La matanza de Katyn

Crímenes contra los prisioneros de guerra y la población civil

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Shindler
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Mensaje por Shindler » Mié Oct 10, 2007 7:06 pm

Algunos de los afiches que utilizaron los alemanes para aprovecharse de la atrocidad.


Imagen
fuente http://media.iwm.org.uk/iwm/mediaLib/14 ... /large.jpg

Imagen


Gracias por estar
"La esclavitud crece sin medida cuando se le da apariencia de libertad."
Ernst Jünger

frank_1942
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La matanza de Katyn

Mensaje por frank_1942 » Mié May 13, 2009 4:03 am

Mmmmmmmmm, si el gobierno ruso ya admitio su responsabilidad, pues entonces ya no hay duda, de quienes fueron los asesinos.

xD.

Sim embargo esto suele ser lo común que hacen las potencias para imponer un gobierno acorde con ellos, sino recuerden a Inglaterra que apoyo el masacre de los comunistas en Grecia, y el apoyo de los EEUU a dictaduras Latinoamericanas.

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javicho
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La matanza de Katyn

Mensaje por javicho » Mar Ago 18, 2009 9:01 pm

KATIN, ERROR DE IZQUIERDA
(Una opinión política)
El 25 de agosto de 1939 Stalin y Hitler firman un pacto de no agresión,así lo hacían saber sus ministros de exteriores respectivos, Molotov y Ribbentrop. Ambas potencias, enemigas e ideológicamente irreconciliables, llegan aun acuerdo de no atacarse. De esa forma Stalin hacía tiempo para mejorar, modernizar y aumentar el poderío militar del Ejercito Rojo, mientras tanto “Hitler tenía luz verde para la invasíón de Polonia”, Stalin sabía que tarde o temprano Alemania iba atacar a la U.R.S.S. que solo era cuestión de tiempo y firmar aquel pacto, que Stalin se vio obligado a buscar con los alemanes, era como haberle caído del cielo, mientras para Hitler el pacto le sirvió para cuidarse las espaldas en el Este mientras atacaba el Oeste,es decir ambos sabían que “el pacto era solo temporal por conveniencia”. John Lukacs dirá algunos detalles más sobre la naturaleza de aquel pacto:”El texto del pacto de no agresión soviético-alemán fue redactado por Stalin y Molotov, no por Hitler ni Ribbentrop, era muy preciso, y era enteramente aceptable para los alemanes. Más importante aun, Fue Moscú quien sugirió que, además del tratado de no agresión, se incluyese un protocolo secreto, delimitando “las esfera de influencia”de las dos potencias, en esencia el reparto de la Europa Oriental entre ambas. Hitler accedió; dio carta libre a su ministro de Exteriores para que se ocupase de tramitar esto o lo que correspondiese”. Se puede ver entonces como Hitler también estaba desesperado por firmar el Pacto con Stalin ante el temor de que ingleses y franceses se acercaran a Stalin y llegaran algún acuerdo con él es por ello que Hitler accedió a todas las exigencias de los rusos.

Alemania invade Polonia el 1 de septiembre de1939,iniciándose la Segunda Guerra Mundial, Polonia cae definitivamente el 6 de octubre. Hitler ordena liquidar a la clase dirigente polaca,es decir a la burguesía y terratenientes polacos para reemplazarlos por una dirigente burguesía germana. Para entonce ya la URSS había invadido la parte Oriental de Polonia conforme a lo estipulado en el Pacto quedando Alemania con la parte Occidental. De esta manera se reparten Polonia como zona de influencia.”¿Por qué Stalin decidió repartirse Polonia con Hitler? Desde el triunfo de la Revolución Bolchevique, Polonia nunca dejó de comportarse como el principal enemigo de la U.R.S.S. Existía una casta muy reaccionaria en ese país y una aristocracia militar terrateniente enemiga del bolchevismo y que estaba en constante conflicto diplomático e ideológico con el gobierno soviético. Pero a “Stalin más le interesaba recuperar territorios que pertenecieron a la antigua Rusia” y así aumentar la zona de influencia para la U.R.S.S. Steve Zaloga dira:”Buena parte de la mitad oriental de Polonia había estado bajo control ruso desde las particiones del siglo XVIII hasta 1918, y la importante presencia de bielorrusos y ucranianos en la región fue el pretexto para la absorción territorial”. “Alemania se quedará con la parte Occidental de Polonia y la U.R.S.S. con la parte oriental”.
Como consecuencia de la invasión soviética a la Polonia oriental,“el Ejercito Rojo con la NKVD, captura buena parte de la oficialidad polaca”,también fueron capturados soldados polacos pero estos regresaron a casa.Toda la oficialidad polaca capturada pasará a campos de concentración.“A principios de 1940 se dio la orden de enviarlos definitivamente a los Gulags”.
Repentinamente el 5 de marzo de 1940, se cambiará la orden, Laurence Rees dirá que “Stalin firmará de su puño y letra con Voroshilov, Mikoian y Molotov, miembros del Politburó, una propuesta de Beria” que era su informe para”el fusilamiento de más de 20.000 ciudadanos eminentes, oficiales polacos”. En ese informe, Beria atribuye a la oficialidad polaca como “gente incorregible”, que no se puede reeducar por ser de “la clase dirigente polaca”, esta oficialidad estaba muy arraigada a su tradición y eran extremadamente católicos y se les denominó como “contrarrevolucionarios”. “Beria eligirá el terreno”para la liquidación de los oficiales polacos.
“En abril de 1943, cuando los alemanes tomaron Smolensk, Oeste ruso, en el bosque de Katín, descubrieron una fosa común con 4.000 muertos, era todo un cuerpo de oficiales con un disparo en la nuca, Katín es uno de los tres lugares en realidad donde se produjo la matanza, luego vienen Kalinin y Sarobelsk en Jarkov con el resto de oficiales muertos de la misma forma”.
Eliminar a la oficialidad terrateniente polaca fue un grave error de izquierda por parte de Stalin, error que le fue inducido por Beria. En base a ese informe, Stalin vio,con una concepción erróneamente clasista, a toda la oficialidad polaca, por su misma jerarquía aristocrática, como un peligro para el Estado Soviético y su liquidación física sería la solución para la seguridad del Estado, era una concepción lógica de clase errada,por que al enemigo de clase, sí es posible reeducarlo bajo nuevas condiciones materiales de existencia.
La matanza de Katyn lo utilizarán políticamente los Nazis, con una intensa propaganda de descrédito por parte de Goebbels, para desacreditar al Ejército Rojo, al Socialismo, a la Madre Patria que estaba derramando su sangre en las más grande y ardorosas batallas de toda la historia como en Stalingrado en donde los Nazis recibieron la más grande de sus derrotas a finales de enero de 1943, Batalla que decidió los destinos de la guerra a favor de los aliados, y desde aquella batalla para adelante se irá rematando sucesivamente a la Wehrmacht a un costo muy elevado de vidas de soldados soviéticos. Error de izquierda que los perseguirá hasta después de terminada la guerra y que los enemigos de clase y del Socialismo científico seguirían utilizando para atacar a Stalin y a la U.R.S.S. Y desviar así la esencia o lo que significó realmente la invasión alemana a la Rusia soviética: que fue “una guerra de exterminio” para germanizar el Este.

