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cv-6
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Mensaje por cv-6 » Mar Nov 10, 2009 11:25 pm

¿Qué diferencia había entre comandos y SAS?
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Javier Ormeño Chicano
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Mensaje por Javier Ormeño Chicano » Mar Nov 10, 2009 11:54 pm

cv-6 escribió:¿Qué diferencia había entre comandos y SAS?
En esencia el SAS (Special Air Service o Servicio Aéreo Especial) fue creado el 1 de julio de 1941 ideado para realizar misiones sobre la retaguardia del DAK en África (incursiones), actuando junto con el "Grupo de Largas Distancias en África". Por su parte los Comando fueorn creados, o al menos formados, en junio de 1940, ideados para llevar la guerra a la Europa ocupada con misiones especiales, guerra de guerrillas. El concepto del uso y la formación de los Comandos se recoge en un memorandum del 13 de junio de 1940 (1).

(1). MOREMAN, T. "British commandos 1940-46" Osprey, 2006 pag. 9-10
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Paddy Mayne
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Mensaje por Paddy Mayne » Jue Nov 12, 2009 6:51 am

No nos olvidemos que el SAS siguió operando haciendo misiones de reconocimiento y sabotage profundo dentro de las lineas enemigas en Italia y Francia y de hecho fueron las primeras tropas en llegar a muchas ciudades alemanas en 1945.

Los comandos son mas bien unidades de infanteria ligera de elite para lanzar incursiones convencionales actuando como infanteria de choque pero organizada de manera tradicional (escuadras, pelotones, compañias, batallones, brigadas) contra blancos de alto valor situados dentro de las lineas enemigas pero dentro del alcance de las fuerzas convencionales aliadas, principalmente blancos navales, puertos, fortificaciones costeras, viaductos, aeropuertos. El hecho de que operan organizados como infanteria ligera los obliga a no estar demasido profundos dentro de las lineas enemigas ya que requieren de demasiados recursos convencinales para su infiltración y extracción.

Los SAS operaban profundo dentro de las lineas enemigas en misiones de reconocimiento y sabotage, frecuentemente aliandos con partisanos locales (no tanto en Africa pero si en Italia, Yugoeslavia y Francia)o miembros de servicios de espionaje como el SOE o la OSS, lo cual los obligaba a usar unidades pequeñas, usualmente no mayores de 16 a 32 hombres.

Frecuentemente las alianzas con agentes locales eran peligrosas, David Stirling, el fundador del SAS fue traicionado por beduinos dobles agentes y capurado por el DAK, Paddy Mayne, su sucesor, se las vió duras en Italia y escapò de la muerte y de celadas varias veces, 22 Australiandos del SAS murieron cuando ellos y la unidad de partisanos franceses con las cuales se encotraban fueron delatados por los soplones comunes en la resistencia francesa cayendo en una emboscada de las SS.
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Mensaje por Tyvds » Jue Nov 12, 2009 7:28 pm

Paddy Mayne escribió:...22 Australiandos del SAS murieron cuando ellos y la unidad de partisanos franceses con las cuales se encotraban fueron delatados por los soplones comunes en la resistencia francesa cayendo en una emboscada de las SS.
...podria alguien subir los link, acerca de esta interesante y lamentable historia?

...saludos...
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Hundi
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Mensaje por Hundi » Dom Nov 15, 2009 2:42 am

Todavia existe la unidad Daiblos Rojos?
[size=85]Hago de mi futuro una utopía, pues pretendo comprender, esta voluble vida...[/size]
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Paddy Mayne
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Mensaje por Paddy Mayne » Dom Nov 15, 2009 6:59 pm

Los Diablos Rojos eran la 1 División de Paracaidistas, todavía existen pero reducidos a un regimiento, el regimiento de paracaidistas, también llamado Diablos Rojos o boinas rojas.

Sobre el link. voy a buscar uno, probablemente en ingles.

The SAS Encyclopaedia, el libro The Originals y el libre en español Conejo Blanco hablan del incidente.
El autor de Conejo Blanco, un agente del SOE logró conocer a varios autralianos que habían sido agarrados con vida y capturados y narró como fueron ejecutados con injecciones letales en los campos de concentración nazi.

Despues de la guerra el SAS hizo escuadrones de la muerte que se encargaron de buscar a los miembros de las SS y Gestapo que participaron en la operación, sacarlos de los campos de prisioneros con la escusa de un traslado y ejecutarlos sumariamente en el bosque.
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Mensaje por Paddy Mayne » Dom Nov 15, 2009 7:20 pm

http://www.sasspecialairservice.com/sas ... o-ww2.html

Este link puede ser util pero está en inglés. Habla que el rol del SAS despues de Africa que es menos conocido.
With the North African campaign over the attention of the Allies turned to Sicily and Italy. D squadron and the Special Boat Squadron (SBS) were tasked with coastal raiding in the Mediterranean and then further a-field in the Again. Once there they were assisted by the Greek's Sacred Squadron. As the allies advanced into Northern Italy the SAS were in constant use, operating with the SBS and the newly formed Special Raiding Squadron in advance of the main invasion forces. Intermittently they were tasked with the more Specialist role of deep penetration raids, hitting railways and German communications behind the lines.
For the raids on France and Western Europe the SAS became a brigade in the Allied Airborne Corps under command of Lieutenant General Boy Browning. The force was now comprised of two British SAS regiments, two French and a Belgian regiment.

The SAS were initially dropped onto the France coastline on the eve of D-Day tasked with mounting diversionary raids in support of a deception plan that was designed to fool the Nazis into moving forces away from the intended location of the main allied landings at Normandy. These raids were followed by squadron groups with their jeeps and armour to establish basses in German occupied territory. From there the SAS could launch more raids on German infrastructure with the co-operation/intelligence of the French Resistance.
Other operations weren't so successful Operation Bullbasket in the area of PUATEA started off successfully however the base area was eventually betrayed by Collaborators the Germans killed several men and captured 33 who were subsequently executed. Towards the end of the European war Brigadier Mad Mike Calvert, himself a distinguished war veteran commanded the SAS Brigade. After the hostilities ended the SAS were used to search for suspected war criminals and bring them to justice, in all the SAS contributed to greatly to the war effort.
Lo que no dice es que cuando las victimas eran SAS la justicia era sumaria.
Sobre la cifra de 22 me equivoqué eran 31 o 32 mas uno o dos pilotos aliados que se tras haber sido derribados habían sido rescatados por los SAS.

Otro cita.http://home.hccnet.nl/22.sas/
Operation "Bulbasket"

Several operations were to harass the Germans and slow down the movement of reinforcements to Normandy just after the invasion in June 1944. Another goal was to support the French resistance, the Maquis.Operation Bulbasket started on 6 June 1944.
By the end of June it totalled 56 men of all ranks, mostly men from B squadron 1 SAS.
They made 12 attacks on the railway running north to Tours from Poitiers and to this rail centre from Limoges to the south-east.

Also intelligence and detailed targets for allied bombing were given.I.e. 12 Mosquito bombers successfully bombed a very large petrol depot at Chatelherault following the given intelligence.

But nearly a month after successful operations they were betrayed by German agents infiltrated into the Maquis. An SS battalion (500 men) encircled the SAS base near Verrieres on the night of 2/3 July, searching the woods at first light with mortar and artillery fire.
The SAS men made a break attempt. 34 men kept together in moving down a forest track and were ambushed and captured. One wounded officer was clubbed to death with rifle butts before villagers.
Three wounded men were taken to hospital and never seen again. The other prisoners disappeared as well.

Those who managed to break out of the woods eventually were evacuated to England.

In the autumn 31 bodies were discovered in the woods near the SAS base.
30 SAS men and one shot down allied fighter pilot that managed to reach the base and stayed there.

Later the real events could be traced:
After capture the prisoners were handed over to the Sicherheids Dienst (SD) led by Kieffer (security service of the Germans). The men were held prison in Paris for a month.

The death records were fudged and Kieffer had the prisoners dressed in civilian clothes and they were taken back to the woods near their base and shot with stenguns to make it look like a misunderstanding between Allies.

One SAS trooper managed to escape and after the war gave evidence that led to a death sentence at the Nuremberg trail for Kieffer.
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Hundi
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Mensaje por Hundi » Dom Nov 15, 2009 9:19 pm

Muchisimas Gracias por la informacion Paddy Mayne, tenia un articulo muy pobre en una revista militar, de lo poco que hablaban y que recuerdo es de la participacion en Francia junto a la 101 americana. Ahora agregare mas a mi archivo.

Saludos.
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Mensaje por gerkamp » Dom Sep 18, 2011 10:12 pm

Voy a ampliar la info de este hilo :sgm120:

Lo que les expondré a continuación habla de como se formaron las primeras unidades y acerca de las primeras incursiones.

LOS COMIENZOS

''Por supuesto, esto es totalmente horroroso. Posiblemente sea la tarea mas grandiosa que se pueda conseguir en el Ejército, y es una ocupación que, si se cumple adecuadamente, puede ser de gran valor... nada de rutinas, nada de burocracia... justamente operaciones puras, cuyo éxito depende principalmente de uno mismo y de los hombres que se han escogido para realizar la tarea. Esto es revolucionario.''

El hombre que concibió los comandos fue el teniente coronel Dudley Clarke. En los desastrosos dás de Dunkerque era ayudante del jefe del Estado Mayor Imperial, general Sir John Dill. Meditando sobre la derrota de los aliados en Francia y Bélgica, bregaba Clark con uno de los más viejos problemas de la guerra: ¿Que debe hacer una nación, cuando, a pesar de haber sido derrotado su ejercito en el campo de batalla, no acepta este resultado como definitivo? En su mente aparecía el recuerdo de las guerrillas españolas contra los ejércitos de Napoleon y las de la Revolución Arabe de Palestina, donde el mismo había participado en 1936.

''¿Pueden unos hombres desesperados, provistos solamente de armas portatiles, desdeñar la artillería, prescindir de los trenes de equipos y de la complicación de los aprovisionamientos, y llevar a cabo una guerra de guerrillas contra un enemigo cuyas fuerzas se extienden desde Narvik hasta los Pirineos?''. Este era el problema, pero antes de retirarse a dormir el día 4 de junio, el último de los nueve días de Dunkerque, el teniente coronel, sentado en su piso de Stratton Street, en Mayfair, había ordenado sus ideas ''en forma de notas expresadas en una sola hoja de papel de escribir''.

El 5 de junio Clark expuso a Dill sus ideas. El 6, Dill las transmitió a Churchill, entonces Primer Ministro. El día 8 Dill dijo a Clarke que su esquema estaba aprobado, y que en aquella misma tarde había nacido la Sección M09 en el Departamento de Guerra.

Se ordenó a Dudley Clarke organizar una incursión a traves del Canal lo antes posible. Las únicas condiciones impuestas por el Primer Ministro fueron la prohibición de distraer unidades destinadas a la tarea más esencial, la defensa de Inglaterra, que muy pronto podrían tener que hacer frente a la invasión, y que las guerrillas deberían contentarse con el uso del menor numero de armas posible. Ambas condiciones eran inevitables en las circunstancias de la época, y en lo demás se le dió a Clark libertad de acción absoluta.

El interes y el apoyo del Primer Ministro fueron factores vitales para proporcionar el sentido de urgencia necesario a todos los que estaban implicados en la cuestión. Su pensamiento quedó expresado con toda claridad el 18 de junio de 1940: ''¿Que piensa el comandante de las fuerzas metropolitanas, sobre los 'Storm Troops' o los 'Leopards', seleccionados de entre las distintas unidades, listos para atacar de improviso en el interior de cualquier desembarcadero o vía de penetración? Esos oficiales deben ser armados con los equipos mas recientes, metralletas, granadas, etc, y se les deben facilitar motocicletas y coches blindados''.

El problema subsiguiente fue la creación de la fuerza incursora. Podía resolverse tomando batallones existentes de las fuerzas metropolitanas o constituyendo unidades nuevas. Por varias razones se adoptó la última solución, siendo esta una acertada decisión. Los comandantes y cierto numero de jefes de compañía tenían 40 o más años, y esta era demasiada edad para participar en incursiones. Los escalafones de las unidades pertenecientes a las fuerzas metropolitanas estaban llenos de reservistas y jovenes reclutas, unos demasiado precavidos y otros demasiado inexpertos para garantizar los resultados de operaciones donde ''el libro'' (Regulaciones del Servicio en Campaña) serviría de poco, y donde la matanza y lo imposible serían lo normal. Además, la organización en batallones de infantería clasicos, concebidos para actuar en campañas prolongadas, no era lo más aconsejable para constituir una fuerza ligera apta para actuar en incursiones. Consideraciones de esta índole obligaron a decidir la constitución de una unidad de nuevo cuño, el Comando. El nombre se tomó de las unidades móviles de los Boers que durante más de dos años desafiaron a un Ejercito británico de 250.000 hombres en la Guerra de los Boers (1899 - 1902). La nueva organización, ideada a base de un cuartel general y diez agrupaciones compuestas de 3 oficiales y 47 hombres de distinta graduación cada una, tenían poca relación con lo establecido para un batallón clasico. En todo caso recordaba a los exploradores y unidades ligeras que se hicieron célebres en el siglo XVIII bajo hombres como Rogers, Marion ''el zorro de la Manigua'', Ewald y Tarleton.

Los cuadros de los Comandos numeros 1 y 2 se formaron a partir de las diez compañías independientes creadas a principios de año cuando los alemanes invadieron Noruega. Estas compañías se componían en su mayor parte de voluntarios del Ejercito Territorial, y estaban destinadas a interferir las lineas de comunicación enemigas. Cuando las cosas se pusieron en contra, dichas compañías no efectuaron ninguna incursión, aunque la mitad de ellas conocieron la acción en combates desesperados, en la retaguardia, en los nevados valles cercanos a Bodo y Mo, en Noruega.

Los otros Comandos se formaron llamando voluntarios para servicios especiales. Los comandantes se seleccionaron entre los voluntarios, y se les dió libertad para escoger a sus propios oficiales. Asimismo, los tres oficiales de cada unidad fueron autorizados para elegir y reclutar sus propios hombres de entre las distintas unidades que se les habían asignado.

Este rudimentario y expeditivo sistema dió pronto buenos resultados. Los primeros comandantes fueron Bob Laycock, de la Guardia Montada; John Dunford, de la Artillería Real; y Ronnie Tod, de Argyll y los Highlanders del sur. Antes de finalizar la guerra, el primero de estos era general de división y jefe de Operaciones Combinadas, y los otros dos generales de brigada.

La ''carta'' que esbozaba las condiciones de este servicio especial no ofrecía ninguna particularidad reveladora. Un oficial que se incorporó al principio recuerda: ''Los comandantes habían de asegurarse que solamente fuesen escogidos los mejores; debían ser jovenes, completamente idoneos, capaces de conducir vehiculos de motor y que no se mareasen en el mar. Esto fue dar un paso a ciegas, ya que nada se dijo respecto a lo que aquellos deberían hacer, y muchos oficiales del Ejercito regular se atenían a la estricta regla de nunca ser voluntarios para nada''. Pese a ello, no menos de diez de los primeros oficiales de Comando Numero 3 procedían del Ejercito regular. Según una de las condiciones claramente establecidas en este servicio, todo hombre podía voluntariamente regresar a su unidad despues de una operación. Pocos solicitaron hacerlo. Verdaderamente, ser un ''regresado'' a su unidad era la suerte más temida por los soldados del Comando.

