El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Crímenes contra los prisioneros de guerra y la población civil

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Grossman
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Dom Ene 21, 2018 2:04 pm

¡Hola!
Grossman escribió:Aquí acaba la exposición, en primavera de 1942, tras casi un año desde la invasión, cuando de los 3.350.000 prisioneros de guerra tomados por los alemanes, 2.000.000 ya no estaban vivos. El tema da para mucho más: las causas de la mortalidad subsiguiente, las cifras, el empleo masivo de PGS para trabajar en el Reich, su utilización en la experimentación médica, en las pruebas con explosivos y en los ensayos de las cámaras de gas, el trasvase de la custodia de los prisioneros de guerra a la SS, etc. … Fin de la exposición. Queda abierto el turno de intervenciones para discutir, añadir y aclarar o, para quien tenga material y ganas, acometer la continuación, el período 1942-45, o aspectos parciales del mismo.
Eso es de octubre-2010, subrayados son de ahora, cuando el hilo había concluido su propósito principal: rescatar la memoria de este crimen masivo, definir su carácter criminal, averiguar los motivos, y señalar a los responsables.

Lo retomo ahora para dedicar algunos post al empleo de los prisioneros de guerra soviéticos (PGS) para el trabajo. Pese a que su economía necesitaba con apremio millones de trabajadores, veremos que Alemania no puso fin a la masiva mortalidad de la mano de obra potencial que constituían estos prisioneros. Por este motivo trataré simultáneamente el tema del trabajo y el de la mortalidad.

La fuente de información principal es la misma que en la primera parte: el libro de Christian Streit “Keine Kameraden. Die Wehrmacht und die sowjetischen Kriegsgefangenen 1941-1945” (Dietz, 1997. Pgns. 191-216, 238-288).

Saludos
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Dom Ene 21, 2018 2:07 pm

La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (I)
Entre finales de octubre y principios de noviembre de 1941 Hitler autorizó la incorporación de los prisioneros de guerra soviéticos (PGS) al territorio del Reich para trabajar. Una decisión que podía haber derivado en un cambio cualitativo en el estatus de estos porque a partir de ese momento se consideró necesario mantenerlos con vida.

Temores y rechazo inicial

Hasta entonces la economía de guerra alemana se había encomendado, por un lado, a la idea de la guerra relámpago, al éxito de una serie de campañas rápidas que permitirían a una Alemania deficitaria en materias primas apoderarse de un territorio que le proveyera de estas: el dichoso Lebensraum. Pero además de esta consideración estratégica había una razón de política interior: evitar que se repitiera la situación de 1918 con el efecto del bloqueo económico sobre el talante de la población alemana; era importante evitar la movilización de la población para la economía de guerra, donde un riesgo temido era que la pobreza y una excesiva presión de trabajo derivara en receptividad a la propaganda comunista. Un aspecto donde las advertencias de Hitler eran reiteradas, por lo que se aspiraba a que para el ciudadano alemán las diferencias con una economía de paz fueran mínimas. De hecho, la producción de bienes de consumo no solamente no se contrajo sino que se incrementó hasta 1941 y en algunos sectores incluso hasta 1944.

Si antes de la campaña contra Polonia Alemania consideró aprovechar la fuerza de trabajo de prisioneros polacos, dicha posibilidad fue impensable en el mando político y militar alemán con los prisioneros soviéticos antes de Barbarroja. Confiado en el éxito de esta operación, el mando alemán calculó que tras su conclusión triunfante podría liberar unas 50 divisiones, que daría 300.000 trabajadores para la industria, principalmente en el sector aeronáutico para preparar la ofensiva contra Gran Bretaña.

El "Novembertrauma", la revolución de noviembre de 1918 (en el foro viewtopic.php?f=59&t=7842) perduraba todavía y en las altas esferas del nazismo no solamente cundía el temor a que un empeoramiento de las condiciones sociales hiciera al pueblo alemán más abierto al influjo comunista, sino además, que los prisioneros soviéticos contagiaran directamente el ideario enemigo. En este sentido, Goebbels había advertido que pese a que el Nacionalsocialismo había “curado” a Alemania de la “enfermedad del Bolchevismo”, quedaban en el país 5 millones de personas que habían votado comunista, por lo que, como en el caso de una tuberculosis que puede estar en remisión sin que el germen causante haya muerto, manteniendo así su capacidad de reinfectar al enfermo, razonaba, había que estar en extrema alerta ante la posibilidad de que el “trauma de noviembre” se repitiera. La preocupación por este riesgo era generalizado y compartido incluso por sectores menos afines a Hitler.

Distinto era el punto de vista de la administración económica que a principios de julio de 1941 planteaba la necesidad de un mínimo de 500.000 trabajadores forzosos, para lo que convenía dar entrada al Reich a unos 600.000 o 700.000 prisioneros. La propuesta era destinar a los soviéticos a los sectores de agricultura, infraestructuras y minería del carbón que permitía una vigilancia estrecha y la conveniente separación de la población alemana, para salir al paso de los inconvenientes de seguridad expuestos en el párrafo anterior. A los que había que añadir también el riesgo de que provocaran directamente sabotajes, por lo que eran preferibles los prisioneros procedentes de territorios soviéticos donde el comunismo había tenido una menor implementación, como los conquistados por la Unión Soviética después de 1939. De esta forma los trabajadores extranjeros - forzosos y voluntarios - que trabajaban en los sectores mencionados se podrían trasladar a la producción de armamento.

En un primer momento la cúpula nazi no tenía un plan específico para que los PGS trabajaran salvo para las necesidades de las zonas muy cercanas al frente, pero a partir de octubre de 1941 Hitler daba vueltas a la cuestión de qué hacer con una cifra de prisioneros que rebasaba ya los 3 millones, a los que consideraba, imaginamos que con irritación, como “inútiles comensales que ganduleaban en los campos”. A mediados de mes comunicó a Todt su decisión de emplearlos para un ambicioso proyecto de reconstrucción de los territorios del este donde se fundarían nuevas ciudades, surcados de autopistas a cuyos lados florecerían las explotaciones agrícolas alemanas: en 10 años habría allí, calculaba, unos 4 millones de alemanes y en 20 años como mínimo 10 millones.

A esta alturas moría diariamente una media de 3.000 a 4.000 PGS, lo que entonces no fue motivo de preocupación porque se consideraba a estos como prescindibles y en todo caso reemplazables, junto con unos 60 millones de habitantes de los territorios del este que se había calculado que sobraban. Por lo que había confianza, además de en el desarrollo favorable de la campaña militar, en poder contar con la suficiente fuerza de trabajo. Parece que en ese momento las necesidades planteadas en julio por la administración económica y sobre todo por el sector armamentista no habían llegado a Hitler o este no fue lo suficientemente sensible a las mismas.

Para muchos industriales alemanes el empleo de PGS resultaba poco atractivo. Por un lado por temor a que protagonizaran alguna forma de agitación comunista, y por otro, por el rumoreado precario estado de su salud. Además, tendrían que ubicarse en colonias fuertemente vigiladas por lo que podrían prestar sólo trabajos de baja cualificación cuando los requerimientos de la industria eran de trabajadores de cualificación alta. Los temores de la mala condición física, por desnutrición y parasitación se confirmaron, pero la experiencia mostró que cuando mejoraba su alimentación los prisioneros resultaban trabajadores aplicados.
*
En el próximo post veremos cómo se gestionaron las órdenes para incorporar a los PGS al Reich.
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Lun Ene 22, 2018 8:04 pm

  • - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (II) -
Órdenes para su incorporación
De forma progresiva los reparos ideológicos para su empleo tuvieron que ceder ante la evidencia de las necesidades económicas y del rearme. Así, en agosto de 1941 Göring ordenó la incorporación de 100.000 prisioneros franceses, que hasta entonces no habían trabajado en este sector a la industria aeronáutica, y que los puestos que hasta entonces habían ocupado lo ocuparan ahora PGS. Sin embargo, los elevados requerimientos de seguridad hicieron difícil implementar dicha medida.

En octubre el mando alemán confiaba todavía en el éxito de la Operación Tifón pero era consciente de que este no solventaría las necesidades de la economía. A finales de junio estas eran de 1 millón de trabajadores, pero a finales de julio se informó que eran necesarios 1,5 millones, una cifra que Alemania estaba lejos de poder cubrir ni aun con el éxito de Barbarroja, por lo que la única solución la brindaban los PGS y la población civil soviética. Esta alternativa representaba no solo el riesgo de infestación ideológica de la población alemana sino tenía el inconveniente de que alimentar a esta masa trabajadora suponía una competencia para la alimentación de la propia población, que en caso de carencias y subsiguiente malestar social sería más receptiva al comunismo.

