"Cómo Hitler pudo haber ganado la SGM"
Publicado: Mié Ene 16, 2013 2:24 am
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Título
"Cómo Hitler pudo haber ganado la SGM: los errores fatales que llevaron a los Nazis a la derrota""
("How Hitler could have won WWII: the fatal errors that led to Nazi defeat")
Autor: Bevin Alexander
ISBN: 1-56852-615-6
Editorial: Konecky & Konecky, U.S.A.
Fecha de la edición: 2000
Encuadernación: Pasta dura
Medidas: 23 x 16 centímetros
Número de páginas: 338
Idioma: Inglés. No sido traducida al Castellano.
El libro consiste de 24 capítulos, 303 páginas de texto, 30 páginas de notas, 5 páginas de bibliografía, 19 mapas y 31 fotos blanco y negro.
La obra consiste en explicar las principales decisiones alternativas que Hitler pudo haber tomado para ganar la SGM. De paso, el autor narra lo medular del desarrollo de la gran contienda, todo en un estilo sumamente claro y explicativo. La abundancia de mapas ayuda a comprender mejor cada coyuntura y estrategia. Muy pocos perfiles psicológicos, el autor se centra más en los episodios, estrategias y tácticas, que en los personajes protagonistas: muy contados comentarios a las personalidades y escasas anécdotas y curiosidades.
El temario es amplio y abarca los escenarios y episodios más relevantes de la SGM; en aras de la brevedad propia de una recensión, me limitaré a detallar algunos de ellos:
Capítulo 1: "La oportunidad alemana para la victoria".
Después de haber concluído victoriosamente la guera en contra de Francia y ocupar aproximadamente la mitad de su territorio, la Fuerza Expedicionaria Británica había tenido que huir precipitadamente, evacuando a sus soldados acorralados en Dunkerque y abandonando todo su equipo. El Alto Mando alemán recomendó a Hitler continuar con un ataque a la Gran Bretaña, concentrarse en ese enemigo que le había declarado la guerra a Alemania y el cual había sufrido tal descalabro. En este caso Alemania continuaría luchando en un solo frente.
Hitler decidió atacar a la Unión Soviética, abriendo así un enorme segundo frente y despertando al gigante asiático. La esperanza de Hitler era que la Gran Bretaña se sostendría mientras contara con el apoyo soviético, lo cual no ocurrió así pues los británicos buscaron -y lograron- el apoyo masivo de los Estados Unidos.
Como resultado de la decisión de Hitler, Alemania luchaba ahora con dos enemigos simultáneamente: en el Frente Oriental en contra del enorme potencial soviético y en el Frente Occidental con la Gran Bretaña apoyada crecientemente por el incalculable poderío norteamericano.
Capítulo 5: El fatal redireccionamiento hacia el Este.
Aún después de lo visto en el Capítulo primero, es decir, aún después de haber comenzado el "Plan Barbarrosa" y haberse liado contra la Unión Soviética, los Generales aconsejaron a Hitler otorgar prioridad a la "Estrategia Mediterránea" o "Estrategia periférica" como una alternativa para controlar a la Gran Bretaña. Es decir, aún si no se atacaba directamente a Inglaterra, podría estrangulársela controlando el Mar Mediterráneo.
El General Alfred Jodl fue uno de los más ardientes defensores de esta línea estratégica, insistiéndole a Hitler en que el Mediterráneo les ofrecía una excelente arena en la cual derrotar a la Gran Bretaña: aún si los británicos dedicaran todos sus esfuerzos a construir una poderosa Fuerza Armada en Egipto, le tomaría al menos un año lograrlo y muy probablemente se verían impedidos de hacerlo debido a la necesidad de concentrarse en la defensa de su isla al otro lado del Canal de la Mancha.
Erich Raeder, Gran Almirante de la Kriegsmarine, fue otro de quienes más fuertemente recomendaron a Hitler seguir esa estrategia, proponiéndole otorgar prioridad al control del Canal de Suez como medio para desconectar a los británicos de India y de muchas de sus otras colonias. El Mariscal de Campo Wilhelm Keitel, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, llegó al grado de decirle a Mussolini que "La captura de El Cairo es más importante que la captura de Londres": una vez que las potencias del Eje controlaran El Cairo y el Canal de Suez, la Flota Británica no podría ser suplida adecuadamente y los ingleses perderían el control del Mar Mediterráneo, el cual pasaría a control total de Alemania e Italia pues se convertiría en un lago para ellos; además quedarían en control de los inmensos recursos petroleros del Medio Este.
