteniendo de esta forma el avance en Galicia, sólo podía ser interpretada por esos ejércitos como un error monumental. Especialmente perjudicial parecía evitar que el ejército de caballería tomara Lwow. Las tropas bolcheviques en Galicia del Este perderían ciertamente la iniciativa y se verían obligadas a pasar a la defensiva. Al mismo tiempo, dado que el ejército de Budennyi tenía que descansar hasta el 14 de agosto, y que la proyectada captura de Varsovia por el Frente Occidental fue programada para el 16 de agosto, era evidente que la caballería llegaría demasiado tarde para ayudar a Tukhachevsky. Por tanto, no fue sólo Stalin sino también el comandante del Frente Suroccidental, Aleksandr I. Egorov, así como el propio Budennyi, quienes se opusieron vehementemente a la decisión. No se estableció un enlace de comunicación directa entre el mando del Frente Occidental y el Ejército de Caballería hasta el 14 de agosto. Luego, cuando llegó finalmente la orden de Tukhachevsky para partir hacia Varsovia, llegó sin el necesario refrendo del comisario del frente (Stalin), lo que bastó a Budennyi para ignorarla. Por fin, cuando llegó la orden debidamente firmada, la caballería partió de mala gana de los alrededores de Lwow el 20 de agosto, cuando la crucial batalla de Varsovia ya se había decidido.

Esta es la presentación del affair Stalin-Tukhachevsky tal como la documenta Borzecki. Como el compañero dzugavili está interesado en desgranar este asunto, al final de la exposición del tema en curso abriré una digresión sobre el debate que provocó este affair en los años siguientes en la URSS (esperando que no robe el protagonismo al tema central del hilo).

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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Dom Feb 26, 2012 9:18 am

¡Hola a todos!

El 20 de julio el gobierno polaco recibió del ministro británico en Varsovia la respuesta de Chicherin a la nota de Curzon, con el consejo de entrar en negociaciones directas. El 22, Sapieha, el ministro polaco de exteriores, envió una nota a Chicherin con una oferta de “un armisticio inmediato y apertura de negociaciones de paz”. Ese mismo día, el general Rozwadowski envió una nota al Mando Supremo del Ejército Rojo con una oferta de “un cese inmediato de las hostilidades en todo el frente y el envío de representantes militares para fijar un armisticio”. Esperaría una respuesta hasta el 25 de julio. La prontitud polaca estaba motivada porque cada día que pasaba se volvía más difícil la situación militar y un armisticio podía detener la ofensiva soviética y permitirles reorganizar sus tropas.

Y Chicherin hizo precisamente lo mismo demorando su respuesta. El 23 de julio escribió en nombre del Comisario Militar Vasilev que el Mando Supremo había recibido la orden del gobierno soviético para entrar en negociaciones con sus homólogos polacos y que el mando del Frente Occidental determinaría el día y lugar del encuentro. El día siguiente escribió en nombre de Tukhachevsky que debido a la “actitud hostil hacia los representantes del gobierno polaco” de la población bielorrusa, no se podría recibir a una delegación polaca antes del 30 de julio.

La referencia soviética al 30 de julio desconcertó a los polacos, pero no teniendo otra opción decidieron enviar una delegación en esa fecha. De acuerdo con el gobierno y el Consejo de Defensa Estatal, la delegación, compuesta por representantes del gobierno y del ejército, estaría presidida por el viceministro Wladyslaw Wroblewski, y su objetivo sería conseguir la línea de armisticio tal como estaba señalada en la nota Curzon. Sin embargo, considerando que los soviéticos ya habían cruzado la línea Curzon entre Grodno y Brest-Litovsk, sería posible aceptar la actual línea de frente como la línea de armisticio en esta área. La delegación debía rechazar una línea de armisticio al oeste de la actual línea del frente, cualquier demanda de desarme polaco y cualquier intento de mezclarse en los asuntos internos del país. En cualquier caso, las negociaciones del armisticio no debían “perjudicar cuestiones pertenecientes a las negociaciones de paz”.

Los polacos tenían que resolver además el asunto de Petliura. Tras el acuerdo de Spa entre Grabski y la Entente, el gobierno había decidido apoyar “el tema de una Asamblea Constituyente de Kiev” en la propuesta conferencia de paz de Londres. Sin embargo, como los polacos ya habían abandonado su proyecto federalista, este apoyo sería moderado y ofrecido no sobre la base sino en la opinión de la obligación moral de Polonia con las tropas de Petliura, que habían combatido “leal y bravamente”. Pero ahora, el nuevo Gobierno de Unidad Nacional presidido por Wincenty Witos instruyó a la delegación que una demanda soviética para desarmar a las tropas de Petliura “podía ser aceptada sobre la condición de tiempo [pod warunkiem czasu]”, frase que probablemente significaba que se iba a conceder una importante cantidad de tiempo para el desarme. Toda vez que el armisticio en su totalidad era para los polacos un mecanismo temporal, es posible que el gobierno intentara esta formulación como una inofensiva treta, pues la demanda soviética nunca sería implementada.

