Incursion sobre Simi
La pequeña isla de Simi esta situada en el extremo oriental del mar Egeo, a unos 30 km. de la costa turca. Los italianos la habían ocupado después de la conquista de Grecia por los alemanes en los primeros días del verano de 1941, partiendo de Rodas, su principal base en las islas Dodecaneso. Desde entonces el único intento serio para contener el avance de las fuerzas del eje desde dichas islas había sido realizado por los comandos 50 y 52, pero sus dos desembarcos habían sido rechazados y la operación supuso, además, el hundimiento de un destructor.
Cuando Italia capituló a primeros de septiembre de 1943, los aliados hicieron un nuevo intento con el envío de una pequeña fuerza a las islas. Su objetivo era fortalecer la moral de los mandos italianos, presionados por los alemanes para que continuasen luchando a favor del Eje o depusiesen sus armas. Los Aliados debían impedirlo actuando con rapidez pero no estaban en condiciones de distraer fuerzas importantes de las que operaban en Salerno o en el sur de Italia. Por lo tanto, si bien el alto mando había resuelto traer al Egeo la 8ª División India en las próximas semanas, fue el Escuadrón Especial Anfibio (SBS) del comandante Jellicoe el encargado de mantener el cerco. El SBS fue seguido por el Escuadrón de Operaciones Especiales (SRS) del comandante “Paddy” Mayne y por los hombres del Grupo Especial de Operaciones del Desierto (LRDG), que habían sido destinados a operaciones anfibias. La unidad de Mayne contaba con unos 250 hombres, y el Escuadrón de Jellicoe un numero similar, muchos de ellos antiguos miembros de las secciones anfibias de los comandos.
Cincuenta hombres del Escuadrón “S” de Jellicoe desembarcaron el 9 de septiembre, precisamente al día siguiente de la comunicación oficial de la rendición de Italia. El desembarco tuvo lugar en la isla griega de Kastellorizon, unos 100 km. al este de Rodas, casi sin encontrar resistencia por parte de los 300 hombres que componían la guarnición. Esa misma noche el teniente coronel D.J.T. Turnbull –que unas semanas mas tarde mandaría las recién creadas Fuerzas Especiales de Oriente Medio- voló a Simi en un hidroavión capturado a los italianos para intentar reunirse con el comandante Jellicoe en Rodas. Jellicoe había saltado en paracaídas con otros dos hombres sobre esta isla. Tras tomar tierra ileso, pese al fuego que se le hizo desde tierra, Jellicoe consiguió llegar hasta el almirante Campioni e identificarse como oficial británico. El almirante italiano le recibió con cortesía, pero al igual que otros italianos que tenían a sus familias en territorio ocupado por los alemanes, se veía obligado a cooperar con ellos. Jellicoe no podía garantizarle en ningún caso la llegada inmediata de tropas británicas y de este modo la negociación resulto infructuosa. Sin embargo, el SBS ocupo algunas de las otras islas y una de sus unidades, el escuadrón “M” del comandante J.M. “Jock” Lapraik llego a Simi el 17 de septiembre en una flotilla de canoas –la típica embarcación del Egeo para la pesca y el comercio. Simi sería con el tiempo el objetivo preferido del escuadrón, pero en este primer desembarco fue recibido con ráfagas de cañón de 20 mm. Uno de los hombres de Lapraik, Anders Lassen, había sido enviado en su canoa para reconocer el lugar del desembarco y como el cañón disparaba por encima de su cabeza, lanzo tales improperios en su danés natal que los artilleros sorprendidos, interrumpieron el fuego.
Una vez en tierra, Lapraik necesito de toda su paciencia de hombre de leyes no solo para negociar la rendición de los 140 soldados que constituían la guarnición de la isla –casi el triple de su propia fuerza- incluyendo al jefe de la misma, el teniente Andrea Occhopinti, sino también para mantener la paz entre los italianos y la población griega autóctona.
