Los Comandos Británicos
Publicado: Dom Oct 09, 2011 11:18 pm
SAINT NAZAIRE
''Quien piense siquiera que puede hacer esto merece la Orden de Servicios Distinguidos''
Frase de un miembro del Cuartel General de Operaciones Combinadas
''Esto no es una incursion ordinaria, es una operación de guerra''.
Lord Louis Mountbatten, 13 de marzo de 1942
Se ha dicho que St. Nazaire fue la mayor de todas las incursiones. Realmente fue la más desesperada. Perseguía como objeto principal la destrucción de las grandes puertas del unico dique seco, la ''Forme Ecluse'', en la costa atlantica de Francia, que era capaz de alojar al acorazado alemán ''Tirpitz''. Otro fin secundario, pero de todos modos importante, era ocasionar el mayor daño posible en los refugios para los submarinos y en los diques.
El ''Bismarck'', hermano del ''Tirpitz'', había sido hundido el 27 de mayo de 1941 cuando se dirigía a St. Nazaire. A principios de 1942 el ''Tirpitz'' estaba en aguas noruegas, pero se sospechaba, por los informes recibidos, que se preparaba para llevar a cabo una correría por el Atlantico. El Almirantazgo, ignorando las reacciones del Fuhrer a causa de la incursión de Vaagso, no podía saber que los alemanes estuvieran lejos de pensar en un crucero del ''Tirpitz'' que le llevase a las proximidades de St. Nazaire.
El planteamiento de la operación presentó dificultades peculiares. No solamente se encontraba el objetivo a 250 millas de Falmouth, el puerto británico más cercano, sino que tambien estaba situado a 10 kilometros de la desembocadura del río Loira. Además no existían playas.
La fuerza militar seleccionada para la incursion estaba constituida por el Comando Nr. 2 (teniente coronel A. C. Newman) y por 18 grupos de demolicion escogidos de los Comandos Nrs. 1, 3, 4, 5, 9 y 12, adiestrados y conducidos por el capitán W. H. Pritchard.
El planeamiento comenzó en febrero, con lo cual existía tiempo para efectuar, en cierta medida, el adiestramiento, que se llevó a cabo con el maximo secreto. Los grupos de demolición se reunieron con el pretexto de realizar un curso de instrucción, y cuando finalizó su especial adiestramiento, fueron concentrados a bordo del buque de desembarco ''Princess Josephine Charlotte'', en Falmouth.
El Comando Nr. 2, cuyo cuadro procedía de las Compañías Independientes, tenía ahora una existencia de dos años, y había recibido un adiestramiento muy completo en acciones nocturnas, en tecnicas para superar toda clase de obstaculos con rápidez, orientarse en la marcha, provocar incendios durante la noche y otras habilidades vitales para el incursor. Su comandante era un rudo oficial del Ejercito Territorial con una mentalidad original. Como culminación al adiestramiento la fuerza hubo de efectuar una excursión en lanchas de motor a las Islas Sorlingas, con tan mal tiempo que hasta los hombres más duros se marearon.
La última observación con fotografías aéreas mostraba la instalación de cuatro nuevas posiciones artilleras de defensa de costas en el centro de la zona del dique. Para ocuparse de ellos se añadieron a la fuerza 30 soldados de los Comandos, con lo cual se totalizaron 265 hombres de todos los empleos. Newman realizó una visita al Cuartel General de Operaciones Combinadas, en Richmond Terrace, el 13 de marzo, y tras una reunión con Mountbatten y su Estado Mayor salió para Flamouth en un coche oficial. Llegó a Tavistock el mismo día, y ''pasó una noche intranquila encerrado en la habitación del hotel con todos los planes''. Abandonó Londres un tanto preocupado, pero al llegar a Falmouth encontró a su gente con un elevado espiritú y el adiestramiento casi finalizado.
''Mapa del puerto''
http://mundosgm.com/operaciones-especia ... 8c8835a33b" onclick="window.open(this.href);return false;
Aún había tiempo para efectuar un ensayo general, un ejercicio ''para probar las defensas'' del arsenal de Davenport. Toda la fuerza, excepto el destuctor ''Campbelltown'', tomó parte en él, y a tal fin los defensores recibieron el refuerzo de la guardia metropolitana local. Practicamente todo salió mal, con gran júbilo por parte de los defensores.
Entretanto se desarrollaba el plan de encubrimiento. La fuerza se denomino 10° Fuerza Antisubmarina de Ataque, y se dió discretamente a entender que se iban a llevar a cabo búsquedas antisubmarinas más alla de las zonas occidentales de acceso a las Islas Britanicas. Se hizo correr el rumor de que la fuerza operaría en alta mar y, a escondidas, se embarcaron salacots contra el sol, atavios tropicales y cosas por el estilo. No se puede decir lo que de todo esto trascendió a los alemanes. Se acortaron las chimeneas del ''Campbelltown'' para asemejarle a los torpederos alemanes de la clase Möwe. Las últimas fotografías aereas recibidas antes de salir la expedición mostraban 4 torpederos de esta clase fondeados en el preciso lugar del dique que Newman había escogido para su puesto de mando. El capitán de fragata R. E. D. Ryder, comandante de la fuerza naval, sugirió que la reserva de Newman, compuesta de 12 hombres, se encargara de ellos. Newman no tuvo en cuenta esta observación.
La fuerza abandonó Falmouth el 26 de marzo, navegando a 14 nudos en tres columnas. La del centro, estaba formada formada por los destructores de la clase Hunt, HMS ''Atherstone'' y ''Tynedale'', el viejo destructor norteamericano ''Buchanan'', llamado ahora ''Campbelltown'' y la lancha cañonera MGB 314. Las columnas de babor y estribor las constituían lanchas de motor ML. Al principio el tiempo era bastante malo para estas, pero el viento decayó gradualmente y la noche quedó en calma, un poco cargada de neblina pero con luna.
