La ignorancia de Helene Berr

El genocidio nazi contra los judíos

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maximus

La ignorancia de Helene Berr

Mensaje por maximus » Jue May 21, 2009 9:36 am

Hace unos años se dio a conocer el conmovedor diario de la joven parisina Helene Berr, judía de familia francesa, que, como en el caso de su paisana Irene Nemirovsky, sólo recientemente se ha recogido su obra previa a su asesinato en la Shoah.

Que nadie se pierda el contenido del documento, publicado hace no mucho en traducción española, ya que se trata de una obra extraordinaria desde el punto de vista literario. Una especie de Anne Frank más crecidita y licenciada por la Sorbona con muy buenas notas.

Sin embargo, quiero resaltar algunos aspectos de su testimonio porque nos llevan a abordar un tema de interés: la ignorancia acerca del Holocausto en el momento en el que se produjo.

A diferencia de los judíos polacos (acerca de los cuales es dudoso lo que sabían o no sabían), los judíos franceses, tan alejados de los campos de la muerte, sabían más bien poco. A pesar de la guerra, París seguía siendo una ciudad donde no se padecían muchas estrecheces y donde se seguía haciendo una vida muy animada. Para los alemanes de las fuerzas de ocupación, ir a París, era ir a una fiesta.

Para Helene, las cosas empiezan a ir mal cuando en el verano de 1942 (los alemanes aún están ganando la guerra) se la obliga a ir a todas partes con la ignominiosa estrella amarilla. Y las cosas irán a peor: comienzan las deportaciones hacia el Este. Las ejecuta la misma policía francesa a las órdenes del gobierno de Vichy. A los judíos (extranjeros o franceses) se les lleva a campos de detención en Francia, y luego, en los vagones de ganado... ¿a dónde?, ¿y qué se hace con ellos allí? Si es para trabajar, ¿por qué se llevan también a los niños, ancianos y enfermos?

Veamos algunas anotaciones en el diario de Helene:

1 Noviembre 1943

"...de aquella partida de deportados del 27 de marzo de 1942 no se ha vuelto a saber nada. Se ha hablado de las primeras líneas del frente ruso ¿emplearían a los deportados para hacer estallar las minas?
Se ha hablado también de los gases asfixiantes con los que habrían rociado los convoyes en la frontera polaca. Estos rumores deben de tener un origen verídico".
"...Pensar que si me detienen esta noche (lo cual tengo presente desde hace mucho), estaré en la Alta Silesia dentro de ocho días, quizá muerta, que toda mi vida se apagará de golpe, con todo el infinito que siento dentro de mí".

6 Noviembre 1943

"...parece que la radio inglesa ha vuelto a dar detalles espantosos acerca de la vida en los campos de Polonia".

12 Noviembre 1943

"...Ayer se llevaron del hospital a cuarenta y cuatro enfermos... ¿Por qué?, ¿por qué estas deportaciones? No tienen sentido. ¿Para hacerles trabajar? Morirán en el camino".

17 Noviembre 1943

"Una enfermera cuenta que tenía un ayudante de sala que volvía de Polonia (donde había trabajado como obrero francés para los alemanes) y que había presenciado allí el siguiente espectáculo: una noche había salido en la oscuridad y había sobrepasado el límite prescrito; cuando estaba a la orilla de una especie de lago había oído un ruido. Se escondió y presenció algo que no tiene nombre: vio avanzar a unos alemanes empujando a mujeres, hombres y niños. Había una especie de trampolín sobre el que los obligaban a subir. Y, de ahí, ¡plof! Los tiraban al lago, es lo que la mujer ha dicho; yo he sentido que se me helaba la médula de los huesos. Eran judíos polacos".

7 diciembre 1943

"¿Qué harán de esos campos cuando las cosas vayan mal? En Kiev han matado a veinte mil judíos. En Feodisyia, en Crimea, doce mil en una noche."

15 febrero 1944

"He visto esta mañana a la señora Kahn, que acaba de pasar ocho días en el campo de detención de Drancy. La detuvieron en Orly, y como miembro del personal, la liberaron la víspera de la deportación. A través de ella he llegado a conocer los detalles que sólo podemos conocer gracias a los que vuelvan de la deportación. Ella ha llegado, por así decirlo, hasta el borde del precipicio. Más allá está lo desconocido; es el secreto de los deportados".
"...un caso de trece hijos con sus padres, ¿qué van a hacer con esos niños? Si deportan para obtener mano de obra, ¿de qué les sirven los niños? ¿Es cierto que los entregan a la asistencia pública alemana? No toman las mujeres y los niños de los demás obreros que envían a Alemania. La monstruosa posibilidad de entenderlo, lo ilógico de todo esto me tortura. Sin duda no hay que reflexionar. Porque los alemanes no buscan siquiera razones ni utilidad. Tienen un objetivo: exterminar".