Durante las siguiente semanas, los hombres de Lapraik llevaron a cabo varios reconocimientos en Rodas y en las otras islas vecinas. Pero todos sus planes se vinieron abajo cuando los alemanes, comprometidos en la reconquista del Dodecaneso, se presentaron en Simi. Su primer ataque, en la mañana del 7 de octubre, fue rechazado gracias al fuego de las ametralladoras Bren del SBS. El segundo ataque tuvo algo mas de éxito, pero también fueron obligados a retirarse, perdiendo mas de 50 hombres; el escuadrón “M” solo tuvo un muerto y dos heridos. Teniendo el dominio del aire, los alemanes pudieron bombardear las posiciones de los británicos durante los días que siguieron hasta que Lapraik se decidió a evacuar la isla el 12 de octubre. Conseguido esto, los alemanes también abandonaron la isla.
En el mes de noviembre, sin embargo, los alemanes poseían suficientes tropas en las islas como para mantener en Simi una guarnición permanente al mando de un comandante. La fuerza a sus ordenes estaba compuesta por 18 alemanes, dos oficiales italianos, 60 hombres de la Milicia Fascista, 10 cocineros y “lavaplatos” y algunos carabinieri en funciones de policía. Para proteger la isla contra cualquier nuevo desembarco, los alemanes situaron destacamentos en Punta Malo, Panormiti y en la casa del gobernador.
Pero estas precauciones defensivas no eran suficientes para protegerla de los hombres del escuadrón “M”, que conocían muy bien la geografía de la isla y estaban decididos a recuperarla.
A fines de octubre de 1943 el Estado Mayor de las Fuerzas Especiales del Cuartel General británico en Oriente Medio comenzó a preparar una incursión que sirviese de modelo para el empleo de fuerzas de desembarco en operaciones de pequeña escala y que, además, sirviese para algo mas que para destruir las defensas enemigas. Si tenia éxito, los alemanes se verían obligados a reformar sus guarniciones en las islas debilitando otros frentes más importantes, ya que Hitler era partidario de mantener la presencia alemana en el Mar Egeo. Por otra parte, esas guarniciones necesitarían ser abastecidas convenientemente y los convoyes encargados podrían ser atacados desde el aire. Las perdidas que sufriese la marina alemana por ese motivo seria una importante sangría para sus escasos recursos navales.
Los dos artífices del plan, Turnbull y Lapraik, sabían de todo esto. Pero también tenían el propósito de provocar el mayor daño posible e infligir grandes bajas a los alemanes de Simi. Para facilitar la operación se había desembarcado previamente equipo de reconocimiento durante la segunda semana de septiembre. Su misión era obtener información y localizar la situación de las tropas enemigas, así como también conocer el estado de los muelles y de los demás recursos existentes en la isla. Lapraik había planeado destinar parte de su escuadrón –una patrulla al mando del teniente de 23 años R. “Bob” Buny- a atacar el cuartel general alemán, situado en el viejo castillo del pueblo.
Esta patrulla debía causar el mayor numero posible de bajas al enemigo en tanto una segunda patrulla, formada por el propio Lapraik con otros tres hombres, se deslizaría en los muelles para destruir las canoas que se construían en el mismo. Estas canoas pesaban hasta 20 toneladas y eran utilizadas por los alemanes para abastecer las islas y su destrucción dificultaría mucho dicho abastecimiento. Una tercera patrulla, dotada de ametralladoras Bren, se encargaría de proteger la retirada de las otras dos.
Además de ametralladoras Bren, el escuadrón contaría además con armas portátiles, incluyendo MP-40 tomadas a los alemanes. La MP-40, cuya velocidad de tiro era de 500 disparos por minuto y poseía una precisión muy superior a cualquier arma británica de ese tipo, era muy apreciada para operaciones de esta clase. Los hombres de Lapraik habían sido también entrenados en los métodos de demolición clásicos del SBS y estaban familiarizados con el uso de la bomba Lewis ( una mezcla de explosivo plástico y material térmico incendiario de apariencia semejante a un pastel de navidad ) y el de otras cargas de demolición de acción retardada. Muchos de ellos, además, habían combatido en el desierto, otros habían pertenecido a las secciones especiales anfibias de los comandos. Todos ellos eran, pues, profesionales endurecidos por la lucha.