Durante el viaje solo hubo dos incidentes. Al segundo día se avistó un submarino alemán en superficie. El ''Tynedale'' abrió fuego y despues se lanzaron cargas de profundidad. La expedición llevaba rumbo a La Pallice y, ciertamente, Ryder tuvo que meditar la posibilidad de que el submarino comunicara la presencia de la fuerza. ¿Debería regresar? No se decidió por esto, y por lo que ahora se sabe, el submarino solamente informó la presencia de los destructores. Es de creer que las lanchas de motor eran demasiado bajas y sobresalían poco del agua como para que los observadores de aquel las viesen. Posteriomente se encontraron unos pesqueros franceses. Uno, ''Le Slack'', fue inspeccionado, y aunque no se observaron circunstancias que levantasen sospechas, su dotación se hizo pasar a bordo del ''Atherstone''.
Al hacerse de noche y no haber sido descubierta la fuerza, a las 20:00 hs se maniobró para que la plana mayor embarcase en la MGB 134. A las 22:00 hs se avistó a estribor una luz proveniente del submarino HMS ''Sturgeon'', que actuaría de baliza durante la navegación. Posteriormente la fuerza, con la bandera alemana izada, se dirigió a su objetivo. La MGB 134 navegaba en cabeza seguida del ''Campbelltown'', y detras de este 14 lanchas motoras en dos columnas; cerraba la marcha la lancha torpedera 74. Mientras, los bombarderos de la RAF atacaban St. Nazaire volando entre nubes bajas; podían verse las estelas de los proyectiles trazadores alemanes remontandose hacia el cielo.
Despues de que la expedición lograra eludir los bajos de fango, a las 01:22 hs, se sintió amenazada por el súbito encendido de los proyectores de ambas orillas. El señalero Pike, disfrazado de suboficial alemán, dió el indicativo de una lancha torpedera germana, tomado del libro de códigos que se capturó al ''Fohn'' en Vaagso. Pidió que no hicieran fuego las baterías costeras, añadiendo, en lenguaje corriente, que las embarcaciones venían con averías debido a una acción contra el enemigo, por lo que se solicitaba permiso para dirigirse al puerto sin retraso. Con esto, los pocos cañones que abrieron fuego lo suspendieron, aunque los de la orilla norte no permanecieron en silencio por mucho tiempo. Entonces, la MGB 134 transmitió la señal internacional que significa buques sometidos a la acción artillera de fuerzas amigas.
Estos engaños, todos perfectamente legitimos, proporcionaron a la fuerza cinco magnificos minutos, y cuando a las 01:27 hs los alemanes advirtieron su error, el diligente ''Cambelltown'' había pasado ya la linea de las baterías pesadas. Arrió la bandera alemana e izó la enseña inglesa abriendo el fuego simultaneamente. Los proyectiles trazadores comenzaron a volar en todas direcciones, y un buque de vigilancia alemán fue hundido, alcanzado repetidas veces por ambos bandos. El fuego de la flotilla britanica era extremadamente efectivo, y al cabo de 3 o 4 minutos comenzó a declinar el de los alemanes. ''Un triunfo'', como dijo Ryder, ''de los artilleros de las lanchas motoras y del Campbelltown''.
Ahora nada podía detener al viejo destructor, y a las 01:34 hs, cuatro minutos despues, se lanzó contra las puertas del dique a 19 nudos de velocidad. Fue un choque vertiginoso en el que la proa se clavó en los grandes cajones de la compuerta. Se había logrado el objetivo principal de la incursión antes siquiera de que un solo soldado de los Comandos pusiera pie en tierra.
''HMS Campbelltown estrellado contra las puertas del dique''
http://en.wikipedia.org/wiki/St_Nazaire_Raid" onclick="window.open(this.href);return false;
Comenzó entonces una lucha de increible complejidad a medida que los grupos de asalto y demolición se afanaban en cumplir sus variados cometidos. En lineas generales, el plan de Newman consistía en lograr una cabeza de puente y cortar los accesos entre el arsenal y la ciudad.
Un grupo, al mando del sargento mayor Moss, tenía el encargo de tomar el puesto de mando seleccionado por Newman, pero la lancha que transportaba este grupo fue hundida. El sargento se dirigió hacia la costa, remolcando a algunos de sus hombres en un flotador, pero su valiente esfuerzo finalizó cuando un proyector los enfocó y todo el grupo quedo borrado por una ametralladora. Cuando el coronel Newman y los 8 hombres de su grupo desembarcaron de la MGB, éste desconocía, naturalmente, la suerte del grupo del sargenro porque ''las maderas que volaban por los aires, el humo, las chispas y las llamas impedían ver con claridad''. Al dirigirse a su puesto de mando Newman ''literalmente se dió un coscorrón con un alemán'', que se rindió inmediatamente. Por éste se enteró el coronel que el edificio seleccionado para establecer su puesto de mando estaba aun en manos de los alemanes. Envió al prisionero a decir a sus camaradas que se rindiesen, pero en este instante un cañón abrió fuego a tiro directo, obligando a los comandos a cubrirse. El pequeño grupo de mando quedó bajo el fuego denso procedente de dos buques fondeados en la darsena interior, dos cañones del techo de un refugio de submarinos y una batería de la orilla sur del río que se unió a los anteriores. Llegó el sargento mayor Haines con parte de la fuerza especial del capitán Hooper, cuya tarea principal consistía en destruir dos cañones entre el rompeolas antiguo y la entrada antigua. Abrió fuego con un mortero de 2 pulgadas y logró silenciar los cañones del techo del refugio de submarinos durante cierto tiempo.
