Eutanasia en Alemania (Aktion T4)

Genocidios y deportaciones

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Francis Currey
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Eutanasia en Alemania (Aktion T4)

Mensaje por Francis Currey » Dom Jul 17, 2005 9:12 pm

Eutanasia en Alemania (Aktion T4)

En octubre de 1939, en medio de las turbulencias del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Hitler ordenó las 'matanzas de misericordia' de los enfermos y minusválidos.

Bajo el código secreto de Aktion T4, el programa de eutanasia diseñado para eliminar 'las formas de vida indignas' se concentró en los recien nacidos y niños. Las médicos y comadronas fueron obligados a registrar a los niños de hasta tres años que tuvieran síntomas de retardación mental, deformaciones físicas, u otros síntomas incluidos en un cuestionario del Ministerio de Salud del Reich

El pan debía su nombre a que la oficina central desde donde se controlaban todas las operaciones se situaba en un chalet de Berlín en Tiergartenstrasse 4 de ahí T4.

Las decisiones de si un niño se consideraba digno o no de seguir vivo se hacían mediante tres médicos, los cuales únicamente valipendose de los cuestionarios rellenados, por los pacientes decidían si tenái o no derecho a la vida. Ni se llevaron a cabo exámenes, ni se consultaron los historiales clínicas.

Cada uno de los expertos puso el símbolo '+' en color rojo, o el símbolo '-' en color azul en un formulario especial en la categoría denominada 'tratamiento'. El + rojo significaba la decisión de matar al niño, el - azul votaba en favor de dejarlo vivir. Con tres símbolos + rojos acumulados se tomaba la decisión en favor de la eutanasia.
El joven en cuestión era trasladado a un 'Departamento Especial de Niños', donde le administraban una inyección tóxica o simplemente fallecía por inaniciónl. Las decisiones de los expertos se tuvieron que tomar de forma unánime. En los casos de falta de unanimidad el niño sería observado hasta llegar a una decisión unánime.

Rápidamente, el programa nazi de eutanasia empezó a incluir a los niños minusválidos mayores y adultos. Los cuestionarios se distribuyeron en hospitales e instituciones encargadas del tratamiento de los enfermos. Se incluyeron los pacientes que padecían esquizofrenia, epilepsia, demencia senil, parálisis, enfermedades sifilíticas, retardación, encefalitis, u otras condiciones neurológicas. También se apuntarun los que aquellos que llevaran más de cinco años en hospitales o instituciones mentales, los mentalmente criminales, o los que no disponían de nacionalidad alemana o de sangre alemana, incluyendo los judíos, negros, y gitanos.

Un total de seis centros exterminio fueron establecidos en toda Alemania, entre ellos el más conocido fue la clínica psiquiátrica de Hadamar. Un miembro del SS, nombrado Christian Wirth y apodado 'El Christian Salvaje', lideró el programa de eutanasia.

- Brandenburg cerca de Berlín (enero de 1940 - septiembre de 1940)

- Grafeneck cerca de Stuttgart (enero de 1940 - diciembre de 1940)

- Hartheim cerca de Linz en Austria (enero de 1940 - diciembre de 1934)

- Sonnenstein/Pirna acercan a Dresden (abril de 1940 - agosto de 1943)

- Bernburg cerca de Magdeburg (septiembre de 1940 - abril de 1943)

- Hadamar cerca de Koblenz (enero de 1941 - agosto de 1941)


En el estado de Brandeburgo una antigua prisión fue convertido en un centro de matanzas, donde se experimentaron los primeros gaseamientos nazi. Las cámaras de gas se camuflaron de duchas públicas. En realidad fueron cámaras herméticamente selladas, conectadas a cilíndros de monóxido de carbono. En general, los pacientes se tranquilizaron antes de desnudarlos y llevarlos a las cámaras de gas. En cada uno de los centros había un crematorio para incinerar a los cadáveres. Las familias de los muertos eran informadas que la causa del muerte había sido una enfermedad letal como un ataque de corazón o neumonia. Pero el porcentaje elevado de los casos de muerte entre los minusválidos y enfermos mentales hizo que finalmente todo el mundo sospechara en Alemania de lo que estaba sucendiento.

