Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Sab Feb 11, 2012 9:42 am

¡Hola a todos!

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Fuente: Jerzy Borzecki, The Soviet-Polish Peace of 1921 and the Creation of Interwar Europe (New Haven & London: Yale University Press, 2008), p. 283.

Las zonas fronterizas polaco-rusas fueron la razón de ser de la guerra de 1919-1920 entre Polonia y la Rusia soviética. Esas zonas fronterizas venían a constituir lo que en el imperio ruso se conocía como Territorio del Oeste o Zapadnyi krai, conocidas para los polacos como zonas fronterizas orientales o Kresy Wschdnie.

El Territorio del Oeste era una unidad administrativa independiente que había sido adquirida por Rusia en las particiones de Polonia (1772-1795). Estaba subdividida en dos partes: el Territorio del Suroeste, que tenía su capital en Kiev y comprendía las provincias de Kiev, Podolia y Volhynia, y el Territorio del Noroeste, que tenía su capital en Wilno y comprendía las provincias de Kaunas, Wilno, Grodno, Minsk, Vitebsk y Mogilev.

Las zonas fronterizas orientales, para los polacos, habían sido parte de la mancomunidad (Rzeczpospolita) polaco-lituana desde la unión polaco-lituana de 1569 hasta las particiones. El Territorio del Suroeste perteneció normalmente al Reino de Polonia, mientras que las fronteras del Territorio del Noroeste eran casi idénticas a las del antiguo Gran Ducado de Lituania.

Las zonas fronterizas estaban habitadas por varios grupos nacionales o étnicos, especialmente ucranianos, bielorrusos, lituanos, letones, judíos, polacos y rusos. El Territorio del Suroeste estaba habitado principalmente por ucranianos, con la única excepción de la ciudad de Kiev, con mayoría rusa. La composición del Territorio del Noroeste era más compleja. Los bielorrusos predominaban en las provincias de Minsk y Mogilev, y eran mayoría en la provincia de Vitebsk excepto en su parte noroccidental, Latgalia. Aquí -una zona que incluía los condados de Daugavpils, Rezekne y Ludza- había mayoría de letones. Los lituanos predominaban en la provincia de Kaunas, mientras que los judíos eran una parte importante de la población de cualquier centro urbano, toda vez que la Rusia zarista les había prohibido su asentamiento en las zonas rurales.

Para Wilno y Grodno, los rusos afirmaban que había una mayoría bielorrusa, mientras que los polacos decían ser más numerosos en la provincia de Wilno y más o menos parejos con los bielorrusos en la de Grodno. En realidad, ambas provincias estaban habitadas por un gran número de campesinos que hablaban tanto bielorruso como polaco.

Según la perspectiva rusa, los polacos locales pertencían principalmente a la nobleza y burguesía; un decreto del Zar de 10 de diciembre de 1865 caracterizaba a la población polaca compuesta “principalmente de terratenientes”. Las políticas anti-polacas de la administración se interpretaron oficialmente como protectoras del campesinado ruso (es decir, bielorruso y ucraniano) de la perniciosa influencia de los polacos. Eran delitos punibles la enseñanza de polaco a los campesinos así como la posesión de libros polacos. De esta forma y por definición, los campesinos locales no podían ser polacos, y los campesinos que eran bilingües (polaco-bielorruso o polaco-ucraniano) fueron considerados oficialmente bielorrusos o ucranianos, esto es, rusos.

El censo del imperio ruso de 1897 apoya esta visión. Mostraba un número importante de polacos sólo en unos pocos lugares dentro de las zonas fronterizas, como en el condado de Bialystok, provincia de Grodno, a la par con los ucranianos en el condado de Bielsk, misma provincia, y con minorías importantes en el condado de Kaunas y la ciudad de Wilno, provincia de Wilno.

Para los polacos, los campesinos católicos de las zonas fronterizas que eran bilingües (polaco-bielorruso o polaco-ucraniano) eran, de hecho, polacos. En cambio, los polaco-bielorruso hablantes de fe católica, que la Rusia zarista denominó oficialmente bielorrusos católicos, estaban en completa solidaridad con la población polaca, votaban por candidatos polacos, tenían escuelas polacas clandestinas, y mantenían lazos más estrechos con sus vecinos polacos que con sus vecinos bielorrusos ortodoxos. Por esta razón los rusos los consideraban iguales a los polacos a efectos prácticos, pero rusos con propósitos estadísticos.

Esta perspectiva está apoyada por el censo alemán de 1916 y el polaco de 1919; ambos mostraban que había un territorio étnico polaco que se extendía desde el río Narew hasta el río Dvina, incluyendo las ciudades y regiones de Bialystok, Grodno y Wilno, dividiendo así los territorios étnicos bielorruso y lituano. En la provincia de Grodno los polacos predominaban en los condados de Sokólka y Bialystok, y en la mitad occidental del condado de Bielsk. También formaban una mayoría relativa en el condado de Grodno, y una importante minoría en el condado de Wolkowysk. En la provincia de Wilno, eran mayoría absoluta en los condados de Lida, Oszmiana, Wilno y Swicciany, y una minoría importante en los restantes condados de Troki, Wilejka y Dzisna. La propia cidad de Wilno estaba más o menos dividida entre polacos y judíos. Los polacos también formaban una minoría significativa en los condados de Kaunas y Zarasai (provincia de Kaunas), Drissa y Daugavpils (provincia de Vitebsk), y Minsk. En el Territorio del Suroeste los polacos eran minoría importante en el condado de Podolia.

Cada nacionalidad de las zonas fronterizas tenía co-nacionales en los territorios adyacentes. Los ucranianos eran mayoría en las provincias gobernadas por los rusos que se extendía al este y sur del Territorio del Suroeste: Chernigov, Poltava, Kharkov, Ekaterinoslav, Kherson y Tavrida (sin la Crimea). Con la excepción de Poltava, todas esas provincias tenían una importante minoría de rusos, y, junto con el Territorio del Suroeste, eran conocidas colectivamente como Ucrania del Dnieper.

Los ucranianos también predominaban en la mitad oriental de Galicia, una provincia del antiguo imperio austro-húngaro. Aquí era inusualmente fuerte el movimiento nacional ucraniano, siendo mucho más débil en el resto de Ucrania. Habiendo disfrutado de libertades civiles de gran alcance y del imperio de la ley bajo Austria, los habitantes de la Galicia del Este habían sido capaces de desarrollar sus propios partidos políticos y organizaciones culturales, junto con un sistema de educación ucraniano, prensa y movimiento cooperativo, algo impensable en la Ucrania del Dnieper bajo vara rusa. Otra diferencia entre el movimiento nacional ucraniano de Galicia del Este y la Ucrania del Dnieper residía en que el primero sólo perseguía objetivos nacionalistas, tratando la revolución social con cautela, mientras el último perseguía ambos fines. Además, los ucranianos del Dnieper veían a Rusia como el mayor adversario de su causa, mientras que los de Galicia del Este lo veían en Polonia.

Los polacos, como mayoría en Galicia, querían que toda la provincia se incluyera en un estado polaco, mientras que los ucranianos, predominantes en la Galicia del Este, querían la separación del resto de Galicia a lo largo del río San, y que se convirtiera parte de un estado ucraniano, lo que significaría que unos 2 millones de polaco hablantes quedarían separados de Polonia. Algo similar sucedería a Lwow, la capital de Galicia, que medio siglo antes de la IGM era conocida como el centro más importante de la cultura polaca, más grande incluso que Varsovia o Cracovia. Este conflicto polaco-ucraniano en Galicia del este derivó en guerra tras un intento de golpe militar unilateral en Lwow por tropas ucranianas el 1 de noviembre de 1918, guerra que acabó en julio de 1919 después de que el ejército polaco echara a las tropas ucranianas de Galicia del Este.

Los habitantes ucranianos también estaban presentes en el Zarato de Polonia establecido en el Congreso de Viena de 1815 como un estado polaco residual y una monarquía constitucional ligada a la Rusia zarista por unión personal, incorporado a la fuerza dentro del autocrático imperio ruso en 1831. Los ucranianos formaban una importante minoría de la llamada región de Chelm, una mayoría relativa en dos de sus once condados, y una minoría importante en otros cuatro. La región fue dada a Ucrania en el primer tratado de Brest-Litovsk de 9 de febrero de 1918, lo que provocó una gran indignación entre los polacos. Fue pronto recuperado por Polonia tras conseguir su independencia en el otoño del mismo año. Otra minoría importante en el Zarato de Polonia eran los lituanos, predominantes en gran parte de la provincia de Suwalki, mientras que los polacos sólo eran mayoría en en los condados más meridionales de Suwalki y Augustow, y en la mitad del condado de Sejny.

Aparte de Latgavia, los letones predominaban en Curlandia y en la mayor parte de Livonia. En cuanto a los bielorrusos, los territorios por ellos habitados se extendían más allá de las fronteras del Territorio del Noroeste solamente en las provincias de Smolensk y Chernigov, siendo mayoría sólo en un condado de estas dos provincias.

Fuente: Jerzy Borzecki, The Soviet-Polish Peace of 1921 and the Creation of Interwar Europe (New Haven & London: Yale University Press, 2008), pp. 1-4.

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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por dzugavili » Dom Feb 12, 2012 8:45 pm

Hola.
Magnífico trabajo,José Luis,un derroche de erudición histórica.
Aquí queda de relieve que las fronteras orientales polacas de 1939,fijadas tras la victoria polaca en la guerra Polonia-URSS de 1920,eran étnicamente imposibles.
Polonia,al carecer de fronteras geográficamente definidas,excepto por el sur,es quizá la nación de Europa más zarandeada históricamente.Mientras fué fuerte se expandió hacia el este más allá de sus límites nacionales,al decaer fué siendo despedazada por sus vecinos.
Tras la IIGM la desplazaron hacia el oeste,ocupando regiones que,muchos siglos atrás,ya habían habitado.
¿Ha ganado o perdido con el cambio? ¿Mejor la Polonia actual o la de 1939?
En mi opinión;ha perdido en extensión territorial total,y productivas tierras agrícolas del este.
Pero ha ganado Silesia,región rica y estratégicamente importante,los restos de la Polonia prusiana,y,con la mitad sur de Prusia Oriental y los dos tercios orientales de Pomerania,el sueño de esta nación durante toda su historia;una amplia y confortable salida al mar Báltico.
Aparte de que,con los vaivenes de población debidos a la contienda,la unidad étnica es ahora casi total.
Han salido ganando.Yo no cambiaría.
Saludos.