La delegación polaca cruzó la línea del frente al este de Brest-Litovsk el 30 de julio encontrándose con la soviética en Baranowicze el 1 de agosto, para enterarse entonces de que la delegación soviética tenía autorización de Lenin y Rakovskii para firmar un armisticio solamente si iba acompañado de un acuerdo de paz preliminar. Una de las razones de esa exigencia de firma conjunta de acuerdo de armisticio y negociaciones de paz fue que las últimas, como había dicho Chicherin en otra ocasión, “pueden ser demoradas una y otra vez, mientras que no puede hacer usted eso con las negociaciones de un armisticio”. Con sus tropas avanzando extraordinariamente rápido, los soviéticos estaban obviamente interesados en demorar. Habían concebido el encuentro en Baranowicze como teniendo un “carácter preparatorio”, significando que la delegación soviética, compuesta exclusivamente de militares, iban simplemente a preguntar “a los polacos lo que querían” y decirles que las negociaciones de armisticio y paz comenzarían cuatro días después en otro lugar. Esta táctica dilatoria resultó mejor de lo esperado, pues la delegación polaca no tenía autorización para tratar asuntos de paz. Los polacos, soprendidos, quisieron ponerse en contacto con Varsovia, pero habiendo perdido su equipo de radio en el cruce de un puente en llamas, estaban obligados a pedir a los soviéticos que radiaran su mensaje, y los soviéticos no lo harían sin realizar cambios. En esta situación, la delegación polaca decidió regresar a Varsovia el día siguiente.

Con independencia de la táctica dilatoria soviética, los bolcheviques ya habían estado trabajando sobre sus “condiciones de paz preliminares”. Su primer borrador fue enviado al Politburó el 25 de julio, estipulando, entre otras cosas, desmovilizar a casi todo el ejército polaco, armar a los trabajadores industriales organizados de Polonia, que Polonia entregara sus armas y municiones, la toma de oficiales militares como rehenes, y libre transporte soviético de personas y mercancías por Polonia en vagones sellados de ferrocarril. La línea de armisticio debía ser trazada a lo largo de la línea del frente, en cualquier parte que alcanzara el oeste de la línea Curzon; de otra forma, debía discurrir a lo largo de la línea Curzon. La frontera polaco-soviética iba a seguir la línea Curzon “con divergencias al este en la región de Chelm y cerca de Bialystok”.

Dos días más tarde, Karl Danishevskii, bolchevique letón y comisario del Estado Mayor de Campaña, fue nombrado por el Politburó jefe de la delegación de paz soviética. Sin experiencia en diplomacia, su misión, más que meterse a discutir auténticas negociaciones, era presentar un ultimátum a los polacos, tal como Chicherin había sugerido previamente. Para determinar los términos precisos del ultimátum, el Consejo Militar-Revolucionario de la República, presidido por Trotsky, había elaborado a finales de julio un borrador detallado de acuerdo de paz preliminar. En él se establecía que la “frontera oriental de Polonia” debía discurrir desde la frontera de Prusia del Este cerca de Szczuczyn a lo largo de los ríos Wissa, Biebrza, Narew y Narewka hasta Bialowieza, y luego a lo largo de los ríos Lesna y Bug. Al sur de Brest-Litovsk, la frontera iba a separarse ligeramente del Bug al este y luego de vuelta al Bug cerca de Uscilug. Desde ahí, correría a lo largo del Bug hasta Krylow, y luego en línea recta a Medyka, al este de Przemysl, luego a lo largo del río San hasta Dynow, al oeste de Przemysl, y desde ahí a lo largo de los ríos San y Oslawa hasta la frontera checoslovaca (véase último mapa). Este trazado propuesto de línea fronteriza daría a los soviéticos grandes territorios al oeste de la línea Curzon, como los condados de Bialystok y Sokolka, y el área entre Przemysl y Sanok en Galicia. Además, la mayor parte del condado de Szczuczyn de la provincia de Lomza en la propia Polonia se convertiría también en parte del estado soviético. Pero lo más importante, el nudo ferroviario estratégico de Grajewo en la frontera de Prusia del Este con Bialystok quedaría por entero dentro del estado soviético. La única divergencia al este de la línea Curzon estaría al este del Bug y al sur de Brest-Litovsk en el sector medio de la frontera. En el norte, la frontera divergería hasta 100 km al oeste de la línea Curzon, en el medio hasta 30 km al este de la línea, y en el sur hasta 40 km al oeste de ella.