Un sector que ejerció una presión decisiva sobre el mando nazi para el empleo de mano de obra soviética - prisionera o civil - fue el del carbón. Aunque la producción había aumentado levemente desde el inicio de la guerra, habían crecido mucho más los requerimientos. No sólo debido a la producción industrial sino también el transporte ferroviario era un gran consumidor, sobre todo tras su expansión por los territorios del este. Además, Alemania debía proveer a sus aliados. Por todo ello, ya a principios de 1941 era evidente que la tasa de extracción vigente hasta entonces no podía satisfacer la demanda de carbón. A partir de dicho año, para empeorar la situación, la tasa de extracción se redujo: debido al reclutamiento, a la consecuente sobrecarga y extenuación de los trabajadores restantes y a la mala alimentación de los mismos. Ante esta crisis, el responsable de la administración del carbón, Paul Pleiger, propuso moderar el consumo de algunos sectores secundarios de la industria por el riesgo de las consecuencias políticas de restringir el consumo civil, pero Todt y Göring se opusieron frontalmente, abogando, por el contrario, por aumentar la producción. Pleiger pidió entonces incorporar a PGS y reclutar también a trabajadores civiles ucranianos, pero incluso esa posibilidad despertaba elevado recelo ante posibilidad del contagio ideológico. Finalmente, el 24.10.1941, Göring concedió un pequeño número, unos 12.000, que tendrían que pasar por un estricto proceso de selección y después someterse a unas rigurosas condiciones de aislamiento. La cifra resultaba prácticamente insignificante en relación con la demanda de trabajadores, pero suponía un precedente valioso frente al bloqueo que suponía las fuertes consideraciones de seguridad interna. A estas alturas, la cúpula nazi se estaba haciendo a la idea también de que una derrota soviética no redundaría en disponibilidad de fuerza de trabajo suficiente y que Alemania no tenía otra opción ya que recurrir a civiles y PGS. Probablemente Göring jugó un papel importante para que finalmente, el 31.10.41 Hitler diera la orden (la 2588/41, firmada por Keitel) de entrada a gran escala de PGS en el Reich para trabajar.

La orden explicaba los motivos: la creciente demanda de fuerza de trabajo para la economía de guerra y de rearme, y la escasa probabilidad de poder liberar trabajadores de la Wehrmacht que, además, no colmaría tampoco las necesidades. La orden determinaba que los prisioneros continuarían estando bajo la custodia de la Wehrmacht, recibirían una mejora en la alimentación, en primer término trabajarían en batallones en labores de desescombro y construcción, tanto en territorio ocupado como en el Reich, en segundo término servirían en sectores de construcción, sobre todo la defensa costera, e industria de armamento, en tercer lugar estarían la minería, y después la construcción de líneas de ferrocarril, y los sectores agrícola y forestal. Establecía también que la implementación de los PGS en los lugares del trabajo sería competencia del ministerio de armamento y munición (Todt) por un lado, y del ministerio del trabajo (Seldte) por otro, y unas medidas de seguridad por las que los PGS estarían en lugares cerrados y vigilados para evitar peligros para el pueblo alemán.

La semana siguiente fue intensa en movimientos en las altas esferas del Reich que derivaron en decisiones que Göring anunció el 7.11.41 y que suponía un cambio sustancial en el orden de prioridades. Si estas habían resultado favorables a los intereses puramente militares de la Wehrmacht, en el nuevo ordenamiento lo iba a ser para el rearme. Por lo que el primer lugar en la nueva escala de prioridades era para la extracción del carbón, el segundo el tendido ferroviario, el tercero el rearme (carros de combate, edificación de estructuras defensivas, aeronáutica); después agricultura, construcción, fabricación de bienes de consumo y, finalmente, unidades para trabajos de emergencia. El nuevo mandato de Göring incluía ahora también a los civiles soviéticos; los ministerios mencionados - trabajo, armamento y munición - perdieron toda competencia en el asunto que a partir de ese momento dependería exclusivamente de su propia organización (Reichswerke Hermann Göring). La orden recordaba que los trabajadores rusos habían demostrado capacidad de levantar una inmensa estructura industrial por lo que se trataba ahora de poner ese potencial al servicio del Reich.

Las medidas de seguridad se aplicarían sin distinción de si el trabajador era civil o prisionero y debía cubrir los riesgos de sabotaje y de contaminación ideológica. Civiles y prisioneros estarían confinados en colonias cerradas, el rendimiento se garantizaría con intervenciones expeditivas, se implicaría a trabajadores alemanes en la vigilancia de los soviéticos. Esta última medida tenía por objetivo establecer una distancia jerárquica que evitara cualquier atisbo de solidaridad obrera. Y en este sentido, en la medida en que la fuerza de trabajo soviética era mostrada como una fuerza esclava, el trabajador alemán albergaría un sentimiento de superioridad sobre alguien, que lo haría menos proclive al conflicto. Aunque el estado de alerta ante un contagio ideológico persistió, la reticencias fueron cediendo. Donde influyó por un lado el estado de necesidad, una confianza en los procedimientos de identificación de los trabajadores peligrosos, y la percepción de que los soviéticos, tanto civiles como prisioneros, tenían una buena disposición para el trabajo.

Hitler, que al principio había sido contrario al empleo de los PGS para trabajar en el Reich, se arrogó en otoño de 1941 el mérito de esta solución en una charla ante un grupo de dirigentes de la industria de armamento (entre los que presumiblemente se encontraba Paul Pleiger, el responsable del carbón que tanto empeño puso para llegar a esta solución y con tanta resistencia precisamente topó).
Flete de carbón alemán para Italia (1940)
Imagen
http://www.gettyimages.com.au/detail/ne ... d545703289

*
Próxima entrega: Traslado de PGS al Reich
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Schwerpunkt » Jue Ene 25, 2018 10:24 am

Estimado Grossman:

Interesantísima tu contribución sobre el tema que para muchos lectores es bastante desconocido.

En mi contribución sobre el fiasco de la ocupación alemana en la URSS y su aprovechamiento económico hay una contribución tangencial al tema.

viewtopic.php?f=28&t=19696&start=15

Es interesante el papel de Pleiger en todo el asunto. La paradoja es que este señor que fue un auténtico villano, logró salvar las vidas de algunos prisioneros soviéticos con su insistencia para que que se utilizaran en la minería, en vez de asesinarles por hambre en los campos de prisioneros. No escribo más para que puedas desarrollar el tema a tu gusto.

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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Sab Ene 27, 2018 11:35 am

¡Hola Schwerpunkt!

Me alegro que sigas el tema de los prisioneros soviéticos y no me parece tan tangencial en relación con este hilo el que tú has enlazado porque en uno como en otro llama mucho la atención el fuerte apragmatismo, miopía, avestrucismo, amateurismo, negligencia, no sé qué término hay para describir esa en principio sorprendente falta de capacidad del mando alemán para anticipar y después encontrar salida a ese cuello de botella económico en el que se encontró.

Un abrazo
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Sab Ene 27, 2018 11:41 am

  • - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (III) -
Traslado de PGS al Reich
La incorporación de PGS y civiles soviéticos fue lenta. El 13.12.41 se informó una cifra de 93.000, a finales de enero de 8.400, a finales de febrero de 38.000, de los que 26.000 eran traslados de prisioneros que trabajaban en sectores de la Wehrmacht. No solo el número era insuficiente sino que se trataba de un colectivo gravemente asolado por desnutrición y enfermedad, con unas expectativas de rendimiento laboral muy bajo en ese momento. Para empeorar las cosas para los intereses alemanes, la inesperadamente alta cifra de bajas y el fracaso de la Operación Tifón pronosticaba una nueva ola de reclutamiento que ahora afectaría a trabajadores de alta cualificación de la industria de armamento, hasta entonces considerados prácticamente intocables. Cundió la preocupación y de pronto todo eran prisas para traer trabajadores soviéticos y el OKW transmitió instrucciones de mejorar de forma clara las condiciones de los PGS, sin que estas se implementaran. Por motivos de resistencia ideológica por un lado y de rigidez burocrática por otro.

A finales de enero de 1942 trabajaban en Alemania 147.000 PGS de los que 70.000 estaban en la construcción y en el ferrocarril, y 31.000 en la agricultura, en cambio una proporción insignificante en la industria metalúrgica (3,6%) y en la minería (2,1%). Los meses de febrero a marzo fueron de incrementos discretos y a partir de abril ya más pronunciados y a finales de octubre de 1942 la cifra era de 488.000. A estas alturas las condiciones de salud habían mejorado y era prácticamente unánime el reconocimiento de que era una fuerza de trabajo imprescindible para las aspiraciones alemanas. Por otro lado, había cambiado completamente la valoración que los industriales alemanes hacían de los trabajadores soviéticos, siendo su cotización ahora alta, según algunos informes incluso superior, no solo a los de otras nacionalidades, sino incluso a los propios trabajadores alemanes. Una ventaja que brindaban en comparación con italianos o españoles, según otros informes, es que no eran tan sensibles al trato brusco y que en caso de reducción del rendimiento no existían impedimentos para medidas drásticas como reducir las raciones de comida o la amenaza de devolución al campo de prisioneros.