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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por Antonio Machado » Dom Feb 12, 2012 10:38 pm

Otro excelente aporte de José Luis, no en vano tiene tantas medallas doradas y condecoraciones en este gran Foro, todas sus contribuciones son excelentes y de provecho para los foristas.

Qué enredo tan descomunal de razas y nacionalidades en toda esa zona ! me hace pensar en una frase que el Canciller de hierro solía decir hablando de la frontera entre Alemania y Dinamarca: "Solamente existen dos personas que entienden a cabalidad la historia de esa zona, yo y uno que terminó en un manicomio".

Gracias compartir, estimado y admirado amigo !

Saludos cordiales desde Nueva York,

Antonio Machado.
Con el Holocausto Nazi en contra de la Raza Judía la inhumanidad sobrepasó a la humanidad.

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José Luis
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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Lun Feb 13, 2012 8:28 am

¡Hola a todos!

Gracias por vuestros elogios, aunque he de decir que me parecen excesivamente generosos. En realidad, el mérito es de Borzecki, y mi papel es meramente divulgativo.

Como habéis visto, el tema fronterizo entre Polonia y Rusia, ambas en diferentes periodos de gestación de nuevos regímenes políticos finalizando la IGM, era realmente complejo y complicado, y no sólo en cuestiones étnicas y nacionales, sino también, y especialmente, por la nueva situación política resultante de la capitulación de las potencias centrales y la desintegración de sus imperios. Y por último, para aderezar este engorroso pastel, las relaciones diplomáticas entre rusos y polacos, entonces iniciándose, se caracterizaban en el otoño de 1918 por una mutua y marcada desconfianza.

La imagen tradicional polaca del ruso lo caracterizaba como “zafio, primitivo, imprevisible y traicionero”, mientras que los rusos veían a los polacos como “superficiales, traicioneros y taimados”. Los polacos no olvidaban los acuerdos violados por la Rusia zarista con respecto a Polonia, y los rusos no dejaban de ver a Polonia como un pueblo temerariamente rebelde. Y Pilsudski, que era jefe del estado de la restablecida Polonia y comandante en jefe de las fuerzas armadas entonces en ciernes, profesaba un odio profundo hacia Rusia, y más hacia el nuevo gobierno bolchevique y su concepto revolucionario de la diplomacia.

Los bolcheviques la llamaban “diplomacia demostrativa”, y “estaba diseñada no para promover acuerdos libremente aceptados y mutuamente beneficiosos entre gobiernos, sino más bien para poner en situación embarazosa a otros gobiernos y promover la oposición entre su propia gente”. Esta diplomacia bolchevique podía ser efectiva para su expansión del ideal revolucionario por el mundo, pero evidentemente granjeaba la desconfianza de muchos gobiernos hacia la Rusia soviética. Por otra parte, los bolcheviques estaban convencidos de que los gobiernos capitalistas buscaban su destrucción y, en consecuencia, cualquier acuerdo que estos gobiernos “burgueses” buscaran con la Rusia soviética sólo perseguiría en el fondo una ganancia de tiempo bajo la consideración de la correlación de fuerzas en un momento dado. Y Polonia se veía desde la óptica bolchevique como una pequeña república “burguesa” (al igual que los estados del Báltico) subordinada a la Entente y actuando casi siempre bajo sus órdenes.

Bajo ese contexto de gran desconfianza y desprecio entre sí que se profesaban bolcheviques y polacos comenzó la guerra. Con la firma del armisticio alemán de 11 de noviembre de 1918 a nadie, entre rusos y polacos, se le escapaba que las tropas alemanas de las zonas fronterizas regresarían a Alemania. Así que dos días después, la Rusia soviética denunció el tratado de Brest-Litovsk con todas sus cláusulas territoriales.

El plan bolchevique para la captura de las zonas fronterizas ya había sido adelantado por el comandante supremo Ioakim I. Vatsetis en octubre de 1918. Creyendo que las democracias occidentales estaban al borde del colapso y que la situación revolucionaria en Alemania devendría en una guerra civil, los bolcheviques decidieron que el objetivo de sus operaciones militares sería alcanzar la frontera de Alemania para dar su apoyo al movimiento revolucionario alemán. El territorio alemán más cercano era Prusia del Este y la ruta más corta desde Moscú pasaba por el norte de Bielorrusia, Latgalia y Lituania. En consecuencia, Trotsky declaró el 18 de noviembre de 1918 que “el camino a través de Pskov y Wilno conduce a un contacto directo con la revolución en Alemania”, revelando así el principal objetivo inmediato del Ejército Rojo en el Frente Occidental soviético.

Simultáneamente, los bolcheviques intentaban hacerse con el control de todas las zonas fronterizas; de hecho, de todos los territorios del antiguo imperio ruso, ahora evacuado por los alemanes. En otras palabras, el Ejército Rojo no debía detenerse hasta alcanzar los territorios del Vístula, el corazón del Reino de Polonia, y, en consecuencia, dieron a toda la operación militar el nombre en clave de “Objetivo Vístula”.

El Ejército Occidental, creado a mediados de noviembre de 1918 de la Región de la Defensa Occidental con cuartel general en Smolensk, tenía la misión de capturar Bielorrusia y Lituania, llegando así a la frontera de Prusia del Este para avanzar después hasta Polonia. Salvo la División de Fusiles Occidental, compuesta en su mayor parte por polacos, el resto de las divisiones estaban formadas por rusos étnicos. Pero este “ejército” no pasaba inicialmente de 10.000 hombres, creciendo en diciembre hasta 19.000 y llegando en febrero de 1919 a los 49.000.

Las tropas bolcheviques comenzaron su avance el 17 de noviembre, capturando Minsk el 11 de diciembre y avanzando hacia Wilno. El avance fue propiciado porque las tropas alemanas, más numerosas y bregadas, sólo estaban preocupadas con retirarse y regresar a casa ahora que se había acabado la guerra, no ofreciendo de esta forma ninguna resistencia seria a los bolcheviques. Sin embargo, los alemanes se retiraban lenta y gradualmente, pues debían cubrir la evacuación de sus otras formaciones desde Ucrania, castigadas por guerrillas locales. La principal ruta ferroviaria que usaron los alemanes para retirarse de Ucrania iba desde Kowel, pasando por Brest-Litovsk y Bialystok, a Grajewo en la frontera de Prusia del Este. Como debían asegurar esta línea, los alemanes prohibieron al ejército polaco, que entonces se formaba, entrar en las zonas fronterizas. Así que mientras que el Ejército Rojo se acercaba a Wilno, los polacos intentaron organizar allí una defensa con gente que consideraban étnicamente polacos.

Durante los meses de noviembre y diciembre de 1918 se crearon espontáneamente en Wilno y en un gran número de pequeñas localidades de la región formaciones clandestinas de Samoobrona, o Auto-Defensa. Ante la falta de suficiente equipo con el que detener a los bolcheviques, su comandante, el general Vladyslaw Wejkto, viajó a principios de diciembre a Varsovia en busca de ayuda. Pilsudski confirmó oficialmente al general en su puesto y le dio fondos, prometiéndole hacer todo lo posible para enviar tropas regulares polacas a Wilno. Se envió a Wilno al capitán Zygmunt Klinger para actuar como jefe de estado mayor de la Auto-Defensa. Por su parte, Pilsudski intentó conseguir, finalmente en vano, permiso de los alemanes para el paso de tropas polacas hacia Wilno.

El 29 de diciembre, en un último y desesperado intento de evitar una inminente captura bolchevique de Wilno, Leon Wasilewski, ministro de exteriores polaco, envió una nota a su homólogo bolchevique Chicherin indicando que “una parte” de Bielorrusia y Lituania “es indiscutiblemente polaca”. Por tanto, su “invasión” por los soviéticos “cercenaría directamente los intereses vitales de la nación polaca”. De suceder esto, el gobierno polaco “se verá obligado a defender....por la fuerza de las armas la integridad de los territorios habitados por la nación polaca”. Es decir, la toma soviética de Wilno sería considerada por Polonia como un casus belli. Para impresionar más a los bolcheviques de la advertencia de guerra, caso de invadir la región de Wilno, ese mismo día fue disuelta la Auto-Defensa y todos sus miembros fueron oficialmente alistados en el ejército polaco. Estas tropas se organizaron en dos regimientos, uno de infantería y otro de caballería, y quedaron subordinadas directamente al Estado Mayor General de Varsovia.

Seguiré más adelante. Todo ello un resumen de la obra citada de Borzecki.

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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por dzugavili » Lun Feb 13, 2012 11:20 am

Hola.
Veo que vas a narrar la guerra soviético-polaca,siguiendo el libro de Borzecki.
A ver que dice,pues siendo parte implicada,polaco,puede ser parcial.
El delirio polaco por "reconquistar"(fué una posesión siglos atrás) Ucrania,apoyándose en un grupo nacionalista ucraniano,evitó todo posible acuerdo.
Lenin de maestro de diplomáticos volvió a ser el fogoso revolucionario.
¿Y Tujachevski? Pensar que alguien que actúa así se atreve a criticar a Trotsky...
De momento Borzecki ya tiene un error ¿No te sonó raro,José Luis,lo de la unión polaco-lituana en 1569?
Lo he tenido que mirar,pero ya me parecía que Jagellón,Gran Duque de Lituania,unió por matrimonio dinásticamente a Lituania y Polonia en 1386.Es el mismo que,con el nombre de Ladislao II,obtuvo la inmortal victoria contra la Orden Teutónica en Tannenberg,la "victoria" por antonomasia de la historia polaca.
Saludos.

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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Lun Feb 13, 2012 12:13 pm

¡Hola a todos!
dzugavili escribió: De momento Borzecki ya tiene un error ¿No te sonó raro,José Luis,lo de la unión polaco-lituana en 1569?
Lo he tenido que mirar,pero ya me parecía que Jagellón,Gran Duque de Lituania,unió por matrimonio dinásticamente a Lituania y Polonia en 1386
Lamento decirte, dzugavili, que el error está en tu interpretación. Efectivamente, cuando murió el "más grande rey polaco medieval" Casimiro III sin hijos en 1370, Lazslo I de Hungría, que se había casado con Elisa, la hermana de Casimiro, le sucedió brevemente en el trono. Cuando murió Lazslo en 1382, los nobles polacos proclamaron "rey" de Polonia a su hija Jadwiga, quien fue persuadida a casarse con el Gran Duque de Lituania, Wladyslaw Jagiello, quien prometió convertirse, junto su pueblo, al cristianismo. El casamiento se celebró en 1386, con lo que dio comienzo la dinastía Jagielloniana, que gobernó Polonia hasta 1572. Pero la Mancomunidad (Rzeczpospolita) Polaco-Lituana no se produjo hasta tres años antes, en 1569. Tú has confundido, eso me parece, el comienzo de la dinastía Jagielloniana con el establecimiento de la Rzeczpospolita.

