La Triple Alianza que no pudo ser

Acontecimientos políticos, económicos y militares relevantes entre noviembre de 1918 y septiembre de 1939

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La Triple Alianza que no pudo ser

Mensaje por José Luis » Mié Ene 14, 2009 12:31 pm

¡Hola a todos!

A la hora de analizar la importancia de los acontecimientos políticos que permitieron a Hitler llevar a cabo su ataque militar contra Polonia el 1 de septiembre de 1939, probablemente se puede concluir que el más decisivo de todos fue el Pacto de No-Agresión germano-soviético firmado por Ribentropp y Molotov el 23 de agosto de 1939. Es razonable especular que sin la seguridad de cerrar la posibilidad de la apertura de un segundo frente militar, algo que garantizó dicho pacto de no-agresión, difícilmente Hitler se habría aventurado a iniciar su agresión militar contra Polonia.

¿Fue inevitable ese pacto? ¿No podían, acaso, británicos y franceses buscar igualmente un pacto tripartito con los soviéticos? ¿Lo persiguieron efectivamente? ¿Y cuál fue la actitud del gobierno soviético?

El pacto de no-agresión germano-soviético no era inevitable. Británicos y franceses “buscaron” sellar una triple alianza con la Unión Soviética. El gobierno soviético estuvo dispuesto durante bastante tiempo a sellar dicha alianza. ¿Qué fue, entonces, lo que evitó la conclusión de una triple alianza que podría haber frenado definitivamente a Hitler en su determinación de invadir Polonia?

No hay un consenso unánime entre los historiadores sobre la respuesta a esa última pregunta. En general hay tres posturas, más o menos definidas, que presentan como principal razón del fracaso en concluir una triple alianza durante el verano de 1939 a (1) Chamberlain, (2) los gobiernos polaco y rumano, y (3) Stalin.

La intransigencia de los gobiernos polaco y rumano para permitir el paso de tropas soviéticas por sus territorios (para poder hacer efectiva la triple alianza por parte soviética en caso de guerra) es la principal razón que algunos historiadores atribuyen al fracaso final de las negociaciones entre británicos, franceses y soviéticos. De hecho, las conversaciones militares anglo-francesas y soviéticas de mediados de agosto de 1939 fueron suspendidas inicialmente por los soviéticos ante la incapacidad anglo-francesa para dar una respuesta a dicho asunto.

Otros historiadores han argumentado que Stalin mantuvo un doble juego con anglo-franceses y alemanes durante el verano de 1939 y que nunca tuvo intención real de comprometerse con los primeros, bien por su desconfianza ante las intenciones de la política exterior anglo-francesa, o bien porque él mismo tenía unos objetivos más ambiciosos (expansionistas) cuya consecución se adecuaba mejor bajo una alianza con Alemania. En mi opinión, esta última tesis es bastante cuestionable y difícilmente demostrable.

Al margen de estas dos posturas entre los académicos, hay en cambio un consenso generalizado sobre la negativa influencia de Chamberlain en el desarrollo de las negociaciones anglo-francesas y soviéticas que buscaron la conclusión de una alianza conjunta para resistir la amenaza nazi contra Polonia. Un breve resumen de esas negociaciones (que por cuestión de espacio voy a centrar principalmente bajo la perspectiva británica) puede servir muy bien como introducción para debatir este interesantísimo y polémico asunto. Dividiré la cuenta en tres mensajes que presento a continuación.

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Mensaje por José Luis » Mié Ene 14, 2009 12:42 pm

La invasión alemana del resto de Checoslovaquia en marzo de 1939 fue el detonante que hizo saltar todas las alarmas en los países que ahora se veían amenazados por la política de conquista de Hitler, especialmente Polonia y Rumanía. El Primer Ministro británico, Neville Chamberlain, siempre había recelado profundamente de la conveniencia de un acercamiento de la política exterior británica a la Rusia de Stalin, pero a raíz de la invasión alemana de Checoslovaquia, Chamberlain consultó a los gobiernos de Polonia, Yugoslavia, Turquía, Grecia, Rumanía y la URSS la posibilidad de establecer una acción conjunta para oponerse a cualquier agresión futura del régimen nazi. El ministro de Exteriores soviético, Litvinov, propuso una conferencia en Buscarest, pero Chamberlain la rechazó aduciendo la oposición de varios gobiernos (¡entre los cuales estaban los de España, Portugal y Canadá!). De igual forma se rechazó la propuesta de una declaración cuatripartita (Gran Bretaña, Francia, URSS y Polonia) por la oposición de Polonia a la inclusión de la URSS. Finalmente los británicos propusieron que la URSS realizara una declaración de neutralidad benevolente, mientras que el gobierno británico declararía su garantía de Polonia. La garantía británica fue cursada el 31 de marzo de 1939, después de que, dos días antes, Lord Cadogan informara a Maisky, embajador soviético en Londres. de que se había rechazado la declaración cuatripartita (algo que sentó muy mal a los soviéticos) y que el gobierno británico estaba buscando dar garantías a polacos y rumanos.