Se organizaron unas 100 unidades en las que practicamente estaban representados cada regimiento y cuerpo del Ejercito británico. Regulares, reservistas y territoriales de todas las partes del país podían verse en sus filas y apenas puede decirse que existiera un batallón propiamente tipico. La Unidad H del Comando N° 3 se formó seleccionando hombres de la 4ta División, que había combatido con tenacidad en las playas de Dunkerque. Los hombres, entre los que se incluian soldados procedentes de la Artillería Real, del Real Cuerpo de Ingenieros y del Real Cuerpo de Servicios del Ejercito, se escogieron de los regimientos de los condados, la columna vertebral de la infantería britanica. Una gran parte eran reservistas, pero existía cierto nucleo de regulares. En su mayoría habían servido en la India, y eran hombres adiestrados en el manejo de las armas. Habían entrado ya en acción, y esperaban más ocaiones de hacerlo. Esta unidad era quiza excepcional, pero todos los hombres estaban dispuestos a superarse. Antes de que finalizara junio, este Comando se concentró en Plymouth, y por todas las partes del país comenzaron su vida las nuevas unidades.

Entre las muchas cosas extrañas que aparecen en la historia de los Comandos es digno de destacar el hecho de que solamente a los 19 días de su formación llevaron a cabo su primera incursión. No puede decirse que fuera esta una fecha que hiciera historia, pero al menos fue un paso dado en el largo camino de regreso a Europa, el camino de la victoria.

El planeamiento de las operaciones militares no es precisamente facil, aun sin añadir la complicación de una travesía maritima. El planeamiento de incursiones en el verano de 1940 presentaba casi todas las dificultades que la pesadilla mas pesimista pudiera evocar. Pero los hombres que concibieron los Comandos eran optimistas. En el verano en que Churchill alentaba a sus paisanos con promesas de sangre, sudor, penas y lágrimas, el pesimismo tenía, no obstante, sus fundamentos. Para planear una incursion se necesita una detallada elección de blancos, y una información de exacta sobre las fuerzas enemigas y su despliegue en la zona del objetivo. Hasta junio de 1940 todos los recursos del Servicio de Inteligencia Britanico se habían concentrado en torno a la favorable situación que Alemania había conseguido en el Frente del Oeste. Ahora, la costa de Europa, desde Narvik a Bayona, se había transformado en una linea enemiga, y la lenta recopilacion de información, procedente de los agentes y de la fotografía aerea, tenía que comenzar de nuevo por doquier.

Cuando Dudley Clarke buscó por primera vez cooperación en el Almirantazgo, fue recibido con toda cordialidad por el segundo jefe del Estado Mayor Naval: ''¡Que!, ¿El Ejercito quiere regresar a Europa para combatir de nuevo? Esta es la mejor noticia que he recibido en muchos días. Para ello puede usted tener lo que pida de la Marina''. Al capitán de navío Garnons-Williams se le dió el cometido de reunir embarcaciones y situar su cuartel general en el yate Melisande, fondeado en el Hamble. Se reunieron lanchas de motor y embarcaciones de recreo de diferentes caracteristicas, procedentes de Norfolk y de cualquier parte donde en tiempo de paz la gente se divertía, todas ellas muy distintas en el grado de confianza que se les podía depositar.

Pese a a esta favorable disposición por parte de la Marina, las operaciones combinadas precisaban buques de desembarco, y los pocos que había tenido Gran Bretaña en 1939 se perdieron en Noruega. Sien embargo, una Marina que poco antes había improvisado una flotilla para retirar de Dunkerque 338.226 soldados ingleses y franceses no se preocupaba demasiado por el problema de transportar unos cientos de hombres en dirección opuesta. Los soldados no se preocupaban por tener que efectuar un desembarco desde embarcaciones sin blindaje y diseñadas para fines completamente distintos; posiblemente porque no conocían otras mejores.

El aspecto naval del planeamiento de las operaciones se complica a causa de los problemas de navegación, viento y mareas. A menudo se dispone de pocos días al mes para que sea practicable el desembarco en una playa determinada o en un paraje apto para tal fin. Pero es justo tambien confiar en el azar, tanto como sea posible, cuando son muchas las cosas que pueden ir mal. En si misma, esta es justificacion suficiente para comprender que las unidades utilizadas estuviesen formadas por personal voluntario.

La primera incursión se llevó a cabo en la noche del 23 al 24 de junio mediante un desembarco en la zona de Boulogne-Le Touquet. La fuerza denominada ''Compañía Independiente Numero 11'' iba bajo el mando del comandante Tod, y estaba compuesta por 120 hombres. Garsons-Williams se las había ingeniado para conseguir media docena de lanchas de salvamento de la RAF a traves del Ministerio del Aire. Aunque estas embarcaciones eran rápidas, de confianza y aptas para aguantar la mar, sus proas se elevaban mucho sobre el agua, y por tanto no eran las idoneas para actuar como medios de desembarco.

La expedición, cuyo armamento incluía 20 metralletas, la mitad de las existentes entonces en el país, se hizo a la mar desde Dover, Folkestone y Newhaven. En la mitad del Canal unos aviones Spitfire dieron una pasada sobre las embarcaciones para reconocerlas, pero afortunadamente no había buques de patrulla alemanes para observar lo sucedido e intentar detenerlas. Sin embargo, el incidente causó cierto retraso en la operación.

Las embarcaciones de salvamento utilizadas carecían de medios de navegación modernos, y Tod estaba a punto de entrar en el puerto de Boulogne cuando un proyector enemigo descubrió repentinamente su posición. Se desvió entonces el rumbo hacia la costa y el desembarco se efectuó en unas dunas de arena donde tuvo lugar una indecisa escaramuza con una patrulla alemana. La unica victima fue Dudley Clarke, que acompaño la expedicion como observador. Una bala le hirió de refilón y casi le arrancó una oreja. Él bromeó diciendo que el hombre que había tenido la idea de crear los Comandos fue el primero de ellos que resultó herido.

Otra parte del Comando desembarcó en la playa de Merlimont, 6 km al sur de Le Touquet, y atacó una gran construcción rodeada por un amplio cinturon de alambre espinoso. Los dos centinelas alemanes fueron asesinados pero, ante la imposibilidad de penetrar a traves de las alambradas, se lanzaron granadas Mills a traves de las ventanas. Si la construcción era un acantonamiento, una residencia de oficiales, o un cuartel general, es de suponer que a los inquilinos no les haría mucha gracia la visita.

A su regreso a Dover, las embarcaciones incursoras fueron vitoreadas por los buques del puerto. En Folkeston, la llegada de 30 despeinados soldados fue acogida con suma desconfianza. En la nación el relato escueto de que los britanicos hubiesen dado un alfilerazo a Hitler antes de cumplirse un mes desde la retirada de Dunkerque, como realmente sucedió, fue bien acogido en general.

La sección M09 no perdió tiempo en concebir otra estocada. En la noche del 14 al 15 de julio se preparó una incursión contra la guarnición alemana de Guernsey. En esta ocasión la información adquiida fue grande. Los alemanes habían desembarcado en ella el 1 de julio, y disponían de 469 hombres bajo el mando de un tal Dr. Mass; la cuantía de su racionamiento había sido revelada a uno de los agentes britanicos por el propio aprovisionador.

La fuerza incursora la formaban la 11° Compañía Independiente de Tod, que atacaría el aeropuerto, y la Unidad H, Comando Numero 3, que haría una finta atacando una posicion de ametralladoras, en Telegraph Bay, y los barracones de la punta de Jerburgo.

La fuerza se transportó en dos destructores bastante viejos, el Scimitar y el Saladin, y las embarcaciones de desembarco consistieron en 7 lanchas de salvamento de la RAF. El planeamiento efectuado por el recien organizado Directorio de Operaciones de Incursión era emocionante. Quedó establecido que varios aviones Avro Anson volarían sobre la isla para ahogar el ruido de las lanchas de desembarco en su aproximación a tierra.

La incursión partió del gimnasio del Colegio Naval, en Darmouth, y algunos guardiamarinas ayudaron en la carga de las metralletas y munición. Un oficial que tomó parte en la acción escribe: ''Despues de tomar el té en el comedor del colegio embarcamos en el HMS Scimitar. Solamente 5 de las lanchas de salvamento estaban listas. Salimos a la mar, se aumentó la velocidad a 18 nudos y arrumbamos a Guernsey. Hacia medianoche las lanchas, que habían estado navegando unas 100 yardas por delante de nosotros, se pusieron al costado y los soldados pasaron a ellas en el mayor silencio posible. Las lanchas hacían un ruido tremendo, y el sonido del vuelo de los Ansons, volando bajo, sobre la punta de Jerburgo para ahogar nuestro ruido, fue muy bien recibido. Las embarcaciones sobresalían mucho sobre el agua; además, nosotros ibamos muy apretujados. La idea de caer bajo el fuego de las armas ligeras del enemigo en una lancha de éstas no era muy atractiva, pero ninguna ametralladora abrió fuego''.

De hecho la incursión en Guernsey fue singularmente incruenta y, en general, poco impresionante. ''Que no haya más Guernseys'', dijo Churchill cuando se le informaron los resultados. La Marina, a pesar de lo inadecuadas que eran las lanchas de desembarco, jugó su papel con la eficacia y sangre fría que normalmente se le atribuye a esa corporación sin par. Los soldados carecieron de un enemigo sobre el que pudieran disparar, pero de nuevo cumplieron su misión. En la guerra las lecciones se aprenden y se vuelven a aprender de formas muy diversas. Los de Guernsey prosiguieron su marcha hacia mayores glorias.

Fue una desgracia que por falta de blancos enemigos y embarcaciones adecuadas de desembarco se obtuviese una falsa impresion del potencial de incursion disponible, y que no causara el impacto debido en la mente del primer ministro, que fue el mayor impulsor de los Comandos.

Dos días despues, el almirante de la flota, Sir Roger Keyes, era nombrado Director de Operaciones Combinadas. El viejo heroe de Gallipolli y de Zeebrugge, de 68 años, no era el hombre adecuado para romper ventanas con monedas de una guinea.
Fuente: Libro ''Comando'' de Peter Young. Serie ''Armas'', editorial San Martin
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Mensaje por Juan M. Parada C. » Lun Sep 19, 2011 11:35 pm

cv-6 escribió:¿Qué diferencia había entre comandos y SAS?
Estimado señor: Creo,en mi más humilde opinión,que no hay ninguna diferencia ya que es el mismo género combativo de tropa especial o comando,que luego los norteamericanos imitarían con los Rangers al estilo británico.Si mal no recuerdo,estas siglas son Special Air Service,que fueron temidos muy pronto por los alemanes,al punto de no ser tomados prisioneros por los mismos, para tratar de amedentrarlos,en violación a lo establecido en la convención de Ginebra,pero tal táctica no aminaló a estos valientes soldados,tal como se vió en la operación "Chariot" y en el fallido ataque en Dieppe,entre otros golpes de mano.Gracias por la atención.
"¡Ay,señor! Tú sabes lo ocupado que tendré que estar hoy.Si acaso te olvido por un instante,tu no te olvides de mi". Sir Jacob Astley antes de la batalla de Edge Hill el 23 de octubre del año de nuestro señor de 1642

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gerkamp
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Re: Los Comandos Británicos

Mensaje por gerkamp » Mar Sep 20, 2011 12:55 am

Camarada Juan, creo que en las acciones k citas actuaron los comandos y no el SAS.
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Mensaje por gerkamp » Lun Sep 26, 2011 4:18 am

LOFOTEN Y SPITZBERG

''Despues de quince meses de experiencia como Director de Operaciones Combinadas, y habiendo fracasado en todo intento de llevar a cabo operaciones ofensivas interesantes, debo apoyar los comentarios del Primer Ministro respecto a la intensidad del poder negativo que controla la máquina de guerra en Whitehall...

Los grandes lideres de antaño han resaltado el valor del tiempo en la guerra..., el tiempo transcurre, y mientras la demora, el ladron del tiempo, sea la clave del funcionamiento en Whitehall, seguiremos perdiendo una oportunidad tras otra a medida que se presentan las ocasiones.''


En octubre de 1941 Sir Roger Keyes, que en muy pocas ocasiones se había puesto en contacto con la Junta de Jefes de Estado Mayor, era relevado de su cargo. Su discurso de despedida, citado anteriormente, fue lanzado en la Cámara de los Comunes, y todos los que prestaban servicio en los Comandos coincidían de corazón con cada una de las palabras del almirante Keyes. Para la mayor parte de ellos su tiempo de permanencia en los Comandos les parecía una larga historia de esperanzas aplazadas. En los primeros días, durante el glorioso verano en que la invasión aun amenazaba Inglaterra, todos se sentían felices. La mayor parte de los oficiales habían ido a Lochailort, en las montañas del oeste, donde eran instruidos en rebuscados métodos para matar, y en el arte de vivir sobre el terreno. Las unidades fueron adiestradas duramente para tratar de lograr no solo la perfección, sino tambien la improvisacion, para escapar del legado tactico de la guerra de 1914-1918.

''Sir Roger Keyes''
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A finales de 1940 fueron concentrados en Inveraray cinco Comandos y muchos buques de asalto para preparar una gran operación, la captura de las Azores, por lo cual se suprimieron muchos de los interminables ejercicios. El sucesor de Sir Roger eligió Pantelaria como objetivo y concentró sus fuerzas en la isla de Arran. Este proyecto fue cancelado, lo cual produjo un efecto adverso en la moral y disciplina de algunas unidades, pero el comandante de la Brigada de Servicio Especial, brigadier J. C. Haydon, fue muy eficaz con sus oportunas exhortaciones dirigidas a afrontar esta situación, y pronto logró revivir el antiguo espiritu: ''Gran parte del entusiasmo inicial se ha evaporado a causa de los retrasos impuestos a los acontecimientos y empresas esperados. Hay una gran irritación con la vida..., ello se debe en parte a esas dilaciones y tambien al cansancio producido por las dificultades, en los buques y fuera de ellos, en los cuarteles y en los demás lugares. En pocas palabras, hay un sentimiento de frustración''.

El remedio estaba en los oficiales; entre ellos, los mejores ponían todo su celo, su inventiva y entusiasmo ideando nuevos ejercicios, ensayos y tecnicas a fin de perfeccionar la destreza combativa de sus hombres.

Tres circunstancias ayudaron a Haydon en su empeño de levantar el espiritu de su brigada. La primera fue la marcha hacia Oriente Medio de la fuerza del teniente coronel Laycock. La segunda fue la reorganizacion de los Comandos en una plana mayor y seis agrupaciones, en lugar de diez. Con esto, al disponer cada unidad de doce oficiales menos, los comandantes tuvieron el camino libre para quitarse de en medio a los menos adecuados. La nueva organizacion resultó mas manejable desde el punto de vista tactico. Cada agrupacion tenía ahora 3 oficiales y 62 hombres de distintos grados.