EPÍLOGO
En 1989,cuando ya le quedaba poco tiempo de vida a la U.R.S.S.,M. Gorbachov, como parte de su política de continuación de destalinización dijo que la NKVD dirigido por Stalin habían ordenado la ejecución de la oficialidad polaca en los bosques de Katyn. El 13 de abril 1992, con Boris Yelsin en el poder, responsabilizó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y a Stalin en las ejecuciones de los oficiales polacos,y el 14 de octubre le entregó al presidente de Polonia Lech Walesa los archivos secretos del caso. Así de esta forma Yelsin quería acabar de desacreditar a un Estado que siempre odió,el Estado soviético, por su misma extracción de clase porque Yelsin provenía de familia terratenientes y su familia había sufrido las expropiaciones del Estado Bolchevique y que él se encargó siempre de ocultar y tratar de ascender dentro del PCUS hasta lograr su objetivo,que era destruir a la U.R.S.S., oportunidad que le llegó con Gorbachov.

Bibliografía utilizada:
-GREY, Ian. “Stalin”. Barcelona: Salvat, 1984. ISBN:8434582155
-LUKACS, John.”Junio de 1941:Hitler y Stalin”. Madrid: Turner, 2007. ISBN:
9788475067858
-ZALOGA, Steve. “La invasión de Polonia: Blitzkrieg:Polonia, septiembre de
1939. Barcelona: RBA Coleccionable, 2007. ISBN: 9788447354337
-”Katyn”,artículo publicado por Laurence Rees en la revista: Clave de Razón
Práctica, Nº 191, pag.64-73, abril, 2009

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La matanza de Katyn

Mensaje por Nxk » Dom May 23, 2010 6:50 pm

Me estoi por descargar la pelicula,alguno ya la vio y me puede decir como esta?
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Mensaje por David L » Lun May 24, 2010 8:59 pm

Nxk escribió:Me estoi por descargar la pelicula,alguno ya la vio y me puede decir como esta?

Aquí se habla de ella:


viewtopic.php?f=42&t=11280&hilit=Katyn" onclick="window.open(this.href);return false;

Saludos.
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.

Winston Churchill a Chamberlain.

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Mensaje por Nxk » Dom Jun 06, 2010 1:15 am

Ok, muchas gracias
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La matanza de Katyn

Mensaje por Saint-Ex » Jue Sep 30, 2010 1:58 am

Imagen
el ministro Frances de Vichy Fernand de Brinon visita el las tunbas de los soldados polacas en Katyn, Abril de 1943.
Fuente : fxeuzet.free.fr

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La matanza de Katyn

Mensaje por Saint-Ex » Jue Sep 30, 2010 2:01 am

Imagen
Excavaciones en Marzo y Abril de 1943 en el bosque de katyn para la búsqueda de las fosas comunes donde eterrarona los soldados polacos.

fuente: fxeuzet.free.fr

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La matanza de Katyn

Mensaje por El número 7 » Dom Oct 03, 2010 2:28 pm

Después de leer lo escrito por Kurt-Steiner, lo único que puedo citar es un libro editado en 1974, en español, de Ediciones Aura (Barcelona) traducción del titulo original Night Never Ending, aquí se titula La Noche sin Fin (La fosa de Katin) de Eugenjusz Andrei Komorowski y Joseph L. Gilmore.
Por que nuestra religión, también es Santa y Apostólica.

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Re: La matanza de Katyn

Mensaje por cetme » Jue Nov 11, 2010 8:50 pm

http://vodpod.com/watch/4859990-katn-ep ... a-tragedia" onclick="window.open(this.href);return false;
Este es el video que quise poner.