La mayor parte de los PGS se destinaron a empresas estatales. Para los que trabajaban para el sector privado estaba asignado un sueldo que el empresario entregaba al campo de prisioneros sin que el PGS percibiera cantidad alguna. La cantidad que las empresas pagaban por hora de trabajo de un PGS era alrededor de un 60% del sueldo de un trabajador alemán, porque se consideraba que este era el porcentaje esperable de rendimiento de aquel respecto a este, más un 10% de impuestos. Era desventajoso para el empresario que los PGS no cobrasen por el trabajo, pero el inconveniente quedaba compensado cuando el rendimiento se acercaba o superaba al de un trabajador alemán, lo que era habitual con una alimentación adecuada.

Streit rechaza la tesis esgrimida por investigadores de la extinta República Democrática Alemana que acusaba a los monopolios de la industria alemana de haber promovido la importación de mano de obra esclava. Al principio los industriales fueron muy reacios a la entrada de los PGS en sus fábricas y estaban interesados sobre todo en el regreso de los trabajadores alemanes reclutados, mientras que la explotación de cariz colonial era una idea e iniciativa propia del estado, de la que el sector privado, secundariamente, intentó obtener el máximo provecho posible sin renunciar a prácticas criminales de explotación y desnutrición premeditada.
*
La próxima entrada estará dedicada a la mortalidad subsiguiente. Pese a la gran necesidad que tenían de los PGS, no lograron conservar su salud ni sus vidas, a diferencia de los de otras nacionalidades.
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Dom Ene 28, 2018 11:03 am

  • - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (IV) -
Mortalidad de PGS a partir de marzo de 1942
Entre marzo de 1942 y mayo de 1945 continuaron muriendo los PGS, aproximadamente 1.300.000. Una cifra reveladora de que las necesidades económicas de Alemania no lograron imponerse a las reticencias ideológicas. Un indicio de cuánto pesó la ideología en la mortalidad de los prisioneros soviéticos son los distintos porcentajes de mortalidad según la nacionalidad de los prisioneros bajo custodia alemana:
57.8% entre los soviéticos
1.6% entre los franceses
1.2% entre los británicos
0,3% entre los norteamericanos
Examinando las cifras que siguen, contrasta vivamente el gran número de prisioneros que la Wehrmacht tomó y la reducida proporción que entró en el Reich para trabajar.

Número de PGS tomados por la Wehrmacht:

3.350.000 en diciembre 1941
4.176903 en julio 1942
5.003.697 en enero 1943
5.637.482 en febrero 1944
5.734.528 en enero 1945

Número de PGS en territorio del OKW y OKH:

976.458 en marzo 1942
1.675.626 en septiembre 1942
1.501.145 en enero 1943
1.054.820 en mayo 1944
930.287 en enero 1945

Número de PGS que se encontraban en territorio del Reich:

487.535 en octubre 1942
505.975 en julio 1943
594.279 en febrero 1944
750.000 en enero 1945

Vemos estas cifras traducidas en un gráfico:

Número de prisioneros de guerra soviéticos tomados por la Wehrmacht, en territorio de OKW/OKH y en el Reich en distintos momentos entre diciembre-1941 y enero-1945
Imagen
elaboración propia
Los períodos de mortalidad especialmente elevada fue entre otoño de 1942 y primavera de 1943, y los últimos meses de la contienda. En contraste con lo que tenemos del primer año de la guerra, del período subsiguiente las fuentes disponibles no nos dan más detalles sobre la cifra de muertos.

Informes locales dan cuenta de alimentación insuficiente y una elevada proporción de enfermos. Entre los que trabajaban en las minas era particularmente elevada la prevalencia de tuberculosis.

La causa central de mortalidad masiva fue la insuficiente alimentación. Las raciones para los PGS habían sido reducidas en primavera de 1942 y no volvieron a incrementarse hasta octubre de ese año, pero continuaban siendo inferiores a las de prisioneros de otras nacionalidades, en cantidad y por el escaso valor nutritivo de los alimentos proporcionados y su mala calidad y elaboración. Informados de las carencias nutricionales de los prisioneros soviéticos, tanto Speer como el ministerio de armamento y munición exigieron una mejora de la alimentación, pero esta hubo de esperar hasta a agosto de 1944.

El problema de la ordenanza de octubre de 1942 no era solamente que estuviera en los mínimos de lo que permite sobrevivir (en el caso de que se aplicara correctamente), sino que no permitía recuperarse a los que ya padecían desnutrición y graves deficiencias vitamínicas. A las limitaciones nutricionales teóricas se sumaba la provisión de alimentos en mal estado, una preparación defectuosa, sobre todo la excesiva cocción de las patatas y ausencia de comidas calientes. U horarios inadecuados; por ejemplo, los que trabajaban en las minas solían recibir una pequeña ración de pan a las 4 pero tenían que esperar a las 16 a la comida y recibían la cena a las 20.

Pero lo más frecuente era que las raciones teóricas, simplemente, no se proporcionaran. Un comandante de un campo de prisioneros denunció que los que trabajaban en las minas no recibían alimento entre la cena y la comida. En octubre de 1942 la oficina de prisioneros de guerra del OKW realizó una inspección a Krupp en respuesta a múltiples denuncias anónimas de ciudadanos alemanes por el trato que recibían los prisioneros por parte de sus empresas. El informe reveló que las raciones eran insuficientes en cantidad y calidad, y recogía testimonios de los propios vigilantes de estos campamentos, antiguos combatientes del frente Oriental y por ello libres de sospecha de simpatizar con los PGS, que habían explicado que prisioneros que habían llegado fuertes y sanos a las pocas semanas se hallaban completamente agotados e inservibles para el trabajo. Y recogió los dictámenes médicos que afirmaban con unanimidad que en ningún otro campo las condiciones eran tan malas como en los de Krupp. Era frecuente la práctica, por parte de las empresas de desviar parte de las partidas presupuestaria para la comida de los prisioneros a otros fines y tuvo poco efecto la advertencia en mayo de 1943 por parte del mando plenipotenciario del trabajo a las empresas mineras de que la malversación, el abuso en los precios y prácticas similares en relación con la alimentación de trabajadores extranjeros serían castigadas con la misma severidad que si se cometieran contra trabajadores alemanes.
*
Próxima entrega: Continúa la política de aniquilación del enemigo.
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Sab Feb 03, 2018 10:04 pm

  • - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (V) -
Continuación la “política de aniquilación del enemigo”
Tuvo poca repercusión en la Oficina Central de Seguridad del Reich (Reichssicherheitshauptamt, en adelante RSHA) el problema que suponía para la economía alemana el hecho de que la mitad de los PGS hubieran dejado de estar disponibles debido a la mortalidad masiva. Y en todo caso, su reacción fue lenta. En febrero de 1942, Heinrich Müller, el jefe de la Gestapo ordenó restringir territorialmente la práctica de la Aussonderung (segregación-eliminación). En marzo el RSHA ordenó y en mayo el OKW/OKH ratificó, que se dejase de practicar en territorio del Reich para quedar limitada al Generalgouvernement (Polonia) y los Reichstkommisariat de Ucrania y Ostland (Estonia, Letonia y Lituania, regiones del este de Polonia, Bielorrusia, Ucrania y Rusia). Los comandantes de los campos de prisioneros debían en adelante comunicar de inmediato a la Gestapo el ingreso de prisioneros nuevos, y esta dar atestado de los que hubieran superado la selección a los jefes de transporte de los Einsatzkommando. En cuanto a la Orden de los Comisarios (Kommissarbefehl), una orden de Reinecke de 1-6-1942 determinó que se aplicara solamente fuera del Reich, y un protocolo derivado de dicha orden restringía su aplicación: solo los “elementos políticamente intolerables” debían ser ejecutados pero que los que habían ejercido sus funciones bajo cierta presión debían ser trasladados a los campos de concentración para el trabajo. El motivo era que “El Leitmotiv (sic) de la segregación-eliminación ha de ser, en adelante, conservar el mayor número posible de fuerza de trabajo para el Reich”.

No se conoce si el número de ejecuciones se redujo. Para los PGS estas disposiciones significaban que no era suficiente una mera sospecha para enviarlos preventivamente a los campos de concentración para ser ejecutados pero la contrapartida es que aumentó la vigilancia de su comportamiento por lo que el mínimo asomo de resistencia debía ser sofocado con extrema contundencia. En la línea de lo que Himmler explicaría el año siguiente en su discurso de Posen: “Tenemos a prisioneros en Alemania. En conjunto no son peligrosos siempre que ante la mínima pequeñez golpeemos con dureza … Cada pequeño incipiente fuego debe ser inmediatamente extinguido y apagado; de otra forma podría ocurrir - como con el fuego real - que se extendiera en el pueblo un incendio político-psicológico de grandes dimensiones” (1).

