Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

La guerra en el Pacífico

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Grossman
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Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Mié Nov 02, 2011 1:48 am

¡Hola!

Aunque algunos aspectos de los antecedentes de la guerra del Pacífico se han tocado ya en el foro, voy a exponerlos ahora de forma unitaria y cronológica. Como lo que me ha movido a abordar este tema son preguntas surgidas sobre la política exterior estadounidense, en particular sobre qué opciones reales tuvo para evitar el enfrentamiento con Japón, intentaré que ese punto de vista no desequilibre al conjunto de la exposición. Si no lo logro, hay omisiones significativas, o errores, o son necesarias aclaraciones, serán bienvenidas las interrupciones.

El hilo continuará con otro, en el que se tratarán los principales acontecimientos políticos y militares de la zona Asia-Pacífico también, pero del período 1939-1941, con más detenimiento en el proceso de contactos diplomáticos de agosto a diciembre de 1941. Ese segundo hilo se ubicará en el subforo “Frente del Pacífico”. Y allí también, finalmente y para cerrar el tema, seguirá otro en el que plantearé la pregunta (y el debate sobre) si Estados Unidos hizo todo lo posible para evitar la guerra con Japón.

Comenzaré con un breve repaso de los acuerdos internacionales (porque veremos después que los beligerantes se acogieron o sustrajeron a los mismos) y expondré a continuación los motivos de la presencia de fuerzas militares japonesas en el continente.

Principales acuerdos internacionales tras la Primera Guerra Mundial en relación con la región Asia-Pacífico

Conferencia Naval de Washington (1921-1922). Celebrada fuera del marco de la Liga de Naciones entre países que tenían intereses en la región, pero sin invitar a la Unión Soviética; tenía la finalidad de prevenir una escalada armamentista y alcanzar un equilibrio en Asia-este. De las deliberaciones surgieron tres acuerdos principales: el Tratado de las Cuatro Potencias, el Tratado Naval de Washington (o Tratado de las Cinco Potencias) y el Tratado de las Nueve Potencias.

Tratado de las Cuatro Potencias. Firmado entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Japón, acordaba el mantenimiento de las posesiones territoriales de aquél momento en el Pacífico y la renuncia a la expansión territorial. Además, daba por concluida la Alianza Anglo-Japonesa firmada en 1902.

Tratado Naval de Washington (o Tratado de las Cinco Potencias). Firmado entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Francia e Italia con la finalidad de prevenir la escalada en la construcción naval; los términos del acuerdo se modificarían después en el Tratado Naval de Londres en 1930 y en el Segundo Tratado Naval de Londres en 1936. Alemania no estaba sujeta a este tratado sino a los límites que el Tratado de Versalles impuso a su construcción naval. Los firmantes se comprometieron a limitar el tonelaje de sus buques principales y el calibre de sus cañones; y además, Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón, a no construir fortificaciones ni puertos nuevos, ni reforzar los existentes en el Pacífico oeste. Un punto que levantaría ampollas es que Japón debía aceptar un techo de tonelaje de acorazados y portaaviones del 60% respecto a Gran Bretaña o Estados Unidos.

Tratado de las Nueve Potencias. Lo firmaron Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia, China, Japón, Bélgica, Holanda y Portugal y estaba destinado a salvaguardar la soberanía de China y establecer allí un sistema comercial de libre competencia (el “open door”).

Pacto de Kellogg–Briand o Tratado General para la Renuncia a la Guerra o Acta de Paz Mundial (1928). Los firmantes, entre otros, Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña, Francia, Italia, Japón y Alemania, se comprometieron a renunciar a la guerra agresiva y a esta como un instrumento de política nacional. Elevada a la categoría de Ley Internacional, no establecía sanciones para los infractores y no tuvo capacidad para prevenir ningún conflicto, pero sirvió después para sancionar los crímenes contra la paz.

Tratado Naval de Londres o Tratado para la Limitación y Reducción del Armamento Naval (1930). Era una extensión del Tratado Naval de Washington, y sus firmantes, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, acordaron una regulación para la guerra submarina y se comprometieron a cesar la construcción de buques principales por un período de cinco años. En cuanto al tonelaje, permitieron a Japón un 10% más (el 70%) respecto Gran Bretaña y Estados Unidos.

Segunda Conferencia de Desarme de Londres (1935-1936). Debía poner límite al tonelaje de barcos y calibre de los cañones hasta 1942, pero Japón la abandonó (también Italia) por lo que el Segundo Tratado Naval de Londres (1936) resultante no tiene relevancia para este hilo.

El porqué de la presencia militar extranjera en China

A finales del s.XIX el debilitado Imperio Chino se vio forzado a hacer drásticas concesiones comerciales y territoriales, y después, en virtud del Protocolo Boxer de 1901, a aceptar el establecimiento de fuerzas extranjeras en una serie de plazas y en áreas que garantizaran la comunicación de Pekín con el Pacífico.

Por esa época, Rusia comenzó la construcción del Ferrocarril de China Este (que enlazaría con el Transiberiano), y para asegurarse envió tropas para ocupar el norte de Manchuria. Al intentar los rusos arrancar a China más prerrogativas, esta se defendió firmando una alianza con Estados Unidos y Japón. Más tarde, tras la Guerra Ruso Japonesa (1904-1905), Rusia entregó a Japón una concesión que tenía en una zona de la Península de Liadong, en Manchuria. Japón después extendió esa zona y comenzó a construir el Ferrocarril de Manchuria Sur que enlazaba con el Ferrocarril de China Este. Y para defender este territorio estableció en 1906 la Guarnición de Kwantung, entonces con unos 10.000 hombres. En 1919 se otorgó a esa fuerza una gran autonomía, denominándose a partir de entonces Ejército de Kwantung. Este destacó por un activo y radical posicionamiento político y jugó un importante papel en la política exterior japonesa y en el origen de la guerra.

A la Revolución China de 1911, que significó el fin de la dinastía imperial y el nacimiento de la República China, siguió una época de gran inestabilidad, con continuas pugnas entre distintos líderes guerreros locales. Uno de ellos, el dominante en Manchuria, Zhang Zuolin, cedió a Japón permisos para una vasta explotación de la región (rica en carbón, hierro y madera), como contrapartida por el apoyo militar recibido.

* * *
Un saludo

Fuentes:
■ DEAR ICB “The Oxford Companion to the Second World War” Oxford University Press (1995) p.210-14, 660, 716
Conferencia de Washington: http://www.britannica.com/EBchecked/top ... Conference
Tratado Naval de Washington: http://www.ibiblio.org/pha/pre-war/1922/nav_lim.html
Tratado de las Nueve Potencias: http://www.ibiblio.org/pha/policy/pre-war/9_power.html
Tratado de las Cuatro Potencias: http://en.wikipedia.org/wiki/Four-Power_Treaty
Pacto de Kellog-Briand: http://www.yale.edu/lawweb/avalon/imt/kbpact.htm
Conferencias Navales de Londres: http://en.wikipedia.org/wiki/London_Naval_Conference
Revolución China de 1911: http://en.wikipedia.org/wiki/Xinhai_Revolution
Manchuria: http://www.britannica.com/EBchecked/top ... /Manchuria
Protocolo Boxer: http://en.wikipedia.org/wiki/Boxer_Protocol
Ferrocarril de China Este: http://en.wikipedia.org/wiki/Chinese_Eastern_Railway
Ejército de Kwantung: http://en.wikipedia.org/wiki/Kantogun y http://warandgame.com/2010/05/05/kwantung-army/
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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Chuikov » Mié Nov 02, 2011 12:16 pm

Estimado Grossman,

Muy interesante y clara tu exposición. Veo que tienes "The Oxford Companion" . La verdad es que es una maravilla de libro. De lo mejor que he comprado ultimamente. Viendo tus intereses y sabiendo que conoces la obra de Mawdsley, supongo que habrás visto la publicación que prepara: "December 1941: Twelve Days that Began a World War". Tiene pinta de ser un "Cinco días en Londres" de Lukacs o un "Al borde del abismo", de Overy. Muy buenos estos dos libros , por cierto.

Espero tus futuras explicaciones.

Saludos.
Carpe Diem

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Grossman
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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Mié Nov 09, 2011 1:00 am

¡Hola!

Me alegro de verte por aquí, Chuikov, amigo, y de que el tema te resulte interesante y lo sigas :-D En cuanto al Oxford Companion (conseguí agenciarme una edición antigua, barata), me resulta útil particularmente para cubrir, de forma básica, las lagunas que tengo todavía en conocimientos generales sobre la SGM. Y abriéndolo al azar se convierte en una fuente inagotable de curiosidades.
                • *
Continúo ahora con información contextual y en el siguiente post comenzaré la exposición propiamente. Primero un poco de geografía; en el mapa vemos los ferrocarriles mencionados, algunas ciudades principales y, resaltado en rojo, la Península de Liaodong, en cuya punta está Kwantung, la concesión inicialmente rusa que pasó después a manos japonesas.

China tras la PGM
Imagen
elaboración propia

Colonias y concesiones en China tras la PGM (países que las poseían):
  • -Zona del Ferrocarril de China Este (Unión Soviética y Japón)
    -Zona del Ferrocarril de Manchuria Sur (Japón)
    -Hong Kong (Gran Bretaña)
    -Shandong (Japón, antes Alemania)
    -Kwang-Chou-Wan (Francia)
    -Kwantung (Port Arthur) Japón
    -Macao (Portugal)
    -Asentamiento Internacional de Shanghai (Gran Bretaña y Estados Unidos)
    -Shangai (Francia)
    -Tientsin (Bélgica, Gran Bretaña, Francia, Italia, Japón, Rusia)
    -Weihaiwei (Gran Bretaña)
Esta relación de colonias y concesiones extranjeras da idea de la gran debilidad de China tras la PGM. Además, como se ha mencionado en el primer post, entre 1916 y 1926 el país vivió la “Guerra de los Señores [de la guerra :sgm117: ]”, donde líderes militares locales, con ayuda de Japón unos, y de potencias occidentales otros, sembraron una inseguridad que impidió la reconstrucción del país, alejó las inversiones del exterior y justificó la presencia militar extranjera.

Supongo que es por la falta de operaciones militares relevantes, en comparación con otros frentes, el caso es que, en la historia de la SGM, a China apenas se la nombra. Sin embargo, de forma pasiva, la situación de este país constituyó uno de los determinantes principales de la gran inestabilidad del área Asia-Pacífico que desembocaría más tarde en la guerra de ese escenario.

Manchuria. No hay una definición unívoca del territorio comprendido bajo este término, por lo que puede incluir incluso a parte de la Unión Soviética. Aquí se emplea para referirse a las provincias más al este y norte de China (Heilongjiang, Jilin y Liaoning) y la porción este de Mongolia Interior. Su población era en 1930 de unos 30 millones de habitantes (dependiento la cifra de la delimitación geográfica aceptada).

Mongolia. Formó parte del Imperio Chino hasta 1911, en que se independizó (la Mongolia Exterior). Fue ocupada, sin embargo, de nuevo, por fuerzas chinas en 1919. Y en 1920, durante la Guerra Civil Rusa, por el ejército anticomunista, que fue desalojado, a su vez, por tropas soviéticas y mongolas. Después, la Unión Soviética tuteló su independencia bajo un régimen comunista afín.

En cuanto a Corea y Taiwan, se hallaban bajo dominio nipón, y Filipinas, estadounidense.

