EVOLUCIÓN Y DESARROLLO.
LA DOCTRINA DE USO DE LAS FUERZAS ANTITANQUE:
La guerra posicional de la I Guerra Mundial simplificó en cierto modo el mando y el control de los distintos ejércitos pero remarcó el problema de la movilidad operacional. Las lecciones de la Gran Guerra enseñaron a los alemanes que los ejércitos se habían vuelto tan grandes que habían perdido su capacidad de maniobra, al menos sin vincular la misma de forma significativa a la infraestructura preexistente del ferrocarril. Las comunicaciones en aquel momento se basaban en el telégrafo y el teléfono, lo que dificultaba aún más el control de grupos dispersos.
Control en un ejército significa no sólo la capacidad de difundir órdenes, sino también de reunir y distribuir la información y, lo que es más importante, la capacidad de
sincronizar y coordinar diferentes ataques para lograr un estado final operativo integrado. En lugar de una guerra estática de trincheras, alambre de espino y puntos de fuego fijo, la futura guerra iba a ser protagonizada por tanques y vehículos blindados, de gran movilidad. Los problemas técnicos de la maniobra operacional fueron resueltos en principio por la creciente motorización y la tecnología de radio. Pero estaba claro que había que adaptar el resto de armas a una guerra de maniobra.
Ya hemos visto como las experiencias alemanas de la Primera Guerra Mundial con los tanques aliados habían dejado un poso de preocupación en el alto mando y respetados autores de posguerra como
Fritz Heigl o
Ernst Volckheim también hicieron hincapié en el asunto.
Un artículo de
Ernst Volckheim titulado “Tanques y Defensa Antitanque” (
Der Kampfwagen und Abwehr dagegen) publicado en 1925, postulaba claramente al tanque como principal arma antitanque, declarando que esta tenía que ser su principal misión. Contradecía de esta manera la doctrina establecida en
Das FuG (R. E. 487) al argumentar a favor de un uso defensivo de los tanques. La brigada o el regimiento situados a la defensiva deberían de mantener sus tanques en reserva de cara a un posible contraataque contra los tanques y tropas enemigas que hubieran sido capaces de penetrar las posiciones defensivas propias. En 1924 había postulado por una defensa contra los tanques enemigos que hacía hincapié en los puestos avanzados y las tropas de reconocimiento bien adelantadas en la línea del frente, estableciendo puntos fuertes con cañones de campo y morteros de trinchera, en modo de fuego directo, a lo largo de las esperadas vías de aproximación de los tanques enemigos manteniendo los tanques propios en la reserva al modo descrito anteriormente. Según afirmaba
Volckheim, el cañón de campo(20) era una excelente arma antitanque y por tanto la artillería debería destacar secciones de los mismos, camuflándolos cuidadosamente y permitiendo su uso únicamente para misiones de apoyo de fuego directo, de modo que no fueran detectados previamente y anulados por fuego de contrabatería(21) . Reemplacemos los cañones de campo y los morteros de trinchera, que postulaba
Volckheim en 1924, con cañones antitanque y tendremos el embrión de las extremadamente eficaces tácticas antitanque alemanas de la segunda guerra mundial.
Foto de: Bundesarchiv via Wikimedia.
Arriba vemos un grupo de soldados alemanes con un mortero de trinchera (minenwerfer) de 25 cm. Armas como esta podían ser utilizadas en tiro directo o el tradicional parabólico.
Un poco más adelante en el tiempo, ya en 1929, vemos como uno de los libros de texto utilizados en la mencionada escuela de Kama, (en realidad un compendio de las doctrinas tácticas utilizadas por el Reichwehr a finales de los años veinte) escrito por el Major Siebert, “
Atlas to Leadership and Battle”
(Atlas zu F.u.G.I.: Ein Anschauungs-Lehrbuch) establecía que cuando en una guerra móvil el ejército se mantuviese a la defensiva, las unidades de tanques apoyadas por infantería y artillería se mantuviesen en reserva como posible fuerza de contragolpe. Los tanques eran pues de nuevo contemplados como un importante arma antitanque, aunque sin embargo en una conferencia celebrada a finales de los años veinte, el ministro
Wilhelm Groener (Reichswehrministerium) ya hablaba de la necesidad de desarrollar cañones antitanques más potentes (mayores de 47 mm), de la motorización de las unidades antitanques y del desarrollo de armas automáticas de calibres entre 13 y 20 mm.