A pesar de los terribles indicios y las constantes y graduales redadas de judíos parisinos para la deportación, sólo a partir de Febrero de 1944 Helene y sus dos padres se ausentan de su domicilio habitual, siendo acogidos por amistades (no fueron tan precavidos como la familia Frank). Helene ha estado ayudando a los judíos perseguidos dentro de una organización autorizada por los nazis, haciéndose cargo, entre otras cosas, de los niños cuyos padres eran deportados. Por ser francesa e hija, además, de un judío "distinguido" (su padre es ingeniero químico y ex combatiente condecorado), no figura entre los primeros perseguidos.

Pero el 7 de marzo de 1944 cometen una imprudencia y se les acaba la suerte. Helene y sus padres son detenidos y deportados al Este 20 días después. A la madre la gasean nada más llegar a Auschwitz. El padre, ingeniero químico, trabajará en Auschwitz-Monowitz (donde estaba Primo Levi), pero enferma y es asesinado en septiembre. Como Anne Frank, Helene sobrevivirá a Auschwitz trabajando como esclava, pero también morirá al final en Bergen-Belsen, pocos días antes de la liberación, como consecuencia de las muchas privaciones sufridas.

Cabe preguntarse si esta familia hubiera tenido más opciones de sobrevivir de haber contado con una información más exacta acerca de lo que les esperaba en los campos de Polonia. Pero, ¿cómo imaginar lo inimaginable?

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CRISTINA42
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La ignorancia de Helene Berr

Mensaje por CRISTINA42 » Dom Mar 14, 2010 10:15 pm

Yo acabo de leer el Diario. Está muy bien. Es cierto que los judíos franceses apenas sabían de lo que ocurría en Polonia, pero también les pasó a los Holandeses, a los griegos, italianos etc. Respecto a los Polacos, ellos sí sabían ya lo que ocurría a finales de 1.942, pero todo era tan horrible, que muchas personas se negaron a creer lo que ocurría. Y se planteó el dilema si proclamarlo a los cuatro vientos, o dejar a las personas vivir con "cierta esperanza". Hacer sufrir a la gente más de lo que estaba ya sufriendo? Yo no sé. Creo que hubiera sido mejor haberlo proclamado y promulgado. Creo que de esa forma, ya que sabían que iban a morir, hubiera habido más resistencia, incluso la resistencia pasiva. Si se hubieran negado simplemente a subir a los trenes, por ejemplo, sí habrían disparado, se habría liado una gorda, pero hubiera sido más difícil todo el macanismo del exterminio, pero no soy nadie para juzgar, en esos momentos, y con todo ese drama y ese horror encima....que hubiera hecho yo o que hubiera decidido. Pero estoy segura que a los nazis les hubiera costado mucho hacer todo el trabajo sucio que realizaon los judíos. En fin....que pena.....
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La ignorancia de Helene Berr

Mensaje por srta___miau » Vie Abr 09, 2010 9:23 pm

Al hilo de lo que dice Cristina, yo me he hecho cientos de veces la misma pregunta ¿por qué esa pasividad?, no sé si todo fue fruto de la anulación como personas, del miedo, del no querer hacer frente a la realidad....¡qué dificil, de todas formas tenía que ser , estar en esa situación!.

Saludos a las dos y unos apuntes muy interesantes sobre el diario.
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La ignorancia de Helene Berr

Mensaje por wintermute » Vie Abr 09, 2010 9:30 pm

El instinto de supervivencia debe ser el más fuerte que posee el ser humano.
Que otra cosa podría agregar?

Saludos

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CRISTINA42
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La ignorancia de Helene Berr

Mensaje por CRISTINA42 » Sab Abr 10, 2010 2:00 pm

Tened en cuenta que hablamos de civiles. Fiajos, las primeras personas que fueron gaseadas fueron prisioneros rusos.
Estos eran soldados, fuertes, y militares, y tampoco hicieron nada. Más aún como se iban a comportar ancianos, mujeres, niños, y civiles en general. También hay que tener en cuenta, que cuando llegaban a las cámaras de gas, ya llevaban sobre todo polacos, años en guetos, humillados, expulsados, con hambre, etc.....Qué se podía esperar???


A mí también me cuesta trabajo creer esa pasividad, y pienso que ya que iba a morir mejor resistiendome, pero claro si estuiera con mis padres mayores, con hijos pequeños, y con gente a mi alrededor que tenía esperanza en sobrevivir, ya sabeís "si trabajo y me adapto sobreviviré". Además de las represalias que conllevaba una rebelión...
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Re: La ignorancia de Helene Berr

Mensaje por jaramis » Jue Jul 21, 2011 1:43 pm

Es cierto que, de buenas a primeras, cuesta de creer tanta pasividad.

