Dos repúblicas y un trágico destino

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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José Luis
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Dos repúblicas y un trágico destino

Mensaje por José Luis » Jue Ago 31, 2006 6:14 pm

¡Hola a todos!

Cada vez que me sumerjo en el mundo turbulento que vivió la República de Weimar, pues algo así supone para mí la lectura de ese periodo de la historia alemana, recuerdo invariablemente el no menos turbulento mundo de nuestra II República española. Ambos regímenes políticos afrontaron problemas similares, si bien sus historias no admiten comparación. La IIR española surgió en 1931 como reacción o consecuencia (una u otra causa dependerá del punto de vista personal) del fracaso final de la dictadura militar de Primo de Rivera bajo la monarquía “constitucional” de Alfonso XIII. Cuando el rey español, violando la constitución, apoyó el golpe de Primo en 1923 sancionando la dictadura militar que siguió, selló de alguna forma el destino de la monarquía (y su propio destino) al de la dictadura. En cambio, la República de Weimar surgió en 1919 como reacción o consecuencia de la pérdida de la guerra mundial por Alemania. Tengo para mí que la única similitud con el proceso español fue el destino final del Káiser alemán. En efecto, al haber sancionado en 1916 la dictadura militar de Ludendorff-Hindenburg, Guillermo II había unido su destino (y el de la monarquía alemana) al resultado final de la guerra. Cuando el pueblo alemán se enteró conmocionado de la urgente (y patética) exigencia de Ludendorff para que el gobierno alemán solicitara un armisticio a los aliados, comenzó el reguero revolucionario que llevó finalmente a la fundación de la República de Weimar, con la abdicación del Káiser y el fin de la monarquía imperial de por medio.

No hay comparación posible entre las causas que llevaron a Alemania a una república en 1919 y las que propiciaron la república española de 1931; ambas historias son completamente diferentes. Pero sí las hay en ciertos aspectos a los que tuvieron que enfrentarse los gobiernos republicanos de los dos países en sus diferentes caminos.

La primera gran similitud, a mi juicio, fue la escasez de verdaderos republicanos en uno y otro país durante la vigencia de sus repúblicas. Pero esa similitud está en el hecho en sí, no en las razones. La revolución de noviembre de 1918 sólo podía conducir a Alemania a dos finales, o quizás tres: una república socialista de corte bolchevique (la que propugnaban los Espartaquistas y algunas facciones del ala extrema izquierda del SPD), una república parlamentarista de corte occidental (la que defendía la gran mayoría del SPD y del DDP), y quizás la guerra civil y la desintegración alemana. De las dos primeras tendencias (dejemos la tercera como indeseada), la única postura sincera era la de los comunistas alemanes que querían hacer de Alemania un Estado similar al soviético. Los socialdemócratas del SPD y los demócratas del DDP se vieron en la necesidad de abogar por una república parlamentaria ante el peligro de la vía comunista, y en ese sentido, y sólo en él, recibieron el apoyo (tímido) de las tradicionales fuerzas conservadoras del país. Pero el verdadero ideal del SPD y DDP era el establecimiento de una monarquía parlamentaria. La ciudadanía alemana, en general, lo que quería era terminar la guerra mediante la paz, acabar con la dictadura militar restaurando las libertades civiles y políticas, y poner fin a las privaciones alimenticias que el esfuerzo de guerra había impuesto al pueblo alemán. Pero entre los prohombres políticos que representaban a esa ciudadanía impaciente en el Reichstag no había prácticamente ninguno que sintiera de verdad el ideal democrático bajo un sistema republicano.

¿Había republicanos de verdad en la España de 1931? Había unos cuantos más que en la Alemania de 1919, pero no dejaban de ser una minoría dentro de un amplio espectro político. Azaña y, quizás, Indalecio Prieto eran los mayores paladines del ideal republicano. Quizás Ebert, el primer presidente de la República de Weimar, era el político alemán más notorio que podía compartir los idearios republicanos de Azaña. Pero tanto uno como otro carecían a izquierda y derecha del espectro político de auténticos defensores de la causa republicana. Este hecho fundamental fue, en mi opinión, la causa inicial del fracaso final de las dos repúblicas.

