La Batalla de Midway

La guerra en el Pacífico

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MIDWAY desde el punto de vista CRIPTOGRÁFICO

Mensaje por Verdoy » Mar Jun 28, 2005 6:53 am

Transcurrido un mes del ataque a Pearl Habour, Japón dominaba un arco de 18.000 km del Pacífico, desde el archipiélago japonés hasta Nueva Guinea. Con su poderío aéreo profundamente reducido, los Estados Unidos se encontraban en una situación delicada para defender sus territorios en el Pacífico, y montar una ofensiva contra Japón era poco realista. Hasta que la industria bélica norteamericana pudiese restaurar el equilibrio de armas en el Pacífico, los esfuerzos de los criptoanalistas para descifrar los mensajes secretos de los japoneses eran vitales para la seguridad de PH..., de hecho, para la seguridad de USA.

En el edificio de administración del 14º Distrito Naval en PH, cuartel general de la inteligencia naval para el Pacífico, la no detección de los planes japoneses para atacar la base había sido desalentadora. Pero a los hombres de la Unidad de Inteligencia de Combate, que trabajaban en dos habitaciones subterráneas aisladas por puertas de acero no se les permitió autocompadecerse por mucho tiempo. El comandante responsable de los esfuerzos de los 25 criptoanalistas, monitores de radio, analistas de tráfico y traductores, era Joseph John Rochefort,

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Rochefort
http://usna.com/News_Pubs/Publications/ ... hefort.jpg

Al cabo de poco tiempo ya estaban trabajando 84 horas por semana, un régimen que les volvió ojerosos y pálidos y les diferenciaba por completo de los robustos y bronceados marineros de la base tropical. Entre los hombres del equipo había especialistas en lengua japonesa retirados del servicio en alta mar, reservistas navales de tierra firme y otros muchos de diversas procedencias tales como los músicos de banda del acorazado California. Éstos últimos demostraron estar particularmente bien dotados para el análisis criptográfico.

Rochefort era un marino de carrera que había pasado su vida al servicio de la armada. En 1925 había ayudado a fundar la unidad criptográfica de la armada. En los años intermedios había trabajado en la embajada norteamericana en Tokio, donde había aprendido a hablar fluidamente en japonés, y a bordo del buque insignia del comandante del Pacífico, donde había aprendido muchas cosas acerca de los movimientos de flotas. Ahora, al mando de su reino subterráneo de PH con un batín rojo encima de su uniforme de la marina y zapatillas de fieltro en los pies, Rochefort superaba a sus hombres realizando guardias de 16 y 20 horas. Ocasionalmente, cuando la tensión de tantas horas de trabajo le vencía, se acostaba en un camastro de una esquina para echar una pequeña siesta...., pero siempre estaba listo, a cualquier hora del día o de la noche, para ayudar con un problema o compartir el triunfo de un descubrimiento de un miembro de su equipo.

Rochefort sólo abandonaba la cámara acorazada subterránea para un corte de pelo, un baño o una entrevista con sus superiores del Distrito Naval y el estado mayor del almirante Nimitz, comandante en jefe de las fuerzas navales estadounidenses en el Pacífico. Otros componentes vitales del grupo fueron Thomas H. Dyer, Wesley A. Wright y W. J. Holmes (1).

Pocas personas sabían lo que los hombres de la unidad de Rochefort hacían tras las puertas de las cámaras subterráneas. El principal objetivo de la unidad era resolver el complejo sistema de cifras que la Armada Imperial japonesa utilizaba para sus comunicaciones tierra-mar. Para codificar sus mensajes, la marina japonesa no dependía de la máquina utilizada en las embajadas niponas; esa máquina no había sido producida en masa, y su coste impedía equipar a toda la flota con ella. En lugar de ello, la armada japonesa utilizaba libros de códigos impresos y tablillas de cifras que se distribuían periódicamente entre los barcos de la flota.

Más de la mitad de los mensajes de radio de la armada japonesa era enviada en una forma que los hombres de PH conocían como JN-25: una combinación de códigos y cifras. El código tenía un número de cinco dígitos para casi todas las palabras, frases y títulos necesarios para comunicar cualquier mensaje naval concebible; más de 30.000 palabras, frases, sílabas y letras estaban ordenadas alfabéticamente, con sus equivalentes numéricos, en libros de códigos similares a diccionarios, de los cuales una selección hipotética podría ser:

Atacar (ando, ado) 73428
Acorazado (s) 29781
Crucero (s) 58797
Destructor (es) 36549
Enemigo 38754

Sobre esta base, la frase “destructores atacando cruceros enemigos” sería codificada como 36549 73428 38754 58797. Sin embargo, antes de enviar el mensaje, un oficial de comunicaciones lo traducía a códigos. Para hacerlo, elegía un número de una tabal de cifras, que consistía en columnas de húmeros aleatorios de cinco cifras. Si la cifra elegida era, por ejemplo, 20036, restaba 20036 del número-código para destructores, 36549, y le quedaba 16513. Luego codificaba la palabra “destructores”, escribiendo 16513 en su mensaje. Sustraía la cifra que venía inmediatamente después, pongamos 62115, del número-código 73428 – “atacando”- , le daba 11313 y lo convertía en el segundo número del mensaje cifrado, y así sucesivamente. Al enviar el mensaje, indicaba a la estación receptora la página, la columna, y la línea de la tabla de cifras de la que había empezado a elegir números.

En la estación receptora, otro oficial de comunicaciones- con una tabla de cifras idéntica- invertía el proceso para descifrar el mensaje, añadiendo la primera cifra del mensaje al primer número de la tabla de cifras, la segunda al segundo, y así sucesivamente, revelando de esta manera los grupos de códigos originales. Luego buscaba las sumas resultantes en el libro de códigos para encontrar las palabras japonesas equivalentes.

Puesto que la relación entre los números transmitidos y los números-código parecía aleatoria, el sistema tendría que haber sido inexpugnable, y los japoneses estaban convencidos de que así era. Pero el sistema tenía un defecto serio. La armada japonesa cambiaba sus libros de códigos y tablas de cifras sólo una vez cada varios meses. Esto significaba un uso frecuente de los mismos números en la misma secuencia. La repetición permitía que, una vez descubierto el sistema, los criptoanalistas tabularan los números-código. Cuando se interceptaba un nuevo mensaje y se descifraba una sola palabra de él, podían alinear el resto de los números del mensaje junto a la tabla apropiada, añadir los números de la cifra a los números del mensaje palabra por palabra, encontrar los grupos de códigos subyacentes y luego proceder a reconstruir el significado del mensaje.

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Almirante Nimitz
http://www.nimitz-museum.org/images/nimitzwithbinoc.jpg

Además, los norteamericanos que interceptaban los mensajes japoneses tenían una variedad de pistas para ayudarse. Una de ellas era que la ubicación del barco que enviaba el mensaje podía obtenerse de los ángulos de su haz de radio medidos por dos o más puntos de recepción americanos. Si en un día determinado la localización de varios mensajes interceptados coincidía con una información enviada por la flota estadounidense – por ejemplo, a una hora determinada del mismo día cinco destructores japoneses habían atacado a un crucero estadounidense-, los criptoanalistas norteamericanos podían distinguir entre los mensajes interceptados aquel día aquellos enviados desde cualquiera de los destructores que habían atracado al crucero.

Luego, un sutil rasgo humano ayudaba a los criptoanalistas en su esfuerzo por reducir las posibilidades. La manera en que un radio operador pulsa el manipulador es tan personal como su caligrafía. Tras un tiempo, los escuchas estadounidenses aprendieron a identificar a los barcos del enemigo por la idiosincrasia de sus radiotelegrafistas. Del operador a bordo del buque insignia japonés Akagi, por ejemplo, uno de los hombres de PH dijo que “le da al manipulador como si lo estuviese pateando”.