Además de reducir el rigor en la selección/aniquilación de los PGS, el apremio por la escasez de fuerza de trabajo llevó a que se relajaran las medidas de seguridad concernientes al confinamiento en colonias, porque con frecuencia hacían falta trabajadores individuales para determinadas actividades de la industria o en el trabajo agrícola. Lo que a su vez produjo preocupación en el liderazgo alemán que impartió nuevas directrices de selección.

En marzo-1943 la Gestapo emitió una orden que suavizaba las medidas contra los PGS que habían cometido delitos durante sus fugas; si antes eran ejecutados de inmediato o enviados a trabajar a los campos de concentración, a partir de esa orden dichas medidas se reservarían a delitos con violencia, relaciones sexuales prohibidas o delitos políticamente peligrosos como alentar sabotajes o huelgas. La orden insistía en que en todos los casos la decisión con los prisioneros la tomaría la policía, descartándose de forma tajante un procedimiento judicial. Con anterioridad, en agosto-1942, una orden de la oficina de prisioneros del OKW (en adelante OKW/Kgf) estipulaba que en actos de indisciplina de los PGS que según los comandantes de los campos de prisioneros no pudieran resolverse con las medidas corrientes no se instaurara un expediente (que derivaría en un proceso judicial-militar) sino que fueran entregados directamente a la Gestapo. Por lo que la orden de esta de marzo-1943 implicaba que el liderazgo de la Wehrmacht aceptaba que los PGS en territorio del Reich estuvieran sometidos a unas medidas que hasta entonces eran aplicables solamente a polacos y judíos en el Generalgouvernement.

En marzo-1944 el OKW/Kgf ordenó los procedimientos ante casos de oficiales y suboficiales prisioneros evadidos y vueltos a capturar. Si estos eran norteamericanos o británicos tenían que mantenerse fuera de los campos de prisioneros y su suerte la decidía, individualmente, el mando del OKW/Kgf. Si eran de otra nacionalidad eran entregados a la Gestapo en un procedimiento altamente secreto (denominado “Stufe III”) y de ahí, en otro procedimiento secreto también, de nombre clave “Aktion Kugel”, que consistía en transportarlos al campo de concentración de Mauthausen donde su entrada no era registrada y confinarlos en un pabellón especial donde se les dejaba morir de hambre en la mayor parte de los casos o eran ejecutados a tiros, por gas o sometidos a torturas. Se calcula que por Aktion Kugel murieron en Mauthausen unos 5.000 prisioneros, en su mayor parte soviéticos. El secretisimo se debía a que Alemania estaba vulnerando la “Convención de Ginebra relativa al trato a los prisioneros de guerra” de 1929 que en el artículo 50 establecía que las medidas contra los prisioneros fugados y recapitulados tuvieran un carácter meramente disciplinario. Alemania había firmado la Convención y la ratificó en 1934 (2). Lo que irritaba al mando nazi y era el trasfondo de esta orden es la consideración de los oficiales y suboficiales prisioneros como “comensales inútiles” porque estaban dispensados de trabajar. Sin embargo, esta circunstancia no se daba en el caso de los oficiales y suboficiales soviéticos que no gozaban de esta dispensa, pero lo que tenía preocupada a la cúpula nazi y de la Wehrmacht es que les atribuía una significativamente mayor voluntad de resistencia que la tropa y era cuestión sustancial que permanecieran separados de otros prisioneros y de la población, apartados de destinos en la industria de armamentos y sometidos un rigor añadido en el proceso de selección y prevención de fugas.

Una idea del extremo de inhumanidad a que estaba dispuesta Alemania para prevenir la fuga de PGS es una orden del OKW/Kgf - es decir, de la Wehrmacht, no de la SS - del 16.1.1942 de marcarlos con una cruz en el antebrazo izquierdo mediante un corrosivo (Höllensteinstift, 90% de nitrato de plata y 10% de nitrato potasio) (3). La medida se mostró insatisfactoria desde el punto de vista técnica y médico por lo que la orden se derogó casi inmediatamente, pero el 20.7.1941 se ordenó de nuevo marcarlos “con un distintivo específico y duradero … un ángulo de 45º abierto hacia abajo de 1 cm de grueso sobre el gluteo izquierdo” con un tatuaje. También esta orden estuvo muy poco tiempo en vigor y parece que en su derogación fue decisiva la protesta del almirante Canaris.

La derogación parcial de las medidas de separación de la población civil implicaba el riesgo de que los PGS contactaran con mujeres alemanas por lo que estos estaban advertidos por el OKW/Kgf que si se diera el caso el castigo sería máximo. Pese a que en todo 1942 no se comunicó ningún contacto, una orden posterior dispuso que el procedimiento consistía en entregar al infractor de inmediato a la Gestapo, que en los casos en que no hubiera otras infracciones lo enviaría a un campo de concentración. A donde sería enviada también la mujer en cuestión. Los siguientes años incidencias de esta naturaleza aumentaron y en 1944 el RSHA registraba de 2 a 3 ejecuciones al día.

La preocupación mayor eran los denominados “delitos políticos peligrosos” entre los que estaban la instigación a la negativa a trabajar y el sabotaje. La orden de intervenir con contundencia ante el menor indicio de reticencia en el trabajo, la de continuar vigilando a los “elementos inseguros” y un clima de alto paranoidismo dejaba a los PGS en un estado de extrema vulnerabilidad por el mero hecho de caer mal. En abril-1943 el OKW/Kgf ordenó entregar de inmediato a la Gestapo a aquellos oficiales-PGS que influyeran negativamente en el rendimiento de otros prisioneros. No se conoce en términos globales cuántas ejecuciones se llevaron a cabo por esta serie de órdenes. Las sospechas en la cúpula alemana se vieron confirmadas cuando en junio-1943 se destapó una organización de resistencia entre los PGS: la BSW (Bratskoe Sotrudnicestvo Voennoplenych, Fraternidad de los Prisioneros de Guerra). La BSW disponía de algunos grupos en algunos puntos del Reich y pudieron haber tenido algún éxito en la organización de sabotajes y resistencia pasiva; fue derrotado en el cambio de año 1943-1944.

Se conocen informes de empresas quejándose de resistencia pasiva, trabajo lento, trabajo chapucero y hurto de material, y exigían mayor dureza contra los PGS. En noviembre-1943 la empresa München-Allach que fabricaba motores de aviación BMW se quejó al comandante del campo de prisioneros de que los prisioneros habían confeccionado con acero de cromo-níquel anillos, brazaletes y boquillas de fumar, lo que constituía un delito de sabotaje y daño a material de defensa, por lo que propuso: “Nosotros somos del parecer que el fusilamiento público de algunos saboteadores conduciría a que se sofocaran los casos de sabotaje”.

La dificultad de disponer de nuevos trabajadores obligaba a cambiar los métodos por lo que empresas y responsables de la economía y el rearme intentaron frenar el flujo de trabajadores a los campos de concentración y en su lugar derivar los casos problemáticos a “campos de educación del trabajo” gestionados conjuntamente con la Gestapo para restituir la disciplina mediante métodos de trabajos pesados y hambre. Sin embargo esta medida se aplicó a trabajadores civiles, sobre todo los del Este, pero no a los PGS cuyo control la Wehrmacht no estaba dispuesta a ceder.
*
En próximo post veremos las medidas de Alemania para aumentar el rendimiento de los PGS trabajadores.

(1) http://www.1000dokumente.de/index.html? ... POSEN&l=de
(2) Convention relative to the Treatment of Prisoners of War. Geneva, 27 July 1929.
(3) ARONSON JK “Meyeler’s Side Effects of Drugs”, 15th edition (2006) https://books.google.es/books?id=tqsXzG ... it&f=false
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Lun Feb 12, 2018 10:31 pm

  • - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (VI) -
Esfuerzos para aumentar el rendimiento del trabajo de los PGS
A falta de mano de obra la cúpula del Reich buscó formas de aumentar el rendimiento de la existente. Las posturas más comprometidas con al nazismo apelaban a extremar la explotación y el castigo pero también los tecnócratas de las organizaciones de la economía y el rearme se inclinaban por esta postura, aunque entre estos últimos surgieron a última hora propuestas de sistemas de incentivos. La posibilidad de alentar entre los trabajadores forzosos un talante colaborador estaba descartado por ser contrario al ideario nazi y por ser incompatible con el espíritu de resistencia despertado entre los trabajadores después de la brutal política de ocupación alemana.

