LAS AVENTURAS DEL LAYFORCE
''El soldado de los Comandos... apto para todo.''
En febrero de 1941 se envió a Oriente Medio un considerable destacamento procedente de la Brigada de Servicios Especiales. Lo formaban los Comandos Numero 7, 8 y 11, que hicieron su viaje a bordo de los buques HMS Glenroy, Glengyle y Glenearn.
El mando se asignó al teniente coronel Laycock y, ciertamente, no pudo haberse hecho mejor elección. Bob Laycock era un magnifico jefe, tenaz y decidido. Como miembro de la Real Guardia Montada exigía a sus hombres un gran coraje, iniciativa y disciplina, que él mismo cumplía dando asi el ejemplo. A sus buenas cualidades de caracter y personalidad se añadía un gran conjunto de conocimientos profesionales. Era uno de los pocos jefes de los Comandos que había efectuado el curso de Estado Mayor. Por cierto que esta cualidad estuvo a punto de cortar su carrera antes de que esta empezara. Cuando abandonó Camberley en 1940, él suponía que iría destinado al Cuartel General del Oriente Medio como oficial de Estado Mayor especialista en guerra de gases. Pero este no era un papel que ofreciera atractivo a un hombre de empuje y, decidido a obtener el mando de uno de los Comandos, no perdió tiempo en encontrar un sustituto. Y asi sucedió que cuando Bob Laycock regresó al Oriente Medio, no lo hizo como oficial de Estado Mayor, sino como jefe de una formidable brigada.
''Bob Laycock''
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A su llegada se incluyeron bajo su mando dos pequeños Comandos, el 50 y el 52, que se organizaron localmente, y que luego se fundirían en uno solo. Las fuerzas de Laycock se convirtieron en una brigada de la 6ta División del ejercito del general Wavell, y los Comandos se rebautizaron de la siguiente forma: el Nr. 6 se convirtió en el Batallón ''A''; el Nr. 8 en el ''B''; el Nr. 11 fue el ''C'', y el Batallón Combinado se denominó Comando ''D''.
El Layforce llegó a Egipto en los momentos en que la primera embestida de Rommel había arrebatado la iniciativa a los britanicos. La situación se complicó mas tarde a causa del ataque alemán contra Yugoslavia iniciado el día 6 de abril, al que pronto siguió la invasión de Grecia.
Laycock estaba ansioso de probar el valor de sus inexpertas unidades, y en el mismo mes de abril se le ordenó organizar una incursión contra el puerto de Bardía, en Cirenaica, que despues de haber sido conquistado durante la ofensiva del general O'Connor, el 5 de enero de 1941, había sido recuperado por las fuerzas del Eje. El objeto de la incursión era hostigar las lineas de comunicación enemigas e inflingir daños en sus aprovisionamientos y material de guerra. El puerto estaba fuera del radio de acción de los aviones de cobertura, lo cual era una complicación.
''Ubicación del puerto de Bardía''
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El buque de asalto Glengyle, con el Batallón ''A'' a bordo, se hizo a la mar en la noche del 19 al 20 de abril escoltado por el crucero antiaereo Coventry y por los 3 destructores australianos Stuart, Voager y Waterhen. El submarino Triumph se situó a 2 millas y media de Bardía con una luz blanca que sirvió de ayuda a la navegación de los buques. Desafortunadamente el submarino se retraso en el cumplimiento de su función por haber sufrido un ataque aereo durante su travesía. Los aviones eran britanicos. Estaba previsto que el capitan de navío Courtney, jefe de la Sección Especial de Embarcaciones Sutiles, mostrara una luz verde desde una pequeña isla alejada de la costa, pero su bote naufragó a causa de la fuerte marejada cuando se procedía a echarlo al agua desde el Triumph. Por esta causa las señales de navegación previstas no se recibieron en el Glengyle. Sin embargo, éste alcanzó la posicion correcta y lanzó al agua sus lanchas de desembarco a las 22:35 hs. A causa de dificultades surgidas en los aparatos de maniobra, iniciaron su marcha hacia tierra con 15 minutos de retraso, pero casi todas llegaron a la costa casi al mismo tiempo.