Más aún, ciertos tipos de mensajes –informes de avistamientos, por ejemplo- seguían normas fijas, y con el tiempo los criptoanalistas aprendieron a identificar algunas palabras vitales. Los primeros dos o tres números de cualquier mensaje representaban el nombre del barco y, a veces, el nombre de su comandante (que por lo general tenía un identificativo de tres letras) más la palabra “envía”. Luego venía un número que llamaba la atención porque tenía seis cifras en lugar de cinco. Los criptoanalistas descubrieron que este número combinaba la fecha con la hora de transmisión, y llamaron a esta parte del mensaje el grupo fecha/hora.
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Mensaje por Verdoy » Mar Jun 28, 2005 6:54 am

En algún lugar del mensaje estaba la ubicación del barco, generalmente en forma de números que representan un par de letras. Este código separado era uno de los más difíciles de descifrar; para determinar la localización del barco, los criptoanalistas dependían, la mayoría de las veces, de sus propios goniómetros.

Empleando estas pistas, los criptoanalistas que examinaban un mensaje interceptado podían empezar con ciertos elementos conocidos: el nombre del barco que transmitía y su comandante, la palabra “envía”, una fecha, una hora, y, muy probablemente, palabras como “destructor, “atacando”, “enemigo” y “crucero”.

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Almirante Yamamoto
http://www.cs.utexas.edu/users/jhchuah/ ... mamoto.jpg

El abundante número de mensajes interceptados a lo largo de varias semanas permitió a Rochefort y sus hombres hacer algunas conjeturas inspiradas que proporcionaron una serie de grupos de códigos básicos y sus definiciones. Se dedujo que un pequeño barco que frecuentemente operaba con varios portaaviones era un petrolero. Cada vez que los portaaviones requerían la presencia del petrolero se podían descubrir unos cuantos grupos de códigos más, tales como los equivalentes de las palabras “repostar” y “encuentro” y los nombres de los lugares favoritos de reabastecimiento.

Huelga decir que el trabajo de Rochefort no siempre progresaba de manera uniforme. Sin embargo, poco a poco los criptoanalistas de PH fueron resolviendo los misterios. Mientas lo hacían, fueron comprobando sus propios “diccionarios” de grupos de códigos y tablas de cifras. En abril de 1942 ya habían desentrañado cerca del 30 por ciento del sistema japonés...., una fracción que demostró ser mucho más decisiva de lo que sugería su tamaño.

En los primeros meses tras el ataque a PH, mientras los hombres de Rochefort mordisqueaban trocitos del JN-25, Yamamoto y su principal estratega, el capitán Kameto Kuroshima prepararon un plan elaborado para destruir la Flota del Pacífico y anclar la línea de defensa japonesa de avanzada en las islas Aleutianas, frente a Alaska, en la isla Midway, en el Pacífico central...., todo en un solo golpe bien coordinado La clave de la operación sería Midway, un par de atolones que la Flota del Pacífico estaba obligada a defender por la seguridad de PH, 2.000 km al sudeste. Las islas Aleutianas serían un objetivo secundario. En abril, en el secreto más estricto, Yamamoto y Kuroshima propusieron su plan al Cuartel General Imperial Japonés, consiguiendo que se aprobara el 5 de mayo. Solicitaron 160 barcos – la mayor flota de combate de la historia moderna – que serían divididos en diez fuerzas expedicionarias. La primera fuerza asaltaría las islas Aleutianas, con un masivo ataque aéreo a Dutch Harbor, en la isla Unalaska, y desembarcos de tropas en las islas de Kiska y Attu. Este ataque debía hacer creer a los americanos que el principal objetivo de la flota era Alaska o, incluso, la costa occidental de los USA. Luego, una fuerza expedicionaria compuesta por cuatro portaaviones atacaría la isla Midway a la mañana siguiente.

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Teatro de operaciones
http://www.users.bigpond.com/pacificwar ... ayMap2.jpg

Se esperaba que la Flota americana abandonara PH y corriese al rescate de Midway. En ruta, la flota sería interceptada por una fuerza de avanzada de 15 grupos de submarinos, aporreada por aviones de cuatro grupos de portaaviones bajo el mano del almirante Nagumo y rematada por la fuerza principal – compuesta por el acorazado de 72.500 tn Yamato, dos acorazados más pequeños y un portaaviones ligero – dirigida por el propio Almirante Yamamoto. Una fuerza capturaría Midway y la convertiría en una base aérea japonesa para bombardear PH (con la intención de acabar de una vez por todas con la base naval estadounidense). Luego, los japoneses se dirigirían al sur y aislarían Australia y Nueva Zelanda..., separando a las fuerzas navales norteamericanas y británicas en el Pacífico.

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Plan de ataque japonés
http://www.ccc.nps.navy.mil/images/si/midway_map1.jpg

La primera indicación que recibieron los USA del plan que están tramando los japoneses llegó la primera semana de mayo, cuando las hondas hertzianas del Pacífico empezaron a transportar la multitud de mensajes radiotelegráficos necesarios APRA reunir, abastecer, repostar y despachar los barcos. Directrices, preguntas y respuestas iban y venían por los canales de mando y entre los navíos, transmitiendo las partes correspondientes del complejo plan a los comandantes encargados de llevarlas a cabo. Puesto que Yamamoto no tenía la menor idea de que los criptógrafos de PH habían empezado a descifrar el JN-25, estaba convencido de que su plan sorprendería y atraparía a la flota estadounidense. Sin embargo, el 30 por ciento del vocabulario del JN-25 que los americanos habían descifrado representaba los términos utilizados por lo japoneses en operaciones de flotas, y hacia mediados de mayo Rochefort había descubierto un asombroso 90 por ciento del plan de Yamamoto. Si las reducidas fuerzas de Nimitz lograban situarse en el lugar exacto en el momento preciso, tendrían una cierta probabilidad de desbaratar el masivo asalto de Yamamoto. ¿Pero cuándo y dónde se produciría el ataque? En el diez por ciento de los mensajes que los estadounidenses no podían descifrar estaban ocultas las dos cosas que más necesitaba saber el almirante Nimitz: el principal objetivo de la operación, que estaba identificado únicamente por las letras AF, y la fecha en que empezaría la operación. En este caso, la fecha estaba incrustada en una cifra que se resistía a todos los esfuerzos de los hombres de Rochefort.

Un día, el principal traductor del equipo, teniente comandante Finnegan, notó la presencia de las letras AF en un mensaje de un avión de exploración japonés que volaba sobre Midway. Rochefort comparó inmediatamente las letras con un mapa de cuadrícula japonés recientemente capturado y descubrió que las letras A y F eran las coordenadas de un área que abarcaba la isla de Midway. Sólo sobre esta base Rochefort se sintió inclinado a creer que la suposición de Finnegan era correcta, y lo mismo pensó el almirante Nimitz. Convencer a la Jefatura conjunta en Washington era más difícil. A los jefes conjuntos el argumento presentado les pareció endeble. Creían que AF podía referirse, también, a Nueva guinea, las islas Salomón o, incluso, la costa occidental de los USA. Por consiguiente, desaconsejaron la retirada de barcos de estas áreas para proteger Midway.

