Árabes que lo arriesgaron todo por salvar a lo judíos

El genocidio nazi contra los judíos

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Francis Currey
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Árabes que lo arriesgaron todo por salvar a lo judíos

Mensaje por Francis Currey » Dom Mar 25, 2007 12:03 pm

Árabes que lo arriesgaron todo por salvar a lo judíos

Muchos son los casos de musulmanes que arriesgando sus vidas y su posición social decidieron salvar a los judíos de una muerte segura. El Sr Badoglio ya publicó en el foro sobre Jaled Abdelwahab

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En el siguiente artículo obra de Deirdre Fernand y publicado en XL Semanal Online podemos ver historias asombras que van mucho más alla del valor.

Los países del norte de África ocupados por los nazis también tuvieron sus Schindler. Un historiador norteamericano los ha descubierto. Éstos son los musulmanes que ayudaron a escapar a los judíos de las garras del Tercer Reich.

Anny Boukris era una niña cuando los soldados se presentaron en su casa. Corría 1942, y las tropas alemanas habían ocupado Túnez. Boukris vivía con sus padres, Jacob y Odette, en la ciudad costera de Mahdia. A Anny y sus hermanos no les faltaba nada: Jacob era un hombre de negocios judío que se ganaba tan bien la vida como para contar en su hogar con una criada.
Pero eso cambió en cuanto los nazis llamaron a la puerta. Desde la llegada de éstos al país norteafricano, esta familia no las tenía todas consigo y, por si acaso, había almacenado comida en casa y había escondido sus posesiones de valor en un cuarto cuya puerta cubrió con una estantería. Sin embargo, los soldados dieron con el escondite y se quedaron con todo. Luego informaron a los Boukris de que su casa sería confiscada para los oficiales y les dieron una hora para marcharse. El padre de Anny se lo tomó con calma y rápidamente se marcharon a una vieja fábrica del vecindario.

Semanas más tarde, la puerta volvió a sonar. El visitante esta vez era un joven tunecino. «Aquí corren peligro –dijo–. Deben marcharse ahora.» Y él mismo los llevó a su granja, a unos 30 kilómetros de la ciudad. La familia se quedó allí cuatro meses, hasta que los alemanes fueron expulsados. Sólo entonces Anny comprendió el alcance de lo sucedido.
Quien se presentó aquella noche en la fábrica era Jaled Abdelwahab, un árabe de 32 años, de Mahdia. Jaled era un hombre con muchos contactos, que mantenía un trato amistoso con los oficiales alemanes. Apuesto, cultivado y educado en Occidente, acostumbraba a tomar copas con los oficiales nazis y sabía qué burdeles frecuentaban, qué mujeres despertaban su apetito sexual. Había oído incluso que algunas chicas de la localidad, muchas de ellas judías, habían sido secuestradas como esclavas sexuales, tras lo cual no se las había vuelto a ver nunca.

Un militar alemán le confió una noche que estaba encaprichado de una guapa judía de pelo rubio y ojos azules a la que pensaba raptar. Abdelwahab comprendió que se refería a Odette, la madre de Anny, y no se lo pensó dos veces: invitó al militar a copas, una y otra vez, hasta emborracharlo. Entonces, corrió al rescate de los Boukris y se los llevó a su granja. Jaled Abdelwahab, que con el tiempo se casó y tuvo una hija, se convirtió en amigo íntimo de la familia. Durante el resto de su vida fue invitado de honor a la mesa de los Boukris, quienes lo mismo lo recibían para celebrar el Sabbat que para dar buena cuenta de un cuscús con pollo mientras hablaban de los viejos tiempos de la guerra. Árabes y judíos compartían un vínculo muy especial en aquella casa.

El heroísmo mostrado por Abdelwahab a la hora de salvar a Odette del secuestro y la violación, de acaso salvar a la familia entera de la persecución y la muerte, habría caído en el olvido de no ser por la investigación del historiador Robert Satloff, un estadounidense de origen judío que se ha pasado los últimos cuatro años tratando de dar con héroes desconocidos del holocausto. Y no con judíos únicamente, sino también con árabes como Abdelwahab.

«Jaled se jugó la vida por salvar a aquella mujer –explica Satloff–, y si el oficial nazi llegaba a enterarse de su maniobra, bien podría haberle costado la muerte.» Abdelwahab podría haber sido fusilado o torturado hasta morir en cualquiera de los 104 campos de castigo que por entonces los nazis construían en el Sahara. En su investigación, Satloff no sólo recorrió Europa –donde seis millones de judíos murieron a manos del Tercer Reich y personajes como Oskar Schindler y Raoul Wallenberg se lo jugaron todo para salvarlos–, sino que también ha explorado el norte de África, las colonias francesas que cayeron en manos alemanas con sus poblaciones judías incluidas.