A principios de abril se hizo pública la garantía británica a Polonia. El 7 de abril Italia invadió Albania, y el gobierno británico, después de ser presionado por el gobierno francés, respondió declarando la garantía de Rumanía y Grecia el 13 de abril.

Las agresiones de Alemania e Italia provocaron la reacción del gobierno turco y la Cámara de los Comunes en forma de presión sobre Chamberlain para que buscara la cooperación soviética. Después de que los informes de los jefes del Estado Mayor británico subrayaran la necesidad de la ayuda soviética si se quería garantizar realmente la defensa de Polonia, Chamberlain se vio obligado a contactar con el gobierno soviético. El 14 de abril Londres propuso a Moscú que, caso de una agresión alemana contra un país europeo, Gran Bretaña, Francia y la URSS prestarían su asistencia si ésta era necesitada. El 18 de abril el gobierno británico recibió una contra-propuesta soviética en la que se solicitaba que Gran Bretaña, Francia y la URSS concluyeran un acuerdo de asistencia mutua, incluyendo un convenio militar en caso de que se produjera una agresión contra cualquiera de los tres países. Al día siguiente el gobierno británico, en reunión del Comité de Política Exterior, rechazó la propuesta soviética, pero tardó casi tres semanas en hacérselo saber al gobierno soviético.

Por su parte, el gobierno francés estaba mucho más dispuesto a establecer una triple alianza con Gran Bretaña y la URSS. El Estado Mayor General francés reconocía que la asistencia militar soviética era indispensable aunque sólo fuera para ayudar a Polonia a sobrevivir, por lo que creía que una alianza con los soviéticos era del todo imperativa. En consecuencia, el gobierno francés envió dos propuestas separadas a su homólogo soviético; el 14 de abril propuso un pacto de asistencia mutua entre Francia, Gran Bretaña y la URSS, pero no se concluyó una alianza por oposición del gobierno británico. Londres, tras rechazar el 19 de abril la propuesta soviética del día anterior, informó a París que intentaría persuadir una vez más al gobierno soviético para que realizara una declaración unilateral ofreciendo asistencia a los países que lo desearan. Aunque París aceptó inicialmente la propuesta británica, Bonnet se anticipó más tarde presentando una propuesta de alianza mutua al embajador soviético en París, Iako Z. Surits. A pesar del esfuerzo francés para asegurar la conclusión de un pacto de asistencia mutua entre Gran Bretaña, Francia y la URSS, y mientras los británicos se retraían, Litvinov fue sustituido el 3 de mayo (hecho público el 4 de mayo) por Molotov como Comisario de Exteriores, lo que dio pábulo a los rumores de que el gobierno soviético estaba pensando en abandonar las negociaciones con las potencias occidentales e incluso acercándose a Berlín.

La destitución de Litvinov (en realidad, el cambio fue hecho a petición del propio Litvinov) está considerada por algunos historiadores como el inicio de un cambio de rumbo en la política exterior soviética, queriendo significar que a partir de entonces el gobierno soviético comenzó a distanciarse de las potencias occidentales. Pero esta idea carece de base documental, y la documentación disponible muestra lo contrario: los soviéticos continuaron abiertos a la conclusión de una alianza con los anglo-franceses. También es inconsistente la opinión de que la oposición del gobierno polaco a la inclusión de la URSS marcara la agenda británica en sus negociaciones con Moscú. Las pruebas disponibles demuestran que los ministros del Gabinete británico y Chamberlain especialmente utilizaron la garantía polaca como una conveniente excusa para camuflar su propia oposición a una alianza anglo-soviética.

Chamberlain sentía auténtica aversión a un pacto con los soviéticos. Ignoró a conciencia el valor estratégico y militar de la inclusión de Moscú y las consecuencia de su aislamiento. Además, la garantía británica dada a Polonia era sólo una advertencia política a Hitler. El gobierno británico, cuando cursó su garantía, no tenía intención alguna de defender la integridad territorial de Polonia en caso de guerra. Los términos de la garantía no ofrecían conversaciones militares. De hecho, declaraba que los británicos no intervendrían a menos que hubiera un acto de agresión definitivo contra Polonia, que los polacos resistieran y pidieran ayuda, y que los franceses se comprometieran completamente.

Por su parte, los franceses no tenían intención de salir en ayuda de Polonia en caso de guerra. Durante los últimos años de la década de 1930 los planificadores militares franceses, especialmente Gamelin, priorizaron Polonia como un aliado, pero sabían, en el momento de garantizar Polonia, que no podían contribuir militarmente a la defensa territorial de Polonia durante los primeros meses de la guerra. Deseaban ayudar a Polonia porque creían erradamente que las fuerzas polacas resistirían el tiempo suficiente a la amenaza alemana para que franceses y británicos pudieran prepararse para la guerra. Por ello ni franceses ni británicos enviaron ninguna ayuda militar ni financiera a Polonia tras la declaración de sus garantías. Los términos de la garantía y las intenciones británicas eran puramente políticas, y por tanto no significaban el compromiso de británicos en Polonia.