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Islas Midway
http://www.fishdive.com/midway/History/theisle.jpg

Pero Rochefort se mantuvo firme en su convicción y, con la aprobación de Nimitz, preparó un plan que confirmaría la corazonada. Dio instrucciones al comandante de la base naval de Midway que enviase un falso mensaje radiotelegráfico de Midway informando de que el purificador de agua de la isla se había roto. Pronto, de la estación de escucha japonesa en la isla Wake, llegó el informe interceptado de que AF pronto se quedaría sin agua. Eso fue suficiente para Nimitz. La fecha del ataque seguía siendo un misterio, pero actuó de inmediato para concentrar sus escasos recursos alrededor de Midway. Desde el mar del Coral hizo venir en secreto a los portaaviones Enterprise y Hornet, dejando atrás un crucero para imitar los mensajes de radio de los portaaviones ausentes de modo que los japoneses no notaran su desplazamiento. De PH mandó trasladar el portaaviones Yorktown....., preparando otra sorpresa para los japoneses. El Yorktown había sido tan severamente dañado en una batalla con los japoneses en el mar del Coral, el 8 de mayo, que los japoneses creían que había sido hundido; pero, en realidad, el buque había sido reparado en dos días en PH. Nimitz quería que los portaaviones americanos alcanzasen Midway antes de que los submarinos japoneses llegasen a aguas próximas y los viesen; luego permanecerían alertas frente a las costas de Midway. A l isla también envió 28 cazas y unos cuantos bombarderos B-17; estos aviones y sus pilotos iban a tener que realizar el primer ataque a la flota de Nagumo mientras los buques estadounidenses se colocaban en posición.

En todo este despliegue de fuerzas, Nimitz hizo una concesión a los Jefes de Estado Mayor Conjuntos, que seguían dudando de que Midway fuese el objetivo principal: envió al contra almirante Theobald con 13 destructores y cinco cruceros a proteger los accesos occidentales a las islas Aleutianas, que podían ser utilizadas como escalones para llegar a la costa occidental de los USA.

El 23 de mayo, las fuerzas norteamericanas estaban ocupando sus posiciones, y sólo quedaba por determinar la fecha del ataque japonés a Midway. Por deducciones lógicas se había llegado a una fecha entre el 1 y el 10 de junio.
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Mensaje por Verdoy » Mar Jun 28, 2005 6:56 am

Se estaba acabando el tiempo: el 1 de junio, los japoneses pondrían en vigor un nuevo grupo de códigos y cifras y los norteamericanos tendrían que empezar otra vez desde cero para desentrañar el nuevo sistema. A últimas horas de la tarde del 23 de mayo, Finnegan se acercó a Ham Wright, que estaba a punto de cenar tras una jornada de doce horas y le pidió que se quedara a echar una mano. Wright se dirigió con Finnegan a una mesa despejada, y juntos se pusieron a trabajar en las cifras de fechas de cuatro mensajes. Uno era un mensaje nuevo relacionado con Midway; los otros tres habían sido interceptados más temprano. Los mensajes habían sido descifrados en su totalidad excepto por las cifras de las fechas, que los hombres aún no habían conseguido resolver.

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Imagen de la batalla
http://www.fishdive.com/midway/WWII/battlesh.jpg

Mientras trabajaban, Wright tuvo una inspiración. Ya sabía que los japoneses tenían dos alfabetos, cada uno de ellos con distintas combinaciones fonéticas. Ambos eran utilizados en la codificación. Hasta la fecha un alfabeto había sido utilizado en algunos mensajes, el segundo en otros. Él había intentado descifrar los números con respecto a cada alfabeto por separado, y no había sacado nada en claro. De pronto se le ocurrió que las esquivas cifras podrían contener los dos alfabetos combinados. Para poner a prueba esta nueva idea, Wright y Finnegan dibujaron una cuadrícula: ordenaron los caracteres de un alfabeto horizontalmente y los del otro en vertical. Los dos hombres tardaron toda la noche en llenar la cuadrícula y comparar las cifras de las fechas con las 2.209 posibles combinaciones. Pero la teoría funcionó. Los cuadrados dieron sílabas que podían ser leídas como verdaderas palabras. A las 5:30 de la mañana despertaron triunfantes a Rochefort para decirle que los japoneses atacarían Midway el 4 de junio. Rochefort se dirigió a toda prisa al cuartel del almirante Nimitz para anunciar la fecha exacta del ataque a Midway. Mientras avanzaba el día, los servicios de inteligencia de Nimitz examinaron toda la información de la que ahora disponían, y finalmente sacaron nuevas conclusiones. “Vendrán por el noroeste, sobre la marcación 325 grados, y serán avistados a unos 280 km de Midway, hacia las 0600 hora de Midway”, concluyó uno de los hombres del equipo de Nimitz.

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Portaaviones japonés atacado
http://www.ehistory.com/wwii/articles/m ... way003.jpg

La información les llegó justo a tiempo. Tres días más tarde, el 27 de mayo, el almirante Nagumo, al mando de la fuerza expedicionaria de cuatro portaaviones desde el Akagi, señaló a través de su operador de radio: “salida en la hora prevista”. La Orden General Imperial nº 94 sonó por los altavoces de unos 160 barcos: “Destruiremos la flota del enemigo que aparecerá cuando la operación esté en marcha”. Nagumo registró satisfecho en su resumen de inteligencia que “el enemigo no está al tanto de nuestros planes”.

El almirante Nimitz siguió los acontecimientos de los días siguientes a través de los informes del reconocimiento aéreo norteamericano transmitidos a su puesto de mando en PH. El 4 de junio anotó con triunfal satisfacción que Nagumo había sido avistado frente a Midway a las 5:20 mientras salía el sol. Las radios de los barcos japoneses estaban ahora en silencio, como ocurría siempre antes de una batalla. Pero de la estación norteamericana en Midway llegó un cable escueto que decía: “Ataque aéreo a Midway”, revelando así que Nagumo había lanzado sus aviones antes de lo esperado. ¿Lograrían los portaaviones estadounidenses colocarse en posición de combate contra los portaaviones de Nagumo antes de que los aviones japoneses atacasen la isla por segunda vez?

Durante dos horas las radios permanecieron silentes, la tensión de la espera interrumpida únicamente por un informe de Midway según el cual, salvo tres, había perdido sus cazas en ataques de aviones cero japoneses. Luego, Rochefort empezó a transmitir por teléfono a Nimitz noticias que había estado recogiendo poco a poco de informes radiotelegráficos japoneses a Nagumo. El primero de ellos indicaba que un avión de reconocimiento japonés había avistado los cruceros y destructores americanos frente a Midway. El segundo decía que, aparentemente, un portaaviones estaba siguiendo a la retaguardia de la formación estadounidense. Un tercero advertía a Nagumo: “Diez aviones torpederos del enemigo dirigiéndose hacia usted”.

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Bombarderos en picado Dauntless
http://www.vw.cc.va.us/vwhansd/HIS122/Images/Midway.gif

Ahora por fin la flota japonesa rompió su silencio con dos mensajes largos. El equipo de Rochefort no pudo interpretarlos porque habían sido transmitidos en una nueva cifra. Pero Rochefort y sus colegas llegaron a una conclusión satisfactoria. Los mensajes habían sido transmitidos por una mano particularmente dura, lo que quería decir que provenían del Akagi. Varias horas después de la batalla, Nimitz recibiría un informe según el cual las nubes habían oscurecido una parte del la flota japonesa para la primera oleada de 41 aviones torpederos estadounidenses, de modo que sus politos volaban rectos hacia el desastre. Sin apoyo de los cazas norteamericanos, pronto hallaron la muerte; sólo seis de los aviones y siete de los pilotos sobrevivieron al ataque.