El 20 de noviembre estas patrullas se aproximaron a la isla de Simi en dos canoas y desembarcaron cerca de la bahía. Bob Buny condujo su pequeña fuerza al cuartel general del enemigo. El y sus hombres se movieron con cuidado entre los escombros producidos por los anteriores bombardeos, procurando evitar los cristales rotos que había en las sendas que conducían a la casa de gobernador
No parecia haber centinelas, pero su presencia debió ser detectada por los alemanes ya que Buny percibió un susurro de voces de alarma. El jefe de la patrulla actuó con rapidez, arrojando una granada de mano en lo que aprecia ser el asentamiento de una ametralladora ligera, en la esquina de una habitación de la planta baja del edificio donde se encontraba el cuartel general. Buny y sus hombres oyeron los gritos de los heridos por la explosión mientras veían que varios soldados se acercaban por el camino de la bahía. Los siete alemanes que llegaban fueron abatidos por el sargento “Tanky” Wary, en tanto que el mismo Buny abatía a otro enemigo que se había asomado fugazmente a una ventana.
Un amenazador silencio siguió a este primer acto de violencia. El comandante alemán intentaba preparar un contraataque y el resto de la guarnición de la isla tenia puesta su atención en los muelles, donde la patrulla de Lapraik estaba ya actuando. Buny aprovecho este momento de calma para colocar una carga explosiva de 10 kg. en la fachada del edificio, retirándose a continuación para unirse a la patrulla de Lapraik no sin ir dejando un reguero de trampas “cazabobos” para detener a sus perseguidores.
Entre tanto, los hombres de Lapraik habían llegado ya a los muelles sin haber sido descubiertos a pesar de que había varias ametralladoras de la Milicia Fascista en Punta Malo, dominando la bahía. Los británicos colocaron varias cargas explosivas en las canoas en construcción y en los generadores que había en la planta eléctrica, así como en un almacén de víveres que encontraron a su paso.
Cuando estas cargas hicieron explosión los italianos comenzaron a disparar instintivamente en dirección a la bahía, creyendo seguramente que los atacantes tenían allí sus embarcaciones. Pero este fuego no solo estaba mal dirigido, sino que sirvió a los británicos para conocer la situación de las posiciones defensivas. Esto fue aprovechado por los hombres del sargento Wittle para acallar las armas del enemigo mientras los dos grupos atacantes se retiraban.
Una vez todos los hombres del SBS se encontraron a bordo de sus canoas, Lapraik tomo la decisión de atacar la isla de Nixtros. Si esta acción formaba parte del plan original, es difícil afirmarlo, pero todo parece indicar que el ataque estaba previsto de antemano. Nixtros se encuentra a 40 km al este de Simi, por lo que hubo que esconder las canoas durante el día para evitar a la aviación alemana. Las embarcaciones anclaron todo este tiempo muy pegadas a las peladas rocas de color blancuzco de una ensenada desierta. Para mejor disimular su presencia, fueron cubiertas con redes de camuflaje. No fue fácil encontrar buenas playas en las islas griegas del Egeo, y por esa razón, las canoas del SBS se veían obligadas a veces a esconderse en las costas de la neutral Turquía. Los capitanes de estas embarcaciones solían llevar monedas de oro para comprar el silencio de cualquier testigo inquisitivo.
Al llegar a Nixtros los hombres del SBS pudieron comprobar que la isla tenia dos pequeñas bahías y consistía en realidad en un volcán extinguido de mas de 750 m de altitud. En marzo de 1944 seria escenario de la captura de dos grandes transportes, pero en esta ocasión la patrulla mandada por el teniente Birmose solo encontró unas pocas canoas alemanas.