El desembarco debía realizarse en cuatro playas. En la playa ''A'', la situada más al norte, los hombres desembarcaron sin dificultad vadeando en dos pies de agua. Se reunieron con los que tenían que desembarcar en la playa ''B''. Sufrieron retraso durante la maniobra de arriar las lanchas, y se unieron al grupo que se dirigía a la playa ''A''. El jefe de las fuerzas del Ejercito llamó la atención por este percance, pero el patron de la lancha supo percatarse mejor de la situación. En la playa ''D'', aunque el acceso era dificil y estrecho, los 35 hombres desembarcaron en medio de la marejada con solo diez minutos de retraso respecto al horario previsto.
Los desembarcos se efectuaron sin oposicion, y excepto 2 motocicletas y un par de camiones, el número de enemigos era pequeño. Los hombres de la playa ''A'' arrojaron granadas a los camiones, pero cayeron cortas. Un oficial que se movía de una a otra parte falló al dar la contraseña y se hizo fuego sobre él, cayendo mortalmente herido. Descubrieron una pila de cubiertas de rueda de vehiculos y las hicieron arder con cuatro granadas incendiarias. Con esto, los hombres se dieron por satisfechos, pero aunque el incendio prosiguió con gran intensidad durante varias horas, no puede considerarse que la acción fuese un éxito. Algunos hombres se retiraron hacia la playa ''B'', y cierto número de ellso cayeron prisioneros porque la lancha de desembarco no estaba esperandoles.
Los hombres de la playa ''C'' averiaron un puente, pero sus explosivos hicieron pocos daños en la carretera. Su principal objetivo era una estación de bombeo, pero se hizo demasiado tarde y no tuvieron tiempo para destruirla.
El grupo de la playa ''D'' encontró 4 cañones navales. El cabo Baxford y el soldado Angus volaron sus troneras con gelignita.
Las agujas magneticas de las lanchas de desembarco demostraron ser defectuosas, lo cual complico la retirada, pero aun asi, el Glengyle logró regresar indemne a Alejandría a las 23:00 hs del día 30.
La incursión salió mal. Los hombres, muchos de los cuales entraban por primera vez en combate, se habían movido con mucha lentitud. Esto se debió en parte al temor de hacer demasiado ruido, y tambien porque tendían a cubrirse tan pronto como alguien abriera fuego. Una tropa más experta hubiera sabido que si los hombres se mueven con rapidez en la oscuridad ofrecen blancos dificiles de acertar. Pero aunque Laycock se mostró disgustado con los resultados obtenidos, los alemanes se alarmaron como para situar en Sollum una brigada acorazada.
Las incursiones posteriores, efectuadas contra las comunicaciones de Rommel, pudieron haber proporcionado mejores resultados, pero la aviación enemiga tenía ahora la superioridad aerea, y ningun buque más lento que un destructor podía llevar a cabo una incursion con posibilidades de éxito. Además, se enviaron tantas tropas a Grecia que las fuerzas de Laycock eran ahora practicamente las únicas reservas de Wavell. El Comando Nr. 11 se envió a Chipre, cuya guarnición parecía peligrosamente debil.
Hacia el 2 de mayo los ingleses habían evacuado Grecia, y 18 días despues los alemanes invadieron Creta. Su guarnición la mandaba un bravo soldado, el teniente general Freyberg, que estaba dispuesto a que sus hombres dieran buena cuenta de si mismos. Durante algun tiempo la lucha estuvo en equilibrio, y se envisron como refuerzo a las fuerzas de Laycock. El 25 de mayo éste intentó desembarcar en Sfakia, pero el mal tiempo frustró la operación, y hubo de volver a Alejandría. A bordo del minador rápido HMS Abdiel, las fuerzas Comando regresaron y dirigieron un desembarco en la bahía de Suda durante la noche del 26 al 27 de mayo. Al amanecer las fuerzas de Laycock ocupaban una posición defensiva sobre la carretera principal de Sfakia. Soportaron duros bombardeos en picado, una prueba que los hombres afrontaron con entereza de ánimo. El capitán Evelyn Waugh, un novelista viejo amigo de Laycock, era entonces oficial de su estado mayor. Era un hombre frío, y su valentía, casi insolente, puede apreciarse en su propia opinión de los acontecimientos:
''Como todas las cosas el alemán es muy eficaz, pero va demasiado lejos''.