La tercera de las circunstancias apuntadas fue la primera incursion contra las Islas Lofoten. El 21 de febrero los Comandos embarcaron en Gourock a bordo de los buques Queen Emma y Princess Beatrix para cruzar el canal. La misma tarde navegaron hacia Scapa Flow, a donde llegaron el siguiente día. Se empleó una semana en dar los ultimos toques a los planes y al adiestramiento, y el 1 de marzo se recibió el mensaje: ''Llevar a cabo la Operación Claymore''. A medianoche la fuerza navegó hacia Skaalefjord, situada en las Islas Faroe, donde se llegó a las 19:00 horas del día 2 de marzo. Allí, los 5 destructores de escolta efectuaron relleno de combustible, y la expedicion se hizo a la mar de nuevo cinco horas mas tarde para entrar en Westfjord durante la noche del 3 de marzo. Hacia las 04:00 horas podían verse con claridad muchas luces de navegación en las proximidades de las Lofoten. No había rastro del enemigo. Todo se desarrollaba conforme al plan previsto. Esta perfecta recalada tuvo la ayuda del submarino Sunfish, que actuó de buque indicador durante la navegación.

''Ubicación de las Islas Lofoten''
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En el mar, hacia el sur, una poderosa fuerza naval de cobertura, nada menos que bajo el mando del comandante en jefe de la flota metropolitana, esperaba que algun importante buque de guerra alemán cometiera la temeridad de interferir los propositos ingleses. Esta fuerza estaba compuesta por los buques HMS Nelson, King George V, Nigeria, Dido, y 5 destructores.

Los propositos de la incursión eran la destrucción de las factorías de aceite de pescado a fin de privar a los alemanes de glicerina para la elaboración de explosivos; el hundimiento de buques mercantes enemigos; enrolar voluntarios para las fuerzas noruegas existentes en el Reino Unido, y la captura de seguidores de Vidkum Quisling. Los puertos de Stamsund y Henningsvaer estaban asignados al Comando Nr. 3; los de Svolvaer y Bretesnes al Nr. 4. La fuerza militar actuaba bajo el mando del brigadier Haydon. En cada Comando existían destacamentos de los Ingenieros Reales y de soldados noruegos.

Esta de más decir que oficiales y soldados devoraban con ansiedad cada migaja de información que fuese provechosa, ya que, naturalmente, había pocos que hubiesen oido hablar de las Islas Lofoten con anterioridad. La guarnición alemana más importante estaba situada a 100 km, en Bodo, y había otra en Narvik, a una distancia de 160 km. Existían destacamentos de 20 hombres en algunas de las islas, pero ninguna tenía relación con Svolvaer o Stamsund. Un submarino alemán había sido visto en enero en Narvik, pero, aunque los convoyes costeros eran escoltados por buques de pesca armados, no se conocía la existencia de otros buques de guerra en la zona. Regularmente había algunos soldados alemanes de guardia a bordo del vapor correo, del que se pensaba que visitaba las islas diariamente.

En marzo, los campos de aviación situados al sur, cerca de Trondheim, a 500 km, estaban inhabilitados para aviones que no estuviesen provistos de esquies, y asi, por una vez, el peligro de la Luftwaffe no fue un factor importante.

Poco despues de las 06:00 horas, las lanchas de desembarco iniciaron su cometido. La salida del sol lanzó sus destellos cuando arrumbaron hacia las nevadas islas, pero el aire era frío y las afiladas proas de las embarcaciones golpeaban sobre las pequeñas olas del mar levantando heladas rociadas sobre los soldados. Un oficial, cuyo ''uniforme'' consistía en dos chaquetas, dos jerseys, una camisa, dos chalecos, un impermeable de lana, y unas botas de cuero forradas, se lamentaba despues: ''Yo aun tenía frío''.

Cuando Dunford-Slater, a bordo de la embarcación conductora del desembarco, que iba a la cabeza del Comando Nr. 3, se aproximaba a Stamsund preguntó a un buque de pesca noruego que salía a la mar: ''Hvor ar tuaska?'' ''Donde estan los alemanes?''; los oficiales voceaban un poco preocupados de que se confirmara la ausencia del enemigo. Los noruegos, por su parte, izaron su bandera nacional, que flameaba a media asta en el palo mayor.

El desembarco en Stamsund puso de manifiesto una contrariedad inesperada. La ''costa suave y aplacerada'' resultó ser un elevado muelle, y los soldados fueron fisicamente izados a tierra por los habitantes que acudieron en multitud a darles la bienvenida. Ellos mismos amarraron la lancha de desembarco y ayudaron a bajar las armas. Despues de este comienzo tan poco guerrero, el Comando se afanó en su cometido, y no se perdió tiempo en atacar sus objetivos. Seguidamente, se inició el trabajo de destrucción.

Solamente hubo oposicion por parte del pesquero armado Krebbs, que osadamente se abalanzó contra el destructor HMS Somalí, pero fue obligado a rendirse al caer bajo el fuego de este.

Los resultados de la incursión fueron altamente satisfactorios. Se reclutaron 315 voluntarios, incluyendo 8 mujeres y un soldado que salió de su casa vestido con el uniforme del ejercito noruego, fusil en mano, conservado desde que finalizó el combate en 1940. El director de las factorías de Allen y Hanbury, de nacionalidad inglesa, fue rescatado de Henningsvaer. El Comando Nr. 4 capturó 216 alemanes, en su mayoría pertenecientes a la Luftwaffe. Ademas, el destacamento noruego hizo una redada de unos 60 partidarios de Quisling.

Se hundieron 11 buques con un total de 20.000 toneladas, y se capturó, dotandolo de personal, un buque de pesca. Se destruyeron 18 factorías, estimandose que el aceite y la gasolina que se quemaron alcanzó la cifra de 3.600.000 litros. La pelicula tomada de todos estos acontecimientos resultó una buena propaganda de guerra en una epoca en que no abundaban los éxitos aliados. Se cree que el unico accidente sufrido por los ingleses resultó ser a consecuencia de habersele disparado a un oficial un Colt automatico que llevaba en un bolsillo del pantalon.

La incursion tuvo su parte jocosa. Un sargento, al que se le dieron 100 coronas ante la posibilidad de ser abandonado y tener que internarse en el territorio neutral de Suecia, solo disponía de 70 al regresar a bordo. Despues se supo que el sargento aun tuvo tiempo de obsequiar las otras 30 a una muchacha ama de casa noruega mientras permaneció en tierra. Desde entonces fue conocido por ''Treinta coronas y algo más''.

Antes de partir, John Dunford-Slater pronunció una memorable arenga a varias personas sospechosas de ser partidarias de Quisling. Solía hablar sin pausas y con voz chillona. En esta ocasión, hablando con gran rapidez, dijo: ''Bien, no quiero oir nada mas de los asesinatos de Quisling. Les digo que los asesinatos no conducen a nada bueno. Si oigo decir que se vuelven a producir, volveré otra vez y me llevare a todos los asesinos que haya entre ustedes. Y ahora marchense''.

No es de extrañar que se marchasen poco animados. Quizá estuvieran pensando la forma de transmitir la sorprendente alusion inglesa sobre ''los asesinatos de Quinsling''.

En 1955 Charley Head, que fue ayudante en el Comando Nr. 3, visitó de nuevo las islas, y supo que los alemanes llegaron el 5 de marzo de 1941 y quemaron varias casas, pero no mataron a ninguno de los habitantes que acogieron tan calurosamente a los comandos. En la isla de Svolvaer, donde desembarcó el Comando Nr. 4, existe un monumento erigido en memoria de 8 de los voluntarios que fueron a Inglaterra a bordo del Princess Beatrix. Siete perdieron la vida sirviendo en la Marina inglesa, y otro en la unidad noruega del Comando Interaliado Numero 10.

La siguiente expedición anfibia de cierta importancia no fue una incursion de Comandos propiamente dicha, dado que la mayor parte de las fuerzas empleadas fueron destacadas en las unidades canadienses que mandaba el brigadier A. E. Potts. O sea, una operación combinada. Se trata del desembarco en las Islas Spitzberg, situadas 560 km al norte de Noruega. El proposito era inutilizar las minas de carbon para evitar que los alemanes las explotaran.

''Ubicación de Spitzberg''
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Una vez más no hubo oposicion. Los habitantes fueron evacuados; los rusos a la URSS y los noruegos al Reino Unido. Se quemaron 450.000 toneladas de carbón y 1.238.000 litros de combustible y grasas.

Los alemanes se enteraron de la incursión cuando la fuerza expedicionaria estaba ya de regreso. En la noche del 3 al 4 de septiembre pudo oirse a la estación de radio de Tromso tratando de enlazar con la de Spitzberg; todo fue en vano.

Esta fue la última operación en gran escala que se llevó a cabo mientras Sir Roger Keyes fue director de Operaciones Combinadas. Hubo otras pocas incursiones de menor importancia sobre la costa francesa, realizadas por hombres de los Comandos Numeros 2, 5, 9 y 12; pero no puede decirse que el daño ocasionado a Hitler fuese tenido en cuenta por él. En la guerra, el pensamiento del comandante enemigo es un objetivo fundamental, y de las incursiones que se habían llevado a cabo hasta entonces, las de Noruega habían atraido mas la atención que las de Francia. Por diversas razones, entre las que se incluyen el radio de acción de la cobertura aerea, las costas de Dinamarca, Alemania, Holanda y Bélgica no eran verdaderamente vulnerables a las incursiones.

El 27 de octubre de 1941 Lord Louis Mountbatten, que fue ascendido a comodoro de primera clase, sustituyó a Sir Roger Keyes como director de Operaciones Combinadas. Esta fue una acertada elección cuya honra corresponde a Winston Churchill. Mountbatten tenía entonces 41 años. Había cobrado gran fama durante su mando del destructor Kelley, el cual, despues de una esplendida hoja de servicios en combate, fue hundido cerca de Creta a principios de año.

''Lord Louis Mountbatten''
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La perspicacia del Primer Ministro le hizo fijarse en él hacía ya mucho tiempo. Tenía energia, inteligencia y entereza en gran cantidad; todas las cualidades que podían hacer de él un excelente jefe de Operaciones Combinadas. Su nombramiento se debió tanto a esas cualidades como a su juventud, su vigor y su franca personalidad.

Sir Roger Keyes era un hombre de coraje admirado por los hombres de los Comandos. Aun asi, era casi una remota figura historica. Con Mountbatten, los Comandos encontraron al jefe de su misma generación. En un aspecto, Keyes parece haber tenido un serio fallo. Defraudado por los jefes de Estado Mayor y por la escasez de armas y embarcaciones de desembarco, abandonó la linea de acción realista, de lanzar frecuentes incursiones en pequeña escala, para montar operaciones de mayor envergadura con fuerzas de entidad similar a una brigada. La conquista de la isla Pantelaria, en la que puso todo su corazón, pudo haber dado un disgusto a los Aliados en los primeros días de 1941. Si hubiesen desembarcado los 4.000 hombres previstos, habrían sido poco más utiles que estando encarcelados en un campo de concentración alemán. Parece que su idea era que si sus 4.000 hombres permanecían ociosos durante mcho tiempo, el mando superior podría sentirse eventualmente instigado a utilizarlos en combate. Como reveló en su discurso de despedida, él despreciaba la capacidad de funcionamiento que tenía Whitehall. Pero amanecía un nuevo día.

Fuente texto: Libro ''Comando'' de Peter Young. Serie ''Armas'', editorial San Martin
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Re: Los Comandos Británicos

Mensaje por Juan M. Parada C. » Lun Sep 26, 2011 7:57 pm

gerkamp escribió:Camarada Juan, creo que en las acciones k citas actuaron los comandos y no el SAS.
Estimado amigo: Creo entonces,que debo estar confundiendo el tipo de unidades.Sin embargo,los SAS se usaron para operaciones muy especializadas,como era la infiltración secreta a la retaguardia enemiga de elementos de sabotaje y demás formas de ataque de diversión,que Churchill pregonaba en los momentos más oscuros para Inglaterra,como la "de incendiar Europa",para mantener vivo el espíritu de lucha de los británicos.Seguramente,el número de estas unidades fue aumentando y de ahí este pequeño desliz de mi parte.
"¡Ay,señor! Tú sabes lo ocupado que tendré que estar hoy.Si acaso te olvido por un instante,tu no te olvides de mi". Sir Jacob Astley antes de la batalla de Edge Hill el 23 de octubre del año de nuestro señor de 1642

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Los Comandos Británicos

Mensaje por gerkamp » Mié Oct 05, 2011 1:29 am

LAS AVENTURAS DEL LAYFORCE

''El soldado de los Comandos... apto para todo.''

En febrero de 1941 se envió a Oriente Medio un considerable destacamento procedente de la Brigada de Servicios Especiales. Lo formaban los Comandos Numero 7, 8 y 11, que hicieron su viaje a bordo de los buques HMS Glenroy, Glengyle y Glenearn.

El mando se asignó al teniente coronel Laycock y, ciertamente, no pudo haberse hecho mejor elección. Bob Laycock era un magnifico jefe, tenaz y decidido. Como miembro de la Real Guardia Montada exigía a sus hombres un gran coraje, iniciativa y disciplina, que él mismo cumplía dando asi el ejemplo. A sus buenas cualidades de caracter y personalidad se añadía un gran conjunto de conocimientos profesionales. Era uno de los pocos jefes de los Comandos que había efectuado el curso de Estado Mayor. Por cierto que esta cualidad estuvo a punto de cortar su carrera antes de que esta empezara. Cuando abandonó Camberley en 1940, él suponía que iría destinado al Cuartel General del Oriente Medio como oficial de Estado Mayor especialista en guerra de gases. Pero este no era un papel que ofreciera atractivo a un hombre de empuje y, decidido a obtener el mando de uno de los Comandos, no perdió tiempo en encontrar un sustituto. Y asi sucedió que cuando Bob Laycock regresó al Oriente Medio, no lo hizo como oficial de Estado Mayor, sino como jefe de una formidable brigada.

''Bob Laycock''
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A su llegada se incluyeron bajo su mando dos pequeños Comandos, el 50 y el 52, que se organizaron localmente, y que luego se fundirían en uno solo. Las fuerzas de Laycock se convirtieron en una brigada de la 6ta División del ejercito del general Wavell, y los Comandos se rebautizaron de la siguiente forma: el Nr. 6 se convirtió en el Batallón ''A''; el Nr. 8 en el ''B''; el Nr. 11 fue el ''C'', y el Batallón Combinado se denominó Comando ''D''.

El Layforce llegó a Egipto en los momentos en que la primera embestida de Rommel había arrebatado la iniciativa a los britanicos. La situación se complicó mas tarde a causa del ataque alemán contra Yugoslavia iniciado el día 6 de abril, al que pronto siguió la invasión de Grecia.

Laycock estaba ansioso de probar el valor de sus inexpertas unidades, y en el mismo mes de abril se le ordenó organizar una incursión contra el puerto de Bardía, en Cirenaica, que despues de haber sido conquistado durante la ofensiva del general O'Connor, el 5 de enero de 1941, había sido recuperado por las fuerzas del Eje. El objeto de la incursión era hostigar las lineas de comunicación enemigas e inflingir daños en sus aprovisionamientos y material de guerra. El puerto estaba fuera del radio de acción de los aviones de cobertura, lo cual era una complicación.