Puedes consultar esta historia online en Anna Cienciala:
http://web.ku.edu/~eceurope/hist557/lect1-2.htm" onclick="window.open(this.href);return false;

Por cierto, estimado dzugavili, no tengo en mente relatar la guerra polaco-rusa, sino resumir los hechos que me parecen más relevantes de la lectura de Borzecki, el primer historiador que ha profundizado, de forma objetiva según reclama, en esta historia que hasta entonces sólo se trató de pasada o de forma sesgada en los idiomas que se ha publicado. Por otra parte, Borzecki ha bebido de prácticamente todos los archivos oficiales rusos, polacos, alemanes.....

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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por Letland » Lun Feb 13, 2012 1:56 pm

Muchas gracias por este magnífico post.
Otro excelente post que, en mi caso, ayuda a comprender la situación de los diferentes paises involucrados en la IIGM.
Realmente este tipo de posts son imprescindibles para tener una visión suficientemente informada de los antecedentes que llevaron a la situación de 1939, y la consiguiente política de alianzas de los estados que acabaron involucrados.

también creo que desmontan muchos mitos de estados inocentes e impolutos y estados culpables y malvados.

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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por dzugavili » Lun Feb 13, 2012 2:26 pm

Hola José Luis.
No seamos tan puntillosos,la Mancomunidad es de 1569,pero como hablaste de "la unión polaco-lituana de 1569",ésto puede inducir a error a gente poco experta,es lo que quise aclarar.´La unión dinástica es de 1386,con Jagellón como Gran Duque de Lituania y Rey de Polonia,tras varias visicitudes,como la Unión Perpetua de 1501,la mancomunidad de 1569 significó un régimen unitario con leyes polacas y capital en Cracovia,anteriormente cada uno conservaba sus propias leyes y tradiciones.
Por cierto,ahora seré yo el puntilloso,Jagellón y su pueblo no prometieron convertirse al cristianismo,sino al catolicismo,pues hasta entonces en Lituania predominaban los ortodoxos.
Dejando ésto de banda,sí que sería interesante que relataras,aunque fuera de manera breve,la guerra soviético-polaca,tema capital de la historia militar soviética anterior a la IIGM,donde,entre otras cosas,se pone en tela de juicio la dirección política de Lenin,para mí su principal patinazo,la cuestión de la "insoburdinación" de Stalin,y el desdichado mando de Tujachevsky.
Saludos.

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Re: Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Lun Feb 13, 2012 4:18 pm

dzugavili escribió: Dejando ésto de banda,sí que sería interesante que relataras,aunque fuera de manera breve,la guerra soviético-polaca,tema capital de la historia militar soviética anterior a la IIGM,donde,entre otras cosas,se pone en tela de juicio la dirección política de Lenin,para mí su principal patinazo,la cuestión de la "insoburdinación" de Stalin,y el desdichado mando de Tujachevsky.
Saludos.
De eso hablaré largo y tendido, pero a su debido momento; he de resumir los debates militares que hubo en la posguerra en la URSS sobre el asunto de Tukhachevsky, y lo que el propio Tukha tuvo que decir al respecto.

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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Lun Feb 13, 2012 6:31 pm

¡Hola a todos!

Las advertencias polacas no causaron impresión en los soviéticos, y el 1 de enero de 1919 tuvieron lugar las primeras escaramuzas entre las tropas bolcheviques y la caballería polaca al este de Wilno, al tiempo que partían los últimos trenes con la guarnición alemana y el gobierno lituano. Dada la diferencia de tropas y equipamiento, los dos regimientos polacos no podían resistir por mucho tiempo ante las dos divisiones soviéticas atacantes. El 5 de enero, sin esperanzas de recibir ayuda de Varsovia, el EM polaco decidió retirarse de la ciudad. El regimiento de infantería polaco, tras ser desarmado, recibió permiso para cruzar el territorio del Reino de Polonia en manos alemanas, y se unió a la llamada División Lituano-Bielorrusa. El de caballería decidió continuar la lucha en los bosques al sur del río Niemen y en febrero se unió a las tropas polacas del general Antoni Listowski.

El comportamiento de las tropas soviéticas hizo reflexionar al gobierno soviético. El hecho de que dos divisiones necesitaran varios días para echar de Wilno a dos regimientos polacos, sin causarles prácticamente daño alguno, llevó a los bolcheviques a considerar que su avance hacia Polonia era un objetivo utópico. El observador de Moscú en Wilno, Adol'f Ioffe, informó a Trotski a principios de febrero de 1919 que las unidades soviéticas allí desplegadas causaban una deprimente impresión; actos de pillaje y depravación en extremo, con oficiales, a excepción del comandante Ol'derogge, que no servían para nada, y todos ellos borrachos, comisarios incluidos. Apenas había comunicación con Smolensk, el EM del Frente ni el EM del distrito, que pedían más ametralladoras y al menos una batería de artillería pesada y dos de artillería ligera. Ioffe dudaba que se pudiera hacer un genuino ejército de esos mimbres, pero concluía que las fuerzas que se le enfrentaban no eran en absoluto peligrosas, si bien había que prestar atención al crecimiento de las fuerzas polacas.

Como el Reino de Polonia era el próximo objetivo del Ejército Occidental, el 3 de enero de 1919 se reunió el Consejo (Soviet) Revolucionario-Militar de Polonia, señalado para formar el futuro gobierno polaco, y los comunistas polacos del Frente Occidental comenzaron a trabajar para ampliar la División de Fusiles Occidental. Pero la captura de Wilno por el Ejército Rojo provocó una crecida de nacionalismo entre los trabajadores y campesinos de Polonia, temiendo que la Rusia soviética quería recrear un imperio ruso. Los comunistas de Polonia advirtieron que si las tropas bolcheviques entraban en su país, las masas no las verían como “aliadas de clase” sino como “invasores”, lo que acabaría de plano con cualquier idea de revolución en este territorio tradicionalmente anti-ruso. Así que Moscú desechó su idea de invadir Polonia, una invasión que además se creyó que desembocaría en una guerra difícil y grave. Chicherin advirtió contra la creación de un nuevo frente, creyendo que todavía se podía evitar la guerra pese a la cuasi-declaración de guerra polaca. Trotski, estudiando la viabilidad de la invasión, concluyó negativamente y el asunto quedó zanjado.

Sin embargo, los bolcheviques continuaron con su otro objetivo: llegar a la frontera de Prusia del Este. El 13 de febrero de 1919 las tropas soviéticas cruzaron el río Niemen en Alytus con la intención de virar hacia el norte y aislar Kaunas de Prusia del Este. Pero fueron estrepitosamente derrotadas por las fuerzas alemanas, compuestas de voluntarios. El derrotismo se extendió entre las tropas soviéticas, pues muchos rusos no veían ya razón alguna en lo que ellos llamaban “defender” Lituania. Tras la derrota soviética en Alytus quedó claro que el Ejército Rojo era incapaz de avanzar más.

Mientras tanto los polacos trabajaban para que su advertencia de 29 de diciembre de 1918 no quedara en un simple farol. El 5 de febrero de 1919 se firmó un acuerdo germano-polaco que permitía el paso de tropas polacas por la línea Kowel/Brest-Litovsk/Bialystok, aunque Grodno y Suwalki permanecían bajo exclusiva ocupación alemana. Desplegadas frente al Ejército Occidental Soviético, redenominado ahora Ejército de Bielorrusia y Lituania, las tropas polacas se organizaron en dos cuerpos de ejército (CEs). Operando al este de Bialystok estaba el CE del general Waclaw Iwaszkiewicz, y al este de Brest-Litovsk el CE del general Listowski.

La primera batalla tuvo lugar el 17 de febrero de 1919, cuando el regimiento de caballería de Wilno bajo el mayor Dabrowski capturó 80 prisioneros bolcheviques en Bereza Kartuska. Mapa mostrando la extensión de la ocupación polaca de las zonas fronterizas, finales de 1919, principios de 1920:

Imagen
Borzecki, p. 285.

Esta batalla se considera usualmente como el comienzo de la guerra ruso-polaca, y así fue interpretado entonces por Moscú. Pero desde el punto de vista polaco, era una simple continuación de la guerra que habían comenzado los soviéticos el 1 de enero.

Las tropas polacas eran todas ellas voluntarios bien motivados y dirigidos, a diferencia de lo que parecía suceder con las tropas soviéticas, la mayoría de ellas conscriptos. Además, la División de Fusiles Occidental flaqueó al enfrentarse a sus compatriotas, con dos de sus regimientos amotinándose detrás de la línea del frente en una zona comprendida entre Wilno y Lida. Y para colmo de males, un motín a gran escala de varios regimientos se enconó por mucho tiempo en Gomel. En conjunto, la situación en el frente vino bien caracterizada por un radio-mensaje soviético interceptado por las tropas polacas que rezaba: “Los polacos están avanzando; no tengáis miedo, muchachos”. De tal forma que pese a la superioridad soviética en tropas, armas y equipmaiento, los polacos forzaron la retirada de las tropas soviéticas, haciendo un importante número de prisioneros. Iwaszkiewicz tomó Slonim el 2 de marzo y Listowski capturaba Pinsk tres días después. Durante el mes siguiente se estabilizó el frente, cuando el avance polaco fue detenido por los caminos embarrados y un gran número de fuerzas soviéticas defendían Baranowicze y Lida.

Continuaré en otra ocasión.
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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Mar Feb 14, 2012 8:40 am

¡Hola a todos!

Además de ocupar territorio, durante su avance en las zonas fronterizas el Ejército Rojo fue organizando el poder soviético en la región, normalmente mediante el establecimiento de un gobierno soviético fuera del territorio en cuestión, que luego el propio ER instalaba en la capital del mismo. Ya a finales de noviembre de 1918, Lenin instruyó al comandante supremo Vatsetis que la creación de un gobierno “proletario” -es decir, bolchevique- antes de la invasión planeada privaría a los “chovinistas de Ucrania, Lituania, Latvia y Estonia de la posibilidad de tratar la ofensiva de nuestras tropas como una ocupación”. En otras palabras, sin el establecimiento previo de esos gobiernos, la población no trataría a las tropas soviéticas como libertadores.