''Refugio de submarinos''
http://segundaguerramundial.forogratis.es/portal.php" onclick="window.open(this.href);return false;
Uno de los grupos de demolición, bajo el mando del alferez H. Pennington (Comando Nr. 4), no pudo llegar a tierra, pero los otros no perdieron tiempo en afanarse en sus múltiples tareas. El teniente Stuart Chant resultó herido por un casco de metralla en el brazo derecho y en la pierna izquierda cuando aún estaba a bordo del ''Campbelltown''. Este oficial apreció que alrededor del 75% de los que estaban en la cubierta de buque habían resultado heridos antes de que se lanzara contra las puertas del dique. Con sus hombres trepó desde la proa, usando las escaleras, y corrieron como demonios hacia la estación de bombeo. El grupo de asalto del capitán R. Roy dió buena cuenta de los artilleros del tejado. Los hombres de Chant volaron la cerradura de la puerta de acero y bajaron por las escaleras metalicas para colocar sus cargas a 40 pies bajo el suelo. Posteriormente Chant describió el episodio:
''Me había cortado las manos con unos pequeños cascos de metralla y me era muy molesto manejar las cargas, pero el sargento Dockerill estaba conmigo en caso de que mis heridas me impidiesen hacerlas estallar; mientras, ordené al resto del grupo que trepara por las escaleras para protegerse ante la proximidad de la explosión.
Corrimos afuera y nos echamos al suelo, completamente expuestos, sobre el pavimento de cemento. Afortunadamente nos desplazamos otros 10 metros y un segundo depsues la explosión levantó por los aires enormes bloques de cemento que zumbaban peligrosamente cerca.
Despues de la explosión pusimos los explosivos sobrantes en nuestras mochilas y regresamos a la estación de bombeo para completar el trabajo de destrucción volando los motores electricos y las instalaciones''.
Encontraron los motores caidos a causa de la sacudida sufrida: ''Así hicimos un silencioso destrozo con mazos, martillos e incendios''.
Mientras, el teniente Smalley y su grupo destryeron por completo la estación de maniobra del dique situada en las instalaciones. Estas explosiones sonaban como musica en los oidos del coronel, el cual, con su grupo de mando, se situó en el lugar previsto para proteger a los grupos de demolicion durante su paso de regreso por el puente que les conduciría al rompeolas antiguo. En estos momentos las demoliciones proseguían en todas partes. A Newman se les unió el comandante Copland, que le sucedía en el mando, procedente del ''Campbelltown''. Informó que de un grupo de asalto, solamente el comandante, el capitán Burn, había logrado llegar a nado a tierra desde una destrozada lancha motora. Se había salvado de morir ahogado gracias al cabo Arthur Young, quien lo había agarrado por el pelo y remolcado hasta el rompeolas. Newman decidió retirar al grupo del capitán Roy, que estaba formando una cabeza de puente en la parte de la comunicación entre la entrada antigua y dársena de St. Nazaire. A pesar de la densidad de fuego, el cabo Harrinton, tan tranquilo como si estuviera en un ejercicio de adiestramiento, llegó hasta donde estaba el capitán Roy para entregarle el mensaje del coronel.
Chant, retirandose con su grupo hacia el rompeolas antiguo, llegó al puente de hierro que estaba cuierto por un cañón situado en un edificio proximo.
''Por eso ordené a mis hombres que se valiesen de las manos y que, balanceandose, como los manos, saltasen por las vigas situadas debajo del puente. Así conseguimos cruzar el puente sanos y alvos sin ser descubiertos.
Lllegamos a unas vías de ferrocarril situadas entre los almacenes, y nos unimos a otros grupos que tambien regresaban. Entonces estalló la bomba; el coronel Newman nos dijo: ''Por aqui se va a casa. Todas las embarcaciones han sido destruidas o han regresado''.
Con Newman había en ese momento 70 hombres incluidos los oficiales, pero más de la mitad estaban heridos. Todos se comportaban magnificamente y no era cuestion de rendirse. Mantuvo un pequeño intercambio de opiniones con sus oficiales. Alguien sugirió tripular algunos remolcadores y escapar río abajo.
''Otro plan'', escribió Chant, ''era deslizarse junto al muelle y nadar o vadear, río arriba, hasta alejarse de los defensores alemanes. El coronel Newman, sin embargo, decidió que el mejor camino era abrirnos paso entre los almacenes en dirección este hasta alcanzar el puente''.
La idea del coronel era que los supervivientes se dividieran en pequeños grupos para dirigirse hacia la frontera española. Les ordenó que no se rindiesen hasta que hubiesen agotado toda la munición y mientras pudiesen evitarlo. La mayor probabilidad, dijo, residía en encontrar un camino que les llevase a campo abierto.
Conducidos por el capitán Roy y un grupo de asalto, avanzaron hasta alcanzar el muelle sur de la dársena de St. Nazaire. Aquí Chant fue herido en una rodilla por una bala rebotada. Sus hombres le llevaron durante un corto trecho, pero luego les ordenó que le abandonaran.
''Yo observaba como se dirigía al sur el resto del grupo, hacia la parte antigua de la ciudad, para torcer a la derecha y cruzar velozmente el puente giratorio. Era una clara noche de luna y podía verlos perfectamente. Fueron hostigados desde unas pilas de cajas y edificios cercanos al puente; pude ver otras tropas, creía que eran alemanes, trepando sobre los techos de aquellos edificios''.
El grupo principal, una mermada banda, avanzó saltando paredes, atravesando jardines, e irrumpiendo a traves de las casas retirandose hacia la carretera.
Un coche blindado alemán paso velozmente ''disparando desde su torreta contra todo el mundo, ingleses y alemanes''. Los hombres de Newman enfilaron por una callejuela. La situación era cada vez más confusa. Fueron muertos el conductor y y acompaante de una motocicleta germana con sidecar.
Fortuitamente, Newman, con unos 20 hombres que aún estaban con él, se cubrieron en un ''refugio contra las incursiones aereas, muy confortable y provisto de colchones''. Pensaba permanecer alli hasta la noche proxima para que los hombres se dirigieran en parejas hacia campo abierto.