Las embarcaciones fueron incendiadas y también se procedió a destruir el cable telefónico submarino existente en la isla. La inutilizacion de este cable privaría a los alemanes del medio de enlace mas seguro que poseían para la comunicación entre las guarniciones isleñas, pues la radio podía ser interceptada y las embarcaciones que llevaban ordenes estaban expuestas a ser capturadas por los británicos. De hecho, este sistema telefónico fue uno de los principales objetivos del SBS durante esta fase de las operaciones en el Mediterráneo oriental.
Los hombres que habían desembarcado en Nixtros se dirigieron después a la isla de Piscopi. Sus defensores, un puñado de carabinieri, fueron desarmados, procediéndose luego a destruir la estación telefónica de la isla. Seguidamente los atacantes regresaron a Simi para averiguar el alcance del daño causado. Una vez en tierra, aprovecharon la ocasión para eliminar una desenfilada posición de ametralladoras que les fue revelada por los naturales de la isla. Una patrulla italiana intento cortarles la retirada, pero fue obligada a retroceder por el fuego de las ametralladoras Bren.
La incursión sobre estas tres islas tuvo tal éxito que los alemanes procuraron no hacer publica ninguna noticia sobre ella. Las Fuerzas Especiales del Oriente Medio mantuvieron una posición constante sobre estas guarniciones del Egeo. En julio de 1944 el coronel Turnbull capitaneo una fuerza de 210 hombres –en su mayoría griegos pero incluyendo también 81 hombres del SBS- en un nuevo ataque a Simi. Las renovadas defensas de la isla resistieron cinco horas antes de la rendición de los alemanes. Conseguido este éxito, los atacantes la abandonaron.
Esta fue la ultima operación de envergadura llevada a cabo por el SBS en el mar Egeo. En ocho meses de continuas incursiones, habían obligado a los alemanes a emplear mas de 18000 hombres en la defensa de las islas. En cambio, los aliados nunca dispusieron de mas de 3000 en estas operaciones.
Fuente:
Cuerpos de Elite
SBS Mar Egeo 1943-44
Editorial Delta
Saludos
La pequeña isla de Simi esta situada en el extremo oriental del mar Egeo, a unos 30 km. de la costa turca. Los italianos la habían ocupado después de la conquista de Grecia por los alemanes en los primeros días del verano de 1941, partiendo de Rodas, su principal base en las islas Dodecaneso. Desde entonces el único intento serio para contener el avance de las fuerzas del eje desde dichas islas había sido realizado por los comandos 50 y 52, pero sus dos desembarcos habían sido rechazados y la operación supuso, además, el hundimiento de un destructor.
Cuando Italia capituló a primeros de septiembre de 1943, los aliados hicieron un nuevo intento con el envío de una pequeña fuerza a las islas. Su objetivo era fortalecer la moral de los mandos italianos, presionados por los alemanes para que continuasen luchando a favor del Eje o depusiesen sus armas. Los Aliados debían impedirlo actuando con rapidez pero no estaban en condiciones de distraer fuerzas importantes de las que operaban en Salerno o en el sur de Italia. Por lo tanto, si bien el alto mando había resuelto traer al Egeo la 8ª División India en las próximas semanas, fue el Escuadrón Especial Anfibio (SBS) del comandante Jellicoe el encargado de mantener el cerco. El SBS fue seguido por el Escuadrón de Operaciones Especiales (SRS) del comandante “Paddy” Mayne y por los hombres del Grupo Especial de Operaciones del Desierto (LRDG), que habían sido destinados a operaciones anfibias. La unidad de Mayne contaba con unos 250 hombres, y el Escuadrón de Jellicoe un numero similar, muchos de ellos antiguos miembros de las secciones anfibias de los comandos.
