La extrema derecha en el Cono Sur

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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27Pulqui
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La extrema derecha en el Cono Sur

Mensaje por 27Pulqui » Sab May 08, 2010 9:25 pm

El tema extrae las conclusiones del estudio dedicado a la extrema derecha de Argentina, Brasil y Chile de mediados de la década de 1920 a 1939 por Sandra McGee Deutsch en su libro Las derechas. Las extrema derecha en la Argentina, el Brasil y Chile, 1890-1939 (Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005). Para la autora las potencias del ABC tuvieron importantes movimientos derechistas, y por tratarse de tres países relevantes de América Latina son objetos excelentes para el análisis comparativo, entre otros motivos para estudiar los diferentes grados de influjo en una y otra nación. En el libro el período analizado empieza en 1890, aquí por la proximidad a la Segunda Guerra y la ligazón con los fascismos de Europa tomaré solamente el capítulo 12, que es la Conclusión de la parte III, La Era del fascismo: fines de la década de 1920 hasta 1939.

Es una serie de cinco mensajes contando el presente. En el texto aparecerán nombres de políticos y teóricos de las corrientes de extrema derecha, de asociados a ellas y de figuras de la época como los presidentes de los países. Por razones de espacio no proporcionaré referencias de los nombrados, no obstante conviene precisar que en Chile la corriente más importante fue el Movimiento Nacional Socialista (MNS), en Brasil la Ação Integralista Brasileira (AIB) y en la Argentina no existió una fuerza central sino una constelación, es por eso que la autora los identifica respectivamente por: nacistas, integralistas y nacionalistas.


Conclusiones de McGee Deutsch (1926-1939)

Los nacistas chilenos (MNS), los integralistas brasileños (AIB) y los nacionalistas argentinos creían que estaban viviendo en una época de transición en la que su versión de nacionalismo radicalizado desplazaría al degenerado liberalismo, al conservadurismo y al socialismo. La extirpación de estas ideologías, sus representantes y la decadencia que habían incitado figuraba de modo descollante en lo que Roger Griffin llamó la “nebulosa pero radicalizada revolución moral y social” de la extrema derecha [Nota: Griffin es el autor de The nature of fascism]. El objetivo de esta revolución era erigir un Estado jerárquico y dictatorial, inspirado en el culto del heroísmo, que uniría y purificaría a la nación. Estos rasgos, según Griffin, constituían la esencia del fascismo.

Había muchos resabios del pasado en este proyecto. Los primeros activistas se habían opuesto al liberalismo, al izquierdismo y a los sindicatos militantes, y cuestionado la democracia. El sentimiento del activismo voluntarioso y de masculinidad del período bélico contribuyó al culto más radicalizado del heroísmo en la década de 1930. El pensamiento católico, cuya influencia sobre la derecha había crecido a fines de la década de 1920, impregnaba las ideas sobre la jerarquía, el corporativismo, la justicia social y los judíos. Especialmente en la Argentina y en el Brasil, los ultraderechistas heredaron y adaptaron los sentimientos antinmigratorios y antisemitas de los movimientos anteriores. Por cierto, los grupos de la década de 1930 cumplieron el sueño de Jackson de Figueiredo y de Hamilton Nogueira de una fuerza espiritual ascética radicalizada opuesta al orden “judío” materialista, sensual y revolucionario.

Los movimientos compartían una creencia común en la que sus miembros consideraban una tercera vía entre el capitalismo y el socialismo, que no encuadraba ni en la izquierda ni en la derecha. En realidad, su devoción por la jerarquía y la propiedad privada, su antagonismo ante la autonomía obrera y la izquierda y sus alianzas provisorias con los conservadores los situaban a la derecha. Sus pronunciamientos sobre el género y la familia ofrecían la más clara prueba de su identidad derechista. La nación era la gran familia en letra grande: un hogar ordenado, regido por la autoridad masculina y paterna, con varones masculinos y mujeres femeninas, implicaba una sociedad ordenada.