''Tropas británicas desembarcando en la bahía de Suda''
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El 28 era ya evidente que la batalla se había perdido, y una vez más la Royal Navy tuvo que dedicarse a la tarea de retirar al ejercito. Sobre el Layforce recayó la responsabilidad de cubrir la retirada. Ese día, el capitán Nicholls dirigió un ataque a la bayoneta que condujo a los alemanes hacia la enfilada de una colina ocupada por el Comando Nr. 7. No todos tienen la oportunidad de conducir un ataque con el acero desnudo. Es una alegre experiencia, segun Nicholls escribió mas tarde en una carta a su familia:
''Despues de Creta estoy seguro de una cosa, hombre por hombre no hay duda de quien es el mejor. Aunque ellos (los alemanes) tenían todas las ventajas del apoyo aereo, etc, siempre que contraatacaban o conseguían acercarse, lo que en nuestro caso sucedió dos veces, arrojaban sus armas y corrían delante de nosotros; un espectaculo muy alentador''.
Es triste recordar que este magnifico oficial fue posteriormente abatido en Birmania.
Laycock, buen táctico tambien, percibió pronto la forma de combatir en una acción de retaguardia frente a los alemanes. Poco antes de oscurecer era conveniente efectuar unos contraataques ligeros con patrullas de 7 u 8 hombres. Esto bastaba para que el enemigo permaneciese quieto durante la noche; le gusta respetar su sueño. Aun asi era un período de caos y confusion; una retirada es una pesadilla dificil de describir. Las unidades pelean duramente y la falta de oficiales se hace notar, los rumores abundan y se necesita una mano de hierro para que los soldados, hambrientos y fatigados por falta de sueño, no caigan en la desesperanza. En este aspecto Laycock era peor de lo que los alemanes podían imaginarse. El día 28, su puesto de mando, que tenía la suerte de disponer de 3 carros de combate, cayó en una emboscada. Lo que sucedió esta perfectamente descrito con sus propias palabras:
''Por una afortunada casualidad la emboscada fue cerca de los 3 carros de combate, pero los alemanes no los vieron. El enemigo estaba a unos 30 metros de nosotros, cuando mi brigada mayor y yo saltamos dentro de un tanque y nos dirigimos hacia ellos''.
Entonces renunciaron a su éxito con facilidad, pero ¿cuantos comandantes de brigada, en cualquier ejercito, son capaces de conducir un carro de combate, saltar solos en su interior y contraatacar bajo los impulsos del momento?
En Creta hacían falta hombres de este calibre para conducir a las tropas. Los hombres de la guarnición inicial estaban exhaustos y sedientos. Los de los Comandos no estaban en mejor situación. Un valeroso sargento, Charles Stewart, recordaba que cuando los suyos conseguían algunas raciones se las comían
''tan quietos como una cerda despues de amamantar a sus cachorros''. Finalmente los Comandos alcanzaron la playa de Sfakia cuando escasamente había alguna embarcacion para recogerlos. Stewart, para ayudar a dos camaradas heridos, cedió su propia posibilidad de escapar. Un grupo regresó al norte de Africa navegando a vela en una lancha de desembarco que se había quedado sin combustible. La vela se confeccionó con mantas amarradas con los cordones de las botas, y en el viaje se invirtieron 6 días. Es justo recordar el nombre de la Marina Real que dirigió esta odisea.
El soldado de los Comandos estaba siempre listo para llevar a cabo cualquier cosa;
''apt á tout'', como se decía en la antigua caballería francesa. No obstante, estaban mal equipados, y su armamento era demasiado ligero para la tarea que se les exigía en Creta. Si cumplieron su cometido, y ciertamente lo hicieron, fue, porque bajo la inspiración de un determinado jefe fueron capaces de sobreponerse a sus desventajas fisicas. Sus bajas ascendieron a unos 600 hombres; las 3/4 partes de las fuerzas que desembarcaron en la bahía de Suda.
El 8 de junio los ingleses se vieron obligados a invadir Siria ya que Dentz, el Alto Comisario francés, había permitido a los italianos establecer bases aereas. Las tropas australianas avanzando desde el norte de Palestina qudaron detenidas en la desembocadura del río Leontes. Para abrir este paso se decidió desembarcar el Comando Nr. 11, que había sido destinado a Chipre mientras el resto del Layforce estaba en Creta. El objeto era un fuerte reducto que defendía el puente de Kafr Bada, el grueso de cuya guarnición pertenecía al 22° de Tiradores Argelinos.