* * *
Saludos cordiales

Fuentes:
■ KINDER H “Atlas Histórico Mundial”. Akal (2007) p.490-1
Colonias en China: http://www.worldstatesmen.org/China_For ... onies.html
Manchuria: http://en.wikipedia.org/wiki/Manchuria# ... after_1860
Mongolia: http://en.wikipedia.org/wiki/Mongolia
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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Rubén. » Jue Nov 10, 2011 4:13 am

Me interesa. Seguiré con atención esta exposición.

Rubén el Stuka.

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Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Lun Nov 14, 2011 2:20 am

¡Hola!

¡Gracias, Rubén! Se me pasó -lo hago ahora- agradecer a Chuikov la primacía y las recomendaciones de estas obras de Mawdsley, de las que no estaba al tanto.

Y antes de continuar dejo algunas referencias para quien desee contextualizar o ampliar:

FERNÁNDEZ GIL JM Breve introducción al Japón moderno. El camino hacia Pearl Harbor
Y del foro:
Enlaces fundamentales sobre la guerra del Pacífico
La PGM: sus consecuencias para Japón
El Japon en el oriente Ruso
Japón: estructura del poder político
El terremoto de Yokohama
La economía de guerra japonesa 1937-1945

Y sin ir más lejos, de la serie “Guía de Relaciones Internacionales” del compañero gableleig:
Guía de Relaciones Internacionales II: Sociedad de Naciones
Guía de Relaciones Internacionales VII: Japón
                • *
1. Del “Sistema de Washington” al “Incidente de Mukden" (1920-1931)
Parte 1

El “Sistema de Washington”

Tras la PGM Estados Unidos trató de implantar un nuevo sistema de relaciones internacionales donde la autodeterminación de las naciones, la supresión de barreras económicas y la resolución pacífica de los conflictos debía constituir la alternativa a los sistemas coloniales, el armamentismo, las alianzas militares y el equilibrio de poder. En la línea de los “Catorce Puntos” enunciados por el presidente Wilson en 1918, se le ha denominado sistema “wilsoniano”, “nueva diplomacia” o “diplomacia moral”.

Y aunque la idea tuvo una acogida entusiasta en algunos sectores políticos de Japón, incluso en algún alto cargo, fue totalmente minoritaria. Predominó, por contra, la desconfianza y la sospecha de que la propuesta estadounidense -la “Pax Americana"- no fuera más que una estrategia encubierta para facilitar a las potencias occidentales conservar un estatus internacional favorable, en el que Japón ocuparía una posición secundaria. Uno de los portavoces destacados de esta postura fue el Príncipe Fumimaro Konoe, el futuro y por tres veces Primer Ministro (1937-39 y 1940-41), y en cuya figura este estudio se detendrá algunas ocasiones más.

Príncipe Fumimaro Konoe
Imagen
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Fumimaro_Konoe

De forma inmediata, lo que preocupaba a esos sectores es que se exigiera a Japón renunciar a lo que consideraban sus derechos legítimos en China, y se preguntaban por qué razón Estados Unidos no aplicaba esa doctrina a todo el Pacífico y por tanto, a sí misma, renunciando a sus derechos sobre Filipinas, Hawai y el Canal de Panamá. O lo que es lo mismo: ¿porqué “Open Door in China” y no “Open Door in the Pacific”? Además, los antecedentes recientes de la ocupación del puerto mejicano de Veracruz en 1914 o en 1916 de Chihuahua (Expedición Pancho Villa), ambas ordenadas por el propio Wilson, dejaron con poco crédito a este como mensajero de la Paz.

Los temores japoneses se confirmaron cuando Wilson los instó para que abandonaran su agresiva política en China. Estados Unidos no estaba en posición de imponer sus tesis por la vía militar, pero Japón sintió la presión de la censura internacional y el riesgo de quedar aislado. Con una fuerte dependencia de materias primas y recursos energéticos externos, por lo tanto, de unas divisas que obtenía en su mayor parte de su comercio con China y Estados Unidos, sus principales clientes, a Japón no le quedaban muchas alternativas.

Durante la Conferencia de Washington, oficiada por el Secretario de Estado Hughes durante el mandato presidencial de Warren G. Harding, aquél llevó adelante una gran ofensiva diplomática para lograr que Japón firmara los acuerdos. Estados Unidos lo necesitaba por dos razones en las que tenía gran interés: en primer lugar, para poder extender el comercio en China bajo un régimen de libre competencia, y la segunda, porque Hughes sabía que el Congreso no iba a autorizar los fondos que la armada necesitaba para mantener el pulso con Japón en el Pacífico. Por dichos motivos, de forma extraoficial, la delegación estadounidense aseguró a la japonesa que intentaría que se respetaran sus intereses ferroviarios e industriales en Manchuria. En aquella época, para muchos políticos estadounidenses, estas aspiraciones que defendía Japón se consideraban legítimas y proporcionadas. Bajo otro punto de vista, el de su lugar en la comunidad internacional, la posición que Japón ostentó durante la conferencia significó su reconocimiento como potencia emergente.

Al final, además de los acuerdos navales, los participantes firmaron un ordenamiento internacional de carácter cooperativo, liberal y capitalista, en la línea de la Nueva Diplomacia. Entonces no se empleaba el término “Espíritu de Washington” o “Sistema de Washington” y no se trataba de un acuerdo explícito, con unos mecanismos de cumplimiento, sino era una disposición o talante para lograr un equilibrio para estabilizar la región Asia-Pacífico. El factor principal para su logro era transformar China en un estado soberano y moderno,

Al igual que el Tratado de Versalles, el Sistema de Washington tenía dos peculiaridades con las que se diferenciaba de los grandes acuerdos de paz del pasado y que lo convirtieron, desde el nacimiento, en una criatura inmundodeprimida: una era que había dejado fuera a una de las potencias de la región (la Unión Soviética también aquí), la otra, que las potencias que tenían mayor interés en que se sostuviera, renunciaron a defenderlo con la fuerza militar.

Hasta final de los años 20, los firmantes cooperaron y mostraron, en líneas generales, una disposición de consulta y respeto mutuo respecto a la cuestión de China, y Japón, por su parte, cumplió su compromiso de retirarse de la península de Shandong. En China, la idea de una transformación gradual con un proceso de reformas era contraria al punto de vista tanto de comunistas como de nacionalistas, partidarios de un cambio radical. Pero tras los éxitos políticos y militares de estos, liderados por Chiang Kay-chek, que lo condujeron al poder en 1926, se redujo el nivel de radicalismo y oposición, donde influyó la cuestión inapelable también, de que dependían de los recursos externos de capital y tecnología. Estos eran necesarios para erigir la infraestructura económica: carreteras, ferrocarril, puentes, telefonía, telégrafo, etc.; también la administración civil y el sistema fiscal. De forma que al nuevo régimen chino ese orden internacional le vino más que bien.

Pero en Japón había sectores que desaprobaban el éxito de su vecino, sobre todo en la oficialidad de la armada y el ejército, la derecha política y la intelectualidad chauvinista. Tras una década de gobiernos moderados en que estos elementos estuvieron contenidos, a finales de los 20 la crisis económica dejó el caldo de cultivo donde crecieron la alarma y las acusaciones demagógicas contra el gobierno de ceder ante lo que les parecía un intento de las potencias de favorecer a China en detrimento de Japón, que así, en el futuro quedaría de nuevo reducida a una potencia menor. Abogaban por oponerse a los Tratados de Washington y a intervenir militarmente en China.

Delegados de la Conferencia de Washington, en el centro el Secretario de Estado Hughes
[Imagen
http://www.afsa.org/taking-stock-secret ... ans-hughes

(fin de la parte 1)

* * *
Saludos a todos

Fuentes:
■ ASADA S “Culture Shock and Japanese-American Relations” University of Missouri Press (2007) p.84-105
■ COSTELLO J “The Pacific War 1941-1945” Harper (1981) p.36-40
■ IRIYE A “The Origins of the Second World War in Asia and the Pacific” Longman (1987) p.1-5
■ KISSINGER H “Diplomacy” Simon & Schuster (1994) capítulos 9 y 15
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Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Vie Nov 25, 2011 10:08 am

¡Hola!

Vamos a ver a continuación las razones y cómo se desarrolló la pugna en la armada japonesa entre las posturas internacionalista-moderada por un lado, y nacionalista-beligerante por otro. En la propia armada y enfrentada al poder civil, y la escalada en su politización.

No me voy a extender en cómo encajó la US Navy los acuerdos cerrados en ese período, porque de su actitud no derivó ninguna consecuencia significativa, pero conviene dejar aclarado que a pesar de las fuertes protestas de la armada nipona, los tratados dejaron en una posición extremadamente vulnerable las posesiones territoriales estadounidenses en el Pacífico-oeste al prohibir construir y reforzar bases y puertos.
                • *
1. Del “Sistema de Washington” al “Incidente de Mukden" (1920-1931)
Parte 2

La Armada Imperial de Japón y los tratados navales

En la Armada Imperial de Japón (AIJ) el Tratado Naval de Washington (1922) sentó fatal. Según la doctrina naval japonesa la pequeña diferencia entre el 70% y el 60% de ratio respecto a la armada estadounidense determinaba la diferencia entre la victoria y la derrota en un hipotético enfrentamiento en el Pacífico oeste, por lo que aceptar el 60% equivalía, según su punto de vista, a un acto de sumisión a Estados Unidos.

Esta cuestión, el enfrentamiento entre las dos armadas, había sido durante décadas un tema clásico y omnipresente en un pensamiento naval japonés impregnado de la doctrina de Mahan. La idea táctica clásica para conducirla era en un encuentro decisivo que se produciría cuando la Navy se aproximara en respuesta a un ataque a Luzón. Esta era la postura que defendía el Estado Mayor General (EMG) naval representado en la Conferencia de Washington por el almirante Kato Kanji. No lo veía igual su superior, el ministro de la marina y delegado plenipotenciario del gobierno, el almirante en activo Kato Tomosaburo. Este había sustituido los postulados de Mahan por el estudio de las necesidades de la “guerra total” a través de las lecciones que había dejado la PGM. Su punto de vista era que no había cantidad suficiente de armas para ganar una guerra si esta no podía sostenerse con los recursos económicos y estratégicos de todo el país, que en el caso de Japón eran el comercio y la industria, y dado que ahí no podía mantener el pulso con Estados Unidos, la AIJ debía conformarse con mantener un tamaño proporcional a esa menor capacidad estratégica. Frente a los planes tácticos de enfrentamiento de las flotas del EMG naval, su planteamiento se resumía en esta frase: “evitar la guerra con América por medios diplomáticos es la esencia de la defensa nacional”.

Hemos visto que al final de la Conferencia de Washington prevaleció este criterio conciliador; después, Kato Tomosaburo fue nombrado primer ministro. Como tal abordó una serie de temas difíciles como la devolución de la Península de Shandong y la vuelta de las tropas japonesas de Siberia. Pero lo más relevante fue su intento de reforma del poder político para reducir la influencia militar en el gabinete de ministros; en primera instancia, que el titular del de marina fuese un civil. Dotado de gran carisma y firmeza, habiéndose ganado el respeto dentro y fuera del país, fue una de las personalidades políticas más relevantes del Japón de entreguerras, y su muerte por enfermedad en 1923, que truncó esa reforma, dejó en el aire el interrogante del papel que hubiese podido ejercer para evitar o reducir la radicalización de la política japonesa, y por constituir esta una de sus causas, incluso en el devenir de la Guerra del Pacífico.