Sin embargo, la ambigüedad de su mensaje los ayudó a maximizar su poder de convocatoria. Mediante su componente radicalizado formularon una alternativa a la izquierda, un proyecto revolucionario del siglo XX que, según ellos, superaba a la izquierda nacida en el siglo anterior. Su violenta versión militarizada de masculinidad y su énfasis la juventud, en las exhibiciones espectaculares y, en el caso de Brasil, en un estilo de vida total formaba parte de esa alternativa, lo mismo que el respeto de mala gana que acompañaba su anticomunismo. En su opinión, la inculcación de sus valores en la sociedad y en el gobierno y la instauración de un Estado corporativista resolverían los acuciantes problemas económicos y sociales, aunque apoyaban políticas socialcatólicas. Al redefinir el capitalismo como un comportamiento codicioso y parasitario y a la burguesía como un espíritu materialista y antinacional, los ultraderechistas podían oponerse a esas fuerzas maléficas. Postularon la lucha de las naciones proletarias contra las capitalistas en lugar de lucha de los proletarios contra los capitalistas dentro de cada nación. Aunque a veces integrada por distintos elementos, la alternativa a la izquierda fue característica del fascismo en todas partes.

Continúa…

Nota: editado el 9/5/10 para enmendar el último párrafo, me había salteado una línea en la mención de proletarios y capitalistas. Editado nuevamente para precisar el período del capítulo
Última edición por 27Pulqui el Dom May 09, 2010 11:52 pm, editado 2 veces en total.
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La extrema derecha en el Cono Sur

Mensaje por waylond » Dom May 09, 2010 3:39 am

Hola. He leido atentamente el articulo que ha sitado sobre los origenes si se pueden llamar asi de la derecha en el cono sur.
Cuando era un estudiante de ciencias sociales en mi universidad , tuve a un docente muy exigente que cuando me referi a contestarle su pregunta de que era el GOU..., y yo al responder solo dije que era un grupo de extrema derecha, me miro se sonrio he ironicamente me dijo :...."Eso es tautologia......"
El era Don Luis Norberto Ivancich, para mi en esa epoca un profesor mas de Historia Argentino en mi facultad, pero no era tan asi... http://www.pagina12.com.ar/diario/elpai ... 06-28.html" onclick="window.open(this.href);return false;

Eso con respecto al tema de Extrema Derecha.
En cuanto a los hechos que puedo denotar que han correspondido al periodo que se marca como de derecha en cuanto a la argentina, es mas que sabido que en libros como el de Potash sobre las relaciones Politico Militares, del siglo XVIII y XIX, vemos una fuerte observacion a una Alemania vencedora de 1870 de la Guerra Franco Prusiana, un modelo a copiar de Estado mayor bien fortalecido y el equipamiento como la instruccion militar. Los observadores argentinos como Pedro Richieri vieron en ese tipo de modelos ejemplos a seguir, a la sombra de una fuertisima politica britanica bien mezclada con las clases patricias argentinas.

La compra de armamento militar, el pedido de pases a la escuela de guerra en alemania, la instruccion germana , y sin dejar de olvidar a los profesores que Alemania envio a la Argentina como profesores del Colegio Militar van marcando un perfil de imposicion que paulatinamente pretende hacer mas quiebre sobre el sistema liberal britanico.
LA fuerza del anarco sindicalismo, las huelgas, la gran desocupacion tras el fin de la primera guerra mundial y los bajos salarios fueron convirtiendo en cierta manera y con gran similitud un fenomeno de auge nacionalistas tipico del mundo d elos años 30 y su mayor esplendor el golpe del general Uriburu. continuare...

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Mensaje por 27Pulqui » Dom May 09, 2010 4:03 pm

Hola Waylond:

Gracias por el comentario. Como veo que dice continuaré en el cierre de su intervención me permito sugerirle que relea el mensaje inicial del tema, puesto que yo aclaré que es una serie de cinco. Usted está introduciendo a los militares cuando el tema es la extrema derecha, en donde, por supuesto, en conveniente describir la relación entre los militares y los grupos políticos-ideológicos, algo que hace el capítulo de Sandra McGee Deutsch que estoy aportando al foro. En el último de la serie pienso ubicar el enlace a un tema de Foro Segunda Guerra, en donde aporté elementos del GOU y di mi opinión al respecto de la logia. Con todo gusto luego podríamos tener un intercambio en este tema o en otro de los ya abiertos. Ahora bien, si usted piensa interrumpir esta serie no lo detendré, pero le pido que tenga en cuenta la advertencia de la apertura, recordada ahora en esta respuesta.

Nota agregada a la media hora de publicado el mensaje: no es el tema los orígenes de la extrema derecha en el Cono Sur. Se trata de las características y trayectoria (con la consecuente comparación entre los tres países) en el período de entreguerras, de 1918 (o a partir de la década de 1920 siguiendo el corte de la fuente) a 1939; para ser más preciso, desde la segunda mitad de la década de 1920, cuando cristalizan algunos grupos que para muchos autores son fascistas.