''Tambien decidi que si eramos descubiertos en el sótano me rendiría, porque los heridos estaban en muy mal estado, y porque una sola granada de mano lanzada escaleras abajo daría cuenta de todos nosotros''.
Un tiempo despues llegó un grupo alemán que aceptó la rendicion de Newman. Sus hombres fueron llevados al puesto de mando germano y transportados en camiones a un café de La Boule, donde fueron concentrados todos los prisioneros.
''Prisioneros britanicos reunidos en el café La Poule''
http://www.commandoveterans.org/cdoGall ... 2.jpg.html" onclick="window.open(this.href);return false;
Chant, al que se le unió un soldado de otro grupo, fue encontrado por tres alemanes armados con subfusiles MP-40. ''¡Heraus!, ¡heraus!'', gritaron. ''El soldado que me acompañaba quedó quieto y levantó las manos. Fue asesinado a tiros desde una distancia de un metro por los 3 soldados''. Estos vieron que Chant estaba herido, y lo llevaron a un café donde había otros soldados del Comando tambien heridos.
La parte más adversa de la lucha recayó sobre los grupos desembarcados desde el ''Campbelltown'' porque las lanchas motoras tuvieron tuvieron muy mal tiempo durante su entrada. Las de la columna de babor tenían que desembarcar sus hombres en el rompeolas antiguo. Solamente una llegó indemne, y unicamente un puñado de hombres alcanzó la costa. El teniente de navío Henderson, voluntario de la Reserva Naval, incapaz de atracar la ML 306 al rompeolas, se dirigió a la entrada antigua y al no poder desembarcar alli a los Comandos, inició el regreso. Algunos kilometros río abajo mantuvo un desigual duelo con una lancha torpedera alemana. El sargento Durrant, que manejaba un montaje doble de ametralladoras Lewis, fue acribillado a balazos, pero mantuvo el fuego de su arma hasta que cayó sobre los cañones del arma, muerto por las heridas. Con su comandante tambien muerto y el resto de los hombres a bordo muertos o heridos, la lancha fue obligada a rendirse.
De la columna de estribor solamente la sexta, ML 177, consiguió llevar a su grupo a tierra más o menos intacto. El soldado Haines desembarcó en la entrada antigua y ''trabajó valientemente durante toda la operación''. Otros soldados trataban de nadar sin armas hacia tierra, desde embarcaciones abandonadas.
Tres ML (156, 270 y 446) y la MGB 314, con sus cubiertas resbaladizas a causa de la sangre, alcanzaron el lugar de reunión con el ''Atherstone'', situado unas millas frente al estuario del Loira.
Entretanto, el ''Tynedale'' mantuvo una indecisa accion con 5 lanchas topederas alemanas, siendo alcanzado dos veces. La dotación de la ML 156 y los heridos de la MGB 314 fueron trasladados al ''Atherstone'', mientras que los de las ML 270 y 446 lo fueron al ''Tynedale''. Los dos destructores, escoltados por aviones del Mando Costero, llegaron sin novedad a Falmouth. Las ML 160, 307 y 443, al mando del teniente de navío Platt, lograron regresar por sus propios medios. Apenas tenían 5 litros de combustible. Aunque parezca inaudito derribaron un avión alemán y averiaron otro.
Al hacerse de día, despues de aquella noche salvaje en St. Nazaire, apareció el ''Campbelltown'' empotrado en las compuertas del dique. Paulatinamente se reunieron oficiales alemanes para contemplar aquel insolito espectaculo, mientras los soldados especulaban sobre las razones que habían impulsado a los ingleses para llevar a cabo tan extraordinaria operación. Hacia el mediodia, cuando había unos 40 oficiales a bordo y quizá unos 400 mirones en tierra, hivieron explosión las 5 toneladas de explosivos situadas en la proa del ''Campbelltown''.
Hubo más explosiones, a las 16:30 y 17:30 hs, cuando estallaron los torpedos de acción retardada lanzados por la MTB 74 hacia la dársena de St. Nazaire a traves de la entrada antigua. Se sucedieron escenas de tremenda confusión; soldados alemanes presos del panico dispararon contra obreros franceses del dique, de los que más de 300 resultaron muertos; parece ser que entre ellos había miembros de la Organización Todt. Se dice que el pánico se extendió hasta Nantes, donde las esposas y amigas de los oficiales alemanes corrieron asustadas por las calles vociferando que había comenzado la invasión de Europa.
''Prisioneros. Uno de estos dos hombres, Michael Burn, sería confinado en la prisión de alta seguridad de Colditz.''
http://www.telegraph.co.uk/news/obituar ... -Burn.html" onclick="window.open(this.href);return false;
En esta incursión la Marina Real perdió 31 oficiales, 751 suboficiales y 178 soldados de otros empleos. Cinco de los cuales pudieron regresar a Inglaterra a traves de España. Fueron el cabo Wheeler; los cabos provisionales Douglas, Howarth y Sims, y el soldado Harding. Su éxito dice mucho de la tenacidad e iniciativas adquiridas durante el adiestramiento de los Comandos.
En esta desesperada acción se concedieron 5 Cruces Victoria: al capitán de fragata Ryder, al capitán de corbeta Beattie, del ''Campbelltown''; al teniente coronel Charles Newman, cuyo resuelto espiritú llevó a su unidad a un grado increible de osadía y lealtad; en grado postumo al marinero patentado Savage y al sargento Durrant.
El acorazado Tirpitz, cuya amenaza potencial motivó la organización de la incursión, permaneció en los fiordos de Noruega hasta septiembre de 1944, fecha en que 5.500 kilos de bombas, lanzadas desde los Lancaster de la RAF, le hicieron darla vuelta cerca de Tromso.