Otro aspecto del problema es que resultaba difícil diferenciar si el insuficiente rendimiento era por falta de capacidad o de voluntad, por lo que la administración económica podía estar relativamente inerme ante la resistencia pasiva. En cuanto a los sabotajes, en los procesos de fabricación complejos resultaba difícil también distinguirlos de los fallos involuntarios.

Los comandantes de los campos de prisioneros eran en su mayor parte generales retirados, reactivados para la guerra, y no particularmente alienados ideológicamente con el nacionalsocialismo, lo que constituía un obstáculo para un Reinecke extremadamente comprometido con el ideario nazi para quien la gestión de los prisioneros debía estar íntimamente imbricado con el NSDAP. En una orden del 24-9-41 expuso el problema de la insuficiente cooperación entre estos comandantes y los gauleiter, por lo que tendrían que hacerlo en adelante, advirtiendo que la presencia de PGS en territorio alemán suponía un peligro que no podía afrontarse sin la participación del partido.

Una orden del OKW/Kgf del 26.6.42 advertía de una fuerte reducción del rendimiento de trabajo de prisioneros de guerra del Oeste y del Sudeste, atribuyéndolo a que la dotación de vigilancia se limitaba a labores de custodia sin implicarse de forma directa en el rendimiento del trabajo, por lo que a partir de ese momento este personal se sancionaría severamente si no intervenían en los casos en que los prisioneros de guerra no rindieran lo suficiente, lo que sería vigilado también por miembros del partido. Órdenes subsiguientes dejaban claro que Reinecke daba un paso tras otro en la dirección de transferir competencias en materia de prisioneros de la Wehrmacht al NSDAP. Una orden del OKW/Kgf de mayo-43 exhortaba a los responsables de los prisioneros a elevar en los mismos el entusiasmo por el trabajo y la voluntad de mejorar el rendimiento, y a la vez debían advertir del peligro que estos representaban para el pueblo alemán, para lo que la única solución era una colaboración estrecha con el partido. Con esta finalidad determinaba también que se celebraran reuniones trimestrales entre los responsables del partido (Kreisleiter) y los de las unidades de la Wehrmacht destinadas a la protección civil (Landschützen).

Tras recibir en primavera-43 quejas de varios gauleiter de que los prisioneros de guerra eran tratados con excesiva condescendencia por lo que en muchos lugares los vigilantes se habían convertido en protectores de aquellos, Borman dirigió un escrito al OKW en el que afirmaba que la población alemana no podía comprender que los prisioneros de guerra ... " nuestros enemigos, vivan mejor que los trabajadores alemanes". La reacción del OKW/Kgf fue una orden (del 26-10-43) que eximía, en el caso de los PGS, de la vigilancia de salud y del control sistemático del peso que hasta entonces era preceptivo. Con el argumento de que debido al bombardeo aliado la población alemana desaprobaba el buen trato a los prisioneros: "en ningún lugar se comprende que el prisioneros de guerra soviético reciba trato suave tras haberse dado a conocer el terrible sufrimiento de los solados alemanes cuando caen en poder soviético". Por lo que era obligación de los vigilantes "aumentar el rendimiento del trabajo todo lo que sea posible e intervenir de forma rápida y contundente en caso de que el prisionero diera señales de descuido, pereza u oposición". Curiosa es el siguiente pasaje de esta orden, respecto al papel de los empresarios y el trabajo forzoso:"La idea de que el trabajo de los prisioneros sirve para llenarse el empresario los bolsillos y que entonces aquellos deban ser protegido contra este es errónea ... Los empresarios saben que la fuerza de trabajo no puede reponerse, motivo por el que deben tener el máximo interés en la conservación de esta fuerza productiva".

Los intentos de aumentar la productividad de los prisioneros por la vía dura no dio resultado a tenor de las quejas sobre el insuficiente rendimiento. Mientras, la solución más razonable desde un punto de vista pragmático, la de optar por un trato más humano y concretamente, en mejorar su alimentación, no lograba hacerse un lugar en las mentes de los mandamases nazis. Que se aferraban al pensamiento ilusorio como muestra una orden del OKW/Kgf del 13-5-44 en la que figuraba una cuenta según la cual, si se lograba aumentar el rendimiento de 1 millón de PGS de un 80% a un 100%, equivaldría al reclutamiento de 250.000 trabajadores. Dicha orden estaba dirigida a los oficiales de vigilancia de los prisioneros, de los que se esperaba que se convirtieran en "fanáticos de la idea del aumento de la productividad de los prisioneros de guerra". El objetivo continuaba escurriéndose y Reinecke propuso intensificar la relación entre la administración de prisioneros de la Wehrmacht y el partido mediante una nueva orden, del 17-8-44, que establecía que hubiera un oficial de enlace entre los comandantes de los campos de prisioneros y los Kreisleiter (del NSDAP). La idea era intervenir ideológicamente sobre el talante de los vigilantes en el trato a los prisioneros. Dicha orden hacía concesiones disciplinarias a los empresarios, que el sector del carbón estaba solicitado desde 1942, en virtud de la cual estos podían proponer sanciones a los prisioneros directamente a los responsables de la vigilancia. Se insistía en que los vigilantes corrigieran sin miramientos y con severidad cualquier asomo de reducción de la intensidad del trabajo y establecía cierta impunidad indirecta ante el maltrato: "Se dejará de perseguir las pequeñas faltas en el trato de los prisioneros de guerra cometidas por la dotación de vigilancia y auxiliar en la medida en que sirvan al propósito de aumentar el rendimiento de trabajo".

También desde el Ministerio de Armamento llegaban peticiones para un trato más duro. El 23-12-43 Speer había firmado una circular confidencial dirigida a los empresarios alemanes en la que proponía que para el mantenimiento de la disciplina se permitiese a las dotaciones de vigilancia hacer uso de sus armas para abortar los casos graves de oposición al orden dispuesto por el empresario. Y que en los casos más leves recomendaba otras medidas de educación o sanción: "Ha sido exitosa la prueba de educar o castigar a la parte menos trabajadora de los prisioneros de guerra mediante la dispensación de dos tipos de comida. La gran mayoría de los prisioneros ha intentado acceder, mediante un trabajo mejor, a la comida mejor. ... [en todo caso] hay que procurar acercar el rendimiento de los prisioneros de guerra al de los trabajadores alemanes, mediante educación o mediante castigos". Estas disposiciones de Speer iban más allá de lo permitido a esa altura por el OKW/Kgf pero este lo adoptó explícitamente en una orden del 27-2-1944 que apuntaba a los prisioneros de guerra italianos: "solamente un rendimiento de trabajo óptimo da derecho a una alimentación completa. Por lo que la alimentación se ha de establecer en función del rendimiento ... la decisión para incrementar o reducir ha de ser tomada por el empresario que para dicho objetivo ha de estar respaldado por las dotaciones de vigilancia". Dicha orden advertía a los responsables de la vigilancia que no fueran lo suficientemente expeditivos: "quien no se impone hace sabotaje al liderazgo de guerra alemán".

A última hora hubo algunas propuestas en el Ministerio de Armamento en la dirección crear brigadas autónomas entre los PGS y acercar el estatus de estos a los de un trabajador del Este, con un sistema de incentivos que incluían acceso a vivienda y a actividades de ocio. El hundimiento del III Reich no dio tiempo a la implementación de estas propuestas en la forma en que se diseñaron, pero se realizaron pruebas en 3 fábricas de Berlin (cuando la tutela de los prisioneros de guerra había sido transferida ya a la SS, el 1-10-1944), otorgando a los PGS confiables políticamente y que habían demostrado particular rendimento un estatus equivalente al de un trabajador extranjero civil. Era un intento desesperado de apelar voluntarios antisoviéticos de entre los PGS, del tipo del Ejército de Vlasov.
*
Vamos llegando al final de este capítulo. Será con la próxima entrega que tratará del trabajo de los PGS en diferentes sectores de la economía del III Reich.
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Dom Mar 11, 2018 2:08 pm

  • - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (VII) -
El trabajo de los PGS en la extracción del carbón
Del carbón dependía la metalurgia, la fabricación de productos sintéticos y el transporte. Aunque Alemania era el principal productor del continente, debía servirlo también a su territorio de influencia y constituía, junto con el armamento, su principal producto de exportación. El mayor problema con que se encontró para su extracción fue que las instalaciones eran anticuadas y, por hallarse en guerra, no las pudo modernizar, por lo que dependía en un alto grado de una mano de obra de la que era deficitaria en número y calidad; se calculaba que el rendimiento del trabajador esclavo respecto al minero alemán era de un 60%. El responsable del carbón en el Reich (RVK), Paul Pleiger, se hallaba bajo fuerte presión por parte del sector metalúrgico y de Speer y al final por el propio Hitler, que el 11-8-1942 en una reunión solicitada por aquel le dio el siguiente toque de atención: "Herr Pleiger, si por carencia de carbón la industria del acero no va a poder aumentar la producción, como está planificado, la guerra estará perdida". Que, pese a las despiadadas medidas de explotación, no sirvió para paliar la situación que a principios de 1944 era de crisis extrema hasta el punto de que se consideró la falta de carbón como la principal preocupación de la economía alemana. Y de difícil solución con una fuerza de trabajo y un equipamiento agotados, y bajo el bombardeo estratégico de la aviación aliada sobre el transporte ferroviario y fluvial que afectó cientas de miles de toneladas (1).