El Comando embarcó en Haifa, en el HMS Glengyle, mandado por el capitán de navío Petrie de la Royal Navy. El desembarco no resultó facil. Durante el verano la desembocadura del río Leontes está generalmente cerrada, y debido a la pendiente de la tierra es dificil identificarla desde el mar. Además, suele existir gran oleaje a lo largo de la costa siria, lo cual hace practicamente imposible el desembarco la mayor parte de las noches del mes. Afortunadamente, Petrie encontró en Haifa un joven oficial que había servido en la policía palestina. Era el subteniente Colenut, un hombre de valor y recursos, que desembarcó en la noche del 6 al 7 de junio para reconocer las playas. Basados en sus informes se decidió llevar a cabo la operación durante la noche siguiente, desembarcando al Comando en tres grupos en la parte norte del río, para atacar a los defensores por el flanco y la retaguardia. El grupo de la izquierda estaba bajo las ordenes del capitán George More; el del centro a las del teniente coronel Pedder; y el de la derecha bajo las del comandante Geoffrey Keyes.
La noche anterior hubo luna llena, de modo que las lanchas de desembarco, que se lanzaron al agua poco antes de oscurecer, tendrían que navegar en dirección hacia donde nace el sol y en sentido opuesto a la del ocaso de la luna. Pese a esto no hubo oposiciondurante el desembarco, aunque el grupo de Keyes puso pie en tierra al sur del río. Atisbando a la luz del crepusculo vieron lo que parecía ser un grupo de soldados, pero resultó ser un bosque de cipreses. El grupo saltó a tierra y despejó la playa. Al cabo de cierto tiempo Keyes comprobó que habían desembarcado en el lado del río que no correspondía con lo previsto. No perdió tiempo en tomar contacto con un batallón australiano, que le prestó un bote. Con él transportó a sus hombres a traves del Leontes por el lugar donde existía mayor concentración de armas pesadas del enemigo. Así los Comandos se encontraron tratando de ir parar hacia el verdadero obstaculo que se pretendía eludir con el desembarco. Keyes era un oficial de los ''Scott Greys'', y sus tropas habían sido seleccionadas de sus famosos regimientos de caballería. Aquí, sus ''caballeros'', como él les llamaba, sufrieron duramente, pero lograron cruzar el río donde los australianos, no menos combativos, habían fracasado.
''Ubicacion del río Leontes (esta en rojo). Los 3 grupos Comando debían desembarcar al norte para asi sorprender al enemigo por la retaguardia. El grupo del comandante Keyes desembarcó al sur por error, teniendo que cruzar el río bajo un terrible fuego''.
http://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%ADo_Litani
reportaje en inglés sobre los combates en Litani
https://www.docdroid.net/HCSAUql/litani ... jacobs.pdf
Dick Pedder, un hombre de fiero temperamento, era rápido en reprimir severamente si algo le desagradaba. Su grupo penetró vigorosamente tierra adentro, y pronto entró en acción. Estaba dando ordenes a uno de sus oficiales cuando un disparo de fusil le dió en la cabeza, matandolo instantaneamente. Todos los demás oficiales fueron heridos, pero Fraser, del Real Servicio de Carteros, asumió el mando y dirigió a los hombres adelante para tomar los cuarteles y enfrentarse con un grupo de hombres dispuestos a reforzar el reducto clave.
Más al norte, el grupo de George More había atacado la linea francesa de artillería, tomando varios cañones de campaña y morteros; los prisioneros excedieron en número al de los Comandos.
Sin embargo, los del 22° de Tiradores Argelinos no habían tirado la toalla. Aún disponían del apoyo de morteros de 4 pulgadas, y se recobraron de la sorpresa inicial. Las cosas se pusieron feas para los dos grupos del Comando que operaban más al norte, hasta que hacia el mediodia el bravo Keyes entró en escena. Tomando el mando, reorganizó rapidamente a su hombres, y alrededor de las 13:00 hs el reducto estaba en sus manos.
Fue el cruel destino quien decretó que la primera acción del Comando Nr. 11 fuera en combate contra los franceses, y que la unidad sufriera 123 bajas, mas o menos la cuarta parte de sus efectivos totales. El comandante Keyes y el capitán More fueron galardonados con la Cruz Militar.
Desde marzo hasta diciembre de 1941 las fuerzas de Rommel sitiaron Tobruk, que fue defendido con ahinco por su guarnición australiana, con la ayuda de soldados de otras procedencias, bajo las ordenes del general Morshead. En esta defensa participó un pequeño destacamento de 5 oficiales y 70 hombres procedentes del Comando Nr. 8, compartiendo los peligros y penalidades del asedio, el peor de los cuales fue, segun el sargento Dickanson, la falta de cerveza. La principal hazaña del destacamento fue una incursión bien planeada realizada por el capitán Mike Keely del Regimiento de Devonshire.