''Ubicación del puerto de Bardía''
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El buque de asalto Glengyle, con el Batallón ''A'' a bordo, se hizo a la mar en la noche del 19 al 20 de abril escoltado por el crucero antiaereo Coventry y por los 3 destructores australianos Stuart, Voager y Waterhen. El submarino Triumph se situó a 2 millas y media de Bardía con una luz blanca que sirvió de ayuda a la navegación de los buques. Desafortunadamente el submarino se retraso en el cumplimiento de su función por haber sufrido un ataque aereo durante su travesía. Los aviones eran britanicos. Estaba previsto que el capitan de navío Courtney, jefe de la Sección Especial de Embarcaciones Sutiles, mostrara una luz verde desde una pequeña isla alejada de la costa, pero su bote naufragó a causa de la fuerte marejada cuando se procedía a echarlo al agua desde el Triumph. Por esta causa las señales de navegación previstas no se recibieron en el Glengyle. Sin embargo, éste alcanzó la posicion correcta y lanzó al agua sus lanchas de desembarco a las 22:35 hs. A causa de dificultades surgidas en los aparatos de maniobra, iniciaron su marcha hacia tierra con 15 minutos de retraso, pero casi todas llegaron a la costa casi al mismo tiempo.

El desembarco debía realizarse en cuatro playas. En la playa ''A'', la situada más al norte, los hombres desembarcaron sin dificultad vadeando en dos pies de agua. Se reunieron con los que tenían que desembarcar en la playa ''B''. Sufrieron retraso durante la maniobra de arriar las lanchas, y se unieron al grupo que se dirigía a la playa ''A''. El jefe de las fuerzas del Ejercito llamó la atención por este percance, pero el patron de la lancha supo percatarse mejor de la situación. En la playa ''D'', aunque el acceso era dificil y estrecho, los 35 hombres desembarcaron en medio de la marejada con solo diez minutos de retraso respecto al horario previsto.

Los desembarcos se efectuaron sin oposicion, y excepto 2 motocicletas y un par de camiones, el número de enemigos era pequeño. Los hombres de la playa ''A'' arrojaron granadas a los camiones, pero cayeron cortas. Un oficial que se movía de una a otra parte falló al dar la contraseña y se hizo fuego sobre él, cayendo mortalmente herido. Descubrieron una pila de cubiertas de rueda de vehiculos y las hicieron arder con cuatro granadas incendiarias. Con esto, los hombres se dieron por satisfechos, pero aunque el incendio prosiguió con gran intensidad durante varias horas, no puede considerarse que la acción fuese un éxito. Algunos hombres se retiraron hacia la playa ''B'', y cierto número de ellso cayeron prisioneros porque la lancha de desembarco no estaba esperandoles.

Los hombres de la playa ''C'' averiaron un puente, pero sus explosivos hicieron pocos daños en la carretera. Su principal objetivo era una estación de bombeo, pero se hizo demasiado tarde y no tuvieron tiempo para destruirla.

El grupo de la playa ''D'' encontró 4 cañones navales. El cabo Baxford y el soldado Angus volaron sus troneras con gelignita.

Las agujas magneticas de las lanchas de desembarco demostraron ser defectuosas, lo cual complico la retirada, pero aun asi, el Glengyle logró regresar indemne a Alejandría a las 23:00 hs del día 30.

La incursión salió mal. Los hombres, muchos de los cuales entraban por primera vez en combate, se habían movido con mucha lentitud. Esto se debió en parte al temor de hacer demasiado ruido, y tambien porque tendían a cubrirse tan pronto como alguien abriera fuego. Una tropa más experta hubiera sabido que si los hombres se mueven con rapidez en la oscuridad ofrecen blancos dificiles de acertar. Pero aunque Laycock se mostró disgustado con los resultados obtenidos, los alemanes se alarmaron como para situar en Sollum una brigada acorazada.

Las incursiones posteriores, efectuadas contra las comunicaciones de Rommel, pudieron haber proporcionado mejores resultados, pero la aviación enemiga tenía ahora la superioridad aerea, y ningun buque más lento que un destructor podía llevar a cabo una incursion con posibilidades de éxito. Además, se enviaron tantas tropas a Grecia que las fuerzas de Laycock eran ahora practicamente las únicas reservas de Wavell. El Comando Nr. 11 se envió a Chipre, cuya guarnición parecía peligrosamente debil.

Hacia el 2 de mayo los ingleses habían evacuado Grecia, y 18 días despues los alemanes invadieron Creta. Su guarnición la mandaba un bravo soldado, el teniente general Freyberg, que estaba dispuesto a que sus hombres dieran buena cuenta de si mismos. Durante algun tiempo la lucha estuvo en equilibrio, y se envisron como refuerzo a las fuerzas de Laycock. El 25 de mayo éste intentó desembarcar en Sfakia, pero el mal tiempo frustró la operación, y hubo de volver a Alejandría. A bordo del minador rápido HMS Abdiel, las fuerzas Comando regresaron y dirigieron un desembarco en la bahía de Suda durante la noche del 26 al 27 de mayo. Al amanecer las fuerzas de Laycock ocupaban una posición defensiva sobre la carretera principal de Sfakia. Soportaron duros bombardeos en picado, una prueba que los hombres afrontaron con entereza de ánimo. El capitán Evelyn Waugh, un novelista viejo amigo de Laycock, era entonces oficial de su estado mayor. Era un hombre frío, y su valentía, casi insolente, puede apreciarse en su propia opinión de los acontecimientos: ''Como todas las cosas el alemán es muy eficaz, pero va demasiado lejos''.

''Tropas británicas desembarcando en la bahía de Suda''
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El 28 era ya evidente que la batalla se había perdido, y una vez más la Royal Navy tuvo que dedicarse a la tarea de retirar al ejercito. Sobre el Layforce recayó la responsabilidad de cubrir la retirada. Ese día, el capitán Nicholls dirigió un ataque a la bayoneta que condujo a los alemanes hacia la enfilada de una colina ocupada por el Comando Nr. 7. No todos tienen la oportunidad de conducir un ataque con el acero desnudo. Es una alegre experiencia, segun Nicholls escribió mas tarde en una carta a su familia: ''Despues de Creta estoy seguro de una cosa, hombre por hombre no hay duda de quien es el mejor. Aunque ellos (los alemanes) tenían todas las ventajas del apoyo aereo, etc, siempre que contraatacaban o conseguían acercarse, lo que en nuestro caso sucedió dos veces, arrojaban sus armas y corrían delante de nosotros; un espectaculo muy alentador''.

Es triste recordar que este magnifico oficial fue posteriormente abatido en Birmania.

Laycock, buen táctico tambien, percibió pronto la forma de combatir en una acción de retaguardia frente a los alemanes. Poco antes de oscurecer era conveniente efectuar unos contraataques ligeros con patrullas de 7 u 8 hombres. Esto bastaba para que el enemigo permaneciese quieto durante la noche; le gusta respetar su sueño. Aun asi era un período de caos y confusion; una retirada es una pesadilla dificil de describir. Las unidades pelean duramente y la falta de oficiales se hace notar, los rumores abundan y se necesita una mano de hierro para que los soldados, hambrientos y fatigados por falta de sueño, no caigan en la desesperanza. En este aspecto Laycock era peor de lo que los alemanes podían imaginarse. El día 28, su puesto de mando, que tenía la suerte de disponer de 3 carros de combate, cayó en una emboscada. Lo que sucedió esta perfectamente descrito con sus propias palabras: ''Por una afortunada casualidad la emboscada fue cerca de los 3 carros de combate, pero los alemanes no los vieron. El enemigo estaba a unos 30 metros de nosotros, cuando mi brigada mayor y yo saltamos dentro de un tanque y nos dirigimos hacia ellos''.

Entonces renunciaron a su éxito con facilidad, pero ¿cuantos comandantes de brigada, en cualquier ejercito, son capaces de conducir un carro de combate, saltar solos en su interior y contraatacar bajo los impulsos del momento?

En Creta hacían falta hombres de este calibre para conducir a las tropas. Los hombres de la guarnición inicial estaban exhaustos y sedientos. Los de los Comandos no estaban en mejor situación. Un valeroso sargento, Charles Stewart, recordaba que cuando los suyos conseguían algunas raciones se las comían ''tan quietos como una cerda despues de amamantar a sus cachorros''. Finalmente los Comandos alcanzaron la playa de Sfakia cuando escasamente había alguna embarcacion para recogerlos. Stewart, para ayudar a dos camaradas heridos, cedió su propia posibilidad de escapar. Un grupo regresó al norte de Africa navegando a vela en una lancha de desembarco que se había quedado sin combustible. La vela se confeccionó con mantas amarradas con los cordones de las botas, y en el viaje se invirtieron 6 días. Es justo recordar el nombre de la Marina Real que dirigió esta odisea.

El soldado de los Comandos estaba siempre listo para llevar a cabo cualquier cosa; ''apt á tout'', como se decía en la antigua caballería francesa. No obstante, estaban mal equipados, y su armamento era demasiado ligero para la tarea que se les exigía en Creta. Si cumplieron su cometido, y ciertamente lo hicieron, fue, porque bajo la inspiración de un determinado jefe fueron capaces de sobreponerse a sus desventajas fisicas. Sus bajas ascendieron a unos 600 hombres; las 3/4 partes de las fuerzas que desembarcaron en la bahía de Suda.

El 8 de junio los ingleses se vieron obligados a invadir Siria ya que Dentz, el Alto Comisario francés, había permitido a los italianos establecer bases aereas. Las tropas australianas avanzando desde el norte de Palestina qudaron detenidas en la desembocadura del río Leontes. Para abrir este paso se decidió desembarcar el Comando Nr. 11, que había sido destinado a Chipre mientras el resto del Layforce estaba en Creta. El objeto era un fuerte reducto que defendía el puente de Kafr Bada, el grueso de cuya guarnición pertenecía al 22° de Tiradores Argelinos.

El Comando embarcó en Haifa, en el HMS Glengyle, mandado por el capitán de navío Petrie de la Royal Navy. El desembarco no resultó facil. Durante el verano la desembocadura del río Leontes está generalmente cerrada, y debido a la pendiente de la tierra es dificil identificarla desde el mar. Además, suele existir gran oleaje a lo largo de la costa siria, lo cual hace practicamente imposible el desembarco la mayor parte de las noches del mes. Afortunadamente, Petrie encontró en Haifa un joven oficial que había servido en la policía palestina. Era el subteniente Colenut, un hombre de valor y recursos, que desembarcó en la noche del 6 al 7 de junio para reconocer las playas. Basados en sus informes se decidió llevar a cabo la operación durante la noche siguiente, desembarcando al Comando en tres grupos en la parte norte del río, para atacar a los defensores por el flanco y la retaguardia. El grupo de la izquierda estaba bajo las ordenes del capitán George More; el del centro a las del teniente coronel Pedder; y el de la derecha bajo las del comandante Geoffrey Keyes.

La noche anterior hubo luna llena, de modo que las lanchas de desembarco, que se lanzaron al agua poco antes de oscurecer, tendrían que navegar en dirección hacia donde nace el sol y en sentido opuesto a la del ocaso de la luna. Pese a esto no hubo oposiciondurante el desembarco, aunque el grupo de Keyes puso pie en tierra al sur del río. Atisbando a la luz del crepusculo vieron lo que parecía ser un grupo de soldados, pero resultó ser un bosque de cipreses. El grupo saltó a tierra y despejó la playa. Al cabo de cierto tiempo Keyes comprobó que habían desembarcado en el lado del río que no correspondía con lo previsto. No perdió tiempo en tomar contacto con un batallón australiano, que le prestó un bote. Con él transportó a sus hombres a traves del Leontes por el lugar donde existía mayor concentración de armas pesadas del enemigo. Así los Comandos se encontraron tratando de ir parar hacia el verdadero obstaculo que se pretendía eludir con el desembarco. Keyes era un oficial de los ''Scott Greys'', y sus tropas habían sido seleccionadas de sus famosos regimientos de caballería. Aquí, sus ''caballeros'', como él les llamaba, sufrieron duramente, pero lograron cruzar el río donde los australianos, no menos combativos, habían fracasado.

''Ubicacion del río Leontes (esta en rojo). Los 3 grupos Comando debían desembarcar al norte para asi sorprender al enemigo por la retaguardia. El grupo del comandante Keyes desembarcó al sur por error, teniendo que cruzar el río bajo un terrible fuego''.
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http://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%ADo_Litani

reportaje en inglés sobre los combates en Litani
https://www.docdroid.net/HCSAUql/litani ... jacobs.pdf

Dick Pedder, un hombre de fiero temperamento, era rápido en reprimir severamente si algo le desagradaba. Su grupo penetró vigorosamente tierra adentro, y pronto entró en acción. Estaba dando ordenes a uno de sus oficiales cuando un disparo de fusil le dió en la cabeza, matandolo instantaneamente. Todos los demás oficiales fueron heridos, pero Fraser, del Real Servicio de Carteros, asumió el mando y dirigió a los hombres adelante para tomar los cuarteles y enfrentarse con un grupo de hombres dispuestos a reforzar el reducto clave.

Más al norte, el grupo de George More había atacado la linea francesa de artillería, tomando varios cañones de campaña y morteros; los prisioneros excedieron en número al de los Comandos.

Sin embargo, los del 22° de Tiradores Argelinos no habían tirado la toalla. Aún disponían del apoyo de morteros de 4 pulgadas, y se recobraron de la sorpresa inicial. Las cosas se pusieron feas para los dos grupos del Comando que operaban más al norte, hasta que hacia el mediodia el bravo Keyes entró en escena. Tomando el mando, reorganizó rapidamente a su hombres, y alrededor de las 13:00 hs el reducto estaba en sus manos.

Fue el cruel destino quien decretó que la primera acción del Comando Nr. 11 fuera en combate contra los franceses, y que la unidad sufriera 123 bajas, mas o menos la cuarta parte de sus efectivos totales. El comandante Keyes y el capitán More fueron galardonados con la Cruz Militar.

Desde marzo hasta diciembre de 1941 las fuerzas de Rommel sitiaron Tobruk, que fue defendido con ahinco por su guarnición australiana, con la ayuda de soldados de otras procedencias, bajo las ordenes del general Morshead. En esta defensa participó un pequeño destacamento de 5 oficiales y 70 hombres procedentes del Comando Nr. 8, compartiendo los peligros y penalidades del asedio, el peor de los cuales fue, segun el sargento Dickanson, la falta de cerveza. La principal hazaña del destacamento fue una incursión bien planeada realizada por el capitán Mike Keely del Regimiento de Devonshire.

El objetivo era una fuerte posicion italiana llamada ''los granos gemelos'', dos pequeñas colinas que dominaban la posicion defensiva avanzada del 18° de Caballería India. Antes de la incursión, los Comandos se famirializaron con el terreno efectuando salidas en patrullas llevadas a caboen union de los soldados de la Caballería India, que eran muy diestros en los movimientos nocturnos.

La partida incursora estaba formada por 40 hombres del Comando Nr. 8 y un grupo de demolición constituido por zapadores australianos. Keely contaba con dos excelentes oficiales: el capitán Philip Dune, de la Real Guardia Montada, un diestro y original tactico que en una ocasión fue miembro del Parlamento; y el teniente Jock Lewis, de los Guardias Galeses, que antes de la guerra era un famoso jugador de hockey.

La mayor parte de los hombres del Comando Nr. 8 pertenecían a la Guardia Nacional, elegidos por su vigor fisico. La mitad del grupo de Keely iba armado con fusiles y bayonetas, el resto con subfusiles. Todos portaban granadas de mano, y una tercera parte de la tropa llevaba sacos de dormir arrollados al cuerpo para ser utilizados como camillas portatiles.