1. Reclutamiento

El sector del carbón esperaba poder emplear trabajadores civiles provenientes del Este pero enseguida comprendió que no sería posible porque los transportes estaban formados en su mayor parte por mujeres y menores de edad, por lo que la alternativa eran los PGS, pero no los prisioneros de otras nacionalidades.

En una reunión de planificación central celebrada en julio-1942 Pleiger pidió 120.000 PGS y 6.000 civiles que Saukel (plenipotenciario general para la movilización de mano de obra) prometió concederle en 4 semanas, un objetivo aparentemente asequible tras haber tomado más de un millón de PGS entre los meses de abril y junio. En agosto habían entrado a Alemania 39.906 prisioneros y 28.533 civiles del Este pero una semana más tarde Saukel tuvo que reconocer que no podría traer más. Por un lado porque la toma de prisioneros estaba resultando más difícil y por otro, porque el OKH los mantenía cerca del frente para construir carreteras y labores auxiliares. Además, otros sectores competían por disponer de esa fuerza de trabajo, como la construcción de la defensa costera en el Oeste y en Noruega.
  • Cifras de PGS empleados en la minería
    • 1942
      • 7.399 en junio
        61.896 en septiembre
        70.680 en octubre (+ 31.183 civiles)
        90.759 en diciembre
      1943
      • 97.000 (aprox.) en marzo
        93.379 en abril
        100.633 en julio
En julio-1943 una "15.000-Mann-Aktion", un intento del OKW de reclutar esa cifra de prisioneros de los territorios ocupados resultó un fiasco pues de los 13.939 captados, sólo 3.327 resultaron útiles para la minería; los restantes adolecían de desnutrición, enfermedad, invalidez y 480 murieron en el transporte.

Los números estaban muy por debajo de lo que el sector del carbón requería. En abril-1943 el Ministerio de Armamento había señalado como objetivo una producción anual de carbón de 290 millones Tm, un 10% mayor que el año precedente, para lo que necesitaba incorporar a dicho sector 192.000 trabajadores, de estos 70.000 de forma inmediata. Pero la realidad se empeñaba en llevar la contraria: la cifra no solo disminuía por los muertos y las bajas por enfermedad de los PGS y los civiles forzosos que trabajaban en la minería sino por el reclutamiento de trabajadores alemanes, con al agravante de estar perdiendo una mano de obra cualificada. En el caso de los civiles forzosos del Este, con una vigilancia más laxa que los PGS, las cifras de fugas eran muy elevadas.

El 3-5-1943 se celebró una reunión convocada por Hitler con Sauckel, Pleiger, Backe y Keitel en la que se resolvió reclutar para la minería a los PGS que trabajaban en otros sectores donde serían sustituidos por trabajadores forzosos de Polonia y otros territorios del Este, esperando disponer por esa vía de 50.000 PGS para trabajar en el carbón. Pero el grueso de los refuerzos, unos 200.000, provendría de los PGS de las zonas de combate bajo custodia directa de la Wehrmacht y las Waffen-SS. Alemania contaba con incrementar el botín de prisioneros con la gran ofensiva de ese verano, la Operación Ciudadela. El hecho de que Hitler accediera a que los partisanos capturados - que hasta entonces eran ejecutados in situ - fueran considerados PGS, da idea del estado de necesidad de mano de obra en que se hallaba Alemania y concretamente al sector del carbón.

Ciudadela quedó atascada los primeros días y los relativamente pocos prisioneros tomados eran necesarios para trabajos de construcción en el frente, urgido por la inmediata contraofensiva soviética en dirección al Dniéper. Entre el 1 de julio y el 10 de noviembre el sector minero recibió 76.528 PGS, pero causaron baja 26.638, por lo que el aumento neto quedó en 48.890. Del sector del armamento se levantaron quejas por la sustracción de PGS que no fueron sustituidos por trabajadores forzosos. A finales de 1943 se calculó que se habían incorporado al sector del carbón unos 100.000 PGS que, con un tercio de bajas, quedó en una cifra neta de 66.377. Otro factor que jugó en contra de esta gran operación de reclutamiento fue la insuficiencia del transporte para traer PGS del frente.

En mayo-1944 Pleiger planteó en la reunió de planificación que, para alcanzar los objetivos económicos anuales, necesitaba 165.000 trabajadores, proponiendo un nuevo peinado de PGS en los territorios del Heer y que los prisioneros evadidos fueran enviados de nuevo a las minas en lugar de a los campos de concentración. Con una cifra de refuerzos que hasta el 28 de septiembre era de unos 10.000 PGS que, con 11.400 trabajadores forzosos del Este y 5.000 antiguos "legionarios" (prisioneros incorporados y después desechados como unidades de combate) sumaba apenas 27.400, no lograba contrarrestar la continua pérdida de mano de obra en la minería. Entre el 15-5-1944 y 15-8-1944 el número de PGS empleado en la minería cayó de 168.456 a 159.898. Indiferentes aparentemente a esa realidad, no dejaron de aumentar los requerimientos diarios de carbón para la industria, de forma drástica: de 15.000 Tm en abril a 40.000 en julio. Por lo que Pleiger pidió que cesara el reclutamiento de mineros alemanes, lo que probablemente no vio cumplido en vista del desarrollo de la situación militar. Hacia finales de año, sin embargo, el bombardeo aéreo aliado - y no la carencia de materia prima - se convirtió en la principal amenaza de la industria alemana: en septiembre-1944, por efecto del bombardeo, el Ruhr había quedado prácticamente aniquilado y la contracción consiguiente de la actividad industrial redujo los requerimientos de carbón en un porcentaje aproximado de 35-40%.
2. Intentos de aumentar el rendimiento en el sector del carbón
La idea de aumentar el rendimiento de trabajo de los prisioneros soviéticos, pero también los civiles procedentes del Este, mediante el racionamiento de comida no nació del mando nazi sino individualmente de los distintos empresarios, para lo que se forjó el término "Leistungsernährung", que significaba que las raciones de comida se proporcionarían según el rendimiento. Así, un informe de IG-Farben de Ausschwitz-Monowitz de octubre-1942 aseguraba que con la finalidad de aumentar el rendimiento se habían establecido tres grupos: el grupo II recibiría la ración promedio, el grupo I 25% más, el grupo III un 25% menos que el grupo II. De forma similar, el mismo mes, la dirección de la policía de trabajo y del campo de trabajadores extranjeros del consorcio Krupp determinó que los "malos trabajadores" no recibieran sus raciones, que servirían para premiar a los "buenos trabajadores".

Pero fue en el sector del carbón donde esta medida se implantó de forma general, a partir del octubre-1942 también, sin esperar a la confirmación del OKW, que finalmente llegó en agosto-1943: "tras ser rechazado inicialmente ... tras consultar al OKW de nuevo por la clasificación de los prisioneros de guerra soviéticos según el rendimiento, se declaró de acuerdo". Las restricciones con las que el OKW permitía dicha clasificación da idea de los motivos de recelo que despertaban las empresas:
1. La implementación de categorías de rendimiento se autoriza sobre la base a que no se produzca una sobre-explotación de los prisioneros de guerra, sino de una consideración razonable de la capacidad de trabajo, la disposición al mismo y alimentación, con la finalidad de conservar la fuerza de trabajo en un plazo largo.

2. El agrupamiento según el rendimiento no puede basarse de forma exclusiva en el rendimiento real sino que ha de tener en cuenta la condición física y la capacidad de realizar las tareas que se encomiendan.

3. Los prisioneros de guerra soviéticos que entran a trabajar en la minería no serán clasificados antes de que hayan transcurrido 2 meses.

4. Los integrantes de los grupos de menor rendimiento deben recibir alimentación suficiente para evitar el daño corporal. La condición física de los prisioneros de guerra soviéticos que se hallen en el escalafón inferior debe ser vigilado con determinación periódica del peso corporal y, en caso necesario, deben recibir atención médica.