Cincuenta hombres del Escuadrón “S” de Jellicoe desembarcaron el 9 de septiembre, precisamente al día siguiente de la comunicación oficial de la rendición de Italia. El desembarco tuvo lugar en la isla griega de Kastellorizon, unos 100 km. al este de Rodas, casi sin encontrar resistencia por parte de los 300 hombres que componían la guarnición. Esa misma noche el teniente coronel D.J.T. Turnbull –que unas semanas mas tarde mandaría las recién creadas Fuerzas Especiales de Oriente Medio- voló a Simi en un hidroavión capturado a los italianos para intentar reunirse con el comandante Jellicoe en Rodas. Jellicoe había saltado en paracaídas con otros dos hombres sobre esta isla. Tras tomar tierra ileso, pese al fuego que se le hizo desde tierra, Jellicoe consiguió llegar hasta el almirante Campioni e identificarse como oficial británico. El almirante italiano le recibió con cortesía, pero al igual que otros italianos que tenían a sus familias en territorio ocupado por los alemanes, se veía obligado a cooperar con ellos. Jellicoe no podía garantizarle en ningún caso la llegada inmediata de tropas británicas y de este modo la negociación resulto infructuosa. Sin embargo, el SBS ocupo algunas de las otras islas y una de sus unidades, el escuadrón “M” del comandante J.M. “Jock” Lapraik llego a Simi el 17 de septiembre en una flotilla de canoas –la típica embarcación del Egeo para la pesca y el comercio. Simi sería con el tiempo el objetivo preferido del escuadrón, pero en este primer desembarco fue recibido con ráfagas de cañón de 20 mm. Uno de los hombres de Lapraik, Anders Lassen, había sido enviado en su canoa para reconocer el lugar del desembarco y como el cañón disparaba por encima de su cabeza, lanzo tales improperios en su danés natal que los artilleros sorprendidos, interrumpieron el fuego.
Una vez en tierra, Lapraik necesito de toda su paciencia de hombre de leyes no solo para negociar la rendición de los 140 soldados que constituían la guarnición de la isla –casi el triple de su propia fuerza- incluyendo al jefe de la misma, el teniente Andrea Occhopinti, sino también para mantener la paz entre los italianos y la población griega autóctona.
Durante las siguiente semanas, los hombres de Lapraik llevaron a cabo varios reconocimientos en Rodas y en las otras islas vecinas. Pero todos sus planes se vinieron abajo cuando los alemanes, comprometidos en la reconquista del Dodecaneso, se presentaron en Simi. Su primer ataque, en la mañana del 7 de octubre, fue rechazado gracias al fuego de las ametralladoras Bren del SBS. El segundo ataque tuvo algo mas de éxito, pero también fueron obligados a retirarse, perdiendo mas de 50 hombres; el escuadrón “M” solo tuvo un muerto y dos heridos. Teniendo el dominio del aire, los alemanes pudieron bombardear las posiciones de los británicos durante los días que siguieron hasta que Lapraik se decidió a evacuar la isla el 12 de octubre. Conseguido esto, los alemanes también abandonaron la isla.
En el mes de noviembre, sin embargo, los alemanes poseían suficientes tropas en las islas como para mantener en Simi una guarnición permanente al mando de un comandante. La fuerza a sus ordenes estaba compuesta por 18 alemanes, dos oficiales italianos, 60 hombres de la Milicia Fascista, 10 cocineros y “lavaplatos” y algunos carabinieri en funciones de policía. Para proteger la isla contra cualquier nuevo desembarco, los alemanes situaron destacamentos en Punta Malo, Panormiti y en la casa del gobernador.
Pero estas precauciones defensivas no eran suficientes para protegerla de los hombres del escuadrón “M”, que conocían muy bien la geografía de la isla y estaban decididos a recuperarla.
A fines de octubre de 1943 el Estado Mayor de las Fuerzas Especiales del Cuartel General británico en Oriente Medio comenzó a preparar una incursión que sirviese de modelo para el empleo de fuerzas de desembarco en operaciones de pequeña escala y que, además, sirviese para algo mas que para destruir las defensas enemigas. Si tenia éxito, los alemanes se verían obligados a reformar sus guarniciones en las islas debilitando otros frentes más importantes, ya que Hitler era partidario de mantener la presencia alemana en el Mar Egeo. Por otra parte, esas guarniciones necesitarían ser abastecidas convenientemente y los convoyes encargados podrían ser atacados desde el aire. Las perdidas que sufriese la marina alemana por ese motivo seria una importante sangría para sus escasos recursos navales.