Rindfleisch Knight

La matanza de Katyn

Mensaje por Rindfleisch Knight » Sab Jun 18, 2011 9:38 pm

Cómo la matanza de Katyn, sorprendentemente, reforzó a Stalin y condenó al Gobierno Polaco en el Exilio

El 13 de Abril Radio Berlín anunció al mundo el hallazgo de unas gigantescas fosas comunes en el bosque de Katyn, en las proximidades de Smolensko. Según los alemanes las víctimas de la matanza eran miles de oficiales polacos y los autores de la misma los soviéticos.

De repente, los más de veinte mil oficiales del ejército polaco capturados por el Ejército Rojo en Septiembre de 1939 y trasladados a la URSS, de los que nada se sabía desde la primavera de 1940, habían aparecido asesinados a sangre fría de forma metódica y concienzuda.

Para el gobierno polaco la denuncia hecha por los alemanes señalando a los soviéticos tenía muchas posibilidades de ser cierta. Sikorski y Anders no pudieron reprimir su indignación. Ahora resonaba en sus oídos como una cruel burla lo que Stalin les había dicho en su visita a Moscú en 1941; los polacos desaparecidos debían haber huido a Manchuria. ¿Dónde iban a estar si no? Ahora, ya sabían dónde estaban.

Los alemanes invitaron a visitar su macabro hallazgo a un grupo de periodistas de países neutrales e incluso a algunos prisioneros de guerra aliados. Una comisión de expertos forenses de países ocupados y neutrales invitados por Alemania practicó autopsias y se procedió a una minuciosa investigación de documentos y objetos personales hallados en los cadáveres exhumados. Se encontraron cartas y diarios personales. Ninguno de ellos tenía fechas o entradas posteriores a Abril-Mayo de 1940, justo el momento en el que, igualmente las familias y allegados de los prisioneros habían dejado de recibir noticias de ellos. Dado que los nazis no ocuparon la zona de Smolensko hasta el verano de 1941, más de un año después, resultaba obvio que no podían haber sido ellos los autores del crimen.

Inmediatamente, el 15 de Abril, los soviéticos a través de la agencia Tass, negaron la acusación y culparon a los propios alemanes de ser los responsables. Churchill y Roosevelt, sin la más mínima prueba ni investigación, apoyaron la versión de los rusos. Pero no sólo hicieron eso. Hicieron algo mucho peor.

Ese mismo día Sikorski acudió a un almuerzo con el Primer Ministro en su residencia de Downing Street. Le acompañaba su ministro de Asuntos Exteriores, Conde Raczynski. El subsecretario del Foreign Office, Sir Alexander Cadogan, acudió en lugar de Eden. Los polacos hicieron saber a Churchill que las acusaciones alemanas no carecían de fundamento por cuanto hacía ya dos años que no se sabía nada de los veinte mil oficiales y líderes polacos que habían sido deportados a la URSS en 1939. Según las declaraciones de Raczynski Churchill contestó:

“Las revelaciones de los alemanes son probablemente ciertas. Los bolcheviques pueden ser muy crueles.”

Y añadió:

“Si están ya muertos, nada de lo que ustedes puedan hacer se los devolverá.”(1)

A pesar de la poca comprensión y el nulo apoyo que había recibido por parte del líder británico, el mismo día 15 el gobierno de Sikorski, que no podía dar carpetazo a un asunto de tal envergadura, envió a la Cruz Roja Internacional una solicitud para que este organismo enviara a Katyn una comisión independiente de expertos que no estuviera subordinada a la que habían organizado los alemanes. Y al día siguiente entregó este documento enviado a la Cruz Roja Internacional a la prensa.

Cuando Goebbels leyó la noticia, después de consultar con Hitler, al día siguiente hizo público un comunicado adhiriéndose a la solicitud de Sikorski para que la Cruz Roja Internacional enviara a Katyn a su propia comisión independiente, en la seguridad de que llegaría a la misma conclusión a la que ya habían llegado los expertos invitados por Alemania.

La noticia de que los nazis estaban de acuerdo con los polacos de Londres en involucrar a la Cruz Roja Internacional en el asunto de Katyn cayó como una bomba entre los aliados. Los anglosajones sabían que Stalin iba a montar en cólera, con la habitual congoja que esto les causaba y los polacos pensaron que Goebbels se la había jugado.

El 19 Pravda publicó un repugnante artículo titulado “Colaboradores polacos de Hitler”. El artículo decía que el gobierno de Sikorski, un gobierno todavía aliado de la URSS, había actuado en connivencia con los nazis en el asunto de Katyn. Con la apelación a la intervención de la Cruz Roja Internacional estaba dando crédito a las mentiras de la propaganda alemana y acusando injustamente a la Unión Soviética, lo que entendían como un ataque alevoso.

Sikorski movió ficha rápidamente antes de que se le viniera el mundo encima y el día 20 envío a la Unión Soviética una solicitud para que también enviara una comisión de investigación a Katyn. Esta salida de los polacos demuestra hasta qué punto se hallaban desesperados, sabiendo que de un momento a otro no tardarían en ser acusados oficialmente por los soviéticos de cooperación con el enemigo nazi.

El día 21 ocurrió exactamente eso. La agencia Tass difundió un despacho en el que afirmaba que el artículo de Pravda reflejaba a la perfección la actitud del gobierno soviético.