Libro ''Comando'' de Peter Young. Serie ''Armas'', editorial San Martin
''Quien piense siquiera que puede hacer esto merece la Orden de Servicios Distinguidos''
Frase de un miembro del Cuartel General de Operaciones Combinadas
''Esto no es una incursion ordinaria, es una operación de guerra''.
Lord Louis Mountbatten, 13 de marzo de 1942
Se ha dicho que St. Nazaire fue la mayor de todas las incursiones. Realmente fue la más desesperada. Perseguía como objeto principal la destrucción de las grandes puertas del unico dique seco, la ''Forme Ecluse'', en la costa atlantica de Francia, que era capaz de alojar al acorazado alemán ''Tirpitz''. Otro fin secundario, pero de todos modos importante, era ocasionar el mayor daño posible en los refugios para los submarinos y en los diques.
El ''Bismarck'', hermano del ''Tirpitz'', había sido hundido el 27 de mayo de 1941 cuando se dirigía a St. Nazaire. A principios de 1942 el ''Tirpitz'' estaba en aguas noruegas, pero se sospechaba, por los informes recibidos, que se preparaba para llevar a cabo una correría por el Atlantico. El Almirantazgo, ignorando las reacciones del Fuhrer a causa de la incursión de Vaagso, no podía saber que los alemanes estuvieran lejos de pensar en un crucero del ''Tirpitz'' que le llevase a las proximidades de St. Nazaire.
El planteamiento de la operación presentó dificultades peculiares. No solamente se encontraba el objetivo a 250 millas de Falmouth, el puerto británico más cercano, sino que tambien estaba situado a 10 kilometros de la desembocadura del río Loira. Además no existían playas.
La fuerza militar seleccionada para la incursion estaba constituida por el Comando Nr. 2 (teniente coronel A. C. Newman) y por 18 grupos de demolicion escogidos de los Comandos Nrs. 1, 3, 4, 5, 9 y 12, adiestrados y conducidos por el capitán W. H. Pritchard.
El planeamiento comenzó en febrero, con lo cual existía tiempo para efectuar, en cierta medida, el adiestramiento, que se llevó a cabo con el maximo secreto. Los grupos de demolición se reunieron con el pretexto de realizar un curso de instrucción, y cuando finalizó su especial adiestramiento, fueron concentrados a bordo del buque de desembarco ''Princess Josephine Charlotte'', en Falmouth.
El Comando Nr. 2, cuyo cuadro procedía de las Compañías Independientes, tenía ahora una existencia de dos años, y había recibido un adiestramiento muy completo en acciones nocturnas, en tecnicas para superar toda clase de obstaculos con rápidez, orientarse en la marcha, provocar incendios durante la noche y otras habilidades vitales para el incursor. Su comandante era un rudo oficial del Ejercito Territorial con una mentalidad original. Como culminación al adiestramiento la fuerza hubo de efectuar una excursión en lanchas de motor a las Islas Sorlingas, con tan mal tiempo que hasta los hombres más duros se marearon.
La última observación con fotografías aéreas mostraba la instalación de cuatro nuevas posiciones artilleras de defensa de costas en el centro de la zona del dique. Para ocuparse de ellos se añadieron a la fuerza 30 soldados de los Comandos, con lo cual se totalizaron 265 hombres de todos los empleos. Newman realizó una visita al Cuartel General de Operaciones Combinadas, en Richmond Terrace, el 13 de marzo, y tras una reunión con Mountbatten y su Estado Mayor salió para Flamouth en un coche oficial. Llegó a Tavistock el mismo día, y ''pasó una noche intranquila encerrado en la habitación del hotel con todos los planes''. Abandonó Londres un tanto preocupado, pero al llegar a Falmouth encontró a su gente con un elevado espiritú y el adiestramiento casi finalizado.
''Mapa del puerto''
http://mundosgm.com/operaciones-especia ... 8c8835a33b" onclick="window.open(this.href);return false;
Aún había tiempo para efectuar un ensayo general, un ejercicio ''para probar las defensas'' del arsenal de Davenport. Toda la fuerza, excepto el destuctor ''Campbelltown'', tomó parte en él, y a tal fin los defensores recibieron el refuerzo de la guardia metropolitana local. Practicamente todo salió mal, con gran júbilo por parte de los defensores.
Entretanto se desarrollaba el plan de encubrimiento. La fuerza se denomino 10° Fuerza Antisubmarina de Ataque, y se dió discretamente a entender que se iban a llevar a cabo búsquedas antisubmarinas más alla de las zonas occidentales de acceso a las Islas Britanicas. Se hizo correr el rumor de que la fuerza operaría en alta mar y, a escondidas, se embarcaron salacots contra el sol, atavios tropicales y cosas por el estilo. No se puede decir lo que de todo esto trascendió a los alemanes. Se acortaron las chimeneas del ''Campbelltown'' para asemejarle a los torpederos alemanes de la clase Möwe. Las últimas fotografías aereas recibidas antes de salir la expedición mostraban 4 torpederos de esta clase fondeados en el preciso lugar del dique que Newman había escogido para su puesto de mando. El capitán de fragata R. E. D. Ryder, comandante de la fuerza naval, sugirió que la reserva de Newman, compuesta de 12 hombres, se encargara de ellos. Newman no tuvo en cuenta esta observación.
La fuerza abandonó Falmouth el 26 de marzo, navegando a 14 nudos en tres columnas. La del centro, estaba formada formada por los destructores de la clase Hunt, HMS ''Atherstone'' y ''Tynedale'', el viejo destructor norteamericano ''Buchanan'', llamado ahora ''Campbelltown'' y la lancha cañonera MGB 314. Las columnas de babor y estribor las constituían lanchas de motor ML. Al principio el tiempo era bastante malo para estas, pero el viento decayó gradualmente y la noche quedó en calma, un poco cargada de neblina pero con luna.