El 3 de agosto de 1941, el obispo católico de Münster, Clemens von Galen, pronunció un sermón llamando el programa de eutanasia nazi 'asesinato puro'. El resultado del sermón fue que la opinión pública se pronuncio de forma abierta ante tales aberraciones obligando a Hitler a suspender el Aktion T4 el 23 de agosto. Hasta entonces el programa había causado casi 70.000 muertos. No obstante se continuo de forma progresiva hasta el final del reich con esta política de muerte.

Mapa de los principales centros
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fuente http://www.deathcamps.org/euthanasia/pic/euthanasia.jpg

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Mensaje por Francis Currey » Mié Ene 11, 2006 8:46 pm


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Mensaje por Eckart » Dom Feb 04, 2007 5:59 pm

"Se encomienda al Reichsleiter Bouhler y al doctor en medicina Brandt la responsabilidad de ampliar la autoridad de ciertos médicos especificados de manera que, tras valoración crítica del estado de los considerados enfermos incurables, pueda otorgárseles una muerte misericordiosa" (1).

Con este escrito daba Hitler luz verde de manera "oficial" –pero secreta- al programa que eliminaría de manera forzosa a decenas de miles de personas con deficiencias psíquicas y físicas y trastornos mentales. El balance final sería horrible.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la aparición de los estudios de Charles Darwin acerca del origen de las especies y su evolución, condujo a muchos estudiosos a proyectar algunos puntos de la teoría darvinista sobre los seres humanos de un modo muy peculiar. Aparecieron todo tipo de trabajos que pretendían demostrar leyes superiores, de la naturaleza, que determinaban una serie de diferencias cualitativas entre, por un lado, las razas humanas y, por otro, los individuos entre sí, así como justificar la división, el aislamiento y la exclusión racial en aras de conservar puros a los pueblos. En medio de toda esta vorágine racista y pseudo científica, apareció una teoría práctica conocida como eugenesia o higiene racial. Esta idea pretendía preservar la salud global de las sociedades esterilizando o eliminando a las personas enfermas incurables, cuya negación de una descendencia potencialmente enferma o desaparición directa haría aumentar la fortaleza y salud media del total de la población. Al evitar la posible descendencia enferma, con los años, como en un proceso de selección -no precisamente natural en este caso- la calidad del conjunto se vería mejorada sustancialmente. Otro más de los variados argumentos que exponían estos teóricos para afirmar sus ideas era el ahorro económico que suponía liberarse de las "personas inútiles" que tenían que ser alimentadas y que consumían recursos de todo tipo. Si bien a lo largo de la historia podemos encontrar ejemplos de una primitiva idea eugenésica en sociedades antiguas, esta nueva y verdadera eugenesia basada en estudios supuestamente científicos, con el valor añadido que le daba el asociarse a la ya citada teoría de Darwin y con la inestimable ayuda que le prestarían los nacionalismos que comenzaban a aflorar en Europa, tendría una repercusión mayor que la que tuviera nunca. Durante todo este proceso, Hitler no sería ajeno a este tipo de estudios.

"Piense…en un campo de batalla cubierto con miles de jóvenes muertos…compare esto con un hospital, con su preocupación por sus internos. Uno se estremecerá profundamente por el estridente choque entre el sacrificio de la flor más excelente de la humanidad, en toda su medida, por un lado, y entre la meticuloso cuidado mostrado con las existencias que no son, en absoluto, valiosas, sino de valor negativo, por otro. Es imposible dudar que hay gente con vida para los cuales la muerte sería una liberación, y cuya muerte liberaría simultáneamente a la sociedad y el estado de llevar una carga que no sirve a propósito alguno" (2).