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Mensaje por José Luis » Mié Ene 14, 2009 12:55 pm

El cambio en la jefatura de exteriores soviética reforzó en el gobierno británico el escaso apoyo que hasta entonces había hacia la conclusión de una triple alianza. La decisión se tomó el mismo día en que se pidió la opinión del gobierno polaco sobre la misma, pero, y esto es importante, dos días antes de que llegara la respuesta polaca. Las objeciones polacas y rumanas a la inclusión de la URSS fueron rechazadas por la gran mayoría del gobierno británico por temor a que creciera el acercamiento soviético-germano (Polonia y Rumania dieron finalmente su consentimiento para negociar con la URSS el 22 y 23 de mayo de 1939). Ahora incluso Chamberlain, aunque a regañadientes, estaba de acuerdo en iniciar conversaciones para una posible alianza con franceses y soviéticos el 24 de mayo.

Con anterioridad, en tres informes distintos enviados durante marzo y abril, los jefes del EM británico establecieron claramente que favorecían un acuerdo anglo-soviético por encima de las garantías dadas a Polonia o Rumanía, y subrayaron el potencial valor de la ayuda soviética. Los jefes del EM estaban apoyados por el Primer Lord del Almirantazgo, Lord Stanhope, el Secretario de Estado para la Guerra, Leslie Hore-Belisha, el Minsitro de Sanidad, Walter Elliott, y el Secretario del Interior, Samuel Hoare, quien ya había urgido a Chamberlain a concluir un acuerdo con el gobierno soviético (aunque en marzo era partidario de una declaración de neutralidad solamente, si bien diferente de la de Chamberlain). Chamberlain permanecía contrario a una alianza con los soviéticos e incluso retiró los informes de los jefes del EM británico de las conversaciones de su gabinete.

Sin embargo, las actitudes hacia una colaboración anglo-soviética cambiaron radicalmente entre mayo y agosto de 1939, cuando todos los miembros del Gabinete, el Comité de Política Exterior y los jefes del EM apoyaron una alianza anglo-francesa-soviética, ante el temor cada vez más creciente de un acercamiento germano-soviético. Pero las negociaciones fracasaron principalmente por culpa de Chamberlain y por los prejuicios ideológicos contra los soviéticos que dominaron la toma de decisiones de todos los miembros del Gabinete y del Comité de Política Exterior, a excepción de los jefes del EM y Oliver Stanley.

El 6 de mayo los británicos respondieron a la propuesta soviética de 18 de abril (la misma que habían rechazado el 19 de abril). Moscú recibió la contra-propuesta británica el 8 de mayo, que proponía que el gobierno soviético debía declarar su voluntad de ayudar a los países de Europa oriental que desearan tal ayuda en caso de guerra. Esta vez, sin embargo, se propuso que Moscú no hiciera esa declaración hasta después de que Gran Bretaña y Francia entraran en guerra con Alemania. El 15 de mayo Moscú rechazó la propuesta británica y exigió de nuevo una triple alianza razonando que las propuestas británicas dejaban a la URSS expuesta a un ataque directo por Alemania a través de los estados bálticos sin ninguna garantía. Todavía se hizo otro intento para asegurar una declaración independiente de asistencia del gobierno soviético. El 17 de mayo, Vansittart repitió la propuesta británica a Maisky, añadiendo el incentivo de conversaciones de estado mayor. El 19 de mayo Maisky informó que el nuevo Comisario soviético de Asuntos Exteriores, Molotov, no aceptaría nada que no fuera una triple alianza. El 24 de mayo Chamberlain concordó con una alianza anglo-francesa-soviética, si bien tenía que estar de acuerdo con el Artículo 16 del Pacto de la Sociedad de Naciones (El Artículo 16 significaba que antes de que la asistencia prometida por Gran Bretaña y Francia pudiera ser dada, el Consejo de la Liga tendría que reunirse y discutir, y luego recomendar a los distintos gobiernos involucrados qué asistencia efectiva aérea, naval o militar sería dada. Este artículo significaba forzosamente un retraso en la ayuda de británica y francesa en caso de guerra. La inclusión del artículo era obra principal de Chamberlain). El 27 de mayo Molotov recibió la nueva propuesta británica; rechazó sus términos en cuanto a la inclusión del Artículo 16. El 2 de junio Molotov avanzó las nuevas propuestas de Moscú. Hacía dos peticiones además de la triple alianza. La primera era un acuerdo de garantía para todos los estados entre en Mar Báltico y el Mar Negro. Una agresión contra cualquiera de esos países entraría en el tratado. Los soviéticos también proponían acuerdos políticos y militares simultáneos, y una cláusula por la que las tres potencias no harían la paz por separado. Antes de que los términos fueran recibidos en Londres se hizo público la firma de un acuerdo comercial entre Alemania y la URSS.

