Armageddon in Stalingrad, Glantz y House

Recensiones personales de libros leídos

Moderador: David L

Responder
Avatar de Usuario
Chuikov
Administrador
Administrador
Mensajes: 696
Registrado: Mié Jun 15, 2005 9:38 pm
Ubicación: Granada, ESPAÑA

Armageddon in Stalingrad, Glantz y House

Mensaje por Chuikov » Dom Nov 24, 2013 2:12 pm

Queridos amigos, hace tiempo que no comparto una reseña, así es que me he decidido a escribir esta.

"Armageddon in Stalingrad. September-November 1942"
The Stalingrad trilogy, volume 2

Imagen
“¿Cuánto necesito saber sobre la batalla de Stalingrado?” Esta es la pregunta que en más de una ocasión me hice mientras leía este libro, el segundo de la trilogía sobre la batalla de Stalingrado que el señor Glantz está escribiendo. Armageddon in Stalingrad es un libro que sólo puede haber sido escrito por una persona con una capacidad de trabajo fuera de lo normal y con una visión global sobre el conflicto única. Los aficionados a la 2GM y al frente del Este en particular ya sabemos que David M. Glantz es la autoridad número 1.

El otro día, hablando sobre David Glantz con un amigo, me comentaba que los últimos trabajos de Glantz (la trilogía “Barbarossa Derailed” y la de Stalingrado) habían entrado en una nueva categoría de libros sobre la guerra: no se trata de libros de libros que hayan sido escritos para que sean leídos al estilo convencional, como una novela, sino que son libros destinados a estudiosos del conflicto, incluso escritores o investigadores, o a ser leídos en capítulos aislados, los que interesen especialmente.

“Armageddon in Stalingrad” recrea la historia militar de la batalla de Stalingrado desde principios de Septiembre de 1942, cuando el XIV PZKorps llega al Volga por el Norte hasta el 20 de Noviembre del mismo año, en vísperas de Urano, la contraofensiva del Ejército Rojo que atrapó al 6ª Ejército en Stalingrado, y lo llevó a su muerte.

Explica Glantz a lo largo del libro, como si de un mantra se tratase, que el momento en que el 6º Ejército se atasca en Stalingrado es la gran hora que los soviéticos esperaban desde el mes de Junio, cuando comienza Blau, la ofensiva de verano. La estrategia de Stalin consistía en tratar de parar momentum de los alemanes para así poder montar ellos una contraofensiva masiva contra un flanco que se revelaría superextendido. Entre julio y septiembre no había podido ser porque los alemanes, en el último momento, eran capaces de retomar el momentum, el impulso, pero en Stalingrado no sucedió así. En palabras de Glantz, “Stalingrado coloca al 6º Ejército en las manos del Ejército Rojo”.

Las dos primeras semanas de lucha en Stalingrado , en la primera mitad de Septiembre establecen los parámetros de la lucha posterior en la ciudad: “Stalingrado se convierte en un Verdún”, haciendo que los alemanes tengan que renunciar a sus dos principales bazas de combate: la potencia de fuego y la maniobrabilidad. “Desde la perspectiva de Stalin y la Stavka, el sacrificio de los 50.000 hombres de Chuikov en las ruinas de Stalingrado era un pequeño precio a pagar a cambio de la gran contraofensiva”.

En la última semana de Septiembre el 6º Ejército triunfa haciéndose con la parte Oeste de los poblados fabriles de Krasnyi Oktiabr y de Barrikady, acabando asímismo con el saliente Orlovka y ocupando casi todo el área alrededor de la Mamaev Kurgan, “la montañita mágica” le digo yo. A partir de aquí cada planificación de ataque alemán se describe como “el ataque final”, situación que se prolonga hasta el mismo arranque de la gran contraofensiva soviética. El 2 de octubre de 1942 Hitler ordena, y lo hace público, tomar la ciudad: ya no hay marcha atrás. Mientras tanto, en la primera semana de octubre las cosas no andan bien, y hacen falta refuerzos: se cancela una ofensiva hacia Astrakán, liberando así a la 14 Dv Panzer, se traen a la 79 y la 305 DI del XVII Cuerpo de Ejército y del VIII, que guardaban el ya sobreextendido flanco izquierdo del Grupo de Ejércitos B y claro, en ese hueco hay que meter a alguien: ahí está el 3º Ejército Rumano, 171.256 honbres con muy poca artillería y sin tanques. El 17 de Octubre el 6º Ejército cuenta con 334,000 hombres, pero atención: sólo 66,549 soldados de combate.

El capítulo 8 está dedicado a la ofensiva en el Cáucaso entre Septiembre y Noviembre, cuando una Wehrmacht desfondada directamente baja los brazos a las puertas de Ordzhonikidze, asunto que ,según Glantz, sella definitivamente el fracaso de Blau, mucho antes de lo que tradicionalmente se ha escrito y pensado, verbigracia, que el fracaso de Blau no llega hasta la muerte del 6º Ejército. En este sentido Glantz gusta de hacer una comparación entre Barbarossa y Blau, en dos planos: en el estratégico, explica que antes del batacazo en Moscú (en Barbarossa) el grupo de Ejércitos Norte y Sur ya se habían estrellado en Leningrado y Rostov respectivamente, y que el comportamiento de Blau era igual: antes de la contraofensiva soviética, Urano, ya se había renunciado al objetivo “irrenunciable” de Blau, el petróleo. Y en el sentido operacional, en 1941 la Wehrmacht cada vez tenía que hacer avances más estrechos y profundos por falta de fuerzas. Esto es exactamente lo que pasa en el Cáucaso, así pues , igual que los desastres de la Wehrmahct en Tikhvin y Rostov en noviembre del 41 representan el epítome del fracaso de Barbarossa, el fracaso del Grupo A en Noviembre del 42 en el Cáucaso lo es de Blau.