Este párrafo, que perfectamente podría confundirse con algún otro del Mein Kampf de Hitler, forma parte de un influyente texto publicado en 1920 por los alemanes Karl Binding (abogado) y Alfred Hoche (psiquiatra) que llevaba por título Permitiendo la destrucción de la vida sin valor. La similitud casi absoluta de estos argumentos con los que Hitler daría después en su libro y que con posterioridad repitió decenas de veces, prueban la importante influencia que la doctrina eugenésica tuvo en él.

La Alemania de la República de Weimar prohibía la esterilización en cualesquiera de sus formas, a pesar de que no faltaron los intentos de cambiar la legislación por parte de higienistas raciales y profesionales de la salud. Sólamente cuando las consecuencias de la crisis económica mundial de finales de los años 20 fueron más graves, en 1932, se entendió que la reducción del número de enfermos por transmisión genética aligeraría las cargas económicas del país y se aprobó una ley que regulaba la esterilización voluntaria. Esta fue la primera e importante losa del camino que meses más tarde acabaría de construir Hitler hacia la esterilización forzosa y, más adelante, al asesinato "legal". Durante el séptimo año de gobierno nacionalsocialista, en el verano de 1939, a medida que se acercaba la guerra planeada por Hitler, se aceleró la activación del que sería el programa de eutanasia, el cual venía gestándose desde meses atrás y se había cobrado ya sus primeras víctimas. Su nacimiento no es un hecho definido en el tiempo con total precisión ni responde a una directriz clara del gobierno en un momento determinado, pues parte de una serie de pasos previos y órdenes verbales secretas.

A Principios del año 1939, tuvo lugar el sorprendente caso de un padre de familia que escribió al propio Hitler pidiéndole que se acabara con la vida de uno de sus hijos, quien había nacido con graves deficiencias físicas, entre ellas, ceguera. El jefe de la cancillería del Führer, Philipp Bouhler, encargado entre otras cosas de seleccionar el correo de Hitler, le entregó la carta y este ordenó a su médico particular, el Dr. Karl Brandt, que estudiara el caso personalmente y que diera orden a los médicos que trataban al niño para acabar con su vida si el caso era realmente como relataba el padre en la carta. Así se hizo. Como consecuencia, Brandt recibió la orden de actuar del mismo modo si se producían casos similares. Durante este periodo de tiempo, el doctor Brandt propició reuniones entre médicos que estaban a favor de la eutanasia y acabó formándose una organización encubierta que trataría de lleno la cuestión, bajo el nombre de "Registro científico del Reich de dolencias congénitas y hereditarias graves" entre la primavera y el verano de 1939. Con la orden de Hitler y la organización oculta en funcionamiento, quedaba libre al camino para la ejecución de los crímenes, aunque muy difusamente, sin directrices ni planificación definidas y sin ninguna regulación legal que la respaldara. Una vez puesta en marcha la maquinaria, los casos de los niños que eran susceptibles de ser seleccionados para la muerte, eran examinados por tres médicos, que anotaban en un documento junto al nombre del enfermo un signo + de color rojo si no lo consideraban apto para la vida, o un signo – de color azul si consideraban lo contrario. Para la ejecución, era necesaria la unanimidad: la presencia de tres signos + condenaban al enfermo a muerte. Se estima que entre 5.000 y 8.000 niños fueron asesinados en esta etapa del proceso (3).