El 14 de junio el gobierno británico decidió enviar a un funcionario de la Oficina de Exteriores, William Strang, a Moscú para ayudar a William Seeds que estaba sufriendo la gripe. El 15 de junio, Seeds, Strang y el embajador francés, Paul Emile Naggier, rechazaron la propuesta soviética y discutieron nuevas propuestas británicas con Molotov. Se daría ayuda a la URSS en caso de un ataque directo de Alemania, y Londres estaba dispuesto a conceder que se realizaran consultas con otros estados amenazados. Pero británicos y franceses informaron a Molotov que sus gobiernos actuarían para evitar “ayuda” a países bajo ataque, caso que no lo desearan. Así, Gran Bretaña y Francia no aceptarían que la URSS violase la independencia de sus estados vecinos en caso de guerra. El 16 de junio Molotov informó que si no se podía obtener una garantía de los estados bálticos, el Kremlin estaba dispuesto a volver a una simple alianza mutua donde la asistencia sólo sería dada en el caso de un ataque directo sobre Francia, Gran Bretaña o la URSS. Londres no podía aceptar dicho acuerdo porque no garantizaba la ayuda a los países que Gran Bretaña ya había garantizado, especialmente Polonia. Los soviéticos volvieron a rechazar una propuesta ligeramente modificada de los británicos el 22 de junio. Seeds informó finalmente a Londres que o se acordaba una garantía para los estados bálticos o se regresaba a una simple alianza de ayuda mutua.

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Mensaje por José Luis » Mié Ene 14, 2009 1:03 pm

En las semanas siguientes se pasó a discutir la lista de países que debían ser garantizados. El Comité de Política Exterior concordó finalmente con la lista de países de Moscú, con la condición de que Suiza, Luxemburgo y los Países Bajos fueran incluidos como de interés de británicos y franceses. El gobierno instruyó a Seeds para que se alcanzara una conclusión de las negociaciones lo antes posible. El 1 de julio, los embajadores británico y francés discutieron nuevamente propuestas con Molotov. Éste objetaba a la inclusión de Países Bajos, Suiza y Luxemburgo en la lista de estados a garantizar, declarando que no había sido aprobado por el gobierno soviético. Explicó que los estados garantizados propuestos por Moscú no tenían que ser citados en ningún tratado publicado, sino incluidos en un anexo secreto. Sin embargo, y más importante, Molotov pedía que se invocara el tratado tanto por agresión directa como indirecta. “Agresión indirecta” significaba un “coup d'état interno o una inversión de la política a favor del agresor”. El gobierno británico recibió estas propuestas el 4 de julio.

El 6 de julio se informó a Seeds que el gobierno abandonaría la petición de incluir a Suiza, Luxemburgo y Países Bajos si Moscú abandonaba su definición de agresión indirecta. El 8 y 9 de julio los negociadores discutieron la contra-propuesta británica y Molotov ofreció una definición alternativa de agresión indirecta: “Acción aceptada bajo amenaza de fuerza por otro poder, o sin tal amenaza que involucrara el uso de territorio y fuerzas del estado en cuestión con propósitos de agresión contra el estado o contra una de las partes contratantes, y consecuentemente involucrando la pérdida, por ese estado, de su independencia o la violación de su neutralidad”.

Molotov también pedía ahora que se firmaran simultáneamente acuerdos políticos y militares. El gobierno francés aceptó la nueva definición de “agresión indirecta”. El británico tardó más tiempo. El tema del Artículo 6 -la firma simultánea de ambos acuerdos político y militar- se discutió durante julio en el gobierno británico, y entre Londres y París. El 18 de julio el gobierno francés urgió a Londres a aceptar la última demanda de Molotov con respecto al Artículo 6. Londres consintió finalmente y, el 23 de julio, los embajadores francés y británico informaron a Molotov, quien sugirió que el tema de la agresión indirecta podía dejar de ser un problema una vez comenzaran las conversaciones militares. El 25 de julio Halifax informó a Seeds que el gobierno británico estaba dispuesto a acordar inmediatamente el inicio de conversaciones militares en Moscú.

Aparentemente se habían salvado los escollos políticos (los anglo-británicos había consentido finalmente que los soviéticos ocuparan militarmente los estados bálticos como acción preventiva caso de una agresión indirecta), pero la categoría de los representantes de la delegación militar anglo-francesa enviada a Moscú, las circunstancias de su viaje y la falta de autoridad de los representantes británicos para concluir un acuerdo, provocaron la suspensión (primero temporal y después indefinida) soviética de las conversaciones el 17 de mayo. Seis días más tarde los soviéticos firmaban un pacto de no-agresión con los alemanes.

La literatura académica sobre este tema es muy abundante. La que sigue es la que he utilizado para hacerme una composición de lugar sobre el asunto. Para una buena relación de las negociaciones políticas anglo-francesas y soviéticas de la primavera y verano de 1939, véase Louise Grace Shaw, The British Political Elite and the Soviet Union, 1937-1939 (London: Frank Cass Publishers, 2003), páginas 101 y siguientes. De Shaw me he servido para resumir las negociaciones que preceden. Para una relación de las negociaciones paralelas entre soviéticos y alemanes, véase por ejemplo Silvio Pons, Stalin and the Inevitable War, 1936-1941 (London: Frank Cass Publishers, 2002), capítulo 5 (The Eastern Crises. Poland), pp. 150-185. Para un buen resumen de las distintas posturas académicas sobre las razones del fracaso de una triple alianza y el desarrollo de las negociaciones véase Anna M. Cienciala, “The Nazi-Soviet Pact of August 23, 1939: When did Stalin Decide to Align with Hitler, and Was Poland the Culprit?”, en M. B. B. Biskupski (Ed.), Ideology, Politics and Diplomacy in East Central Europe (University of Rochester Press, 2003), pp. 147-226.