Ambas repúblicas sólo tuvieron dos presidentes cada una. El primer presidente de la IIR fue un puesto de compromiso en la figura del católico conservador Alcalá Zamora, probablemente con la pretensión de calmar las agitadas aguas de la Iglesia española, que veía con ojos febriles la llegada de la república. Alcalá Zamora era un cacique andaluz (el ánimo de la frase es sintetizador, no peyorativo), Friedrich Ebert era un talabartero metido después a periodista que acabó siendo líder del partido político más importante de la Alemania revolucionaria de 1918 (SPD). La presidencia de Ebert vino dada por su liderazgo del partido político mayoritario alemán y por sus orígenes populares, como tónico para calmar la fiebre revolucionaria entre las clases trabajadoras alemanas. Azaña, segundo y último presidente de la IIR, era un funcionario del Estado y un republicano de verdad; Hindenburg, segundo y último presidente de la RdW, era un militar mitificado y un devoto antirrepublicano.

La gestación de la RdW y su primera andadura se vieron desafiadas por constantes tumultos y amenazas; quizás los dos hechos más representativos al respecto fueron la huelga revolucionaria Espartaquista de enero de 1919 y el putsch de Kapp de marzo del año siguiente. Pero no menor importancia tuvo el impacto público de las draconianas exigencias que el tratado de paz de Versalles impuso a Alemania en el verano de 1921 y la ocupación francesa del Ruhr en enero de 1923, ocupación que abonó el terreno para el putsch de Hitler-Ludendorff de noviembre del mismo año. El inteligente liderazgo político que llevó a cabo el gran estadista Gustav Stresemann (un monárquico de corazón, líder del DVP) durante la etapa de su cancillería del Reich (agosto-noviembre de 1923), sentó las bases necesarias para que la RdW viviera posteriormente (1924-1928) sus “años dorados”.

A diferencia del caso alemán, la IIR surgió en España, contra todo pronóstico, de forma ejemplarmente pacífica y, en general, su andadura inicial se vio libre de amenazas directas al sistema, aunque no de ciertos conflictos sociales más o menos graves. El primer golpe manifiesto y físico contra la IIR fue liderado por el general Sanjurjo en agosto de 1932. Poco más de dos años después la IIR hacía frente a una huelga revolucionaria (cuyos focos principales fueron Cataluña y, en mayor grado, Asturias) liderada en diferentes grados por el PSOE, la UGT, el PCE y la CNT. Finalmente, casi dos años más tarde, la IIR quedaba mortalmente herida por la rebelión político-militar iniciada el 17-18 de julio de 1936.

Si durante la RdW el alto mando del Reichswehr, aun no siendo políticamente neutral, se mantuvo ajeno a los golpes contra el sistema (golpes de Kapp y Hitler), o bien defendió el orden legal establecido (huelga Espartaquista o los amagos golpistas de Hitler en 1932), en la IIR el ejército, aunque dividido, fue el eje central alrededor del cual se gestó el golpe fatídico contra el sistema.

Los partidos políticos que posibilitaron la RdW mientras duró no eran republicanos. La primera gran coalición de 1919 (SPD y DDP) fue meramente una alianza defensiva contra la amenaza comunista. La segunda gran coalición del verano de 1923 (SPD, DDP, Zentrum, BVP y DVP) fue una alianza cuyo objetivo fundamental era impedir la vuelta a una dictadura o la guerra civil. Todos los gobiernos de la RdW se vieron sometidos a las presiones de las alas izquierda y derecha de los partidos políticos que los posibilitaron, bien formando gobierno, bien apoyándolos en el Reichstag. También tuvieron que soportar las presiones de los partidos políticos manifiestamente antirrepublicanos (léase derecha tradicional y nacionalismo radical). Los partidos políticos que posibilitaron los diferentes gobiernos de la IIR española, a excepción de los explícitamente denominados republicanos (una minoría ridícula en el gran espectro político del momento), no eran republicanos, ni siquiera en su primer gobierno, que no debía hacer frente a ninguna amenaza directa, como el caso alemán. La IIR tuvo que hacer frente a las arremetidas que sufrió desde la izquierda radical (ala izquierda socialista, separatistas y anarquistas) y desde la derecha radical (monárquicos, conservadores, católicos, nacionalistas y militares, en sus alas radicales). Las dos repúblicas sucumbieron ante la envergadura de sus enemigos, aunque de manera bien diferente.

Desgraciadamente, en su momento las consecuencias que posteriormente iban a producir ambos fracasos dentro y fuera de España y Alemania eran insospechadas.

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Mensaje por David L » Dom Mar 04, 2007 8:50 pm

Después de haber podido leer este post escrito por José Luis, a uno le queda la duda de saber si realmente la República de Weimar y la II República española representaban el verdadero sentir de las sociedades de ambos países o, simplemente fueron una solución de compromiso marcadas claramente por su antimonarquismo surgido de la presencia de Alfonso XIII en España y, del Kaiser Guilermo en Alemania como garantes de unas dictaduras militares.