Almirante Kato Tomosaburo
Imagen
Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Kat%C5%8D_Tomosabur%C5%8D

Por su parte, Kato Kanji logró aglutinar a un sector del EMG naval, sobre todo oficiales jóvenes, en una postura beligerante hacia Estados Unidos y de sistemática descalificación de la administración civil. Sin embargo, una parte de la oficialidad, sobre todo de mayor graduación, estaba a favor de una postura de moderación en la línea de Kato Tomosaburo.

La Conferencia de Ginebra de 1927 no alumbró ningún acuerdo. Estados Unidos quiso extender la relación 10:10:6 a cruceros ligeros y naves auxiliares, en contra de la postura de Japón y Gran Bretaña. La diplomacia japonesa, que aspiraba a un porcentaje mayor que el acordado en Washington en 1922, logró evitar la confrontación con la de Estados Unidos gracias a la fuerte disputa entre esta y la británica, que derivó en que la conferencia quedara estéril. A destacar que aquí la postura conciliadora del delegado japonés, el almirante Saito, se vio dificultada por la intromisión reiterada del viceministro de la marina, Osumi, perteneciente a la camarilla de Kato Kanji.

Finalizada la conferencia, el ministro de marina, Okada Keisuke, partidario de la limitación naval en la línea de Kato Tomosaburo, ordenó la formación de una comisión para preparar la siguiente conferencia. Por considerarlo beneficioso para Japón, el punto de partida era la reafirmación del Tratado Naval de Washington con el reparto 10:10:6. Con una perspectiva estratégica, valoró que Japón debía evitar a toda costa un enfrentamiento con una potencia de capacidad económica, industrial y demográfica varias veces superior. Valoró, además, que las relaciones con Estados Unidos eran buenas y que este demostraba una actitud de comprensión hacia la incursión pacífica japonesa en China. En cambio para Kato Kanji Estados Unidos ejercía un imperialismo económico contrario a los intereses de Japón, y presagiaba que por conflicto de intereses en China acabarían enfrentándose militarmente tarde o temprano. En lo que alcanzaron acuerdo Okada y Kato Kanjii al final fue en la postura de no aceptar compromisos por debajo del 70% en la proporción cruceros pesados. Ahí quien disentía era el primer ministro, Osachi Hamaguchi, en base a los perjuicios que sobre la economía japonesa iba a causar el rearme en esa proporción, por lo que dio instrucciones al delegado para aceptar un límite entre 65 y 67%. También había altos cargos de la armada que entendían que las necesidades económicas marcaran límites al rearme y que dicha responsabilidad recayera en el poder civil.

La Conferencia de Londres, de 1930, entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Francia e Italia, debía extender el Tratado Naval de Washington con consideraciones adicionales sobre el arma submarina, los cruceros y los barcos auxiliares. El que el delegado fuera un civil, Wakatsuki Reijiro, no gustó en la AIJ. Empeñados en ganar el pulso al gobierno en la cuestión de la paridad del 70%, la facción dura, encabezada por Kato Kanji, no dudó en recurrir a la opinión pública con invocaciones demagógicas a la seguridad nacional, al prestigio, y al deshonor de “rendirse a las demandas americanas”. Tras ese empeño había la convicción firme, compartido no solo por los miembros de ese sector, sino también del ejército y del mundo político e intelectual, de que Estados Unidos pretendía dominar el comercio con China y que la único que lo había detenido hasta entonces era la presencia de la flota japonesa y ver no tenía suficiente capacidad ofensiva.

La tensión en la propia delegación japonesa y con el gobierno a lo largo de toda la conferencia fue muy elevada y con enfrentamientos a cara de perro. El sector duro de la armada ejerció una gran presión para no aceptar rebajas del 70%, sin aceptar ningún tipo de compromiso. El sector negociador y Tokio veían muy cerca y preveían graves consecuencias si debido a esa postura Estados Unidos y Gran Bretaña optaban por cerrar el tratado sin Japón.

El acuerdo final quedó muy cerca del mínimo que exigía el sector nacionalista-beligerante, un 69,75%, sin embargo este se mostró disconforme y levantó una durísima campaña en la prensa contra el gobierno, provocando una profunda crisis tras la que su posición quedó fortalecida. La AIJ se politizó y quedó alterada también su organización; si antes había un equilibrio entre un EMG naval que se limitaba a los aspectos tácticos y operativos y el ministerio responsable de la política naval, ahora el poder de este sufría la erosión por parte del EMG naval, que logró finalmente quedar equiparado, con lo que la política naval adquirió un carácter progresivamente más emocional, beligerante, cegado por el antiamericanismo y estratégicamente miope. Unos años más tarde, el almirante Mineo Osumi, en calidad de ministro de la armada (1933-34), purgó a los oficiales que habían trabajado a favor del tratado, lo que significó la pérdida de varios elementos brillantes, quedando la facción moderada ya muy debilitada.

Esta crisis se produjo en un clima previo de pujanaza del nacionalismo, donde influyó el descrédito sufrido por el sistema económico internacional a resultas de la crisis económica mundial. El primer gran golpe de efecto fue al atentado contra el primer ministro Yuko Hamaguchi (Osachi Hamaguchi) en noviembre de 1930 por parte de terroristas nacionalistas, en respuesta a la actuación gubernamental en la Conferencia de Londres. El asesino recibió por parte de la prensa un trato benévolo, e incluso consideración para algunos de héroe popular. Fue la primera de una larga serie de acciones violentas de extrema derecha, contra el poder civil y contra figuras políticas y del mundo empresarial identificados con el internacionalismo.

En cuanto al emperador, tomó una actitud contradictoria: si durante la Conferencia alentó al gobierno a cerrar el acuerdo pronto, una vez firmado este, abogó por que el compromiso fuera de duración corta.

Almirante Kato Kanji
Imagen
Fuente: http://www.amazon.com/gp/reader/0700713 ... eader-link

Kato Kanji (1871-1939). Participó en las principales acciones de la AIJ del cambio de siglo, comandó un escuadrón en maniobras conjuntas con la Royal Navy, agregado naval en Gran Bretaña, presidente del Colegio Naval y de la Academia Naval, delegado en la Conferencia de Washington, en 1929 jefe del EMG naval. Fue una figura destacada en la élite naval japonesa, partidario de los valores castrenses japoneses espirituales, promovió el entrenamiento del combate naval nocturno para superar las desventajas de las limitaciones impuestas por los tratados internacionales. Lideró la facción del AIJ contraria de los acuerdos y tras la crisis por el Tratado de Londres en 1930 adquirió importante protagonismo político.

* * *
Saludos cordiales

Fuentes:
■ ASADA S “Culture Shock and Japanese-American Relations” University of Missouri Press (2007) 106-36
Sobre Kato Kanji: http://www.amazon.com/gp/reader/0700713 ... eader-link" onclick="window.open(this.href);return false;
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Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Mié Nov 30, 2011 8:52 pm

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¡Hola!

En esta parte veremos lo opuestas que eran las políticas de rearme de Estados Unidos y Japón, la forma distinta en que les afectó la Gran Depresión, el diferente papel que esta tuvo en el origen de la guerra aquí en comparación con la europea, y lo poco que tenían en común los sistemas políticos de los futuros beligerantes.
                • *
1. Del “Sistema de Washington” al “Incidente de Mukden” (1920-1931)
Parte 3

La Gran Depresión, el rearme y los sistemas políticos

Aunque Japón sufrió entre 1929 y 1931 una drástica reducción de exportaciones y un alto índice de desempleo, el papel de la Gran Depresión en el origen de la guerra en este escenario no es comparable al que tuvo en el europeo. Aunque influyó en la politización de las fuerzas armadas y la radicalización de la política, como acabamos de ver, no condujo, como en Alemania, a un asalto al poder por parte de las facciones extremistas.

La crisis económica de los 30 influyó en el origen de la guerra en dos aspectos fundamentales del ámbito internacional. Por un lado debilitó la voluntad de los países para la cooperación, por ejemplo tras la crisis de Manchuria. Por otro, en el caso de Estados Unidos, absorbió en tal medida el esfuerzo de Roosevelt mientras trataba de hacer frente a los problemas internos derivados de la situación económica, que durante los años siguientes prestó a la política exterior, en este caso la de Asia-Pacífico, una atención menor de lo que la turbulenta situación de ese escenario exigía.

En Japón, gracias a una serie de acertadas medidas gubernamentales, en 1934 la economía prácticamente se había recuperado. Sin embargo quedó mermada la confianza en el sistema internacional, por lo que cobró fuerza la idea de satisfacer los requerimientos económicos a través de la expansión territorial militar y colonial, y en consecuencia también la aceptación de la guerra como medio para conseguir esos fines. En este punto los militares iban todavía más lejos y abogaban por un sistema autárquico, mediante el que Japón quedaría inmunizado, no solo ante arbitrarias medidas arancelarias, sino frente a embargos en una eventual guerra futura, como el que había obligado a Alemania a doblar la rodilla en la PGM. Al sector de la empresa y del comercio la perspectiva colonial le resultaba atractiva, pero no la de la autarquía, que consideraban contraproducente desde el punto de vista económico.

Más que la crisis internacional, lo que resultó gravoso para la economía japonesa a la larga fue el rearme. Pero debido al poder que el estamento militar ostentaba en el gobierno, resultaba difícil ponerle límite. Además, dicho estamento tendía a culpar del insuficiente crecimiento económico, y en concreto de la pobreza de las áreas rurales, a la clase política, a la que consideraba mayoritariamente corrupta. Una acusación que fue eficazmente explotada por la demagogia antigubernamental y que constituyó la proclama de futuros magnicidios e intentonas golpistas.

Y aunque el rearme redujo el techo económico, y por tanto también estratégico, de Japón, al menos lo dejó armado, en contraste con Estados Unidos y Gran Bretaña. Japón lo hizo en los límites que le permitían los tratados y compensó el resto con el desarrollo tecnológico de sus armas. El que alcanzó en aviación naval y en torpedos son algunos ejemplos. A la vez siguió prestando considerable atención y esfuerzo al adiestramiento de sus fuerzas armadas.

Antes de la Gran Depresión, Estados Unidos, por el contrario, sufrió ya sucesivos recortes en el presupuesto militar por parte de un Congreso y una opinión pública que veían lejana y poco probable la participación en otra guerra. Estaba extendida también la idea de que la mera existencia de las armas era causa de las guerras, y había un sector, no mayoritario pero muy activo, de aislacionistas, contraria a la intervención de Estados Unidos para fines que no fueran de defensa de sus fronteras. En ese clima, además, el que de la PGM hubiera quedado un gran arsenal, bloqueó prácticamente el desarrollo de armas nuevas. Las protestas y advertencias del Departamento del Guerra para que el Congreso aprobara al menos lo establecido en la National Defense Act de 1920, no cambió las cosas. Como tampoco el hecho de que el exitoso primer vuelo transoceánico pudiera arrojar alguna duda respecto la supuesta invulnerabilidad del territorio estadounidense.

Así, las funciones del Ejército de Tierra quedaron limitadas a la protección de dicho territorio (costas incluidas) y al entrenamiento de estructuras de defensa como la Guardia Nacional y la Reserva Organizada. Con una dotación alrededor de 140.000 soldados y 12.000 oficiales entre 1922 y 1931, su dispersión y falta de aliciente profesional redundó en un nivel general de adiestramiento bajo.