El mismo día Stalin envió un comunicado a Roosevelt expresando su profundo malestar por la actitud de los polacos y anunciando la intención soviética de romper las relaciones con el gobierno de Sikorski. El mensaje de Stalin, por su frío cinismo, merece ser reproducido con cierta amplitud:

“El gobierno soviético considera que la reciente actitud del gobierno polaco hacia la Unión Soviética es absolutamente anormal y contraria a todas las reglas y normas que regulan las relaciones entre los países aliados.

La campaña de calumnias contra la Unión Soviética, iniciada por los fascistas alemanes en lo referente a los oficiales polacos que ellos mismos masacraron en la región de Smolensk, en territorio de ocupación alemana, ha sido retomada por el gobierno de Sikorski y amplificada en todos los sentidos por parte de la prensa oficial polaca. El gobierno de Sikorski, lejos de adoptar una postura contraria a la vil difamación fascista de la Unión Soviética, ni siquiera ha considerado oportuno solicitar al gobierno soviético información o explicaciones al respecto.

(…) Los gobiernos de Sikorski y Hitler han implicado en estas “investigaciones” a la Cruz Roja Internacional, que se ha visto obligada a participar en esa farsa de investigación, bajo el control último de Hitler.

(…) El hecho de que esta campaña contra la Unión Soviética se lanzase simultáneamente en la prensa alemana y polaca, y continúe en la misma línea, no deja lugar a dudas de que existe contacto y connivencia entre Hitler, el enemigo de los Aliados, y el gobierno de Sikorski en la organización de esta campaña.

(…) A la luz de estas circunstancias, el gobierno soviético ha llegado a la conclusión de la necesidad de romper relaciones con el gobierno polaco actual.

Considero necesario informarles de lo antedicho y confío en que el gobierno de Estados Unidos comprenda el carácter inevitable de esta medida que el gobierno soviético se ha visto obligada a tomar.”(2)

Alarmados por el cariz que estaba tomando el asunto, Roosevelt y Churchill concluyeron que era imprescindible hablar seriamente con el presidente Sikorski para hacerle “entrar en razón”. Fue el Primer Ministro el que se encargó de ello con la ayuda del Secretario del Foreign Office Anthony Eden. Sikorski fue seriamente amenazado por el gobierno británico. El día 24 Churchill, confesó a Stalin:

“Estoy valorando la posibilidad de silenciar aquellos de cuantos periódicos polacos se publican en este país que atacan al gobierno soviético…”(
3)

Los polacos debían resignarse a aceptar el punto de vista soviético para no socavar el esfuerzo bélico aliado. En definitiva, debían arrojar la toalla y dejar de buscar la verdad en el espinoso asunto de Katyn. El día 25 Churchill comunicó a Roosevelt que Sikorski había accedido a retirar su apoyo a la investigación de la Cruz Roja Internacional. Y envió otro a Moscú para intentar calmar a Stalin:

“…como resultado de las fuertes presiones del señor Eden, Sikorski se ha comprometido a no insistir en su requerimiento a la Cruz Roja para efectuar la investigación y así se la ha hecho ya saber a las autoridades de este organismo en Berna.” (4)

Al día siguiente, 26 de Abril, el presidente norteamericano escribía a Stalin un mensaje del que extraigo sus párrafos más significativos:

“Comprendo bien el problema, pero espero que en la situación actual encuentre medios alternativos para etiquetar su acción como una suspensión de conversaciones con el gobierno polaco en el exilio, en lugar de una completa ruptura de relaciones diplomáticas.

En mi opinión, Sikorski no ha actuado en connivencia con la banda de Hitler, sino que ha cometido un error estúpido(5) al implicar a la Cruz Roja Internacional en el asunto. También tengo la impresión de que Churchill encontrará modos de aleccionar al gobierno polaco en Londres para que actúe con mayor sentido común en el futuro.

Casualmente, tengo varios millones de polacos en Estados Unidos, muchos de ellos en el ejército de tierra y en la marina. Sienten gran animadversión hacia los nazis, de modo que la noticia de una ruptura completa de relaciones diplomáticas entre usted y Sikorski no favorecería la situación.”


Para los anglosajones, el asunto de Katyn se había convertido en un engorroso problema (6). La minoría polaca en los Estados Unidos preocupaba a Roosevelt y abandonar al gobierno polaco en el exilio ante las presiones de Stalin preocupaba a Churchill, pues no en vano, se suponía que los británicos habían entrado en la guerra para defender la integridad de Polonia. Sin embargo, los dos líderes anglosajones hacía ya mucho tiempo que habían decidido tragar con todo antes de enemistarse con Stalin. El cinismo y la falta de escrúpulos con los que actuaron en este asunto supera cualquier indignidad. Como reconoce el historiador británico Victor Rothwell:

“Un reciente estudio de las reacciones británicas ante las revelaciones de la masacre de Katyn resulta intrigante: entre la prensa y, en la medida en que pueda ser valorado, la gran masa del público, las noticias de la masacre produjeron “un concentrado ataque de Realpolitik” y de inmoralidad en los que muy pocos se sintieron interesados en algo más que ganar la guerra y mantener la alianza con Rusia intacta.” (7)

Prueba de ello es la siniestra observación que Churchill hizo a Eden el 28 de Abril:

“No tiene sentido seguir escarbando de forma morbosa en esas tumbas de Smolensk que tienen ya tres años.”

