Triple genocidio

Genocidios y deportaciones

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Triple genocidio

Mensaje por José Luis » Jue Mar 04, 2010 3:48 pm

¡Hola a todos!
27Pulqui escribió: No tengo elementos para formular un comentario por lo menos provisorio de lo que vienen tratando, pero quiero agradecerles para que vean que no ha sido en vano, nos ayudan a algunos muy rezagados a desasnarnos un poco.
Estimado 27Pulqui, por bibliografía que no quede. Aparte de la comentada en este hilo, ya se ha citado mucha más en en hilo de "La Solución Final": http://forosegundaguerra.com/viewtopic.php?f=68&t=10565

Hay un libro de Dan Stone (ed.) titulado The Historiography of the Holocaust (Palgrave MacMillan, 2004) que reúne a un nutrido grupo de auténticos especialistas en diferentes campos del Holocausto para disertar sobre la historiografía de los mismos. El capítulo 8 es autoría de Christopher Browning, uno de los historiadores que más años ha dedicado al estudio de la Solución Final, y versa sobre la historiografía del proceso de la toma de decisiones conducentes a la Solución Final. Ahí traza la historia de las principales obras publicadas sobre el Holocausto -ya de carácter general, ya tratando específicamente sobre la Solución Final-, sobre los argumentos centrales de sus autores y sobre las diferentes aproximaciones que han ido surgiendo a lo largo del tiempo con respecto a este tema. He hecho un resumen, que sigue a continuación, de lo que considero más importante del artículo de Browning. Es largo, aunque he intentado abreviar, y sólo espero que haya alguien con la voluntad y paciencia necesarias para leerlo de principio a fin.

Leon Poliakov (Harvest of Hate: The Nazi Program for the Destruction of the Jews of Europe, 1954), Gerald Reitlinger (The Final Solution: The Attempt to Exterminate the Jews of Europe 1939-1945, 1953), Wolfgang Scheffler (Judenverfolgung im Dritten Reich 1933 bis 1945, 1961) y Helmut Krausnick (“The Persecution of the Jews” en Anatomy of the SS State, 1968), coinciden en dos cuestiones básicas: que Hitler tomó “la decisión” y dio “la orden” para la “Solución Final”, y que lo hizo en algún momento en los meses inmediatamente anteriores al ataque sobre la Unión Soviética.

Raul Hilberg (The Destruction of the European Jews, 1961), fue el primer historiador en sugerir que no hubo una simple orden para matar, sino más bien una secuencia de decisiones, y también el primero en ofrecer un análisis del proceso de toma de decisiones tras la política nazi, centrado más en la estructura y el proceso que en la ideología y motivaciones del régimen nazi.

Karl Schleunes (The Twisted Road to Auschwitz, 1970) y Uwe Adam (Judenpolitik im Dritten Reich, 1972), sentaron la base para la aproximación al proceso de toma de decisiones como un producto de la naturaleza policrática del régimen nazi, el primero investigando los años de preguerra y el segundo abarcando también los de la guerra. Para Schleunes, la falta de un “gran diseño” y con poca dirección desde arriba, la política judía nazi siguió un “camino retorcido” donde rivalizaban intereses contrapuestos (los representados por los radicales del Partido, los especialistas de la SS, los burócratas de los ministerios y los directores económicos). El antisemitismo nazi puso en marcha la búsqueda de una solución al problema judío, pero esa búsqueda fue continuada y desarrollada por las frustraciones de cada fracaso consecutivo en la misma. Adam concluyó que 'una decisión de Hitler sobre la “Solución Final de la Cuestión Judía Europea” en el sentido de un asesinato exhaustivo, organizado y técnicamente perseguido no fue tomada obviamente antes o durante la primera fase de la guerra rusa'. Según él, las masacres de los Einsatzgruppen constituyeron una “copia truculenta” de sucesos similares en Polonia sobre una “nueva dimensión”, mientras que la autorización de Göring a Heydrich de 31 de julio de 1941 fue sólo una ampliación de la base legal de la jurisdicción del último sobre asuntos judíos. Habiendo rechazado la primavera y verano de 1941 como los momentos decisivos, Adam fue el primer historiador que revisó la confusa y ambigua evidencia del otoño de 1941, concluyendo que la decisión de Hitler debió haber sido tomada entre septiembre y noviembre.