«La suerte de los judíos muertos en Europa es conocida –explica Satloff–, pero la persecución no sólo tuvo lugar allí.» Según sus investigaciones, recogidas en el libro Among the Righteous, si los aliados no hubiesen expulsado a los alemanes de África en 1943, las comunidades judías establecidas desde hacía 2.000 años en Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y, acaso, Egipto y Palestina habrían sufrido el mismo destino que las europeas. Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, los nazis tenían prevista la persecución y el exterminio de los judíos radicados en los países árabes. Y aunque Alemania y sus aliados controlaron esas tierras de forma breve, hicieron considerables progresos en su plan. Entre junio de 1940 y mayo de 1943, los nazis, los franceses colaboracionistas de Vichy y sus aliados italianos fascistas aplicaron en África medidas precursoras de la `solución final´. Entre éstas, se encontraban las leyes que privaban a los judíos de propiedades, acceso a la educación, derechos de residencia y desplazamiento; también, medidas mucho más directas, como la tortura, el trabajo de esclavos, la deportación y la ejecución física. No llegaron a construirse campos de exterminio, pero millares de personas fueron enviadas a más de cien campos de trabajo en los que las condiciones eran penosas y en los que, no obstante, `sólo´ murieron unas 5.000 personas: un uno por ciento de los judíos norteafricanos.

En una situación así, hubo muchos árabes colaboracionistas y participantes entusiastas en la persecución: unos trabajaban como intérpretes e iban de casa en casa con las SS, delatando a los vecinos judíos; otros eran capataces de cuadrillas de trabajo o guardias en los campos. Pero Satloff buscaba otro tipo de árabes.
El punto de partida de su trabajo era contar la historia de un musulmán que hubiera salvado la vida de un judío. Investigó a fondo en archivos y bibliotecas, pero apenas encontró información sobre el medio millón de judíos que vivían en el norte de África. Sólo se repetía un dato: casi 5.000 de ellos habían muerto en bombardeos aéreos o de resultas de trabajos forzados. Pero era imposible dar con más detalles. Y a las muchas preguntas por responder –¿qué fue de las familias judías asentadas en Casablanca cuando las tropas de Hitler se hicieron con la ciudad?, ¿qué sucedió después de que el Gobierno colaboracionista francés del mariscal Petain instituyera leyes antisemitas?– se sumaba una nueva que Satloff se hacía con mayor frecuencia: ¿existía un Schindler o un Wallenberg musulmán?

En busca de ese salvador, Satloff, que habla árabe, francés y hebreo con fluidez, se trasladó en 2002 a Marruecos. Su figura venía a ser la de un Simon Wiesenthal a la inversa: mientras el legendario cazador de nazis fallecido en 2005 buscaba criminales para entregárselos a la justicia, Satloff buscaba defensores de los judíos. Con el tiempo, no encontró sólo uno, sino muchos. Allí donde iba, se enteraba de historias sobre árabes que habían albergado a judíos en sus casas, que habían compartido con ellos sus alimentos escasos, que habían guardado sus pertenencias para que no se las confiscaran, que habían avisado a sus vecinos judíos de las inminentes redadas de las tropas de las SS

Abdelwahab, que murió en 1997 a los 86 años, es uno de los principales héroes del libro de Satloff. Pero hay otros, como Si Ali Sakkat, antiguo alcalde de Túnez y miembro de una familia aristocrática cuyo linaje se remontaba al propio Mahoma. Vivía retirado en una espléndida finca a las afueras de la ciudad, a pocos kilómetros de un campo de trabajo nazi. En un momento crítico de la batalla por la ciudad, 60 prisioneros judíos aprovecharon la confusión y huyeron. «Tuvieron la suerte de acudir a su puerta –afirma Satloff, quien hoy es buen amigo del nieto de Si Ali–. El viejo aristócrata les ofreció cobijo y sustento por pura cuestión de humanidad.» Los alojó incluso en sus graneros, hasta que las tropas aliadas los liberaron.

Otro salvador fue Si Kaddur Benghabrit, director de la gran mezquita de París y quizá el árabe más influyente en la Europa de entonces. Bajo las mismas narices de los alemanes ocupantes salvó a cien judíos, a los que dotó de falsa documentación como musulmanes, lo que los salvó de ser detenidos y deportados.

Satloff está seguro de que su relato de las heroicidades musulmanas va a resultar polémico. Negar el holocausto no es infrecuente en los países árabes. Hassan Nasralá, líder de Hezbolá, ha declarado a los seguidores que el holocausto es «una leyenda» difundida por los judíos. La página web oficial de Hamás sostiene que el exterminio nazi de los judíos «es una fabricación histórica que no se sostiene». Y el presidente sirio Bashar al-Assad declaró a un periodista que no tenía ni idea «sobre si es cierto o no eso del exterminio de los judíos, o cuántos murieron durante la guerra». Pero si el holocausto no ocurrió, ¿cómo se explica entonces la actuación de hombres como Si Kaddur Benghabrit o el bey de Túnez?