Las otras condiciones de paz propuestas tenían mucho que ver con la interferencia en los asuntos internos de Polonia. Por ejemplo, en un mes el ejército polaco tenía que reducirse a 50.000 tropas y 10.000 oficiales y cuadros administrativos. Y en ese mismo tiempo también habrían de entregarse a los soviéticos todas las armas y municiones, que los soviéticos utilizarían para armar a los trabajadores industriales y urbanos polacos. Polonia tendría que cesar en la producción de armas y municiones, y quedaría obligada a no recibir ayuda militar extranjera. Por daños de guerra, Polonia debía entregar a los soviéticos 500 locomotoras y 10.000 vagones de ferrocarril en una semana, así como 30.000 caballos y 30.000 carruajes en tres semanas. También se incluía otro material, maquinaria y equipo.

Debía establecerse una zona neutral de 53 km entre los dos ejércitos mediante la retirada de tropas polacas, y en dicha zona se constituiría una milicia armada de trabajadores. El Ejército Rojo mantendría hasta 200.000 hombres inmediatamente al este de la zona neutral.

Posteriormente se añadieron otras condiciones, como la del derecho soviético a transporte de personas y mercancías en trenes sellados a través de Polonia sin inspecciones o controles aduaneros, polciales y sanitarios, derecho a publicar por el gobierno soviético material y correspondencia diplomática polaca, amnistía para los polacos que habían servido en el Ejército Rojo, toma de rehenes...

Aunque esas condiciones de paz fueron aprobadas por el Politburó el 31 de julio, es evidente que la diplomacia soviética no intentaba dar al traste con los resultados de sus éxitos militares, como temía Stalin. Después de todo, el Comité Revolucionario Polaco, presidido por Markhlevskii, ya había sido establecido por el Politburó el 23 de julio y proclamado una semana más tarde en la Bialystok ocupada por los soviéticos como el gobierno provisional soviético de Polonia.Como Lenin explicó a Stalin, el armisticio y la paz con la “burguesa” Polonia no se firmaría a menos que fuese necesario por la ofensiva del general Wrangel. Esta ofensiva local comenzó el 26 de julio y culminó una semana más tarde; por tanto, Lenin quería prudencia, al igual que Trotsky, quien expresó que “en vista del éxito de Wrangel y el alboroto de Kuban”, Moscú debería “explicar al camarada Danishevskii que las negociaciones del armisticio debieran ser conducidas en un espíritu tal que en caso de necesidad fuese realmente posible concluir un armisticio”.

En todo caso, la táctica dilatoria soviética y su manejo del viaje de la delegación polaca a Baranowieze causaron una impresión muy desfavorable no sólo en Varsovia, sino también en Londres. El 4 de agosto, Lloyd George, en una conversación con Lev Kamenev y Krasin, culpó a Moscú de que no hubieran comenzado las negociaciones polaco-soviéticas. Amenazó que si los soviéticos no presentaban unos términos aceptables a los polacos, se ordenaría la salida de la Royal Navy, se renovaría el bloqueo de la Rusia Soviética y se entregarían armas de Occidente a Polonia.

Pero estas amenazas no intimidaron a los soviéticos. El 5 de agosto el Comité Central decidió continuar la ofensiva hasta la victoria. El liderazgo militar esperaba tomar Varsovia el 16 de agosto, y mientras tanto la tarea de la diplomacia soviética consistía en evitar un ataque de la Entente. Ese mismo día, Chicherin envió una nota a Lloyd George explicando que al insistir en simultáneas negociaciones de armisticio y paz, los soviéticos sólo estaban intentando asegurar “que los propios términos del armisticio con Polonia incluyeran garantías razonables que evitaran que Polonia intentara convertir el armisticio en un respiro para renovar operaciones militares contra Rusia”. Al mismo tiempo, la central de radio de Moscú se mantuvo misteriosamente incapaz durante dos días de recibir la nota de Varsovia de 5 de agosto que daba el acuerdo a negociaciones simultáneas sólo si Rusia garantizaba a la delegación polaca “comunicaciones libres y directas con el gobierno polaco”. Finalmente, en la noche del 11-12 de agosto se firmó un acuerdo sobre el cruce de la línea del frente el 14 de agosto por la delegación polaca camino de Minsk, donde debían tener lugar las negociaciones del armisticio y paz.

