Tacticas suicidas japonesas en la batalla
Publicado: Mié May 25, 2011 5:06 am
Voy a compartir con todos ustedes un libro titulado:''Armas suicidas'' de A. J. Barker, editorial San Martin, impreso en España en 1972
Lo ire colgando por capitulos de a poco hasta completarlo.
Espero que sea de su agrado.
SACRIFICIO INUTIL
La lengua española ha incorparado muchos vocablos japoneses y, entre ellos, numerosos toponimos, gentilicios y patronímicos, asi como tambien ciertos terminos propios del budismo japones, tales como zen, satori y koan; en las artes: haiku, netsuki, bonsai, origami, kabuki y no; en alimentos y bebidas: Sukiyaki y sake; en el vestido: kimono; en las monedas: yen; en las clases sociales: geisha, samurai y mikado; en el deporte: jiu-jitsu, dan y karate; en los fenomenos atmosfericos: Tsunami, etc. Pero tambien se han incorporado al español otras palabras japonesas, estas, por cierto, poderosamente emotivas y que simbolizan, para Occidente, los aspectos animicos del hombre japones, vocablos que, en su dia, resultaron temibles y fascinantes: Harakiri, Banzai y Kamikaze.
En castellano (y tambien en las demas lenguas europeas), la palabra Kamikaze ha adquirido un significado muy distinto al de la etimologia del vocablo original. De ahi, el titulo de este libro, que trata de la predisposicion (o mas bien ansia) del combatiente japones a lanzarse, inconcebiblemente para nosotros, a una muerte segura. Durante la Segunda Guerra Mundial, la primera aplicacion del vocablo Kamikaze fue para designar oficialmente a los pilotos de caza que el Alto Mando solicitó (y ellos acudieron voluntariamente) para realizar misiones cuyo objetivo especifico consistia, como unico medio para recuperar la perdida paridad de potencial ofensivo, en estrellar su avion, cargado de explosivos, contra los barcos aliados. El exito inicial de estas misiones movió al Japon a producir torpedos y bombas tripuladas por hombres. La funcion del piloto consistía nada menos que en dirigir su avion, torpedo o bomba hasta el momento del impacto, terminando, naturalmente, al producirse la explosion.
En la guerra siempre han existido casos, como señala A. J. Barker, de hombres valientes y temerarios que deciden, deliberadamente, realizar actos de heroismo pese a estar seguros de que les conducirían a la muerte. Por lo general, lo hacen asi al saber que su situacion (o la de su pais) es totalmente desesperada, ora para proteger a un camarada, o debido al tenso estado emocional del momento. Pero las tacticas suicidas de los japoneses al final de la Segunda Guerra Mundial, preconcebidas y sistematizadas, fueron algo muy diferente.
Para poder comprender la mentalidad de una nacion en la que todos sus miembros se hallaban dispuestos a ofrendar su vida suicidandose en masa antes que admitir la derrota, es conveniente considerar algunos aspectos de su historia. Geograficamente, la situacion del Japon respecto al este de Asia es similar a la de las Islas Britanicas con la Europa continental. Sin embargo, el paso de Calais solo tiene 32 kilometros de anchura, mientras que el estrecho de Corea, que separa al Japon del continente asiatico, tiene, en el lugar mas angosto, una distancia cuatro veces mayor. Tal extension de agua, en los tiempos de la navegacion a vela, supuso siempre mucho en la que a intercambio de mercancias e ideas se refiere, sin olvidar, claro esta, el problema del transporte de tropas.
Inglaterra, tanto debido a la proximidad de los demas estados europeos como a las guerras e intrigas politicas en que se vio envuelta, tuvo que evolucionar social y materialmente, evolucion que al Japon, separado como estaba del monolitico y conservador celeste imperio por el mar de la China, no le fue posible lograr. Esto hizo que se mantuviera esencialmente medieval durante aquellos siglos en los que los estados europeos iban experimentando sus sucesivos renacimientos, eras de estudio y revoluciones industriales. Asimismo, quiza debido en parte a experiencias infortunadas, se excluyó del comercio y evitó las influencias exteriores siguiendo una politica deliberada.