Bevin Alexander llega al extremo de afirmar que con la posesión del Mar Mediterráneo y del Medio Este, las potencias del Eje controlarían todo el Norte y el Este de Africa, explotarían sus infinitos recursos y Alemania se volvería invencible, pues el insistente desafío británico en la periferia de Europa se volvería irrelevante.
El Mariscal de Campo Erwin Rommel escribiría después, amargamente: "Si en la Primavera de 1942 Hitler me hubiera proporcionado solamente una fracción de las tropas que más tarde envió a Túnez, hubiéramos conquistado Egipto, el Canal de Suez y el Medio Este y virtualmente impedido una invasión aliada en el NorOeste de Africa".
Hitler continuó priorizando el Frente Oriental ("Operación Barbarrosa") permitiendo a los Aliados fortalecerse en el Norte de Africa y controlar el Mediterráneo.
Capítulo 6: "Atacando la isla equivocada".
Se refiere a la decisión de Hitler al atacar la Isla de Creta en lugar de atacar la Isla de Malta -entre Italia y Libia. De nuevo el Admiral Raeder y la mayoría de los altos mandos le recomendaron insistentemente a Hitler atacar Malta (en completo control británico) debido a su alta importancia estratégica, tanto que la consideraban una condición sine qua non para disputarle el control del Mar Mediterráneo a la Gran Bretaña".
Hitler decidió atacar la Isla de Creta ("Operación Mercurio") y su esperanza (apoyada por Halder) en que con ello facilitaría el abastecimiento de las fuerzas del Eje en el Norte de Africa continuó siendo un espejismo.
Capítulo 7: Los objetivos de Barbarrosa.
El autor cuestiona tanto la multiplicidad como la vastedad de los objetivos de la "Operación Barbarrosa" (en contra de la Unión Soviética). Argumenta que el más grande error estratégico de Hitler en esta campaña fue su renuencia a concentrarse en un objetivo a la vez. En lugar de ello, Hitler decidió atacar varios y lejanos objetivos, muy distantes entre sí, todos simultáneamente: en el Norte Leningrado, en el Centro Moscú por ser la Capital y el centro nervioso de todo el país y en el Sur Stalingrado, Ucrania y el Cáucaso por su inmenso potencial en cuanto a agricultura y sus enormes reservas petroleras.
Lo anterior determinó inevitablemente una acentuada dispersión de las fuerzas alemanas y su consecuente debilitamiento en cuanto a poder concentrar su capacidad de fuego para lograr uno por uno esos objetivos, no simultáneamente sino sucesivamente.
El logro de todos esos objetivos en forma simultánea era algo casi imposible: Hitler planeaba controlar en 1941 más de un millón de millas cuadradas, es decir, una extensión equivalente al todo el territorio norteamericano al Este del Río Mississippi, un área que abarca 26 de los 48 Estados territoriales norteamericanos. Casi nada le pedía el gusto al Führer...
Altos militares como el Mariscal de Campo Brauchitsch y el General Halder proponían a Moscú como el objetivo principal del ataque y recomendaban convertirla en el centro de gravedad de las fuerzas alemanas; argumentaban que el control tanto Leningrado como la región del Cáucaso y Ucrania dependían de la derrota de las Fuerzas Armadas Soviéticas, lo principal de las cuales se encontraría camino a Moscú. Amenazando simultáneamente los Frentes Norte y Sur, mantendrían a los Soviéticos sin saber cuál objetivo era el prioritario para los alemanes y se verían obligados a dispersar sus fuerzas para protegerlos a todos simultáneamente.
Capítulo 9: Cayendo entre dos bancos.