Eberhard Jäckel (Hitler's Weltanschauung: A Blueprint for Power, 1972) consideró una “enorme radicalización” en Hitler respecto a la cuestión judía ya desde mediados de la década de 1920, subrayando que su retórica brutal y criminal y, a partir de ahí, sus amenazas contra los judíos deberían ser entendidas de forma literal. Para este autor, ya durante las políticas de persecución de los judíos durante la década de 1930 y los planes de deportación (a Madagascar) cuando estalló la guerra, Hitler ya se había decidido por una solución mucho más radical. Andreas Hillgruber (“Die Endlösung und das deutsch Ostimperium als Kernstück des rassenideologischen Programms des Nationalsozialismus” Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, 20, 2, 1972), expresó que el “antisemitismo universal radical” y el empuje por Lebensraum de Hitler estaban indisolublemente conectados en una exhaustiva ideología socialdarwinista. Por ello el ataque a la Unión Soviética significaba tanto la conquista de Lebensraum como la destrucción de los judíos, y cuando Hitler creyó en julio de 1941 que tenía ganada ya la guerra en la URSS, decidió destruir al resto de los judíos de Europa para consolidar su victoria.

Lucy Dawidowicz (The War against the Jews. 1975), dice que "probablemente" Hitler ya había concebido en 1918 ó 1919 la matanza de los judíos. Según esta autora, en febrero de 1941, Hitler, Himmler y Heydrich habían decidido un ataque en dos flancos contra la URSS, consituidos por los Einsatzgruppen y los campos de la muerte. “Todas las decisiones se habían tomado. El resto era un asunto de tecnología, claridad administrativa y operación eficaz”.

Martin Broszat (‘Hitler und die Genesis der “Endlösung”: Aus Anlass der Thesen von David Irving’, Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, 25, 4, 1977), refutando la afirmación de David Irving según la cual Hitler no sólo no había ordenado la Solución Final, sino que tampoco se enteró de nada de lo que estaba sucediendo hasta el otoño de 1943, ofreció su propia tesis significando que no hubo ninguna simple orden para matar, sino un programa de destrucción desarrollado poco a poco y por tandas a través de una serie de acciones de matanza independientes a finales de 1941 y principios de 1942. Para Broszat, las masacres locales fueron respuestas mejoradas para aliviar la presión más que un plan surgido de una orden secreta para la destrucción de los judíos de verano de 1941.

A finales de la década de 1970 surgió el debata en Alemania que el historiador británico Tim Mason acuñó con los términos "intentionalism" y "functionalism", pero que sin embargo se centró principalmente en temas de política exterior, armamento, economía, etc., y no tanto en las políticas racial o judía. Pero el debate sirvió de detonante para la celebración de las primeras conferencias dedicadas fundamentalmente al Holocausto que tuvieron lugar en Nueva York en 1975 y en San José en 1977 y 1978, aunque no se centraron todavía en la toma de decisiones.

Hans Mommsen (‘Die Realisierung des Utopischen: Die “Endlösung der Judenfrage” im “Dritten Reich”’, Geschichte und Gesellschaft, 9, 1983), creyó, al igual que Broszat, que aunque Hitler fue el “autor ideológico y político” de la Solución Final, no la puso en marcha mediante una orden formal o incluso verbal.

Sebastian Haffner (Anmerkungen zu Hitler, 1978) y Shlomo Aronson (‘Die dreifache Fälle: Hitlers Judenpolitik, die Allierten und die Juden’, Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, 32, 1, 1984), situaron la decisión de Hitler de asesinar a los judíos europeos a finales de 1941, Haffner en diciembre de 1941 y Aronson “a finales del otoño de 1941”.