Al tiempo que demoraban las negociaciones, los bolcheviques revisaron sus términos de paz preliminares en vista de las amenazas de Lloyd George de 4 de agosto. Ese mismo día decidieron moderar sus demandas territoriales en el sector septentrional. El Politburó confirmó oficialmente esta decisión el 12 de agosto. La frontera polaco-soviética modificada comenzaría en la intersección de la nueva frontera lituano-soviética y el río Swislocz, al sur de Grodno. Bialystok, Grajewo y Sokolka permanecerían de este modo siendo polacas, pues la frontera al norte de Brest-Litovsk iba a seguir en su mayor parte la línea Curzon. Como no había cambios en la frontera propuesta al sur de Brest-Litovsk, puede decirse correctamente que los soviéticos no ofrecieron a los polacos mejores condiciones territoriales que las sugeridas por Curzon. Al mismo tiempo, el ferrocarril estratégico Wolkowysk-Bialystok-Grajewo, conectando la Rusia Soviética con Prusia del Este, se convertiría en una zona extraterritorial dentro de Polonia bajo control militar ruso.

La moderación de las demandas territoriales soviéticas se vería compensada por el endurecimiento de otras condiciones. Así, la línea a la que tendrían que retirarse las tropas polacas tras la firma de un armisticio quedaría determinada por el mando militar soviético; una milicia de trabajadores armados reemplazaría a la policía y gendarmería de Polonia, y sólo la mitad del reducido ejército polaco llevaría armas. No se toleraría en suelo polaco ninguna organización que reclamara ser un gobierno de cualquier parte de la Rusia Soviética o la Ucrania Soviética; en diez días Polonia debía desarmar a las tropas de Petliura y entregar sus armas a la Ucrania Soviética...

Continuaremos con la batalla de Varsovia y la conferencia de paz de Minsk.
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Mensaje por José Luis » Lun Feb 27, 2012 9:25 am

¡Hola a todos!

La devastadora retirada del ejército polaco desde el río Berezina hasta las puertas de Varsovia en sólo seis semanas fue una auténtica conmoción para los polacos y un tremendo golpe a la credibilidad de Pilsudski como líder de la nación polaca. Su poder ya había sido reducido de forma importante con la creación del Consejo de Defensa Estatal la víspera de la ofensiva soviética el 4 de julio, y ahora la Entente presionaba al gobierno polaco para que lo reemplazara como comandante en jefe por el general francés Maxime Weygand. La presión aliada cesó cuando Weygand concluyó que no podía dirigir al ejército polaco con seguridad, pues no le era familiar, y sólo se avino a ser asesor del EMG polaco. De todas formas, Pilsudski ofreció la dimisión de sus puestos, pero el Consejo de Defensa Estatal la rechazó en las dos ocasiones en que Pilsudski la presentó.

Durante la Batalla del Bug y Narew, el 6 de agosto Pilsudski emitió una orden para que sus tropas se reagruparan y prepararan para una gran contraofensiva que decidiera “el destino de la guerra y el país”. Esa batalla de los dos ríos hizo posible el reagrupamiento, pues detuvo el avance soviético durante varios días. Al mismo tiempo se trajeron varias de las mejores divisiones de Volhynia y Galicia del Este, donde habían intentado, sin éxito, derrotar a la caballería de Budennyi. Según el plan de Pilsudski, dos ejércitos tenían que defender Polonia , mientras que un tercer ejército, bajo su mando personal, atacaría a los bolcheviques desde el sur, una vez hubieran comprometido todas sus fuerzas contra los defensores de Varsovia. Era imprescindible que los defensores de Varsovia resistieran la embestida soviética hasta que Pilsudski pudiera penetrar el flanco meridional de los soviéticos.

Las dos líneas defensivas fortificadas al este de la ciudad no estaban adecuadamente preparadas, y la situación se complicó cuando un regimiento polaco cayó presa del pánico en Radzymin, donde los soviéticos lanzaron su principal ataque el 14 de agosto haciéndose con la plaza. Sólo después de un duro combate al día siguiente, las unidades del general Luejan Zeligowski, que incluían la llamada División Lituano-Bielorrusa, consiguieron recuperar Radzymin. Este fue el momento decisivo de la batalla, pues se rompió el espíritu atacante de los bolcheviques, y desde ese momento los defensores del este de Varsovia prevalecieron hasta que se levantó el asedio.