He pensado que no estaría bien no incluir en la reseña nada acerca de las ofensivas en el Kotluban, el noroeste de Stalingrado. Estas ofensivas fueron continuas (he contado hasta 5 grandes) y, según el autor, aunque los alemanes las rechazaron siempre, tuvieron dos efectos muy nocivos para ellos:
1. Evitaron que el XIV Panzer Korps de Wietersheim se uniese al asalto de Stalingrado.
2. Crearon un estado de confianza entre generalato alemán que al final se volvió contra ellos, ya que pensaban que iban a poder rechazar cualquier contraofensiva.


Glantz ha tratado de equilibrar las fuentes, aunque una vez más gana la parte soviética, que está tratada con más detalle. Por ejemplo, al final de la descripción de la batalla de cada día el informe pertinente de los alemanes no pasa de los comentarios velados del diario del OKW, mientras que por parte soviética se presenta casi todos los días el diario del 62 Ejército, las memorias de Chuikov sobre ese día y los informes de operaciones que el 62 Ejército ( a veces también los del 64) remitía a la Stavka, así como los planes de batalla para el siguiente día por parte del 62 Ejército y las órdenes de la Stavka. Casi todo fuentes primarias volcadas en el texto del libro. Desde el punto de vista alemán, Glantz esta vez ha echado mano, además de las clásicas historias divisionarias alemanas y del diario del 6º Ejército, para las experiencias personales de los soldados alemanes, entre otros, de los trabajos de Jason Mark, de la editorial Leaping Horseman y del libro de Hans Wijers “The battle for Stalingrad: The battle for the factories, 14 October-19 November 1942”, que en su día fue autoeditado por Wijers, y que ahora se puede comprar por unos cuantos dólares en la editorial Stackpole, que lo ha juntado junto a otro del mismo autor sobre “Tormenta de invierno”, la operación de rescate del 6º Ejército. En stackpole el libro se llama “Winter Storm”.

Glantz estima que el Ejeŕcito Rojo sostuvo cerca de 1,600,000 bajas entre Julio y Noviembre del 42, contando sólo desde Voronezh hacia el sur, en el Cáucaso, que perdieron 4852 tanques, 4 veces el número de tanques con el que los alemanes comienzan Blau (1260). Los alemanes en la misma fecha y en los mismos ejes estratégicos (Voronezh, Stalingrado y Cáucaso) , 200,000 bajas y menos de 700 tanques perdidos. La ratio es de 5:1 a 6:1 en favor de los alemanes. Pero los rusos por entonces ponen encima de la mesa unos 2000 tanques mensuales. Los alemanes no se podían costear todas esas bajas. Los rusos sí.
Saludos.
Carpe Diem

Schwerpunkt
Moderador
Moderador
Mensajes: 1703
Registrado: Mar Oct 21, 2008 9:08 pm

Re: Armageddon in Stalingrad, Glantz y House

Mensaje por Schwerpunkt » Lun Nov 25, 2013 3:45 pm

¡ Saludos a Tod@s !
Chuikov escribió:Glantz estima que el Ejeŕcito Rojo sostuvo cerca de 1,600,000 bajas entre Julio y Noviembre del 42, contando sólo desde Voronezh hacia el sur, en el Cáucaso, que perdieron 4852 tanques, 4 veces el número de tanques con el que los alemanes comienzan Blau (1260). Los alemanes en la misma fecha y en los mismos ejes estratégicos (Voronezh, Stalingrado y Cáucaso) , 200,000 bajas y menos de 700 tanques perdidos. La ratio es de 5:1 a 6:1 en favor de los alemanes. Pero los rusos por entonces ponen encima de la mesa unos 2000 tanques mensuales. Los alemanes no se podían costear todas esas bajas. Los rusos sí.
Efectivamente esto es lo que pone de manifiesto la colosal capacidad de generación de fuerzas de combate de los soviéticos. Teniendo un ratio de 5:1 en bajas no estaban perdiendo la campaña -aunque obviamente hubiera momentos puntuales de gran nerviosismo y preocupación- Lo único que achaco a los libros de Glantz es su casi nula contribución a la guerra en el aire fuera descripciones puntuales y tremendamente sucintas. Porque en el aire las cosas estaban igual como puse en el siguiente hilo:

viewtopic.php?f=5&t=712&p=264943&hilit= ... au#p264943

También en el aire los soviéticos sufrirían un ratio de 5:1 en bajas ejemplificado por los 520 aparatos soviéticos perdidos en septiembre tan sólo en el frente de Stalingrado frente a sólo 106 aparatos alemanes. Además la Luftwaffe realizó una campaña de bombardeo táctico muy intensa entre agosto y principios de octubre. Lo que ocurre es que la Luftwaffe junto a los pequeños contingentes de sus confederados disfrutaba de una situación cuantitativamente mejor que las Panzertruppen ya que al inicio de la campaña estaban casi en paridad numérica (1.700 aparatos frente a 2.400 soviéticos) Por el contrario en carros los alemanes estaban en una clara inferioridad numérica. Otra cosa era su superior desempeño táctico.

Lo que ponen de relieve esas bajas tremendas junto a la falta de buena inteligencia militar alemana era una cierta convicción -con todos los matices que se quiera- entre los alemanes de que los soviéticos tenían que estar en las últimas y de que aunque la campaña no hubiera tenido el resultado esperado, tampoco podrían efectuar una ofensiva de envergadura. Y ese pecado no hay que achacarselo sólo a Hitler si no a muchos de sus generales.

Responder

Volver a “Reseñas”

TEST