Durante el viaje solo hubo dos incidentes. Al segundo día se avistó un submarino alemán en superficie. El ''Tynedale'' abrió fuego y despues se lanzaron cargas de profundidad. La expedición llevaba rumbo a La Pallice y, ciertamente, Ryder tuvo que meditar la posibilidad de que el submarino comunicara la presencia de la fuerza. ¿Debería regresar? No se decidió por esto, y por lo que ahora se sabe, el submarino solamente informó la presencia de los destructores. Es de creer que las lanchas de motor eran demasiado bajas y sobresalían poco del agua como para que los observadores de aquel las viesen. Posteriomente se encontraron unos pesqueros franceses. Uno, ''Le Slack'', fue inspeccionado, y aunque no se observaron circunstancias que levantasen sospechas, su dotación se hizo pasar a bordo del ''Atherstone''.
Al hacerse de noche y no haber sido descubierta la fuerza, a las 20:00 hs se maniobró para que la plana mayor embarcase en la MGB 134. A las 22:00 hs se avistó a estribor una luz proveniente del submarino HMS ''Sturgeon'', que actuaría de baliza durante la navegación. Posteriormente la fuerza, con la bandera alemana izada, se dirigió a su objetivo. La MGB 134 navegaba en cabeza seguida del ''Campbelltown'', y detras de este 14 lanchas motoras en dos columnas; cerraba la marcha la lancha torpedera 74. Mientras, los bombarderos de la RAF atacaban St. Nazaire volando entre nubes bajas; podían verse las estelas de los proyectiles trazadores alemanes remontandose hacia el cielo.
Despues de que la expedición lograra eludir los bajos de fango, a las 01:22 hs, se sintió amenazada por el súbito encendido de los proyectores de ambas orillas. El señalero Pike, disfrazado de suboficial alemán, dió el indicativo de una lancha torpedera germana, tomado del libro de códigos que se capturó al ''Fohn'' en Vaagso. Pidió que no hicieran fuego las baterías costeras, añadiendo, en lenguaje corriente, que las embarcaciones venían con averías debido a una acción contra el enemigo, por lo que se solicitaba permiso para dirigirse al puerto sin retraso. Con esto, los pocos cañones que abrieron fuego lo suspendieron, aunque los de la orilla norte no permanecieron en silencio por mucho tiempo. Entonces, la MGB 134 transmitió la señal internacional que significa buques sometidos a la acción artillera de fuerzas amigas.
Estos engaños, todos perfectamente legitimos, proporcionaron a la fuerza cinco magnificos minutos, y cuando a las 01:27 hs los alemanes advirtieron su error, el diligente ''Cambelltown'' había pasado ya la linea de las baterías pesadas. Arrió la bandera alemana e izó la enseña inglesa abriendo el fuego simultaneamente. Los proyectiles trazadores comenzaron a volar en todas direcciones, y un buque de vigilancia alemán fue hundido, alcanzado repetidas veces por ambos bandos. El fuego de la flotilla britanica era extremadamente efectivo, y al cabo de 3 o 4 minutos comenzó a declinar el de los alemanes. ''Un triunfo'', como dijo Ryder, ''de los artilleros de las lanchas motoras y del Campbelltown''.
Ahora nada podía detener al viejo destructor, y a las 01:34 hs, cuatro minutos despues, se lanzó contra las puertas del dique a 19 nudos de velocidad. Fue un choque vertiginoso en el que la proa se clavó en los grandes cajones de la compuerta. Se había logrado el objetivo principal de la incursión antes siquiera de que un solo soldado de los Comandos pusiera pie en tierra.
''HMS Campbelltown estrellado contra las puertas del dique''
http://en.wikipedia.org/wiki/St_Nazaire_Raid" onclick="window.open(this.href);return false;
Comenzó entonces una lucha de increible complejidad a medida que los grupos de asalto y demolición se afanaban en cumplir sus variados cometidos. En lineas generales, el plan de Newman consistía en lograr una cabeza de puente y cortar los accesos entre el arsenal y la ciudad.
Un grupo, al mando del sargento mayor Moss, tenía el encargo de tomar el puesto de mando seleccionado por Newman, pero la lancha que transportaba este grupo fue hundida. El sargento se dirigió hacia la costa, remolcando a algunos de sus hombres en un flotador, pero su valiente esfuerzo finalizó cuando un proyector los enfocó y todo el grupo quedo borrado por una ametralladora. Cuando el coronel Newman y los 8 hombres de su grupo desembarcaron de la MGB, éste desconocía, naturalmente, la suerte del grupo del sargenro porque ''las maderas que volaban por los aires, el humo, las chispas y las llamas impedían ver con claridad''. Al dirigirse a su puesto de mando Newman ''literalmente se dió un coscorrón con un alemán'', que se rindió inmediatamente. Por éste se enteró el coronel que el edificio seleccionado para establecer su puesto de mando estaba aun en manos de los alemanes. Envió al prisionero a decir a sus camaradas que se rindiesen, pero en este instante un cañón abrió fuego a tiro directo, obligando a los comandos a cubrirse. El pequeño grupo de mando quedó bajo el fuego denso procedente de dos buques fondeados en la darsena interior, dos cañones del techo de un refugio de submarinos y una batería de la orilla sur del río que se unió a los anteriores. Llegó el sargento mayor Haines con parte de la fuerza especial del capitán Hooper, cuya tarea principal consistía en destruir dos cañones entre el rompeolas antiguo y la entrada antigua. Abrió fuego con un mortero de 2 pulgadas y logró silenciar los cañones del techo del refugio de submarinos durante cierto tiempo.