El otro ejército polaco que defendía el norte de Varsovia en posiciones a lo largo del río Wkra estaba dirigido por el general Wladyslaw Sikorski, quien, convencido de que el soldado polaco era bueno en la ofensiva y malo en la defensa, ordenó a sus tropas atacar a un enemigo superior. Y sólo un inesperado golpe de suerte evitó que el ataque acabase en catástrofe. El 15 de agosto, durante un ataque de la Brigada de Caballería del general Aleksander Karnicki tras las líneas enemigas, un regimiento recién formado de voluntarios consiguió destruir el centro de comunicaciones de radio del 4º Ejército soviético. Esto imposibilitó el contacto con Tukhachevsky durante las siguientes horas de ese día, horas que fueron cruciales, pues Tukha continuó su movimiento hacia el oeste hacia Plock y Wloclawek en vez de atacar el vulnerable flanco izquierdo de Sikorski, lo que con toda probabilidad habría supuesto la derrota completa del general polaco.

Pilsudski, con sus fuerzas concentradas entre Lublin y el río Wieprz, lanzó su ataque el 17 de agosto consiguiendo penetrar rápidamente el flanco sur de los bolcheviques, que era más débil de lo esperado. Los soviéticos se vieron obligados a ordenar la retirada en todo el frente para no quedar cercados, consiguiendo escapar finalmente con sus tres ejércitos, pero duramente castigados. Sin embargo, el Cuerpo de Caballería de Gai y el 4º Ejército, habiendo avanzado muy hacia el oeste, no tuvieron posibilidad de escape y la mayoría de sus unidades cruzaron la frontera de Prusia del Este, quedando internadas allí. En su conjunto, el Ejército Rojo sufrió lo que Lenin llamó diversamente una derrota “profunda”, “catastrófica”, “enorme”, “gigante” e “insólita”. Los polacos hicieron 50.000 prisioneros de guerra, mientras que entre 50.000 y 80.000 soldados soviéticos cruzaron la frontera alemana. Aunque muchos de ellos consiguieron escapar a la amiga Lituania, a finales de septiembre todavía permanecían en Alemania unos 48.000 soldados soviéticos internados. El 25 de agosto los polacos consiguieron recuperar la parte más occidental de las zonas fronterizas, incluyendo Brest-Litovsk, Bielsk, Bialystok y Sokolka.

Aunque la victoria mejoró la posición de Pilsudski, su popularidad y autoridad personal nunca recuperarían los índices que habían alcanzado cuando su captura de Kiev. Muchos de sus oponentes políticos dieron los laureles de la victoria en la Batalla de Varsovia al general Weygand, quien supuestamente había sido el cerebro de la operación, mientras que otros escogieron para tal honor al jefe del EMG, general Rozwadowski. Pero en la católica Polonia, la mayoría de la población creyó que la victoria había sido obra de la intervención divina, toda vez que el momento decisivo de la batalla se produjo en el día de la Celebración de la Asunción de la Virgen María, desde hacía mucho tiempo considerada la patrona de Polonia. Desde entonces, la batalla se conoció popularmente como El Milagro del Vístula.

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Mensaje por dzugavili » Lun Feb 27, 2012 12:01 pm

Hola.
Puesto que el relato de José Luis sigue a Borzecki,y éste habla desde una perspectiva polaca,pasa casi de puntillas sobre un tema fundamental,por lo cual complementaré la historia con el siguiente