Un saludo.
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Mensaje por elmomu » Vie Jul 22, 2011 2:13 am

Saludos!
José Luis escribió:El primer golpe manifiesto y físico contra la IIR fue liderado por el general Sanjurjo en agosto de 1932. Poco más de dos años después la IIR hacía frente a una huelga revolucionaria (cuyos focos principales fueron Cataluña y, en mayor grado, Asturias) liderada en diferentes grados por el PSOE, la UGT, el PCE y la CNT. Finalmente, casi dos años más tarde, la IIR quedaba mortalmente herida por la rebelión político-militar iniciada el 17-18 de julio de 1936.
Compañero José Luis, creo que olvidas mencionar el levantamiento anarquista-comunista de enero de 1933, llamado también revolución de enero de 1933, segundo golpe de estado producido en varios puntos del pais con el objetivo de instaurar una dictadura comunista, y que consiguió su objetivo en varias localidades.
Y con todo el respeto, creo que llamar "huelga revolucionaria" a la revolución de 1934 es, como poco, un eufemismo de lo que fué un levantamiento de grandes dimensiones contra la República, que se cobró entre 2000 - y 4000 víctimas.

Por lo demás, completamente deacuerdo contigo. Creo que en España muy pocos querian una república realmente democrática.

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Mensaje por Rubén. » Vie Jul 22, 2011 3:11 am

Son cosas que nunca me habían planteado y desde luego encajan.

De todas formas hay una diferencia abismal:

En España las derechas en general tienen un miedo común a la izquierda, es decir, dos polos iguales que hacen un frente común irreconciliable el uno contra el otro. La guerra está servida.

En Alemania la división es mayor desde todos lados, pues las derechas temen a la izquierda; pero a la vez los nazis temen a la derecha y a la izquierda; y el KPD teme a la izquierda socialdemocráta, a la derecha y a los nazis. Todos culpaban a todos de todo y de querer exterminar al que culpaba. Quizá está guerra particular de unos partidos con otros, tanto en la misma derecha como en la misma izquierda, favoreció el asecenso del nazismo que supo precisamente ridiculizar esa rivalidad, y también al no haber dos polos iguales enfrentados impidió para bien o para mal el que no se desatara una guerra civil como pasó en España.

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Mensaje por José Luis » Vie Jul 22, 2011 7:25 am

¡Hola a todos!
elmomu escribió:
José Luis escribió:El primer golpe manifiesto y físico contra la IIR fue liderado por el general Sanjurjo en agosto de 1932. Poco más de dos años después la IIR hacía frente a una huelga revolucionaria (cuyos focos principales fueron Cataluña y, en mayor grado, Asturias) liderada en diferentes grados por el PSOE, la UGT, el PCE y la CNT. Finalmente, casi dos años más tarde, la IIR quedaba mortalmente herida por la rebelión político-militar iniciada el 17-18 de julio de 1936.
Compañero José Luis, creo que olvidas mencionar el levantamiento anarquista-comunista de enero de 1933, llamado también revolución de enero de 1933, segundo golpe de estado producido en varios puntos del pais con el objetivo de instaurar una dictadura comunista, y que consiguió su objetivo en varias localidades.
Lo que tú llamas levantamiento, estimado elmonu, no fue más que una serie de revueltas agrarias en diferentes localidades de Ciudad Real, Cataluña, Levante y Andalucía. Quizás ayude a comprender la importancia de las mismas el hecho de que todo el asunto quedase políticamente reducido al episodio de Casas Viejas (provincia de Cádiz) y el asedio de "Seisdedos" que allí se produjo.
elmomu escribió: Y con todo el respeto, creo que llamar "huelga revolucionaria" a la revolución de 1934 es, como poco, un eufemismo de lo que fué un levantamiento de grandes dimensiones contra la República, que se cobró entre 2000 - y 4000 víctimas.
Bueno, si utilicé la expresión "huelga revolucionaria" fue por su alcance conjunto (Madrid, Barcelona, Asturias), pero estoy de acuerdo que la expresión, siendo válida para Madrid y Barcelona, no lo es aplicada a Asturias, donde se produjo realmente un alzamiento. Ahora bien, las cifras que das de víctimas, si como imagino las aplicas a la revolución de Asturias, no son (al margen de su cantidad, que depende de las fuentes utilizadas) indicativas tanto de la revolución como de la represión a la misma. Hugh Thomas, por ejemplo, dice que se calcula que "murieron de 1.500 a 2.000 personas, y casi 3.000 resultaron heridas. De los muertos, unos 320 eran guardias civiles, soldados, guardias de asalto y carabineros. Es de suponer que, del resto, la mayor parte eran trabajadores. Indudablemente muchas muertes tuvieron lugar una vez acabada la lucha, cuando la Legión 'saboreaba' su victoria" (Thomas, La Guerra Civil Española, Vol. 1. Barcelona: Grijalbo Bondadori, 1976, p. 167).