En julio, Hitler dijo a algunos de sus hombres de confianza que estaba a favor de la eutanasia y encargó a Leonardo Conti, el jefe de la Federación Nacionalsocialista Alemana de Médicos (Nationalsozialistische Deutsche Ärztebund - NSDÄB), que estudiara las posibilidades de desarrollar un plan de eutanasia. A Brandt no le gustó la posibilidad de que Conti fuera encargado tarde o temprano con dirigir el programa y se apresuró a presentar a Hitler un informe estadístico sobre los manicomios. Su rápido movimiento sirvió para que Hitler le ampliara verbalmente la orden que anteriormente le había dado respecto a la eutanasia infantil. A pesar de todo, como una orden verbal no era suficiente si se pretendía que los ejecutores del programa no encontraran problemas legales para matar, en algún momento del mes de octubre, Hitler dicta el escrito con el que iniciábamos este texto y ordena que sea fechado en 1 de septiembre, haciéndolo coincidir con la fecha del comienzo de la guerra. Aunque no sabemos cual fue el motivo exacto por el que decidió fechar su orden de ese modo, tal vez lo hiciera –no es más que una conjetura- para que si algún día tuviera que dar cuentas de ella, pudiera argumentarse que el objetivo del programa era dejar sitio en hospitales y clínicas para los heridos de guerra que inevitablemente habría. El secreto y misterio con el que se llevó todo el plan (ningún ministerio, ni siquiera el de Justicia, fue mínimamente informado del caso) muestran hasta que punto Hitler era consciente de lo ilegal de su idea y del rechazo que hubiera provocado en la población. Su orden nunca se transformó en ninguna ley o decreto.

El centro neurálgico de la organización, la oficina central desde donde se dirigía el programa, se encontraba en Berlín, en el número 4 de la calle Tiergarten, número y calle que propiciaron que el programa recibiera el nombre en clave de Aktion T4 (Acción T4). Estuvo coordinado por Philip Bouhler, el Dr. Karl Brandt y el Dr. Herbert Linden, jefe de la Oficina de Raza y Herencia, del Departamento de Salud Nacional, en el Ministerio de Interior, y tendría como primer director médico al Dr. Werner Heyde. Para desarrollarlo se creó una serie de organismos especiales:

-"Reichsarbeitsgemeinschaft Heil- und Pflegeanstalten" (RAG)
Enviaba formularios de registro a todos los sanatorios mentales, que los devolvían cumplimentados. La RAG los remitía a expertos médicos que decidían sobre la vida o la muerte de los pacientes. Su jefe fue el Dr. Gerhard Bohne.

-"Gemeinnützige Krankentransport GmbH" (GEKRAT)
Organización para el transporte de los enfermos a su destino final. Su jefe fue Reinhard Vorberg.

-"Gemeinnützige Stiftung für Anstaltspflege" (Stiftung)
Alquiló edificios o partes de ellos, convirtió habitaciones en lugares de exterminio, instaló equipamiento, seleccionó personal capacitado y administró asuntos económicos. Su jefe: Carl Schneider.

-"Zentralverrechnungsstelle Heil- und Pflegeanstalten" (ZVST)
Oficina gestora central para cuestiones financieras importantes como la autofinanciación. Fue su jefe Gustav Adolf Kaufmann.

Los formularios individuales facilitados por la RAG a los sanatorios, debían de rellenarse con los datos de identidad de los pacientes y con las enfermedades que padecían. Se preguntaba por la esquizofrenia, la epilepsia, el retraso mental (que se graduaba en "débil, imbécil o idiota"), la sifilis, etc. (4) Los informes eran devueltos con todos los datos a la RAG y se decidía quienes debían de ser ejecutados. Los enfermos que eran considerados adecuados para no seguir viviendo, eran transportados por la GEKRAT desde sus sanatorios hasta los centros de ejecución, en autobuses del servicio postal debidamente acondicionados con cristales ahumados para ocultar lo que transportaban.

Fueron varios los centros que se acondicionaron para practicar las ejecuciones, las cuales al principio se realizaban mediante inyecciones letales y, más tarde, en un adelanto de lo que sería su uso durante la Solución Final del "problema judío", mediante el gas, en cámaras, con monóxido de carbono. Seis son los centros más representativos:

Bernburg. Se instaló una cámara de gas en agosto de 1940 y el primer traslado tuvo lugar el 21 de noviembre. Unas 1.400 personas morían mensualmente en Bernburg. En total, fueron unos 9.000 mil los allí asesinados durante la Aktion T4.