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En acción
http://webpages.marshall.edu/~rogusky1/sbd.jpg

A las 6:00 los bombarderos de vuelo en picado americanos se hallaban en camino hacia los japoneses. Era el turno de los yanquis de romper el silencio radiotelegráfico, pero sólo brevemente. Por las ondas llegó la voz del capitán Browning, jefe des estado mayor a bordo del buque de mando. “¿Ataquen de inmediato!”, gritó en respuesta al informe de avistamiento del piloto del bombardero. Luego las radios volvieron a callar por tanto tiempo que Nimitz no tuvo otra opción que preguntar irritado si los portaaviones habían atacado al Akagi, y cómo estaban reaccionándolos japoneses. “Hasta ahora nada”, le respondieron. “Hemos intentado todas las frecuencias que conocemos”. La ausencia de mensajes del buque insignia japonés podía ser una señal prometedora de que había sido alcanzado, y poco antes del mediodía Rochefort confirmó la noticia. Un largo mensaje con indicativos de Nagumo había sido interceptado, y no había sido enviado por el oficial de comunicaciones del Akagi, sino por un operador de pulso más suave reconocible como el oficial del crucero Nagara. La presencia de Nagumo a bordo del Nagara sólo podía querer decir una cosa. El Akagi no estaba en acción.

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Hiryu humeante
http://www.centuryinter.net/midway/grap ... sho_ac.jpg

Pero otros barcos japoneses seguían combatiendo tenazmente. Al mediodía llegó el mensaje del líder de un escuadrón japonés a su barco: “Estamos atacando el portaaviones enemigo”, seguido de la escalofriante orden a sus aviadores: ¡”Atacad”!. Casi simultáneamente llegó una sucinta confirmación en inglés del Yorktown: “Estamos siendo atacados por un gran número de bombarderos enemigos”. No cabía duda de que había aviones volando desde al menos un portaaviones japonés, y una bomba había alcanzado al Yorktown. La batalla de Midway resultó ser la última para este buque; quedó tan gravemente dañado que más tarde tuvo que ser remolcado por otro barco y fue hundido por un torpedo antes de llegar a PH para ser reparado.

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Yorktown siendo remolcado después de la batalla
http://www.usncva.org/clog/images/yorktown.jpg

No fue sino hasta las 22 horas que el almirante Nimitz recibió un informe completo de las acciones del día y la noticia tranquilizadora de que Midway seguía en manos americanas. La batalla se había extendido por centenares de kilómetros y había durado todo el día. Tras un choque de media mañana en el que habían muerto muchos pilotos americanos pero tres portaaviones del enemigo habían sido incendiados, los aviones del Enterprise y el Hornet habían dado alcance a una flota japonesa que se batía en retirada a las 17 y 18 horas y hecho impacto en el cuarto portaaviones y en dos cruceros pesados. Al atardecer, los cuatro portaaviones japoneses estaban inertes en el agua y ardiendo. El almirante Yamamoto no tardó en enviar a casa a la principal flota de batalla y en retirar a la fuerza de invasión de Midway.

(1). Teniente comandante Thomas H. Dyer: Antes de la guerra, cuando los ordenadores prototípicos que podían almacenar y clasificar información por medio de tarjetas perforadas fueron introducidos para fines comerciales, Dyer había sido uno de los pioneros en la aplicación de estos sistemas de tarjetas al criptoanálisis.

Teniente comandante Wesley A. Wright: Graduado en Anápolis, Wright se había interesado por el criptoanálisis gracias a unos criptogramas de aficionados que la armada publicaba en un boletín mensual.

Comandante W. J. Holmes, ex comandante de submarinos. Servía como enlace entre la Unidad de Inteligencia de Combate y el departamento de inteligencia del almirante Nimitz.

Fuente: La Guerra Secreta. Russel, Francis. Editorial Optima. Pags. 57-67

Saludos :)
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Mensaje por Vaya por Diosss!!!!!! » Lun Jul 11, 2005 9:30 pm

Hola Verdoy, es muy interesante esto. ¿Si cada 2 o 3 meses hubieran rotado los radiotelegrafistas de los buques, no hubieran vuelto a desconcertar a los interceptadores, al reconocer el tipico pulso del golpeteo telegrafico, pero el buque al que lo relacionaban estaba en otro lugar?.

Si con identificar al radioperador ya tenian una parte del mensaje descriptado, si lo cambias de buque, despistas despues el descriptador al no corresponder la cifra del buque y su capitan, con el radioperador que tenian hubicado en otra nave.

He leido que para PH, los japoneses desmbarcaron a los radioperadores y los hacian transmitir mensajes falsos desde tierra, en las bases donde se suponia que estaban los buques, para despistar a las posibles escuchas y poder alertar al enemigo antes de tiempo, haciendo revelarles de que los portaaviones se encontraban en alta mar y no en sus bases del japon.

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Mensaje por minoru genda » Jue Jul 14, 2005 10:42 pm

No se yo pero cada vez y cuanto más sé respecto a la guerra del Pacífico más me convenzo de que el hecho de que los estadounidenses conocieran las claves japonesas sirvio más bien para poco, solo para saber donde se podrian encontrar los buques japoneses y no siempre.
Me he empeñado en creer que en el Pacífico solo la fortuna fue la causa de la victoria estadounidense unida a la rigidez japonesa en cuanto al hecho de tomar determinaciones audaces.
Hay quien piensa que mis teorias son algo tontas o erróneas pero se que hay quien opina como yo.
La suerte de la guerra en el Pacifico fue benévola con los estadounidenses y maléfica con los japoneses y sobre ésto habria para debatir durante muchos dias.

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Consideraciones estratégicas sobre la batalla de Midway.

Mensaje por Werto » Mié Ago 17, 2005 8:14 am

La batalla de Midway supuso en fin de la marina japonesa como fuera ofensiva, final rematado tras un largo epilogo en la batalla del mar de Filipinas, y si bien es cierto que Japón ya había renunciado en la práctica a proseguir su expansión ultramarina después de la batalla de Mar del Coral, no es menos cierto que el verdadero fin de la marina imperial como fuerza ofensiva.

El verdadero objetivo de la batalla de Midway era, en los planteamientos de Yamamoto, forzar una batalla naval decisiva en la que Japón pudiera aniquilar a la marina de guerra de EE.UU., alcanzando con estos una paz de compromiso en la que los norteamericanos reconociesen en derecho de los japoneses a ocupar un lugar bajo el sol.

A las mentes niponas más lucidas no se les escapaba que Japón, representando poco más de un 3,7% de la economía de los Estados Unidos de América, poco nada tenía que hacer en caso de un conflicto total con la mayor potencia industrial de la tierra.

La operación de Midway se baso en unos postulados estratégico totalmente erróneos y parciales, y planteaban unos objetivos tácticos –la isla de Midway- que aún en caso de conseguirse no procurarían la consecución del objetivo principal –forzar a la marina de EE.UU. a aceptar una batalla decisiva que los japoneses tuvieran alguna posibilidad de ganar-.

Cuando Flecher y Srupeance se hicieron ala mar con las FE 16 y 17, tratando de llegar a Lucky Point, desde donde amenazarían el flanco de la ruta de aproximación japonesa más probable a Midway, tenían instruciones precisas de Nimitz de no aceptar un combate de atrición. Sólo deberían actuar si tenían la posibilidad de inflingir un daño desproporcionado a los nipones, como en efecto ocurrió.

De hecho la guarnición de la isla no fue informada de la presencia de las fuerzas aeronavales tanto para no comprometer el secreto de la operación, como para no hacer albergar a los responsables de la defensa de Midway falsas esperanzas sobre una ayuda que no era en absoluto seguro que recibieran, de hecho ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar las fuerzas aéreas con base en los portaviones y en la isla.

Los Estados Unidos nunca arriesgarían su flota ni por Hawai ni mucho menos por Midway, los americanos no estaban ni mucho menos dispuestos a dar a los japoneses la más mínima posibilidad de victoria, y simplemente no estaban dispuestos a aceptar ir a una batalla salvaje que los japoneses pudiesen ganar.

La negativa de los americanos a aceptar una batalla decisivaobligaba a los japoneses a tratar de forzales a ella, y este era precisamente el objetivo de la operación MI: la ocupación de Midway.