El objetivo era una fuerte posicion italiana llamada ''los granos gemelos'', dos pequeñas colinas que dominaban la posicion defensiva avanzada del 18° de Caballería India. Antes de la incursión, los Comandos se famirializaron con el terreno efectuando salidas en patrullas llevadas a caboen union de los soldados de la Caballería India, que eran muy diestros en los movimientos nocturnos.
La partida incursora estaba formada por 40 hombres del Comando Nr. 8 y un grupo de demolición constituido por zapadores australianos. Keely contaba con dos excelentes oficiales: el capitán Philip Dune, de la Real Guardia Montada, un diestro y original tactico que en una ocasión fue miembro del Parlamento; y el teniente Jock Lewis, de los Guardias Galeses, que antes de la guerra era un famoso jugador de hockey.
La mayor parte de los hombres del Comando Nr. 8 pertenecían a la Guardia Nacional, elegidos por su vigor fisico. La mitad del grupo de Keely iba armado con fusiles y bayonetas, el resto con subfusiles. Todos portaban granadas de mano, y una tercera parte de la tropa llevaba sacos de dormir arrollados al cuerpo para ser utilizados como camillas portatiles.
Se alejaron caminando decididamente a las 23:00 hs del 18 de julio.
''Era igual que una agradable tarde inglesa de verano'', escribió Philip Dune.
''Nos movíamos en completo silencio, teniendo especial cuidado en no traicionarnos tosiendo. Todos calzabamos botas de goma. Atravesamos las posiciones avanzadas italianas y despues nos infiltramos en sus lineas defensivas principales. Nunca supe si había hombres en ella o no porque no los oimos, y nosotros procuramos no hacer ningun ruido''.
Llegaron al camino por el que los italianos recibían sus suministros, torcieron a la derecha y se situaron en la retaguardia de los ''granos''. Mientras se aproximaban, el 18° de Caballería efectuó una operación de diversion, y los italianos comenzaron a lanzar bengalas y a disparar contra las posiciones indias. Cuando los italianos estaban ocupados en su frente, los Comandos alcanzaron su retaguardia. Pero no atacaron hasta llegar a 30 metros de la posicion enemiga; entonces se lanzaron al ataque disparando sus armas por sobre la cadera y voceando la contraseña: ''Jock''. El combate solo duró 3 o 4 minutos. Keely atacó un nido de ametralladora y rindió a su dotación empujandola con el cañon de su metralleta. Segun el sargento Dickanson:
''Su metralleta fue inutil, pero asi eran los tiradores enemigos''. Los italianos se refugiaron en agujeros excavados en la tierra, y los Comandos les lanzaron granadas de mano. Antes de retirarse, los zapadores australianos volaron las pilas de municion enemigas y algunos morteros. Todo se realizó en un cuarto de hora y al coste de un soldado muerto y 4 heridos. Cuando los Comandos estaba a unos 100 metros de sus propias filas la artillería italiana abrió fuego defensivo y comenzó a bombardear las colinas. En el planeamiento de la operacion se calculó que esta tendría una duración de 15 minutos, un bonito ejemplo de calculo en una cabal y bien ejecutada operacion.
Despues de la acción del río Leontes, el Comando Nr. 11 regresó a Chipre, pero los restos del Layforce se concentraron en Alejandría. Al no llegar refuerzos para reemplazar las pérdidas sufridas en Creta y Siria se decidió, de mala gana, dispersar la fuerza. La mayor parte de los soldados regresaron a sus unidades, pero unos pocos pasaron, con David Stirling, Jock Lewis y Paddy Mayne, a formar el Servicio Aereo Especial (SAS) para escribir un nuevo capitulo en la historia de las incursiones.
Bajo el mando de Laycock permaneció una pequeña fuerza a la que se asignó el cometido de realizar operaciones anfibias en el Mediterraneo. Con estos hombres llevó a cabo un osado intento de cambiar el rumbo de la guerra eliminando al zorro del desierto.