''Refugio de submarinos''
http://segundaguerramundial.forogratis.es/portal.php" onclick="window.open(this.href);return false;
Uno de los grupos de demolición, bajo el mando del alferez H. Pennington (Comando Nr. 4), no pudo llegar a tierra, pero los otros no perdieron tiempo en afanarse en sus múltiples tareas. El teniente Stuart Chant resultó herido por un casco de metralla en el brazo derecho y en la pierna izquierda cuando aún estaba a bordo del ''Campbelltown''. Este oficial apreció que alrededor del 75% de los que estaban en la cubierta de buque habían resultado heridos antes de que se lanzara contra las puertas del dique. Con sus hombres trepó desde la proa, usando las escaleras, y corrieron como demonios hacia la estación de bombeo. El grupo de asalto del capitán R. Roy dió buena cuenta de los artilleros del tejado. Los hombres de Chant volaron la cerradura de la puerta de acero y bajaron por las escaleras metalicas para colocar sus cargas a 40 pies bajo el suelo. Posteriormente Chant describió el episodio:
''Me había cortado las manos con unos pequeños cascos de metralla y me era muy molesto manejar las cargas, pero el sargento Dockerill estaba conmigo en caso de que mis heridas me impidiesen hacerlas estallar; mientras, ordené al resto del grupo que trepara por las escaleras para protegerse ante la proximidad de la explosión.
Corrimos afuera y nos echamos al suelo, completamente expuestos, sobre el pavimento de cemento. Afortunadamente nos desplazamos otros 10 metros y un segundo depsues la explosión levantó por los aires enormes bloques de cemento que zumbaban peligrosamente cerca.
Despues de la explosión pusimos los explosivos sobrantes en nuestras mochilas y regresamos a la estación de bombeo para completar el trabajo de destrucción volando los motores electricos y las instalaciones''.
Encontraron los motores caidos a causa de la sacudida sufrida: ''Así hicimos un silencioso destrozo con mazos, martillos e incendios''.
Mientras, el teniente Smalley y su grupo destryeron por completo la estación de maniobra del dique situada en las instalaciones. Estas explosiones sonaban como musica en los oidos del coronel, el cual, con su grupo de mando, se situó en el lugar previsto para proteger a los grupos de demolicion durante su paso de regreso por el puente que les conduciría al rompeolas antiguo. En estos momentos las demoliciones proseguían en todas partes. A Newman se les unió el comandante Copland, que le sucedía en el mando, procedente del ''Campbelltown''. Informó que de un grupo de asalto, solamente el comandante, el capitán Burn, había logrado llegar a nado a tierra desde una destrozada lancha motora. Se había salvado de morir ahogado gracias al cabo Arthur Young, quien lo había agarrado por el pelo y remolcado hasta el rompeolas. Newman decidió retirar al grupo del capitán Roy, que estaba formando una cabeza de puente en la parte de la comunicación entre la entrada antigua y dársena de St. Nazaire. A pesar de la densidad de fuego, el cabo Harrinton, tan tranquilo como si estuviera en un ejercicio de adiestramiento, llegó hasta donde estaba el capitán Roy para entregarle el mensaje del coronel.
Chant, retirandose con su grupo hacia el rompeolas antiguo, llegó al puente de hierro que estaba cuierto por un cañón situado en un edificio proximo.
''Por eso ordené a mis hombres que se valiesen de las manos y que, balanceandose, como los manos, saltasen por las vigas situadas debajo del puente. Así conseguimos cruzar el puente sanos y alvos sin ser descubiertos.
Lllegamos a unas vías de ferrocarril situadas entre los almacenes, y nos unimos a otros grupos que tambien regresaban. Entonces estalló la bomba; el coronel Newman nos dijo: ''Por aqui se va a casa. Todas las embarcaciones han sido destruidas o han regresado''.
Con Newman había en ese momento 70 hombres incluidos los oficiales, pero más de la mitad estaban heridos. Todos se comportaban magnificamente y no era cuestion de rendirse. Mantuvo un pequeño intercambio de opiniones con sus oficiales. Alguien sugirió tripular algunos remolcadores y escapar río abajo.
''Otro plan'', escribió Chant, ''era deslizarse junto al muelle y nadar o vadear, río arriba, hasta alejarse de los defensores alemanes. El coronel Newman, sin embargo, decidió que el mejor camino era abrirnos paso entre los almacenes en dirección este hasta alcanzar el puente''.
La idea del coronel era que los supervivientes se dividieran en pequeños grupos para dirigirse hacia la frontera española. Les ordenó que no se rindiesen hasta que hubiesen agotado toda la munición y mientras pudiesen evitarlo. La mayor probabilidad, dijo, residía en encontrar un camino que les llevase a campo abierto.
Conducidos por el capitán Roy y un grupo de asalto, avanzaron hasta alcanzar el muelle sur de la dársena de St. Nazaire. Aquí Chant fue herido en una rodilla por una bala rebotada. Sus hombres le llevaron durante un corto trecho, pero luego les ordenó que le abandonaran.
''Yo observaba como se dirigía al sur el resto del grupo, hacia la parte antigua de la ciudad, para torcer a la derecha y cruzar velozmente el puente giratorio. Era una clara noche de luna y podía verlos perfectamente. Fueron hostigados desde unas pilas de cajas y edificios cercanos al puente; pude ver otras tropas, creía que eran alemanes, trepando sobre los techos de aquellos edificios''.
El grupo principal, una mermada banda, avanzó saltando paredes, atravesando jardines, e irrumpiendo a traves de las casas retirandose hacia la carretera.
Un coche blindado alemán paso velozmente ''disparando desde su torreta contra todo el mundo, ingleses y alemanes''. Los hombres de Newman enfilaron por una callejuela. La situación era cada vez más confusa. Fueron muertos el conductor y y acompaante de una motocicleta germana con sidecar.
Fortuitamente, Newman, con unos 20 hombres que aún estaban con él, se cubrieron en un ''refugio contra las incursiones aereas, muy confortable y provisto de colchones''. Pensaba permanecer alli hasta la noche proxima para que los hombres se dirigieran en parejas hacia campo abierto.