El Cuerpo de Aviación recibió una atención presupuestaria algo mayor, sin que su nivel alcanzara la “altura” de esa arma en Europa. La Navy es quien tuvo prioridad, pero no pudo construir todo lo que los tratados contemplaban. Se la consideraba la primera línea de defensa para la integridad territorial, si no la única, donde el posible pero improbable enemigo era Japón. Como todo ello fue anterior a la Gran Depresión, después estas restricciones no hicieron más que aumentar. Hasta 1935, en que Estados Unidos acometió de nuevo su rearme.

¿Qué competencias tenía el Congreso de Estados Unidos para intervenir en la política de defensa? Las mismas que ahora a grandes rasgos: es quien declara la guerra, regula a las fuerzas armadas, y decide su presupuesto. De forma que, a pesar de las fotos que todos hemos visto de Roosevelt firmando las declaraciones de guerra contra Japón y contra Alemania, no lo hubiera podido hacer de no haberse votado esas decisiones antes en esa (otra :wink: ) cámara. El papel que la constitución de Estados Unidos deja al presidente es el de jefe supremo de las fuerzas armadas.

Sobre la organización del poder político estadounidense no es necesario extenderse más, pero conviene hacerlo con la de Japón para comprender una parte de los acontecimientos que llevaron a la guerra. Fundada a semejanza de la prusiana, la Constitución de Meiji de 1889 establecía una estructura de gobierno en forma de monarquía parlamentaria pero con una cuota de poder casi absoluta para el emperador. Asistido por el Consejo Privado, podía ejercer la autoridad ejecutiva: nombrar funcionarios gubernamentales declarar guerras y cerrar tratados; también disolver la cámara legislativa y promulgar decretos legislativos. Los ministros respondían ante él. El poder legislativo, por su parte, recaía en una cámara alta, formada por nobles de la familia imperial, y una cámara baja elegida por sufragio directo. Los mandos de las fuerzas armadas, navales y de tierra, respondían directamente al emperador y no a las cámaras ni al primer ministro. En el consejo de ministros había uno de marina y otro del ejército; a estos la posibilidad de hacer caer al gobierno si dimitían les otorgaba en la práctica un derecho a veto de las decisiones del resto del consejo o del primer ministro.

¿Cuál era entonces la responsabilidad del emperador? Este es un tema muy polémico. Para unos se trataba de una figura simbólica y por tanto un sujeto pasivo en la política exterior japonesa. Para otros, ese punto de vista es solo un mito construido para eludir unas responsabilidades de un ejercicio para el que, en la práctica, estaba perfectamente facultado. Esta cuestión, el papel del emperador, es fundamental en esta aproximación a los orígenes de este conflicto. Así como nadie discute que la causa directa de la guerra en Europa fue la voluntad de Hitler de que la hubiera, esa cuestión no está clara en el caso de Hirohito. En su mano estuvo, en teoría, la posibilidad de modificar el gobierno del país y de llamar al orden y en caso necesario reprimir al ejército; suya fue la orden de atacar a Estados Unidos y suya también la de la rendición. ¿Estuvo atado por las limitaciones del sistema político?, ¿le faltó inteligencia o carácter para intervenir en los acontecimientos que derivaron en la guerra, o por el contrario, con su camarilla, ejerció control sobre los mismos y decidió activamente su dirección?

El emperador Hirohito en su coronación (1928)
Imagen
Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/File:Emper ... n_1928.jpg

* * *
Saludos cordiales

Fuentes:
■ COSTELLO J Ibid. p.42
■ IRIYE A Ibid. p.5-6
■ OVERY R “Origins of Second World War” Longman (2008) p.35-7
Prewar Sentiment and Its Effect on the Army
Between World Wars
● Constitución japonesa de 1889: http://en.wikipedia.org/wiki/Meiji_Constitution" onclick="window.open(this.href);return false;
● Hirohito: http://en.wikipedia.org/wiki/Hirohito" onclick="window.open(this.href);return false;
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
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Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Mar Dic 06, 2011 2:27 am

¡Hola!

Esta última parte del capítulo trata del ejército de tierra japonés, y de China y Japón hasta el “Incidente de Mukden”. Al final hay una línea de tiempo con los principales acontecimientos hasta 1931.
                • *
1. Del “Sistema de Washington” al “Incidente de Mukden” (1920-1931)
Parte 4 y última

El Ejército Imperial de Japón

En comparación con la AIJ (la armada), el Ejército Imperial de Japón (EIJ) era más xenófobo y estaba más politizado. Un 25-30% de sus oficiales asistían desde los 12-13 años a escuelas militares preparatorias, aislados de la sociedad, adoctrinados en la creencia de que estaban destinados a una misión elevada. La mayor parte de la oficialidad era de extracción rural, donde abundaban las asociaciones patrióticas y cívicas próximas a lo castrense. Procedentes de un mundo de valores tradicionales y conservadores, recibieron con sobresalto y recelo los cambios que operaba el país: los partidos políticos, la reforma laboral, el desarme, la libertad académica y el izquierdismo de la universidad, y en general el impacto de la cultura occidental en la sociedad japonesa en forma de costumbres, libros, música y cine.

Predominaba la infravaloración del poder militar anglosajón que, débil y dividido, no sería enemigo para las ambiciones de expansión japonesas y que, de todas formas, en primer término tendría que vérselas con la armada. En las academias no se enseñaba inglés y los que completaban su formación en el extranjero pocas veces se dirigían a Gran Bretaña o Estados Unidos, los destinos eran Alemania y la Unión Soviética.

Precisamente esta (antes lo había sido Rusia) era su enemigo más probable en una futura guerra, por lo que su preparación era sobre todo para el combate en un territorio frío y escasamente poblado, y al final de unas largas líneas de suministro. Esta organización tuvo después dificultad para adaptarse a los combates contra guerrillas o en pequeñas islas tropicales, con lo que se encontraría más tarde. Además, las escaramuzas y después guerra en China privaron al EIJ de la cantidad suficiente de instructores cualificados que la rápida expansión posterior requirió.

En contraste con el esfuerzo invertido en el adiestramiento y su belicosidad, el EIJ estaba mal preparado para la guerra moderna. Le faltaba la experiencia con las nuevas armas empleadas en la PGM, y la que había adquirido con su victoria sobre fuerzas numéricamente superiores en la Primera Guerra Chino Japonesa (1894-1895) y después de su armada sobre la rusa (1904-1905) había dejado una confianza excesiva en su propio potencial y en particular en la idea del espíritu del soldado japonés. En cuanto a la doctrina, esta era casi exclusivamente ofensiva, con desprecio del coste. Además, la propaganda fomentaba con éxito una interpretación del bushido, el código de conducta samurai, para realzar valores de lealtad, honor y autosacrificio. Existía también una tradición de “insubordinación leal” o gekokujo, la justificación de la desobediencia para conseguir fines superiores o de carácter moral.

Por una serie de razones, los oficiales del nivel medio del escalafón (de coroneles a comandantes) ejercían en el EIJ, en conjunto, una influencia considerable sobre el alto mando. La oficialidad no era uniforme. Había una reducida élite que se había formado en la Escuela de Guerra del Ejército, había clanes, algunos de carácter secreto y conspirador, y había distintas tendencias respecto a las necesidades de la guerra futura. De estas dominaban dos. Por un lado, y esa fue una corriente de pensamiento militar común a la de todos los países en entreguerras, estaban los que operaban en términos de la “guerra total”, por lo que, por las exigencias que esta iba a comportar, el ejército se debía racionalizar y mecanizar, y el país movilizar todos sus recursos para la defensa. Y opuesta a esta corriente, estaba la que defendía el espíritu del soldado y los valores militares japoneses tradicionales, y recelaba de una confianza excesiva en los medios materiales.

De las sociedades secretas, una destacada fue la Sociedad del Cerezo o Sakurakai. Fundada en 1930, orquestó con grupos extremistas civiles dos golpes de estado en marzo y octubre de 1931. Uno de sus líderes fue después primer ministro.

Aunque la competencia entre ejército y armada era (es) común en todos los países con el fin de recibir mayor prioridad presupuestaria, en el caso de Japón esta rivalidad fue particularmente feroz, contribuyó a los excesos del gasto militar, y como veremos más adelante, dejó atada a la armada con los argumentos que en ella empleó, cuando a última hora quiso reducir el tono de la beligerancia para evitar la guerra.

El Ejército de Kwantung no era la única fuerza terrestre japonesa en China; en virtud del Protocolo Boxer, había otras (también de otros países) que garantizaban las comunicaciones de Pekín con la costa, y custodiaban los ferrocarriles.

China nacionalista, Manchuria y Japón

En 1927, tras asumir el liderazgo del partido nacionalista, el Kuomintang, el joven Chiang Kai-shek logró imponerse a los comunistas y a los señores de la guerra, poniendo fin a la guerra civil de estos. Estableció la capital de China en Nanking (anteriormente en Cantón) y al año siguiente emprendió una expedición en dirección norte hasta alcanzar Pekín. La pacificación lograda de gran parte del territorio chino significó su reconocimiento por parte de Estados Unidos, y ambos hechos provocaron gran inquietud en Japón y en particular en el Ejército de Kwantung.

Chiang Kai-shek
Imagen
Fuente: http://youronevoicecanmakeadifference.w ... od-leader/

Chiang Kai-shek (1887-1975). Líder del partido nacionalista, hegemónico en China, fue el único de los dirigentes destacados de la SGM que era militar profesional; parte de su formación transcurrió en Japón. Conservador y tradicionalista, no logró evitar el conflicto con los comunistas, cuya derrota, durante un período, antepuso a la lucha contra la ocupación japonesa.

Cuando Japón recibió de Rusia la concesión sobre Kwantung, lo hizo convencida de que la duración de la misma era de 99 años, pero después se descubrió que era solo de 25, de los que quedaban pocos ya. Este malentendido explica en parte la convicción con la que Japón se arrogó después derechos sobre este territorio.

4 de junio de 1928. Después de que su antiguo aliado, el “Señor de la Guerra” Zhang Zuolin (Tso-lin), se negara a convertirse en (o seguir siendo) un títere en manos japonesas y contactara con británicos y estadounidenses para atraer inversiones y comercio a Manchuria, y en un momento en que en Japón cundía la preocupación por la situación económica y por los éxitos militares en el norte de China de nacionalistas y comunistas ayudados por la Unión Soviética, el Ejército de Kwantung consideró a Zhang Zuolin no capaz de hacer frente a esas amenazas, y además tampoco fiable ya, por lo quiso sustituirlo. Uno de sus oficiales planificó su asesinato, que además debía parecer una acción antijaponesa para justificar una posterior acción militar. La víctima murió en la explosión del tren en que viajaba, pero la operación estuvo mal coordinada, por lo que el Ejército de Kwantung no logró sus objetivos. Se dice que el Hirohito quiso después conocer la verdad de los hechos y que cuando la supo, ordenó el castigo de los culpables, pero el primer ministro, Tanaka, no pudo vencer la oposición del ejército japonés, por lo que el gobierno dimitió. Fue el “Incidente de Huanggutun”.

Marzo de 1931. Miembros de la Sociedad del Cerezo y grupos civiles ultraderechistas planificaron un golpe de estado mediante explosiones y ocupación de dependencias oficiales. La intentona fracasó, los golpistas fueron detenidos, pero recibieron castigos leves. Fue el “Incidente de Marzo”.