Otros autores, incluyendo a Browning, argumentaron que la Solución Final surgió de una serie de decisiones tomadas entre la primavera y el otoño de 1941: K. Pätzold, ‘Von der Vertreibung zum Genozid: Zu den Ursachen, Triebkräften und Bedingunen der antijüdischen Politik des faschistischen deutschen Imperialismus’, in Faschismusforschung: Positionen, Probleme, Polemik, ed. D. Eichholtz and K. Gossweiler (Cologne: Pahl-Rugenstein Verlag, 1980), pp. 181–208. W. Scheffler, ‘Zur Entstrehungsgeschichte der “Endlösung”’, Aus Politik und Zeitgeschichte: Beilage zur Wochenzeitung Das Parlement, B 42/83 (30 November 1982), 3–10. E. Jäckel, ‘Hitler und der Mord an den europäischen Juden im Zweiten Weltkrieg: Ein Beitrag zur Frage der Entschlussbildung’, Warsaw Conference on Nazi Crimes against Humanity in Poland and Europe 1939–1945, 14–17 April 1983.

Browning (‘The Decision Concerning the Final Solution’, en Unanswered Questions: Nazi Germany and the Genocide of the Jews, 1989), argumentó que aunque el antisemitismo era el núcleo central de la ideología de Hitler, la intención de asesinar sistemáticamente a los judíos europeos no se fijó en su mente antes de la guerra, sino que cristalizó en 1941 después de que las soluciones anteriores no funcionasen y el ataque inminente sobre la URSS plantease la perspectiva de un aumento sustancial del número de judíos dentro del Reich. En la primavera ordenó el asesinato de los judíos soviéticos que cayeran en manos alemanas. Ese verano, confiado en la victoria militar, instigó o incitó la preparación de un plan para ampliar el proceso de asesinato a los judíos europeos (que fue el origen de la autorización de Göring a Heydrich el 31 de julio). Y en octubre, todo esto según Browning, aprobó el esbozo básico de un plan para deportar a los judíos a centros de matanza que usaron gas venenoso. La Solución Final no fue la fase de conclusión de un plan premeditado y antiguo esperando el momento oportuno para su puesta en práctica, sino que surgió en las particulares circunstancias de 1941.

En mayo de 1984 se celebró en Stuttgart una conferencia organizada por Eberhard Jäckel. Entre otras cuestiones, surgió en este debate un nuevo frente sobre el proceso de la toma de decisiones. Unos años antes, en 1981, Helmut Krausnick y Hans-Heinrich Wilhelm habían publicado su monumental ensayo sobre los Einsatzgruppen (Die Truppe des Weltanschauungskrieges: Die Einsatzgruppen der Sicherheitspolizei und des SD 1938–1942, 1981), en el que Krausnick tomó una posición que en esos momentos se aceptó en general, con la excepción de Uwe Adam. Venía a ser que los Einsatzgruppen habían recibido órdenes para la destrucción sistemática de la judería soviética en algún momento antes de la invasión el 22 de junio de 1941. Alfred Streim (Die Behandlung sowjetischer Kriegsgefangenen im ‘Fall Barbarossa’, 1981), concluyó que nunca había habido una única orden, ni antes de Barbarroja ni después, sino una serie de instrucciones crecientes para incitar pogromos y matar judíos con posiciones en el partido o estado, matar judíos que eran amenazas potenciales y finalmente matar mujeres y niños judíos que, juntas, constituyeron lo que ahora entendemos como la orden de Hitler.

En 1985, Raul Hillberg publicó la edición revisada y ampliada de The Destruction of the European Jews, donde se refirió en pie de página a una decisión de Hitler (sobre la Solución Final) antes de finalizar el verano de 1941. Este autor concluye que la destrucción de los judíos no fue tanto el producto de órdenes y mandos como un asunto “de espíritu, compartida comprensión, de consonancia y sincronización”.