ANEXO

¿Varsovia roja? ¿Aún más allá? Acabada victoriosamente la guerra civil,casi,como se detallará a continuación,y fracasado el "delirio" polaco por reconquistar su imperio de hacía siglos,con la fuga que siguió a la fugaz toma de Kiev las tropas polacas alcanzaron el límite cultural de Polonia,la propuesta de paz británica,basada en la denominada Línea Curzon,otorgaba a los soviéticos respetabilidad internacional,garantizando una Polonia independiente,pero otorgándoles unas fronteras occidentales bastante favorables.Parecía llegado el momento de dejar las armas y comenzar a gobernar.
Pero aquí Lenin,devenido en sufrido y realista diplomático,siempre intercediendo entre sus belicosos comandantes,en los difíciles días de la guerra civil,volvió a mostrarse como el polemista revolucionario:una Polonia comunista,y más allá,la llama roja extendiéndose hacia Alemania,y aún más,el sueño de Marx,la revolución mundial...Pocos jefes políticos y militares soviéticos pudieron resistirse a esta visión.
Contra lo que dice Borzecki de que "Stalin estuvo de acuerdo",éste fué uno de los pocos.Ya en mayo declaró en público que la ofensiva polaca en Ucrania estaba condenada al fracaso pero que "si el ejército polaco estuviese operando en Polonia resultaría muy duro luchar contra él"."La retaguardia del ejército polaco es monolítica y el sentimiento nacional determina su cohesión...Predomina el amor a la patria...De ahí la firme unidad del ejército polaco",añadía.A finales de julio denunció a "los fanfarrones que gritan ¡A Varsovia!".
Pero Lenin no quiso saber nada de objecciones,colocó al mando de los ejércios que perseguían a los polacos hacia el Vístula a Mijaíl Tujachevski,ex teniente zarista sinceramente convertido al comunismo de veintisiete años de edad.El 23 de julio el comandante en jefe Serguei Kámenev ordenó a éste que se apoderase de Varsovia "no más tarde del 12 de agosto".
El Grupo de Ejércitos del sudoeste,mandado por Alexandr Yegórov y con Stalin como comisario,no solamente defendía el flanco sur de este avance,y vigilaba una posible intervención rumana,sino,muy importante,debía controlar al último ejército "blanco" operativo,el de Wrangel basado en Crimea,residual pero potencialmente peligroso.Éste Grupo de Ejércitos debía tomar Lvov,impidiendo una posible intervención rumana.
El 5 de agosto Tujachevski,preocupado por la creciente resistencia polaca,pidió refuerzos que ya le habían sido prometidos.El 11 de agosto el mando supremo ordenó a Yegórov enviar a este efecto al 12º Ejército y al 1º de caballería de Budionni.Éste y Stalin trataron de ganar tiempo,cuando por fin el primero se decidió Stalin se negó a firmar la orden...
El 16 de agosto los polacos contraatacaron en todo el frente...El resto lo relata José Luis,los soviéticos sufrieron una completa derrota y en el acuerdo subsiguiente Polonia obtuvo territorios hacia el este más allá de la Línea Curzon,incluyendo millones de ucranianos y bielorusos,hecho que tendría enorme importancia en la política europea de entreguerras y hasta el fin de la IIGM.
¿Quién fué el máximo responsable de este desastre? Sin duda Lenin,convencido de que los obreros y campesinos polacos aguardaban con impaciencia a los bolcheviques,en realidad,como Stalin había pronosticado,la ofensiva comunista generó el fervor patriótico entre todas las clases sociales.
Las razones que dió Stalin de su comportamiento fueron estratégicamente impecables ¿Había de desguarnecer la presión sobre Wrangel,situado a centenares de kilómetros? En caso de ocupar Polonia¿Las potencias occidentales restarían impasibles o se preocuparían de reavivar este rescoldo de la guerra civil? Aunque el ejército de Budionni se hubiese movido a tiempo,exausto como estaba no hubiese cambiado el signo de la batalla...Pero lo que en un mando político puede ser considerado independencia de criterio y capacidad de decisión ejerciendo un mando militar es una insoburdinación que puede considerarse materia de fusilamiento...Cuando él tuvo el mando,durante la IIGM,hubiese ejecutado a cualquiera por mucho menos...
¿Y Tujachevski? Los cargos que pesan sobre él son graves;avanzó con rapidez excesiva y sin proteger sus flancos,aunque se escudó en la negligencia de Yegórov y Stalin no sólo quedó vulnerable en el flanco sur,sino también en el norte su 4º Ejército perdió contacto,fué aplastado y sus restos debieron refugiarse en Prusia oriental.Pero como José Luis ya anunció que incluirá su caso dejemos que sea el propio Tujachevski,por boca de la Historia,quien presente su defensa.
Todos los datos están sacados de Adam B. Ulam "Stalin",excepcional libro de historia política.
Saludos.

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Mensaje por José Luis » Lun Feb 27, 2012 7:28 pm

¡Hola a todos!

La delegación polaca para la conferencia de paz de Minsk estaba compuesta por seis representantes del parlamento, dos del gobierno y uno del ejército. Fue presidida por el viceministro de exteriores, Jan Dabski, también miembro del parlamento y uno de los líderes del Partido Campesino “Piast”. Su origen campesino pudo haber sido la razón de su elección como jefe de la delegación, en vez del más preparado Wróblewski que ya había presidido la delegación del armisticio en Baranowieze, para mostrar como falsa la afirmación soviética de que luchaban contra una Polonia “burguesa”. Además, Dabski era un protegido de Witos, que temabién pertenecía al partido “Piast”. Había sido viceministro de exteriores desde finales de marzo de 1920 y era uno de los firmantes del acuerdo político de 21 de abril con la Ucrania de Petliura. A pesar de esto, siendo de Galicia del Este y desconociendo Rusia y el idioma ruso, Dabski no era ni mucho menos el mejor candidato posible para encabezar la delegación.