El “Incidente de Mukden”

Septiembre de 1931. La oficialidad de las tropas estacionadas en Manchuria era particularmente sensible a la proclama de que la continua cesión a las demandas chinas por parte de las potencias occidentales perjudicaba a Japón. Sabían también que el gobierno chino aspiraba a la recuperación paulatina pero íntegra de su soberanía, y poner fin a concesiones, zonas de influencia, etc., donde estaba incluida también Manchuria. Dos de ellos tuvieron la ocurrencia de dinamitar un pequeño tramo del ferrocarril 5 km al norte de Mukden la noche del 18 de septiembre de 1931; a continuación asaltaron posiciones del ejército chino con el pretexto de que habían sido ellos los autores del atentado. Cuando se enteró el comandante del Ejército de Kwantung, Honjo Shigeru, este dio su aprobación y ordenó ataques subsiguientes contra posiciones chinas al norte (Harbin y Tsitsihar) y al sur (Chinchow). Fue el “incidente de Mukden” o “Incidente de Manchuria”.

Manchuria, septiembre 1931
Imagen
elaboración propia

En Tokio el gobierno se reunió de inmediato. Había que volver al estatus anterior al 18 de septiembre pero era muy difícil y cundía el temor de que una medida de fuerza gubernamental provocara un golpe de estado por parte del ejército. Por otro lado, a pesar de posicionarse por una no extensión del conflicto, el propio emperador, el primer ministro Waka Tsuki y el titular de exteriores, Shidehara Kijuro, y otros miembros del gabinete simpatizaban con la manera “fuerte” de cortar el nudo gordiano de Manchuria. Como era de esperar, la oposición se alineó con la opción belicista: era hora de “parar los pies” a China.

Poco después, un capitán del Ejército de Kwantung y miembro de la Sociedad del Cerezo volvió secretamente y sin permiso a Japón para reunir un grupo de miembros de dicha asociación, diez compañías de la Guardia Imperial y diez bombarderos de la armada. La idea era atentar contra el gobierno y evitar que el poder civil anulara los logros en Manchuria. También este golpe fracasó, y también esta vez fue leve el castigo (20 días de arresto domiciliario para el coronel Kingoro Hashimoto, el líder de la intentona), pero la Sociedad del Cerezo se disolvió. Fue el “Incidente de Octubre” (o “Incidente de los Colores Imperiales”).

Línea de tiempo hasta 1931

1894-1895 - Primera Guerra Chino Japonesa
1895 - Japón ocupa Taiwan (Formosa)

1898
  • - Estados Unidos ocupa el archipiélago de Hawai
    - Guerra Hispano-Estadounidense
    - Estados Unidos ocupa Filipinas
1899-1902 (1916) - Guerra Filipino-Estadounidense
1901 - firma del "Protocolo Boxer"
1904-1905 - Guerra ruso japonesa
1905 - Japón ocupa Corea
1911 - Revolución China
1914 - Japón ocupa concesiones alemanas de las islas Carolinas y Marianas, y Shandong
1915 - “21 demandas” de Japón a China
1916-1926 - “Guerra de los Señores”
1921 - independencia de Mongolia
1922 - Tratado Naval de Washington
1923 - terremoto de Tokio y Yokohama
1926 - comienzo del reinado de Hirohito
1927 - Chiang Kai-sheck establece un gobierno nacionalista chino con capital en Nanking
1928 - militares japoneses asesinan al líder manchú (“Incidente de Huanggutun”)
1929 - Crash de la bolsa de Nueva York (29.10) e inicio de la Gran Depresión
1930 -1934 - Guerra Civil China entre nacionalistas y comunistas

1930
  • - Tratado Naval de Londres (22.4)
    - atentado contra el primer ministro japonés Yuko Hamaguchi (14.11)
1931
  • - intento de golpe de estado en Japón (“Incidente de Marzo”)
    - invasión japonesa de Manchuria (“Incidente de Mukden” o “Incidente de Manchuria”, 18.9)
    - intento de golpe de estado en Japón (“Incidente de Octubre”, 21.10)
* * *
Con esto acaba el primer capítulo. En el siguiente veremos cómo Japón queda progresivamente aislado y el derrumbe del sistema internacional, hasta el comienzo de la Guerra Chino Japonesa.

Saludos cordiales

Fuentes:
■ IRIYE A Ibid. p.4-7
■ COSTELLO J Ibid. 42-5
■ KINDER H Ibid. p.490-493
■ SPECTOR RH “Eagle Against the Sun. The American War with Japan” Cassell (1984) p.31-8
Japón: estructura del poder político José Luis del 20 al 22.1.2008
● “Incidente de Huanggutun”: http://en.wikipedia.org/wiki/Huanggutun_Incident
● “Incidente de Mukden”: http://en.wikipedia.org/wiki/Mukden_Incident
● “Incidente de marzo”: http://en.wikipedia.org/wiki/March_Incident
● “Incidente de octubre”: http://en.wikipedia.org/wiki/Imperial_Colors_Incident
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Dom Dic 11, 2011 6:59 pm

¡Hola!

Veremos a continuación cómo Japón no quiso ver el efecto que su agresiva política en China producía en la comunidad internacional, sorprendiéndose de su desaprobación, ni Estados Unidos darse cuenta del fracaso de su modelo de relaciones internacionales, disgustándose por la falta de colaboración de sus escépticos socios. Gran Bretaña y China buscaron fórmulas de compromiso mientras quedaba de manifiesto la inoperancia de la Liga de Naciones.
                • *
2. Del “Incidente de Mukden” a la Guerra Chino Japonesa (1931-1937)
Parte 1

La reacción internacional

Al principio, Estados Unidos y Gran Bretaña esperaron a que Japón arreglara el asunto por sí mismo, pero el bombardeo aéreo japonés de Chinchow (8.10.1931) y la expansión posterior del Ejército de Kwantung eran indicios claros de su intención expansionista por lo que cambiaron su actitud y la Liga de Naciones exigió a Japón volver a la posición anterior al 18 de septiembre. Este se puso una venda en los ojos a través de la que quiso ver que la acción militar no desafiaba el “Espiritu de Washington”, y se sorprendió por la oposición de los demás países; fue el principio de su aislamiento. China apeló a las potencias occidentales pero estas se hallaban en ese momento bajo los efectos de la Gran Depresión y daban prioridad a sus problemas domésticos.

Con objeto de justificar una intervención militar en Shanghai, el ejército japonés instigó allí una serie de acciones antijaponesas y después llevó a las inmediaciones una flota con 30 barcos, 40 aviones y 7.000 soldados. El 28 de enero de 1932 bombarderos navales atacaron la ciudad y entraron 3.000 soldados a los que los chinos opusieron una tenaz resistencia. Ignorando la mediación de la Liga, ambos bandos enviaron más tropas; finalmente se impusieron las japonesas y en mayo se acordó establecer una zona desmilitarizada y una leve presencia policial china y japonesa en la ciudad. Fue el “Incidente del 28 de enero” (o “Primer Incidente de Shanghai” o “Guerra de Shanghai de 1932”).

En Estados Unidos el secretario de estado, Henry Stimson, estaba a favor de imponer sanciones económicas a Japón, pero el presidente, Herbert Hoover, temía que estas precipitaran una guerra, quejándose de que Stimson actuaba más como guerrero que como diplomático. También el secretario de guerra, Patrick J. Hurley estaba a favor de una medida de fuerza, pero Hoover le replicó que Estados Unidos no debía emplear esta como medio para asentar la paz entre naciones, por lo que iba a respaldar las solicitudes de Francia y Gran Bretaña ante la Liga de Naciones para presionar a Japón. Para el presidente, la crisis de Manchuria tendría que resolverse por el Tratado de las Nueve Potencias y el Pacto de Kellog Briand, es decir, con instrumentos morales solo. La fórmula que propuso era la del “no reconocimiento”, la rapiña no debía tener el beneficio de ser reconocida por los demás países. El 7 de enero Stimson remitió una nota a China y a Japón en la que manifestaba que, de acuerdo con el Tratado de las Nueve Potencias, Estados Unidos no iba a reconocer ninguna anexión japonesa en Manchuria. Se la denominó la “Doctrina Stimson”, a pesar del poco entusiasmo de este por la misma, como acabamos de ver.

Londres envió una nota similar pero que no hacía mención de Manchuria, lo que sentó mal en Washington y se interpretó en Tokio como un reconocimiento tácito de los intereses especiales japoneses en dicha región. El 23 de febrero la Liga de las Naciones suscribió la “doctrina del no reconocimiento” oficialmente.

Cuando el 28 de enero Japón envió su flota a Shangai, Stimson propuso enviar allí la propia del Pacífico junto con efectivos de la Royal Navy, para hacer una demostración de fuerza, pero los británicos dijeron que el puerto de Singapur no estaba en condiciones y Hoover se negó. Estados Unidos quedó sola en su condena a Japón, mientras Gran Bretaña, Francia, Italia y Bélgica respondieron con tibieza.

Gran Bretaña era quien tenía más inversiones en la región y la más interesada en no poner en peligro allí el comercio y la estabilidad. Debía velar también por la de otras zonas donde tenía fuertes intereses: Mediterráneo, Oriente Próximo e India, por lo que adoptó una actitud de acomodación continua, compromisos y flexibilidad. En lugar de estar atada a parámetros fijos, iría haciendo frente a los problemas a medida que surgieran. En vista de la debilidad de la posición militar anglo-estadounidenses en el Pacífico y que el gobierno no iba a invertir en el rearme naval, el estado mayor general recomendó al gobierno una postura de acomodación con Japón. A la vez elaboró un plan para abandonar Shangai y Tientsin para el caso de que continuara el avance japonés, calculando que tendría alguna posibilidad de defender Hong Kong con los submarinos durante un tiempo hasta que llegara el grueso de la flota propia o estadounidense.

Aunque no estaba dispuesta a tragar con cualquier cosa, Gran Bretaña reconocía que Japón tenía una zona de influencia “natural” en el norte de China. Además, calculaba que la presencia japonesa allí contrarrestaba la amenaza soviética sobre India, y que los problemas que China acarrearía a Japón, supondrían para esta una distracción que reduciría la amenaza que representaba para ella. Así, Londres resolvió aceptar que Japón tuviera una posición fuerte en el norte de China si recíprocamente respetaba los privilegios propios en el resto del territorio.

Los intereses de Estados Unidos estaban en conflicto con el sistema colonial de Gran Bretaña y aquel sospechaba que esta quería utilizarlo para salvar su imperio; también esperaba que aportara algo más en la región Asia-Pacífico, acorde con su estatus de imperio mundial. Washington consideraba que Londres no hacía suficiente esfuerzo para proteger el libre comercio en su zona, Londres y París estaban desencantados con la falta de compromiso militar de Estados Unidos y los británicos, además, temían el precio que este pediría por su ayuda: concesiones sustanciales para el comercio y el autogobierno de las colonias.

La Unión Soviética, por su parte, definió la acción japonesa en Manchuria como un acto de guerra, y albergaba la sospecha que la pasividad de la comunidad internacional obedecía a una estrategia contra ella misma. En cuanto a sus intereses, estos eran de evitar un enfrentamiento armado y a ser posible alcanzar con Japón un acuerdo de no agresión.

Aislamiento de Japón

En Tokio el emperador y el gobierno buscaban una fórmula que evitara la confrontación directa con Nanking y que a la vez apaciguara a los militares. Y mientras daban vueltas a la posibilidad de establecer un estado independiente, el Ejército de Kwantung, animado por la tibieza de la reacción internacional y actuando por propia iniciativa, el 18 de febrero proclamó el estado manchú o Manchukuo, presentándolo como resultado de un proceso de autodeterminación. Al frente del gobierno pusieron al que había sido el último emperador de China entre 1908 y 1912, Pu Yi (el de la película de Bertolucci), coronándolo emperador en 1934. Se trataba de un estado títere, gobernado por el Ejército de Kwantung y sometido a una explotación de carácter colonial por parte de Japón.