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Mensaje por José Luis » Vie Jul 22, 2011 7:43 am

¡Hola a todos!
Rubén. escribió: Son cosas que nunca me habían planteado y desde luego encajan.

De todas formas hay una diferencia abismal:

En España las derechas en general tienen un miedo común a la izquierda, es decir, dos polos iguales que hacen un frente común irreconciliable el uno contra el otro. La guerra está servida.

En Alemania la división es mayor desde todos lados, pues las derechas temen a la izquierda; pero a la vez los nazis temen a la derecha y a la izquierda; y el KPD teme a la izquierda socialdemocráta, a la derecha y a los nazis. Todos culpaban a todos de todo y de querer exterminar al que culpaba. Quizá está guerra particular de unos partidos con otros, tanto en la misma derecha como en la misma izquierda, favoreció el asecenso del nazismo que supo precisamente ridiculizar esa rivalidad, y también al no haber dos polos iguales enfrentados impidió para bien o para mal el que no se desatara una guerra civil como pasó en España.
José Luis escribió: No hay comparación posible entre las causas que llevaron a Alemania a una república en 1919 y las que propiciaron la república española de 1931; ambas historias son completamente diferentes. Pero sí las hay en ciertos aspectos a los que tuvieron que enfrentarse los gobiernos republicanos de los dos países en sus diferentes caminos.
Traigo a colación mi cita aclaratoria cuando inicié este tema para encuadrar lo que voy a decir con respecto a tu último comentario, Rubén. A lo que no se tuvieron que enfrentar los gobiernos de la República de Weimar fue a una división política dentro de las fuerzas armadas alemanas, como sí tuvo que hacerlo el gobierno de la República española ante las fuerzas armadas españolas en julio de 1936. Este hecho fue el factor principal que posibilitó el golpe de estado de 17-18 de julio, un golpe de estado eminentemente militar. Y esa división, al mismo tiempo, posibilitó (junto con otros factores) que el fracaso del golpe deviniera en guerra civil. Estas circunstancias militares estaban ausentes en el caso alemán, donde el alto mando del Reichswehr era plenamente leal al presidente de la República de Weimar, Hindenburg.

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Mensaje por Rubén. » Sab Jul 23, 2011 3:06 am

Traigo a colación mi cita aclaratoria cuando inicié este tema para encuadrar lo que voy a decir con respecto a tu último comentario, Rubén. A lo que no se tuvieron que enfrentar los gobiernos de la República de Weimar fue a una división política dentro de las fuerzas armadas alemanas, como sí tuvo que hacerlo el gobierno de la República española ante las fuerzas armadas españolas en julio de 1936. Este hecho fue el factor principal que posibilitó el golpe de estado de 17-18 de julio, un golpe de estado eminentemente militar. Y esa división, al mismo tiempo, posibilitó (junto con otros factores) que el fracaso del golpe deviniera en guerra civil. Estas circunstancias militares estaban ausentes en el caso alemán, donde el alto mando del Reichswehr era plenamente leal al presidente de la República de Weimar, Hindenburg.
Sí eso está claro.
De todas formas creo que esa división del ejército es en parte a que el país está también dividido, y aquí entra en juego la política/sociedad de la época. Yo creo que cualquier partido de derecha, fueran los moderados nicetistas, los monárquicos, carlistas o los falangistas, veían con buenos ojos un posible alzamiento contra la izquierda, y los izquierdistas una revolución social contra la derecha. Volvemos a una nación divida en dos bloques iguales y un ejército que dada la situación no puede ser indiferente.

En la RdW como has dicho el ejército no estaba dividido, más que nada porque no creo que la sociedad estuviese dividida, o por lo menos de una manera tan exagerada como en España (opinión personal).
Hitler ganó las elecciones como las podía haber ganado cualquier listo que aprovechando la crisis que tenía Alemania encima supiera convencer a la población y que le votaran. El voto nazi no fue un voto para situarse en uno de dos bandos iguales a nivel nacional como por ejemplo lo fueron las elecciones de Febrero de 1936 en España, más bien fue un voto de necesidad por las razones que ya todos sabemos. Y es más, no creo ni que hubiese división alguna entre un votante del NSDAP y un votante de otro partido, seguro que muchos de los votantes a los nazis emitieron su papelete con buena voluntad sin imagnarse lo que estaba por venir.

