¡Hola a todos!
Galego escribió:
Además, yo no creo que Francia y Gran Bretaña se estuviesen rearmando a un ritmo superior al alemán antes del comienzo de la SGM, y prueba de ello es lo que expresan los autores W. Murray y Allan R. Millett en su obra, de cuales eran las intenciones británicas y francesas tras la Conferencia de Minich en la que se le permitió a Hitler ocupar los Sudetes checos, el último gran avance alemán antes de la invasión de Polonia:
"Chamberlain y los partidarios del apaciguamiento no habían entregado Checoslovaquia porque temieran que Gran Bretaña perdiese una guerra contra Alemania, sino que actuaron empujados por su miedo desesperado a la guerra en sí. No es extraño que Chamberlain se negara a acelerar el ritmo del rearme después de Munich. La Royal Navy recivió unos cuantos destructores y el gobierno amplió el contrato de compra de cazas para la real fuerza aérea (RAF), pero no encargó más aviones de este tipo durante los dos años siguientes. El ejército no recivió nada. Al otro lado del Canal, los franceses no se mostraron más dispuestos que los ingleses a remediar las diferencias fundamentales de sus fuerzas militares."
(Fuente: La guerra que había que ganar, W. Murray y Allan R. Millett, Ed. PlanetaDeAgostini, 2006, pág. 27)
.
No comparto esa opinión de Murray y Millet, aunque sospecho (no he leído su libro) que es simplemente un comentario general, falto de matización.
Sólo podemos entender la frase "
que actuaron empujados por su miedo desesperado a la guerra en sí" en el sentido de que los gobiernos francés y británico creían en 1938 que las consecuencias finales de una guerra generalizada contra Alemania sólo podían beneficiar finalmente a Estados Unidos, Unión Soviética y Japón, mientras que ellos verían su poder como imperios notablemente mermado. De hecho, si sacamos a Japón de la ecuación, el final de la IIGM corroboró esas valoraciones geoestratégicas de preguerra.
En cuanto a la afirmación que realizan sobre el estado del rearme británico tras el Pacto de Munich (“
No es extraño que Chamberlain se negara a acelerar el ritmo del rearme después de Munich”), es sencillamente incorrecta, y me cuesta realmente creer que Murray haya escrito eso sin más. El error de esa frase no hay matiz que lo corrija, pero ese es el precio que se paga por escribir de forma ligera generalizaciones. Cualquier estudio serio de la economía de guerra británica muestra claramente semejante falacia. Y para poner una fuente que está al acceso de todos, basta con entrar en:
http://www.ibiblio.org/hyperwar/UN/UK/U ... ats-1.html
Ese enlace lleva a un capítulo de resumen estadístico de los gastos de guerra (y demás epígrafes económicos) del gobierno británico a partir de 1938. En el epígrafe de Guerra, en 1938 el gobierno británico destinó 327 millones de libras esterlinas; al año siguiente, 1939, esa cantidad subió a 763 millones; y en 1940 a 2.600 millones.
Por otra parte, era lógico que el gobierno británico no centrara sus gastos de defensa en la Marina, pues tenía una gran ventaja sobre Alemania en esta rama de las fuerzas armadas. Comenzando en 1929 y acabando en 1939, Gran Bretaña había gastado anualmente en la Royal Navy las siguientes cantidades en marcos del Reich (millones) (PPP,
Purchasing Power Parity):
1.142-1.072-1.009-872-877-938-1.108-1.388-1.595-1.878-2.277. Total: 14.156
Veamos ahora los gastos alemanes para su marina para el mismo periodo:
201-198-192-187-312-497-695-1.161-1.479-1.756-2.390. Total: 9.067
Para el periodo de 1933-39 el total del gasto británico en su marina fue de 10.061 millones de marcos del Reich; Alemania, mismo periodo, gastó un total de 8.289.