5. Los prisioneros de guerra franceses, serbios y británicos no deben ser incluidos en grupos de rendimiento.
En la práctica estas restricciones no tuvieron apenas implementación por lo que la suerte de los PGS, de cuya custodia, no hay que perderlo de vista, era responsable la Wehrmacht, estaban a merced de la codicia despiadada de los empresarios. Particularmente duras fueron las empresas mineras Plessische Bergwerks AG y el grupo del distrito de Alta Silesia, cuya idea directriz para mejorar la productividad no era incentivar el rendimiento con raciones mayores sino forzarlo con raciones menores. De lo que es muestra la respuesta del representante de Plessische Bergwerks AG en una reunión de comandantes de campos de prisioneros celebrada en octubre-1943 en que estos plantearon que era imposible instaurar la división en tres grupos porque no había suficiente alimento para el grupo I: "Para nosotros no se trata tanto de que los del grupo I tengan raciones mayores, sino que los trabajadores perezosos del grupo III sean privados de sus raciones para así espolear su disposición a trabajar". No había unanimidad en el sector del carbón sobre la severidad que debía aplicarse con los PGS. Las propuestas de mayor dureza partieron de Paul Pleiger pero tuvo que ceder ante la advertencia de los tecnócratas de la administración del carbón de que no se lograría aumentar el rendimiento del trabajo si no se flexibilizaban los métodos de presión.

Un ejemplo, singular, de esta flexibilización partió del Bezirksgrupe Steinkohlenbergbau Ruhr cuyo inspector de operaciones, Paul Norkus, sin dejar de lado la aplicación de medidas restrictivas, y con la finalidad de aumentar el rendimiento y conservar la fuerza de trabajo a medio y largo plazo, apostó claramente por invertir en la mejora de las condiciones materiales de los PGS y un trato algo más humano. Norkus era contrario a racionar según rendimiento y propuso que el elemento crucial para aumentar el rendimiento era directamente la mejora de la alimentación. Criticó con rotundidad la práctica de dejar sin comer a los trabajadores de las minas desde la cena hasta el mediodía del día siguiente y pidió poder suplementar la alimentación con verduras. Abogó por un trato respetuoso: "Todos - también el humano primitivo - tiene cierto sentido de lo que es justo. De ahí que todo trato injusto tenga consecuencias desastrosas. Las injusticias, humillaciones, el acoso, el maltrato, deben ser desterrados. Es imposible ganar a alguien para una participación activa en una nueva idea si a la vez se daña su autoestima. No se puede pedir un rendimiento alto a humanos a los que se califica de bestias, bárbaros e infrahumanos.". No se conoce el grado de implementación de este punto de vista en las minas del Ruhr pero la sospecha es que fue bajo. En otras demarcaciones, como en Alta Silesia, hubo desde 1942 una relación muy tensa entre los representantes de las empresas y la oficina de prisioneros del OKW. El dilema en el que se hallaba la administración del carbón, con partidarios de una y de otra postura, era, por un lado, forzar la producción por cualquier medio para beneficio a corto plazo o, por el contrario, optar por procedimientos que aseguraran el beneficio a medio o largo plazo.
*
El próximo día veremos el trabajo de los PGS en otros sectores de la economía alemana.

1) MÜLLER RD "Albert Speer und die Rüstungspolitik im totalen Krieg" en "Das Deutsche Reich und der Zweite Wltkrieg 5/2 Organisation und Mobilisierung des deutschen Machtbereichs. Kiegsverwaltung, Wirtschaft und personelle Ressourcen 1942-1944/45", Deutsche Verlags-Anstalt (1999), 423-6.
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por tigre » Mar Mar 13, 2018 12:25 am

Hola a todos :-D; algo al respecto.........................................

Una situación dudosa - Riga 1941.

Imagen
Estos 4 fueron capturados en Riga y encontraron su tumba allí ........................................

Imagen

Fuente: https://www.vif2ne.org/rkka/forum/arhprint/107923

¿Sera este un caso? Saludos. Raúl M 8).
Irse a pique, antes que arriar el pabellón. Alte G. Brown.

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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Grossman » Sab Mar 17, 2018 10:12 pm

  • - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (y VIII) -
El trabajo de los PGS en otros sectores
Del trabajo de los PGS en otros sectores de la economía alemana la información disponible es muy escasa, apenas algunos datos numéricos.
Infraestructuras
Sabemos que a finales de enero-1942 la mayor parte de los PGS, el 47,1% (69.518 sobre un total de 147.736) trabajaba en el sector de construcción y mantenimiento de infraestructuras. De estos, el 51% (35.449) lo hacía en la construcción pese a que la prioridad en ese momento en ese sector era el mantenimiento del ferrocarril.
Cifras de PGS empleados en infraestructuras:

1942
69.518 en enero
48.803 en abril
64.745 en octubre

1943
48.354 en noviembre

1944
58.125 en agosto

Agricultura
Era el siguiente sector económico en número de PGS empleados en enero-1942 con el 21,3%. Las cifras variaban por ser la demanda de mano de obra dependiente de la estacionalidad característica de esta actividad económica. Por otro lado, constituía un destino para el restablecimiento de prisioneros enfermos por tener mejores condiciones de alimentación, que fue el motivo principal de las elevadas cifras de septiembre-1942 que vemos a continuación. Otro determinante de las variaciones de las cifras es que periódicamente el sector era "peinado" para colocar a los PGS en otros sectores con urgencias de mano de obra.
Cifras de PGS empleados en la agricultura:

1942
31.460 en enero (21,3%)
68.935 en abril
135.468 en septiembre (29,8% de un total de 455.486)

1943
92.836 en enero
123.760 en julio (24,5% de un total de 505.975)

1944
116.158 en febrero
138.416 en agosto

Metalurgia

Cifras de PGS empleados en la metalurgia;

1942
5.284 en enero
60.330 en junio

1943
126.135 en enero

1944
128.975 en febrero
133.025 en mayo
137.633 en agosto

Imagen

Conclusiones sobre el trabajo de los PGS en el III Reich
Schwerpunkt escribió: En mi contribución sobre el fiasco de la ocupación alemana en la URSS y su aprovechamiento económico hay una contribución tangencial al tema.

viewtopic.php?f=28&t=19696&start=15
Uno se pregunta si existió un factor común en esa incapacidad de la Alemania nazi para obtener el necesario provecho económico de los territorios ocupados y tampoco de la mano de obra que suponía la cifra millonaria de PGS.

Para estos, el trabajo en territorio alemán era una oportunidad teórica para aumentar su supervivencia, dado que lo mismo convenía a la economía alemana. Sin embargo, hemos visto que esta confluencia de intereses no se materializó o no lo suficiente.

El número de muertos de los PGS empleados en el trabajo es desconocido. Una cifra que, si la conociésemos y la comparáramos con el 58% de la mortalidad total, nos hubiese permitido valorar si para los PGS el trabajo resultó un factor de protección o, por el contrario, de riesgo. Dado que, como he apuntado antes, sus intereses confluían, se puede estimar que en la medida en que la economía alemana no obtuvo suficiente provecho debido al elevado número de muertos, tampoco trabajar les protegió de forma suficiente e incluso cabe la posibilidad de que hubiera contribuido a su mortalidad.

Los PGS y la economía alemana compartían también adversario: el grado extremo de celo ideológico que dominaba todas las facetas del régimen. Una ideología obsesionada con el Novembertrauma, cegada por el odio racial y sorda ante las señales de urgencia provenientes del sector económico. Es como si el nazismo, después de haberle insuflado la vida, hubiese contribuido a que el III Reich la perdiera al apretar sin darse cuenta la soga que le impedía coger aire.
*
Con esto doy por finalizado el apartado dedicado al trabajo de los PGS

Saludos a todos
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
****************** Konstantin Simonov ******************

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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por Schwerpunkt » Mié Mar 21, 2018 11:51 pm

¡ Saludos a tod@s !

Magnifico trabajo sobre un tema aterrador pero muy desconocido. Incluso hoy en día sigue habiendo muchas lagunas sobre algunos aspectos, cifras y detalles de importancia.
Grossman escribió:Uno se pregunta si existió un factor común en esa incapacidad de la Alemania nazi para obtener el necesario provecho económico de los territorios ocupados y tampoco de la mano de obra que suponía la cifra millonaria de PGS.
Aunque sigue habiendo una serie de lagunas sobre el proceso de decisiones que abocaron al espantoso destino y asesinato de los prisioneros soviçetico parece que la razón principal fue la radicalización del mando político con la aquiescencia y en algunos casos entusiasta apoyo de los mandos militares sobre el terreno. Lo que es importante comprender es que esta atmósfera de radicalismo político permeaba todos los estratos del mando político-militar y que esto sólo fue posible merced a la colaboración de los mandos a todos los niveles. Lo que evidencia es la colaboración en diversos grados sin la cual no hubiera podido ocurrir este horrendo crimen.