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Mensaje por David L » Sab Jul 23, 2011 6:44 am

Yo no creo que la sociedad española de los años 30 estuviera más dividida que la existente en la República de Weimar. Si la lucha política en España durante esos años fue dura, no menos lo fue la de Weimar. El antagonismo entre los comunistas, los socialistas y los nazis era, además de evidente, bastante violento. Sus formaciones paramilitares son una muestra de ello. En España las fuerzas paramilitares no disponían de una organización numérica tan importante como las del NSDAP o el KPD alemanes, aunque sí es cierto que la división en las FFAA en el caso español era algo más acentuado que en Weimar. A pesar de todo, la República española cayó víctima de un fallido golpe de estado con la consiguiente división y fractura que eso produjo en el Ejército. Si hablamos de sociedades divididas ahí tenemos también el ejemplo de Francia, sumida en una división política que no desmerecía a la reinante en España.

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Mensaje por Kurt_Steiner » Sab Jul 23, 2011 9:33 pm

Excelente análisis, José Luis. Sólo unas pequeñas discrepancias por mi parte.
José Luis escribió: La primera gran similitud, a mi juicio, fue la escasez de verdaderos republicanos en uno y otro país durante la vigencia de sus repúblicas.
Más que de verdaderos republicanos, lo que faltaba era una tradición auténticamente democrática en ambos países, siendo en Alemania más evidente todavía dicha carencia. El turnismo y el caciquismo habían hecho de la democracia española poco más que una parodia
José Luis escribió:¿Había republicanos de verdad en la España de 1931? Había unos cuantos más que en la Alemania de 1919, pero no dejaban de ser una minoría dentro de un amplio espectro político. Azaña y, quizás, Indalecio Prieto eran los mayores paladines del ideal republicano. Quizás Ebert, el primer presidente de la República de Weimar, era el político alemán más notorio que podía compartir los idearios republicanos de Azaña. Pero tanto uno como otro carecían a izquierda y derecha del espectro político de auténticos defensores de la causa republicana. Este hecho fundamental fue, en mi opinión, la causa inicial del fracaso final de las dos repúblicas.
Si Ebert hubiera sido tan extremista en sus reacciones como Azaña -sin ir más lejos, su papel en la cuestión religiosa y en la reforma militar-, la República de Weimar hubiera muerto con el golpe de Kapp. Ebert tenía excelente defensores de la república en los miles de votantes socialdemócratas que le siguieron desde el 11 de noviembre de 1918 y que le salvaron el pellejo cuando el golpe de Kapp. Sin ese apoyo, que Ebert usó, manipuló y traicionó cuanto quiso, el primer Reichsklanzer hubiera sido el último.
José Luis escribió: Si durante la RdW el alto mando del Reichswehr, aun no siendo políticamente neutral, se mantuvo ajeno a los golpes contra el sistema (golpes de Kapp y Hitler), o bien defendió el orden legal establecido (huelga Espartaquista o los amagos golpistas de Hitler en 1932), en la IIR el ejército, aunque dividido, fue el eje central alrededor del cual se gestó el golpe fatídico contra el sistema.
Aunque, bien es cierto, que los mandos militares de Bavaria "mimaron" a Hitler hasta que este se pasó de la raya con su putsch. Si es cierto que la Reichswehr que no apoyó el golpe de Kapp, tampoco levantó un dedo para defender la legitimidad. Intervino contra los espartaquistas porque amenazaban el orden imperante y con importar la odiada revolución bolchevique, no por defender el sistema, que les resultaba odioso.

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Mensaje por maxtor » Lun Jul 25, 2011 8:43 pm

Saludos cordiales.

Si la 2 república española llegó de forma pacífica fue principalmente debido a los propios monárquicos quienes permitieron presentarse a las elecciones municipales de 1931 a los republicanos y socialistas quienes habían intentado 4 meses antes un golpe de Estado de forma violenta al objeto de imponer la República.

Las elecciones de 1931 fueron municipales y ese aspecto suele olvidarse ya que hay juristas que suelen tildar por dicho motivo de irregular la forma de nacimiento de la República ya que no fueron unas elecciones constituyentes, yo creo que la República sí que fue legítima en su origen dado que el factor principal fue la “renuncia” y el abandono de poder que tuvieron los monárquicos con el Rey a su cabeza que cedieron el poder ante unas elecciones municipales que habían ganado, sí que perdieron en las principales ciudades pero el resultado general en toda España les daba una victoria monárquica abrumadora.

El propio Miguel Maura ante tal hecho de renuncia señaló que la oligarquía había abierto el paso a la República.