Pero cuando, por fin, entrados los años sesenta del siglo XIX, abrió el Japon sus puertas a las ideas occidentales y dio comienzo a su meteorica y brillante carrera de industrializacion, el pais seguiria siendo, en todos los aspectos fundamentales, una sociedad feudal. La clase dominante, los Samurais, cuyos miembro eran, a la vez que educadores de la nacion, sus administradores y jefes militares, temiendo perder su preeminencia, mantuvo rigidamente sus habitos de sumision incondicional (e incluso de adoracion) a la autoridad, sobreviviendo asi, intacta, a la ola, a la ola de iconoclastia cultural y politica que siguio inevitablemente al influjo de las nuevas ideas y tecnicas. Se siguió, por tanto, obedeciendo al dios-emperador y, como por una especie de delegacion divina, a las personas nombradas por él, y no ya porque encarnara la obediencia, o por amor, ni tan siquiera por lo que un occidental llama lealtad, sino pura y simplemente porque eral el emperador. El instinto de conservacion seguia siendo una consideracion fundamental en todos los estratos sociales.
Sobre tan favorables cimientos fue como se edificaron las Fuerzas Armadas, reforzandose ademas las arraigadas diferencias sociales con lo que hoy podriamos calificar de ''lavado de cerebro''. Añadase la idea, especialemente agradable para una nacion que nace, de que sus habitantes eran una raza superior y destinada a dominar.
En 1895, menos de 30 años despues de la ruptura de su politica de aislamiento, Japon derrotaba a China y, una decada despues, a Rusia. Pronto comenzó a competir con exito en los mercados mundiales, aunque fabricando unicamente lo que copiaba. La autoconfianza, engendrada por estos logros indudablemente notables, se convirtió en una arrogancia que le condujo a formular exigencias irrazonables a sus vecinos y, finalmente, comenzada ya la Segunda Guerra Mundial, a desafiar a los Estados Unidos de America con sus ataques a Pearl Harbor y Filipinas, y a invadir cuanto tenia a su alcance en el Pacifico y en el sudeste asiatico.
Los primeros meses de guerra sirvieron para afirmar en los japoneses la alta opinion que tenian de si mismos, al obtener victoria tras victoria. Pero el ajuste de cuentas no se haría esperar... Inevitablemente, los superiores recursos y potencial industrial de EEUU y su empeño en borrar la humillacion de Pearl Harbor dieron lugar a la eliminacion, lenta pero segura, del poderio japones en el Pacifico. Una serie de reveses y la decisiva derrota de Guadalcanal (batalla a la que los japoneses llevaron cuantos barcos y tropas se encontraran disponibles) demostraron que la situacion estaba a punto de cambiar. Tanto para los soldados como para la poblacion civil la derrota era inconcebible, y habia que emplear todos los medios imaginables para lograr la victoria. Esto fue lo que movio al vicealmirante Omishi a formular la propuesta que se convertiria en el programa Kamikaze.
Seguirian aun los largos horrores de la guerra del Pacifico en su ultima fase. Cientos de miles de vidas fueron sacrificadas inutilmente por la sencilla razon de que, para los japoneses, no existia ninguna otra solucion compatible con el honor. Para muchos de los que estaban en el poder, la muerte de una nacion era preferible a la perdida de la dignidad que supondria la capitulacion, y es muy posible que, si no se hubieran lanzado las bombas atomicas sobre Hiroshima y Nagasaki, habria sido necesario organizar una invasion a gran escala con la consiguiente perdida de millones de vidas.
Quiza cuando el gran poeta japones del siglo XVII Matsuo Basho escribio un haiku sobre la inutilidad de la guerra, estaba ya llorando a la generacion perdida de soldados japoneses que yacen enterrados en los campos de batalla del Pacifico.