Brandeburgo. Funcionó entre febrero y octubre de 1940. Más de 9000 personas perdieron la vida.

Hartheim. En el castillo de Harteim, cerca de Linz (Austria), entre mayo de 1940 y septiembre de 1941 fueron asesinados cerca de 18.000 pacientes.

Grafeneck. Allí, entre enero y diciembre de 1940, murieron más de 10.000 pacientes provinentes de más de 40 sanatorios de Baden, Würtemberg, y Baviera.

Sonnenstein. Se trata de un castillo situado en la ciudad de Pirna. Desde junio hasta agosto de 1940 murieron en él más de 13.000 personas.

Hadamar. Entre enero y diciembre de 1941 funcionó allí el sexto centro de "eutanasia". Fueron asesinadas más de 11.000 personas, incluidos niños judíos de matrimonios mixtos que habían sido ubicados en centros de menores y 476 trabajadores forzados polacos y soviéticos enfermos de tuberculosis.

Los enfermos, tras su llegada a los centros, eran desvestidos, fotografiados y revisados por un médico, quien sobre la base de una lista de diagnósticos posibles, asignaba una causa de defunción acorde a la edad y al estado de salud de cada una de las personas. Una vez eran eliminados, se remitía una carta de condolencia a sus familiares en la que se les mentía acerca de la muerte de su familiar; esta se justificaba con enfermedades y dolencias de distinto tipo para cubrir la realidad. En una carta tipo que se enviaba desde Bernburg en agosto de 1941 a las familias, se explicaba que las fuertes medidas sanitarias que se aplicaban allí –supuesto centro de transición entre dos clínicas diferentes- obligaban a cremar el cadáver y a desinfectar sus efectos personales para evitar contagios de posibles bacilos. A continuación, se exponía que esos efectos personales quedaban a disposición del centro como compensación de los gastos de internamiento, ya que el gasto en tiempo y dinero que implicaba el envío de esos objetos –dañados inevitablemente durante el proceso de desinfección- era mayor que su valor. Finalmente, se daba a los familiares la posibilidad de enterrar las cenizas de su ser querido en un cementerio de su elección. El transporte de la urna era gratuito, no así su depósito. Si en el plazo de 15 días no se había recibido respuesta, se daba por entendido que se renunciaba a disponer de ello (5).

Cuando Hitler canceló la Aktion T4 en agosto de 1941 para proteger la imagen del régimen, después de que algunos sectores de la Iglesia denunciaran públicamente lo que estaba sucediendo y diversos rumores se propagaran entre la opinión pública, el número de vidas que se había cobrado la acción de eutanasia se situaba entre 70.000 y 90.000 (6). El programa tuvo una suerte de continuidad en algunos campos de concentración con la eliminación de personas no aptas para el trabajo, bajo el nombre de Sonderbehandlung 14 f 13 (Tratamiento Especial 14 f 13), que no cesaría su actividad entre febrero de 1941 y 1945.

Notas:
(1) Ian Kershaw, Hitler 1936-1945, pag. 259. Ediciones Península, 2000.
(2) Citado en Mary V. Seeman, Psychiatry in the Nazi Era, Can J Psychiatry, Vol. 50, Nº 4, marzo de 2005.
(3) Ian Kershaw, Hitler 1936-1945, pag 265. Ediciones Península, 2000.
(4) http://www.chgs.umn.edu/Histories__Narr" onclick="window.open(this.href);return false; ... age_2.html
(5) http://www.holocaust-education.de/?site" onclick="window.open(this.href);return false; ... B018&lp=es
(6) Ian Kershaw, Hitler 1936-1945, pag. 267. Ediciones Península, 2000. Diversas fuentes dan cifras concretas del número de asesinados: Grafeneck, 9.839 ; Brandenburg, 9.772; Bernburg, 8.601; Hadamar, 10.072; Hartheim, 18.269; Sonnenstein, 13.720.