Es cierto que en España no había muchos demócratas y tanto en la derecha conservadora como en las izquierdas republicanas había más radicales que auténticos demócratas, pero creo que el comportamiento de las izquierdas y su sesgo legislativo fue el factor fundamental para que no se consolidara el régimen republicano y deviniera finalmente en la Guerra Civil.

Las izquierdas desde su inicio, (salvo la intentona monárquica de Sanjurjo que fue absolutamente marginal y no fue apoyada por la mayoría de los conservadores de derecha) tuvieron claro que la República era “suya”, y procedieron a legislar sin tener en cuenta los sentimientos de buena parte de los españoles como por ejemplo la legislación anti-católica. La CEDA no era un paraíso de demócratas pero sí adoptaron una posición de moderación y de legalismo que no se vio en las izquierdas cuando por ejemplo perdieron las elecciones de 1933 e intentaron varias maniobras anticonstitucionales para evitar que legítimamente la CEDA entrada en el poder y finalmente en 1934 iniciaron un golpe de Estado contra la legalidad republicana.

Si hasta el inicio de la República habían incidentes de orden público, quemas de conventos y ataques al clero, la aplicación torticera de la ley de orden público que censuró periódicos de derechas, creo que hasta ese momento la situación se pudo reconducir hacia una democracia, si bien, el golpe de Estado de 1934 por parte de los socialistas y la izquierda catalana y a continuación el rompimiento de relaciones de otros republicanos con el mismo sistema que ellos habían creado, creo que es el factor fundamental y la línea divisoria que marca el periodo histórico de la Segunda República. Los paladines de la democracia se volvieron contra ella cuando los resultados electorales les fueron contrarios.

Fue un punto de inflexión ya que la supuesta brutal represión en Asturias fue tomada como excusa para las izquierdas para desestabilizar constantemente al gobierno de centro – derecha de Lerroux, la represión de octubre se ha exagerado enormemente por las izquierdas ante la vergüenza histórica que supuso dicho intento de golpe de Estado ya que de esa forma se desvía la atención.

El número total de muertos en los dos bandos no rebasa los 1200 y la mayoría en combate. Las víctimas de la represión extra-legal durante los sucesos por cada uno de los dos bandos fue inferior a las 100 personas, ya de por sí número trágico para ir multiplicándolo por 10 como hacen habitualmente las izquierdas. Ingresaron en prisión unas 15000 personas de las que fueron saliendo la mayoría en los meses siguientes. ( Historia Total de España – Ricardo de la Cierva, pág. 899).

En cuanto al número de detenidos Velarde, nombrado gobernador en diciembre de Asturias encontró que se habían hecho 30.000 detenciones, de los cuales 27.000 de los detenidos fueron puestos en libertad en el transcurso de cinco meses. ( citado en Los Orígenes de la España de Franco, de Richard A. H. Robinson). Autor que sitúa las víctimas cercanas al autor anterior.

Otro factor a mi juicio importante fue el asesinato de Calvo Sotelo a manos de las fuerzas de orden público que asaltan la casa del principal jefe de la opisición, dotado de inmunidad parlamentaria, y fue el detonante definitivo de la contienda civil española.

La guerra civil fue y ha sido el fracaso de todos los españoles, tanto de derechas como de izquierdas, pero la encarnación política que dio paso a la guerra civil fue la República española. Como dice Stanley Payne, ni unos eran tan buenos ni los otros eran tan malos, yo creo que a nivel histórico las izquierdas pusieron más de su parte para llegar a la guerra civil y el comportamiento del Frente Popular supuso una autopista directa a la guerra.

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Mensaje por José Luis » Mié Jul 27, 2011 12:31 am

¡Hola a todos!
maxtor escribió: El número total de muertos en los dos bandos no rebasa los 1200 y la mayoría en combate. Las víctimas de la represión extra-legal durante los sucesos por cada uno de los dos bandos fue inferior a las 100 personas, ya de por sí número trágico para ir multiplicándolo por 10 como hacen habitualmente las izquierdas. Ingresaron en prisión unas 15000 personas de las que fueron saliendo la mayoría en los meses siguientes. ( Historia Total de España – Ricardo de la Cierva, pág. 899).
José Luis escribió: Hugh Thomas, por ejemplo, dice que se calcula que "murieron de 1.500 a 2.000 personas, y casi 3.000 resultaron heridas. De los muertos, unos 320 eran guardias civiles, soldados, guardias de asalto y carabineros. Es de suponer que, del resto, la mayor parte eran trabajadores. Indudablemente muchas muertes tuvieron lugar una vez acabada la lucha, cuando la Legión 'saboreaba' su victoria" (Thomas, La Guerra Civil Española, Vol. 1. Barcelona: Grijalbo Bondadori, 1976, p. 167).
[Es imposible determinar el número exacto de vidas humanas que costó la insurrección de octubre. Las estimaciones más fiables hablan de 1,200 muertos entre los rebeldes, 1.100 de ellos en Asturias. Los muertos entre el ejército y las fuerzas de seguridad se aproximan a 450, concentrados también principalmente en Asturias,