Satloff decidió emprender su investigación a raíz de los atentados de 2001 en Nueva York. Tras contemplar el desplome de las Torres Gemelas, se preguntó qué podía hacer él, como judío, estadounidense y estudioso del mundo árabe, por fomentar la concordia entre las distintas ideologías. Desde su punto de vista, la columna de humo que ascendía de las ruinas neoyorquinas era muy similar a las que salían de las chimeneas de los campos de exterminio. «Me dije que lo mejor que podía hacer era combatir la ignorancia árabe del holocausto –explica–. Y la forma mejor de hacerlo era contando una historia positiva, una historia que involucrara al mundo islámico y a sus héroes.»

Schindler y Wallenberg son los más célebres ‘salvadores de judíos’ de Europa, pero la lista de honor del Yad Vashem, el organismo que examina los casos de los mártires y héroes del holocausto, no incluye a ningún árabe entre las 21.310 personas que se jugaron la vida para defender a los judíos de los nazis. La lista incluye a chilenos, croatas, turcos, bosnios, lituanos, letones… A nadie de Túnez, Marruecos o Argelia, por mucho que hayan pasado 60 años desde entonces.
Los testimonios de gente como Anny Boukris, hoy de 71 años, resultan reveladores. Anny se pasó décadas intentando explicarle al mundo la deuda contraída con aquel joven árabe. Pero sus vecinos no tenían ningún interés en aquella historia. Satloff, que ha corroborado sus palabras a partir de distintas fuentes, ofrece su propia explicación al respecto: «En ese listado honorífico del Yad Vashem no hay ningún árabe porque ellos o sus herederos no querían ser encontrados, pero también porque muchos judíos prefirieron no investigar a fondo estos casos».

La investigación de Satloff puede colocar a algunos de estos héroes en un lugar de honor, pero ya ha tenido efectos prácticos de otra clase. El historiador ha contribuido a que, mediante la aportación de pruebas documentales de sus cautiverios, decenas de sobrevivientes de los campos de trabajo de Marruecos, Argelia y Túnez hayan obtenido millares de euros en compensaciones. Y si Satloff se sale con la suya, es posible que Abdelwahab, el hombre al que describe como «el Paul Newman tunecino», se convierta, para los judíos, en el primer árabe ‘justo’.

Pero Robert Satloff considera que queda mucho por saber. «No he hecho más que rascar la superficie, pero está claro que no todos los árabes se unieron a la persecución antijudía instigada desde Europa.» El problema es que cada vez son menos los que pueden referir lo acontecido.

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Mensaje por TMV » Lun Mar 26, 2007 7:45 pm

Como siempre Francis "chapeau" :wink:

Un saludo
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Mensaje por Shomer » Mar Abr 17, 2007 5:12 pm

Saludos Francis! ... Muy interesante la historia que has publicado, lo que me extraña es que Yad Vashem no la tenga registrada... Y no creo que sea porque se trate de un árabe, pues SI se han registrado los casos de familias bosnio-musulmanes que dieron refugio a judíos yugoslavos durante la SGM, de hecho, cuando durante la reciente guerra civil en Yugoslavia, los serbios iniciaron un exterminio sistemático de los musulmanes bosnios, el gobierno israelí organizó la evacuación a Israel de los descendientes de aquellas familias musulmanas bosnias con las que nos encontrábamos en deuda!

Hoy, esas familias musulmanas bosnias, viven en Israel con plena ciudadanía!

Shalom!
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Fuerzas de Defensa de Israel
"Nuestros soldados prevalecen, no por la fuerza de sus armas, sino por su sentido de misión, por la certeza de lo justo de su causa, por su amor profundo para su país, y por su comprensión de que la pesada tarea que se puso sobre ellos es vital para asegurar la existencia de nuestra pueblo en esta tierra, y afirmar, aun a coste de sus vidas, el derecho del pueblo judío a vivir su vida en su propio estado, libre, independiente, y en paz" ... Yitzhak Rabin

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Re: Árabes que lo arriesgaron todo por salvar a lo judíos

Mensaje por TonyGV » Jue Ago 15, 2013 7:03 pm

Aqui os dejo mas informacion de los musulmanes que ayudaron a los judios,espero que os guste,saludos cordiales camaradas.

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Fuente: http://www.aimdigital.com.ar/aim/2013/0 ... olocausto/
Última edición por Grossman el Sab Ago 17, 2013 4:23 pm, editado 1 vez en total.
Razón: Infracción artículo 12, apartado 1 de la NdF sobre copiar y pegar
"Quien diga que la pluma es más poderosa que la espada, evidentemente nunca vio armas automaticas en acción".-Douglas MacArthur .

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