''Tambien decidi que si eramos descubiertos en el sótano me rendiría, porque los heridos estaban en muy mal estado, y porque una sola granada de mano lanzada escaleras abajo daría cuenta de todos nosotros''.
Un tiempo despues llegó un grupo alemán que aceptó la rendicion de Newman. Sus hombres fueron llevados al puesto de mando germano y transportados en camiones a un café de La Boule, donde fueron concentrados todos los prisioneros.
''Prisioneros britanicos reunidos en el café La Poule''
http://www.commandoveterans.org/cdoGall ... 2.jpg.html" onclick="window.open(this.href);return false;
Chant, al que se le unió un soldado de otro grupo, fue encontrado por tres alemanes armados con subfusiles MP-40. ''¡Heraus!, ¡heraus!'', gritaron. ''El soldado que me acompañaba quedó quieto y levantó las manos. Fue asesinado a tiros desde una distancia de un metro por los 3 soldados''. Estos vieron que Chant estaba herido, y lo llevaron a un café donde había otros soldados del Comando tambien heridos.
La parte más adversa de la lucha recayó sobre los grupos desembarcados desde el ''Campbelltown'' porque las lanchas motoras tuvieron tuvieron muy mal tiempo durante su entrada. Las de la columna de babor tenían que desembarcar sus hombres en el rompeolas antiguo. Solamente una llegó indemne, y unicamente un puñado de hombres alcanzó la costa. El teniente de navío Henderson, voluntario de la Reserva Naval, incapaz de atracar la ML 306 al rompeolas, se dirigió a la entrada antigua y al no poder desembarcar alli a los Comandos, inició el regreso. Algunos kilometros río abajo mantuvo un desigual duelo con una lancha torpedera alemana. El sargento Durrant, que manejaba un montaje doble de ametralladoras Lewis, fue acribillado a balazos, pero mantuvo el fuego de su arma hasta que cayó sobre los cañones del arma, muerto por las heridas. Con su comandante tambien muerto y el resto de los hombres a bordo muertos o heridos, la lancha fue obligada a rendirse.
De la columna de estribor solamente la sexta, ML 177, consiguió llevar a su grupo a tierra más o menos intacto. El soldado Haines desembarcó en la entrada antigua y ''trabajó valientemente durante toda la operación''. Otros soldados trataban de nadar sin armas hacia tierra, desde embarcaciones abandonadas.
Tres ML (156, 270 y 446) y la MGB 314, con sus cubiertas resbaladizas a causa de la sangre, alcanzaron el lugar de reunión con el ''Atherstone'', situado unas millas frente al estuario del Loira.
Entretanto, el ''Tynedale'' mantuvo una indecisa accion con 5 lanchas topederas alemanas, siendo alcanzado dos veces. La dotación de la ML 156 y los heridos de la MGB 314 fueron trasladados al ''Atherstone'', mientras que los de las ML 270 y 446 lo fueron al ''Tynedale''. Los dos destructores, escoltados por aviones del Mando Costero, llegaron sin novedad a Falmouth. Las ML 160, 307 y 443, al mando del teniente de navío Platt, lograron regresar por sus propios medios. Apenas tenían 5 litros de combustible. Aunque parezca inaudito derribaron un avión alemán y averiaron otro.
Al hacerse de día, despues de aquella noche salvaje en St. Nazaire, apareció el ''Campbelltown'' empotrado en las compuertas del dique. Paulatinamente se reunieron oficiales alemanes para contemplar aquel insolito espectaculo, mientras los soldados especulaban sobre las razones que habían impulsado a los ingleses para llevar a cabo tan extraordinaria operación. Hacia el mediodia, cuando había unos 40 oficiales a bordo y quizá unos 400 mirones en tierra, hivieron explosión las 5 toneladas de explosivos situadas en la proa del ''Campbelltown''.
Hubo más explosiones, a las 16:30 y 17:30 hs, cuando estallaron los torpedos de acción retardada lanzados por la MTB 74 hacia la dársena de St. Nazaire a traves de la entrada antigua. Se sucedieron escenas de tremenda confusión; soldados alemanes presos del panico dispararon contra obreros franceses del dique, de los que más de 300 resultaron muertos; parece ser que entre ellos había miembros de la Organización Todt. Se dice que el pánico se extendió hasta Nantes, donde las esposas y amigas de los oficiales alemanes corrieron asustadas por las calles vociferando que había comenzado la invasión de Europa.
''Prisioneros. Uno de estos dos hombres, Michael Burn, sería confinado en la prisión de alta seguridad de Colditz.''
http://www.telegraph.co.uk/news/obituar ... -Burn.html" onclick="window.open(this.href);return false;
En esta incursión la Marina Real perdió 31 oficiales, 751 suboficiales y 178 soldados de otros empleos. Cinco de los cuales pudieron regresar a Inglaterra a traves de España. Fueron el cabo Wheeler; los cabos provisionales Douglas, Howarth y Sims, y el soldado Harding. Su éxito dice mucho de la tenacidad e iniciativas adquiridas durante el adiestramiento de los Comandos.
En esta desesperada acción se concedieron 5 Cruces Victoria: al capitán de fragata Ryder, al capitán de corbeta Beattie, del ''Campbelltown''; al teniente coronel Charles Newman, cuyo resuelto espiritú llevó a su unidad a un grado increible de osadía y lealtad; en grado postumo al marinero patentado Savage y al sargento Durrant.
El acorazado Tirpitz, cuya amenaza potencial motivó la organización de la incursión, permaneció en los fiordos de Noruega hasta septiembre de 1944, fecha en que 5.500 kilos de bombas, lanzadas desde los Lancaster de la RAF, le hicieron darla vuelta cerca de Tromso.
Libro ''Comando'' de Peter Young. Serie ''Armas'', editorial San Martin