Sigo con la segunda parte:

Otra similitud entre los movimientos fue el fracaso de su conducción. Este problema resultó evidente en la Argentina, donde ninguna figura emergió para unir los diversos grupos. González von Mareés parecía inestable, aunque la atestada arena política chilena le dejaba pocas opciones salvo la de desplazarse de un lado al otro del espectro en busca de oportunidades. A pesar de sus considerables dotes intelectuales, oratorias y organizativas, Plínio Salgado [Nota: el líder integralista] se mostró indeciso en el momento de crisis. Además, Vargas y las circunstancias políticas también limitaron su espacio de maniobra.

Los distintos gobiernos mantuvieron similares reacciones con los grupos de extrema derecha. Alessandri, Justo y Vargas [Nota: presidentes de Chile, Argentina y Brasil, respectivamente], todos derechistas moderados, tendieron a consentir estos movimientos porque les resultaba útil su antizquierdismo. Además, la AIB ayudó a Vargas promoviendo un clima autoritario propicio para la consolidación de su dictadura. El presidente con mayores semejanzas con la extrema derecha, Vargas también mantuvo buenas relaciones con el integralismo hasta la instauración del Estado Novo para satisfacer a los miembros de las Fuerzas Armadas. Ansioso por retener el apoyo militar, mantener a los diversos grupos de oposición fuera de la balanza y controlar a los nacionalistas, Justo raramente actuó con dureza contra la extrema derecha. Una vez que los movimientos dejaron de ser útiles, como en el Brasil después de 1937 o en Chile a fines de 1936, los regímenes los persiguieron. No obstante, estas relaciones demuestran hasta qué grado las derechas moderada y extrema convergían en épocas de crisis e incertidumbre. Los gobiernos locales de la Argentina y el Brasil, especialmente los controlados por fuerzas rivales, fueron a menudo más hostiles hacia los grupos ultraderechistas que los gobiernos nacionales.

Ninguno de estos movimientos obtuvo el apoyo popular masivo, aunque, si se los compara con otros partidos políticos, los integralistas estuvieron más cerca de lograrlo. En la Argentina y en el Brasil, empero, el poder residió en los militares más que los votos. Los ultraderechistas cosecharon sustancial apoyo en las Fuerzas Armadas, pero resultó insuficiente para acceder al control de sus respectivos países, al menos hasta 1943 en la Argentina.

Aun más que en el pasado, los movimientos hicieron hincapié en la masculinidad, ahora en un sentido militarizado de la palabra. La meta de incorporar a las mujeres se vio por ende cargada de tensiones y contradicciones. Los grupos intentaron reducir tales fricciones separando las secciones masculinas y femeninas, afirmando el liderazgo masculino sobre las mujeres y definiendo los roles de éstas en términos domésticos. Aun así, particularmente en el Brasil, las mujeres activistas intentaron adueñarse de tareas que les permitieran disponer de más independencia e iniciativa de lo que podían haber deseado los dirigentes varones.

Los movimientos diferían en otros aspectos, tales como su composición social. En el caso argentino, el porcentaje de nacionalistas aristócratas declinó notablemente a principios de la década de 1940, a pesar de lo cual parecía más de clase alta que sus pares. La AIB era un movimiento principalmente de clase media, y el MNS, de clase media a baja, aunque algunos líderes pertenecían a la élite. Las activistas femeninas parecían ser más aristócratas en la Argentina y en Chile que los varones, aunque la extrema derecha de la Argentina estaba ampliando su convocatoria. En el Brasil, tal como sucedió con la Acción Social Nacionalista de la primera posguerra, las mujeres integralistas parecían provenir de la clase media.