En términos de doctrina defensiva alemana, el problema del tanque planteaba dos preguntas distintas. En primer lugar, ¿cómo podrían las defensas alemanas resistir contra el ataque de tanques y/o tanques e infantería enemigas? En segundo lugar, ¿cuál era el mejor uso defensivo de las nuevas unidades de tanques alemanas?. Los alemanes enmarcaron las respuestas a ambas preguntas dentro del esquema de la – así denominada - Defensa Elástica.
Ludwig Beck, en su
Truppenführung (liderazgo de tropas) de 1933 consideraba las medidas de defensa antitanque como secundarias frente al problema central de detener los ataques de la infantería enemiga apoyada por la artillería. De acuerdo con los nuevos manuales de campo alemán, y según establecía previamente en un informe de 1932
Oswald Lutz (Inspector de las tropas motorizadas en 1931), la clave para derrotar los ataques de las fuerzas combinadas enemigas era la separación de las fuerzas de tanques e infantería del enemigo. Los soldados alemanes eran pues entrenados para concentrar el fuego de sus armas ligeras contra los soldados de infantería enemigos con el fin de conseguir separarlos de los tanques propios (22) .
Mientras se destruían las fuerzas atacantes de infantería, se suponía que los defensores alemanes evitarían a los tanques enemigos acompañantes, permitiendo que atravesasen sus principales posiciones y dejando la destrucción de estos monstruos de metal a equipos antitanque especialmente designados a tal efecto. Una vez que hubiera sido destruido el ataque principal de infantería del enemigo, cualquier tanque superviviente se podía considerar vulnerable y relativamente insignificante desde un punto de vista táctico. Dichos tanques, deambulando a través de las zonas defensivas alemanas como elefantes solitarios, podrían ser despachados casi como un deporte por las armas antitanques situadas en la retaguardia.
Las medidas específicas prescritas para la defensa antitanque fueron en su mayoría codificaciones de las prácticas defensivas de 1918. Los tanques iban a ser neutralizados por una combinación de obstáculos, campos de minas y armas antitanques, entre las que se encontraban los morteros de trinchera, cañones antitanque y la artillería, pero sobre todo por la compañía divisional antitanque, prevista ya entonces como una formación motorizada. Aunque los fusiles antitanques estarían disponibles en cualquier parte de la zona defensiva alemana, los sirvientes de las armas antitanque y la artillería de fuego directo generalmente estarían ubicados detrás de la línea principal de resistencia.
Vemos como lo postulado por
Lutz en 1931 es similar a como lo hacía
Volckheim en 1924. También, y como este último,
Lutz defendía el uso de los cañones antitanque en una posición retrasada con respecto a la línea principal del frente (23) . Los cañones antitanque debían ser desplegados en profundidad dentro del dispositivo defensivo propio, y siempre basando dicho despliegue en la evaluación previa e independiente del terreno y de las posibles vías de aproximación del enemigo, por parte del comandante de la compañía antitanque con la misión de establecer un fuerte y cohesionado frente antitanque en cooperación con la artillería convencional.
Lutz ponía el acento en evitar a toda costa la dispersión de las armas antitanques, concepto este que veremos repetido una y otra vez a lo largo del tiempo. Insistía en que los cañones de toda la compañía antitanque se mantuviesen juntos y actuasen en masa con una concentración de los mismos sobre tres kilómetros por detrás de la línea principal del frente dando a los sirvientes un tiempo de despliegue de entre seis a ocho minutos.
Imagen de Autogallery.org.ru
Aunque algunas secciones de cañones antitanque podrían ser conectadas a los elementos más adelantados en determinadas circunstancias, los alemanes pensaban que estas armas podían utilizarse más eficazmente como un "respaldo" para el sistema principal de trincheras de la infantería. Pensaban de esta manera que las armas antitanque algo retiradas de la primera línea de combate estarían relativamente a salvo de cualquier bombardeo preliminar de artillería, y por tanto libres para enfrentarse a las penetraciones masivas de tanques cuando fuese necesario, siendo así capaces de enfrentarlos sin el estorbo de la infantería enemiga.
La doctrina alemana también permitía la creación de grupos especiales de asalto antitanque compuestos por pequeños equipos de soldados de infantería que intentasen destruir los tanques enemigos con minas y cargas explosivas desde corta distancia. Como siempre, se esperaba que, de ser necesario, todas las unidades alemanas contraatacaran enérgicamente a fin de recuperar cualquier posición perdida, incluso si había sido ocupada temporalmente por tanques hostiles.