La segregación de Manchuria rompió definitivamente cualquier posibilidad de acuerdo pacífico entre Japón y China. Con 1.500.000 km2, 30 millones de habitantes, rico en carbón y otras materias primas, debía convertirse en una importante zona industrial, y un territorio para el asentamiento del exceso demográfico japonés, pero estas expectativas no se cumplirían: la población siguió siendo mayoritariamente china, e inmigraron más coreanos que japoneses. Y a pesar de la inversión japonesa en desarrollo industrial y de infraestructuras, no se alcanzaron los objetivos propuestos; uno de ellos era la elaboración de combustible sintético.

La Liga de Naciones no reconoció el nuevo estado y envió una comisión para investigar los detalles de la explosión en Mukden: la Comisión Lytton.

En mayo de 1932 en Japón un grupo formado por oficiales de la armada, cadetes del ejército y civiles ultraderechistas, tramaron un nuevo golpe de estado. La intentona fracasó, pero los golpistas habían asesinado al primer ministro Tsuyshi Inuka. Fue el “Incidente del 15 de mayo”. Durante el juicio los autores recibieron el soporte clamoroso de cientos de miles de simpatizantes (militares y civiles) y las sentencias fueron leves.

A pesar de su creciente ostracismo, Japón siguió sosteniendo que su comportamiento en Manchuria no socavaba ningún tratado, y que había sido una respuesta conforme la cambiante situación de China exigía. Durante un tiempo trató de preservar el favor internacional, pero cuando en octubre se dieron a conocer las conclusiones de la Comisión Lytton sobre el “Incidente de Mukden” que negaban la versión japonesa de la autodefensa e indirectamente la culpaban, esas expectativas se redujeron drásticamente. Poco antes de anunciarse el informe reconoció el estado de Manchukuo.

Aunque las conclusiones de la Comisión Lytton no satisficieron a Estados Unidos, que esperaba una condena más explícita, hizo que también Gran Bretaña y Francia adoptaran una postura contraria, y en respuesta Japón salió de la Liga de las Naciones.

Al no haber repercusiones tangibles de sus belicosas iniciativas, el Ejército de Kwantung amplió sus objetivos, que a continuación fue expulsar todas las tropas chinas de Manchuria y extender su territorio hasta Mongolia Interior. Así, en la “Operación Nekka” (o “Defensa de la Gran Muralla” o “Primera Batalla de Hopei”, 1.1.1933) el Ejército de Kwuantung invadió la provincia de Jehol, del extremo este de Mongolia Interior.

El 31 de mayo China nacionalista y Japón firmaron la Tregua de Tangku por la que la provincia de Jehol quedaba incorporada a Manchukuo y China aceptaba una zona desmilitarizada al sur de la Gran Muralla. Aunque el gobierno nacionalista de China no reconocía el nuevo estado, los términos del acuerdo eran humillantes; pero a cambio le permitía consolidar su posición en el restante territorio, por lo que fue una respuesta en cierto modo ajustada a la limitación de recursos propios y falta de ayuda externa. Chiang Kai-Sheck estaba anteponiendo la lucha contra los comunistas a la expulsión de las fuerzas invasoras japonesas; así, cuando los comunistas chinos declararon la guerra a la invasión japonesa, los nacionalistas levantaron un ejército de 500.000 hombres para enfrentarse con ellos, una política que creó malestar y oposición en sus propias filas

China 1932-1933
Imagen
elaboración propia

Las potencias occidentales no pasaron de una condena formal. Aunque estaba claro para todos que el talante de cooperación internacional había perdido muchos enteros –el declive del “Espíritu de Washington”- no existía entonces aún la sensación de que la estructura sobre la que descansaba el sistema de paz de la posguerra se estuviera tambaleando.

El “Incidente de Mukden” fue el primer acto de desafío abierto del sistema de relaciones internacionales surgido después de la PGM. Japón se había salido con la suya con tan solo una censura formal de la Liga de Naciones. Parecía haber escogido con intención el momento, cuando las potencias se hallaban debilitadas por la crisis económica y el rearme alemán, y China por rebeliones internas y desastres naturales. En ese momento no estaba claro cuáles serían las implicaciones del “incidente” en el equilibrio internacional; ello dependería de la subsiguiente secuencia de iniciativas japonesas y el tipo y grado de reacción por parte de las potencias.

* * *
Saludos

Fuentes:
■ COSTELLO J Ibid. p.44-52
■ IRIYE A Ibid. p.7-21
■ MAWDLSEY E Ibid. p.56
■ OVERY R “Origins of Second World War” Longman (2008) p.14-25
● “Incidente del 28 de enero”: http://en.wikipedia.org/wiki/January_28_Incident" onclick="window.open(this.href);return false;
● “Incidente del 15 de mayo”: http://en.wikipedia.org/wiki/May_15_Incident" onclick="window.open(this.href);return false;
● "Operación Nekka": http://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Nekka" onclick="window.open(this.href);return false;
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Mar Dic 20, 2011 4:54 pm

    • BOIXCAR Guerrilleros chinos asaltan un puesto japonés
      Imagen
      Fuente: BOIXCAR “Rutas imperiales” en “Hazañas Bélicas” Ob.Comp. nº10 (Toray) p.28
¡Hola!

El Kuomintang contemporizó con la presencia japonesa pero después se plantó, Japón intentó acercarse diplomáticamente a China y Estados Unidos pero al final se radicalizó, en 1933 la resistencia no nacionalista en China-norte perdió y en 1936 venció, Alemania apostó por China y la Unión Soviética propuso un frente común contra el ascenso del fascismo. En Estados Unidos, la nueva administración Roosevelt se mantuvo en la línea de la diplomacia wilsoniana y defensa del “open door”, mientras el Congreso afianzaba la neutralidad del país con una serie medidas legislativas.
                • *
2. Del “Incidente de Mukden” a la Guerra Chino Japonesa (1931-1937)
Parte 2

Japón redefine su política

A finales de 1933 el gobierno japonés se propuso no tolerar más iniciativas militares que pudieran afectar su política exterior. Y respecto a esta, esperaba que la comunidad internacional aceptara el statu quo sin necesidad de renunciar a los territorios ganados, y entendiera que no existía vulneración del Sistema de Washington. No lo consiguió, por lo que el “Incidente de Manchuria” significó el fin de la cooperación política que Tokio había mantenido tradicionalmente con las potencias occidentales. Y a nivel interno, la desaparición de los últimos vestigios democráticos para dar lugar al comienzo de un período de auge totalitario, militar y nacionalista que duraría hasta el final de la guerra.

El ministro de exteriores, Hirota Koki, hizo un intento de mejorar las relaciones con Estados Unidos, pero dentro de un marco pan-asianista. Así, propuso un pacto bilateral por el que este reconocerían el Pacífico oeste como una zona de influencia japonesa, y a cambio Japón reconocería el dominio estadounidense en la zona del Pacífico este. Pero la administración norteamericana, por un lado, no admitía que Japón ocupara esa posición, y por otro, rechazaba el llegar a acuerdos bilaterales, en aras de preservar el Sistema de Washington. Londres, en cambio, aunque no se sustrajo explícitamente de él, lo fue vulnerando paulatinamente, por ejemplo al buscar acuerdos bilaterales con Alemania y Japón, por lo que estaba claro que dicho sistema internacional tenía los días contados. Chamberlain propuso a su gabinete incluso el reconocimiento de Manchukuo, aunque fue rechazado. Gran Bretaña continuó con la estrategia de apaciguar a Tokio mostrando una cara amable, y no se decidió a sumarse a la iniciativa de Moscú del Frente Popular que veremos enseguida.

Y respecto a la China nacionalista, Hirota Koki intentó un acercamiento diplomático. Su propuesta era una “doctrina Monroe” asiática: hacer causa común para suprimir la influencia occidental en Asia. También ofreció unir fuerzas para frenar la amenaza comunista. Chiag Kai-shek contemporizaba, esperando su momento. Mientras, las hiperquinéticas fuerzas terrestres japonesas del continente, el Ejército de Kwantung y el Ejército de Tientsin (una fuerza japonesa que en virtud del Protocolo Boxer garantizaba la comunicación con Pekín y otras ciudades chinas con delegaciones extranjeras), no cesaban de torpedear esa actuación diplomática.

Roosevelt entra en escena

Cuando Roosevelt accedió a la presidencia a principios de 1933, dejó claro a sus colaboradores que pensaba continuar la línea que su predecesor respecto a China, es decir, velar por el cumplimiento de los tratados internacionales y rechazar cualquier idea de acomodación, y a la vez evitar la guerra con Japón. Con lo que Estados Unidos seguía apostando por la filosofía política internacional propuesta por Wilson. También el secretario de estado (allí equivalente a un ministro de exteriores), Cordell Hull, un acérrimo defensor del statu quo, lo veía así. La importancia de lo último radicaba en que el presidente delegó en él (y los expertos en Asia del departamento de estado) gran parte de la delicada política exterior respecto a China y Japón, a pesar de no ser santo de su devoción.

Roosevelt estaba incómodo con los asuntos asiáticos, y mantuvo hacia los mismos hasta Pearl Harbor una actitud notablemente inhibida, en contraste con el interés que le suscitaba la política exterior europea, y en comparación con otros estadistas de su época, como Hitler y sobre todo Stalin, siempre encima de todas las áreas de la política exterior. Sin embargo, a pesar de dejar sobre sus hombros esa responsabilidad, Cordell Hull no era una elección de Roosevelt sino un compromiso con los sectores sureños del Partido Demócrata, y el presidente tenía por él poca empatía; algún autor incluso ha escrito que lo consideraba falto de experiencia y capacidad para la compleja situación asiática (Costello p.48).

Aunque algunos sectores de la administración estadounidense, decepcionados por la falta de soporte de las otras potencias al sistema de estabilidad internacional, consideraron aceptar la situación en Manchuria en aras de estabilizar la región, a Roosevelt no le convencía esta opción, inclinándose por un acercamiento a Moscú. Así, el reconocimiento de la Unión Soviética y el establecimiento de relaciones diplomáticas en noviembre de 1933, debían servir de advertencia ante la política expansionista de Tokio.

Estados Unidos legisla su neutralidad

A lo largo de los años 30 los aislacionistas y no-intervencionistas promovieron la aprobación de una legislación para asegurar que Estados Unidos no volviera a intervenir en conflictos ajenos. En el fondo yacía la convicción de que la participación en la PGM había sido un error y obedecido a intereses de los fabricantes de armas. Para la administración supuso una limitación en su política exterior, privándola de la posibilidad de establecer alianzas.

En 1935 el Congreso rechazó la petición del Departamento de Estado para que el presidente pudiera aplicar embargos de forma selectiva. La Neutrality Act de ese año establecía que el embargo de armas o equipo militar sería general para cualquier país en guerra. La de 1936 prohibió la concesión de préstamos a beligerantes, pero quedaron excluidos los de guerras civiles (lo que permitió a Franco comprar por valor de 100 millones de dólares) y en 1937 quedaron incluidas las guerras civiles, pero países señalados por el presidente podían comprar armas si se hacían cargo del transporte y pagaban en caja: el “cash and carry”.