Así, el gobierno de la Lituania soviética se creó el 8 de diciembre de 1918 en Daugavpils (ocupada por los soviéticos), Latgalia, y luego, una vez capturada Wilno, se instaló en la ciudad el 5 de enero de 1919.

Más complicado lo tuvieron en Minsk. Aquí el consejo (Rada) bielorruso ya había proclamado a finales de marzo de 1918 una República Popular Bielorrusa que los ocupantes alemanes nunca reconocieron, permitiendo en cambio que se ocupara de las actividades culturales y educativas de la región de Minsk. El jefe de la Rada, Anton Lutskevich, fue invitado a Moscú para conversaciones a mediados de noviembre de 1918, discusiones que no trajeron resultado alguno, si bien se acordó que la Rada continuara en Minsk tras la retirada alemana. Pero cuando el Ejército Rojo entró en la ciudad el 11 de diciembre de 1919 sólo encontró a un pequeño número de miembros de la Rada, pues Lutskevich y la mayor parte de la Rada se habían trasladado a la Grodno ocupada por los alemanes, no fiándose de las garantías de seguridad dadas por Lenin. Desde Grodno la Rada protestó contra la oposición bolchevique al derecho bielorruso de autodeterminación, mientras que el ministro de exteriores Wasilewski protestó contra “la agresividad e imperialismo del gobierno ruso soviético”. Estas acusaciones tenían difícil refutación, toda vez que el Consejo de Minsk -presidido por el armenio rusificado, Aleksandr F. Miasnikov- proclamó “en ruso, polaco y judío (pero no en bielorruso) la anexión de Bielorrusia a la Rusia soviética”.

Al parecer, la anexión se produjo por la falta de bolcheviques bielorrusos dignos de confianza y capaces. Pero en vista de la propaganda hostil y especialmente de las reclamaciones polacas sobre ciertos territorios del Territorio del Noroeste, Lenin prefirió que Polonia entrara en conflicto con la Bielorrusia soviética o la Lituania soviética, antes de chocar con la propia Rusia soviética. En consecuencia, a finales de diciembre de 1918 se envió desde Moscú a Dmitrii F. Zhilunovich, un bielorruso del Comisariado de Nacionalidades del Pueblo presidido por Lenin, para convertirse en el líder de la Bielorrusia soviética. El 1 de enero de 1919, junto con su segundo Miasnikov, Zhilunovich proclamó una “libre e independiente República Socialista Bielorrusa” (RSB), creando al mismo tiempo el Partido Bolchevique de Bielorrusia como parte del Partido Bolchevique Ruso.

Unilateralmente se declaró que la RSB comprendía las provincias de Minsk, Mogilev, Grodno, Vitebsk (salvo Latgalia) y Smolensk (salvo cuatro condados). Y se tenía la intención de incluir partes de las provincias de Kaunas, Wilno, Suwalki y Chernigov. Estas fronteras que se proponían iban a incluir no sólo las provincias con predominio de población bielorrusa, sino cualquier simple condado que contase con una minoría bielorrusa. Sin duda era una declaración unilateral sin expectativas reales de duración, y sólo dos semanas más tarde Moscú anexionó para la Rusia Soviética las partes que los bielorrusos habían reclamado de las provincias de Smolensk, Chernigov y Vitebsk, así como toda la provincia de Mogilev. Lo que se dejó a la Bielorrusia Soviética se iba a fusionar con la Lituania Soviética.

La República Socialista de Lituania y Bielorrusia, o Litbel, se creó formalmente el 28 de febrero de 1919, una creación forzada (faltaba entusiasmo en la Lituania Soviética y sobraba reluctancia en la Bielorrusia Soviética) por Ioffe en Minsk y Wilno, quien escogió personalmente los miembros del gobierno de Litbel sujetos a la aprobación final de Moscú. El nuevo gobierno estuvo presidido por Mitskevich-Kapsulas, responsable también de la cartera de exteriores. Este gobierno, que no incluía bielorrusos étnicos, tenía su capital en Wilno, fue financiado principalmente por Moscú y estableció como lenguas oficiales lituano, polaco, yidish, bielorruso y ruso, si bien en la práctica las autoridades usaron el ruso, la única lengua que hablaba todo el mundo en Litbel, incluidas las tropas del Ejército Rojo allí acuarteladas, compuestas por una mayoría de hombres no autóctonos.

Dado que los bolcheviques, como marxistas, afirmaban que las únicas divisiones coherentes dentro de la sociedad eran las relativas a los medios de producción, podía parecer extraño que establecieran repúblicas nacionales soviéticas en las zonas fronterizas, especialmente porque los marxistas consideraban las diferencias nacionales como un obstáculo a la unidad proletaria. Pero Lenin impuso su visión, ante la mayoría de los bolcheviques que deseaban ignorar o incluso borrar las diferencias nacionales, de esforzarse en reconciliar el principio de la unidad proletaria, al margen de las diferencias nacionales, con el de la autodeterminación nacional.

Lenin reconocía el derecho de las nacionalidades sujetas al antiguo imperio ruro de separarse de Rusia, asegurando que esto no significaba una desviación del principio de unidad proletaria. Razonaba que, tan pronto como una nacionalidad oprimida se separaba de Rusia, sus prejuicios nacionales, alimentados por la persecución zarista, comenzarían a amainar. En esta etapa, los proletarios con conciencia de clase en las nacionalidades separadas comenzarían a presionar por la unidad con la Rusia Soviética, y luego, en cooperación con Moscú -el centro y cerebro de la revolución mundial-, organizarían revoluciones locales en sus nuevos establecidos estados nacionales. Una vez triunfase la revolución en esos estados, como sucedió en Rusia, nada se interpondría en el camino de la unidad proletaria. Para asegurar este resultado, los bolcheviques debían evitar el chovinismo de la Gran Rusia, por una parte, y animar y ayudar a las clases trabajadoras de las antiguas nacionalidades sometidas en su lucha natural por la unidad con la Rusia Soviética, por la otra.

El Octavo Congreso del Partido de marzo de 1919 reconoció la “plena igualdad de las naciones” y su “derecho a la secesión política”, mientras que, como forma transitoria hacia la plena unidad proletaria, se aceptó “una unificación de estados federativos, organizados según el modelo soviético”. Era una resolución esencial en el gran diseño soviético de expandir la revolución al resto de Europa.

Mientras que la república soviética de Litbel se concibió como enlace entre la Rusia Soviética y Prusia del Este, la Ucrania Soviética debía conectar Rusia con los sucesores estados austro-húngaros, especialmente Hungría. Mientras se retiraban las tropas alemanas de Ucrania a finales de 1918, Moscú empleó una doble táctica para apoderarse del país. Por una lado, ofreció negociaciones de paz al Directorado de la República Popular Ucraniana que acababa de llegar al poder en Kiev. Y por otro lado, planificó una invasión y formó un gobierno ucraniano soviético en Kursk que declaró su existencia el 28 de noviembre. Presidido por Georgii L. Piatakov, un nativo de Ucrania étnicamente ruso, este gobierno estaba compuesto por ucranianos y rusos étnicos, incluyendo a dos comandantes militares rusos, Vladimir A. Antonov-Ovseenko y Kliment E. Voroshilov. De esta forma comenzó una guerra entre los bolcheviques y el Directorado; Chicherin comunicó a un Kiev incrédulo (acababa de firmar un entendimiento con Moscú) que “las operaciones militares que tienen lugar en territorio ucraniano involucran al ejército del Directorado y al ejército de Piatakov. No hay actualmente ningún conflicto armado entre Ucrania y la Rusia Soviética”.

El Ejército Rojo entró en Kiev a principios de febrero de 1919 y el gobierno ucraniano soviético se estableció en Kharkov; Piatakov fue sustituido por Khristian Rakovskii, un búlgaro-rumano educado en Francia. Ni él ni muchos otros miembros de su gobierno hablaban ucraniano, pero exigieron como lengua oficial el ucraniano. En marzo de 1919 adoptaron una constitución, muy parecida a la de la Rusia Soviética, que declaraba que la Ucrania Soviética era un país de “la dictadura del proletariado”, teniendo este último el derecho exclusivo de participar en el gobierno y disfrutar de “libertad de expresión, prensa, reunión y sindicatos”. Según la constitución, la Ucrania Soviética era independiente y soberana, y el gobierno ucraniano proclamó su determinación a dirigir sus propias políticas de exteriores, domésticas, militares y monetarias, incluyendo las decisiones sobre guerra y paz. Pero la mayor parte de estas bondades no pasaron del papel, pues en la práctica el ejercicio de los derechos constitucionales ucranianos se vio a menudo imposibilitado por Moscú.

Al tiempo que se adoptaba esa constitución ucraniana, el 8º Congreso del Partido Bolchevique en Moscú decidió reducir el status del Comité Central del Partido Bolchevique Ucraniano al de un comité provincial. Y bajo órdenes directas de Lenin, fueron enviados a Ucrania miles de agentes rusos para la requisa de grano ucraniano del campesinado y su envío a Moscú y San Petersburgo, lo que provocó en Ucrania incontables levantamientos.

En la primavera de 1919 el Ejército Rojo continuaba empujando a las tropas del Directrado hacia el oeste, hasta que se aproximaron a la frontera de Galicia, donde, como ya he comentado en una intervención previa, había habido un golpe militar de tropas ucranianas en Lwow el 1 de noviembre de 1918. La mayor parte de Galicia del Este, predominantemente ucraniana, estaba entonces controlada por la República Popular Ucraniana Occidental (ZUNR), defendiendo el territorio contra el ejército polaco. El 22 de enero de 1919 se había proclamado una unión entre el estado ucraniano del Directorado y la ZUNR. Sin embargo, los soviéticos trataron a Galicia del Este como independiente del resto de Ucrania. A principios de mayo de 1919, Rakovskii envió una nota oficial a la ZURN llamándola “República Popular de Galicia del Este”, proponiendo una demarcación “de una frontera entre las dos repúblicas” y ofreciendo “una mano fraternal a los trabajadores y campesinos de Galicia del Este, con cuya liberación de toda opresión burguesa sentimos ardiente simpatía”. El objetivo bolchevique era doble: aislar al Directorado y, sobre todo, establecer una conexión ferroviaria firme a través de Galicia del Este con Hungría, donde el 21 de marzo se había creado un gobierno revolucionario dirigido por Bela Kun. A cambio, la Ucrania Soviética ofrecía a Galicia del Este suministros de armas (con la idea de reforzar su resistencia contra Polonia). Aunque Galicia del Este se mostró muy sensible a las propuestas, todo el esquema se vino al garete tan pronto como la poderosa ofensiva efectuada por las tropas de los Rusos Blancos bajo el general Anton I. Denikin acabó con los planes del Ejército Rojo en Ucrania de avanzar sobre Hungría, pasando a la defensiva.