Una vez iniciada la "Operación Barbarrosa" y ejecutada exitosamente en sus primeras fases, cada Grupo de Ejércitos había obtenido logros espectaculares:
- el Grupo de Ejércitos Norte (Leeb) había avanzado peligrosamente hasta Leningrado
- el Grupo de Ejércitos Sur (Rundstedt) había capturado Uman y se acercaba a Odessa y
- el Grupo de Ejércitos Central (Bock) había capturado Bialystock y Minsk, capturando 233.000 prisioneros, numerosos Generales, 1800 cañones y destruído 3.300 tanques.
Además, este Grupo de Ejércitos Central había logrado victorias en el área de Smolensk capurando tropas y equipo en similares cantidades a las anteriores (vide supra). Las tropas alemanas de este Grupo de Ejércitos Central se posicionó a solamente 220 millas de Moscú, todo hacía pensar que esa daga mortal se hundiría en el corazón de la Unión Soviética.
En ese momento Hitler tomó la decisión fatal de dispersar esas fuerzas: ordenó al Grupo Panzer de Hoth girar hacia el Norte y reforzar el avance hacia Leningrado y ordenó al Grupo Panzer de Guderian girar hacia el Sur y ayudar a capturar Kiev.
Brauchitsch, Halder, Bock, Guderian, Hoth y muchos otros altos mandos aconsejaron a Hitler continuar el ataque hacia Moscú, haciéndole ver lo vital que era aprovechar esa oportunidad.
Bevin Alexander atribuye a esta decisión una de las causas fatales que llevaron a Hitler a perder la guerra.
Explica: Capítulo 14: Stalingrado.
El autor señala lo que a su juicio constituyeron los dos errores estratégicos que llevaron a Hitler al desastre alemán en Stalingrado: (1) no concentrar todas sus fuerzas en el área para atacar los objetivos uno por uno, sucesivamente, y -por el contrario- dispersarlas asignando una parte de ellas al ataque de Stalingrado y la otra parte a capturar los pozos petroleros del Cáucaso; (2) avanzar hacia el Volga en vez de dedicar sus fuerzas a capturar la ciudad en sí misma, lo cual permitió a los soviéticos organizar una lucha urbana calle por calle, mientras amasaban tropas en los flancos de la retaguardia alemana. Esto último les permitió finalmente encerrar al Sexto Ejército dentro de Stalingrado.
Sobre la catástrofe de Stalingrado, el Mariscal de Campo Von Manstein escribió: "Un líder de visión amplia y de largo alcance se hubiera dado cuenta desde el principio que amasar la mayor parte de las fuerzas de asalto dentro y alrededor de Stalingrado sin una protección adecuada en sus flancos las dejaba en un peligro mortal"
Mientras todo lo anterior ocurría, la producción alemana de tanques, armamento y municiones declinaba y la producción soviética y norteamericana aumentaban.
Estimados amigos: para no extender demasiado esta reseña, me limitaré a mencionar otros episodios que el autor comenta, por ejemplo la "Operación Citadela" (Kursk), la reacción alemana ante la invasión aliada en Italia, la invasión aliada en Normandía, la Batalla de Bulge y otros.
In sum: una obra muy interesante sobre varias facetas específicas de la SGM y las decisiones que pudieron haber decidido la guerra a favor de los alemanes; trata varias de las encrucijadas nodales que Hitler enfrentó en el transcurso de la misma; debido a la naturaleza del trabajo, el nivel de criticidad del autor es fundamental, pues se trata de juzgar a posteriori varias de las decisiones tomadas por Hitler en momentos esenciales.
Un estudio muy bien estructurado, una prosa clara y de fácil lectura; las argumentaciones de Alexander aparecen muy lógicas, muy bien hilvanadas y mejor expuestas, es ésta una obra de análisis crítico per excellence.
Otras obras del autor:
"Corea: la primera guerra que perdimos"
"La extraña conexión: la intervención norteamericana en China, 1944-1972"
"Victorias perdidas: el genio militar de Sonewall Jackson"
"Cómo ganan los grandes Generales"
"El futuro de la guerra" y
"La Guerra Civil de Robert E. Lee"
Estimados amigos foristas: espero que esta recensión haya resultado de vuestro interés y agrado.
Saludos cordiales desde Nueva York,
Antonio Machado.