El mismo Laycock ostentó el mando general de la operación mientras que el teniente coronel Keyes dirigió el asalto, a petición propia, contra el cuartel general de Rommel situado en Beda Littoria. El fin de la operación, alentado por el Octavo Ejercito y bajo cuyo mando operativo actuó el grupo, era matar o capturar al general alemán. La incursión debía de tener lugar en la medianoche del 17 al 18 de noviembre en coincidencia con el comienzo de la ofensiva que el general Auchinleck llevaría a cabo para romper el cerco de Tobruk. Ello requería desembarcar muy a retaguardia de las lineas enemigas.
Laycock no ocultó a sus subordiados que él consideraba la incursion extremadamente arriesgada. Opinaba que el ataque a la residencia de Rommel seignificaba casi con certeza la muerte del grupo asaltante. Además, como expresó con toda franqueza,
''las probabilidades de ser evacuados despues de la operación seran muy pequeñas''. Los soldados se mostraron inalterables ante estos realistas, por no decir tenebrosos, presagios, y Keyes, por su parte, instó a Laycock a no repetir este vaticinio por temor a que los mandos superiores cancelaran la operación.
La fuerza salió de Alejandría el 10 de noviembre a bordo de los submarinos Torbay y Talisman. El soldado britanico ama la novedad, y los hombres del grupo, encantados con esta nueva y relativamente sutil forma de llegar a su objetivo, no se preocupaban mas que de apreciar su comida y comodidad.
Ambos submarinos alcanzaron el punto de reunion simultaneamente, y una una antorcha encendida desde tierra señalaba que la playa estaba libre. Disfrazado de árabe, el capitan J. E. Haselden, un intrepido oficial de Inteligencia, había sido lanzado por el Grupo de Reconocimiento del Desierto para que actuara de ''comision de recepcion''. Una fuerte marejada dificultaba el desembarco. Cuando el grupo de Keyes, desde el Torbay, lanzaba al agua los botes de goma, en cada uno de los cuales embarcarian 2 hombres, una ola arrastró a 4 de aquellos con varios soldados a bordo. Laycock tuvo más dificultades en su desembarco desde el Talisman, y la mayor parte de sus botes volcaron en el agua. Solamente la mitad logró llegar al uadi al amanecer.
La fuerza se dividió entonces en tres grupos. Laycock, con un sargento y dos hombres, debía permanecer en el uadi para buscar el deposito de municiones y suministros y para dirigir el resto de los hombres procedentes del grupo Talisman por si conseguian ganar la costa en la noche proxima. El teniente Gay Cook y 6 hombres debían cortar los cables telefonicos y telegraficos y los cruces de carreteras al sur de Cirene. Keyes debía dirigir el asalto efectivo.
El sol secó las ropas que los hombres se mojaron mientras estuvieron en el uadi. En una ocasión, un avion pintado con cruces rojas voló sobre ellos, pero fue evidente que no les descubrió. Por la tarde comenzó a llover.
A las 20:00 hs Keyes inició la marcha. El camino que se siguió, un paso de cabras lleno de guijarros, era extremadamente dificil, pero al amanecer Keyes y sus hombres se acomodaron en una colina. Aqui fueron descubiertos por una partida de árabes armados con carabinas italianas. Afortunadamente en la partida iba el cabo Drori, un palestino que hablaba el árabe perfectamente. Actuando de interprete convenció al jefe,
''un árabe con aspecto de villano tocado con una especie de turbante rojo inclinado astrosamnte alrededor de su cabeza''. A mediodia los árabes trajeron carne de cabrito y sopa; era la primera comida caliente que hacían los hombres desde hacia 36 horas. Keyes pudo comprar cigarrillos con la moneda italiana que poseía.
Cuando oscureció reanudaron la marcha, y el ''bandolero'' los guió durante unas dos horas y media hasta una cueva enorme y seca con ''un espantoso olor a cabra''. Aqui descansaron, poniendose enmarcha a la mañana siguiente ya que era probable que los pastores utilizasen la cueva como refugio en caso de mal tiempo. Su proximo escondite fue un pequeño bosque donde crecían ciclaminos silvestres. Desayunaron
''las bayas de los arbustos que tenían sabor a fresa y que los senusis llaman Fruta de Dios''. Keyes efectuó un reconocimiento y comprobó que habían llegado a las proximidades de su objetivo. Surgió una tormenta y decidió aceptar el riesgo de regresar al abrigo de la cueva. Un muchacho arabe que había acompañado al guía observaba los alrededores de Beda Littoria, y con su información Keyes pudo dibujar
''un excelente bosquejo de la casa y sus alrededores''. Con su ayuda pudo tambien dar a sus hombres las ultimas instrucciones para el ataque, asignando a cada grupo el lugar donde habrían de situarse. Era un día de tormenta, y el desierto se puso muy fangoso. Keyes dedujo acertadamente que con mal tiempo su marcha de aproximación tendría menos probabilidades de ser descubierta.