Fuentes:
Ian Kershaw, Hitler 1936-1945. Ediciones Península, 2000.
Mary V. Seeman, Psychiatry in the Nazi Era, Can J Psychiatry, Vol. 50, Nº 4, marzo de 2005.
http://www.chgs.umn.edu/Histories__Narr" onclick="window.open(this.href);return false; ... age_2.html
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Re: Eutanasia en Alemania (Aktion T4)

Mensaje por Audie Murphy » Jue Mar 06, 2014 11:11 pm

La editorial Crítica acaba de lanzar en castellano el libro "Los que sobraban, historia de la eutanasia civil en la Alemania Nazi 1939-45" por Aly Götz http://respvblicarestitvta.blogspot.com ... ia-de.html

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Re: Eutanasia en Alemania (Aktion T4)

Mensaje por Eckart » Dom Mar 09, 2014 7:04 pm

Muy buena noticia.

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Re: Eutanasia en Alemania (Aktion T4)

Mensaje por Strenght » Mar Mar 11, 2014 6:31 pm

El verano pasado estuve en Alemania y es una exposición del horror nazi encontré este cartel:
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El significado del cartel es "6000 Reichsmark le cuesta a la comunidad la manutención de un enfermo mental durante su vida. Pueblo, ese también es su dinero. Lea usted el "Nuevo Pueblo" (una publicación)
Traducción hecha por mi, probablemente no es exacta y puede tener errores.

Como indico en mi post (viewtopic.php?f=84&t=18625) tiene que ver con la Aktion T4, intentando justificar los asesinatos con el coste que estos discapacitados tenían para el gobierno.
Miguel M. - Estudiante
En la guerra no existe la victoria, sino distintos grados de derrotas.

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Re: Eutanasia en Alemania (Aktion T4)

Mensaje por maxtor » Lun Nov 24, 2014 12:51 pm

Saludos cordiales.

Los asesinatos por eutanasia cometidos en Alemania entre 1939 y 1945 acabaron con la vida aproximadamente de 200.000 personas. Para referirse a sus crímenes, los implicados utilizaron eufemismos como redención, interrupción de la vida, muerte de gracia… actuaron medio en secreto, pero en el seno de la sociedad alemana. Sobre todo durante la segunda guerra mundial, muchos alemanes aprobaron la muerte forzada de “bocas inútiles”. Unos pocos condenaron los asesinatos abiertamente, pero la mayoría guardó silencio porque tampoco quiso conocer demasiados detalles; fue una actitud que se ha prolongado más allá de 1945, siete décadas después, el hechizo parece estar rompiéndose y van apareciendo voces en Alemania y estudios históricos que dan voz a las víctimas, y en esta dimensión se encuadra el libro de Götz, Aly, “Los que sobraban”.

Los enfermos mentales, discapacitados, que fueron abandonados y obligados a morir no eran parias anónimos cuya identidad no debamos revelar por secreto o intimidad personal, eran seres humanos que quizás no podían trabajar, pero sí reir, sufrir y llorar y sobre todo recibir cariño y no eugenésia fría y letal. El libro de Götz, habla de todo el proceso histórico que llevó a la eliminación sistemática de dichas personas, pero sobre todo, da voz a los asesinados al objeto de restituir en la medida de lo posible, la dignidad humana que como personas todos tenemos, con independencia de nuestro estado mental o deficiencia física o psíquica.