La controversia “intencionalismo/funcionalismo”, no resuelta en Stuttgart, se iba a ver pronto eclipsada por el Historikerstreit, aunque antes se publicaron algunas obras como el extenso artículo de Götz Aly y Susanne Heim (‘Die Ökonomie der “Endlösung”: Menschenvernichtung und wirtschaftliche Neuordnung’, Beiträge zur nationalsozialistischen Gesundheits- und Sozialpolitik, vol. V, Sozialpolitik und Judenvernichtung: Gibt es eine Ökonomie der Endlösung? 1987, traducido posteriormente al inglés como ‘The Economics of the Final Solution: A Case Study from the General Government’,Simon Wiesenthal Center Annual, 5, 1988), donde se exponían las razones económicas como el desencadenante de la Solución Final. Esta teoría presentaba a un grupo homogéneo de jóvenes tecnócratas en el Gobierno General que, por encima de las rivalidades que había en los escalones más altos, mantenían la opinión común de que la Europa oriental estaba atrapada en un círculo vicioso de pobreza, baja productividad y superpoblación que bloqueaban la modernización, tras el cual estaban los judíos, dominantes en el sector industrial, como el factor que impedía la modernización. Por ello era necesaria la eliminación de los judíos para romper ese círculo vicioso y abrir paso a la modernización. Sin esos tecnócratas, cuya opinión finalmente prevaleció, el antisemitismo del régimen nazi habría conducido a pogromos y masacres, pero no a un genocidio sistemático.

El artículo de Aly y Heim fue contestado por Browning (‘Vernichtung und Arbeit’, Konkret, December 1989), donde se anteponía la política racial, y no su irracionalidad económica, como causa de la Solución Final. En 1986, Browning había publicado un artículo sobre la política de “reasentamiento” nazi y la búsqueda de una solución a la Cuestión Judía antes de la “Operación Barbarroja”, en la que argumentó que en esa época la política judía nazi era parte de un proyecto demográfico más amplio dirigido a la re-estructuración racial de la Europa oriental. La frustración acumulada ante la imposibilidad de ejecutar este proyecto abrió el camino para la búsqueda de la Solución Final.

En 1995 Götz Aly (‘Endlösung’: Völkerverschiebung und der Mord an den europäischen Juden, 1995. En inglés: ‘Final Solution’: Nazi Population Policy and the Murder of the European Jews, 1999), estudiando la política nazi de expulsión y reasentamiento y su relación con la Solución Final, concluyó ahora que la raza, y no la superpoblación y modernización, era la clave para comprender las políticas demográficas nazis y la Solución Final.

Richard Breitman (Architect of Genocide: Himmler and the Final Solution, 1991), se concentró en la figura de Himmler y su papel en el proceso de la toma de decisiones. Concediendo que no había ningún plan de preguerra para asesinar a todos los judíos alemanes, y mucho menos a los judíos europeos, Breitman descartó los planes de reasentamiento como el de Madagascar como una “tapadera” para disponer de grandes números de judíos en el Este. Según este autor, la decisión fundamental para exterminar a los judíos se tomó a principios de 1941, tras lo cual la Solución Final fue un asunto de tiempo y programación.