Las fuentes de estos datos son: Institut fuer Konjunkturforschung,
Wochenbericht, 12 July 1939, 169-72; J. Duelffer,
Weimar, Hitler und die Marine: Reichspolitik und Flottenbau, 1920-1939 (Duesseldorf, 1973), 563, citadas en Adam Tooze,
The Wages of Destruction (New York: Viking Penguin, 2007), p. 251 (Table 7. The democratic oceans: worldwide naval spending).
El grueso del gasto de defensa británico, pues, de 1939-1940 fue destinado a la defensa aérea y al ejército de tierra. Como anécdota, téngase en cuenta que la RAF ya contaba con más entregas de cazas que la Luftwaffe en el verano de 1940. Para lo demás, remito al enlace que referencié sobre la historia oficial de la economía de guerra británica.
De comenzar una guerra (algo evidente, pues ya en tiempo de paz y especialmente entre 1936-1939 la economía alemana era una economía de guerra), como quería Hitler, el dictador alemán escogió la mejor fecha: 1939. A partir de esa fecha, esperar iba en contra de los intereses de Hitler, como él bien sabía, pues Alemania no contaba con los recursos británicos y franceses para ganar a corto plazo una “carrera de armamentos”, teniendo en cuenta, además, hacia dónde se decantaría la ayuda del esfuerzo industrial estadounidense.
Además de los graves problemas que tenía la economía alemana como resultado de su política económica de rearme acelerado de la Wehrmacht, los planes de expansión de la misma del otoño-invierno de 1938 y del invierno-primavera de 1939, eran completamente utópicos. Ya sólo el programa de la Luftwaffe era completamente absurdo, no en sus objetivos para la producción de aviación anual, sino en su objetivo de comenzar la guerra con una flota aérea de 21.000 aviones. La máxima fuerza que tuvo la Luftwaffe durante la IIGM apenas excedió los 5.000 aviones en diciembre de 1944. Gran Bretaña, que dedicó una mayor parte de su esfuerzo de armamentos a la guerra aérea, consiguió acumular 8.300 aviones para la fase final de su ofensiva de bombardeo de 1944. La URRSS alcanzó la cúspide de su esfuerzo en este terreno con 17.000 aviones de línea de frente en abril de 1945, y la poderosísima USAF nunca desplegó más de 21.000 aviones de combate de línea de frente. Adam Tooze estima que el coste pleno de quintuplicar la fuerza de la Luftwaffe (que era el programa que se estableció a finales de 1938) llegaba a 60.000 millones de RM, lo que venía a significar gastar un 50 por ciento más en la Luftwaffe entre 1938 y 1942 que lo que se había gastado en toda la Wehrmacht entre 1933 y 1938. Y mucho más terrible eran los requerimientos de combustible. Para mantener una flota aérea de 21.000 aviones, la Luftwaffe necesitaría comenzar la guerra con unos stocks de al menos 10.7 millones de metros cúbicos de combustible. “
Para levantar esta gigantesca reserva, Alemania habría necesitado comprar combustible a principios de la década de 1940 a un ritmo de 3 millones de metros cúbicos por año, dos veces el nivel existente de la producción global. La propia oficina técnica de la Luftwaffe describió los requerimientos como “sobrehumanos” (uebermenschlich)” (Tooze, p. 294).
Los problemas eran similares con el
Plan Z de la Kriegsmarine.
Tooze resume perfectamente la incongruencia del plan de rearme alemán: “
Al final, los gigantescos planes de rearme de finales de 1938 nunca tuvieron la oportunidad de desvelar su inherente absurdidad. Todo el esfuerzo para construir un marco coherente para el rearme en curso de Alemania fue interrumpido a las pocas semanas por las secuelas financieras de la emergencia de los Sudetes. Al finalizar el año, el Reich se encontraba a sí mismo enfrentado a una crisis de liquidez (cash flow)
y una severa restricción en su cuenta de divisas”. (Tooze, p. 295).
Recapitulando, a partir de 1939 el tiempo, en lo concerniente a la producción de armamentos, corría en contra de Alemania y a favor de sus potenciales enemigos.
Saludos cordiales
José Luis