Las excusas sobre la falta de medios para alimentar y tratar humanamente a esta gran masa de prisioneros no pasan de eso -excusas- ante la determinación de no asignar ningún recurso al mantenimiento de los prisioneros fueran alimentos, cuidados médicos, albergues, transportes, etc. Es cierto que la invasión y ocupación fue realizada con escasos medios sobre todo logísticos pero desde el primer momento queda patente el absoluto desinterés de todos los mandos incluso en los casos donde los si se podría haber alimentado aunque fuera frugalmente a los prisioneros evitando una mortandad aterradora. Es interesante como el radicalismo ideológico llevó a la ceguera a muchos alemanes: es común el reporte sobre la repulsión que inspiran los casos de canibalismo o luchas desesperadas por los desechos de los soviéticos en los campos y como prácticamente no se reflexiona sobre la razones -la falta total de alimentos y cuidados- que han llevado a esa situación desesperada a esos desdichados.

Sirve como contraejemplo el comparar el trato humano que los italianos -y en un caso similar los combatientes de la División Azul- dieron a sus prisioneros. En ambos casos la mortandad fue mínima a pesar de que los recursos alimenticios y logísticos eran mínimos.
Grossman escribió:Para estos, el trabajo en territorio alemán era una oportunidad teórica para aumentar su supervivencia, dado que lo mismo convenía a la economía alemana. Sin embargo, hemos visto que esta confluencia de intereses no se materializó o no lo suficiente.
Lo asombroso para un país que libra una guerra a muerte y que necesita no miles sino millones de trabajadores es que el radicalismo ideológico impidiera aprovechar a varios millones de hombres en general jóvenes y sanos en la economía como si se hizo con los prisioneros franceses por ejemplo. El hecho es que cuando a finales de 1941 se empiezan a esbozar los primeros pasos para integrar a estos prisioneros en la actividad económica, este radicalismo que lo impregnaba todo impidiera que estas decisiones tuvieran un resultado práctico. La primera razón es que sencillamente 2/3 de los prisioneros capturados en 1941 habían sido asesinados ya para principios de 1942 y los supervivientes se encontraban demasiado débiles para poder realizar un trabajo útil.

Las cifras atestiguan un hecho incontestable. A principios de 1942 con una guerra mundial de por medio no había más de 150.000 prisioneros soviéticos en el Reich -un 5% del total y además trabajando con una productividad muy baja. Sólo de una manera muy lenta fue subiendo la cifra. ¡ Y en paralelo se realizaba una verdadera caza de personas en el Este para deportar trabajadores al Reich !

La segunda razón es que el sistema nunca se desposeyó totalmente del sustrato ideológico radical a pesar de todo y que el trato a los prisioneros fuera atroz durante toda la guerra. No se penetró en la realidad de que para que los prisioneros trabajaran con un mínimo de productividad había que alimentarlos aunque fuera de manera frugal. Más bien al contrario se siguió procrastinando sobre el carácter "malévolo" de los soviéticos y practicando la discriminación en todas sus formas. Llama la atención que en junio de 1944 cuando ya habían transcurrido 3 años de guerra el 18% de los prisioneros soviéticos internados en campos de trabajo, industrias o trabajos de construcción para la Wehrmacht estaban de baja médica, nada menos que la quinta parte del total. Y el resto obviamente adolecía de una productividad muy baja debido a las atroces condiciones de alimentación y trato.

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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por José Luis » Jue Mar 22, 2018 9:20 am

¡Hola a todos!

Mi agradecimiento al compañero Grossman por completar este profundo análisis del asunto del crimen de guerra alemán contra los prisioneros de guerra soviéticos.

En mi opinión, no se puede explicar este asunto desde otra perspectiva que no sea la de la ideología racial criminal que animó la guerra de exterminio que Hitler ordenó contra la Unión Soviética en la Operación Barbarroja. Al analizar esto debe tenerse en cuenta que el tirano nazi y la mayor parte de su generalato estaban convencidos de que la derrota de la URSS era cuestión de tres meses, poco más o poco menos. En base a este supuesto, Hitler y su círculo ideológico criminal pensaron decidir la "solución final al problema judío" después de la esperada victoria en esa guerra. Y al igual decidieron con los prisioneros de guerra, los comisarios políticos, y todos los civiles que, por uno u otro motivo, pudieran ser acusados de partisanos, bandidos, resistentes, etc., sólo que aquí, a diferencia de los judíos, decidieron eliminarlos en el momento o dejarlos perecer de inanición (PGs). Los PGs no les hacían falta porque pensaban que la guerra acabaría con victoria en septiembre u octubre de 1941.

Sin embargo, en agosto de 1941 Hitler contempló el fracaso estratégico de Barbarroja y se percató de que ya no podría derrotar a los soviéticos en 1941, tal como había previsto y tal como estaba convencido antes. Esta visión vino a ser confirmada unos meses después, en diciembre, con el fracaso definitivo de Barbarroja, la contraofensiva soviética y la entrada de USA en la guerra. Jodl desveló en Nuremberg en 1945 que Hitler había aceptado desde diciembre de 1941 el punto de culminación de toda su ofensiva en la Unión Soviética (en realidad, el punto de culminación de la ofensiva ya se había alcanzado antes). Entre agosto y diciembre de 1941 se radicaliza el proceso del genocidio contra los judíos y toma forma la "Solución Final" y el genocidio planificado y sistemático, mientras que, por el contrario, empieza a considerarse tímidamente el aprovechamiento económico y militar de los PGs.

Mi tesis, que sigue la esbozada hace muchos años por Sebastian Haffner, es que Hitler comprendió en diciembre de 1941 que ya no podía ganar militarmente la guerra en su conjunto, pero creía que sí podía ganar su guerra racial, y para ello necesitaba prolongar la guerra hasta la completa autodestrucción. Así, no tuvo reparo alguno en quemar todos los puentes para impedir una posible marcha atrás. Este fanatismo criminal osciló durante el resto de la guerra entre la fría lógica de las necesidades militares y económicas, de una parte, y los objetivos criminales raciales, de la otra, colisionando entre sí en muchas ocasiones. Sólo así se explica, en mi opinión, todo el desaprovechamiento de los PGs, eslavos, judíos y demás "subhumanos", en la asquerosa jerga nazi, como mano de obra para el esfuerzo de guerra.

El canibalismo entre los PGs soviéticos, comentado por el compañero schwerpunkt, y cómo era contemplado por los alemanes que lo vieron, ilustra muy bien el grado de barbarie que había alcanzado la penetración de la ideología nazi en buena parte de sus tropas. Recuerdo un pasaje donde Göring, creo recordar que fue él, describe al italiano Ciano, cómo unos prisioneros soviéticos se disputaban, como fieras, un brazo de uno de los suyos que había muerto. Hay tal grado de deshumanización en los comentarios de Göring (?) que resulta realmente difícil de creer e imposible de explicar.

Saludos cordiales
JL
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Re: El crimen contra los prisioneros de guerra soviéticos

Mensaje por José Luis » Jue Mar 22, 2018 9:40 am

¡Hola de nuevo!

Como no estaba seguro de que el pasaje del brazo fuese de Göring, he buscado la fuente para cerciorarme. Y no es de él, sino de un soldado alemán. Pero Göring no se queda atrás. Copio literalmente todo el pasaje en su original:

Over 3.3 million of a total 5.7 million Russian POWs died in German camps. The Nazis treated them horribly and the prisoners often were put into concentration camps without food and water. A cynical German soldier described a horrible scene: “When we [threw them a dead dog] there followed a spectacle that could make a man puke. Yelling like mad, the Russians would fall on the animal and tear it to pieces with their bare hands. . . The intestines they’d stuff in their pockets—a sort of iron ration.” Often there was no food, so cannibalism became common. A German said that once he witnessed among a brawling group of Russians one man awkwardly waving his arm high in the air. To his horror, the German realized it was just an arm and that the group was fighting over who would eat it. Head of the Luftwaffe Hermann Göring cynically said to the Italian foreign minister Count Galeazzo Ciano about Soviet POWs, “After having eaten everything possible, including the soles of their boots, they have begun to eat each other and, what is more serious . . . a German sentry.” The Germans allowed such atrocities because, as historian Omer Bartov wrote, they had come to “believe the murders they were ordered to carry out were an unavoidable existential and moral necessity” against the evil Soviet hordes.

Often in the Nazi-run POW camps for Soviets, the dead would lie in the same place for weeks. The epidemics were so horrible that no German guard would enter the camps without a flamethrower, which, “in the interest of ‘hygiene,’” he would use to set alight the dying and dead “on their beds of verminous rags.”
(Bryan Mark Rigg, Lives of Hitler's Jewish Soldiers. Untold Tales of Men of Jewish Descent who Fought for the Third Reich. Lawrence, Kansas: University Press of Kansas, 2009, p. 83.

Saludos cordiales
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