Hierbas de verano
es cuanto queda
de las visiones de los soldados
CONTINUA
Fuente imagen: http://www.marcodicalderon.blogspot.com"
Lo ire colgando por capitulos de a poco hasta completarlo.
Espero que sea de su agrado.
SACRIFICIO INUTIL
La lengua española ha incorparado muchos vocablos japoneses y, entre ellos, numerosos toponimos, gentilicios y patronímicos, asi como tambien ciertos terminos propios del budismo japones, tales como zen, satori y koan; en las artes: haiku, netsuki, bonsai, origami, kabuki y no; en alimentos y bebidas: Sukiyaki y sake; en el vestido: kimono; en las monedas: yen; en las clases sociales: geisha, samurai y mikado; en el deporte: jiu-jitsu, dan y karate; en los fenomenos atmosfericos: Tsunami, etc. Pero tambien se han incorporado al español otras palabras japonesas, estas, por cierto, poderosamente emotivas y que simbolizan, para Occidente, los aspectos animicos del hombre japones, vocablos que, en su dia, resultaron temibles y fascinantes: Harakiri, Banzai y Kamikaze.
En castellano (y tambien en las demas lenguas europeas), la palabra Kamikaze ha adquirido un significado muy distinto al de la etimologia del vocablo original. De ahi, el titulo de este libro, que trata de la predisposicion (o mas bien ansia) del combatiente japones a lanzarse, inconcebiblemente para nosotros, a una muerte segura. Durante la Segunda Guerra Mundial, la primera aplicacion del vocablo Kamikaze fue para designar oficialmente a los pilotos de caza que el Alto Mando solicitó (y ellos acudieron voluntariamente) para realizar misiones cuyo objetivo especifico consistia, como unico medio para recuperar la perdida paridad de potencial ofensivo, en estrellar su avion, cargado de explosivos, contra los barcos aliados. El exito inicial de estas misiones movió al Japon a producir torpedos y bombas tripuladas por hombres. La funcion del piloto consistía nada menos que en dirigir su avion, torpedo o bomba hasta el momento del impacto, terminando, naturalmente, al producirse la explosion.
En la guerra siempre han existido casos, como señala A. J. Barker, de hombres valientes y temerarios que deciden, deliberadamente, realizar actos de heroismo pese a estar seguros de que les conducirían a la muerte. Por lo general, lo hacen asi al saber que su situacion (o la de su pais) es totalmente desesperada, ora para proteger a un camarada, o debido al tenso estado emocional del momento. Pero las tacticas suicidas de los japoneses al final de la Segunda Guerra Mundial, preconcebidas y sistematizadas, fueron algo muy diferente.
Para poder comprender la mentalidad de una nacion en la que todos sus miembros se hallaban dispuestos a ofrendar su vida suicidandose en masa antes que admitir la derrota, es conveniente considerar algunos aspectos de su historia. Geograficamente, la situacion del Japon respecto al este de Asia es similar a la de las Islas Britanicas con la Europa continental. Sin embargo, el paso de Calais solo tiene 32 kilometros de anchura, mientras que el estrecho de Corea, que separa al Japon del continente asiatico, tiene, en el lugar mas angosto, una distancia cuatro veces mayor. Tal extension de agua, en los tiempos de la navegacion a vela, supuso siempre mucho en la que a intercambio de mercancias e ideas se refiere, sin olvidar, claro esta, el problema del transporte de tropas.
Inglaterra, tanto debido a la proximidad de los demas estados europeos como a las guerras e intrigas politicas en que se vio envuelta, tuvo que evolucionar social y materialmente, evolucion que al Japon, separado como estaba del monolitico y conservador celeste imperio por el mar de la China, no le fue posible lograr. Esto hizo que se mantuviera esencialmente medieval durante aquellos siglos en los que los estados europeos iban experimentando sus sucesivos renacimientos, eras de estudio y revoluciones industriales. Asimismo, quiza debido en parte a experiencias infortunadas, se excluyó del comercio y evitó las influencias exteriores siguiendo una politica deliberada.