Pero el plan japoneses para la operación MI planteaba serias dificultades, tanto en su planteamiento como en su ejecución. En Midway todo el plan japonés se basaba en que los norteamericanos se comportarían como los japoneses habían previsto; lo que a la postre no fue en absoluto correcto, y tuvo, en esencia, consecuencias desastrosas para los intereses nipones.

Los japoneses –Yamamoto en concreto; pero en general todos ellos- se basaban en una serie de premisas tan absolutamente optimistas que cabría preguntarse si el desmensurado éxito de los 6 primeros meses de guerra en el Pacifico no había nublado su buen juicio. Para empezar el objetivo estratégico de los japoneses, forzar una batalla decisiva contra el grueso de la flota norteamericana; era irrealizable, porque los EE.UU. simplemente no arriesgaría su flota en una batalla que los japoneses pudieran ganar, ni por Midway, ni muchísimo menos por Hawaii.

Por otra parte la operación de Midway suponía un cambio decisivo en la estrategia japonesa, que pasaba de una fase ofensiva a una fase de consolidación de las conquistas realizadas. Conviene recordar siempre que el objetivo final de toda la estrategia naval japonesas fue siempre alcanzar una posición desde la cual poder negociar una paz de compromiso con EE.UU. –una vez aniquilada su fuerza naval los japoneses pensaban que EE.UU. accedería a un tratado de paz- desde una posición de fuerza, no conviene olvidar que este era, y fue siempre, el objetivo final de Yamamoto. Y mientras tanto aumentar el perímetro defensivo del territorio metropolitano japonés hasta una línea de demarcación desde las Aleutianas a Midway; que aislaría al archipiélago de Japón de posibles acciones hostiles sobre su propio territorio; como la incursión de Doollitle.

Los japoneses, llegado el momento de pasar a las fase II de la acción bélica, prefirieron consolidar lo conquistado a seguir actuando ofensivamente, y prefirieron una operación que podría tacharse de índole preventivo, o defensivo, y destinada a buscar la paz, Midway, que una operación que podría significar adquirir una posición estratégica infinitamente más fuerte: la conquista de Ceilan; y que además podría suponer un golpe fatal para Gran Bretaña , y en menor medida para la URSS.

Yamamoto fue el principal impulsor de Midway, y también el máximo responsable de avalancha de errores cometidos en la planificación de la operación MI; operación que el última instancia fue llevada a cabo en contra de las opiniones de algunos miembros del estado mayor de la flota combinada, como por ejemplo el capitán Kuroshima, que estaba seguro de que EE.UU. no arriesgaría su flota por Midway; y que el definitiva vio la luz sólo por las constantes amenazas y presiones que Yamamoto hacía recaer sobre el jefe de la flota, el almirante Nagano, al que constantemente amenazaba con dimitir.

La configuración de la operación MI, tal y como vio la luz definitivamente, estaba tan absolutamente plagada de errores, táctico y estratégicos, que es imposible no pararse a pensar, aunque sea por un momento, si el éxito obtenido en el primer tramo de la guerra en el Pacífico no había nublado por completo el buen juicio de los mandos nipones. Una vez transcurridos los 6 primeros meses de guerra los japoneses estaban embriagados por su propio éxito hasta tal punto que su falta de perspectiva estratégica a largo plazo comenzaba ser decisiva. El 1 de Enero de 1942 el contralmirante Ukagi escribía sus pensamientos en un diario personal:

“…Sólo han pasado 25 días desde que comenzará la guerra, las operaciones se han desarrollado correctamente, y tenemos suficientes razones para esperar que se termine la primera fase de la guerra etapa de la guerra antes de finales de Marzo. Pero ¿Qué vendrá después?.... ”

Que el Jefe de Estado Mayor de la Flota combinada pudiera hacerse tal pregunta menos de 1 mes después de su país de hubiese lanzado a una guerra con la mayor potencia industrial de la tierra, que en 1940 suponía un 42% de los recursos económicos de toda la tierra, y que era una economía 10 veces más grande que la japonesa, y que además contaba con el apoyo de Inglaterra, a la sazón primera potencia naval de la tierra, dice mucho acerca de la falta de visión estratégica a largo del mando japonés.

En los 100 días que siguieron al ataque a Pearl Harbor Japón humillo hasta tal punto a a las fuerzas militares norteamericanas, británicas, australianas y holandesas que en poco más de 4 meses consiguió los objetivos previstos para toda la guerra. A finales de Marzo, como Ukagi había previsto Japón había conseguido asegurarse los suministros vitales de petróleo de Insulandia, ampliar su perímetro, y extender su control a todo el área del sureste asiático con una perdidas que suponían el 10% de lo previsto por los propios japoneses.

Ahora bien: que hacer después. EE.UU. no buscaba una paz con Japón, y por otra parte un clima de superioridad y providencialismo se estaba apoderando de toda la nación japonesa, empezando por sus propias fuerzas armadas; que totalmente desconectadas de la realidad comenzaban a hacerse la idea de poder triunfar en conflicto con los mismo EE.UU., Gran Bretaña, la Comonwealth y otros muchos estados juntos. El mismo almirante Ukagi escribía en su diario, en Febrero de 1942 lo siguiente:

“…el futuro se presenta brillante…el curso de los acontecimientos durante este año determinará el sino de la guerra, por lo tanto debemos trabajar duramente, realizando todos los esfuerzos posible. Lo principal es vencer, y nosotros, con toda seguridad, venceremos… ”

La total incapacidad del IGHQ (cuartel general imperial) para formular una estrategia de guerra coherente y global; supuso que, de hecho, el almirante Yamamoto, jefe de la flota combinada (que no de toda la flota, esta estaba bajo el mando del almirante Nagano), se atribuyese a sí mismo esa tarea. El IGHQ era una organización teóricamente responsable de la formulación estratégica japonesa, pero que en la práctica estaba dividida en dos facciones rivales y antagónicas, ejército y marina, bajo el supuesto control del emperador, lo que de facto impidió la formulación de una estrategia global coherente por parte de los japoneses. Sin embargo el IGHQ era la oficina encargada de aprobar o rechazar la planificación estratégica de las acciones japonesas, y ante dicho departamento debían ser presentadas las propuestas para la denominada Fase II de la guerra.

El ejército japonés, como organización más antigua, seguía pensando que los verdaderos intereses nipones estaban en China, y en la defensa de Manchuria frente a la gigantesca amenaza soviética. Este enfoque supuso que el apoyo del ejército a la opción “sur”, expansión por el sudeste asiático, estaba condicionado en gran medida por o que el ejército podía obtener para su teatro de operaciones “norte”; y de manera derivada suponía la dedicación de un reducido grupo de recursos militares del ejército a la expansión “sur”.

Con la necesidad de formular rápidamente un plan estratégico para la opción “sur” Yamamoto encargo a Ukagi el desarrollo de un plan de operaciones destinado a cumplir el objetivo de la segunda fase de la guerra: salir de la misma consolidando las posesiones adquiridas. Esto suponía buscar una paz de con EE.UU. desde una posición de fuerza; paz que pudiera incluir a Gran Bretaña, y desde la óptica de los japoneses la única forma de lograr esto era forzando a los americanos a un combate naval decisivo del cual, en esto estaban de acuerdo todos los japoneses, la flota combinada emergería como vencedora.

Los japoneses necesitaban por tanto forzar una amenaza que supusiese un riesgo tal para los norteamericanos que éstos se viesen obligados a aceptar un combate total en su momento más bajo de recursos bélicos, esto era mediados de 1942 una vez estuviese, según las previsiones japonesas, completada la primera fase de la guerra. Pero por otra parte Yamamoto estaba absolutamente convencido de que la única forma que tenia Japón de sobrevivir a la guerra era jugárselo todo a una carta; en una partida que Japón pudiera ganar. Esto implicaba asumir todos los riesgo posibles con tal de forzar al gigante norteamericano a acudir a una batalla que la marina en la que la marina pudiese proporcionar a Japón una salida airosa de la guerra.