Casi al tiempo de la publicación de Breitamn, Browning (Este es el título del capítulo 5 de The Path to Genocide. Véase también ‘The Euphoria of Victory and the Final Solution: Summer–Fall 1941’, German Studies Review, 17, 1994), aceptó que la decisión de matar a todos los judíos soviéticos no se finalizó hasta el verano de 1941, sugiriendo que había que prestar menos atención a lo que los perpetradores testificaron haber dicho antes del 22 de junio y más en lo que hicieron después de esa fecha. Browning argumentó que después de mediados de julio, y en realidad inmediatamente después de la alocución de la victoria de Hitler el 16 de julio, los numerosos viajes de Himmler al Este, el aumento de personal más allá de los escasos 3.000 hombres de los Einsatzgruppen y la inclusión de mujeres y niños judías dentro del objetivo de varones adultos judíos, todo ello indicó un turning point decisivo. “Un proceso de toma de decisiones que había comenzado en la primavera con las exhortaciones de Hitler para destruir el judeo-bolchevismo en una guerra de destrucción había alcanzado su broche en un programa específico para matar a todos los judíos soviéticos”. Vinculando lo que virtualmente todo el mundo aceptaba ahora como el crucial año de 1941 al pasado inmediato, Browning argumentó que afloraba así un patrón importante. En septiembre de 1939, exaltado por la victoria sobre Polonia, Hitler había aprobado planes para una vasta reorganización demográfica de ese país, incluyendo la Reserva de Lublin para los judíos. A finales de mayo de 1940, cuando parecía asegurada la victoria sobre Francia, aprobó la sugerencia de Himmler de expulsar a los judíos a algún territorio del extranjero, quizá África, que pronto tomó la forma del Plan Madagascar. A mediados de julio de 1941, esperando una victoria inminente sobre la URSS, Hitler dio luz verde para la destrucción de la judería soviética. Y a finales de septiembre/principios de octubre, tras la caída de Kiev y las victorias iniciales de Vyazma y Bryansk, que una vez más levantaron la expectativa de una rápida victoria en el Este, aprobó la Solución Final.

Tras la caída del comunismo en la URSS y como consecuencia de la apertura de los archivos soviéticos hubo una explosión de nuevos trabajos sobre el tema. Browning apunta a cuatro áreas de consenso general y subraya los temas que dentro del gran consenso todavía siguen siendo discutidos. Primero, la mayoría de los historiadores coinciden en que no hay ninguna teoría “big bang” para los orígenes de la Solución Final, basada en una simple decisión tomada en un simple momento en el tiempo. Se acepta generalmente que el proceso de toma de decisiones fue prolongado y en aumento. El debate se centra en qué decisión, de una serie de decisiones, fue más importante que otras. Segundo, se ha producido un cambio tendente a subrayar la continuidad sobre la discontinuidad en el proceso de toma de decisiones. Apreciando la importancia de las políticas y decisiones nazis anteriores a 1941, muchos historiadores también aceptan ahora que importantes tomas de decisiones continuaron después de 1941. Peter Witte y Peter Longerich (‘Two Decisions Concerning the “Final Solution to the Jewish Question”: Deportations to Lodz and Mass Murder in Chelmno’, Holocaust and Genocide Studies, 9, 1995; Politik der Vernichtung: Eine Gesamtdarstellung der nationalsozialistische Judenverfolgung, 1998, respectivamente), subrayaron la importancia de las decisiones tomadas en la primavera de 1942. Browning (‘A Final Decision for the “Final Solution”? The Riegner Telegram Reconsidered’, Holocaust and Genocide Studies, 10, 1996), esbozó la importancia de julio de 1942 como el punto de una “decisión final” para la Solución Final. Christian Gerlach (‘Die Bedeutung der deutschen Ernährungspolitik für die Beschleunigung des Mordes an den Juden 1942: Das Generalgouvernement und die Westukraine’, en su Krieg, Ernährung, Völkermord: Forschungen zur deutschen Vernichtungspolitik im Zweiten Weltkrieg, 1998), desarrolló un argumento mucho más detallado relativo a la “aceleración” del asesinato masivo en el verano de 1942, centrándose en particular en el asesinato de mano de obra judía en conexión con la crisis del Reich en producción de alimentos.