Se alejaron caminando decididamente a las 23:00 hs del 18 de julio. ''Era igual que una agradable tarde inglesa de verano'', escribió Philip Dune. ''Nos movíamos en completo silencio, teniendo especial cuidado en no traicionarnos tosiendo. Todos calzabamos botas de goma. Atravesamos las posiciones avanzadas italianas y despues nos infiltramos en sus lineas defensivas principales. Nunca supe si había hombres en ella o no porque no los oimos, y nosotros procuramos no hacer ningun ruido''.

Llegaron al camino por el que los italianos recibían sus suministros, torcieron a la derecha y se situaron en la retaguardia de los ''granos''. Mientras se aproximaban, el 18° de Caballería efectuó una operación de diversion, y los italianos comenzaron a lanzar bengalas y a disparar contra las posiciones indias. Cuando los italianos estaban ocupados en su frente, los Comandos alcanzaron su retaguardia. Pero no atacaron hasta llegar a 30 metros de la posicion enemiga; entonces se lanzaron al ataque disparando sus armas por sobre la cadera y voceando la contraseña: ''Jock''. El combate solo duró 3 o 4 minutos. Keely atacó un nido de ametralladora y rindió a su dotación empujandola con el cañon de su metralleta. Segun el sargento Dickanson: ''Su metralleta fue inutil, pero asi eran los tiradores enemigos''. Los italianos se refugiaron en agujeros excavados en la tierra, y los Comandos les lanzaron granadas de mano. Antes de retirarse, los zapadores australianos volaron las pilas de municion enemigas y algunos morteros. Todo se realizó en un cuarto de hora y al coste de un soldado muerto y 4 heridos. Cuando los Comandos estaba a unos 100 metros de sus propias filas la artillería italiana abrió fuego defensivo y comenzó a bombardear las colinas. En el planeamiento de la operacion se calculó que esta tendría una duración de 15 minutos, un bonito ejemplo de calculo en una cabal y bien ejecutada operacion.

Despues de la acción del río Leontes, el Comando Nr. 11 regresó a Chipre, pero los restos del Layforce se concentraron en Alejandría. Al no llegar refuerzos para reemplazar las pérdidas sufridas en Creta y Siria se decidió, de mala gana, dispersar la fuerza. La mayor parte de los soldados regresaron a sus unidades, pero unos pocos pasaron, con David Stirling, Jock Lewis y Paddy Mayne, a formar el Servicio Aereo Especial (SAS) para escribir un nuevo capitulo en la historia de las incursiones.

Bajo el mando de Laycock permaneció una pequeña fuerza a la que se asignó el cometido de realizar operaciones anfibias en el Mediterraneo. Con estos hombres llevó a cabo un osado intento de cambiar el rumbo de la guerra eliminando al zorro del desierto.

El mismo Laycock ostentó el mando general de la operación mientras que el teniente coronel Keyes dirigió el asalto, a petición propia, contra el cuartel general de Rommel situado en Beda Littoria. El fin de la operación, alentado por el Octavo Ejercito y bajo cuyo mando operativo actuó el grupo, era matar o capturar al general alemán. La incursión debía de tener lugar en la medianoche del 17 al 18 de noviembre en coincidencia con el comienzo de la ofensiva que el general Auchinleck llevaría a cabo para romper el cerco de Tobruk. Ello requería desembarcar muy a retaguardia de las lineas enemigas.

Laycock no ocultó a sus subordiados que él consideraba la incursion extremadamente arriesgada. Opinaba que el ataque a la residencia de Rommel seignificaba casi con certeza la muerte del grupo asaltante. Además, como expresó con toda franqueza, ''las probabilidades de ser evacuados despues de la operación seran muy pequeñas''. Los soldados se mostraron inalterables ante estos realistas, por no decir tenebrosos, presagios, y Keyes, por su parte, instó a Laycock a no repetir este vaticinio por temor a que los mandos superiores cancelaran la operación.

La fuerza salió de Alejandría el 10 de noviembre a bordo de los submarinos Torbay y Talisman. El soldado britanico ama la novedad, y los hombres del grupo, encantados con esta nueva y relativamente sutil forma de llegar a su objetivo, no se preocupaban mas que de apreciar su comida y comodidad.

Ambos submarinos alcanzaron el punto de reunion simultaneamente, y una una antorcha encendida desde tierra señalaba que la playa estaba libre. Disfrazado de árabe, el capitan J. E. Haselden, un intrepido oficial de Inteligencia, había sido lanzado por el Grupo de Reconocimiento del Desierto para que actuara de ''comision de recepcion''. Una fuerte marejada dificultaba el desembarco. Cuando el grupo de Keyes, desde el Torbay, lanzaba al agua los botes de goma, en cada uno de los cuales embarcarian 2 hombres, una ola arrastró a 4 de aquellos con varios soldados a bordo. Laycock tuvo más dificultades en su desembarco desde el Talisman, y la mayor parte de sus botes volcaron en el agua. Solamente la mitad logró llegar al uadi al amanecer.

La fuerza se dividió entonces en tres grupos. Laycock, con un sargento y dos hombres, debía permanecer en el uadi para buscar el deposito de municiones y suministros y para dirigir el resto de los hombres procedentes del grupo Talisman por si conseguian ganar la costa en la noche proxima. El teniente Gay Cook y 6 hombres debían cortar los cables telefonicos y telegraficos y los cruces de carreteras al sur de Cirene. Keyes debía dirigir el asalto efectivo.

El sol secó las ropas que los hombres se mojaron mientras estuvieron en el uadi. En una ocasión, un avion pintado con cruces rojas voló sobre ellos, pero fue evidente que no les descubrió. Por la tarde comenzó a llover.

A las 20:00 hs Keyes inició la marcha. El camino que se siguió, un paso de cabras lleno de guijarros, era extremadamente dificil, pero al amanecer Keyes y sus hombres se acomodaron en una colina. Aqui fueron descubiertos por una partida de árabes armados con carabinas italianas. Afortunadamente en la partida iba el cabo Drori, un palestino que hablaba el árabe perfectamente. Actuando de interprete convenció al jefe, ''un árabe con aspecto de villano tocado con una especie de turbante rojo inclinado astrosamnte alrededor de su cabeza''. A mediodia los árabes trajeron carne de cabrito y sopa; era la primera comida caliente que hacían los hombres desde hacia 36 horas. Keyes pudo comprar cigarrillos con la moneda italiana que poseía.

Cuando oscureció reanudaron la marcha, y el ''bandolero'' los guió durante unas dos horas y media hasta una cueva enorme y seca con ''un espantoso olor a cabra''. Aqui descansaron, poniendose enmarcha a la mañana siguiente ya que era probable que los pastores utilizasen la cueva como refugio en caso de mal tiempo. Su proximo escondite fue un pequeño bosque donde crecían ciclaminos silvestres. Desayunaron ''las bayas de los arbustos que tenían sabor a fresa y que los senusis llaman Fruta de Dios''. Keyes efectuó un reconocimiento y comprobó que habían llegado a las proximidades de su objetivo. Surgió una tormenta y decidió aceptar el riesgo de regresar al abrigo de la cueva. Un muchacho arabe que había acompañado al guía observaba los alrededores de Beda Littoria, y con su información Keyes pudo dibujar ''un excelente bosquejo de la casa y sus alrededores''. Con su ayuda pudo tambien dar a sus hombres las ultimas instrucciones para el ataque, asignando a cada grupo el lugar donde habrían de situarse. Era un día de tormenta, y el desierto se puso muy fangoso. Keyes dedujo acertadamente que con mal tiempo su marcha de aproximación tendría menos probabilidades de ser descubierta.

A las 18:00 hs del día 17 el grupo incursor aprovechó la caida de la lluvia para efectuar al última etapa de su viaje. Pronto quedaron empapados, y luchando durante su marcha con el barro que le llegaba hasta los tobillos, alcanzaron la base del rocoso declive a las 22:30 hs. Tenían tiempo para tomar un corto descanso antes de escalar este obstaculo. Pasaron un mal momento al llegar a la mitad de la suubida cuando ''un perro de vigilancia mostro cierta inquietud, y apareció un torrente de luz a traves de la puerta del barracón... a un centenar de metros por nuestro flanco. Acurrucados sin movernos, respirando apenas, oimos que un hombre llamaba al perro. Finalmente la puerta se cerró''.

Encontraron el camino que segun los guías arabes les conduciría a la parte trasera del Cuartel General de Rommel. El grupo se aplicó a realiar su cometido. Los demás comenzaron la aproximación final; el mismo Keyes y el sargento Terry hacían de exploradores, y el capitán Campbell conducía al grupo principal unos 50 metros detras de ellos. Cuando avanzaron unos 400 metros abandonaron a los guias recordandoles que deberían esperar el regreso de los incursores para obtener su recompensa. Con las armas listas para hacer fuego, continuaron en su aproximación alcanzando a las 22:30 unas construcciones exteriores situadas a 100 metros del edificio donde estaba instalado el Cuartel General. Mientras Keyes y Terry estaban haciendo su reconocimiento final, comenzó a ladrar un perro, y un soldado italiano acompañado por un árabe salió de un barracón. Campbell le dijo en alemán -''tan imperiosamente como pude''- que ellos era una patrulla alemana, una afirmación que el cabo Drori repitió en italiano. Cuando el soldado se despidió, regresó Keyes y desplegó a sus hombres para el asalto. Keyes, apoyado en Campbell y Terry, saltó al valla del jardin, torció por una esquina, y al subir por un tramo de escaleras hacia unas puertas de cristales apareció en su camino un oficial alemán con casco de acero y capote ruso. Campbell describe lo que siguió:

''Inmediatamente Geoffrey se dirigió hacia él apuntandole con su subfusil. El hombre cogió el cañon de ésta e intentó arrebatarsela. Antes de que yo o Terry pudiesemos llegar detras de él se retiró, mientras forcejeaba con Geoffrey, para cubrir su espalda contra una pared y un costado con las puertas de la entrada. Geoffrey no pudo desenvainar el cuchillo, y ni Terry ni yo podíamos ayudarle porque las puertas se interponían; entonces disparé sobre el hombre con mi revolver calibre 38 porque sabía que haría menos ruido que el arma de Geoffrey. Inmediatamente este dió la orden de utilizar metralletas y granadas, ya que supusimos que mi disparo de revolver había sido oido. Penetramos en un gran salon con el suelo de piedra y una escalera, tambien de piedra, que conducía a los pisos superiores; varias puertas daban al salon que estaba tenuemente alumbrado. Oimos las pisadas de un hombre con botas pesadas que bajaba ruidosamente las escaleras. Cuando apareció y pudimos ver sus pies, el sargento Terry disparó con su subfusil. El hombre dió una vuelta y cayó por las escaleras.''

Keyes abrió una puerta, pero la habitación estaba vacía. Entonces, dirigiendose hacia una luz que brillaba por debajo de la siguiente puerta, la abrió de repente. Dentro había unos 10 alemanes con cascos de acero, sentados y de pie. Continúa Campbell: ''Geoffrey disparó dos o tres veces con su Colt automatica del 45, y yo dije, ''espera que voy a lanzar una granada dentro''. Keyes dió un portazo y mantuvo cerrada la puerta mientras Campbell quitaba el seguro. Yo dije ''de acuerdo'' y Geoffrey abrió la puerta y yo lancé la granada viendola rodar hacia el centro de la habitación. ''Bien hecho'', dijo Keyes. Un alemán disparó hiriendo a Geoffrey justamente encima del corazón''.

Quedó incosciente. Campbell cerró la puerta y su granada ''estalló con una estremecedora explosión''. La luz de la habitación se apagó y se hizo un completo silencio. Campbell y Terry sacaron afuera a Keyes y lo dejaron sobre la hierba cerca de las escaleras. ''Debió morir mientras lo sacabamos, porque cuando ausculté su corazón, ya había dejado de latir''.

Campbell regresó hacia el edificio y atravesando el salon se dirigió a la entrada posterior, donde un soldado del Comando lo tomó por un alemán e hizo fuego sobre él. Resulto herido de gravedad en una pierna. Cuando los soldados le dijeron que lo transportarían de regreso a la playa, a una distancia de 40 km, les ordenó que le dejasen, y recayó sobre el devoto seguidor de Keyes, el sargento Terry, conducir la retirada. Poco despues los alemanes encontraron a Campbell y lo llevaron a un hospotal. Su pierna tuvo que ser amputada. Los alemanes caballerosamente rindieron a Keyes honores militares, y el capellan de la guarnicion de Potsdam ofició el funeral. Por su decision, bravura y habilidad en la conducción de su desesperada empresa, fue recompensado con la Cruz Victoria. Demostró ser un digno hijo de un valeroso padre.

Ironicamente, el episodio anterior demostró que Rommel no habitó jamas en la casa atacada, que en realidad era el Cuartel General de los servicios de intendencia de los alemanes y los italianos. Rommel ni siquiera estaba cerca, sino que permanecía en la zona avanzada con sus tropas.

Terry consiguió llevar a los incursores al uadi donde estaba Laycock, pero esperaron en vano a Cook. Se supo despues que cumplió su mision, pero cayó en manos del enemigo en su viaje de regreso.

El Torbay regresó la noche del día 20 y emitió un mensaje en morse, que captó Laycock, diciendo que la mar estaba demasiado agitada y que regresaría la noche siguiente. Se envió a tierra un bote de goma con agua y comida.

Laycock ocultó a sus hombres en cuevas y estableció patrullas permanentes en los flancos. A mediodía el puesto situado al oeste fue descubierto por unos árabes movilizados por los italianos. Mandó dos pequeños grupos para atacar por los flancos a los asaltantes, pero acudieron varios alemanes para apoyar a estos, y frustraron la maniobra. El jefe de uno de los grupos, Pryor, resultó gravemente herido, pero pudo regresar arrastrandose. Una gran partida de italianos apareció en el horizonte, kilometro y medio al norte. No hicieron nada, pero a las 14:00 hs los alemanes, manteniendo un nutrido fuego, se aproximaron hasta 200 metros de las cuevas. Entonces Laycock dividió su fuerza en pequeños grupos y les ordenó precipitarse en campo abierto y ponerse a cubierto en las colinas. Intentarían escapar asi y entrar en contacto con el Talisman, o esconderse en los uadis hasta que fuerzas britanicas llegasen a la zona. Pryor fue abandonado con un practicante. Fue capturado y transportado en una mula mientras era observado por ''un encantador pajaro posado en un arbusto de enebro''.

Bob Laycock y el sargento Terry fueron ''pasados por la baqueta'', bajo un nutrido fuego hasta que alcanzaron el espeso matorral de Jebel. Entonces se encaminaron a reunirse con el Octavo Ejercito. Los árabes les protegieron conversando con ellos en un chapurreado italiano. ''Por ejemplo, un senusi, mostrando sus cinco dedos, señalandonos a nosotros y pasando su indice por su garganta, significaba que 5 miembros de nuestro grupo de incursion fueron muertos por los árabes y llevados por los alemanes''. A veces tuvieron que alimentarse durante días solamente con bayas, mas a pesar de debilitarse por falta de alimentos, nunca carecieron de agua porque llovía continuamente.

El día de navidad de 1941, 41 días despues de haber iniciado la escapada, alcanzaron a las fuerzas inglesas en Cirene; los dos unicos que regresaron. ''Al reunirnos con ellos arremetimos contra la mermelada que nos ofrecían y liquidamos un pote cada uno''.