Cuando Ukagi se sometió a la tarea de formular una estrategia para la denominada fase II de la guerra, y después de un exhausto trabajo, llego a unas conclusiones similares a las de Yamamoto: Japón podía dormirse en sus laureles mediante la consolidación de sus conquistas iniciales. Hacer esto significaría ceder la iniciativa a los EE.UU.; y de esta manera la probada superioridad técnica de la flota combinada se convertiría en un activo malgastado. Se imponía por tanto una rápida acción que capitalizase la actual superioridad de la marina Imperial. Se imponía por tanto reanudar la ofensiva con la máxima celeridad.

Regido por esta lógica Ukagi planteo una serie de operaciones destinadas a forzar un encuentro decisivo con los americanos. Ukagi propuso, en concreto, la ocupación de las islas de Midway, Johnston y Palmira, con la intención de utilizarlas como base avanzada para la conquista de Hawai. Según Ukagi esta operación forzaría casi con total probabilidad a los americanos a arriesgar su flota para salvar estas islas e impedir una posible acción contra Hawaii, y en cualquier caso, si EE.UU., decidía no defender dichas islas, esto proporcionaría a los japoneses una inmejorable base para posteriores operaciones con la conquista primero de Midway , y después de todo el archipiélago de Hawaii.

Esta propuesta fue rechazada por el capitán Kuroshima, jefe de operaciones de flota, porque dudaba que los EE.UU. arriesgaran su flota –al menos en 1942- para defender dichas islas. Kuroshima propuso su propia opción, cambiar el centro de actuación hacía el Oeste, en una operación destinada a la ocupación de Ceilán, que proporcionaría a los japoneses el control del Índico, que rompería totalmente las líneas de comunicación británicas, y que además restringiría drásticamente la llegada de ayuda a la URSS –por Pérsia-. Ukagi acepto las críticas de Kuroshima y acepto la propuesta de éste, a condición de que fuese llevada a cabo en el marco de una operación conjunta con las fuerzas del eje en dirección a Oriente Medio, pero esto era simplemente imposible.

A pesar de todo la flota combinada siguió estudiando la posibilidad como una empresa exclusivamente japonesa, al considerarla factible, y de condición estratégica muy favorable. Y finalmente después de una exhausta preparación la operación fue presentada oficialmente por el Estado Mayor General Naval como la propuesta oficial de la Marina para la fase II de la guerra.

La propuesta fue presentada en el IGHQ a mediados de marzo, pero esta fue rechazada por el ejército japonés cuando se hizo evidente que tal operación requería de unos efectivos de envergadura, de los cuales el ejército no estaba dispuesto a prescindir. Esto dio carpetazo definitivo a una operación que podía resultar muy prometedora; la marina japonesa en solitario simplemente no disponía de recursos necesarios para acometer tal empresa.

La marina volvió a reconstruir sus planes, y se volvió a presentar la opción inicial de Ukagi, acciones sobre las islas Midway, Johnston y Palmira, con posibilidad de ocupar Hawai, como plan oficial de operaciones. Este fue nuevamente rechazado: el ejército no estaba dispuesto a ceder los efectivos necesarios para la invasión de Hawaii; y la marina tampoco disponía en solitario de recursos para ello.


Finalmente la marina presento una operación similar a la de Ukagi pero con objetivos restringidos. Se abandonaba la posibilidad de ocupar Hawai por falta de recursos para ello y se orientaba todo hacía la búsqueda del combate decisivo con la marina de EE.UU., con la ampliación del perímetro defensivo metropolitano japonés hasta una línea Aleutianas-Midway como objetivo secundario. El ejército accedió finalmente a esta operación porque sólo le suponía prescindir de 5.000 hombres para la ocupación de Midway.

Una vez decidida la operación, que en su versión final resultaba en esencia una operación defensiva, y en un total clima de excesiva confianza; se inicio la planificación técnica de la misma. En la realidad EE.UU. no arriesgaría el grueso de su flota ni por Hawai; ni mucho por Midway, con lo que de entrada el objetivo principal de los japoneses estaba descartado ya desde su inicio; y al renunciar a la ocupación de Hawaii la posición estratégica en el Pacifico no cambiaria de manera sustancial aunque la operación fuera un éxito; por lo que la operación constituía simplemente un riesgo; que aún de tener el más completo y absoluto éxito no reportaría beneficios de interés de ningún tipo.

Fletcher y Spruance sólo tenían órdenes de actuar si tenían la posibilidad de imponer a los japoneses un daño desproporcionado, y los americanos ni siquiera se hicieron esfuerzos por coordinar las acciones de los portaviones americanos con la aviación con base en tierra, en Midway, para no comprometer la actuación de la fuerza expedicionaria norteamericana; lo que ponía de manifiesto que los americanos eran conscientes de evitar a toda costa un gran enfrentamiento naval con los japoneses, lo cuál era el gran, y esencialmente único, objetivo. De esta manera, y ya de entrada, la operación de Midway no lograba su meta estratégica simplemente por un error de concepción. En definitiva: el plan concreto de Yamamoto para el ataque a Midway se basaba en 7 premisas fundamentales:


“1. La flota enemiga aparecerá cuando las operaciones de desembarco en Midway hayan comenzado.

2. Las patrullas aéreas enemigas en Midway serán más fuertes al Oeste y al Sur, y menos fuertes al Norte y al Nor-Oeste.

3. Se estima que le radio de acción de las patrullas enemigas es de aproximadamente 500 millas.

4. El enemigo no conoce nuestro plan , y no detectará a nuestra fuerza expedicionaria hasta después del ataque.

5. No hay evidencia de la presencia de una fuerza naval enemiga en la inmediaciones de Midway.

6. Estamos en condiciones de atacar Midway, destruir a los aviones allí estacionados y apoyar las operaciones desembarco. A continuación podemos dar media vuelta; enfrentarnos a la fuerza expedicionaria enemiga y destruirla.

7. Posibles contraataques a cargo de los aviones con base en tierra pueden ser, con toda seguridad, repelidos por nuestros interceptores y por el fuego antiaéreo….”

Todas las premisas en que se basaba el plan de ataque japonés, menos la séptima, resultaron ser erróneas. La suposición inicial de que los japoneses llevarían la iniciativa en la futura operación resultaba un dogma de fe, y esta idea fue inundando toda la cadena de mando japonesa desde su cabeza hasta sus últimos eslabones.

La posibilidad de que los portaviones americanos estuviesen en la mar esperando a los japoneses, aunque era considerada como real, nadie se la creía. En la práctica cuando tal posibilidad fue propuesta, entre el 1 y 4 de Mayo, en unos “juego de guerra” a bordo del Yamato, ésta fue rechazada arrogantemente; y las posibles consecuencias tácticas de dicha situación descartadas. En dichos juegos, y cuando la posibilidad de que una fuerza expedicionaria de portaviones enemigos atacará el flanco de la flota japonesa de portaviones, en su aproximación a Midway, fue propuesta, Minoru Genda, oficial aéreo de dicha flota, respondió a tal posibilidad con tan vagamente que dio a entender que no existía ningún plan para dicha contingencia.

Tal era el clima de confianza y autocomplacencia que reinaba en el bando japonés que aunque el almirante Ukagi –arbitro de los citados “juegos de guerra”- protesto ante tal imprevisión, dio su aprobación a la misma operación, expresando su confianza en le éxito, y de acuerdo con Yamamoto, revoco la decisión del arbitro de los mismo juego que dictaminaba que el Kaga y el Akagi estaba hundidos –primero el Kaga estaba hundido y el Akagi tenía daños leves y finalmente ambos buques estaban intactos-; de manera que al final ambos buques seguían en el orden de batalla de la flota combinada de cara a la planificación del enfrentamiento decisivo con la armada americana.