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Mensaje por 27Pulqui » Lun May 10, 2010 2:48 pm

Esta información sobre la composición social tuvo implicancias más amplias. Indicaba que los brasileños y los chilenos, con su entusiasmo por los efectos teatrales y otros aspectos de la política de masas, presentaron su alternativa a la izquierda con mayor eficacia que los argentinos. La izquierda era relativamente débil en la Argentina a principios de la década de 1930, y los preponderantemente aristocráticos nacionalistas ofrecían un mensaje dual revolucionario-derechista. Puesto que las condiciones económicas eran mejores en su país que en el Brasil o en Chile, a los nacionalistas les resultó más difícil que a sus pares divorciarse del liberalismo y formular un proyecto económico radicalizado. En cambio, la amenaza planteada por los izquierdistas chilenos a comienzos de la década de 1930 y, en menor grado, por la Alianza Nacional Libertadora brasileña (ANL) [Nota: fuerza de izquierda ligada al Partido Comunista] a mediados de la década obligó a nacistas e integralistas a subrayar su radicalización. Al hacerlo, se inspiraban también en un legado antiliberal más fuerte que el de los argentinos. Respondiendo al brote izquierdista, los nacistas fueron el movimiento más violento y revolucionario de los tres. A fines de la década de 1930, la clase obrera y las fuerzas reformistas habían revivido levemente en la Argentina, y algunos grupos nacionalistas adoptaron una naturaleza menos inequívocamente fascista. Los activistas brasileños y chilenos, empero, parecían más dispuestos que los argentinos a admitir que eran fascistas o radicalizados. Así, la AIB y el MNS fueron en su momento de esplendor más populares en su composición y estilo que el nacionalismo, que aprendería a explotar con mayor eficacia su atractivo en la segunda mitad de la década.

De los tres casos, la AIB reclutó la mayor cantidad de mujeres y les asignó el papel más importante. Ello reflejaba la viabilidad de una estrategia electoral en un contexto en el que las mujeres habían conquistado el voto. Por otra parte, las tensiones generadas por la movilización de las mujeres fueron menos acentuadas entre los integralistas, quienes necesitaban de ellas para su modelo de vida total. Cuando las mujeres obtuvieron el sufragio a nivel municipal en Chile, los nacistas comenzaron a incluirlas en su movimiento hasta entonces exclusivamente masculino. La fuerza del feminismo en Chile y especialmente en el Brasil llevó a los integralistas y a los nacistas a tratar de apropiarse de este término, aunque alterando su significado. En la Argentina, donde el feminismo era débil en la década de 1930, las mujeres no podían votar y diversos factores excluían una estrategia electoral, sólo los grupos de orientación más popular movilizaron hasta cierto punto a las mujeres.

Al igual que en el pasado, la amplitud del racismo varió de un país a otro. Los integralistas y los nacistas fueron más tolerantes que los nacionalistas respecto de la gente de color. Para los tres grupos, un componente importante de su alternativa a la izquierda era el antisemitismo radical; los ataques a la supuesta avaricia y el control financiero judíos reemplazaron los ataques al capitalismo. Cuando los nacistas se desplazaron a la izquierda, su antisemitismo menguó y las críticas apuntaron al sistema económico y a las políticas de Alessandri. La cambiante postura de los chilenos demostraba que otros factores, en vez de los demográficos, eran la principal explicación del prejuicio contra los judíos. Sin embargo, cabe destacar que fue sólo en la Argentina, el país con la comunidad israelita más numerosa, donde los ultraderechistas agredieron físicamente a los judíos antes de 1939. Aquí, al menos, los judíos eran las figuras imaginarias para la extrema derecha.

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Mensaje por 27Pulqui » Mar May 11, 2010 2:37 pm

Los tres casos también difirieron en lo que respecta a la Iglesia católica, aunque todos trataron de cooptar los sentimientos católicos. Los nacistas llegaron más lejos en su secularismo, su ecumenismo y su religión alternativa. No obstante, la jerarquía elogió al MNS hasta que viró a la izquierda, aunque estaba alineada con los conservadores y con el gobierno. En cambio, el nacionalismo tenía fuertes afinidades con la Iglesia, aunque no fue apoyado por el clero en pleno. Empero, la Iglesia católica argentina mejoró también sus relaciones con el Estado y con la élite, lo que le permitió alcanzar algunos beneficios. La inserción de la religión en la educación pública, sin embargo, quedaría pendiente. Los nacionalistas no formularon una religión alternativa; con influyentes clérigos de su lado, no la necesitaban. El Brasil se sitúa entre estos dos casos. Más católica que el nacismo, la AIB incluyó también a protestantes y formuló una religión alternativa. Si bien la Iglesia tenía afinidades con el integralismo, la amistad de Leme con el gobierno le permitió obtener concesiones legalmente buscadas por los católicos. Por esa razón, la Iglesia consintió la destrucción del integralismo por el régimen. La Iglesia se situaba a la derecha en los tres países, aunque estaba más cerca de la extrema derecha en el Brasil y especialmente en la Argentina.