No basta, por un lado, con lamentar las numerosas víctimas y, por otro, demonizar a cerca de quinientos perpetradores nazis y acusarlos de ideólogos sin escrúpulos, malas personas o asesinos de bata blanca. A la larga, lo importante y, quizás instructivo aunque desolador es examinar el transfondo social, ese sinnúmero de personas que hubo entre los autores materiales y las víctimas. “Los que sobran” no apunta a los asesinos, sino a los asesinados, remite a los que “cargan” con una “tara hereditaria” o “psíquica” y a su familia “perjudicada”. En ella resuenan conceptos como molestia, estorbo o lastre social, pero también evoca las personas que “son una carga para los demás”, o como ahora se suele decir, “que no quieren ser una carga para los demás”. Almenos uno de cada ocho alemanes o austriacos mayor de 25 años cuyas raíces familiares en el antiguo territorio del Imperio Alemán se remontan a 1900 está directamente emparentado con una persona que fue asesinada entre 1939 – 1945 por ser una “boca inútil”. Las doscientas mil víctimas de la eutanasia forzada en Alemania murieron entre 1940 y 1945 y tenían una media de 45 años de edad (datos basados en el promedio de edad de los asesinados según Schilter, “Unmenschiliches Ermessen – 1999, p. 153 y ss). Es decir, nacieron hacia 1897. Por consiguiente, un descendiente suyo de 25 años de edad en 2012 pertenecería a la cuarta generación y, desde su punto de vista, un bisabuelo o tío bisabuelo suyo habría sido asesinado.

La mayoría de las víctimas de la eutanasia, más allá de su diagnóstico, padecía problemas reales y casi todas ellas se ajustaban al criterio principal de los asesinatos: no eran lo suficientemente productivas, generaban gastos y acaparaban recursos y mano de obra. Por ello tuvieron que morir.

¿El médico tiene permitido matar?. Los neurólogos anglosajones plantearon esta pregunta en su congreso anual de 1922 a raíz de la publicación del manifiesto “La legalización del exterminio de la vida indigna de ser vivida. Alcance y forma”, publicado por dos prestigiosos eruditos: el psiquiatra Alfred Hoche, de Friburgo y el profesor de derecho penal Karl Binding, de Leipzig, curiosamente, en dicho debate había un paradójio consenso, la mayoría de los que abogaban por la muerte de personas inútiles estaba a favor de la “abolición de la pena de muerte para los criminales”. (Artículos sobre la 163 ª reunión de neurólogos de Sajonia del 22 de junio de 1922, en Allgemeine Zeitschrift für Psychiatrie, 79 (1923), pp. 438 – 442).

En la década de 1920, conceptos como “muerte asistida”, “muerte humanitaria” o “liberación suave” eran defendidos con frecuencia por los mismos personajes políticamente comprendidos que se declaraban en contra de la pena de muerte y la prohibición del aborto, que exigían igualdad de derechos para las mujeres y que elevaban el mal visto suicidio a la categoría de muerte libremente elegida. Estos mismos reformistas difundieron la esterilización de personas discapacitadas – voluntariamente, sí, pero bajo un concepto de voluntariedad que también incluía el consentimiento de los tutores y titulares de la patria potestad.

Entre 1939 y 1945, a instancia del gobierno alemán, se provocó la muerte, llamada “eutanasia”, de aproximadamente 200.000 miembros de familias alemanas. La resistencia demostrada, fue, en conjunto, escasa, y si se elevaba alguna protesta, esta apenas se alimentaba de los principios de legalidad moderna ni de las ideas de un humanismo secular, sino de la ya debilitada creencia de que el hombre había sido creado a imagen de Dios – ya fuera un lisiado, un idiota, un enfermo mental, una persona dependiente o un enfermo grave –

La mayoría de los alemanes actuales comparte muy poco los fundamentos éticos de aquella resistencia (me atrevería a decir que la mayoría de la sociedad occidental), esto se hace evidente para cualquiera que lea de principio a fin el sermón que Clemens August Graf von Galen pronunció el 3 de agosto de 1941. El entonces obispo de Münster denunció los asesinatos de enfermos mentales calificándolos de crimen y, acto seguido, exhortó a su parroquia a apartarse del nacionalsocialismo ateo por otros motivos relacionados con la sexualidad o maternidad ilegal. De forma parecida predicó, el 2 de noviembrte de 1941, el obispo católico de Berlín Kondrad Gran von Preysing en contra de los asesinatos por eutanasia al advertir que una “matanza” de tales características “es un pecado grave, una culpa grave, ya se trate de un niño en el seno materno o de una persona anciana, frágil o enferma mental, de las llamadas existencias “indignas de ser vividas”. Tanto Galen como Preysing sacaron energía, valor, firmeza y fuerza de voluntad de unas fuentes de fe que ya eran ajenas a muchos alemanes antes de 1945 y todavía más en la actualidad.