El coronel Laycock voló a El Cairo para informar. Allí se enteró de que Haydon se había convertido en asesor militar de Mountbatten. Regresó a Inglaterra y tomó el mando de la Brigada de Servicios Especiales.

''Dibujo que representa a Keyes forcejeando con un guardia aleman''
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Libro ''Comando'' de Peter Young. Serie ''Armas'', editorial San Martin
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Los Comandos Británicos

Mensaje por gerkamp » Sab Oct 08, 2011 5:20 am

VAAGSO

''Noruega es la zona que ofrece el destino de esta guerra. Pido obediencia incondicional a mis órdenes y directivas referentes a la defensa de esta zona.''

Adolph Hitler, enero de 1942


Con Mountbatten al frente comenzó a prevalecer un nuevo sentido de urgencia en toda la organizacion de las operaciones combinadas, demostrando pronto una gran habilidad en allanar todos los caminos y en engrasar las ruedas de la cooperación entre las fuerzas armadas. Justamente necesitó dos meses en aplicar toda su voluntad para montar su primera gran incursión; una operación que tendría una sutil influencia en el desarrollo futuro de la guerra.

Vaagso fue, además, una aplicación menor de la guerra anfibia, una incursión en la que, a pesar de los multiples accidentes que ocurren en la guerra, todo se llevó a cabo conforme al plan, y todos los grupos en que fue dividida la fuerza cumplieron los cometidos asignados.

En lineas generales el objeto de la incursion era atacar y destruir la guarnición alemana en el pequeño puerto noruego de Vaagso del sur. Desde el punto de vista estrategico era una parte de al politica inglesa de hostigar a los alemanes. Cuantos más hombres emplearan en la defensa de las costas occidentales de Europa, menos serían los disponibles para combatir en Rusia o en el norte de Africa. Desde el punto de vista tactico la intención era destruir la guarnición, volar las factorías de aceite de pescado, hundir buques, traer voluntarios noruegos a Gran Bretaña y capturar ''quislings'' (colaboradores de los alemanes).

reportaje en inglés
https://www.docdroid.net/VdqNBgA/the-va ... 9.pdf.html

Se pensaba que la guarnición consistía en 150 soldados de infantería, un carro de combate y un centenar de hombres del Cuerpo de Trabajadores. Una batería de cuatro cañones, situada en la pequeña isla de Maaloy, y otra de dos cañones emplazada en la isla de Rugsundo, cubrían el fiordo de Vaagso, pero estos no figuraban entre los objetivos. Existía una batería movil de cañones de 105 mm en Halsor, en la costa norte de Vaagso, cubriendo la entrada norte a Ulvesund, donde se organizaban los convoyes alemanes y existía concentracion de trafico maritimo, incluyendo remolcadores armados. Los alemanes no tenían buques de guerra en la zona.

La Luftwaffe disponía de 3 campos de aviación en Noruega central (Herdla, Stavanger y Trondheim), y Vaagso caía dentro del radio de acción de sus aviones. Los cazas Messerschmitt Bf 109 de los dos ultimos aerodromos tenían que repostar combustible en Herdla para poder operar sobre Vaagso.

Los comandantes de la fuerza conjunta se pusieron de acuerdo el 6 de diciembre de 1941. Eran el contraalmirante H. M. Burrough, y el brigadier J. C. Haydon. Su puesto de mando se estableció en el crucero armado con cañones de 6 pulgadas HMS Kenya. La fuerza sería escoltada y apoyada por 4 buques de guerra de la 17° Flotilla de Destructores, los HMS Onslow, Oribi, Offa y Chiddingfold. Los soldados desembarcarían desde los buques de asalto HMS Prince Charles y Prince Leopold. El submarino HMS Tuna actuaría de baliza para facilitar la navegación, una cuestión de gran importancia porque en la incursión realizada un mes antes sobre Floro, 40 km al sur de Vaagso, se fracasó simplemente porque el comandante naval estaba incierto de su recalada.

La fuerza destinada a desembarcar la componían 51 oficiales y otros 525 hombres de empleos distintos bajo el mando del teniente coronel J. F. Durnford-Slater. Procedían del Comando Nr. 3; unidad y media del Comando Nr. 2; personal destacado de los Ingenieros Reales (Comando Nr. 6); personal del Real Cuerpo de Sanidad del Ejercito (Comando Nr. 4), y oficiales de Inteligencia de la Oficina de Guerra, además de un grupo de prensa. Se agregaron hombres del Ejercito Real Noruego para actuar de guías e interpretes.

La RAF solo disponía de dos bases de cazas situadas dentro del radio de acción de Vaagso. Eran Sumburgh, en las Islas Shetland, y Wick, en el extremo norte de Escocia. Estaban situadas a 400 y 650 km, respectivamente, de Vaagso. Desde estas bases los Beaufighters y los Blenheim de los Escuadrones 235, 236, 248, 254 y 404 quedaban al limite de su radio de acción para proporcionar cierto grado de cobertura aerea de caza. Las misiones de bombardeo se asignaron a los Hampdens del 50° Escuadron y a los Blenheim de los Escuadrones 110 y 114 del Mando Costero.

El 13 de diciembre el Comando Nr. 3 embarcó y navegó hasta Scapa Flow, donde se reunió la fuerza incursora y se realizaron los ultimos ejercicios. La explicación de las acciones que deberían ejecutarse durante la operación fue detalladisima. Con mapas, fotografías aereas y modelos se explicó a cada hombre su cometido con sus posibles alternativas: todo el mundo debía asegurarse de haber entendido su papel.

Lord Louis Mountbatten efectuó una visita en los postreros momentos. Su ardorosa charla con la fuerza reunida terminó: ''Una última cosa. Cuando mi buque, el destructor Kelly, fue hundido en las proximidades de Creta, a principios de año, los alemanes ametrallaron a los supervivientes en el agua. Por mi parte no es absolutamente necesario tratarlos con suavidad. ¡Buena suerte a todos!.

Los hombres estaban entusiasmados, y por lo menos un jefe de campaña creyó necesario hacer comprender a sus hombres la necesidad de coger prisioneros de acuerdo con las normas usuales de guerra. Pero como la mayor parte de ellos habían estado en Dunkerque no necesitaban preocuparse demasiado; la brutalidad y la valentía se dan juntas pocas veces.

A las 21:15 hs del 24 de diciembre la fuerza se hizo a la mar en dirección a Sollum Voe, en las Shetland. Un fuerte temporal del oeste, de fuerza 8, se acercaba por el Atlantico, y los buques de asalto con todo su aparejo de lanchas de desembarco se balanceaban como si fuesen a darse vuelta. La fuerza llegó a Sollum Voe algo vapuleada a las 13:00 hs del día de navidad, y los grupos de reparación se pusieron a trabajar. El Prince Charles tragó 120 toneladas de agua, quedando inundadas cuatro salas en la cubierta C. Se ordenó al Chiddingfold que se abarloara para ayudar con sus bombas en la tarea de achique.

La tormenta no se había apaciguado aún, y de acuerdo con la predicción meteorologica ello sucedería en las 12 o 18 horas siguientes. En vista de lo cual, y ante las multiples averías sufridas, el almirante Burrough decidió retrasar la incursión 24 horas. Los Comandos, habituados a participar en operaciones que se cancelaban en el último momento, especulaban continuamente respecto a la razon del retraso. Los rumores corrieron, y quizas el más original fue que al Papa no le gustaba que se efectuasen operaciones en el día de navidad. Asi, los artilleros del capitán Butziger montaron un árbol de navidad, con el que decoraron uno de sus alojamientos y tuvieron un día de fiesta.

Al día siguiente el Comando Nr. 6 llevó a cabo un golpe de mano en Reine, en las lejanas costas norteñas de las Islas Lofoten, que servía en cierto modo para distraer la atención de los alemanes ante el ataque más serio que estaba a punto de caer sobre sus fuerzas en Noruega central.

A las 16:00 hs del 26 de diciembre la fuerza se hizo de nuevo a la mar; con oleaje y un viento que disminuía en intensidad, comenzaron las ultimas 300 millas de viaje.

''En este mapa se puede ver claramente el recorrido que tuvo que hacer la flota de Burrough para llegar hasta su objetivo. Saliendo de Scapa Flow, se dirigió hacia las islas Shetland, demorando alli su estadía debido a percances durante el viaje debido al clima. Luego, de alli se dirigió hacia Vaagso. Más al norte pueden verse las Islas Lofoten, donde se lanzó un ataque de diversion para dirigir toda la atención alemana hacia alli.
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Todavía estaba oscuro cuando las compañías fueron revistadas en sus puestos de las embarcaciones, vistiendo cada hombre una cazadora de cuero o un sueter de cuello alto, además de su atavio habitual. Hacía un frío penetrante. A medida que aclaraba, la tierra cubierta de nieve podía verse recortada saliendo del mar, salpicada aqui y alla por el centelleo de las luces de las casas. Los silenciosos buques, navegando hacia aquella escarpada costa, componían una escena de excitante belleza. Al capitán de navío Michael Denny, jefe de Estado Mayor de Burrough, le debió parecer particularmente encantadora, porque hizo una recalada perfecta. El ''asdic'' (instrumento ingles parecido al sonar utilizado para detectar submarinos) del Kenya recibió una señal procedente del Tuna, cuya torreta de mando se avistó en el mismo minuto que se había previsto. A medida que la flotilla se dirigía hacia la entrada del fiordo, salvando la isla de Klovning y las rocas de Skarningerne, comenzaron a verse por el oeste los aviones de bombardeo Hampden.

''Se sentía una tétrica sensación al penetrar en el fiordo en absoluto silencio y muy despacio'', escribió el comandante Robert Henriques, que prestaba sus servicios en la brigada de Haydon. ''Me preguntaba que iba a suceder, porque parecía que el buque (HMS Kenya) no estaba en su propio elemento, que no volvería a surcar libremente los mares. De vez en cuando veía una pequeña cabaña iluminada y yo consideraba que si una luz se apagaba de repente, ello significaría que el enemigo nos había descubierto, y que si continuaba encendida era porque algun pescador noruego se levantaba de la cama, se desperezaba y se dirigía hacia sus redes.''

''Cuando entramos en el fiordo el comandante naval ordenó ¡izar la bandera de combate! Por tradición la Marina arría entonces la bandera blanca y la sustituye por una cosa de doble tamaño de una sabana para facilitar la puntería del enemigo.''

Tan pronto se arriaron las lanchas de desembarco, los aviones Hampden atacaron Rugsundo y los soldados podían ver como se elevaban los proyectiles trazadores, lentamente, destacandose en el oscuro cielo del amanecer. De repente al Chiddingfold se le escapó un disparo de un caño Bofors.

''Esto nos delata'' murmuró el inevitable pesimista que existe incluso en las mejores unidades. A las 08:42 hs las lanchas de desembarco comenzaron a moverse hacia el interior del fiordo.

Para la guarnición alemana ya había empezado el trabajo diario. El programa para los hombres del pelotón de infantería de Vaagso del sur consistía en trabajar en la posicion defensiva del sur de la ciudad, y por suerte estaban ya en sus puestos de alarma. En un barracón, en Maaloy, un suboficial instruía al personal de la batería sobre cuestiones de educación militar: ''Como comportarse en presencia de un oficial''. El capitán Butziger aún no había aparecido; se estaba afeitando. Su ordenanza limpiaba sus botas. Sonó el timbre del telefono. Pero él era un hombre que gustaba hacer las cosas con orden; continuó con su limpieza de zapatos. Sin haber logrado que le contestaran desde la batería, el vigía de Husevaagso corrió hacia la oficina del capitán del puerto de Vaagso del sur, e informo que había visto lo que parecían ser 7 destructores apagados entrando en el fiordo. Un oficinista le aseguró que todo era normal.

''Estamos esperando un pequeño convoy esta mañana. Parece que se ha adelantado según el horario previsto.''

''A mi no me parecen mercantes'', replicó el vigía; pero fue reprimido con la insinuación de que aun estaba celebrando la navidad. ''¡Tenga cuidado, no deben pescarle borracho estando de guardia!''.

Pero en cierto modo el vigía era un hombre cumplidor y no falto de obstinación. ''Buques de guerra no identificados estan entrando en el fiordo'', escribió en una hoja de papel dandosela luego al señalero para que la transmitiera por señales luminosas a la estación de mensajes de Maaloy. El receptor, un tal Van Soest, no parece haber sido tan decidido como el vigía, y en vez de alertar a Butziger, que no estaba a mas de 200 metros de él, embarcó en un bote y remó para ir a comunicarlo al teniente de navío Sebelin, comandante de Marina de Vaagso del sur. Durante todo este tiempo los ingleses se aproximaban.

Las dos últimas lanchas de desembarco de la fila de babor se apartaron pronto de los buques para dirigirse hacia Hollevik, donde se conocía la existencia de un puesto alemán. Los minutos pasaban. Maaloy se agrandaba ante la vista, y en el puente del HMS Kenya el almirante Burrough dió la orden de ''abrir fuego''. Eran las 08:48 hs.

En el hotel Hagen, su cuartel general, el teniente de navío Sebelin escuchaba la historia de Van Soest.

''¿Aviso usted a la batería?''

''No, señor. Despues de todo es una batería del Ejercito. Esto es un mensaje naval.''

Antes de que Sebelin tuviese tiempo a contestar se oyó un estampido, y la primera salva del Kenya cayó en la ciudad. A partir de este momento, y con el tiro centrado, en los 9 minutos siguientes se situaron unos 450 proyectiles de 6 pulgadas en una zona de 250 metros cuadrados. Los soldados de las lanchas de desembarco pudieron ver como volaban por los aires fragmentos de barracones. El Onslow y el Offa no tardaron en contribuir con su artillería. La infantería alemana de Vaagso se lanzó a sus trincheras esperando que se produjera la réplica propia. Mientras, podían ver como se dirigían hacia Maaloy dos filas de lanchas de desembarco, a una velocidad de 6 nudos, procedentes del exterior del fiordo.

Los Comandos, en sus lanchas de desembarco, pensaban lo que tardarían en abrir fuego sobre ellos los cuatro cañones de Maaloy, respecto a los que casi se encontraban enfilados, en esta versión anfibia de la ''carga de la Brigada Ligera''. Pero no necesitaban preocuparse. El fuego de cobertura del Kenya era más que suficiente para mantener a Butziger y a la mayor parte de sus hombres metidos en el refugio.

A las 08:57 hs, Dunford-Slater, a bordo de la primera lancha de desembarco de la linea de babor, mostró diez luces rojas ''Verey'' y, mientras los aviones Hampden se aproximaban para lanzar bombas de humo en los lugares de desembarco, el Kenya dejo de disparar. De repente surgió la calma, perturbada solamente por unos disparos de ametralladora ligera y por el sonido de la gaita del comandante Jack Churchill. Erguido en la primera lancha de la linea de estribor tocaba ''La marcha de los hombres del Cameron''.

