De antemano agradezco cualquier sugerencia para mejorar el post y cualquier aportación extra de quien sepa más que yo
Como ya dije en mi presentación, practicamente acabo de volver de un viaje por las Repúblicas Bálticas en el que he tenido ración extra de turismo bélico y, sobre todo, soviético. Salí de mi casa con la idea romántica del sovietismo de Lenin, con un montón de medallitas que traer a los amigos y con la hoz y el martillo como un símbolo positivo en mi imaginario... Pasear por ciertos paises centroeuropeos pone las cosas un poco más en perspectiva.
Si bien en Estonia la belleza de la ciudad y la simpatía de la gente hace que se olvide todo aquello que va más allá de lo anecdótico, el ambiente en Letonia está mucho más enrarecido en la relación entre población letona y rusa. La propia ciudad de Riga es, por comparación con Tallin, una muestra de que el país ha sufrido un poco más en su "relación" con la URSS.
El caso que nos ocupa me ocurrió (nos, mejor dicho) el pasado 25 de Marzo en la capital letona. Veníamos de Tallin, donde nuestra visita al mercadillo había sido muy fructífera y lucíamos (con mucho cachondeo además) algunas de las compras sin ningún miramiento. En concreto, mi amigo Beltrán, vestía como prenda habitual un abrigo soviético que había conseguido regatearle a un buen hombre.
Nos levantamos por la mañana y nos dispusimos, como buenos caballeros, a salir a por el desayuno. Nos vestimos y Beltrán, sin ninguna intención concreta, se puso su abrigo soviético. Al llegar a la recepción del hotel, el encargado (que era ruso y hablaba inglés lo que yo sueco) se asustó un poco y nos dijo bastante ansioso por gestos, en ruso y con "You can't"s que Beltrán no debía sacar el abrigo a la calle.
Discutimos con el un poco, puesto que lo habíamos llevado el día anterior sin problemas, hasta que el tío acabó pidiéndole por favor que se cambiase. Lo hicimos y salimos a la calle.
¿Qué nos encontramos? Riga completamente empapelada con banderas letonas. Colgando de cada asta, de cada ventana o balcón. Banderas letonas por todas partes. Y en la plaza de las Cabezas Negras, un grupo de unas 70-80 personas con banderas, coronas de flores y unos señores a los que les estaban entregando ramos de flores.
Tuvimos la suerte de que, en esa misma plaza, se encuentra el Museo de la Ocupación de Letonia (que desde aquí me apresuro a recomendar a todo aquel mínimamente interesado en el tema), en el que nos metimos y, tras largo rato leyendo barbaridades, encontramos la fecha. El 25 de marzo es la fecha escogida por el gobierno letón para colocar una fiesta nacional en la que se conmemora a las víctimas del terrorismo de estado soviético.
Para los que no estén muy informados (y los que sí que me perdonen la explicación chafardera, pero puedo ampliarla después si interesa, ahora no me gustaría convertir este mensaje en eterno) Letonia fue independiente en 1918, pero la URSS se la anexionó en 1940. Los letones tenían a los rusos por invasores, y no les gustaba mucho la situación así que, cuando en plena 2ªGM los alemanes entraron en el país avanzando hacia Rusia, los recibieron como auténticos libertadores. La resistencia que encontró Alemania por parte del pueblo letón fue ínfima y cuando los rusos se retiraron, todos esperaban que los alemanes otorgasen de nuevo la independencia al país.
No fue exactamente así, los nazis mantuvieron un control muy estricto del país durante la ocupación y los letones no fueron precisamente lo que llamaríamos libres pero, aún así, cuando los rusos volvieron, camino como quien dice de Berlín... se acordaron (y no en muy buen tono) de la cálida bienvenida que los letones habían dado a los alemanes. Conclusión: los represaliados fueron cientos de miles. Deportados, asesinados, encarcelados y etc, etc. Teóricamente, el 25 de marzo de (perdonenme por no acordarme del año pero esta noche os lo confirmo ) fue el día en el que partió desde Letonia el primer tren que se llevaba a los "traidores".
A estas alturas, Beltrán y yo estábamos bastante contentos de haber coincidido con el recepcionista en la puerta y haber evitado el paseillo triunfal por la plaza de las Cabezas Negras. Pero no pude evitar sorprenderme de cuánta historia impresionantemente cruel hay escondida en sitios a los que, simplemente, no he prestado atención. Como el avance ruso de cuyas atrocidades, evidentemente, ya había oido hablar; cambiaba un poco de imagen en mi cabeza. Y, sobre todo, por primera vez, veía de cerca y en plan personal (no como numeritos en un libro) consecuencias auténticas de la guerra.
El Museo de la Ocupación es tremendamente interesante. La única pega que le veo (aunque no sé si es del todo reprochable) es que está enfocado absolutamente desde la óptica letona. Cosa que, en algunos episodios, hace que tenga cierto tufillo a justificación. Ejemplo: "La población letona, al contrario que muchos otros paises ocupados, tuvo un porcentaje muy pequeño de delatores de judíos para las tropas nazis". Repetido tantas veces (de distintas formas) que hace sospechar que en realidad cierto problema sí que hubo.
En definitiva: Riga es una ciudad a visitar. El Museo es una parada ineludible. El 25 de marzo, tened cuidado con vuestros gorros, abrigos o insignias.
Y gracias a aquel que se lea este muerto entero....
FOTOS: Fuente propia