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Mensaje por David L » Jue Ene 15, 2009 3:04 am

Interesante post José Luís. La verdad es que el tema me ha hecho repasar la anterior discusión que mantuvimos sobre la postura británica, y en especial de Chamberlain, en relación con los acuerdos de Munich de septiembre del 38. El Premier británico fue uno de los principales protagonistas de aquel acuerdo y, veo que en las negociaciones sobre la posible Triple Alianza anglo-francesa-soviética también tuvo su papel destacado.

Ya deje escrito anteriormente que GB, o sea Chamberlain, podía haber hecho algo más por intentar llegar a algún tipo de acuerdo con los soviéticos que sirviera de freno a Alemania. Creo que no me equivoqué al pensar así. Sigo viendo prejuicios ideológicos en la política británica en relación con la URSS. La GCE nos puede mostrar un poco de esa ambigüedad de que hicieron gala los ingleses con todo lo que oliera a comunismo o bolchevismo.

Has comentado que fueron tres las causas principales por las que no se pudo llegar a un acuerdo tripartito entre GB, Francia y la URSS:

1) Chamberlain
2) Gobiernos polaco y rumano
3) Stalin

Bien. Lo que a mí me ha sorprendido un poco es comprobar que a finales de julio de 1939 GB hubiera consentido finalmente que los soviéticos ocuparan militarmente los estados bálticos como acción preventiva caso de una agresión indirecta. ¿Los estados bálticos fueron consultados para dar una autorización para esta ocupación “preventiva”? ¿Qué opinaba Polonia sobre esta, repito, “ocupación preventiva?

Un saludo.
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Mensaje por José Luis » Jue Ene 15, 2009 9:29 am

¡Hola a todos!

Estimado David,

La crisis checa de 1938 era una situación diferente, aunque su resultado, Pacto de Munich, echó por los suelos el prestigio anglo-francés ante los ojos de los países pro-occidentales de la Europa central y oriental. Ya hemos hablado en otro sitio de los diversos conflictos de intereses de los gobiernos británico y francés en sus razones para no mostrar una mayor determinación política en su oposición a las reclamaciones nazis contra Checoslovaquia. No es necesario repetirse. Pero lo más importante, a mi juicio, es que en el verano de 1938 estaban en juego, fundamentalmente, dos cosas: el status quo establecido en los tratados de París para la Europa central y oriental y el compromiso de las potencias occidentales (GB y F) para hacer que se mantuviera. No había realmente un peligro de guerra, salvo que Alemania atacara a Checoslovaquia y Gran Bretaña y Francia le declarasen la guerra, escenario que era el que querían evitar a todo trance británicos y franceses por diferentes razones, no sólo militares. Al final se mantuvo la paz a costa de la amputación de parte del territorio de Checoslovaquia, pero también, y eso fue lo grave, a costa del prestigio diplomático anglo-francés.

Cuando las ya visibles prácticas gansteriles de Hitler se hicieron del todo patentes con su invasión del resto de Checoslovaquia en marzo de 1939, rompiendo unilateral e impunemente los acuerdos del Pacto de Munich, nadie dudaba ya que Hitler no se detendría con esta última agresión. Es de notar que aunque el gobierno británico había garantizado la defensa de Checoslovaquia después del Pacto de Munich, tal garantía nunca llegó a ser ratificada, por lo que Londres no tenía obligación formal de comprometerse en Checoslovaquia tras la invasíón alemana de marzo.

Pero a diferencia de 1938, lo que estaba en juego en 1939 tras la agresión alemana de marzo y su siguiente reclamación y ultimátum a Polonia era la guerra y un nuevo cuadro en la estrategia geopolítica europea. Gran Bretaña y Francia no podían dejar impune una nueva agresión alemana a Polonia, salvo que estuvieran dispuestas a entregar toda Europa, salvo la occidental, al dominio directo o indirecto del régimen nazi. Por ello se apresuraron a garantizar las defensas de Polonia, Rumania y Grecia, que eran los países principalmente amenazados por Hitler y Mussolini (Italia había invadido Albania).

Pero además, el caso soviético era de importancia vital, no sólo ya para hacer practicables en el terreno militar las garantías que británicos y franceses habían dado a Polonia y Rumania, sino también para evitar que una Unión Soviética políticamente aislada se acercara a Alemania. Las consecuencias de esta última posibilidad eran evidentes y terribles no ya sólo para el destino inmediato de Polonia, sino también de Europa.
David L escribió: Has comentado que fueron tres las causas principales por las que no se pudo llegar a un acuerdo tripartito entre GB, Francia y la URSS:

1) Chamberlain
2) Gobiernos polaco y rumano
3) Stalin

Bien. Lo que a mí me ha sorprendido un poco es comprobar que a finales de julio de 1939 GB hubiera consentido finalmente que los soviéticos ocuparan militarmente los estados bálticos como acción preventiva caso de una agresión indirecta. ¿Los estados bálticos fueron consultados para dar una autorización para esta ocupación “preventiva”? ¿Qué opinaba Polonia sobre esta, repito, “ocupación preventiva?
No he dicho que esas fueran las tres causas principales, sino que resumí en esas tres razones las posturas académicas, en general, sobre el asunto.