En tercer lugar, la mayoría -aunque ciertamente no todos- de los especialistas en este campo ha gravitado hacia la posición de Streit-Streim de que la decisión y la difusión de órdenes para el asesinato de todos los judíos soviéticos no tuvieron lugar antes de la invasión (Por ejemplo, P. Longerich, ‘Vom Massenmord zur “Endlösung”: Die Erschiessungen von jüdischen Zivilisten in den ersten Monaten des Ostfeldzuges im Kontext des nationalsozialistischen Judenmords’, en Zwei Wege Nach Moskau: Vom Hitler–Stalin Pakt zum ‘Unternehmen Barbarossa’, 1991; y Ogorreck, Die Einsatzgruppen und die ‘Genesis der Endlösung’. Para una opinión discrepante, véase D.J. Goldhagen, Hitler’s Willing Executioners: Ordinary Germans and the Holocaust, 1996).

Finalmente, hay un reconocimiento creciente entre los historiadores de que la Solución Final se basó en una forma de consenso político.

Hans Safrian (Die Eichmann-Männer), L. J. Hartog (Der Befehl zum Judenmord: Hitler, Amerika und die Juden, 1997, publicado inicialmente en holandés en 1994) y Christian Gerlach (‘Die Wannsee-Konferenz, das Schicksal der deutschen Juden und Hitlers Grundsatzentscheidung, alle Juden zu ermordern’, Werkstattgeschichte, 18, 1997), ofrecieron una nueva versión que sitúa el momento crucial en diciembre de 1941.

Tobias Jersak (‘Die Interaktion von Kriegsverlauf und Judenvernichtung: Ein Blick auf Hitlers Strategie im Spätsommer 1941’, Historische Zeitschrift, 268, 1999), cree que Estados Unidos fue decisivo en la decisión de Hitler para la Solución Final, pero la sitúa a mediados de agosto como reacción al anuncio de la Carta del Atlántico más que en diciembre como reacción a Pearl Harbor. Mark Roseman (The Wannsee Conference and the Final Solution: A Reconsideration, 2002), subraya noviembre de 1941 y Friedländer (‘Ideology and Extermination. The Immediate Origins of the Final Solution’, en Lessons and Legacies, V: The Holocaust and Justice, 2002), entre mediados de octubre y mediados de diciembre de 1941.

Quiero añadir a esta historiografía la obra de Alex J. Kay, a la que ya me he referido anteriormente, y que no había sido publicada cuando Browning escribió este artículo. Este libro de Kay es altamente recomendable, pues recoge magistralmente todos los aspectos importantes de este tema en la política nazi de 1940-1941. Y también es muy recomendable, aunque su lectura, en general, es mucho más difícil la biografía de Longerich sobre Himmler traducida hace poco del alemán al español.

Saludos cordiales
JL
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27Pulqui
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Mensaje por 27Pulqui » Vie Mar 05, 2010 4:34 pm

José Luis escribió:He hecho un resumen, que sigue a continuación, de lo que considero más importante del artículo de Browning. Es largo, aunque he intentado abreviar, y sólo espero que haya alguien con la voluntad y paciencia necesarias para leerlo de principio a fin.
Hola José Luis:

Leído de cabo a rabo. Gracias por el trabajo que te has tomado. Estos ensayos bibliográficos, que se están haciendo una buena costumbre en los autores, nos ayudan bastante (incluso a los rezagados) a comprender las líneas abandonadas, las que gozan de consenso y las polémicas todavía no resueltas.

Una vez más agradecido. Saludos.
La historia tergiversada no es historia inofensiva. Es peligrosa.
Eric Hobsbawm

JS-2
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Mensaje por JS-2 » Jue Sep 22, 2011 10:43 am

Os dejo aqui unos muy importantes links sobre el genocidio NAZI del pueblo eslavo, probablemente el mayor de la historia hablando de forma cuantitativa ( no porcentual , que en este caso habría que remontarse al siglo XIX o principios del XX), y obviamente, por encima del holocausto.


La información esta en alemán si usais el traductor online alguna idea uno se puede hacer.



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Un saludo.

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