Alemania y Extremo Oriente

A diferencia de otras potencias, Alemania no tenía que ir con tanto cuidado de no herir la susceptibilidad nipona por lo que accedió a la petición china de asesoramiento militar. Le interesaba China por sus potencial comercial, y Japón por el comercio también y en particular como factor de debilitamiento de Gran Bretaña y Francia, pero en la elección entre ambas potencias asiáticas, se inclinó por China, que ofrecía la ventaja de su gran riqueza en materias primas y ser un mercado mayor.

Invasión pro-japonesa de Chagar (China norte, 1933)

En el tramo final de la invasión de la provincia de Jehol (Operación Nekka), las fuerzas japonesas y manchús habían penetrado la vecina de Chahar (Mongolia Interior), donde fortificaron la ciudad de Dolonnur, al sur. Después intentaron crear al oeste una zona tampón, pero al no poder hacerlo directamente en virtud de la Tregua de Tungku, emplearon fuerzas chinas colaboracionistas, fomentando movimientos de independencia. No hubo reacción por parte de Chiang Kai-Shek, pero surgió un movimiento de oposición formado por milicias locales y de la vecina Jehol, apoyado por chinos residentes en el extranjero, a partir del cual se formó el Ejército Popular Antijaponés de Chahar que llegó a reunir unos 100.000 soldados. Las fuerzas pro-japonesas contaron con el apoyo de la aviación y artillería japonesas y aunque gozaron de una etapa inicial favorable, tras una serie de duros combates fueron expulsados.

A Chiang Kai-shek la presencia de esa fuerza fuera de su control no le hizo gracia y albergaba la sospecha errónea de que estuviera dominada por elementos comunistas. Se propuso debilitarla; por un lado ordenó cortar sus líneas de suministro, y por otro fomentó las disensiones internas y la división mediante sobornos, órdenes de asesinato, promesas, falsos rumores, etc. Lo logró y Japón lo aprovechó y en agosto (1933) invadió la provincia de nuevo, consiguiendo esta vez permanecer en ella.

La Unión Soviética propone el Frente Popular

La aprobación oficial de la tesis del Frente Popular en el 7º Congreso del Comintern (julio-agosto de 1935) significó una vuelta de la Unión Soviética a la escena internacional. Con una cara ahora distinta, sin el revestimiento revolucionario y radical de otros tiempos, daba un paso al frente para una causa tan elevada como la defensa de la paz y el orden mundial. Se trataba de una alianza de las fuerzas democráticas y antifascistas de todos los países contra la amenaza que suponía el fascismo de Alemania, Italia y Japón. Al definirla en términos dicotómicos, aportaba claridad conceptual a una situación internacional hasta entonces dominada por la incertidumbre y las contradicciones. Mediante el refuerzo militar de su frontera del Pacífico, Moscú enviaba también un mensaje a las demás potencias del valor que podía tener como un aliado.

Pero ni Estados Unidos ni Gran Bretaña querían enfrentarse de forma tan explícita a las potencias revisionistas, como quedó de manifiesto cuando les dejó hacer, por ejemplo tras la invasión italiana de Etiopía, la ocupación alemana de la zona desmilitarizada al este del Rin, y mantuvieron una decisiva -para el desenlace- neutralidad durante la Guerra Civil Española mientras Alemania e Italia apoyaron la insurgencia fascista. Gran Bretaña, por su parte, ayudó a China a restablecer su sistema financiero con la expectativa de que a cambio esta reconociera la situación de Manchuria. En contraste con la actividad de la política exterior británica, la norteamericana mostró poca iniciativa. No se sumó a la iniciativa del Frente Popular, pero tampoco quiso hacer ninguna concesión a Japón, ni en el tema de Manchuria ni en el de la paridad naval.

En ese momento Japón tuvo una oportunidad de salir del aislamiento internacional, pero no la aprovechó. Una facción de las fuerzas armadas que se habían alarmado con el refuerzo militar soviético en la frontera del Pacífico y también con la iniciativa del Frente Popular estaba en contra de la apertura hacia las potencias occidentales. Los militares japoneses se hallaban divididos entre unos que defendían la postura de prepararse para una guerra contra la Unión Soviética, y otros que abogaban por una estrategia para una “guerra total” en la que toda la sociedad habría de movilizarse para una previsible guerra general. Los defensores de la primera postura eran manifiestamente anticomunistas, en cambio los de la segunda estaban menos definidos ideológicamente y sus planteamientos tenían un cariz más científico. Del nivel de beligerancia entre ambas facciones, y de cómo respiraba la política japonesa en general, da idea el que los primeros asesinaran en 1935 al líder de los segundos, y que en 1936, en una nueva intentona golpista, asaltaran con una fuerza de 1.400 soldados mandados por jóvenes oficiales el Ministerio de Guerra y el Estado Mayor General, así como varias otras oficinas gubernamentales, asesinando a varios ministros. Fue el “Incidente del 26 de febrero”.

En Japón, la invalidación de facto de los acuerdos navales y la victoria de la facción de las fuerzas armadas partidaria de prepararse para la “guerra total” llevó a que el gobierno aprobara un plan de política exterior que contemplaba mantener la posición ganada en China, resistencia frente a la Unión Soviética, y expansión hacia el sur. Con lo que quedaban definidos los que iban a ser sus enemigos en una eventual guerra futura: Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña y China. La confirmación de esta política fue su entrada en el Pacto Anti-Comintern (25.11.1936). Aunque este pacto teóricamente se planteó como una colaboración contra la subversión comunista, estipulaba secretamente las condiciones de cooperación en caso de guerra con la Unión Soviética, y debía advertir a Washington y Londres.

Invasión pro-japonesa de Suiyan (China norte, 1936)

En abril de 1936 Japón contactó con elementos de la aristocracia mongola para fomentar, no ya la creación de un estado independiente, sino nada menos que la refundación del Imperio Mongol. El Ejército de Mongolia Interior resultante, formada por milicias, bandidos y mercenarios, constituía un grupo heterogéneo, indisciplinado, de frágil moral de 10.000 hombres. Junto con el Ejército Justo del Gran Han (6.000 hombres) invadieron en noviembre la provincia de Suiyan. Allí fueron detenidos por fuerzas chinas del general Fu Zuoyi, hombre ajeno tanto a nacionalistas como a comunistas. Aprovechando el caos en las filas invasoras, este contraatacó con un movimiento de flanqueo y las derrotó. La victoria tuvo en China una amplia resonancia y animó decisivamente la resistencia contra Japón. Se le ha considerado un detonante del “Incidente de Xian” que veremos continuación.

China 1933-1936
Imagen
elaboración propia

Secuestro de Chiang Kai-shek y cambio en la política nacionalista

En China varios acontecimientos llevaron a un cambio de actitud hacia la ocupación. Por un lado, la opinión pública era cada vez más antijaponesa, y por lo tanto la postura de apaciguamiento más criticada, provocando incluso una insurgencia separatista en Cantón, y por otro, el país se había reforzado en el plano financiero gracias a la ayuda británica, y militar por el asesoramiento alemán, por lo que, con una posición mejorada, no estaba dispuesta a seguir aceptando los humillantes términos del acuerdo previo. También el desenlace de la campaña pro-japonesa en Suiyan había dejado una sensación de confianza en las posibilidades propias.

En diciembre de 1936 Chiang Kai-shek se encontró en Xian con el joven jefe militar manchú aliado Zhang Xueliang (o Chang Hsüeh-liang, el hijo de Zhang Zuolin, el jefe militar asesinado por el Ejército de Kwantung en 1928) y favorable a la tesis del Frente Popular. Este quiso persuadirlo para que cesara en su guerra contra los comunistas y en su lugar hicieran causa común contra el invasor. El líder nacionalista no estaba por la labor; consideraba que una China fragmentada, con presencia importante de jefes militares independientes y fuerzas comunistas no sería capaz de hacer frente a Japón, por lo que había que esperar a que el país estuviera unificado bajo su mando.

En vista de que no lograba convencerlo, Zhang lo secuestró, junto a su plana mayor. Después estableció contacto con los comunistas. Estos estaban divididos; muchos, y entre ellos Mao, a favor de su ejecución. Pero intervino Stalin que valoró que esta resultaría perjudicial para la resistencia y contrario a los intereses soviéticos, y recomendó aprovechar la situación para una negociación ventajosa, presionando a Mao (que necesitaba la ayuda soviética) para que se aviniera a un acuerdo. Al secuestro se le conoce como el “Incidente de Xian”.

Chiang fue liberado y el Kuomintang y los comunistas dejaron de combatir entre ellos y unieron sus fuerzas contra Japón, por lo que China fue el primer país que suscribió la nueva tesis del Comintern. Como contrapartida, la Unión Soviética firmó con los nacionalistas un tratado de no agresión.

Japón: radicalización del poder civil

El cambio de la postura china alertó a algunos sectores en Japón, civiles y militares, que propusieron reorientar la política exterior ante el temor de que adquiriera una dinámica fatal irrefrenable. Frente a la postura favorable a un imperio autártico mediante conquistas militares, había quien proponía solventar el problema demográfico japonés apostando de nuevo por el libre comercio, para lo que Japón debía hacer marcha atrás, integrarse en el sistema de cooperación internacional y sacar partido de su capacidad industrial y comercial. Uno de ellos era el ministro de exteriores Sato Naotake, pero ni él ni el primer ministro, el general Senjuro Hayashi, lograron resistir la oposición tanto de las facciones más radicales del ejército como de la opinión pública. De la debilidad de su posición da idea la breve duración de su gobierno: de enero a mayo (de 1937).

El primer ministro sucesor fue el príncipe Konoe Fumimaro. Portavoz de las posturas más revisionistas, partidario entusiasta de la acción militar en Manchuria, su nombramiento y el del titular de exteriores en la persona de Hirota Koki (lo vimos antes: primer ministro en 1933, defensor del pan-asianismo), tras unos meses en que civiles y militares estuvieron divididos entre los que estaban por la integración en el sistema político internacional, y los partidarios de un nuevo orden en el este asiático dominado por Japón, representó una vuelta de tuerca en la radicalización y el aislamiento de Japón. Con esta designación quedaban retratadas, además, las preferencias o la debilidad del emperador y el Consejo Privado imperial.

* * *
Saludos

Fuentes:
■ COSTELLO J Ibid. p.47-52
■ HEINRICHS W “Threshold of War. Franklin D. Roosevelt & American Entry Into World War II” Oxford University Press (1988) p.18-20
■ IRIYE A Ibid. p.21-39
■ SHINICHI KITAOKA “Diplomacy and the Military in Showa Japan” en GLUCK C “Showa. The Japan of Hirohito” W.W.Norton&Co (1992) p.163-5
● Campaña de Mongolia Interior: http://en.wikipedia.org/wiki/Actions_in_Inner_Mongolia_(1933
● “Incidente del 26 de febrero”: http://en.wikipedia.org/wiki/February_26_Incident
● “Incidente de Xian”: http://en.wikipedia.org/wiki/Xi'an_Incident
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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Dom Ene 08, 2012 12:59 am

¡Hola!