A las 18:00 hs del día 17 el grupo incursor aprovechó la caida de la lluvia para efectuar al última etapa de su viaje. Pronto quedaron empapados, y luchando durante su marcha con el barro que le llegaba hasta los tobillos, alcanzaron la base del rocoso declive a las 22:30 hs. Tenían tiempo para tomar un corto descanso antes de escalar este obstaculo. Pasaron un mal momento al llegar a la mitad de la suubida cuando
''un perro de vigilancia mostro cierta inquietud, y apareció un torrente de luz a traves de la puerta del barracón... a un centenar de metros por nuestro flanco. Acurrucados sin movernos, respirando apenas, oimos que un hombre llamaba al perro. Finalmente la puerta se cerró''.
Encontraron el camino que segun los guías arabes les conduciría a la parte trasera del Cuartel General de Rommel. El grupo se aplicó a realiar su cometido. Los demás comenzaron la aproximación final; el mismo Keyes y el sargento Terry hacían de exploradores, y el capitán Campbell conducía al grupo principal unos 50 metros detras de ellos. Cuando avanzaron unos 400 metros abandonaron a los guias recordandoles que deberían esperar el regreso de los incursores para obtener su recompensa. Con las armas listas para hacer fuego, continuaron en su aproximación alcanzando a las 22:30 unas construcciones exteriores situadas a 100 metros del edificio donde estaba instalado el Cuartel General. Mientras Keyes y Terry estaban haciendo su reconocimiento final, comenzó a ladrar un perro, y un soldado italiano acompañado por un árabe salió de un barracón. Campbell le dijo en alemán -
''tan imperiosamente como pude''- que ellos era una patrulla alemana, una afirmación que el cabo Drori repitió en italiano. Cuando el soldado se despidió, regresó Keyes y desplegó a sus hombres para el asalto. Keyes, apoyado en Campbell y Terry, saltó al valla del jardin, torció por una esquina, y al subir por un tramo de escaleras hacia unas puertas de cristales apareció en su camino un oficial alemán con casco de acero y capote ruso. Campbell describe lo que siguió:
''Inmediatamente Geoffrey se dirigió hacia él apuntandole con su subfusil. El hombre cogió el cañon de ésta e intentó arrebatarsela. Antes de que yo o Terry pudiesemos llegar detras de él se retiró, mientras forcejeaba con Geoffrey, para cubrir su espalda contra una pared y un costado con las puertas de la entrada. Geoffrey no pudo desenvainar el cuchillo, y ni Terry ni yo podíamos ayudarle porque las puertas se interponían; entonces disparé sobre el hombre con mi revolver calibre 38 porque sabía que haría menos ruido que el arma de Geoffrey. Inmediatamente este dió la orden de utilizar metralletas y granadas, ya que supusimos que mi disparo de revolver había sido oido. Penetramos en un gran salon con el suelo de piedra y una escalera, tambien de piedra, que conducía a los pisos superiores; varias puertas daban al salon que estaba tenuemente alumbrado. Oimos las pisadas de un hombre con botas pesadas que bajaba ruidosamente las escaleras. Cuando apareció y pudimos ver sus pies, el sargento Terry disparó con su subfusil. El hombre dió una vuelta y cayó por las escaleras.''
Keyes abrió una puerta, pero la habitación estaba vacía. Entonces, dirigiendose hacia una luz que brillaba por debajo de la siguiente puerta, la abrió de repente. Dentro había unos 10 alemanes con cascos de acero, sentados y de pie. Continúa Campbell:
''Geoffrey disparó dos o tres veces con su Colt automatica del 45, y yo dije, ''espera que voy a lanzar una granada dentro''. Keyes dió un portazo y mantuvo cerrada la puerta mientras Campbell quitaba el seguro.
Yo dije ''de acuerdo'' y Geoffrey abrió la puerta y yo lancé la granada viendola rodar hacia el centro de la habitación. ''Bien hecho'', dijo Keyes. Un alemán disparó hiriendo a Geoffrey justamente encima del corazón''.