Durnford-Slater había dividido su comando en cinco grupos principales. El primero, de unos 50 hombres, bajo el mando del teniente R. Clement, limpiaría Hollevik y actuaría como reserva. El segundo grupo, formado por unos 200 hombres a las ordenes del mismo Durnford-Slater, tomaría Vaagso del sur. El tercero, de 105 hombres bajo el mando del comandante Churchill, capturaría Maaloy y destruiría la factoría de Mortenes. El cuarto grupo, con 65 hombres a las ordenes del capitán R. H. Hooper, constituiría el grupo de reserva a flote en el HMS Kenya. Por último, el quinto grupo, formado por 30 hombres bajo el mando del capitán D. Birney, bloquearía la carretera de Rodberg.

''Mapa que muestra los objetivos de los cinco grupos en los que se dividió la fuerza asaltante Comando.''
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El teniente Clement cumplió su cometido casi sin oposicion. Los dos soldados alemanes de infantería de Marina que se encontraban en Hollevik resultaron gravemente heridos y fueron hechos prisioneros. Los otros 8 hombres del puesto estaban desayunando en Vaagso. Clement intentó informar la situación al puesto de mando del Comando por telegrafía sin hilos, pero no logró establecer contacto, y transmitió al Kenya para que desde alli se retransmitiera a Dunford-Slater, el cual dió instrucciones para que Clement se dirigiese hacia la carretera de la costa a fin de constituir la reserva de Vaagso del sur.

En aquellos momentos el segundo grupo precisaba refuerzos. En los primeros instantes había sufrido un duro contratiempo, no a causa de la infantería apostada en las trincheras cerca del lugar de desembarco, sino por uno de los aviones Hampden que lanzaban bombas de humo. El pesquero armado alemán Fohn, apostado en Ulvesund, logró un impacto en un motor del avión con sus ametralladoras antiaereas. Segundos despues el bombardeo dejaba caer una bomba de humo de 30 kilos, lo cual, por una extraña mala suerte, cayó en la lancha de desembarco del teniente Arthur Komrower, matando o quemando casi a la mitad de la 4ta Unidad. El mismo Komrower, al saltar a tierra, quedó medio atrapado bajo la lancha de desembarco, con su pierna inmovilizada. El capitán noruego Martin Linge se lanzó al agua y lo rescató.

El resto del segundo grupo saltó a tierra bajo la protección de unas rocas bajas. El teniente Bill Lloyd, un atezado australiano, aniquiló a una sección de alemanes cuando estos corrían a cubrir su puesto de alarma. Con las balas silbando sobre sus cabezas, las unidades 3 y 4 se precipitaron entre las casas de madera y las factorías de Vaagso. Aquí se encontraron con soldados alemanes que, en su mayor parte, habían participado en la campaña de Noruega de 1940, en la cual combatieron con feroz tenacidad. Cuando el comandante Bremer cayó defendiendo su posicion, el sargento lebrenz tomó el mando. En medio de una población hostil todo alemán aislado tenía dificultades. El unico capellan fue de los primeros en caer. El teniente de navío Sebelin formó inmediatamente un grupo con el personal y marineros de la comandancia para dar un poco de profundidad a la defensa.

Despues de 25 minutos de lucha el capitán Giles (Unidad 3), desviandose hacia la izquierda, se encontró ante una gran casa que los alemanes habían convertido en una posición fuerte. Hostigados desde las ventanas, sus hombres avanzaban lentamente, disparando ráfagas cortas, co rriendo entre las oquedades del terreno cubierto de nieve para protegerse detras de los edificios, hasta situarse a una distancia lo suficientemente proxima para lanzarse hacia el interior de la casa. Entonces Giles, hombre de gran estatura, dirigió una carga salvaje penetrando con un grupo de hombres por la entrada principal, como un torbellino, lanzando granadas detras de cada puerta que encontraban. Los alemanes supervivientes escaparon por la puerta trasera seguidos de Giles, que se entretuvo un instante mientras se decidía por donde seguir. Un tirador oculto le disparó desde corta distancia, matandolo casi en el acto. A continuación su subalterno mas caracterizado, el teniente Mike Hall, recibió una herida en su codo izquierdo, y la furia asaltante de la Unidad 3 comenzó a perder impulso.

''Combate callejero''
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A la derecha, el capitán Algo Forrester, un hombre fogoso que había servido en Noruega en 1940, condujo a su mermada Unidad 4 directamente a la calle principal, lanzando granadas dentro de las casas y disparando con su metralleta apoyada en la cadera. 'No me hubiese gustado ser un alemán y cruzarme en su camino'', fue el comentario de Dunford-Slater. Forrester era un torbellino. En opinion de Komrower necesitaba ayuda inmediata, pero apenas había unos pocos que habian entrado anteriormente en combate. El aguerrido Lloyd, poco despues de su exito inicial, recibió un tiro que le atraveso la garganta, dejandole mortalmente herido.

Mientras, Sebelin había reunido un puñado de hombres e improvisado un puesto fuerte en el hotel Ulvesund. Cuando la Unidad 4 entró en escena, los alemanes estaban ya en posicion. Este punto solo podía ser reducido mediante un asalto frontal. Forrester quitó el seguro a una granada y la lanzó por la puerta. Un alemán disparó desde el interior y aquel cayó hacia delante, estallandole la granada debajo. Ahora el unico oficial que quedaba era el noruego, Martin Linge, cuyo cometido era capturar todos los documentos secretos que pudiese del puesto de mando alemán. Sin dudarlo asumió el mando de la Unidad 4. Los hombres lo conocían bastante para saber que era un autentico jefe, y le siguieron en el segundo asalto. Cuando doblaba corriendo la esquina de un edificio, una bala le atravesó el pecho, y cayó muerto junto a la entrada del hotel. Asi fue rechazado el segundo asalto al hotel Ulvesund.

Parecía que la unidad 4 estaba ahora sin jefe, pero el momento encontró al hombre apropiado. White, un soldado de considerable experiencia; un simple cabo al que, realmente, ascendieron los que estaban en el lugar de la acción. Parece que mientras la pérdida de sus oficiales había bajado la moral de algunos de los suboficiales, en White se había despertado una especia de furia combativa. Viendo que nadie hacía algo positivo, comenzó por dar una o dos ordenes, y al ser incuestionablemente obedecido, se hizo cargo de la empresa.

Hubo suerte de que la Unidad 1, gracias a la acción individual del capitán Bill Bradley, poseyera un mortero de 3 pulgadas. No puede decirse que su dotación estuviese bien adiestrada, pero aunque sus hombres retrocedían y se tapaban los oidos cada vez que disparaba, al fin consiguieron manejarlo. Apareció entonces el sargento Ramsay, y situó la pieza a un centenar de metros del hotel. Parece que el primer proyectil del mortero penetró por la chimenea; se dice que causó 13 bajas. Este disparo afortunado probablemente alteró el curso de la lucha. De cualquier modo, el cabo White, con los supervivientes de la Unidad 4 y un puñado de noruegos, pudo vencer con granadas, metralletas y fusiles la resistencia que ofrecían los últimos y decididos alemanes.

En su puesto de mando de retaguardia, John Dunford-Slater esperaba los informes del progreso con la mayor paciencia que podía demostrar. A las 12:00 hs envió un mensaje al Kenya informando que la situación en la parte norte no estaba clara, y que había perdido la comunicacion por radio con las unidades 3 y 4, cuyos equipos habían sido destruidos. Inmediatamente despues lo amplió con otro mensaje: ''Se encuentra cierta oposicion fuerte en el centro y norte de Vaagso''. Solicitaba que se le enviase la totalidad del 4to Grupo al lugar original de desembarco del segundo. El brigadier Haydon accedió a la demanda.

Para ese entonces el coronel ya había ordenado reunir la Unidad 2. Tambien había comunicado al comadante Churchill que enviara todos los hombres que pudiese encontrar. Hecho esto, alrededor de las 12:00 hs, se dirigió a las posiciones avanzadas para efectuar un reconocimiento. Su antiguo amigo y oficial de comunicaciones se empeñó en acompañarle. Había un nutrido tiroteo, pero Dunford-Slater, pistola en mano, caminaba gallardo por la calle principal mirando a ambos lados. Aunque había participado en las incursiones de Guernsey y Lofoten, no había estado aún bajo el fuego, pero antes de la guerra era un osado jinete. Cabalgando y cazando jabalíes con venablo desarrolló su robusta contextura y templó sus nervios de acero. Por su parte, Charley Heed no era lo que puede decirse un hombre temeroso, aunque cierta discrecion táctica le hizo decir: ''Mantenga la vigilancia sobre los tiradores de la izquierda, señor; yo vigilaré a los de la derecha''.

''De vigilar, nada'', replicó John, ''tengo prisa''. Alcanzó el hotel Ulvesund sin novedad.

El Grupo 3 se desplegó rapidamente cuando llegó a la rocosa costa de Maaloy. El comandante Churchill desapareció, espada en mano, dentro de la espesa capa de humo, profiriendo gritos de guerra. No hubo combatiente más bravo en Vaagso aquel día; un hombre valiente para la acción, pero francamente conservador en sus ideas militares. Es el unico hombre que, hasta donde llega el conocimiento del escritor, atravesó a un alemán con una flecha disparada con un arco; pero esta es otra historia.

''El comandante Jack Churchill desembarcó gaita en mano, junto con sus camaradas en Maaloy''. Esta foto es de Normandia, playa Sword
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Las Unidades 5, al mando del capitan Sandy Ronald, y 6, bajo el mando del capitán Young, resolvieron su papel sin oposicion. Un proyectil abrió una brecha en la playa por la cual pasó la Unidad 6 sin que nadie pisara una mina. Antes de que desapareciera el humo, se ocuparon las vacías posiciones de la artillería y se lanzaron al aire las luces ''Verey'' blancas para indicar que el lugar ya estaba tomado. El enemigo no hizo acto de presencia has aquellos momentos. Entonces apareció un soldado alemán corriendo entre el humo como si condujese un contraataque contra el empazamiento artillero numero 2. Tres fusiles dispararon. Giró sobre si mismo, dió un grito y cayó. La Unidad 6 ascendió por la cuesta y avanzó para descender despues por una ligera pendiente hacia los barracones. De repente surgió una pequeña procesion, un oficial alemán y unos 15 hombres ecoltados por el sargento George Herbert y dos hombres de su sección, Banger Halls y Dick Huges. Este grupo, casi la mitad del personal de la batería y su comandante, el capitán Butziger, fueron cercados en el refugio en el cual se habían refugiado cuando llegaron los primeros aviones ingleses.

Despues de esto, no costó gran trabajo limpiar de enemigos el resto de la isla. Hubo una pequeña escaramuza en la oficina de la batería, donde fueron muertos 2 alemanes, pero la captura de la batería no llevó más de 8 minutos. De hecho, fue conquistada tan rapidamente que algunos hombres de la Unidad 6 pudieron apuntar uno de los cañones belgas de 75 mm hacia el Fohn, antes de que este saliera de su alcance, y consiguiendo dos impactos, pero con proyectiles sin espoleta.

''Jack Churchill examinando uno de los 4 cañones belgas de 75 mm capturados a los alemanes en Maaloy''
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Es probable que hayan caido una docena de hombres de la batería durante el bombardeo. La dotación del cañon ligero antiaereo encontró la muerte en su pieza, y aunque se encontraron vacíos los cargadores el el emplazamiento del cañon número 1, nadie parece haber visto hacer fuego contra las lanchas de desembarco.

Entre los cautivos había 2 mujeres jovenes, una belga y otra noruega, que pueden describirse como compañeras de campamento.

Con la isla asegurada, el comandante Churchill envió al capitan Ronald a Mortenes, donde desembarcó sin oposicion y destruyó la factoría. La escuadra de demolición de la Unidad 6, al mando del teniente Brandwood, procedió a volar los cañones y a destruir todas las instalaciones alemanas de la isla, incluyendo el gran acopio de minas que Butziger no había logrado colocar a su alrededor.

Hacia las 10:15 hs, Jack Churchill recibió un mensaje del coronel pidiendo refuerzos. Poco despues el capitán Young y 18 de sus hombres desembarcaban no lejos de la esquina nordeste del cementerio, donde se encontraron con Charles Head, el oficial de comunicaciones.

El coronel no estaba muy lejos. Se encontraba en la calle principal, de pie, sonriendo.

''Bien, Peter, me alegro de verle.'' Brevemente explicó el ataque contra el hotel Ulvesund, al pérdida de los oficiales, y la esplendida cualidad de mando del cabo White. Era evidente que el ataque había perdido su ímpetu. La mayor parte de la Unidad 1 estuvo ocupada en demoliciones, pero una parte de la segunda actuaba a las ordenes del teniente Denis O'Flaherty. Se dedicó a limpiar los almacenes situados en la zona maritima. Lareserva a flote andaba tambien en tierra.

El grupo de la Unidad 6 se dedicó a reforzar el ataque que se estaba llevando a cabo en las costas del fiordo. Al principio todo fue bien. La Unidad 2 había tomado varios prisioneros alemanes, aunque a costa de sufrir pérdidas; el mismo O'Flaherty recibió un tiro en la espalda.

Al despachar un almacen alemán, hombres de las Unidades 2 y 6 hicieron prisioneros a 4 alemanes. Entonces comenzó la complicación. El sargento Hughes y el soldado Clarke fueron heridos, el primero mortalmente, y nadie pudo saber de donde procedían los disparos. Cortados sus movimientos por encontrarse entre un almacen y una pila de madera, no tenían espacio para reorganizarse. Para esto era necesario tomar el almacen rojo situado a 60 metros, y al otro lado de una extension nevada descubierta. Nadie pudo decir si el almacen fue ocupado. Al llegar el comandante del grupo al centro de plaza apareció un soldado alemán en la puerta y comenzó a arrojar granadas. Fracasó en su intento, y su tercera granada no salió. Despues de lanzarse una docena de granadas Mills dentro del almacen, se llevó a cabo un intento de limpiarlo de enemigos, pero los alemanes aun estaban vivos. Se habían retirado a una habitación interior, y cuando los comandos penetraron por la puerta dispararon sobre ellos con sus fusiles. Era un obstaculo infranqueable.

Llegó el coronel

''Debemos entrar''{/i], dijo. Pero no estaba clara la forma de lograrlo sin tener bajas. Fortuitamente se encontraron algunas patrullas, pero antes de que los comandos pudieran incendiar el edificio, el teniente O'Flaherty y el soldado Sherington efectuaron otro intento desesperado de tomarlo. En esta ocasión ambos resultaron malheridos, pero recobrandose con una entereza admirable, lograron hacer vacilar a los del almacén. Poco despues la Unidad 6 incendió el edificio mientras el cabo Fyson y otro hombre lo vigilaban. Cuando se llenó de humo, los resueltos alemanes salieron disparando hacia todas partes. Desdeñaron la alternativa de rendirse.

En aquellos momentos, a las 11:59 hs, 13 bombarderos Blenheim atacaron el aerodromo de Herdla con bombas de 115 kilos. Un bombardero recibió el impacto de un proyectil de 88 mm, y entró en colisión con otro, estrellandose ambos sobre el mar. La pista de aterrizaje de Herdla quedó fuera de servicio varios días a causa de los 20 crateres que se le hicieron. Los aviones de Stavanger y Herdla no podrían intervenir de ahora en adelante en el combate de Vaagso.

Mientras los comandos luchaban en tierra, los destructores se lanzaron contra los buques mercantes que se encontraban en el fiordo.