Por su parte, Stalin, aprovechó la crisis para romper las relaciones con el gobierno de Sikorski, al que odiaba y al que veía, por su tendencia católica y conservadora, como un obstáculo para el futuro régimen comunista que aspiraba a imponer en Polonia en cuanto el Ejército Rojo atravesase de nuevo sus fronteras.

Prueba palpable de que Stalin no tenía la más mínima intención de restablecer unas relaciones cordiales con los polacos de Londres fue el mensaje que envió a Roosevelt el día 29 en respuesta al que éste le había cursado el día 26:

“Desafortunadamente, no recibí su respuesta hasta el 27 de Abril. Debo decirle que el gobierno soviético se vio obligado a tomar la decisión de ruptura de relaciones con el gobierno polaco el 25 de Abril.

Dado que el gobierno polaco, durante casi dos semanas, no sólo no interrumpió, sino que intensificó, en la prensa y en la radio, una campaña hostil hacia la Unión Soviética y sólo ventajosa para Hitler, la opinión pública de la URSS se indignó mucho con esta conducta, hasta tal punto que para el gobierno soviético era imposible posponer la decisión.

(…) Yo también creo que el Primer Ministro Churchill encontrará algún modo de hacer entrar en razón al gobierno polaco y contribuirá en el futuro a que actúe de acuerdo con los dictados del sentido común.”
(8)

Resulta difícil de imaginar que los líderes del mundo anglosajón se pudiesen dejar tomar el pelo de una forma tan grosera y con tanta reincidencia. Hasta en una nación democrática la decisión de romper las relaciones diplomáticas con otra nación puede ser perfectamente demorada unos días en espera de una solución diplomática menos drástica sin que la opinión pública intervenga para nada. Que Roosevelt se pudiese tragar, o aceptase aparentar que se tragaba, que la decisión de Stalin podía estar condicionada por la opinión pública de la URSS, la nación con menos libertad de expresión que existía sobre la Tierra en ese momento, sólo nos permite concluir que el presidente americano debía ser necesariamente un ingenuo, un ignorante o un sinvergüenza sin escrúpulos. Según el historiador Tim Tzouliadis:

“Si el gobierno estadounidense quería presentar el régimen de Stalin como digno del apoyo entusiasta del público, la supresión de la culpabilidad del NKVD en la matanza de Katyn se convertía en parte imprescindible del esfuerzo de guerra de los aliados. Habría que enterrar toda evidencia en contra – como se habían enterrado los informes sobre norteamericanos desaparecidos – bajo una montaña de material confidencial, que se dejaba que acumulara polvo en archivos secretos hasta que nadie pudiera recordar el porqué y todos los protagonistas hubieran desaparecido de la escena mucho tiempo atrás.” (9)

La vergonzosa actitud de los aliados anglosajones había convertido a los polacos, las víctimas de un gigantesco y repugnante crimen, en los villanos. Churchill exigió a Sikorski que su gobierno dejase de pedir explicaciones y ordenase a la prensa polaca que se editaba en Londres que hiciese lo mismo. Como señaló el historiador británico Laurence Rees,

“…cuando apenas habían transcurrido doce días desde que los alemanes habían anunciado el hallazgo de los cadáveres en Katyn, los mandamases soviéticos se las habían compuesto para adquirir fortaleza de un hecho que podía haberlos debilitado hasta lo sumo.” (10)

En efecto, la debilidad de los angloamericanos acabó de convencer a Stalin de que a partir de aquel momento podría manejar la Gran Alianza como mejor conviniera a sus propósitos. La forma en la que Roosevelt y Churchill humillaron a sus aliados y protegidos polacos para apaciguarle a él, confirmó a Stalin que nada de lo que exigiese le sería negado en el futuro.


Stalin siguió presionando a los aliados occidentales, sobre todo a los británicos, para que forzasen un cambio radical en el gobierno polaco en el exilio. Los anglosajones, en concreto, intentaron convencer a Sikorski de que cesase al profesor Stalisnas Kot como ministro de Información del gobierno polaco.

En los últimos días de Abril, por “sugerencia” de Churchill, los más influyentes periódicos británicos – The Times, the Daily Telegraph, the Daily Mail, the News Chronicle, the Daily Express – lanzaron una campaña de artículos contra Sikorski en la que unánimemente le exigían que abordase una remodelación de su gobierno según las demandas soviéticas.

El día 30, Eden exigió personalmente a Sikorski que se plegase a las demandas de Stalin, que expulsase de su gabinete a los miembros más hostiles a la Unión Soviética y que hiciese una declaración pública reconociendo que los alemanes habían sido realmente los responsables de la masacre de Katyn. El presidente del gobierno polaco se negó a aceptar las “recomendaciones” del secretario del Foreign Office.

El 3 de Mayo Sikorski, con motivo de la fiesta nacional de Polonia, declaró públicamente, para quien lo quisiera entender:

“Existen límites para el servilismo, que ningún ciudadano polaco traspasaría.” (11)

Y ese mismo día, Sikorski, ignorante de la política de apaciguamiento a Stalin que habían adoptado sus aliados, escribió un mensaje privado a Roosevelt, suplicando al presidente de la nación supuestamente defensora de la libertad, que, en el momento de mayor necesidad para Polonia, los Estados Unidos, a través de su líder supremo, tuviesen un gesto magnánimo de apoyo a la nación polaca. Una vez más, no obtuvo respuesta.