Los dos artífices del plan, Turnbull y Lapraik, sabían de todo esto. Pero también tenían el propósito de provocar el mayor daño posible e infligir grandes bajas a los alemanes de Simi. Para facilitar la operación se había desembarcado previamente equipo de reconocimiento durante la segunda semana de septiembre. Su misión era obtener información y localizar la situación de las tropas enemigas, así como también conocer el estado de los muelles y de los demás recursos existentes en la isla. Lapraik había planeado destinar parte de su escuadrón –una patrulla al mando del teniente de 23 años R. “Bob” Buny- a atacar el cuartel general alemán, situado en el viejo castillo del pueblo.
Esta patrulla debía causar el mayor numero posible de bajas al enemigo en tanto una segunda patrulla, formada por el propio Lapraik con otros tres hombres, se deslizaría en los muelles para destruir las canoas que se construían en el mismo. Estas canoas pesaban hasta 20 toneladas y eran utilizadas por los alemanes para abastecer las islas y su destrucción dificultaría mucho dicho abastecimiento. Una tercera patrulla, dotada de ametralladoras Bren, se encargaría de proteger la retirada de las otras dos.
Además de ametralladoras Bren, el escuadrón contaría además con armas portátiles, incluyendo MP-40 tomadas a los alemanes. La MP-40, cuya velocidad de tiro era de 500 disparos por minuto y poseía una precisión muy superior a cualquier arma británica de ese tipo, era muy apreciada para operaciones de esta clase. Los hombres de Lapraik habían sido también entrenados en los métodos de demolición clásicos del SBS y estaban familiarizados con el uso de la bomba Lewis ( una mezcla de explosivo plástico y material térmico incendiario de apariencia semejante a un pastel de navidad ) y el de otras cargas de demolición de acción retardada. Muchos de ellos, además, habían combatido en el desierto, otros habían pertenecido a las secciones especiales anfibias de los comandos. Todos ellos eran, pues, profesionales endurecidos por la lucha.
El 20 de noviembre estas patrullas se aproximaron a la isla de Simi en dos canoas y desembarcaron cerca de la bahía. Bob Buny condujo su pequeña fuerza al cuartel general del enemigo. El y sus hombres se movieron con cuidado entre los escombros producidos por los anteriores bombardeos, procurando evitar los cristales rotos que había en las sendas que conducían a la casa de gobernador
No parecia haber centinelas, pero su presencia debió ser detectada por los alemanes ya que Buny percibió un susurro de voces de alarma. El jefe de la patrulla actuó con rapidez, arrojando una granada de mano en lo que aprecia ser el asentamiento de una ametralladora ligera, en la esquina de una habitación de la planta baja del edificio donde se encontraba el cuartel general. Buny y sus hombres oyeron los gritos de los heridos por la explosión mientras veían que varios soldados se acercaban por el camino de la bahía. Los siete alemanes que llegaban fueron abatidos por el sargento “Tanky” Wary, en tanto que el mismo Buny abatía a otro enemigo que se había asomado fugazmente a una ventana.
Un amenazador silencio siguió a este primer acto de violencia. El comandante alemán intentaba preparar un contraataque y el resto de la guarnición de la isla tenia puesta su atención en los muelles, donde la patrulla de Lapraik estaba ya actuando. Buny aprovecho este momento de calma para colocar una carga explosiva de 10 kg. en la fachada del edificio, retirándose a continuación para unirse a la patrulla de Lapraik no sin ir dejando un reguero de trampas “cazabobos” para detener a sus perseguidores.
Entre tanto, los hombres de Lapraik habían llegado ya a los muelles sin haber sido descubiertos a pesar de que había varias ametralladoras de la Milicia Fascista en Punta Malo, dominando la bahía. Los británicos colocaron varias cargas explosivas en las canoas en construcción y en los generadores que había en la planta eléctrica, así como en un almacén de víveres que encontraron a su paso.