Es decir en ningún caso se planteaban los nipones la posibilidad de un enfrentamiento avanzado con los portaviones de EE.UU. antes de la invasión de Midway. El último parte de inteligencia que emitió el estad mayor japonés a la fuerza de ataque de Nagumo antes de entrar en batalla expresaba esta situación de excesiva confianza y fe en que los japoneses llevarían la iniciativa en la batalla que estaba a punto de desarrollarse:

“…El enemigo no es consciente de nuestra presencia en la zona y así permanecerá hasta después de nuestros primeros ataques sobre la isla…” .
Los japoneses no basaban sus estimaciones de inteligencia en nada salvo sus intuiciones, y eran incapaces de obtener información que les indicase más allá de cualquier duda razonable la verdadera disposición de la flota americana. Cuando los vuelos de reconocimientos previstos sobre Peral Habor tuvieron que ser cancelados –destructores americanos patrullaban la zona donde un submarino japonés debía repostar a dos hidroaviones de reconocimiento “Emily”- esto no altero para nada las previsiones de ataque japonesas, que de hecho ni siquiera modificaron su ineficiente plan de reconocimiento para la operación en una fase.

El plan de reconocimiento en una sola fase desarrollado por los japoneses en Midway tenía un defecto principal: sólo serviría para confirmar lo que los japoneses ya creían de antemano –que no había fuerzas navales americanas en Midway, puesto que al estar ya la fuerza de ataque en el aire mientras se efectuaba el vuelo de reconocimiento la capacidad de reacción en caso de un imprevisto, como en efecto se dio, seria poco menos que nula, como en efecto ocurrió.

Cuando evaluaron las causas de la derrota en la batalla de Midway los japoneses concluyeron que la causa inicial de la derrota había sido el deficiente plan de reconocimiento.

Los japoneses no tenían información irrefutable sobre la flota norteamericana, de modo que preferían seguir pensando, a pesar de los numerosos indicios en contra, que la flota americana seguía estando en Peral Habor, y no saldría al mar hasta 2 o 3 días después del comienzo de la operación. Los japoneses tenían claros indicios de que los americanos estaban preparando una operación de envergadura en el sector de Hawaii, más del 50% de los mensajes interceptados por ellos en dicho sector llevaban el calificativo de urgente, pero decidieron ignorar todos los indicios a aferrase a su plan inicial. En realidad los japoneses no paraban de interceptar información que indicaba que la marina de EE.UU. preparaba algo, pero ni esta situación ni ninguna otra parecía afectar la confianza que los japoneses tenían en sus posibilidades.

Por otra parte Yamamoto corría riesgos excesivos, y forzaba la máximo a sus unidades y hombres, cuando el Shokaku y el Zuikaku se cayeron de la operación MI, por los daños recibidos en la batalla del Mar del Coral y por la crónica escasez de aviadores cualificados, esto no afecto para nada los planteamientos japoneses, a pesar de que suponía disminuir su fuerza de ataque de portaviones de ataque en casi un 40%.Los ejemplos podrían repetirse hasta la saciedad.

El plan japonés articulado par Midway, en definitiva, se basaban en que los americanos se comportarían exactamente como los japoneses esperaba, y cuando esto no fue así los japoneses se estrellaron contra su propio éxito, y su infundada creencia en su propia superioridad. El plan para Midway no se basaba en la superioridad de portaaviones japonesa, los japoneses no esperaban que hubiese portaaviones americanos en Midway, sino en una concepción totalmente errónea de lo que harían los norteamericanos, esto es quedarse quietos esperando el golpe.

De hecho en su plan de operaciones para MI la denominación del “grueso principal” no recae en la fuerza de ataque de portaviones, sino en el grueso de buques de línea de propio Yamamoto, con el Yamato, el Nagato y el Mutsu al frente. La idea fundamental e irrealizable de toda la operación era forzar a los americanos a un combate decisivo en el que el golpe final no sería dado por los aviones embarcados sino por los cañones de 406 y 460mm de los grandes acorazados japoneses; y esto era, naturalmente, irrealizable.


Bibliografía:

AGUIRRE, J,F (1974) La segunda guerra mundial. Barcelona, Argos
CHURCHILL, W. (1965) La segunda Guerra Mundial: La embestida japonesa. Madrid, Orbis
GUSTON, Bill (1995) Cazas y aviones de ataque Aliados. 2 Vols. Madrid, Folio
GUSTON, Bill (1996) Cazas y aviones de ataque italianos y japoneses. Madrid, Folio
GUSTON, Bill (1996) Bombarderos de la Segunda Guerra Mundial. Madrid, Folio
JORDAN, J (1995) Acorazados y cruceros de batalla de la II Guerra Mundial. 2 Vols. Madrid, Folio
HEALY, M (1995) Midway: Momento crucial en el Pacífico. Madrid Osprey Military, Ediciones del Prado.
MICHEL, H, (1982) La segunda guerra mundial. Barcelona, Akros-Tau
SIERRA, Luis (1972) La guerra Naval en el Pacífico. Barcelona, Juventud.
VV.AA. (1996) La guerra en el Pacifico. Madrid, Historia 16.

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Francis Currey
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Mensaje por Francis Currey » Mié Ago 17, 2005 3:55 pm

Sensacional su post amigo Werto, muchas gracias por compartirlo con nosotros.

Saludos cordiales

Werto
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Mensaje por Werto » Mié Ago 17, 2005 8:19 pm

Gracias Curey, una pregunta, al pasarlo a este formato me desparecieron las notas de reseña bibliográficas que tenia en forma de notas al pie. ¿Alguien me puede explicar si hay un sistema especial para incluirlas?.

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Mensaje por Werto » Jue Ago 18, 2005 6:36 am

Hombre desde luego en Midway la ineptitud y los errores de platemiento de los japoneses también ayudaron bastante a la derrota, aunque no deja de ser cierto que si uno de los Hidros japoneses no se hubiese averiado a la hora de hacer su ruta de reconocimienbto hubiese avistado a las FE 16 y 17 antes de que la fuerza de ataque japonesa estuviese sobre Midway.

Lo que resulta inexplicable es como no se tenían previstos aviones que pudieran paliar cualquier defecto técnico en una labor tan vital como el reconocimiento.

Por otra parte desde leugo lo que decidido la guerra en el Pacífico, la Segunda Guerra Mundial en general, no fue la suerte, fue la capacidad industrial.

Y Japón representando el 3,7% de la economía mundial, y apenas el 10% americana en 1940 poco o nada tenía que hacer frente a los EE.UU.

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La Batalla de Midway

Mensaje por dehaviland » Dom Jul 09, 2006 9:08 am

LA BATALLA DE MIDWAY



Midway fue la derrota naval más dura del Japón y marcó un punto crítico en la guerra del Pacífico.A fines de mayo zarpó del Japón y de Las Marianas, rumbo a Midway, una gran flota de 200 unidades en la que figuraban acorazados,cruceros destructores, submarinos, aviones y ocho portaviones.El plan japonés fue descubierto y le permitió al almirante Chester Nimitz tomar las medidas del caso.Después de reforzar la isla de Midway con cuantos aviones, cañones y hombres disponía, Nimitz creó dos fuerzas especiales en torno a sus tres portaaviones.El 2 de junio de 1942 las fuerzas japonesas de Hosogaya bombardearon Dutch Harbor, en las Aleutianas.Aviones bombarderos y torpederos despegaron de Midway para atacar a los portaviones y bombarderos japoneses.Pero los anticuados cazas norteamericanos no podían competir con los veloces Zeros de escolta.Los bombarderos japoneses rompieron el cerco y demolieron la isla pero, increíblemente, no causaron daños en las instalaciones principales.Los Zeros japoneses barrieron de los cielos todos los aviones torpederos y bombarderos antes que pudieran causar impactos en los portaviones japoneses.El día 4 los portaviones de ambos bandos lanzaron sus aviones.De los 41 aviones que lanzaron los americanos, 35 fueron derribados por los cazas japoneses sin que ninguno lograra su objetivo.Pero los americanos volvieron a atacar con bravura dejando al portaviones Akagi del general Nagumo convertido en una ruina llameante.El otro portaviones de Nagumo, el Hyryu, lanzó sus aviones contra el Yorktown y lo alcanzó con bombas y torpedos.En represalia, bombarderos en picado norteamericanos procedentes del Enterprise dejaron al Hyryu envuelto en llamas.El Yorktown, dos días más tarde, cuando aún se mantenía a flote y era ayudado por el destructor Hamman, fue hundido por un submarino japonés.