El 4 de Mayo Stalin “sugirió” a Churchill la conveniencia de sustituir a Sikorski (y a la práctica totalidad de su gobierno), por otro que resultase menos “anti soviético”. El Primer Ministro, lejos de hacer ver a Stalin que el líder de una democracia como la británica no debía entrometerse en los asuntos políticos de un gobierno aliado y amigo como el polaco, le envió un mensaje en el que le expresaba su coincidencia de punto de vista respecto a Sikorski.

“Yo opino como usted, que en ningún caso deberíamos mantener a Sikorski y a algunos más (de su gobierno).” (12)

El problema para Churchill – y para Roosevelt – era que estaba deseando deshacerse de Sikorski para complacer a Stalin, pero no tenía medios legítimos para hacerlo sin quedar en evidencia.

No obstante, a finales de mes, con la crisis de Katyn aún abierta, Sikorski decidió emprender un viaje de inspección a las tropas polacas que se ejercitaban en Oriente Medio a las órdenes del general Anders. Y la “providencia” acudió una vez más en auxilio de los líderes “del mundo libre”. Sikorski, como es sabido, nunca regresaría del viaje… pero eso ya es otra historia.

(1) David Irving, Accident. The death of General Sikorski, Focal Point Publications, 2000, p. 24.
(2) Susan Butler, Querido Mr. Stalin. La correspondencia entre Franklin D. Roosevelt y Josef V. Stalin, Paidós, 2007, p. 166.
(3) Laurence Rees, A puerta cerrada. Historia oculta de la Segunda Guerra Mundial, Crítica, 2009, p. 219.
(4) David Irving, Op. Cit., p. 28.
(5) La redacción del mensaje de Roosevelt incluía la palabra “estúpido”. Sin embargo, fue borrada justo antes de darle curso (N. del A.).
(6) Ya a las pocas semanas del descubrimiento de las fosas por los alemanes, el 24 de Mayo, el embajador británico ante el gobierno polaco en el exilio, sir Owen O’Malley, redactó un informe muy documentado, en el que afirmaba que no cabía la más mínima duda de la responsabilidad soviética en la matanza de Katyn. Con una sinceridad ácida y digna de mejor causa, reconocía que el gobierno británico “se había visto obligado a “distorsionar, en apariencia, el funcionamiento cabal de nuestro juicio intelectual y moral: compelido a conceder una importancia indebida a la falta de tacto o la impulsividad de los polacos, a impedir que expongan al público su situación sin ambages y a disuadir al público y la prensa de tratar de investigar a fondo tan repugnante historia... De hecho, hemos tenido que usar, por fuerza, el buen nombre de Inglaterra del mismo modo que emplearon los asesinos coníferas jóvenes para ocultar la carnicería… Ahora corremos el peligro de caer … bajo la maldición de San Pablo contra los que pueden ver la crueldad y no se encienden.”

Churchill envió el informe a Roosevelt quien, en palabras de Laurence Rees, “lo acogió, como hizo con tantos otros escritos que juzgó “de escasa utilidad”, con total desdén. Nunca se supo de ningún comentario suyo al respecto, y este hecho constituye, de suyo, una declaración harto elocuente.”
El informe de O’Malley nunca sería publicado de forma oficial.

No obstante, Roosevelt también tuvo su propia fuente de información que le confirmó, para su disgusto, la culpabilidad incontestable de los soviéticos. Fue el oficial de la marina George Earle, amigo personal de la familia del presidente y enviado especial de éste a los Balcanes el encargado de investigar la autoría de la matanza. Como no podía ser de otra forma, las conclusiones del informe que Earle presentó a Roosevelt en 1944 no dejaban lugar a dudas: los soviéticos habían cometido los asesinatos. El presidente lo rechazó y, sin más argumentos que lo que él quería creer, afirmó que estaba equivocado y que los nazis habían sido los culpables. Cuando más tarde Earle pidió permiso a Roosevelt para publicar su informe, éste se lo prohibió terminantemente por escrito e inmediatamente ordenó su traslado a la Samoa americana. La carta de Roosevelt (que reproduce Laurence Rees en su obra ya citada), a su antiguo amigo y colaborador no pudo ser más dura:

He recibido con preocupación noticia de tus intenciones de publicar la opinión poco favorable que te merece unos de nuestros aliados, en un momento en que una información así, procedente de un antiguo enviado mío, podría hacer un daño irreparable a nuestra campaña bélica… Poner al alcance del público información obtenida en posiciones así sin la autorización pertinente constituiría una traición formidable… Te prohíbo expresamente publicar ninguna información ni opinión relativa a nuestros aliados adquirida mientras te encontrabas al servicio del gobierno o del Ejército de los Estados Unidos.”
Resulta evidente que Roosevelt por nada del mundo quería que el público norteamericano se enterase de qué clase de aliados tenían los Estados Unidos en esa guerra que él les aseguraba que se libraba por la libertad de los pueblos.

Algo muy parecido ocurrió con Van Vliet. Este coronel del Ejército norteamericano fue unos de los prisioneros aliados que los nazis llevaron a Katyn en Abril como observadores. A su regreso a los Estados Unidos en 1945 presentó un informe a la inteligencia militar con sus impresiones obtenidas como observador privilegiado sobre el terreno. Como no podía ser de otra manera, también se mostraba convencido de que habían sido los soviéticos los perpetradores de la masacre. El informe fue igualmente censurado por orden expresa del general Clayton Bissell (N. del A.).
(7) Victor Rothwell, Anthony Eden: a political biography, 1931-1957, Manchester University Press, 1992, p. 68.
(8) Susan Butler, Op. Cit., p. 170.
(9) Tim Tzouliadis, Op. Cit., p. 264.
(10) Laurence Ress, Op. Cit. , p. 220.
(11) David Irving, Op. Cit., p. 34.
(12) David Irving, Op. Cit., p. 35.