Quedó incosciente. Campbell cerró la puerta y su granada
''estalló con una estremecedora explosión''. La luz de la habitación se apagó y se hizo un completo silencio. Campbell y Terry sacaron afuera a Keyes y lo dejaron sobre la hierba cerca de las escaleras.
''Debió morir mientras lo sacabamos, porque cuando ausculté su corazón, ya había dejado de latir''.
Campbell regresó hacia el edificio y atravesando el salon se dirigió a la entrada posterior, donde un soldado del Comando lo tomó por un alemán e hizo fuego sobre él. Resulto herido de gravedad en una pierna. Cuando los soldados le dijeron que lo transportarían de regreso a la playa, a una distancia de 40 km, les ordenó que le dejasen, y recayó sobre el devoto seguidor de Keyes, el sargento Terry, conducir la retirada. Poco despues los alemanes encontraron a Campbell y lo llevaron a un hospotal. Su pierna tuvo que ser amputada. Los alemanes caballerosamente rindieron a Keyes honores militares, y el capellan de la guarnicion de Potsdam ofició el funeral. Por su decision, bravura y habilidad en la conducción de su desesperada empresa, fue recompensado con la Cruz Victoria. Demostró ser un digno hijo de un valeroso padre.
Ironicamente, el episodio anterior demostró que Rommel no habitó jamas en la casa atacada, que en realidad era el Cuartel General de los servicios de intendencia de los alemanes y los italianos. Rommel ni siquiera estaba cerca, sino que permanecía en la zona avanzada con sus tropas.
Terry consiguió llevar a los incursores al uadi donde estaba Laycock, pero esperaron en vano a Cook. Se supo despues que cumplió su mision, pero cayó en manos del enemigo en su viaje de regreso.
El Torbay regresó la noche del día 20 y emitió un mensaje en morse, que captó Laycock, diciendo que la mar estaba demasiado agitada y que regresaría la noche siguiente. Se envió a tierra un bote de goma con agua y comida.
Laycock ocultó a sus hombres en cuevas y estableció patrullas permanentes en los flancos. A mediodía el puesto situado al oeste fue descubierto por unos árabes movilizados por los italianos. Mandó dos pequeños grupos para atacar por los flancos a los asaltantes, pero acudieron varios alemanes para apoyar a estos, y frustraron la maniobra. El jefe de uno de los grupos, Pryor, resultó gravemente herido, pero pudo regresar arrastrandose. Una gran partida de italianos apareció en el horizonte, kilometro y medio al norte. No hicieron nada, pero a las 14:00 hs los alemanes, manteniendo un nutrido fuego, se aproximaron hasta 200 metros de las cuevas. Entonces Laycock dividió su fuerza en pequeños grupos y les ordenó precipitarse en campo abierto y ponerse a cubierto en las colinas. Intentarían escapar asi y entrar en contacto con el Talisman, o esconderse en los uadis hasta que fuerzas britanicas llegasen a la zona. Pryor fue abandonado con un practicante. Fue capturado y transportado en una mula mientras era observado por
''un encantador pajaro posado en un arbusto de enebro''.
Bob Laycock y el sargento Terry fueron ''pasados por la baqueta'', bajo un nutrido fuego hasta que alcanzaron el espeso matorral de Jebel. Entonces se encaminaron a reunirse con el Octavo Ejercito. Los árabes les protegieron conversando con ellos en un chapurreado italiano.
''Por ejemplo, un senusi, mostrando sus cinco dedos, señalandonos a nosotros y pasando su indice por su garganta, significaba que 5 miembros de nuestro grupo de incursion fueron muertos por los árabes y llevados por los alemanes''. A veces tuvieron que alimentarse durante días solamente con bayas, mas a pesar de debilitarse por falta de alimentos, nunca carecieron de agua porque llovía continuamente.
El día de navidad de 1941, 41 días despues de haber iniciado la escapada, alcanzaron a las fuerzas inglesas en Cirene; los dos unicos que regresaron.
''Al reunirnos con ellos arremetimos contra la mermelada que nos ofrecían y liquidamos un pote cada uno''.
El coronel Laycock voló a El Cairo para informar. Allí se enteró de que Haydon se había convertido en asesor militar de Mountbatten. Regresó a Inglaterra y tomó el mando de la Brigada de Servicios Especiales.
''Dibujo que representa a Keyes forcejeando con un guardia aleman''
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Libro ''Comando'' de Peter Young. Serie ''Armas'', editorial San Martin