Lo estados bálticos, obviamente, no fueron consultados sobre la posibilidad de una ocupación militar soviética de su territorio caso de guerra. Ni Polonia. De ahí que tal asunto se estipulaba en un anexo secreto que debía acompañar el tratado o pacto tripartito.

La petición soviética con respecto a los estados bálticos era totalmente legítima y razonable. Una visual al mapa político de la Europa central y oriental del verano de 1939 la hace evidente. Por otra parte, era un claro signo de la sinceridad del compromiso soviético, cuyo liderazgo tenía razones sobradas para desconfiar de la sinceridad de las intenciones anglo-francesas con respecto al cumplimiento final del pacto (Munich estaba presente).

En cuanto a Chamberlain, aparte de su odio patológico al comunismo soviético, hay razones fundadas para afirmar que siempre conservó la esperanza de llegar a un entendimiento con los nazis para evitar la guerra. En otras palabras, prefería llegar a un acuerdo con Hitler que con Stalin.

Creo recordar que fue Churchill quien comentó por esas fechas que si Gran Bretaña, una vez en guerra contra Alemania, iba a buscar la alianza de la Unión Soviética, con mayor motivo debía buscar esa alianza antes de la guerra, para así evitarla. Pero la desconfianza mutua era enorme. Stalin creía que Chamberlain, durante el largo periodo de negociaciones, estaba buscando ganar tiempo para entenderse finalmente con Hitler, con lo que la URSS quedaría políticamente aislada (y obviamente pasaría a ser el próximo objetivo de Hitler). Chamberlain -que inicialmente no quería tener nada con los soviéticos aunque al final tuviera que ceder en su postura- pensaba por su parte que Stalin, a la hora de la verdad, no cumpliría los términos de la buscada alianza.

Lo más increíble en la postura de Chamberlain fue que se negó obstinadamente a dar crédito a los informes de la inteligencia militar y política (británica, estadounidense, y hasta de la misma oposición alemana) sobre la posibilidad de que soviéticos y alemanes llegaran a concluir una alianza. Con el transcurso del tiempo, ya en julio y principios de agosto, esos informes alertaban sobre la inminencia de dicho pacto, pero Chamberlain siguió manteniendo su idea de que tal pacto era imposible. Tal era su obcecación ideológica sobre comunismo y nazismo. Así, cuando se hizo público el Pacto de No-Agresión germano-soviético, Chamberlain quedó totalmente conmocionado.

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Mensaje por David L » Jue Ene 15, 2009 10:12 pm

Hola José Luís,

A riesgo de parecer pesado, sigo sin entender por qué la petición soviética con respecto a los estados bálticos era legítima. Está claro que aplicando el interés geoestratégico no hay duda de que ocupar esos territorios eran fundamentales para la seguridad de la URSS, pero no me cuadra eso de que fuera “legítima”. Es este último concepto es el que no me queda claro.

Un saludo.
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Mensaje por José Luis » Jue Ene 15, 2009 10:59 pm

David L escribió:Hola José Luís,
A riesgo de parecer pesado, sigo sin entender por qué la petición soviética con respecto a los estados bálticos era legítima. Está claro que aplicando el interés geoestratégico no hay duda de que ocupar esos territorios eran fundamentales para la seguridad de la URSS
Vamos a ver, David. Cuando hablo de legitimidad me refiero al punto de vista soviético, no al de Latvia o Estonia, que tenían sus propios intereses. En el caso nada improbable, para Stalin, de que Alemania quisiera atacar a la URSS en el verano de 1939, ¿qué vías de acceso tenía la Wehrmacht? No podía pasar por Polonia ni por Rumanía, a no ser que las conquistara o que llegase a un improbable alianza. Sólo podía ir hacia los estados bálticos por Prusia del Este. Por tanto, esta región era de importancia vital para Stalin.

Ahora, si tienes en cuenta que Alemania concluyó sendos pactos de no-agresión con Latvia y Estonia el día 7 de junio de 1939, y si además te recuerdo que esos gobiernos eran nacionalistas pro-fascistas (anti-comunistas), ¿qué crees que debería pedir Stalin para el interés de la seguridad de la URSS?

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Mensaje por José Luis » Vie Ene 16, 2009 9:50 am

¡Hola a todos!
Roy escribió:¿Y como iba a mandar Hitler tropas a la Prusia Oriental? ¿A traves de que territorio? ¿Polonia?. Imposible. ¿Cuantas tropas habia disponibles en el Wehrkreis I?
Ciertamente, Prusia del Este estaba separada de Alemania por la franja de territorio polaco con el corredor de Danzig, pero tenía el Báltico. En Prusia del Este estaba estacionado el Tercer Ejército alemán.

De inicio, pues, era un serio escollo político (no necesariamente militar) para un despliegue de fuerzas, pero lo relevante para el caso que tratamos es que Alemania, desde Prusia, podía hacerse fácilmente con Lituania (el único de los estados bálticos con un régimen político no autoritario), y con Latvia y Estonia.