Cuando estas cargas hicieron explosión los italianos comenzaron a disparar instintivamente en dirección a la bahía, creyendo seguramente que los atacantes tenían allí sus embarcaciones. Pero este fuego no solo estaba mal dirigido, sino que sirvió a los británicos para conocer la situación de las posiciones defensivas. Esto fue aprovechado por los hombres del sargento Wittle para acallar las armas del enemigo mientras los dos grupos atacantes se retiraban.
Una vez todos los hombres del SBS se encontraron a bordo de sus canoas, Lapraik tomo la decisión de atacar la isla de Nixtros. Si esta acción formaba parte del plan original, es difícil afirmarlo, pero todo parece indicar que el ataque estaba previsto de antemano. Nixtros se encuentra a 40 km al este de Simi, por lo que hubo que esconder las canoas durante el día para evitar a la aviación alemana. Las embarcaciones anclaron todo este tiempo muy pegadas a las peladas rocas de color blancuzco de una ensenada desierta. Para mejor disimular su presencia, fueron cubiertas con redes de camuflaje. No fue fácil encontrar buenas playas en las islas griegas del Egeo, y por esa razón, las canoas del SBS se veían obligadas a veces a esconderse en las costas de la neutral Turquía. Los capitanes de estas embarcaciones solían llevar monedas de oro para comprar el silencio de cualquier testigo inquisitivo.
Al llegar a Nixtros los hombres del SBS pudieron comprobar que la isla tenia dos pequeñas bahías y consistía en realidad en un volcán extinguido de mas de 750 m de altitud. En marzo de 1944 seria escenario de la captura de dos grandes transportes, pero en esta ocasión la patrulla mandada por el teniente Birmose solo encontró unas pocas canoas alemanas.
Las embarcaciones fueron incendiadas y también se procedió a destruir el cable telefónico submarino existente en la isla. La inutilizacion de este cable privaría a los alemanes del medio de enlace mas seguro que poseían para la comunicación entre las guarniciones isleñas, pues la radio podía ser interceptada y las embarcaciones que llevaban ordenes estaban expuestas a ser capturadas por los británicos. De hecho, este sistema telefónico fue uno de los principales objetivos del SBS durante esta fase de las operaciones en el Mediterráneo oriental.
Los hombres que habían desembarcado en Nixtros se dirigieron después a la isla de Piscopi. Sus defensores, un puñado de carabinieri, fueron desarmados, procediéndose luego a destruir la estación telefónica de la isla. Seguidamente los atacantes regresaron a Simi para averiguar el alcance del daño causado. Una vez en tierra, aprovecharon la ocasión para eliminar una desenfilada posición de ametralladoras que les fue revelada por los naturales de la isla. Una patrulla italiana intento cortarles la retirada, pero fue obligada a retroceder por el fuego de las ametralladoras Bren.
La incursión sobre estas tres islas tuvo tal éxito que los alemanes procuraron no hacer publica ninguna noticia sobre ella. Las Fuerzas Especiales del Oriente Medio mantuvieron una posición constante sobre estas guarniciones del Egeo. En julio de 1944 el coronel Turnbull capitaneo una fuerza de 210 hombres –en su mayoría griegos pero incluyendo también 81 hombres del SBS- en un nuevo ataque a Simi. Las renovadas defensas de la isla resistieron cinco horas antes de la rendición de los alemanes. Conseguido este éxito, los atacantes la abandonaron.
Esta fue la ultima operación de envergadura llevada a cabo por el SBS en el mar Egeo. En ocho meses de continuas incursiones, habían obligado a los alemanes a emplear mas de 18000 hombres en la defensa de las islas. En cambio, los aliados nunca dispusieron de mas de 3000 en estas operaciones.
Fuente:
Cuerpos de Elite
SBS Mar Egeo 1943-44
Editorial Delta
Saludos