Tras la ocupación militar, las comarcas mineras fueron registradas a fondo, produciéndose miles de detenciones. Cientos de los prisioneros fueron sometidos a palizas y torturas sistemáticas, sobre todo en la represión policíaca especial efectuada en Asturias por la guardia civil, a las órdenes del comandante Lisardo Doval. Bastantes de los detenidos fueron muertos literalmente a palos o por la tortura] Stanley G. Payne, La Primera Democracia Española: la Segunda República, 1931-1936. Barcelona & Buenos Aires: Paidós, 1995, pp. 253-254.

[The subsequent repression carried out by the army and the Civil Guard was, as we shall see, extremely harsh, and exemplary lesson, and thousands of socialists and anarcho-syndicalists filled gaols all over Spain. (…) As well as the revolutionary violence, there were also summary executions under martial law. The most accurate estimate of victims suggests 1,100 deaths among those who supported the rebellion, some 2,000 wounded, and some 300 deaths among the security forces and the army. In the first phase of repression, hundreds of prisoners were beaten and tortured, a measure in which the Civil Guard Major Lisardo Doval played a leading role by imposing genuine police brutality, until he was dismissed in December. Luis de Sirval, a journalist who had investigated and denounced the excesses of Yagüe's mercenaries, was murdered by a foreign officer in the Civil Guard, Lieutenant Dimitri I. Ivanov.] Julián Casanova, The Spanish Republic and Civil War. Cambridge University Press, 2010, pp. 108-109.

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Dos repúblicas y un trágico destino

Mensaje por fermat » Sab Jul 30, 2011 1:31 pm

En mi opinión hubo otra diferencia importante entre ambas Repúblicas, y que a la postre fue decisiva en el devenir de los acontecimientos en cada una de ellas. Se trata en este caso de una diferencia de tipo legal, y no sociológica como las que se han venido apuntando hasta el momento. Me refiero a la diferencia de poderes que el Presidente ostentaba en la República de Weimar y en la II República Española.
En la República de Weimar los poderes del Presidente eran considerablemente más amplios, y menos sujetos a control parlamentario. Eso permitió que, llegado el momento, Hindenburg nombrase cancilleres carentes de apoyo en el Reichstag, y les permitiese gobernar gracias a sus decretos presidenciales. La Constitución de la II República no permitía esa situación, y por tanto era necesaria una mayoría parlamentaria, o al menos unos acuerdos parlamentarios para conseguir una mínima gobernabilidad.
Otra diferencia residía en la capacidad de disolver el Parlamento y convocar elecciones. En la República de Weimar no había un límite a ese poder; en la II República el Presidente solo podía disolver las Cortes dos veces en todo su mandato. Además en el caso de la segunda disolución, si las nuevas cortes surgidas de las elecciones manifestaban su desacuerdo con el decreto de disolución, el Presidente quedaba automáticamente destituido. Eso quiere decir que en España no hubiera sido posible esa sucesión de elecciones que se dió en Weimar durante el mandato de Hindenburg, y que permitió la consolidación de los nazis como alternativa de poder.
Del mismo modo, en la Constitución de Weimar el poder de suspender temporalmente determinadas garantías y derechos constitucionales, recaía en el Presidente (el famoso artículo 48); mientras que en la II República ese poder estaba en manos del Gobierno y debía ser refrendado por las Cortes. Es más, no era posible disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones mientras durase la suspensión; y en caso de que la suspensión tuviese lugar cuando las Cortes estaban disueltas, entonces la Diputación Permanente podía resolver sobre la suspensión de garantías (artículo 42).
Esto significa que una situación como la que se produjo en Alemania tras el incendio del Reichstag, no se hubiera podido dar en España.