Hitler nunca atacaría a la URSS sin tener resueltos los problemas de sus fronteras orientales (Polonia y Rumania) y sin, en el peor de los casos, tener garantizada la neutralidad británica. Pero tampoco podía resolver por la fuerza la cuestión polaca sin tener garantizada la neutralidad soviética. Por su parte, Stalin no podía comprometerse realmente con una triple alianza político-militar anglo-francesa sin tener cubierto su flanco derecho, pues desconfiaba, y tenía razones para ello, que en el caso de que Alemania atacara a Polonia, pese a esa triple alianza, británicos y franceses no se comprometerían finalmente en la defensa de Polonia (de hecho, era en la URSS en quien caía inicialmente esa responsabilidad militar, siempre que Polonia aceptara la entrada de sus tropas en su territorio. Gran Bretaña y Francia simplemente no podían ayudar militarmente a Polonia durante la primera fase de un ataque alemán a Polonia). El temor, pues, de Stalin es que la URSS quedara finalmente involucrada en una guerra con Alemania, con Gran Bretaña y Francia al margen.

Ese era más o menos el pensamiento de Stalin en la época de los hechos. Y es en ese contexto histórico-político donde hay que situarse a la hora de analizarlo. El recelo de Stalin sobre las verdaderas intenciones anglo-francesas era comprensible, sobre todo desde un punto de vista ideológico: ¿no estaban buscando realmente los aliados, con la disculpa de Polonia, que hubiera un enfrentamiento final entre los regímenes comunista y nazi? Además, hasta la entrada de Molotov al cargo de Exteriores, durante los tres años anteriores la política exterior de Litvinov se caracterizó por la búsqueda de un entendimiento con las potencias occidentales para el establecimiento de un tratado que garantizase una seguridad colectiva. Y no hay duda alguna de la sinceridad del esfuerzo soviético, sobre todo si tenemos en cuenta que ello contribuiría, en particular, a grantizar la seguridad soviética durante su crítica situación interna (purgas políticas y militares). El rechazo occidental a ese esfuerzo soviético, junto con la pérfida política exterior anglo-francesa mostrada ante España y Checoslovaquia, dos regímenes democráticos, no contribuían en nada para rebajar las exigencias soviéticas durante las negociaciones con los anglo-franceses en 1939.

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La Triple Alianza que no pudo ser

Mensaje por José Luis » Vie Ene 16, 2009 11:45 am

Un mapa político de la situación:

Imagen
Fuente: Martin H. Folly, The Palgrave Concise Historical Atlas of the Second World War (New York: Palgrave MacMillan, 2004), p. 7

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Shaka_77
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La Triple Alianza que no pudo ser

Mensaje por Shaka_77 » Vie Ene 16, 2009 8:16 pm

Hola Jose Luis

te hago una consulta, como era la comunicacion entre Prusia Oriental y el resto de Alemania durante la epoca del corredor de Danzig?.
Supongo que via maritima no habria inconvenientes, pero via terrestre?.

Cualquier info sera bienvenida.

slds

Nicolas

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La Triple Alianza que no pudo ser

Mensaje por José Luis » Dom Ene 18, 2009 12:07 pm

¡Hola a todos!
Shaka_77 escribió:Hola Jose Luis
te hago una consulta, como era la comunicacion entre Prusia Oriental y el resto de Alemania durante la epoca del corredor de Danzig?.
Cualquier info sera bienvenida.
http://ww2.sjc.edu/PDF/studentresearch/cierocki.pdf

Saludos cordiales
JL
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La Triple Alianza que no pudo ser

Mensaje por Grossman » Mar Ene 20, 2009 12:49 am

¡Hola!
José Luis escribió:Aparentemente se habían salvado los escollos políticos (...) pero la categoría de los representantes de la delegación militar anglo-francesa enviada a Moscú, las circunstancias de su viaje y la falta de autoridad de los representantes británicos para concluir un acuerdo, provocaron la suspensión (primero temporal y después indefinida) soviética de las conversaciones el 17 de mayo. Seis días más tarde los soviéticos firmaban un pacto de no-agresión con los alemanes.
Parece, pues, que tras todo ese esfuerzo diplomático había voluntad política para sellar dicha alianza pero que todo se torció por una serie de factores circunstanciales. ¿Es realmente así o es que el 'si' anglofrancés fué dicho con la boca pequeña? Si fuera lo primero sería de gran interés saber cómo era y qué le pasó a la delegación en cuyas manos estuvo la suerte de Europa.

Y donde dice 17 de mayo será 17 de agosto ¿no?

Un saludo cordial
Grossman
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Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
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La Triple Alianza que no pudo ser

Mensaje por José Luis » Mar Ene 20, 2009 10:07 am

¡Hola a todos!

Efectivamente, se trata del 17 de agosto. Gracias por avisar de la errata.

No se debe concluir, a mi juicio, que la suerte final de la triple alianza (y quizás con ello la paz de Europa) pendía de lo que pudiera conseguir la delegación militar anglo-francesa enviada a Moscú. Más bien pienso que en Londres se estaba ganando tiempo para ver si en la última hora se podía llegar a un acuerdo diplomático con Berlín.