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Re: La matanza de Katyn

Mensaje por Audie Murphy » Jue Jun 02, 2016 5:27 pm

Reportaje de 35 páginas en la revista especializada inglesa "After the battle", nº92
https://www.docdroid.net/FnudikN/the-ma ... 2.pdf.html



las ejecuciones, escena del filme de 2007
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Re: La matanza de Katyn

Mensaje por Juan M. Parada C. » Dom Jul 10, 2016 3:43 pm

Muy conmovedora esta película en la que se recrea esta terrible masacre en la que asesinarían a estos indefensos oficiales polacos por órdenes expresas de Stalin.Tal como se terminaría de comprobar en 1992 cuando el entonces mandatario ruso Boris Yeltsin le muestra al presidente de Polonia Lech Walesa el hasta ahora documento secreto en el que se determinaba este tamaño crímen para ser realizado a la brevedad posible a instancias del otrora líder soviético.
Saludos y bendiciones a granel.
"¡Ay,señor! Tú sabes lo ocupado que tendré que estar hoy.Si acaso te olvido por un instante,tu no te olvides de mi". Sir Jacob Astley antes de la batalla de Edge Hill el 23 de octubre del año de nuestro señor de 1642

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Re: La matanza de Katyn

Mensaje por Montellano » Lun Oct 26, 2020 9:25 pm

Hace bastante tiempo leí en páginas de internet algunos artículos que exponían argumentos para poner en duda la autoría soviética de la masacre de Katyn. Los artículos se podían encontrar en español y en otras lenguas pero remitían a un autor norteamericano, el profesor de literatura Grover Furr. Posteriormente pude acceder a su libro L’énigme du massacre de Katyn: les preuves, la solution (es la traducción al francés –Editions Delga, 2019– del texto original en inglés de Erythros Press, citado como edición corregida de abril de2019; no está publicado en español).

Pese a que Furr no es un historiador profesional, a lo rocambolesco de algunas de sus exposiciones y al apasionado tono prosoviético de sus textos, lo que acabó de convencerme para mandar esta intervención fue el hecho de no encontrar a lo largo del tiempo refutaciones a algunas sus afirmaciones, lo que me hacía pensar que podían tener algún fundamento, pues de lo contrario las réplicas habrían sido numerosas. Aunque, claro, la explicación podría ser que las refutaciones existían pero yo no era capaz de hallarlas. En ese sentido me gustaría conocer qué grado de validez tienen los datos esgrimidos por Furr, en lo que atañe a los puros datos demostrables, sin entrar en valoraciones ni posturas sobre regímenes políticos, ideologías o figuras históricas. En principio, el libro de Furr facilita este enfoque pues se trata de un texto conciso y su desarrollo es, aparentemente, una exposición bastante sobria de datos concretos de tipo documental y arqueológico.

El propio autor afirma que es algo intencionado y que ha buscado centrarse en exclusiva en lo que denomina pruebas incontestables, entendiendo como tales aquellas que no podrían haber sido falsificadas. Ese carácter incontestable se deduciría, por ejemplo, de que ambas partes en disputa reconocieran las pruebas; o de que una de las partes hubiera dado por válida en su momento una prueba sin percibir que contenía elementos que le inculpaban. Enfatiza que, pese a la gran producción bibliográfica, la información primaria ha sido siempre bastante limitada. Clasifica esas fuentes primarias en cuatro apartados: el informe de los alemanes de su investigación de 1943; el informe soviético de la comisión Burdenko de 1944; el documento cerrado nº 1 (“dossier scellé”, en algunos textos de internet se traduce como “paquete cerrado”) dado a conocer en 1992; los resultados de las excavaciones arqueológicas de Volodymyr-Volynsky de 2011.

En respuesta a la pregunta de un forista, el 16 de julio de 2019 José Luis afirma que los documentos de 3 de marzo de 1940 (propuesta de Beria para las ejecuciones) y 5 de marzo de 1940 (respuesta del Politburo) son auténticos.
En su obra Furr cita el “memorándum del NKVD datado el 5 de marzo de 1940, con número 794/B” y firmado por Beria, con la propuesta de fusilamiento. No sé si la discrepancia con la fecha de José Luis (3 de marzo) es un error de José Luis o de Furr, o puede deberse a que el documento se identifique según diferentes fechas de elaboración.
En la obra de Furr se exponen objeciones a la autenticidad, especialmente con uno de los documentos. Es una copia al carbón, con fecha de 1959, de un documento anterior (páginas del Protocolo nº 13 de la sesión del Politburó del 5 de marzo de 1940), que sin embargo añade el nombre de Stalin como firmante y está sellado con un sello del Partido Comunista de un tipo no emitido hasta 1952, conllevando una mezcolanza de rasgos de redacción y papelería que corresponderían a épocas diferentes. Furr lo interpreta como un intento de falsificación originado en la época de Jruchev. De todos modos, hay que resaltar que Furr considera que no hay datos internos que permitan garantizar que los demás documentos sean una falsificación y concluye que se trata de pruebas de validez discutible y que la sombra de duda arrojada por lo que considera falsedad probada del anterior documento los hace inútiles como prueba.