A seguir,
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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Mar Feb 14, 2012 6:24 pm

¡Hola a todos!

Antes del enfrentamiento polaco-soviético de mediados de febrero de 1919, Chicherin había solicitado a su homólogo polaco el reconocimiento de iure del régimen bolchevique en Rusia, el establecimiento de relaciones diplomáticas y un arreglo de la cuestión territorial. Como presión a estas solicitudes, Chicherin dejó caer la posibilidad de devolver a Polonia las inmensas colecciones de los tesoros nacionales polacos que el gobierno zarista había tomado por la fuerza, y también chantajeó al gobierno polaco al recordarle que había cientos de miles de refugiados polacos en Rusia que vivían en la indigencia completa. Mientras que no hubiera relaciones oficiales entre Varsovia y Moscú, amenazó Chicherin, esos refugiados continuarían sufriendo. Finalmente, Chicherin ofrecía la intervención rusa en nombre de Litbel (entonces todavía inexistente) para solventar la cuestión territorial.

También, en enero de 1919, la Bielorrusia Soviética y la Lituania Soviética enviaron un telegrama conjunto a Varsovia protestando contra la entrada de tropas polacas en el condado de Bialystok de la provincia de Grodno que había sido recién evacuado por el ejército alemán, a la vez que proponían establecer una comisión mixta para demarcar la frontera entre ellas mismas y Polonia.

Los polacos no quisieron saber nada en ambos casos. Reconocer el gobierno soviético y establecer relaciones formales no estaba en la agenda de los polacos, quienes creían además que una decisión así provocaría la cólera de la Entente, en cuyas manos estaba la demarcación de la frontera de Polonia con Alemania y Checoslovaquia. A los lituanos y bielorrusos ni siquiera contestaron, pues consideraban que ambas repúblicas eran títeres en manos de Moscú y completamente ilegítimas. Lo único que intentó Varsovia fue mejorar la suerte de los refugiados polacos en Rusia, y a tal fin envió una misión especial a Moscú presidida por Aleksander Wieckowski. La misión llegó a Moscú el 16 de marzo de 1919 bajo el más estricto secreto para evitar que se levantaran las sospechas de la Entente. Wieckowski presentó al liderazgo bolchevique una carta oficial del liderazgo del Partido Socialista Polaco, en la que se declaraba, entre otras cosas, que la cuestión territorial de Bielorrusia y Lituania debía solventarse con un voto de la población “bajo condiciones de completa libertad política”. Dado que los derechos de voto y la libertad política tenían diferentes significados en la Polonia democrática y en la Rusia soviética, Lenin respondió que estaba “totalmente de acuerdo y precisamente quería que la resolución se basara en el voto de las masas trabajadoras”. Dada esta fundamental diferencia, es altamente improbable que se hubiera podido alcanzar algún acuerdo.

Toda esta negociación diplomática cambió con la captura polaca de Wilno el 21 de abril de 1919, y los soviéticos rompieron las negociaciones. No había muchas posibilidades para un acuerdo. Polonia tenía que mantenerse en buenos términos con la Entente, claramente anti-bolchevique, y evitar cualquier diálogo coherente entre Varsovia y Moscú, dialogo que por otra parte tenía muy pocas posibilidades de producirse, dadas las dudosas ofertas de Moscú que buscaban fundamentalmente influenciar en las masas polacas y dificultar la esperada ofensiva polaca.

La ofensiva polaca arrancó el 15-16 de abril de 1919 con un ataque sobre Lida y Baranowicze, al tiempo que una fuerza mixta de una brigada de caballería y una división de infantería legionaria se deslizó tras las líneas soviéticas cerca de Lida y avanzó hacia el norte directamente hacia Wilno. Cubrió el avance de 100 km en tres días de marcha indetectada, atacando finalmente la ciudad de Wilno desde el este, una dirección inesperada por los bolcheviques que la habían dejado desprotegida. Los polacos tomaron casi toda la ciudad antes de encontrarse con la resistencia de la guarnición, que era numéricamente mucho más fuerte. Gracias a la cooperación de los trabajadores ferroviarios de Wilno se envió un tren en búsqueda de la infantería legionaria que había quedado rezagada, regresando a Wilno en el momento crítico, cuando la caballería polaca casi había agotado sus suministros de municiones. Tras dos días más de lucha, los polacos se hicieron con toda la ciudad el 21 de abril, cuando ya habían caído también Lida, Nowogródek y Baranowicze. En la última semana de abril, el general Edward Smigly-Rydz consolidó el éxito de Wilno derrotando, una tras otra, tres grandes formaciones bolcheviques que habían convergido en la ciudad desde el norte, este y sur. A mediados de mayo la línea del frente polaco-soviético ya se había desplazado a unos 60 km al este de Wilno, quedando la ciudad, junto con todo el territorio bielorruso al oeste de las viejas trincheras alemanas, firmemente consolidada en manos polacas.

La reacción de la población de las zonas fronterizas ante el avance del ejército polaco fue variada. Los polacos lo celebraron, especialmente en Bialystok y Sokólka; los ortodoxos, predominantes en los territorios al sur del Niemen, mostraron poco entusiasmo y, a veces, simpatizaron con los bolcheviques. Los campesinos ortodoxos de mayor edad deseaban a menudo el regreso de la Rusia zarista, pero los jóvenes tendían a apoyar a los bolcheviques. Otros estaban confusos sobre la situación política, como los de Ucrania que adoptaron el eslogan: “¡Queremos a los soviéticos y al Zar Nikolai Nikolaevich para que no haya ningún señor!”. El Ejército Rojo, a medida que se retiraba, iba armando a los campesinos para promover guerrillas contra los polacos, táctica que trajo buenos resultados en la región de Polesic, pero que fracasó en su conjunto.

Los judíos locales se mostraron divididos en sus consejos. Los que eran muy religiosos y propietarios de tierras veían a los bolcheviques con gran antipatía, pero la mayor parte de los judíos de las zonas fronterizas estaban lingüísticamente rusificados y no gustaban de los polacos por su fuerte nacionalismo. La juventud judía atea tendía a apoyar a los bolcheviques que propugnaban la completa igualdad de los grupos étnicos, incluyendo un final al antisemitismo. Sin embargo, la realidad de la gobernanza soviética mostró a menudo la vaciedad de dicha promesa, y el propio Lenin ordenó a los bolcheviques “tratar a los judíos con mano de hierro” y no mostrar el más ligero interés en castigar a las unidades militares soviéticas participantes en los pogromos judíos. Y en fecto, las tropas bolcheviques no eran menos antisemitas que las polacas; en Ucrania, los bolcheviques triplicaron el número de pogromos que llevaron a cabo los polacos, matando en el proceso seis veces más judíos que los polacos. En general, la represión bolchevique, por una u otra causa, fue mucho mayor que la polaca, de tal forma que se puede decir que las tropas polacas eran bienvenidas en las zonas donde sus habitantes ya habían experimentado la vara bolchevique de hambre y terror.

Capturada Wilno y alcanzada la línea de trincheras alemanas, los polacos detuvieron su ofensiva para ocuparse de acabar la guerra contra los ucranianos de Galicia del Este; además, creyendo que los alemanes no iban a firmar el Tratado de Versalles, renovando las hostilidades, los polacos también se prepararon para una guerra contra Alemania.

Mientras tanto, los soviéticos reevaluaban críticamente el desempeño militar de sus tropas en el Frente Occidental. El 2 de junio de 1919 el Politburó decidió reemplazar al comandante del ejército de la República de Libel y a todos los miembros de su Consejo Militar Revolucionario. Todas las formaciones y divisiones de base nacional pasaron a ser unidades regulares del Ejército Rojo y transferidas a otros frentes desde las regiones que ocupaban actualmente. La División Occidental Polaca fue redenominada 52ª División y enviada a combatir a las fuerzas Blancas de Denikin en el sur de Rusia. En junio también se disolvió el Ejército de la Latvia Soviética (que durante el mes anterior había visto deserciones entre sus tropas de hasta el 30/70 por ciento, dependiendo de los regimientos), y sus regimientos que se salvaron fueron enviados a Rusia.

Con la firma del TdV por Alemania y la victoria completa en Galicia del Este, los polacos empezaron a concentrar grandes fuerzas en las zonas fronterizas para una nueva ofensiva. Incluían por primera vez el llamado Ejército Haller, formado en Francia con voluntarios polacos, y el Ejército Poznan, compuesto principalmente por voluntarios polacos que habían servido en el ejército prusiano. Junto con las divisiones de los legionarios, estaban entre lo más granado de las unidades polacas.

El objetivo de la ofensiva polaca era ganar el control de toda la extensión de la vía férrea estratégica de Polotsk-Molodeczno-Minsk-Baranowicze-Luniniec-Sarny-Równe. El 1 de julio comenzó la ofensiva en Bielorrusia con un ataque sobre Wilejka y Molodeczno que hizo retroceder a los bolcheviques pero no consiguió rodearlos. El 8 de agosto capturaron Minsk tras un ataque de flanco a cargo de la Brigada de Caballería de Poznan bajo el teniente coronel Wladyslaw Anders. También comenzó el ataque polaco en Ucrania el 1 de julio sobre Krzemieniec, Dubno y Równe, produciéndose igualmente la retirada de las tropas soviéticas. A finales de mes los polacos habían tomado toda la Wolhynia Occidental en el sur, así como Borisov y Bobruisk, en el Berezina, en el norte. Y más al norte las tropas polacas se acercaban en septiembre a Daugavpils y Polotsk, momento en que se detuvo la ofensiva. En Bielorrusia se atrincheraron en posisiones defensivas preparadas a lo largo de los ríos Dvina, Ulla, Berezina y Ptich, con lo que los polacos controlaban toda la Bielorrusia con excepción de las provincias de Mogilev y Vitebsk. En Ucrania la mayor parte de Wolhynia estaba ocupada por los polacos, y en la sección media de la línea del frente también estaban aseguradas en manos polacas Sarny y Luniniec. Las tropas polacas pasaron a posición defensiva durante todo el otoño de 1919.

Estas victorias polacas trajeron la soberbia a Pilsudki, quien en julio de 1919 declaró “No temo al poder de Rusia. De quererlo, podía avanzar ahora incluso hasta Moscú, y nadie sería capaz de resistir mi poder”. Y en noviembre calificó al ejército polaco como “una potencia” y a las tropas bolcheviques como “cadáveres”. Creía que podía derrotarlas “dondequiera y cuandoquiera” que quisiera.