Los polacos acudían con una idea clara de cuáles iban a ser los términos soviéticos, pues el 9 de agosto Lev Kamenev ya había presentado a Londres algunas de las mayores condiciones de paz soviéticas. Eran conscientes, también, de que el destino de Polonia y del arreglo de paz iban a depender del resultado de la Batalla de Varsovia, que justo acababa de empezar. Si los polacos perdían la batalla, los soviéticos ya no necesitarían un tratado de paz con una Polonia “burguesa”, pues una Polonia Soviética se haría realidad. Sin embargo, si ganaban los polacos, las condiciones soviéticas serían descartadas. En consecuencia, el Consejo de Defensa Estatal instruyó a la delegación polaca en su reunión de 11 de agosto que no presentara o discutiera ninguna condición territorial, sino que defendiera las ideas básicas de autodeterminación e independencia de Bielorrusia y Ucrania. Además, el consejo declaró que los soviéticos no tenían derecho a disponer de las regiones de Wilno y Grodno, y que el tema de la frontera entre Polonia y Lituania sólo podía resolverse mediante negociaciones entre ambas partes, teniendo en cuenta la voluntad de los habitantes de esos territorios. Se decidió incluir en la delegación a un experto militar ucraniano, el coronel Tkaczuk, quien declinó la invitación a última hora, a menos que pudiera unirse a la delegación como el representante oficial de la Ucrania de Petliura, petición que fue rechazada porque dicho status oficial sería inaceptable para los soviéticos y mal recibido por la Entente, mientras que los polacos no estaban en una posición de dictar condiciones.

Los soviéticos, que creían que Polonia era reacia a entrar en negociaciones de paz, enviaron su delegación a Minsk por la fuerte presión británica e internacional. Esperaban una delegación polaca de bajo nivel, y su propia delegación, concebida sólo para presentar un “ultimátum” a los polacos, no incluía diplomáticos ni siquiera funcionarios del partido de consideración. Por ello quedaron alarmados cuando supieron que la delegación polaca, que cruzó la línea del frente el 14 de agosto, incluía dos viceministros. Temieron que los polacos no rechazarían simplemente el ultimátum, sino que aprovecharían la oportunidad para acusar espectacularmente a los soviéticos de imperialismo y agresión. Karl Radek sugirió a Lenin que “fuese enviado [a Minsk] un representante experimentado del Comisariado de Asuntos Exteriores, el mejor de todos Ioffe”. Al final fue el propio Radek el incluido en la delegación soviética.

La delegación polaca llegó a Minsk el 16 de agosto y fue alojada en una casa solariega llena de chinches y otros bichos. Los polacos fueron escasamente alimentados, sujetos a una conducta arbitraria del comandante soviético, y con sus alojamientos vigilados día y noche por tropas soviéticas que limitaban la libre salida de los polacos. Con pretextos varios, se impidió a la delegación polaca el uso de su propio equipo de radio. Todas estas medidas fueron tomadas por los bolcheviques bajo órdenes expresas de Danishevskii, el jefe de la delegación soviética, y con pleno conocimiento y aprobación de Moscú. Tan eficaz fue la labor de espionaje del comandante del cuartel, que Danishevskii ya conocía los puntos básicos de la contrapropuesta polaca un día antes de que le fuese presentada por Dabski.

La primera dificultad en la mesa de negociaciones fue que la delegación soviética representaba tanto a la Rusia Soviética como a la Ucrania Soviética, pero lo polacos sólo tenían autorización para negociar con la primera. Aunque los polacos habían asumido que la última era parte de la primera, Danishevskii explicó que, hablando estrictamente, éste no era el caso y que todavía no se habían “determinado plenamente” las “formas legales de relación” entre las dos repúblicas soviéticas. La delegación polaca preguntó entonces cómo Skrypnik, un miembro de la delegación soviética, podía ser al mismo tiempo miembro de los dos comités ejecutivos centrales de Ucrania y de Rusia. Ni Skrypnik ni Danishevskii fueron capaces de dar una razón sin consultar a Chicherin, pero en el ínterin ambas delegaciones decidieron continuar las negociaciones.

El 17 de agosto Chicherin aconsejó a Lenin en contra de la presentación de un ultimátum, visto el actual cambio en la situación militar, pues tal paso llevaría con seguridad a un rechazo que obligaría a los soviéticos a romper las negociaciones. En cambio, razonó, “con la nueva situación, nuestro objetivo debiera ser una infuencia de agitación en Occidente”. Además, una vez rotas las negociaciones con los polacos, sería más difícil traerlos a una mesa de negociación en el futuro. La mejor manera de proceder sería alargar las negociaciones y echar la culpa de la demora a la delegación polaca. Esta nueva táctica requería un diplomático tan sofisticado como Ioffe.