Sin embargo, pensándolo bien, tampoco es tan increible. En primer lugar, hay que situarse en los años 40, época en que la información no volaba a la velocidad de la luz hacia los cuatro rincones del planeta como hace ahora. Solo había rumores y habladurías que para alguien que vive en el mundo civilizado resultan difíciles de creer. Parece ser que, de todos los judíos de Europa, los que tenían una mayor certidumbre de lo que estaba ocurriendo eran los judíos polacos, precisamente porque lo tenían todo más cerca, y a ellos ya los estaban recluyendo en ghettos desde muy poco después de la invasión alemana, con todo lo que ello supone.

Pero además, la pasividad que demostraban incluso a tan solo unos minutos de ser exterminados, una vez que ya los habían seleccionado en la rampa y los conducían hacia las cámaras de gas, es hasta entendible. El engaño se producía hasta el último segundo, y en el mismo documental de Claude Lanzmann, supervivientes como Filip Müller relatan cómo un suboficial de las SS (que creo que era el Obersturmführer Franz Hössler) daba un discurso a los que iban a ser gaseados, ya en las mismas puertas de la cámara de gas, donde les decían que les iban a poner a trabajar y que, como se preocupaban por su salud, primero les iban a duchar y desinfectar.

Pero no es solo el engaño, yo creo que la verdadera razón a esa pasividad es que el ser humano se niega a aceptar, siquiera a creer, que a pocos metros de distancia le espera una realidad tan terrible como la que les esperaba a los judíos deportados, y mientras alguien les ofrezca o les plantee otra posibilidad mucho menos terrible (como era la de trabajar) se aferran a ella como a un clavo ardiendo.

Otro motivo radica, en mi opinión, en que los nazis se ocupaban en todo momento de desarmar y privar de toda defensa a los deportados, les despojaban de cualquier atisbo de seguridad en sí mismos, del más mínimo ánimo o espíritu combativo que pudieran tener, de cualquier voluntad de amotinarse, y les convertían en una masa borreguil debilitada a la que solo tienen que conducir al matadero.

En sus ciudades de origen, les convocaban un día a una determinada hora bajo amenaza de muerte si no acudían. Hasta ahí se podía elegir entre ir o no ir, y casi todos elegían ir, porque la amenaza era muy intimidatoria, y preferían pensar que solo los querían enviar a otro lugar para trabajar, por muy ilógico que fuera que también convocaran a niños y ancianos. A partir de ahí, y una vez en el vagón para ganado, ya los habían convertido en eso precisamente, y los tenían varios días metidos allí sin darles de comer ni de beber apenas, con gente muriendo durante el trayecto y con los cadáveres mezclados entre los vivos. A la llegada al campo, debilitados por todo ese infierno de viaje, continuaba la tarea de deshumanización, separaban a las familias y quienes eran guiados hacia la cámara de gas no sabían hacia dónde llevaban al marido, al padre o al hermano que se había quedado en el otro grupo, y quien menos, iba en compañía de algún hijo o algún anciano que difícilmente podían valerse por sí mismos.

En tales circunstancias es imposible mantener un espíritu de alerta y de plena conciencia de lo que va a pasar, y es impensable que alguien en esa situación se atreva a saltar sobre alguno de los guardias, sin saber si alguien le va a seguir en el intento, y por supuesto temiendo no solo por su vida si trata de hacer algo, sino por la de quienes le acompañan. En esas circunstancias, cualquiera elige, inconscientemente, huir de la terrible realidad y pensar que ciertamente les van a dar una ducha, les van a desinfectar, y luego les darán un cazo de sopa caliente. El mismo Filip Müller relataba las caras de alivio de los que iban a morir conforme el suboficial de las SS les soltaba el discurso de las duchas y la desinfección.


El proceso por el cual los nazis deportaban y luego exterminaban a los judíos en los campos, además de terrible, tenía mucho de maquiavélico.

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Rubén.
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Re: La ignorancia de Helene Berr

Mensaje por Rubén. » Sab Jul 23, 2011 6:55 pm

Respecto a lo que se dice por pasividad yo creo que es imposible imaginar que pueda ocurrir algo así, por lo menos hasta que lo ves.

El que los judíos sospecharan que deportaban a niños/ancianos para supuestamente trabajar o su reasentamiento no creo que lo vieran tan raro.
Desde hacía dos décadas se conocían los reasentamientos en la URSS en los que iban niños/ancianos de las etnias castigadas también. Es probable que los judíos con los nazis se esperaran una especie de gulag o tierra inhóspita para trabajar forzosamente. Yo creo que la mayoría imaginaban algo así. Por lo menos si estuviera en su situación pensaría: "bueno, trabajamos duramente yo y mi familia en donde nos lleven y tal vez tengamos alguna posibilidad si obedecemos de sobrevivir al acabar la guerra". Pero imaginarse que vas a acabar en una planta industrial de muerte es prácticamente imposible, ni Edgar Allan Poe hubiera sido capaz de inventarse una monstruosidad así para sus obras. Terrible sin ninguna duda.

Rubén el Stuka.

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