El Fohn, de 250 toneladas, tenía asignada la escolta de un convoy de 3 buques que debería ponerse en movimiento al romper el alba. Se recordará que las ametralladoras gemelas antiaereas Oerlikon del Fohn hicieron blanco en un avión Hampden con resultados desastrosos para la Unidad 4, y que además este buque recibió el impacto de dos proyectiles de 75 mm disparados por hombres de la Unidad 6. Con el ''Norma'' (2.200 toneladas) y el ''Reimer Etzard Fritzen'' (3.000 toneladas) se dirigió hacia el norte, pero el ''Eismer'' (1.000 toneladas) no disponía de vapor. Por eso, izó la bandera danesa, pero su astucia le sirvió por poco tiempo. En lucha artillera desigual con el ''Onslow'' y el ''Oribi'', la flotilla alemana escapó, mientras, el teniente de navío Lohr intentaba deshacerse de los codigos confidenciales del ''Fohn''. Fue muerto por la metralla de un proyectil procedente del ''Onslow'' cuando estaba a punto de lanzarlos por la borda. Los 3 buques encallaron, y la dotación del ''Fohn'', armada con fusiles, hostigó a los destructores desde la rocosa costa hasta que la artillería del ''Onslow'' los ahuyentó. El capitán de corbeta De Costabadie, veterano de Dunkerque y miembro del Estado Mayor de Mountbatten, subió a bordo del ''Fohn'' y, tras un intercambio de fuego de fusil con su dotación, se apoderó de los códigos, la tajada mas sustanciosa que logró la inteligencia en la incursión de Vaagso. Proporcionaron los indicativos de radio de todos los buques alemanes en Noruega y Francia; además contenían detalles sobre contraseñas y señales de emergencia. Los alemanes no tenían motivos para suponer que Lohr no los había hundido, lastrados en plomo, en las heladas profundidades de Ulvesund.

El ''Eismer'' se encontraba en calma, como si quisiera ser capturado; pero cuando De Costabadie comenzó a aproximarse a bordo de una ballenera, un integrante de la embarcación fue mortalmente herido por un disparo efectuado desde el buque alemán. El grupo consiguió aproximarse al navío, pero se le impidió seguir aproximandose mediante disparos al llegar a la altura del ancla. El capitan de navío Armstrong (''Onsnlow''), obligado a resolver la situación, ordenó el regreso de su dotación de presa y hundió el ''Eismer'' mediante fuego de artillería. Poco despues, para sorpresa de gran parte de su dotación, el ''Onslow'' tuvo que verselas con un avión alemán, haciendo uso de un antiguo cañon de 4 pulgadas que recientemente se había instalado en popa. El día 28 Armstrong escribía en su informe: ''Ayer fue un día excelente para un buque nuevo. Simultaneamente estabamos hundiendo un buque mercante con el cañon de 4,7 de popa, cubriendo las operaciones militares con el 4,7 de proa, hacendo fuego contra un avión con el de 4 pulgadas, y protegiendo a los grupos de desembarco de los tiradores alemanes con las armas de corta distancia. Desafortunadamente no había blanco para los torpedos''.

A las 10:00 hs el ''Oribi'' desembarcó al quinto grupo, la mitad del Comando Nr. 2, bajo el mando del capitán Birney, que levantó una emboscada en la aldea de Rodberg a fin de estar prevenidos contra los refuerzos alemanes procedentes del sur, desde Halsor. Hecho esto, el ''Oribi'' se dirigió a ayudar al ''Onslow'' asistiendole en entenderselas con el remolcador armado ''Rechtenfleth'' (200 toneladas) y el ''Anita LM Russ'' (2.800 toneladas), que se aproximaban navegando hacia Ulvesund, cometiendo el fatal error de confundir a los destructores ingleses con los alemanes.

La batería de Halsor fue atacada por 3 Blenheim en las primeras horas del día, pero ocasionaron pocos daños. Su comandante, el teniente Lienkamp, oyó el nutrido fuego existente en Vaagso, pero no logró comunicacion telefonica, quizas porque Sebelin había enviado a combatir a los ordenanzas. El cuartel general de la 18° División, a la cual pertenecía la guarnición, no tenía noticia de lo que realmente estaba sucediendo, aunque los observadores de Rugsundo habían visto buques de guerra y embarcaciones de desembarco aproximarse a Maaloy. Lienkamp dijo vagamente que para saber lo que sucedía enviaba a su pelotón de infantería en misión de patrulla de combate. Esta tuvo un encuentro con Birney y perdió 2 hombres.

Los Comandos volaron la carretera antes de reembarcar, cubiertos por el denso fuego del ''Onslow'' y el ''Oribi''. No tuvieron bajas.

En la ciudad, la llegada de la unidad de Hooper dió nuevo impulso al ataque. El teniente G. D. Black y su sección presionaron por la parte izquierda de la carretera principal, llevando con él hombres de las unidades 1 y 3, rechazando a los alemanes delante de ellos. Black resultó herido en el antebrazo por un alemán que huía, el cual se volvió y disparó una ráfaga con su subfusil MP-40. Despues, cuando un canadiense le preguntó que opinaba del arma, Black respondió friamente: ''Reconozco que una dispersión de dos pulgadas a 100 yardas no está mal''.

En la calle principal, el coronel Dunford-Slater y sus mensajeros seguían avanzando. Alcanzó a la Unidad 6 cuando irrumpió dentro de un gran edificio. Había una moto en el exterior, por lo que parecía que se trataba del alojamiento del comandante alemán. Por una vez no hubo resistencia. Un cuidadoso registro reveló que solamente había un alemán, el cual yacía temblando en la cama de una habitación del piso superior. ''Dejenlo estar'', dijo Dunford-Slater. Indudablemente aquel era el comandante Schroeder, que había resultado mortalmente herido por un casco de metralla al comenzar la lucha y posteriormente llevado a su alojamiento. Hubo unos movimientos sospechosos en el edificio contiguo, y algunos hombres de la Unidad 6 abrieron fuego desde una ventana alta del apartamento de Schroeder. No parece improbable que los hombres que lo llevaron allí para morir se escaparan cuando los ingleses entraron en la casa.

Por entonces la Unidad 6 estaba reducida a la mitad de su potencial inicial; las bajas, scoltas y mensajeros, la habían mermado. Se ordenó al sargento Connolly que su sección transportara hasta la playa a los muertos y heridos. Sin embargo, Dunford-Slater reunió hombres de Unidad 2, los cuales unidos a sus mensajeros casi igualaban el numero del grupo de la 6, que avanzaba hasta cubrirse, a lo largo de la ribera de un pequeño arroyo. El coronel condujo adelante a su grupo cubierto por aquellos, y entonces ocurrió un curioso episodio. Salió un marinero alemán de una callejuela lateral, lanzó una granada al coronel y levantó las manos. Dunford-Slater se lanzó dentro de un portal y recibió pequeñas heridas, pero los dos ordenanzas que le acompañaban quedaron malheridos.

El sargento Mills, con el fusil apoyado en la cadera, avanzó hacia el alemán decididamente.

''Nein, nein'', gritó el marinero.

''Ja, ja'', dijo Mills, y lo mató.

''Si, bien, Mills, no debió hacer eso'', fue todo lo que dijo el coronel.

Esto señaló practicamente el fin de la lucha. Alrededor de las 11:45 hs el coronel mantuvo una pequeña conferencia en un jardín, y ordenó al capitán Bradley (Unidad 1) que destruyera la factoría Firda, y situó a la 6 dentro de una sólida casa para que actuase de ''parada'' en caso de que los alemanes contraatacasen antes de que las demoliciones finalizaran. A las 13:00 hs, hora en que el fuego ya había cesado hacia tiempo, se retiró este grupo.

El reembarque se efectuó sin impedimentos, y las demoliciones continuaron casi hasta el último momento. A las 14:45 hs toda la tropa estaba de regreso a bordo. El ''Kenya'' recibió un impacto de la batería de Rugsundo alrededor del mediodía, y el ''Prince Charles'' fue dañado por un bombardero cuando la expedición se hacía a la mar. El ''Oribi'' tuvo pocas bajas: la fuerza de desembarco, 20 muertos (de los cuales 6, incluyendo al capitán Giles, recibieron sepultura en el mar), y 57 heridos. Se perdieron algunos aviones. Los alemanes no hicieron prisioneros ingleses.

Alrededor de las 12:30 el ''Offa'' y el ''Chiddingfold'' hundieron el pesquero armado ''Donner'' (250 toneladas) y al ''Anhalt'' (5.930 toneladas) en las proximidades de la entrada del fiordo, totalizando 15.630 el tonelaje de mercantes hundidos.

El 28 de diciembre el general Kurt Woytasch, comandante de la 81° División, llegó a Vaagso del sur para inspeccionar los daños. No es fácil saber con exactitud el numero de hombres que perdieron los alemanes, porque no existen cifras de un destacamento de 25 hombres que estaban en la ciudad a causa del permiso de Navidad. La guarnición de infantería tuvo 11 muertos, 7 heridos y 16 desaparecidos, la mayor parte de estos ultimos hechos prisioneros. El destacamento de la Marina perdió 6. El pelotón de Halsor sufrió 2 bajas, y la batería de Rugsundo, que tuvo grandes dificultades con un viejo cañon ruso de 130 mm (los demas no estaban operativos), perdió la vida solamente un hombre y tuvo 8 heridos. El total de bajas osciló entre 110 y 130, excluyendo las sufridas por las dotaciones de los 8 buques hundidos. Un ciudadano noruego resultó muerto, y 5 ligeramente heridos. Los daños producidos a la propiedad noruega excedieron el valor de 5.000.000 de coronas.

Aunque regresaron al Reino Unido unos 70 voluntarios, el gobierno noruego en el exilio no quedo muy complacido con los resultados de la incursión. El viejo primer ministro Nygaarsvold expresó su opinion con mucha energía: ''¿Quien puede estar tan ciego como para engañarse a si mismo creyendo que este esfuerzo haya hecho algo para acortar la prueba de Noruega? Indudablemente el enemigo ha sido molestado por la desenvoltura de la operación realizada sobre una costa que él veía segura, pero ello solo puede tener un resultado: los alemanes reforzaran ahora sus defensas haciendo que la victoria final sea mas dificil de lograr que si la incursion nunca se hubiese realizado''.

En un aspecto tenía toda la razón. Los alemanes reforzarían sus defensas con toda certeza. Pero dado que los Aliados no tenían la intencion de invadir Noruega, los resultados solamente podían proporcionarles ventajas.

Si Nygaardsvold estaba enojado, Hitler ardía en furia por la incursion de Vaagso. Incluso antes del ataque al OKW le preocupaban las posibles operaciones en Escandinavia ahora que los EEUU estaban del lado de los Aliados. El día de Navidad se ordenó estudiar la situación en Noruega.

El general Von Falkerhorst se aprovechó de la ocasión y solicitó 12.000 hombres de refuerzo para actualizar el potencial de sus fuerzas. Además pidió 3 divisiones adicionales para aumentar sus reservas y dar mayor profundidad a su despliegue defensivo.

Con el informe de Falkenhorst llegaron noticias de las operaciones ''Archery'' y ''Anklet'', cuyos efectos se sumaron a los del choque del transporte de tropas ''Kong Ring'', que llevaba hombres que se dirigían a disfrutar del permiso, con una mina en el mar del Norte.

Hitler no se demoró en pedir a sus asesores militares su interpretación de estos siniestros acontecimientos. ¿Pensaban los ingleses desembarcar en mayor escala en Noruega para amenazar el trafico maritimo costero alemán? Antes de finalizar el año Hitler lanzó su veredicto: ''Si los ingleses hacen las cosas adecuadamente, atacaran el norte de Noruega por varios puntos. Mediante un ataque a gran escala con su folta y tropas terrestres intentaran desplazarnos de allí, posiblemente tomando Narvik, y entonces ejerceran presion sobre Suecia y Finlandia. Esto puede ser decisivo para la marcha de la guerra''.

''Por lo tanto, la flota alemana debe usar todas sus fuerzas en la defensa de Noruega. Sería conveniente trasladar alli todos los acorazados de bolsillo para tales fines''
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Estando el ''Scharnhorst'' y el ''Gneisenau'' embotados en Brest, los almirantes esperaban que el Fuhrer cambiara de opinion, pero a mediados de enero llamó al gran almirante Raeder y le dijo: ''Noruega es la zona del destino en esta guerra. Pido obediencia incondicional a mis ordenes y directivas referentes a la defensa de esta zona''.

Mientras, un cuerno de la abundancia derramaba regalos sobre Falkenhorst. Primero llegaron sus 12.000 hombres de refuerzo; despues, 18.000 mas, organizados en batallones reforzados. Se activó una division acorazada para actuar como reserva móvil. Buenos y nuevos cañones alemanes para la defensa de costas reemplazaron a los antiguos rusos y belgas que habían defendido Vaagso el 27 de diciembre.

En febrero de 1942 el mariscal List, en representación de Hitler, giró una inspección, y bajo su recomendacion se establecieron otros tres mandos divisionarios en Noruega, se envió más artillería de costa y se construyeron en el interior mayor numero de posiciones defensivas. El proceso continuó hasta el 6 de junio de 1944, y cuando los Aliados desembarcaron en Normandía, la guarnición alemana en Noruega era de 372.000 hombres. Uno se pregunta lo que 100.000 de ellos hubieran podido hacer en los combates de Francia o de Rusia. En Normandía los alemanes estuvieron faltos de infantería.

El acorazado ''Tirpitz'' salió del Báltico y llegó sano y salvo a Noruega. El 11 de febrero de 1942 lo hicieron los acorazados ''Scharnhorst'', ''Gneisenau'' y ''Prinz Eugen'' desde Brest y, aprovechandose del mal tiempo, efectuaron su desesperada carrera a lo largo del Canal de la Mancha. En los estrechos de Dover el ''Gneisenau'' resultó tan gravemente averíado que se vió obligado a entrar en Kiel, donde los bombarderos ingleses lo perforaron de nuevo antes de que finalizase el mes. Tambien el ''Scharnhorst'' fue alcanzado, pero logró llegar a Noruega, y alli se le reunieron el ''Gniesenau'' y el ''Prinz Eugen'' en Trondheim, pero un torpedo lo dejo sin gobierno y hubo de regresar a Alemania para ser reparado.

Grande fue la indignación de la opinion inglesa cuando los 3 acorazados escaparon por el canal, pero su concentración en aguas noruegas descargó en gran medida los cometidos del Almirantazgo, simplemente porque alli se les podía vigilar mejor y mantenerlos fuera del Atlantico norte. En marzo y abril se les unieron el ''Hipper'' y el ''Lützow''.

En la incursión de Vaagso los ingleses arriesgaron una pequeña flotilla, el equivalente a un debil batallón y media docena de escuadrones de aviones. Rara vez la historia de la guerra muestra el logro de tales recompensas ante una apuesta tan pequeña. El nombre codificado de la incursion sobre Vaagso era Archery. No resultó inadecuado: ''la flecha hizo diana''.

''Soldados trasladando al herido capitán O'Flaherty''
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http://www.commandoveterans.org/cdoGallery/v/WW2/Vaagso

''El tan preciado mortero de 3 pulgadas que posibilito la captura del hotel Ulvesund''
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http://www.commandoveterans.org/cdoGall ... _.jpg.html

Fuente texto: Libro ''Comando'' de Peter Young. Serie ''Armas'', editorial San Martin
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''Si vis pacem, para bellum''

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