Vemos en el siguiente extracto, un estudio de inteligencia norteamericano de 1945 acerca del ejército alemán, en el que entre otras cosas se describen las tácticas y despliegues tipo de éste, como los alemanes mantuvieron durante toda la guerra este sistema de despliegue del armamento antitanque en profundidad esbozado anteriormente, con algún elemento adelantado, sistema que veremos más delante de nuevo más desarrollado por parte del General
Eimannsberger.
Creo que vale la pena dejar el texto original sin traducir:
“German antitank guns are disposed in depth, with some well forward. They often are dug in and carefully concealed to prevent the enemy from discovering the location and strength of the antitank defenses prior to attack. In emplacing antitank guns, the Germans prefer positions in enfilade or on reverse slopes. They normally employ two to three antitank guns in each position, protecting them from infantry attacks with light machine guns. Ranges at which the Germans open fire upon hostile tanks vary according to the caliber of the gun and its position. Although single antitank guns sometimes engage enemy tanks at ranges up to 1,000 yards, main antitank defenses usually hold their fire until the range is reduced to about 150 to 300 yards. The employment of close-combat antitank teams supplements the antitank defense. When the hostile tank attack is repulsed, the antitank guns move to alternate positions.”(24)
A lo largo de los años treinta, la doctrina antitanque alemana, por tanto, se corresponde en cierta medida con las técnicas que se habían aprendido antes, en 1917-1918, tal y como hemos visto con anterioridad. La primera tarea de las fuerzas defensivas era detener a la infantería enemiga y, una vez conseguido, los tanques enemigos quedarían entonces aislados y a merced de las armas antitanques alemanas y de los equipos de asalto. Por otro lado prácticamente todos los escritos alemanes sobre guerra antitanque en el período de entreguerras se basan en la suposición de que los tanques sin infantería de apoyo eran lastimosamente vulnerables a las armas antitanques, un dogma de fe, alcanzado en los difíciles últimos días de la gran guerra.
Durante esos años se polarizaron los debates en el Reichwehr en torno a dos “escuelas” principales en lo que se refiere a los medios antitanque vs. tanque como arma decisiva. Una de ellas establecía que los medios antitanque eran demasiado poderosos para hacer del tanque el arma decisiva que se presuponía por parte de muchos oficiales o los seguidores del “
tank-only” de Fuller, mientras que la otra, bien al contrario, postulaba que eran inútiles en una guerra de maniobra lejos de un frente estacionario. Como muestra del primer grupo cita
Habeck (25) el caso de un comandante alemán que intentaba demostrar su argumentación en este segundo sentido poniendo el ejemplo de como la artillería de costa en los Dardanelos había provocado la retirada de la flota británica (en la PGM), equiparando la artillería anticarro y los tanques a una y otra respectivamente, e intentando demostrar con semejante argumentación la poca utilidad de los tanques cuando tuvieran que enfrentarse a una fuerte posición defensiva antitanque. Es una lástima, para la solidez de la comparación, el hecho de que los acorazados no pudieran salir del agua, ni flanquear un estrecho como el de los Dardanelos.
Notas:
(20) Supongo que Volckheim hace referencia al
7.7cm Feldkanone, aunque pudiera ser también el
7.62cm Infanteriegeschütz L16.5 utilizado por los batallones de asalto.
(21) James S. Corum, "
The Roots of Blitzkrieg: Hans von Seeckt and German Military Reform", pág 129.
(22) En Timothy A. Wray, “
Standing Fast: German Defensive Doctrine on the Russian Front during World War II, Prewar to March 1943”, U.S. Army Command and General Staff College. Fort Leavenworth, Kansas. Library of Congress Cataloging in Publication Data. Pags. 16-18.
(23) Robert M. Citino. “
The Path to Blitzkrieg. Doctrine and training in the German Army, 1920-39”, pág. 203.
(24) U.S. War Department Technical Manual TM-E 30-451: “
Handbook on German Military Forces” ; March 1945, pág IV-25
(25) Mary R. Habeck ,“
Storm of steel: the development of armor doctrine in Germany and the Soviet Union, 1919-1939”, pág 141.
Continuará.
Un saludo