Y al revés, no pocos alemanes de orientación laicista que rechazaron rotundamente el nacionalsocialismo en otros aspectos, aprobaron los asesinatos por eutanasia. Ni la ley de 1933 de esterilización de personas cuya descendencia se consideraba indeseada ni, después, el asesinato de estado cometidosobre personas física y mentalmente discapacitadas debilitó la base del gobierno de Hitler en los ambientes de orientación laicista. Los médicos, enfermeras y cuidadores que participaron en el programa homicida noe staban obligados a ser nazis convencidos y exceptuando unos pocos casos, después de 1945 pudieron seguir ejerciendo sus profesiones como ciudadanos respetables (Ernst Klee se ha referido frecuentemente en sus trabajos a la continuidad biográfica y falta de sentimiento de culpa de los participantes: Klee, Was sie taten – was sie wurden – 1986).

A finales de 1934, cuando las inclinaciones violentas del Tercer Reich hacía tiempo que eran notorias, apareció un artículo en el “Boletín Médico Internacional”, el órgano central de la Asociación Internacional de Médicos Socialistas, en el que se defendía con entusiasmo el “exterminio de la vida indigna de ser vivida” haciéndose eco de la retórica de Karl Binding: “¿Hay personas que hayan visto deteriorada la naturaleza de su principal bien jurídico hasta tal punto que su perviviencia haya perdido todo valor, tanto para el portador de la vida como para la sociedad?”, el editor de la revista respondía que sí y añadió que aparte de los que desean activamente una muerte artificialmente acelerada porque ya no pueden o no quieren soportar más sus dolencias incurables, están los “imbéciles incurables, ya han nacido o se hayan vuelto así en el último estadio de su parálisis”, los cuales conforman el segundo “gran grupo de personas incluidas en el objetivo de exterminar la vida indigna de ser vivida”. Y, claro está, la redención deberá llevarse a cabo de forma totalmente indolora y el proceso debía “ejecutarse con las autoridades estatales como testigos”. Estas eran las recomendaciones que daban los médicos socialistas a finales de 1934.

La orden de Hitler “Acción Muerte de gracia” promulgada informalmente a principios de verano de 1939 y fijada por escrito en otoño, tenía el mismo tono. En calidad de Führer del NSDAP y de la nación alemana, Hitler antedató el texto al 1 de septiembre, el primer día de la guerra, para ratificar por escrito las competencias que ya habían trasladado vervbalmente a dos confidentes. Hitler dictó el texto presionado por el ministro de Justicia y lo redujo a una única frase: “El Reichsleiter Bouhler y el Dr. Karl Brandt tienen la misión, bajo su responsabilidad, de ampliar las competencias a determinados médicos nominalmente, de manera que, bajo el dictamen más crítico y según la humana prevención, se pueda conceder la muerte de gracia a enfermos incurables”. El cirujano Karl Brandt acompañaba a Hitler en algunos viajes como médico de emergencia y le asesoraba en cuestiones de política sanitaria. Philip Bouhler era uno de los jefes nacionales del NSDAP y su cargo era equiparable en rango con los Gauleiter o líderes provinciales del partido.

La orden de Hitler marcó el final de un largo proceso de debate entre dirigentes del NSDAP, altos funcionarios del Estado y asesores médicos. Los participantes en las discusiones no se plantearon el sí o el no de la eutanasia, sino los criterios homicidas, los métodos y el problema de si la “acción” se debía publicitar, legalizar, silenciar u ocultar.

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