Pero cuando, por fin, entrados los años sesenta del siglo XIX, abrió el Japon sus puertas a las ideas occidentales y dio comienzo a su meteorica y brillante carrera de industrializacion, el pais seguiria siendo, en todos los aspectos fundamentales, una sociedad feudal. La clase dominante, los Samurais, cuyos miembro eran, a la vez que educadores de la nacion, sus administradores y jefes militares, temiendo perder su preeminencia, mantuvo rigidamente sus habitos de sumision incondicional (e incluso de adoracion) a la autoridad, sobreviviendo asi, intacta, a la ola, a la ola de iconoclastia cultural y politica que siguio inevitablemente al influjo de las nuevas ideas y tecnicas. Se siguió, por tanto, obedeciendo al dios-emperador y, como por una especie de delegacion divina, a las personas nombradas por él, y no ya porque encarnara la obediencia, o por amor, ni tan siquiera por lo que un occidental llama lealtad, sino pura y simplemente porque eral el emperador. El instinto de conservacion seguia siendo una consideracion fundamental en todos los estratos sociales.
Sobre tan favorables cimientos fue como se edificaron las Fuerzas Armadas, reforzandose ademas las arraigadas diferencias sociales con lo que hoy podriamos calificar de ''lavado de cerebro''. Añadase la idea, especialemente agradable para una nacion que nace, de que sus habitantes eran una raza superior y destinada a dominar.
En 1895, menos de 30 años despues de la ruptura de su politica de aislamiento, Japon derrotaba a China y, una decada despues, a Rusia. Pronto comenzó a competir con exito en los mercados mundiales, aunque fabricando unicamente lo que copiaba. La autoconfianza, engendrada por estos logros indudablemente notables, se convirtió en una arrogancia que le condujo a formular exigencias irrazonables a sus vecinos y, finalmente, comenzada ya la Segunda Guerra Mundial, a desafiar a los Estados Unidos de America con sus ataques a Pearl Harbor y Filipinas, y a invadir cuanto tenia a su alcance en el Pacifico y en el sudeste asiatico.
Los primeros meses de guerra sirvieron para afirmar en los japoneses la alta opinion que tenian de si mismos, al obtener victoria tras victoria. Pero el ajuste de cuentas no se haría esperar... Inevitablemente, los superiores recursos y potencial industrial de EEUU y su empeño en borrar la humillacion de Pearl Harbor dieron lugar a la eliminacion, lenta pero segura, del poderio japones en el Pacifico. Una serie de reveses y la decisiva derrota de Guadalcanal (batalla a la que los japoneses llevaron cuantos barcos y tropas se encontraran disponibles) demostraron que la situacion estaba a punto de cambiar. Tanto para los soldados como para la poblacion civil la derrota era inconcebible, y habia que emplear todos los medios imaginables para lograr la victoria. Esto fue lo que movio al vicealmirante Omishi a formular la propuesta que se convertiria en el programa Kamikaze.
Seguirian aun los largos horrores de la guerra del Pacifico en su ultima fase. Cientos de miles de vidas fueron sacrificadas inutilmente por la sencilla razon de que, para los japoneses, no existia ninguna otra solucion compatible con el honor. Para muchos de los que estaban en el poder, la muerte de una nacion era preferible a la perdida de la dignidad que supondria la capitulacion, y es muy posible que, si no se hubieran lanzado las bombas atomicas sobre Hiroshima y Nagasaki, habria sido necesario organizar una invasion a gran escala con la consiguiente perdida de millones de vidas.
Quiza cuando el gran poeta japones del siglo XVII Matsuo Basho escribio un haiku sobre la inutilidad de la guerra, estaba ya llorando a la generacion perdida de soldados japoneses que yacen enterrados en los campos de batalla del Pacifico.
Hierbas de verano
es cuanto queda
de las visiones de los soldados
CONTINUA
Fuente imagen: http://www.marcodicalderon.blogspot.com"