Esta situación se asemejaba a la de los militares. A principios de la década de 1930, las Fuerzas Armadas de los tres países prohijaban diversas tendencias políticas, aunque los chilenos tenían la corriente reformista más fuerte; los brasileños, con los tenentes, ocupaban el segundo lugar. Todos se desplazaron a la derecha durante el transcurso de la década. Respaldado por la población, Alessandri puso a los militares bajo control, de modo que ya no serían los hacedores de reyes como siguieron siéndolo en la Argentina y en el Brasil. Aunque el MNS cosechó algún apoyo del Ejército, éste era más ibañista que nacista y en última instancia más civilista que los otros. La influencia de los nacionalistas estaba creciendo en el Ejército argentino. A pesar de las maniobras de Justo, las ideas nacionalistas ganaron prestigio entre los militares desilusionados con el fraude electoral y la corrupción. Entre estos dos casos, muchos militares brasileños simpatizaban con la AIB y pertenecieron a ella, tal como lo demostraron los golpes de 1938. La mayoría, sin embargo, eligió a Vargas antes que una revolución integralista.

Dada la afinidad de sus creencias, cabría preguntarse por qué la extrema derecha no logró más ascendiente sobre las Fuerzas Armadas durante este período. Aun los militares que la apoyaban a menudo desconfiaban de las milicias, la movilización popular y el carácter radicalizado de los ultraderechistas. Solían preferir la derecha moderada, sobre todo si, como en el Brasil, incorporaba algunos rasgos de la extrema derecha.

Los movimientos se diferenciaron también respecto del lugar que ocupaban en el sistema político y en la derecha. Chile tenía un vigoroso conjunto de partidos, entre ellos los aún poderosos conservadores y diversos grupos derechistas. En el otro lado del espectro estaba el Frente Popular, la coalición reformista más fuerte de los tres países, que hizo suyos los temas del nacionalismo económico y del cambio. Recién llegado a la política, el MNS encontró poco espacio para su actividad. Mientras expresara principalmente una aspiración de orden y se opusiera a la izquierda, encontraría aliados en la derecha moderada. Por cierto, los partidos derechistas más pequeños y la Falange copiaron rasgos del programa y del estilo nacistas. Sin embargo, la violencia, la duplicidad y la demagogia nacistas alejaron finalmente al resto de la derecha. El conflicto entre la derecha moderada y el nacismo, sumado a la saturación y la vitalidad del sistema político, hizo de la extrema derecha chilena la más débil y pequeña de las tres.

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Mensaje por mml3003 » Mar May 11, 2010 4:54 pm

Muchas gracias por el aporte! Muy interesante!

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Mensaje por 27Pulqui » Mié May 12, 2010 4:30 pm

Gracias mml3003. Este es el último mensaje de la serie, al final van mis observaciones.

El movimiento brasileño siguió siendo segundo en importancia y segundo en tamaño relativo. Como primer partido nacional legal, el intregralismo halló un espacio político prácticamente vacío. Los miembros de la clase media que se inclinaban al centro o a la derecha tenían pocas alternativas aparte de la AIB y muchos se afiliaron a ella. La hostigada izquierda ofrecía una alternativa de cambio de poca monta, sobre todo después de 1935. La revolución de 1930, sin embargo, no logró barrer a las oligarquías regionales, que aprobaban el anticomunismo de la AIB, pero desconfiaban de su nacionalismo y de su populismo. Algunos católicos compartían estos recelos, por mucho que apreciaran la devoción del movimiento por el orden. Al igual que la Iglesia y los militares, estos conservadores finalmente se alinearon con Vargas, al concluir acertadamente que podían retener más poder bajo su dictadura que bajo una integralista.