De esta forma, se abandonó la idea del ultimátum y se presentó, en cambio, una propuesta de paz soviética en forma categórica el 19 de agosto. Había importantes cambios en las condiciones respecto a las aprobadas por el Politburó el 13 de agosto. Desaparecía el término “preliminares”, y su número se había reducido de forma importante, mientras que las condiciones restantes tendían a ser menos específicas, dando espacio al regateo. Por ejemplo, la frontera ya no era precisa, sino que se describía como “siguiendo generalmente” la línea Curzon, con divergencias al este cerca de Bialystok y Chelm. Tampoco se incluyó lista alguna con referencia a las armas que debía conservar el ejército polaco o de los daños de guerra a ser pagados. Se habían endurecido dos condiciones: el ejército polaco no debía superar los 50.000 hombres, incluyendo oficiales y cuadros administrativos hasta 10.000; y Polonia debía llevar a cabo “una plena amnistía política y de guerra”. Otras condiciones se habían moderado; por ejemplo, las tropas polacas debían retirarse 53 km al oeste de la línea de armisticio, y no a una línea determinada arbitrariamente por el mando militar soviético. Y el material y documentación diplomática debía ser publicado por el gobierno polaco, no por el soviético. No se hacía mención a ninguna milicia obrera armada como sustituta de la policía y gendarmería, ni Polonia se veía forzada a rechazar ayuda militar exterior, ni tampoco debían entregarse las tropas de Petliura ni su correspondencia. Finalmente, no se requería el acuerdo polaco para que los soviéticos convirtieran los oficiales polacos capturados en rehenes.

La contrapropuesta polaca siguió el 23 de agosto, cuando la delegación polaca, pese al férreo control bolchevique, supo de la resonante victoria polaca en la Batalla de Varsovia. La respuesta polaca fue un rechazo categórico de virtualmente todos los puntos de la propuesta soviética. Los polacos subrayaron que la mayor parte de las condiciones contradecían obviamente las declaraciones de Moscú del reconocimiento incondicional de la independencia y soberanía de Polonia. Representaban la paz de un vencedor que sólo podía ser dictada a una nación que hubiese sido completamente derrotada, y éste no era el caso actual. En particular, al adoptar la línea Curzon, que era casi idéntica a la línea de la partición final, los soviéticos estaban intentando retener todos los territorios sacados a Polonia por el imperio ruso durante las particiones de 1772-1795. La línea Curzon no tenía mérito como una divisoria étnica, pues el territorio étnico polaco alcanzaba “más allá” de esta línea. Finalmente, Polonia era favorable a garantizar el derecho de autodeterminación “a los pueblos que habitaban los territorios entre ella y Rusia”.

Frente a este rechazo categórico, Danishevskii comprendió que no había posibilidad de llegar a un acuerdo basado en la propuesta soviética. El 25 de agosto intentó recalcar a Chicherin que si Moscú era partidario del acuerdo, entonces había que descartar toda la propuesta, teniendo en cuenta los recientes cambios radicales en la situación estratégica del frente. En cuanto a la delegación polaca, tenía una definida impresión de que su mayoría, incluyendo Dabski, deseaba sinceramente la paz sobre la base de “ningún vencedor y ningún vencido”. Y más importante, Danishevskii informó que la parte más izquierdista de la delegación polaca había sugerido en una reunión “privada” que debería ser posible el acuerdo sobre la frontera en Bielorrusia. No consideraban legalmente vinculante el acuerdo polaco con Petliura de 21 de abril de 1920, pues nunca había sido ratificado por el parlamento. La lucha polaca por la frontera histórica de 1772, así como el romanticismo de Pilsudski, se habían convertido en cosas del pasado y su autoridad política había disminuido. Chicherin respondió que la situación estratégica del Ejército Rojo no eran tan mala como para justificar una repentina retirada de los términos de paz soviéticos, que causaría una falsa impresión en todo el mundo de que “estamos perdidos”. En vez de “ir a Canosa”*, los soviéticos debían: (1) demorar las negociaciones solicitando a los polacos que presentaran su programa positivo; y (2) perseguir “el objetivo de agitación de enfatizar nuestro amor por la paz”. Además, la delegación soviética debería declarar que sus demandas ya no eran categóricas, sino abiertas a discusión. Un reluctante Danishevskii señaló que esta táctica sólo podía ganar unos cuantos días, y luego se romperían las negociaciones.

*Referencia al viaje que realizó Enrique IV, vestido de penitente, al castillo de Canosa, norte de Italia, para ver al Papa Gregorio VII, que lo había excomulgado, donde esperó durante tres días por el perdón del papa. Desde entonces se utiliza esta cita de “ir a Canosa” en referencia a una humillación.

Seguiremos.

Saludos cordiales
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