Resulta sorprendente que, tras haber arrastrado a Japón a su radicalización, como hemos visto hasta ahora, no fuera el estamento militar sino el poder civil el que promovió la guerra con China, con la aquiescencia y probablemente el apoyo de la casa imperial, pero contra el criterio del Estado Mayor General del ejército.
                • *
3. De la Guerra Chino Japonesa al inicio de la Segunda Guerra Mundial (1937-1939)[/size]
Parte 1

Inicio de la Guerra Chino Japonesa

La noche del 7 al 8 de julio de 1937 una compañía japonesa fue tiroteada en las inmediaciones del puente de Marco Polo, al suroeste de Pekín. Fuerzas japonesas contraatacaron y hubo algunos muertos. Al principio nadie dio importancia a lo que parecía una escaramuza que, como tantas otras, se resolvería con el diálogo entre Nanking y Tokio, y los comandantes locales de cada bando. Sin embargo, por una serie de razones, se convirtió en el detonante de la guerra.

Konoe trató, en primera instancia, de frenar la escalada, pero cuando se levantaron voces en el sector civil que reclamaban una acción punitiva contra China, cambió de parecer y dió vía al plan de contingencia elaborado por el ejército, ordenando enviar 3 divisiones a Pekín. Dicha medida fue aprobada el 11.7.1937, el mismo día en que los comandantes locales chino y japonés habían alcanzado un acuerdo. Tampoco el Kuomintang lo respaldó, prohibiendo al general Sung Che-yüan acordar cualquier tipo de trato.

Chiang Kai-shek estaba atento al giro que habían tomado las políticas exteriores de las potencias occidentales hacia Japón y esperaba que, a resultas del aislamiento que este había escogido, podría obtener ayuda exterior, en virtud del Pacto de las Nueve Potencias. Además, se dejó contagiar por el optimismo del general Alexander von Falkenhausen, el jefe del grupo de asesores alemanes en China, que había pronosticado que con el consejo del grupo (había 70 consejeros), las fuerzas chinas serían capaces de “empujar a los japoneses más allá de la Gran Muralla”. Sobre la base de todo ello y para reafirmar su autoridad en la región de Pekin, fuerzas nacionalistas ocuparon la zona desmilitarizada que se había acordado en la Paz de Tangku.

Las expectativas de Chiang Kai-shek no se cumplieron y poco después la zona norte de China, Pekin y después Shanghai se hallaron en manos japonesas, sin que la ayuda exterior llegara en el momento, cuantía y forma que esperaba. Tokio y Nanking enviaron al frente grandes contingentes de tropas, y aunque había comenzado una guerra en toda regla, ninguno quería darle este nombre, para impedir que se convirtiera en un obstáculo para recibir ayuda militar externa debido a los acuerdos y leyes de neutralidad.

La impulsiva actuación de Konoe dio al traste con el proyecto de política exterior de buscar la cooperación china para reducir la influencia occidental y combatir el comunismo. Además, el EMG japonés no tenía planes para una guerra de este tipo con China, y la consideraba contraproducente puesto que desviaba los recursos para la preparación de un futuro enfrentamiento con las grandes potencias. Y también porque aumentaba las probabilidades de un enfrentamiento directo con la Unión Soviética. Japón carecía de objetivos definidos para esta guerra, así como de un marco satisfactorio para ponerle fin

Reacciones

China esperaba que Alemania continuara suministrándole armas y asesoramiento, y que se pusiera de su parte. Pero esta no quería ir tan lejos. Hacerlo podría enfadar a Japón y debilitar el Pacto Anticomintern. Por otro lado, abandonar China haría que esta pidiera ayuda a la Unión Soviética y entonces Tokio podría llamar a Berlín invocando el susodicho pacto también, cosa que en ese momento no le convenía. Finalmente decidió adoptar una postura de neutralidad y ofrecerse como mediadora.

La Unión Soviética es quien tenía más razones para ayudar a China pero no quería intervenir directamente en el conflicto de una forma aislada respecto a la comunidad internacional. Además, era un mal momento para una confrontación directa con Japón al hallarse en plena purga política de su oficialidad. Moscú se dirigió entonces a Washington, Londres y París, pero estas no estaban dispuestos a ir tan lejos, y se limitaron a una condena moral y algunas medidas económicas superficiales.

Estados Unidos hizo un llamamiento a la cooperación internacional pero no fue más allá para presionar a Japón. Ayudó a China en alguna medida con equipo militar, aprovechando que no era una guerra oficialmente declarada, lo que fue denunciado por grupos aislacionistas. A principios de octubre, en lo que se denominaría después el “discurso de la cuarentena”, Roosevelt anunció la disposición de Estados Unidos de abandonar su aislacionismo y neutralidad, en una advertencia implícita dirigida a Alemania, Italia y Japón. Sin embargo, por diferencias en el seno de la administración, en la Conferencia de Bruselas de las Nueve Potencias el delegado estadounidense vetó la iniciativa de Gran Bretaña y Francia de imponer a Japón sanciones económicas.

China desconfió inicialmente de la mediación alemana y apeló a la Liga de las Naciones, pero a resultas de la tibieza de su respuesta, así como de la falta de acuerdo de la reunión de los firmantes del Pacto de las Nueve Potencias, rebajó sus condiciones para aceptar un alto el fuego. Fue entonces cuando se produjo un hecho que dio al traste con todo.

La masacre de Nanking y el hundimiento del USS Panay

Tras un exitoso desembarco japonés en Shanghai, su retaguardia, las tropas chinas se retiraron masivamente a Nanking. La capital del Kuomintang fue atacada, el gobierno nacionalista la abandonó para establecerse en Kankow, y el 13 de diciembre se produjo su caída. Las semanas siguientes las tropas japonesas protagonizaron una masacre masiva y particularmente sádica que dejó entre 260.000 y 350.000 víctimas. A los perpetradores no les amilanó la presencia de delegaciones extranjeras, cuyo testimonio horrorizado fue cabecera de toda la prensa internacional y sacudió a unas opiniones públicas que consideraron que Japón no era digna ya de formar parte de la comunidad internacional, con lo que aumentó todavía más su aislamiento.

Aquí hay un hilo de José Luis sobre Nanking: El horror de Nanking.

El día antes de la caída de Nanking, aviones japoneses hundieron intencionadamente la cañonera estadounidense Panay mientras evacuaba de Shanghai al personal diplomático y civil de su país. Japón ofreció disculpas enseguida, mostrándose dispuesto a pagar reparaciones, y Estados Unidos lo aceptó. Los futuros contendientes querían en ese momento evitar a toda costa cualquier tipo de escalada militar.

Aquí hay un hilo de Kurt_Steiner sobre el hundimiento de la cañonera: El hundimiento del USS Panay

Consecuencias de Nanking y Panay

Aunque Washington aceptó las disculpas de Tokio, ambos hechos movieron a Roosevelt, que hasta entonces se había mostrado muy pasivo, a contactar con Gran Bretaña para una cooperación de sus armadas en el Pacífico oeste. Así, a principios de 1938 se produjeron contactos en Londres entre representantes estadounidenses y británicos que no dieron frutos directos, pero que significaron el principio de la colaboración entre ambos países para plantar cara a Japón. Gran Bretaña no quería ir más lejos, por lo que en principio esa colaboración se limitaba al espacio Asia-Pacífico y dejaba fuera Europa y África que quería controlar por sí misma. Esos contactos significaron que la Guerra Chino-Japonesa dejó de ser sólo un asunto bilateral. Por la misma época, y sin que formaran parte de acuerdo alguno, Estados Unidos envió unidades navales principales del Atlántico al Pacífico.

La cautela que había mostrado ante Estados Unidos con el Panay faltó, sin embargo, a Japón en la negociación del cese de hostilidades con China. Un Konoe envalentonado por el logro militar aumentó sus exigencias, por lo que Alemania veía próximo el fin su mediación y que tendría que tomar postura. El remate fue la declaración de Konoe de no reconocer al gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek, lo que hacía inviable cualquier posibilidad de salida negociada.

Tras meses de dudas, a principios de 1938, Alemania decidió alinearse oficialmente con un Japón al que pronosticaba la victoria, en un gesto que debía obligar a Gran Bretaña y la Unión Soviética a distraer fuerzas lejos del escenario europeo en vísperas del Anschluss de Austria y la invasión de Checoslovaquia. Y en mayo reconoció el estado de Manchukuo. Pero en Japón, donde el fascismo despertaba simpatías y se levantaron voces para una alianza, el gobierno se mantuvo cauto ante la posibilidad de ligar su destino al de Alemania, y las consecuencias de profundizar el cisma con las otras potencias.

El final del apoyo de Alemania supuso un duro golpe para el Kuomintang, que no sabía si podría contar con Gran Bretaña y Estados Unidos, y dependía cada vez más de la ayuda soviética.

* * *

Saludos cordiales

Fuentes:
■ COSTELLO J Ibid. p.51-8
■ IRIYE A Ibid. p.41-54
● Yue_Fei: http://en.wikipedia.org/wiki/Yue_Fei
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Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por la_respuesta » Dom Ene 08, 2012 8:56 am

Hola a todos!

Desde un tiempo hasta ahora me ha estado interesando el Frente del Pacifico, un tema que solo lo conocía muy superficialmente (demasiado superficialmente diría yo, y aun así me quedo corto :lol: ) pero que le he agarrado últimamente cierto gustillo. Por ello es que no puedo menos que exclamar: “Grande Grossman!!!”, ya que tus aportes son siempre muy atractivos y con muchas imágenes y mapas.

Seguiré atento a las futuras entregas e intervenciones de los foristas.

Adieu!

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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por pite ungar » Mié Ene 11, 2012 10:04 pm

Gracias Grossman , está muy bien explicado , gran trabajo.

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Buques nipones bajo ataque en Sanghai 1937

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Re: Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por Grossman » Jue Ene 12, 2012 12:25 am

¡Hola!

Me alegra que el tema despierte interés, y las palabras de ánimo :-D ¡gracias!

Como para la_respuesta, también para mí la Guerra del Pacífico ha sido un descubrimiento reciente, y ahora me tiene cautivado. Porque hubo aspectos que no se dieron -o no con esa magnitud- en otros escenarios. Como por ejemplo la nueva forma -aeronaval- de hacer la guerra en el mar. Me ha interesado en particular y no lo conocía, la importancia de la contribución militar de China al esfuerzo de la guerra, por el gran coste estratégico que supuso para Japón. Y sobre todo me ha atrapado lo que es el tema de este este hilo (o serie de hilos si llego al final), porque al ser una guerra no deseada por ninguna de las partes, a diferencia del escenario europeo con Hitler, en la del Pacífico hubo más posibilidades políticas y diplomáticas de evitarla.

Dado que la Guerra Chino Japonesa ocupa todavía una posición marginal en la historiografía divulgativa y no es fácil hallar material gráfico sobre la misma, con excepción de la masacre de Nanking, dejo un enlace del Axis History Forum donde -a día de hoy- hay 21 páginas de fotografías: China at War 1895-1949. The War in Pictures

Saludos a todos
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Orígenes de la Guerra del Pacífico I (1920-1939)

Mensaje por maxtor » Jue Ene 12, 2012 1:25 am

Saludos cordiales.

La verdad es que el trabajo que has efectuado y su exposición son para quitarse el sombrero, muy bien explicado y con buena lógica argumental.

Me gustaría preguntarte cómo valoras la victoria japonesa sobre la Rusia imperial en 1904 – 1905, ya que fue una guerra donde por primera vez un ejército asiático vencía a tropas europeas, por lo menos en una guerra “moderna” y en algún libro de historia creo recordar que dicha victoria en Japón supuso un punto de inflexión ante anteriores humillaciones occidentales, tales como la entrada de una escuadra del marina de guerra norteamericana en Tokio en 1854 o los bombardeos por la armada británica de Kagoshima y Shimonoseki en 1862 - 1863.

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