Hombres o animales?

[partisano]

Hola a todxs:

En la obra Kaputt de Malaparte, libro que acabó de releer con gran placer.Narra diferentes situaciones que vivió con políticos y militares nazis. Estos hechos podrían ser tíldados de exagerados o falsos, pero visto lo visto no puedo dejar de darlos credibilidad.
Saludos.

Me hubiera gustado leer en sus ojos, en su frente, la misma fría crueldad que me habían revelado los ojos y la frente del obergruppenfuher Dietrich, cuando le conté que los prisioneros soviéticos se comían los cadáveres de sus compañeros en el campo de Smolensko. ¡ Dietrich se echó a reír! Había encontrado al obergruppenfuher Dietrich, al sanguinario Dietrich, comandante de la guardia personal de Hitler, en la villa de la embajada de Italia, situada en las orillas del lago Wannsee, cerca de Berlín. Fui atraído de forma extraña por su rostro pálido, sus ojos increíblemente fríos, por sus enormes orejas y su reducida boca de pez. Dietrich se había echado a reír:
¿Los comen a gusto?-me preguntó. Y reía abriendo de par en par su exigua boca de pez de rosado paladar. Mostrando los dientes, también de pez, muy juntos y agudos.

[partisano]

-Mire esta pared-Me dijo Frank-. ¿Le parece a usted en realidad aquella terrible muralla de cemento, llena de ametralladoras, de la que hablan los periódicos ingleses y americanos?-Y añadió riendo-: Los pobrecitos hebreos están todos enfermos del pecho. Esta pared al menos los ampara del viento.
Había algo de arrogante en la voz de Frank que me parecía reconocer algo turbio, acaso una crueldad humillada y triste.- La atroz inmoralidad de esta pared- respondí- no consiste solo en impedir a los hebreos salir fuera del gueto, sino en el hecho de que no impide que ustedes entren.
- Y sin embargo- afirmó Frank-, aunque el desobedecer esta orden esté castigado con la muerte, los hebreos entran y salen a placer.
-Trepando por el muro?
-¡Oh, no! – Respondió Franck-. Salen por ciertos agujeros que hacen durante la noche, como si fueran ratones, por debajo de los cimientos del muro. Durante el día los tapan con un poco de tierra y algunas hojas. Se deslizan por estas madrigueras y van a la ciudad a comprar víveres y ropa. El tráfico del mercado negro en el gueto se desarrolla en gran parte a través de estos agujeros. De vez en cuando alguno de estos ratones cae en la trampa: Siempre son niños de ocho a diez años, a lo sumo. Arriesgan su vida con autentico espíritu divertido. También eso es criket, nich wahr?
-¿Arriesgan la vida grite?
- En el fondo.-respondió Franck-no arriesgan gran cosa.
-¿Y a eso le llama usted criket?
-Naturalmente, cada juego tiene sus reglas.
-En Cracovia-informó Frau Watchert-, mi marido ha construido alrededor del gueto un muro de estilo oriental, con elegantes y graciosas almenas.Los judíos no pueden lamentarse realmente.Un muro muy elegante, de estilo hebreo.
Todos se echaron a reír, pateando sobre la nieve helada.- ¡Chist! ¡Silencio!-gritó un soldado que, con el fusil en la mano, estaba de rodillas a pocos pasos de distancia, escondido detrás de un montón de nieve.
El soldado apuntó su fusil hacia un agujero excavado a flor de tierra, y tomó la mira. Otro soldado arrodillado detrás de él espiaba por encima del hombro de su compañero.De repente, sonó un disparo.La bala rebotó contra la pared justamente al lado del agujero.
-¡Fallado!- exclamó el soldado haciendo funcionar el cerrojo.
Franck se acercó a los soldados y les preguntó a quien disparaban.
-A un ratón-contestaron riendo estrepitosamente.
-¡A un raton,ach so!-dijo Franck arrodillándose para mirar por encima del hombro del soldado.
También nosotros nos habíamos acercado, y las señoras reían y se movían levantándose las faldas hasta media pierna, como acostumbran a hacer las mujeres cuando se habla de ratones.
-¿Donde está el ratón, donde está?-preguntó Frau Brigitte Frank.
-achtung!- dijo el soldado tomando la mira. Por el agujero excavado al pie de la pared asomó una cabellera negra y rizada, y luego dos manos que se posaron en la nieve.
¡Era un niño…!
El soldado disparo, pero tampoco esta vez hizo blanco.La cabeza del nño desapareció.
-Dame eso- exigió Franck con voz impaciente-. No sabes ni siquiera sostener un fusil. –Cogió el fusil del soldado y apuntó.
Nevaba en silencio.

[partisano]

La situación política había empeorado mucho en aquellos últimos meses.La actuación de los partisanos se extendía por toda Croacia, desde Zemun a Zagreb. Un dolor profundo y sincero se reflejaba en el rostro pálido casi terroso del poglavnik.
“! Cuanto debe sufrir –pensaba yo este corazón de oro!”
En cierto momento el mayor P. entro para anunciar al ministro de Italia, Rafael Casertano.
-Hágalo pasar_dijo Pavelich-. El ministro de Italia no debe esperar.
Entro Casertano y estuvimos charlando largo rato con sencillez y cordialidad de los problemas de la situación. Las bandas de partisanos ya se atrevían a entrar por las noches en los suburbios de Zagreb, pero los fieles ustachi de Pavelich acabarían muy pronto con aquellas enojosas guerrillas.
-El pueblo croata- aseguró Ante Pavelich_quiere ser gobernado con bondad y con justicia. Y yo estoy aquí para garantizar esa bondad y esa justicia.
Mientra decía esto, yo contemplaba un cesto de mimbre colocado sobre la mesa del despacho, a la izquierda del poglavnik. El tapecito que lo cubría estaba un poco levantado, permitiendo ver que el interior estaba llena de frutos de mar, al menos asi me parecieron a mí, y hubiese asegurado que eran ostras sacadas de su concha, como las que a veces se ven expuestas en grandes fuentes en los escaparates de Fortnum and Mason, de Piccadilly, Londres. Casertano me miro guiñándome el ojo:
-¡Bien le agradaría una una buena sopa de ostras!
-¿Son ostras de Dalmacia?-pregunte al poglavnik
Palevich alzó la servilleta que cubría el cesto y, mostrándome aquellos frutos de mar, aquella masa gris y gelatinosa, me contestó, sonriendo con su habitual, bonachona y cansada sonrisa:
.Es un regalo de mis fieles ustachi. Son veinte kilos de ojos humanos.
Saludos.