Mañana más.
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Mensaje por José Luis » Mié Feb 15, 2012 10:27 am

¡Hola a todos!

El objetivo político de Pilsudski, tras las victorias del ejército polaco sobre las tropas soviéticas, buscaba debilitar permanentemente al estado ruso privándolo de todos los territorios habitados por no-rusos. Ya uno de los principales objetivos de su política exterior era crear una alianza político y militar anti-rusa con los estados del Báltico y Finlandia bajo los auspicios de Polonia. También pretendía conseguir de varios políticos emigrados rusos la aceptación del concepto de un estado ruso estrictamente nacional, lo que él llamaba la “tercera Rusia”, en oposición a la Rusia Roja o a la Rusia Blanca.

En la concepción de su estrategia política hacia las zonas fronterizas, Pilsudski intentaría ayudar a los movimientos nacionales de Ucrania, Bielorrusia, Latvia y Lituania a separarse de Rusia. Estas naciones, presionadas por Rusia, buscarían el apoyo de la anti-rusa Polonia, pensaba Pilsudski, aceptando a cambio algún tipo de federación con Polonia, conservando cierta independencia o autonomía interna, pero dependientes de Varsovia para los asuntos políticos y militares más importantes.

La idea de una federación voluntaria de Polonia con las zonas fronterizas se remontaba al congreso fundacional del Partido Socialista Polaco de 1892 en París, y estaba apoyada por el Partido Campesino de “Liberación” y por los grandes terratenientes de las zonas fronterizas. Sin embargo, contaba con la oposición de los Nacional-Demócratas de Roman Dmowski, el partido más popular de Polonia con una mayoría relativa en el Parlamento. Dmowski presidió la delegación polaca para la Conferencia de Paz de París y tenía muy buenas relaciones e influencia con los franceses.

Dmowski creía que, en la era del nacionalismo, los únicos estados viables eran los estados-nación, y, por tanto, Polonia debía reconstruirse como tal, abarcando aquellos territorios donde: (1) los habitantes polacos constituían una muy importante, si no la mayor, parte de la población, (2) la cultura occidental-polaca estuviese bien arraigada; y (3) predominase la religión católica. En las zonas fronterizas, las regiones de Bialystok, Grodno y Wilno cumplían claramente esas tres condiciones y, por tanto, debían ser incorporadas al estado polaco. Pero había un problema geográfico, pues aunque dichos territorios tenían conexión con Polonia, su alcance se extendía hacia el noreste, de tal forma que su defensa se hacía imposible para Polonia, especialmente porque Galicia del Este, que Demowski y su partido consideraban una parte integral del estado polaco, se extendía lejos de Polonia hacia el sureste. Por tanto, había que incorporar al estado polaco los territorios que había entre las dos regiones. En otras palabras, la parte occidental de las zonas fronterizas debía incorporarse a Polonia aunque la mayor parte de su población no fuese étnicamente polaca. En cuanto a la prte oriental de las zonas fronterizas, con predominio de población bielorrusa o ucraniana y dominada por la Iglesia Ortodoxa Rusa, Demowski creía que debían quedar con el estado ruso.

El federalismo de Pilsudski era visto por Demowski como perjudicial para Polonia, pues la federación, según observó, precisaba por encima de todo de la capacidad del compromiso, y dado que los lituanos y otras naciones de las zonas fronterizas no estaban inclinados al compromiso, federarse con ellos equivalía al caos y la anarquía y una fuente de debilidad para el estado polaco. Las masas campesinas de Bielorrusia y Ucrania eran en gran parte indiferentes a las ideologías nacionalistas proclamadas por su escasa intelectualidad nativa, circunstancia que no satisfacía el gran nivel de conciencia nacional que requería el federalismo.

Pilsudski era consciente de estas dificultades para su proyecto federalista con las zonas fronterizas. Además, dicho proyecto era contrario a los intereses estratégicos de la Entente, que deseaba construir una Rusia potente (una vez fracasasen los bolcheviques) como su aliada anti-alemana en el Este. Así que Pilsudski optó por crear hechos consumados para recibir después reconocimiento de iure. A tal fin, Pilsudski nunca se declaró públicamente a favor del federalismo, aceptando el concepto de incorporación “de no materializarse otras posibilidades”. En el análisis final, el federalismo no significaba para Pilsudski un fin en sí mismo, sino un instrumento en su gran diseño de destruir Rusia como imperio multinacional y asegurar por mucho tiempo la supervivencia de Polonia.

La victoria de Wilno de 21 de abril de 1919 brindó a Pilsudski la primera oportunidad para intentar llevar a cabo sus ideas federalistas, pero sus negociaciones con los activistas nacionales polacos, lituanos y bielorrusos de la ciudad no dieron fruto. Como solución temporal, Pilsudski promulgó el manifiesto de Wilno “A los Habitantes del Antiguo Gran Ducado de Lituania” el 22 de abril, donde se prometía a la población la oportunidad de resolver libre y pacíficamente, y sin presión de Polonia, los asuntos internos, nacionales y religiosos. Sin embargo, esta oportunidad, cuando la población expresó sus deseos, no se inclinó hacia el federalismo, sino hacia la incorporación. Durante el verano de 1919 se envió desde Wilno al parlamento de Varsovia un total de 1.119 peticiones con 120.480 firmas solicitando la incorporación inmediata al estado polaco. En las primeras elecciones democráticas al Consejo Nacional de Wilno, los partidos a favor de la incorporación obtuvieron el 64% del voto; los que apoyaban la federación, el 7%.

La nueva Administración Civil abarcó finalmente las regiones de Wilno (con Grodno), Brest-Litovsk y Minsk. Estaba presidida por Jerzy Osmolowski, una gran terrateniente polaco étnico de las zonas fronterizas, y compuesta por cerca de 20.000 funcionarios públicos casi todos ellos polacos locales. Los activistas bielorrusos se negaron a participar en esa administración, que consideraban como un “gobierno de ocupación”. La mayoría de los bielorrusos siguió el ejemplo e ignoraron a la nueva Administración Civil tanto como pudieron.

Cuando Pilsudski visitó Minsk en septiembre de 1919, fue recibido favorablemente por los polacos y bielorrusos locales. Se dirigió a ellos en bielorruso asegurándoles que se les daría un auto-gobierno local y que más trade podrían decidir cómo querían ordenar su estado. Sin embargo, los bielorrusos tenían sus propias ideas; una representación de todas las facciones políticas bielorrusas pidió a Pilsudski que restaurara “las actividades de los órganos del estado de la República Popular Bielorrusa” y que organizara las fuerzas militares de la república. Señalando que consideraban no sólo Minsk bielorrusa, sino también Wilno y Grodno, expresaron su “esperanza y confianza” de que Polonia recuperaría para “la libre e independiente República Bielorrusa” sus ciudades orientales, “Vitebsk, Mogilev y la antigua Smolensk”, todavía en manos de los bolcheviques.

Esto iba más allá de lo que los polacos estaban dispuestos a conceder, y así se lo hicieron saber al representante bielorruso en Varsovia. El reconocimiento oficial de la República Popular Bielorrusa, financiado por Berlín, era imposible. La Entente no tenía la más ligera intención de sacar Bielorrusia de Rusia, cuyo régimen bolchevique se esperaba cayera muy pronto. Polonia, que dependía del apoyo diplomático y militar de Francia, no podía permitirse distanciarse de su principal protector y aliado informal. Varsovia ni siquiera había conseguido que la Entente aceptara sus ideas sobre el Báltico y Ucrania, menos aún sobre Bielorrusia. Así que hasta que no mejorase la situación internacional, los bielorrusos debían limitarse a cuestiones culturales y de educación, y ni para esto consiguieron el suficiente apoyo polaco.

Tampoco prosperó el proyecto federalista polaco en Ucrania. Aunque para Pilsduski uno de los objetivos más importantes de su política exterior era apoyar la independencia ucraniana de Rusia, la guerra entre polacos y ucranianos en Galicia del Este evitó cualquier tipo de alianza entre Polonia y la Ucrania del Dnieper. Los contactos de Pilsudski con Symon Petliura, el jefe del Directorado, no fructificaron, y sólo se consiguió algún progreso cuando los polacos completaron su captura de Galicia del Este en julio de 1919, permitiendo a las tropas de Galicia del Este cruzar a la Ucrania del Dnieper y unirse a Petliura. Más tarde, en ese mismo mes de julio, llegó a Kamenets-Podol'sk, sede el gobierno de la República Popular Ucraniana, un enviado de Pilsudski para ofrecer apoyo militar polaco contra el ejército de Denikin. Resultado de esta iniciativa polaca, en agosto viajó a Varsovia una delegación de Ucrania del Dnieper, pero las negociaciones políticas consiguientes no dieron resultado alguno, tanto por las demandas territoriales de los polacos en Volhynia como por la oposición de Galicia del Este (de donde era la mayor parte de las tropas de Petliura) a cualquier acuerdo con Polonia. Sin embargo, el 1 de septiembre de 1919 los altos mandos firmaron un armisticio temporal dejando Galicia del Este y la Volhynia occidental del lado polaco.

A mediados de noviembre de 1919, había empeorado la posición de Petliura, pues sus tropas de Galicia del Este lo habían abandonado por Denikin y sus tropas de la Ucrania del Dnieper estaban siendo literalmente eliminadas por el tifus y la disentería. Sin fuerzas militares suficientes para defender Kamenets-Podol'sk contra Denikin, Petliura invitó a los polacos a tomar la ciudad, entonces su capital temporal, mientras el gobierno ucraniano y los miembros restantes del Directorado se iban al exilio. De esta forma, los ucranianos quedaron sin territorio y sus tropas desarmadas del lado polaco de la línea de armisticio.

En Lituania las cosas estaban peor para el proyecto federalista polaco, pues los principales partidos políticos lituanos, deseando la redistribución de grandes propiedades de tierras, casi todas ellas de propietarios polacos, preveían que la federación con Polonia sería un obstáculo para esos propósitos, temiendo además la polonización de los lituanos. Según el programa territorial lituano, ya formulado en 1905, el territorio lituano incluía las provincias de Kaunas, Suwalki, Wilno y Grodno, así como parte de Curlandia. Los nacionalistas lituanos veían a los habitantes polacos y bielorrusos de estas provincias como “lituanos eslavizados” que debían “regresar al idioma de su sangre”, desdeñando las preferencias individuales.