El movimiento argentino, el mayor de los tres, continuó siendo el más prominente. Varios factores contribuyeron al carácter de recién llegados a la política de los nacionalistas. Las debilidades estructurales de la izquierda le impidieron a ésta presentar un proyecto revolucionario convincente. En parte por tal razón, la extrema derecha se apropió de la causa nacionalista. Los derechistas moderados, coligados en el Partido Demócrata Nacional (PDN) y en la Concordancia, gobernaban el país, pero su supremacía se debía principalmente al fraude y al respaldo militar. Su falta de legitimidad y de mensaje dejaba un gran espacio para la actividad nacionalista. Los nacionalistas solían menospreciar la participación electoral y, como no competían con el PDN por los votos, podían aliarse con éste. Único entre los tres casos, el movimiento argentino utilizó sus vínculos con los conservadores y con los militares para alcanzar el poder bajo Uriburu, Martínez de Hoz, Fresco y la intervención de Ibarguren en Córdoba. Algunos conservadores adoptaron posturas de los nacionalistas y contaron con el apoyo de éstos para retener o recuperar el gobierno; Fresco, por ejemplo, era a la vez nacionalista y miembro del PDN. A veces, los nacionalistas actuaron como brazo armado de los conservadores, como lo había hecho la Liga Patriótica Argentina en la primera posguerra. Conservadores y nacionalistas, a menudo expresaban su aversión mutua, sobre todo a medida que avanzaba la década de 1930, pero también podían taparse la nariz y usarse unos a otros. Los nacionalistas quizás estaban menos unidos que sus pares, pero su diversidad y su descentralización les permitía también influir sobre diferentes sectores, incluso algunos de la derecha moderada. Estas condiciones le posibilitaron al nacionalismo sobrevivir más allá de la década de 1930, cuando los otros movimientos se encontraban en desbandada.

En Brasil y en alguna medida en Chile, los ultraderechistas perdieron terreno ante fuertes grupos conservadores, a los cuales habían aportado aspectos de su pensamiento y de su práctica. Los derechistas moderados gobernaban la Argentina, pero sólo tras suprimir el que había sido el sistema de gobierno más democrático de los tres países. Su relativa debilidad le proporcionó al nacionalismo la oportunidad de mantener su identidad y su fuerza, a pesar de la superposición entre los extremistas y los moderados.

Podría sostenerse que la extrema derecha ejerció poco control en los países del ABC, aun en su apogeo. Los nacionalistas sólo lograron influir sobre una administración nacional que duró poco y sobre algunos gobiernos provinciales. Sin embargo, no muchos movimientos fascistas del mundo lograron una dominación duradera; los fascistas italianos y los nazis fueron excepciones, no la regla.

Fin

**** **** **** **** **** **** **** ****

Respecto de los nacionalistas y las Fuerzas Armadas, en el texto se afirma:
Los ultraderechistas cosecharon sustancial apoyo en las Fuerzas Armadas, pero resultó insuficiente para acceder al control de sus respectivos países, al menos hasta 1943 en la Argentina.
Tal como apuntó McGee Deutsch, con el golpe del 4 de junio de 1943 los nacionalistas accedieron al control del Estado; pero lo hicieron en un gobierno heterogéneo y el período de cierto dominio nacionalista católico duró sólo unos meses, de octubre de 1943 a marzo de 1944, para mediados de 1944 el gobierno de facto se vuelca hacia un cesarismo progresivo, perdiendo terreno los ultraderechistas. Para más información del proceso político ver el tema Gobierno militar argentino. En el capítulo 4 está la caracterización que hace Cristian Buchrucker de los nacionalistas aquí analizados, a los que llama restauradores, diferenciados de la otra corriente nacionalista: la populista. En ese capítulo también puede verse la relación umbilical que encuentra Loris Zanatta entre nacionalismo y catolicismo.

Otro aspecto a revisar es la condición más conservadora de la sociedad argentina que podría interpretarse del texto. Respecto de Brasil, en la Argentina existía un mayor nivel de sindicalización y tradición de izquierda. El aparente mayor dinamismo en el país luso hablante se debía a los contactos entre comunistas y militares, cuya máxima expresión fue alcanzada en el levantamiento de la ANL conducido por Prestes en 1935. En Chile la izquierda tenía cierta relevancia en el sistema político por medio del frente popular; además, como en el caso brasileño, tenía vínculos con los militares. Respecto del feminismo, en la Argentina había una larga tradición, pero el régimen conservador fraudulento instalado en la década de 1930 bloqueaba los canales de participación, es por eso que en el resumen se señala la debilidad de las corrientes feministas.
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Audie Murphy
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Re: La extrema derecha en el Cono Sur

Mensaje por Audie Murphy » Mar Jul 26, 2011 12:01 am

Así reflejaba la prensa inglesa los movimientos pro alemanes y de extrema derecha en Sudámerica, durante noviembre 1941


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fuente: "The War Illustrated"
"El mal existe cuando las personas buenas no hacen lo que es correcto"

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