Creo que estas razones que acabo de exponer permitieron que en Alemania, una vez que el Presidente y su círculo decidieron dar su apoyo a un gobierno presidido por Hitler; optando así por uno de "los bandos" se pudo llevar a cabo una transición a una dictadura de una manera más o menos "suave" (entendido "suave" como sin guerra civil, no sin violencia que por supuesto la hubo). En España el Presidente no tenía el suficiente poder como para inclinar la balanza hacía uno u otro bando y en tal situación, una vez fracasado el golpe militar no hubo más alternativa que la guerra, que a la postre condujo a la dictadura del general Franco.
En Alemania la dictadura llegó sin necesidad de guerra, lo cual a priori puede parecer positivo; pero al final desembocó en una guerra mundial a causa, creo yo, de la ideología de Hitler. Si éste hubiera sido otro tipo de estadista, más al estilo de Franco por ejemplo, quizá hubiera podido consolidarse en el poder durante mucho tiempo... pero eso es otra historia.
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Mensaje por cv-6 » Sab Jul 30, 2011 1:42 pm

fermat escribió:Eso permitió que, llegado el momento, Hindenburg nombrase cancilleres carentes de apoyo en el Reichstag, y les permitiese gobernar gracias a sus decretos presidenciales. La Constitución de la II República no permitía esa situación, y por tanto era necesaria una mayoría parlamentaria, o al menos unos acuerdos parlamentarios para conseguir una mínima gobernabilidad.
¿Seguro que en España el presidente no podía nombrar jefe de gobierno a quien quisiera? Es que me extraña mucho que en esas condiciones nunca se nombrase al candidato del partido más votado, pero eso es exactamente lo que ocurrió.
fermat escribió: Otra diferencia residía en la capacidad de disolver el Parlamento y convocar elecciones. En la República de Weimar no había un límite a ese poder; en la II República el Presidente solo podía disolver las Cortes dos veces en todo su mandato. Además en el caso de la segunda disolución, si las nuevas cortes surgidas de las elecciones manifestaban su desacuerdo con el decreto de disolución, el Presidente quedaba automáticamente destituido.
Siempre me ha parecido una norma absurda, la verdad. Si la disolución de las cortes fuera ilegal ¿qué legitimidad tendrían las nuevas cortes surgidas de las elecciones celebradas tras dicha disolución?
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Dos repúblicas y un trágico destino

Mensaje por fermat » Sab Jul 30, 2011 5:18 pm

cv-6 escribió:
fermat escribió:Eso permitió que, llegado el momento, Hindenburg nombrase cancilleres carentes de apoyo en el Reichstag, y les permitiese gobernar gracias a sus decretos presidenciales. La Constitución de la II República no permitía esa situación, y por tanto era necesaria una mayoría parlamentaria, o al menos unos acuerdos parlamentarios para conseguir una mínima gobernabilidad.
¿Seguro que en España el presidente no podía nombrar jefe de gobierno a quien quisiera? Es que me extraña mucho que en esas condiciones nunca se nombrase al candidato del partido más votado, pero eso es exactamente lo que ocurrió.
Yo no he dicho que en España el Presidente de la República no pudiese nombrar jefe del gobierno a quién quisiera. De hecho si que podía, ya que así se establecía en el artículo 75 de la Constitución Republicana. Lo que he dicho, y creo que el matiz es importante, es que no podía hacer que el gobierno gobernase al margen del Parlamento. Es decir, en España una vez nombrado el jefe de gobierno éste debía apoyarse en las Cortes para su labor de gobierno, y no podía hacer como en Alemania donde podía gobernar por decreto presidencial. En España si el jefe de gobierno, una vez nombrado, no era capaz de de conseguir un mínimo respaldo parlamentario, simplemente no podía gobernar; en Alemania sí, aunque fuera en precario y con las consecuencias que todos conocemos.
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Mensaje por fermat » Sab Jul 30, 2011 5:25 pm

cv-6 escribió:
fermat escribió:Otra diferencia residía en la capacidad de disolver el Parlamento y convocar elecciones. En la República de Weimar no había un límite a ese poder; en la II República el Presidente solo podía disolver las Cortes dos veces en todo su mandato. Además en el caso de la segunda disolución, si las nuevas cortes surgidas de las elecciones manifestaban su desacuerdo con el decreto de disolución, el Presidente quedaba automáticamente destituido.
Siempre me ha parecido una norma absurda, la verdad. Si la disolución de las cortes fuera ilegal ¿qué legitimidad tendrían las nuevas cortes surgidas de las elecciones celebradas tras dicha disolución?
En el caso planteado la disolución de ningún modo sería ilegal, ya que se ajustaría a la Constitución. Lo que sí podría ser, y es sobre eso sobre lo que se manifestarían las nuevas Cortes, es improcedente o injustificada; que es muy distinto. En mi opinión, las nuevas Cortes tendrían toda la legitimidad del mundo ya que, aún siendo la disolución improcedente, serían unas Cortes que representarían, ni más ni menos, que la Soberanía Popular; y eso en democracia es, o debería, ser la mayor fuente de legitimidad.
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