Wilno era para el movimiento nacional lituano la capital histórica de Lituania, y cuando la ciudad fue liberada por los polacos, el premier lituano, Mykolas Slezevicius, declaró que la ciudad era de los lituanos y que no podían dejársela a los polacos. Pilsudski intentó en vano cambiar la ciudad por una federación entre ambos estados; todos sus intentos de 1919 fueron rechazados. Un desesperado intento polaco para instigar un golpe de estado en Kaunas e instalar un gobierno pro-federación acabó frustrado por los lituanos a finales de agosto de 1919.

Pilsduski buscó entonces influenciar a Lituania a través de Latvia. Si Riga aceptaba entrar en una federación con Polonia, Kaunas no tendría más remedio que seguir sus pasos. Así que intentó ganarse a los letones ofreciéndoles una importante ayuda militar con la esperanza de que una alianza militar conduciría finalmente a algún tipo de federación.

Seguiré en otra ocasión.
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José Luis
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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Jue Feb 16, 2012 9:38 am

¡Hola a todos!

En el verano de 1919, durante la ofensiva polaca, se reanudaron las conversaciones polaco-soviéticas gracias a los esfuerzos de Iulian Markhlevskii, uno de los destacados comunistas polacos. En la primavera había llegado a la conclusión de que convenía a los bolcheviques alcanzar algún tipo de acuerdo con los polacos para que los primeros pudieran concentrar sus esfuerzos de guerra contra las fuerzas de la Rusia Blanca dirigidas por los generales Anton Denikin, Nikolai N. Iudenich y el almirante Aleksandr V. Kolchak.

Una mayoría abrumadora de los polacos no quería ver restaurado nuevamente el imperio ruso, objetivo que a su parecer buscaban los generales Blancos. Por tanto, había una posibilidad de llegar a un acuerdo con los bolcheviques; Markhlevskii contactó con algunos miembros de izquierda del gobierno polaco, quienes, consultando a su vez con Pilsudski, le dijeron que el Ejército polaco estaba dispuesto a detener el combate si el Ejército Rojo se retiraba más allá de una cierta línea.

Markhlevskii llegó a Moscú en junio de 1919 con el propósito oficial de reanudar las conversaciones sobre el tema de los rehenes. Para dar cierta credibilidad a su misión, los soviéticos disolvieron la República de Litbel el 17 de julio de 1919, el mismo día que Markhlevskii regresaba al lado polaco de la línea del frente. Las negociaciones se llevaron en secreto en un pabellón de caza del bosque de Bialowieza, a medio camino entre Bialystok y Brest-Litovsk, los días 29 y 30 de julio. Aunque la frontera germano-polaca ya había sido demarcada por el TdV y las negociaciones con los bolcheviques ya no eran imposibles para el gobierno polaco, Pilsudski creía conveniente mantenerlas en secreto. Su representante en Bialowieza fue Vieckowski, acompañado por el subjefe de la Administración Civil de los Territorios Orientales, conde Michal Stanislaw Kossakowski.

Al principio de las mismas, Markhlevskii declaró que tenía autorización de Lenin para negociar en extenso sobre el tema de la paz, expresando que si Polonia estaba de acuerdo en primer lugar en detener las operaciones militares, los soviéticos no pondrían objeción alguna a la celebración de un plebiscito polaco en Lituania y Bielorrusia. Según aseguró, el gobierno soviético temía que los polacos, presionados por la Entente, irían más allá del Bereniza, del Dnieper e incluso de Smolensk. Aunque creía estar seguro de que en cinco años toda Europa sería comunista, de momento los soviéticos ofrecían a los polacos unas condiciones ventajosas para la paz.

Pilsudski no creyó en la sinceridad de la oferta soviética, que además le parecía demasiado vaga. Prefería que los soviéticos demostraran su buena fe desde el principio, por lo que sus representantes en Bialowieza pidieron, como prueba de su sinceridad, que liberaran primeramente a todos los rehenes polacos. Tras otras peticiones sobre representantes de la Cruz Roja, ambas partes acordaron comenzar negociaciones sobre un intercambio de prisioneros civiles, y el regreso de los refugiados polacos una vez los bolcheviques liberaran a los rehenes polacos.

Markhlevskii partió a consultas con Moscú el 30 de julio. El Politburó rechazó la idea de establecer un representantes de la Cruz Roja Polaca en Moscú y se mostró reacio a liberar a los rehenes polacos, pero no estaba dispuesto a poner fin a las conversaciones. Con tal fin, el 16 de agosto resolvió demorar todo lo posible el viaje de Markhlevskii a Polonia. Sin embargo, con la entrada de las tropas de Denikin en Rusia y con Iudenich a las puertas de San Petersburgo, los soviéticos decidieron enviar nuevamente a Markhlevskii, quien cruzó la línea del frente el 10 de octubre como jefe de la delegación oficial de la Cruz Roja Soviética. A mitad de camino entre Pinsk y Mozyr, en la estación de ferrocarril de Mikaszewicze, la delegación soviética se encontró con la de la Cruz Roja Polaca, presidida por Kossakowski. Markhlevskii aseguró que no había problemas para llegar a un acuerdo sobre territorios, pero el quid de la cuestión estaba en la viabilidad de concluir una paz con los polacos, pero nunca con Denikin. Por tanto, si los polacos tenían una alianza con Denikin no había nada de que hablar. Kossakowski infirió que siendo insignificantes los problemas de la cuestión territorial, Polonia recibiría lo que quisiera, y en tal sentidó pasó un mensaje a Pilsudski. Decía además que tenía la “impresión completamente clara” de que en Moscú deseaban la paz con Polonia a cualquier precio, pero que al mismo tiempo no creían que Varsovia estuviera por la labor, creyendo que los polacos, en su alianza de facto con Denikin, tenían que cumplir con los deseos de la Entente.

El 14 de octubre un enviado especial de Pilsudski, Birnbaum, se entrevistó con Markhlevskii, no obstante sin autorización oficial y bajo el acuerdo de que se trataba de una conversación “privada”. Markhlevskii intentó convencerlo de que la Rusia Soviética ya había renunciado a la conquista para el comunismo del mundo, de Europa e incluso de Polonia, y que su objetivo era conseguir la paz interna. Birnbaum le preguntó si era posible llegar a un acuerdo basado en el “désintéressement” del gobierno soviético con respecto a Lituania y Bielorrusia. Markhlevskii respondió que Moscú “por supuesto” pondría como condición que se llevara a cabo un plebiscito en esos territorios, pero los principios del mismo y la cuestión de las fronteras deberían quedar sujetos a negociaciones oficiales. Acto seguido Markhlevskii preguntó sobre las relaciones entre Polonia y Denikin. Birnbaum le contestó que no había ningún entendimiento entre ellos y que parecía no habría de haberlo nunca pues Denikin defendía la idea de una “Rusia indivisible” que cortaría de Polonia incluso la Provincia de Chelm. Markhlevskii concluyó que había, pues, una base para el entendimiento, y Birnbaum, habiendo comprendido que Moscú quería cambiar su désintéressement sobre Lituania y Bielorrusia por el désintéressement de Polonia con respecto a la guerra entre Deinikin y los bolcheviques, aseguró a su interlocutor que tal intercambio sería aceptable si la oferta se hiciese categóricamente, positivamente y “por un destacado ruso”, más que por un polaco.

El capitán Ignacy Boerner, otro enviado extraoficial de Pilsduski, dijo a Markhlevskii el 18 de octubre que Deinikin representaba un “peligro mortal para Polonia”; que aunque “en un momento dado” Varsovia no podía “romper abruptamente relaciones” con él, daría su acuerdo de buena gana para detener secretamente las operaciones militares contra los soviéticos. Sin embargo, “actualmente” Polonia no podía verse envuelta en cualquier tipo de negociaciones abiertas a causa de su “muy complicada” situación en relación con la Entente. Todavía no habían sido definidas las fronteras polacas en la antigua partición austriaca, y “por tanto actualmente Polonia no es enteramente libre pero pronto serán 'desatadas' sus manos”. No obstante, Markhlevskii insistió que los soviéticos necesitaban “garantías” que pudieran darse en la forma de una afirmación verbal “por Pilsudski, de un lado, y Lenin, del otro, de que los términos aceptados serán observados”.

El 26 de octubre Boerner comunicó a Markhlevskii que “actualmente son incapaces de concluir la paz a causa de los aliados”. Sin embargo, los polacos estaban de acuerdo en “suspender” mutuamente las operaciones militares en la línea del frente, algo que podrían hacer con varios pretextos. Para los polacos, dijo Boerner, era importante que los soviéticos derrotaran a Denikin, que sacaran sus regimientos del frente polaco para lanzarlos contra Denikin o contra Iudenich, y que los polacos no intervendrían. Markhlevskii insistió en que le gustaría escuchar eso de alguien con una autorización escrita y concluir un acuerdo formal, si no de forma escrita, al menos verbalmente. Boerner respondió que Pilsudski enviaría a su representante a Moscú, quien daría a Lenin esas garantías, pero no podía recibir a un delegado soviético en Varsovia porque sería imposible ocultar tal hecho bajo las condiciones allí existentes, y recibir un delegado sería equivalente a firmar un acuerdo y consecuentemente reconocer al gobierno soviético, algo que Polonia no podía hacer de momento.

Al día siguiente, Markhlevskii escribió a Chicherin que estaba “plenamente convencido que llegaremos a un acuerdo sobre una suspensión secreta de operaciones militares”. Pero Moscú respondió que un acuerdo “verbal” sobre “un armisticio” era inaceptable. Expresó que los soviéticos estaban “deseosos de firmar no sólo un armisticio sino una paz duradera”. Por otra parte, los polacos “no firmarían un armisticio” y además “temían” dar una seguridad verbal “de sus líderes Pilsudski y Paderewski”. En consecuencia, Markhlevskii continuó insistiendo en obtener una “declaración verbal....de los personajes dirigentes”. Boerner partió para Varsovia; cuando regresó el 3 de noviembre, un día después de la firma de la delegación soviética de un acuerdo sobre la liberación de rehenes polacos, comunicó a Markhlevskii los términos de la suspensión de las operaciones militares de Pilsudski. Según éste, las tropas polacas no avanzarían más allá de la línea que ocupaban actualmente, que se extendía desde Novograd-Volynsk y Olvesk en el sur; a lo largo de los ríos Ptich y Berezina (con Bobruisk) en el centro, y hasta el Canal Berezeina y el Dvina en el norte. Es decir, los polacos se contentaban con la Volhynia occidental y central, la mayor parte de la provincia de Minsk, así como las provincias de Wilno y Grodno. Los bolcheviques mantendrían Podolia, la provincia de Kiev y la Volhynia oriental en el Territorio del Suroeste, así como las provincias de Vitebsk y Mogilev, junto con el extremo oriental de la provincia de Minsk, en el Territorio del Noroeste. Para evitar choques entre los dos ejércitos, Pilsudski “aconsejaba” a los soviéticos crear una zona neutral de diez kilómetros retirando sus tropas.