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Destrucción de un depósito de combustible

Después de tres días de combate, el general Yamamoto, con sus portaviones hundidos, suspendió la lucha y ordenó la retirada de su escuadra.Pese a tomar Attu, Kiska y Adak, en las Aleutianas occidentales, el 7 y 8 de junio, Yamamoto sufrió la mayor derrota naval de la historia japonesa.Perdió sus mejores cuatro portaviones, sus mejores pilotos de avión, 275 aviones y casi 5.000 hombres.

Los Estados Unidos perdieron el portaviones Yorktown, el destructor Hamman, 150 aviones y 307 hombres, pero Midway continuó en manos norteamericanas.

Fuente de Informacion:http://www.ajzanier.com.ar/midway.htm
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Mensaje por minoru genda » Mié Jul 12, 2006 9:49 pm

Bien para empezar un par de enlaces relacionados con la batalla que se pueden encontrar en éste foro.
http://wwwsegundaguerr.superforos.com/v ... .php?t=291
http://wwwsegundaguerr.superforos.com/v ... .php?t=599
Ahora comentar lo que nos has dejado deHavilland.
En primer lugar decirte que no pretendo desilusionarte pero has copiado íntegramente lo que hay en el enlace que has puesto, si hubieras puesto el enlace te hubieras ahorrado tener que copiar y pegar y la utilidad hubiera sido la misma.
Como cuestión siguiente, comentarte que podrías intentar desarrollar un tema sobre una batalla por ti mismo, aportar algo, plasmar tus ideas u opiniones al respecto, buscar informaciones que puedan complementar el trabajo. Intenta hacer algo por ti mismo sin recurrir a copias integras, documéntate, lee, estudia, opina, consulta, pregunta y si es posible evita copiar pero si te resulta imprescindible recurre a la copia lo justo para ayudar en tus explicaciones y siempre intentando tener permiso del autor o en el peor de los casos citando fuente y autor.
Otro modo de aprender sin copiar, es participar en cualquier debate de los muchos que se dan en cada subforo aportando tu opinión personal despues de haber leido sobre el tema.
Uno aprende si lee y asimila lo que lee, de modo que lo entienda, personalmente, mi técnica, es leer sobre lo que quiero escribir hasta entender conceptos y desarrollos, llegando en ocasiones a desarrollar planos, dibujos o bocetos si el tema lo requiere, pasando despues a hacer un análisis de lo que he leido para escribir sobre ello.
Todo eso lleva un tiempo y muchas horas de trabajo, pero la satisfacción del trabajo bien hecho compensa el tiempo invertido.
Los datos numéricos son ineludibles en cuanto a la copia, pues no pueden interpretarse más que como datos y uno debe de recurrir a los existentes en libros, pero los datos históricos pueden ser explicados de un modo más extenso o aportando algo dentro del rigor que exigen opiniones personales, que deben diferenciarse de la realidad, dejando claro que es una nota al margen de lo que históricamente ocurrió, pero que puede servir para ver algo desde otra perspectiva.
En fin que me gustaría ver algo hecho por ti mismo al margen de copia-pega a lo que nos quieres acostumbrar y que solo servirá para que tus post a la larga acaben cayendo en saco roto.
Recibe un cordial saludo y anímate a seguir una participación sustentada en algo más personal y menos ajeno. :wink:
No hay ningún viento favorable para quien no sabe a que puerto se dirige.
Schopenhauer
U-historia.com

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Mensaje por Salgento Arensivia » Mié Jul 12, 2006 10:43 pm

¡Ánimo Dehaviland! No tengas miedo de dar tus opiniones. Esa es, precisamente, la parte más interesante y lo que hace que el foro te enganche, ya que fomenta el debate y del debate sale mucho conocimiento. Muchas veces los hechos tienen múltiples interpretaciones y en un buen debate se pueden ver todas. Para los datos puros y duros ya están los libros, pero como ha dicho Minoru, lo más interesante es añadirles tus opiniones y aportar cosas

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Jan7
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Mensaje por Jan7 » Sab Jul 15, 2006 7:00 pm

¡¡¡Fascinante!!!!

Voy a incluir estos textos en mi libro de Ian Singh, "los códigos Secretos"

Y tu teoría, minoru genda, de la Derrota de Japón coincide mucho con mis planteamientos, que has expuesto tan magníficamente.

En parte porque tenemos en común un país, hablamos sobre la Guerra entre dos países, y nos encantan los temas tecnológicos

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Mensaje por Akeno » Mar Sep 12, 2006 4:23 am

Un excelente libro para comprender el punto de vista japonés de la batalla y sus preparativos. Con prólogos de Raymond Spruance y Nobutake Kondo.


MIDWAY. La batalla que anuló el poderío naval del Japón.

Mitsuo Fuchida y Masatake Okumiya

Editorial AHR. Barcelona. 1957

El Capitán Mitsuo Fuchida, fue un destacado oficial de las fuerzas aéreas de la Armada Imperial. Al estallar la guerra, era jefe de aviación, de los más antiguos, en la Sección especial de unidades de portaaviones, la 1ª flota aeronaval. En esta calidad dirigió el ataque aéreo sobre Pearl Harbor, así como en brillantes acciones posteriores.

El Capitán Fuchida estuvo presente en la batalla de Midway desde el principio al fin a bordo del portaaviones Akagi, buque almirante de las fuerzas de Nagumo. Inmediatamante después fue trasladado al Colegio Naval de la Armada como instructor, con la asignación especial de estudiar y hacer un informe sobre la batalla utilizando todas las descripciones y datos disponibles, oficiales y privados. Así lo hizo, Más tarde, sirvió como oficial de operaciones aéreas en el Cuartel general de la Flota Combinada.

El Comandante Masatake Okumiya, observó la batalla de Midway desde un diferente lugar estratégico. Se hallaba al mando del portaaviones ligero Ryujo, buque insignia de la Segunda Flota, que operaba en el área de las Aleutianas como punta septentrional de la ofensiva. Posteriormente, como oficial de Estado Mayor de la única división de portaaviones que sobreviviera al desastre de Midway, tuvo acceso a todas las descripciones detalladas concernientes a la batalla e hizo un cuidadoso estudio de ellas. Hacia el final de la guerra fue destinado al Estado Mayor general de la Armada, donde pudo enseguida examinar todos los datos registrados e informes archivados acerca de las operaciones.

Saludos

Akeno
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Mensaje por Akeno » Jue Oct 05, 2006 12:59 am

minoru genda escribió:No se yo pero cada vez y cuanto más sé respecto a la guerra del Pacífico más me convenzo de que el hecho de que los estadounidenses conocieran las claves japonesas sirvio más bien para poco, solo para saber donde se podrian encontrar los buques japoneses y no siempre.
¿Y te parece poco esa información vital?

Coincido contigo en que los EEUU tuvieron mucha suerte, pero los informes "Magia" fueron decisivos en muchas ocasiones.

Saludos

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