Antes de empezar con las comparaciones, lo principal es saber cuál era la población de la Unión Soviética lo más cerca posible del fatídico 22 de junio de 1941. Bellamy escribe que el Imperio Ruso tendría sobre 150 millones de habitantes en 1914. Aun así, ese mismo año comenzó la Primera guerra mundial, seguida de la Guerra Civil que azotó el país.
Los siguientes censos fueron los de 1920, 1926, 1937 y 1939. En 1926, tras el final de la guerra y después de que se estabilizase un poco la situación, la población soviética era de 148.8 millones. Los demógrafos establecieron el incremento anual promedio en el 2.3%. Teniendo en cuenta ese porcentaje, la población en 1937 debería ser de 186.4 millones, pero el censo dio como resultado 156 millones, esto es, 30.4 millones de personas menos de lo que estimaron los demógrafos tan solo 11 años antes.
Es imposible asegurar cuantas de esas personas que “faltan” murieron debido a las hambrunas de Ucrania (estimadas en un mínimo de 7 millones de vidas) o la dura vida soviética, en la que muchos resultaron muertos en prisiones, en el gulag o por otras razones violentas.
Obviamente, estos datos no gustaron a los altos cargos de la URSS y, por ello, el 26 de diciembre de 1937 el Pravda (el periódico oficial de la Unión Soviética) denunció estos resultados, alegando que eran un “incumplimiento extremadamente burdo de los principios elementales de la ciencia estadística”. Tras ello, Stalin ordenó un censo para 1939.
El censo de 1939 fue llevado a cabo por funcionarios nerviosos que tendrían bien claro lo que les esperaba en caso de que los resultados resultasen tan desafortunados como los de un par de años antes. Esta vez, la población ascendió a 167 millones, a los que fueron añadidos otros 3 millones por las autoridades soviéticas. Estos datos, aunque mejores que los anteriores, no dejaban de estar lejos de los estimado. Estas cifras son las que se suelen tener en cuenta al hablar de la población soviética pre-Segunda guerra mundial.
Si bien el censo no resultó ser todo alto que se quería, era suficiente para darse cuenta de la potencia humana de la URSS, sobre todo al comparar la población de ésta con las otras potencias del momento. En Alemania vivían 80 millones de personas, mientras que en el Reino Unido vivían 46 millones y 130 millones en Estados Unidos. Además, gracias al pacto Mólotov-Ribbentrop, la población bajo poder soviético ascendió a unos 190 millones de personas. El día 22 de junio de 1941 es posible estimar la población soviética en entre 196 y 197 millones de personas.
Ahora que tenemos el dato (estimado) de la población soviética a 22 de junio de 1941, entremos en materia:
Los datos de las muertes sufridas por los soviéticos entre 1941 y 1945 pueden variar teniendo en cuenta que se basan en los datos del censo de 1939. Si el censo está equivocado, podría variar el número de vidas que se llevó el conflicto y la represión interna, que también está contabilizada en los datos posteriores.
En los últimos años, se ha hablado de entre 26 y 27 millones de exceso de muertes soviéticas (1) entre el 22 de junio de 1941 y el final de la Segunda guerra mundial, teniendo en cuenta que la población de la URSS era 196.7 millones (estimación tenida en cuenta a la hora de calcular entre 26 y 27 millones los muertos). Si el cálculo de la población fue demasiado alto, las muertes soviéticas serían menos de 26-27 millones, mientras que si el cálculo fue demasiado bajo, las muertes soviéticas serían más de las estimadas. Saber a ciencia cierta las muertes que hubo es imposible, pues hay varias zonas de duda importantes, sobre todo la que dice que la población de los territorios anexionados en 1939-40 podrían tener más población de la contabilizada en ese momento
En el próximo post pasaremos a las bajas militares soviéticas, que aunque son más fáciles de contabilizar, obviamente no podremos asegurarlas al cien por cien.
Por supuesto, invito a cualquier forero a participar en el post.
Nota (1): En ese dato no se incluyen las muertes acaecidas en las zonas anexionadas después de 1945, como Königsberg o Karelia, entre otros.
Fuentes:
Chris Bellamy. Guerra Absoluta. Barcelona: Ediciones B, 2011. Pág. 40-42