Pilsudski también exigió que el gobierno soviético cesara en toda agitación comunista entre las tropas polacas y que el Ejército Rojo no atacara a las tropas de Petliura. “Aconsejó” a los bolcheviques que retiraran a sus tropas de Daugavpils y que la cedieran a Latvia. Si los soviéticos creaban una zona neutral, cesaban su agitación comunista y se abstenían de atacar a Petliura, él enviaría un delegado autorizado a Moscú para reunirse personalmente con Lenin. Finalmente, Pilsudski expresó que las negociaciones entre el gobierno polaco y Denikin no deberían verse como un ejemplo de ruptura de esta declaración, pues, como lo expuso Boerner, “debemos negociar, pero nunca concluiremos una alianza con él”, puesto que el “apoyo de Denikin en esta lucha contra los bolcheviques no puede ser la raison d'état de Polonia”.

Pilsudski sabía que la restauración de la Rusia Imperial, que era lo que perseguían Denikin y otros generales Blancos, representaba una amenaza mortal para sus planes federalistas. Una Rusia tal vería todas las zonas fronterizas como de su exclusivo dominio, lo que llevaría a un conflicto donde la Entente se pondría del lado ruso. De hecho, la Entente sólo consideraba polaca en las zonas fronterizas la región de Bialystok. El 8 de diciembre de 1919 había trazado una línea separando del resto del antiguo imperio ruso el territorio donde podía establecerse oficialmente la administración polaca. Al oeste de esta línea estaba el Reino de Polonia, sin la parte septentrional de la provincia de Suwalki, y los tres condados de Bialystok, Bielsk y Sokólka de las zonas fronterizas. Aunque los derechos polacos a los territorios al este de esta línea fueron “expresamente reservados”, resultaba evidente que los aliados no tenían voluntad de reconocer tales derechos, a menos que Rusia fuera gobernada por un partido hostil (es decir, los bolcheviques). Así las cosas, Pilsudski prefería ver a Lenin, más que a Denikin, en Moscú.

Las conversaciones continuaron entre Markhlevskii, Lenin, Trotski, el Politburó....y Boerner, Kossakowski, Pilsdudski,,,durante noviembre y diciembre, pero en una tónica similar y sin resultados, hasta que el 13 de diciembre la delegación polaca rompió las negociaciones ante el temor de que lo hicieran antes los soviéticos echando la culpa a los polacos.

Pilsudski deseaba realmente ayudar a los bolcheviques a rechazar la ofensiva de Denikin, al propiciar que los soviéticos pudieran retirar a sus tropas del frente polaco para lanzarlas contra el general Blanco. Pero también utilizaba, al mismo tiempo, la posición de fuerza de Polonia para que se reconociera su intención de llevar a cabo el concepto federalista. En cuanto a lograr la paz entre Polonia y la Rusia Soviética, ni siquiera consideró tal eventualidad. Un acuerdo de paz con los soviéticos en un momento en que Denikin, apoyado por la Entente, todavía podía lograr la victoria, era algo que tendría consecuencias negativas para Polonia en su relación con la Entente, especialmente Francia, la piedra angular de su política exterior. Lo máximo que podía ofrecer a los soviéticos era una neutralidad benevolente y diálogos extraoficiales secretos, como las conversaciones de la Cruz Roja.

Los soviéticos tampoco estaban interesados en lograr la paz, y tras la misión de Markhlevskii había la intención de ganar tiempo para demorar otra ofensiva polaca que podía resultar fatal para los bolcheviques, dada su precaria situación ante Denikin. Para los soviéticos sería un éxito provocar una división entre Polonia y la Entente, y eso fue lo que intentaron con esas largas negociaciones. Además, cuando supieron que era en el propio interés de Polonia ayudarlos a derrotar a Denikin, rechazaron cautamente sus demandas, pues consideraban que su debilidad militar actual era pasajera y que su esperada victoria final sobre Denikin cambiaría favorablemente su situación de fuerza con los polacos. Así, no aceptaron las condiciones unilaterales de Pilsduski y menos su proyecto federalista.

Pilsudski comprendió que no podría conseguir lo que quería de los soviéticos sin lucha, y considerando que la situación de debilidad militar soviética frente a Polonia sería duradera, decidió que no había necesidad de continuar las conversaciones. Tendría que derrotar a los bolcheviques en el campo de batalla tras su victoria sobre Denikin.

Seguiremos.
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Las "Zonas Fronterizas" polaco-rusas

Mensaje por José Luis » Vie Feb 17, 2012 4:13 pm

¡Hola a todos!

Con la derrota de Denikin claramente en el horizonte a finales de 1919, Pilsudski comenzó a preparar la fase final y decisiva de la guerra. Para ello debía reforzar su flanco septentrional -que estaba rodeado al este y noreste por los bolcheviques, y al noroeste por tropas lituanas hostiles-, y lo consiguió expulsando a los soviéticos de Latgalia, formando así una frontera común con la amistosa Latvia. Este nexo polaco-letón también aislaría a la Rusia Soviética de Lituania y de las tropas de voluntarios alemanes que todavía había en la Latvia occidental. A finales de noviembre de 1919 Pilsudski había enviado a un emisario militar a Riga para concluir un acuerdo para una operación militar conjunta en Latgalia, destinada a capturar la fortaleza de Daugavpils. Inicialmente se planeó la operación para llevarse a cabo a principios de diciembre, y luego a mediados de diciembre, pero las necesidades de preparativos de las tropas letonas demoraron su comienzo unos cuantos días. El acuerdo se firmó en Riga el 30 de diciembre de 1919.

Sabedores de esos preparativos, los soviéticos firmaron un armisticio con Estonia al día siguiente para mover tropas desde el frente estonio a Latgalia. La ofensiva polaco-letona comenzó el 3 de enero de 1920 bajo el mando del general Smigly-Rydz, con la captura de la fortaleza de Daugavpils ese mismo día, aunque sin cercar a los bolcheviques, que contraatacaron en repetidas ocasiones. El 21 de enero los letones capturaron Rezckne y a continuación Ludza; los bolcheviques respondieron con un contraataque fallido y a finales de enero toda Latgalia estaba en manos de polacos y letones. A esta altura y no teniendo ningún interés territorial más allá de Latgalia, los letones se retiraron del conflicto, firmando un armisticio secreto en Moscú el 30 de enero, si bien los mandos de las tropas polacos y los mandos intermedios de las letonas, no informadas del mismo, continuaron luchando unos cuantos días más.

Antes de que tuviera lugar la ofensiva citada, Chicherin realizó, inesperadamente, una oferta de paz oficial a los polacos el 22 de diciembre de 1919. Un mes antes, miembros representantes del Partido Socialista Polaco habían preguntado en el parlamento si Polonia había recibido alguna oferta de paz de la Rusia Soviética, obteniendo una respuesta negativa. Ahora Chicherin, refiriéndose a dicha interpelación, declaraba en su oferta oficial que ya en abril de 1919 Moscú había realizado una oferta de paz a Polonia, oferta que ahora repetía de forma oficial el gobierno soviético. Esta oferta, sin duda alguna, fue hecha con mala fe, buscando dificultar a los círculos dirigentes polacos en sus relaciones con las clases trabajadoras y los partidos de la izquierda, intentando además movilizar a la opinión pública contra la guerra justo antes de la ofensiva polaco-letona.

El 16 de enero de 1920 cambió la situación estratégica diplomática. El Consejo Supremo -incluyendo Gran Bretaña, Francia, USA e Italia- levantó el bloqueo contra la Rusia Soviética, y los bolcheviques realizaron otra oferta de paz oficial el 28 de enero en una nota firmada por Lenin, Chicherin y Trotski. Se reconocía incondicionalmente la independencia y soberanía de Polonia, y se confirmaba la oferta de paz de 22 de diciembre de 1919, declarando que las tropas soviéticas, “carentes de intenciones agresivas”, no avanzarían al oeste de la presente línea (Drissa-Dzisna-Polotsk en el norte, Borisov-Parichi-Ptich-Belokorovichi en el centro, y Chudnov-Piliava-Derazhnia-Bar en el sur), una línea casi idéntica a la presentada por Pilsudski el 6 de noviembre de 1919. También se afirmaba que los soviéticos no habían concluido ningún acuerdo con los alemanes dirigido contra Polonia, evidentemente una amenaza velada que podía cumplirse si la oferta era rechazada por los polacos.

Era otra oferta espuria, pues los bolcheviques tenían intención de derrotar a los polacos. Ya desde la primavera de 1919 habían considerado el frente polaco como secundario en tanto en cuanto no acabaran de derrotar a las tropas Blancas ayudadas por la Entente, objetivo que habían logrado en gran parte en enero de 1920. Y ahora “debíamos probar con bayonetas si había madurado la revolución social del proletariado en Polonia”, tal como dijo Lenin poco después, testimonio confirmado el 2 de febrero de 1920 por el Comité Ejecutivo Central al pueblo polaco, uniendo la libertad de Polonia al libre desarrollo de Rusia, que tal como interpretó correctamente Poltorak venía a significar que para el liderazgo soviético una Polonia libre significaba una Polonia soviética libre del yugo burgués y dirigida por el Partido Comunista.

Otra confirmación indirecta de lo insincera de la oferta de paz soviética está en una carta de Chicherin de fecha 14 de febrero, revelando que el mando militar bolchevique en Ucrania intentaba atacar en la parte polaca del Territorio del Suroeste, rompiendo así la oferta de paz de 28 de enero. Y Stalin, preparando al parecer otra acción ofensiva, quería que se le prometiera la independencia a Galicia del Este.

En el plan original del Estado Mayor de Campaña soviético, preparado en enero de 1920, no se podría llevar a cabo una ofensiva, incluso moderada, antes de mediados o finales de abril (principalmente por el redespliegue de fuerzas del Cáucaso norte al frente polaco y el tiempo requerido para preparaciones para la ofensiva). Pero mientras tanto, los soviéticos esperaban otra ofensiva polaca, como la de Latgalia; así que la misión de la diplomacia soviética consistía en perjudicar los preparativos polacos de esa ofensiva mediante su “diplomacia demostrativa”.

Mañana más.
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