Donde Furr pone el acento, porque lo considera la clave para concluir la autoría alemana y por tanto la exculpación de los soviéticos, es en los datos arqueológicos, en concreto los derivados del descubrimiento en 2011 de una fosa común en Volodymyr-Volynsky en el noroeste de Ucrania, que inicialmente fue atribuida la Unión Soviética y a Stalin. Pero los casquillos encontrados eran en su inmensa mayoría de fabricación alemana y databan de 1941, cuando ya Alemania no los habría suministrado a la Unión Soviética. Con los cadáveres se encontraron las placas de dos policías polacos que figuraban como asesinados en 1940 por los soviéticos, considerando que habían sido transportados desde su campo de prisioneros de guerra en Ostakhov a Kalinin, donde habrían sido casi inmediatamente asesinados y luego enterrados en la cercana Mednoye.
Furr argumenta circunstancias de los movimientos de los prisioneros polacos en manos soviéticas entre distintas localizaciones y determinadas pruebas materiales de sus pertenencias, para sustentar su tesis de que los prisioneros fueron trasladados por las autoridades soviéticas a campos de trabajo (a lo que se referirían las listas que en la interpretación de culpabilidad soviética se consideraban “listas de la muerte”). Afirma que los alemanes se habrían hecho tanto con los prisioneros como con las listas en su rápido avance de 1941 y que se habrían valido de esas listas para exponer su versión de 1943.

Hay algún dato que me resulta extraño. Furr presenta como un anacronismo revelador de la supervivencia de los prisioneros en fecha posterior a la primavera de 1940 el que en una tarjeta postal de un polaco desenterrado en Katyn aparezca la denominación ”Litzmannstadt” para referirse a Lodz, pues así fue como rebautizaron los invasores de 1941 la localidad polaca. Pero también cita como anacronismo equivalente otro caso en que Lvov aparece como “Lemberg", siendo así que esa versión germánica ya tenía gran antigüedad. Es un fenómeno muy conocido y no entiendo su inclusión como supuesta incongruencia, pues cuando Polonia apenas había cumplido 20 años como estado independiente, no sería imposible que pervivieran tarjetas en que figurase un nombre que se había utilizado durante siglos. Pero el texto de Furr es tan escueto que no desarrolla el argumento.

Una parte del análisis se dedica a los casquillos de bala encontrados en Katyn, de la empresa alemana Gustav Genschow. Furr afirma que las fotografías de la comisión alemana presentan los casquillos de lado en vez de mostrar sus bases, en las que aparecían las marcas de la fábrica y que se pidió a la empresa que confirmara que los casquillos con ciertas marcas que se le comunicaron habían sido suministrados a la Unión Soviética, lo que la empresa reconoció. Furr arguye que una de las marcas indicadas verbalmente a la empresa (Geco 7.65D) nunca existió y que se percibe un intento de ocultar la identificación de la fecha real de producción de la munición.

Hay otros contenidos pero lo expuesto sería la esencia del libro, que como decía más arriba, es breve

Añadido de última hora: cuando ya tenía esta pregunta preparada para su envío, localicé en internet un texto (en inglés) firmado por Sergey Romanov (ignoro si es un nombre real) el 26 de enero de 2020, donde se cita al autor ruso Aleksandr Guryanov y su obra Ubity v Kalinine, zakhoroneny v Mednom, de 2019, donde se refutan los argumentos de Furr. Se reproduce un fragmento del v. 1 de dicha obra (pp. 79-81), donde se que afirma que en la excavación de Volodymyr-Volynsky, sobre los cuerpos de las que serían víctimas de los alemanes en 1941 había una capa de tierra superficial de relleno con materiales revueltos, entre los que se hallaron las dos placas. También aporta datos documentales que indicarían que los dos policías polacos habrían estado en 1939 en el lugar en poder de los soviéticos, que les habrían retirado las placas sin devolvérselas cuando fueron trasladados. Posteriormente serían eliminadas en la capa de relleno con otros materiales por los alemanes, cuando ocuparon el lugar en 1941
En el texto de internet también se presentan como una manipulación algunos documentos expuestos por la comisión Burdenko.
Buscando en internet aparece Aleksandr Guryanov como profesor de Física, investigador sobre las víctimas del régimen soviético e integrante de la organización Memorial.

Si alguien ha leído el libro de Furr agradecería sus aportaciones, pues me he quedado con la duda de si tiene alguna validez, o he malgastado lamentablemente mi tiempo y mi dinero.

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Re: La matanza de Katyn

Mensaje por Audie Murphy » Lun Oct 26, 2020 11:41 pm

Grover Carr Furr III es un conocido revisionista alabado en ciertos círculos de Rusia y la izquierda europea por lavar la imagen del dictador Stalin :shock:

Es muy triste que en pleno 2020 todavía se intenta ocultar la verdad de lo ocurrido y haya académicos que se pongan al mismo nivel rastrero que los revisionistas nazis.


2010- Parlamento ruso admite que la matanza de miles de oficiales polacos en 1940 en Katyn fue ordenada por Stalin
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/i ... 874883.htm

Abril 2020- Gorbachov admite la responsabilidad de la Unión Soviética en el asesinato de unos 25.000 militares e intelectuales polacos en Katyn durante la Segunda Guerra Mundial
https://www.lavanguardia.com/hemeroteca ... -1940.html
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