En primer lugar, Chamberlain hizo público en el Parlamento a finales de julio el envío de una delegación militar a Moscú. Si realmente el Premier tenía interés en el éxito de esta misión militar, no se entiende que no mantuviera en secreto el asunto. En segundo lugar, está la propia composición de los miembros de la delegación, que no eran figuras de primer orden, como así debiera ser si de sus futuras conversaciones con los rusos dependiera la conclusión de la pretendida alianza. En tercer lugar, la delegación británica no tenía plenos poderes ejecutivos para sellar un acuerdo con los rusos. En cuarto lugar, dada la extraordinaria situación del momento y sabiendo por parte anglo-francesa que había conversaciones paralelas entre rusos y alemanes, no se entiende cómo la delegación militar viajó por mar y no por avión, un medio mucho más rápido. Por último, los jefes suplentes del Estado Mayor británico consideraban que las purgas habían debilitado la efectividad de las fuerzas armadas rusas, que los soviéticos no deseaban desplegar a sus fuerzas en áreas donde pudieran ser infectadas de “influencia burguesa”, y que un apoyo militar sustancial y rápido no debía esperarse de los rusos hacia Polonia.

Al mando de la delegación se puso al almirante Sir Reginald Ernle-Earle-Plunkett-Drax, quien tenía instrucciones de llevar a cabo las conversaciones con los rusos de manera "cauta y lentamente". La misión militar partió de Londres el 5 de agosto a bordo del The City of Exeter con destino Leningrado, llegando el 10 de agosto, a una hora ya tardía para coger el tren nocturno a Moscú. Al día siguiente continuaron viaje por tren a Moscú, donde fue recibida por el mariscal Voroshilov. Se presentaron credenciales, que daban el poder para concluir una alianza militar, por parte de Voroshilov y la delegación francesa, pero la británica no las tenía. Esta circunstancia ya fue suficiente para que, al día siguiente, Astakhov informara a los alemanes de que los soviéticos estaban dispuestos a resolver las diferencias para llegar a concluir un pacto.

Sin embargo, las conversaciones continuaron entre la misión militar anglo-francesa y los soviéticos, pero ahora urgiendo a Drax, por iniciativa de Seeds, a apurar los acuerdos. Cuando se presentó por parte soviética el asunto del paso de tropas a través de Polonia, para hacer efectiva militarmente una supuesta alianza militar, los aliados no pudieron dar una respuesta positiva. Así pues, el 17 de agosto las conversaciones se suspendieron hasta el 21, para dar tiempo a la misión militar aliada a conseguir el "sí" polaco al paso de tropas. Se envió al entonces capitán André Beaufre, miembro de la delegación militar francesa, a Varsovia para intentar arrancar del gobierno polaco permiso para el paso de tropas soviéticas por su territorio, algo que no consiguió (y que en su opinión posterior fue la causa de que se rompieran las negociaciones con los rusos). El 21 de agosto los soviéticos suspendieron indefinidamente las conversaciones militares con los anglo-franceses. El 23 de agosto se firmaba el pacto de no-agresión germano-soviético.

Fuentes ya citadas, más Keith Neilson, Britain, Soviet Russia and the Collapse of the Versailles Order, 1919-1939, y Zachary Shore, What Hitler Knew.

Saludos cordiales
José Luis
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La Triple Alianza que no pudo ser

Mensaje por valhalla » Jue Ene 22, 2009 8:10 pm

Jose Luis está viendo las cosas con una perspectiva del año 2009. Hay que tener en cuenta que la satanización de Hitler, de su régimen y de Alemania en general ha sido posterior a su derrota. En la época que nos ocupa muchos conservadores europeos pensaban que el verdadero enemigo era la Unión Soviética, y a pesar de la teoría del "socialismo en un mismo país" juzgaban que la política de Stalin era expansiva, y que en cualquier momento podía tragarse diversas regiones o países, a parte de satelizar a algunos países muy lejanos como la España republicana.

De hecho, la política de Hitler se basaba en que sí, su política puede ser un incordio para franceses y británicos, pero que un mundo con una unión Soviética prepotente no era en modo alguno algo deseable. Esto le daba las manos libres para actuar en Austria, los Sudetes, la división de Checoslovaquia o lo del distrito de Memel. Si en ese momento les decimos a los líderes europeos que vamos a ir a una guerra victoriosa en la que Alemania dejaría de ser una amenaza para siempre, pero que los rusos acabarán acampando en el Elba el conflicto nunca abría tenido lugar. Esto es muy importante saberlo. El resultado de la segunda guerra mundial no satisfizo ni a franceses ni a británicos.

¿utilizar a los soviéticos como amigos temporales, como mero espantajo para asustar a los alemanes? Creo que los rusos habrían pedido algo a cambio, como se lo pidieron a los alemanes (e incluso fueron mucho más allá). A pesar de la intensa propraganda antifascista, sentían más o menos la misma simpatía por las democracias burguesas que por Hitler y su régimen. Si miramos al cuadro completo de esa época, se puede pensar que era peor el remedio que la enfermedad.
"sei gelobt was hart macht!

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