Buenas,
ahí va mi reseña:
La clave de la conducta de los alemanes en la guerra del Este…
era una ideología de una violencia incontenible e implacable,
limitada únicamente por los intereses particulares o la conveniencia,
en un mundo de pueblos conquistados sin derechos;
Michael Geyer.(1)
En los últimos treinta años el mundo académico ha tenido que enfrentarse a retos que le han venido al paso, teniendo que dejar de lado algunas de las tareas a las que llevaba dedicado desde la posguerra. Durante este periodo los investigadores han centrado sus esfuerzos mucho más en ahondar en el qué, antes que en el por qué. El joven historiador francés Johann Chapoutot lo explica en un artículo diciendo que en los trabajos de los que se habla en los últimos años...la cuestión de la “logística” está por encima de la de la “lógica” (La lógica de los actores, el logos), y los hechos por delante del sentido de los mismos: Antes de ocuparse del sentido o de la lógica ha habido que resolver otros problemas más acuciantes, generar conocimiento, explicar circunstancias. En otras palabras: en el sentido antropológico y en el más inmediato de la palabra “Historia”, ha habido que escribir historia para mantener en el recuerdo a los vivos y a los muertos.(2) El mismo Chapoutot aporta dos grandes motivos para explicar este alejamiento de la “lógica”, a favor de la “logística”: 1) La caída del bloque comunista provocó una avalancha de apertura de archivos que los historiadores siguen tratando de digerir, y 2) la dura arremetida de los negacionistas del Holocausto y neo-nazis, y su interés por desfigurar la historia han hecho que los departamentos de las universidades tengan que remangarse para desmontar estas falacias.
El historiador español Ferrán Gallego se expresa en este sentido en una reseña de los diarios de Alfred Rosenberg, editados por Frank Bajohr y Jürgen Matthäus:
La inquietud debe orientarnos hacia cuestiones que tienen que ver con los, a veces, pintorescos desplazamientos de un interés académico que no deja de ir a remolque de las presiones de la opinión pública: la hipertrofia de los análisis sobre el exterminio, por ejemplo … prácticamente no se ha hecho otra cosa interesante en la historiografía alemana desde la última década del siglo XX. Pero esto se ha realizado a costa de un factor evidente: el abandono de las investigaciones que atestaron los ambientes académicos alemanes y anglosajones en los años setenta y ochenta. Es decir, el análisis del proceso constituyente del movimiento nacionalsocialista y el estudio de la gestión del régimen en los años que precedieron a la guerra.(3)
El libro de Jeff Rutherford no es una raya en el agua, un lampreazo espurio. Tiene sus trabajos hermanos, sus precedentes, que lo insertan en una, diría yo, tendencia que se esfuerza más por encontrar respuestas al por qué, y empleando una metodología semejante. El trabajo más parecido es el de Christian Hartmann,
Wehrmacht im Ostkrieg. Front und militärisches Hinterland 1941/42, una obra magistral (
http://forosegundaguerra.com/viewtopic.php?f=87&t=19927) (4) que estudia cinco divisiones alemanas desplegadas en el frente del Este.
Menschenmaterial. Deutsche Soldaten an der Ostfront. Innenansichten einer Infanteriedivision 1939-1945, escrito por Christoph Rass es anterior al de Hartmann y se centra en el estudio de una sola división. En el caso que nos ocupa, Rutherford estudia la vida de tres divisiones de infantería que combatieron en el frente del Este en las filas del Grupo de Ejércitos Norte: las 121ª, 123ª y 126ª. Su objetivo es intentar demostrar
que aunque la ideología racial nazi proporcionaba un contexto legitimador en el que la violencia no solo se aceptaba sino que se fomentaba, y que ello con frecuencia complementaba las propias actitudes del ejército, fue la adhesión de la Wehrmacht a la doctrina del imperativo militar lo que resulta más útil para explicar cómo y por qué el ejército alemán y sus soldados combatieron en la URSS (p18).
Para esta tarea el autor se ha volcado en dos frentes: 1) el estudio de los documentos oficiales de las tres divisiones, buscando explicaciones o respuestas a los comportamientos del grupo, más que del individuo en términos generales, ante las distintas situaciones en las que se ven envueltos. Y 2) entablando una conversación continua con los grandes de la historia de la Alemania en guerra: Ben Shepherd, Bartov, Pohl, Hürter, Hartmann, Gerlach, Michael Geyer, Ralf Blank, Fritz, Neitzel, Rolf-Dieter Müller, entre otros, ayudándose de sus tesis y, en otros casos, como se verá más abajo, matizando o rebatiéndolas.
En el debate sostenido durante la última década referente a qué tuvo más peso en la actuación de los soldados de la Wehrmacht en el frente del Este, si la Intención o la Situación, Rutherford se posiciona claramente en el segundo grupo, aunque, naturalmente no va a caer en la puerilidad de despreciar la ideología. En realidad, aunque no siempre bajo la denominación de “Imperativo militar”, creo advertir que existe cierto consenso entre los especialistas respecto de este debate Intención vs Situación, aunque siempre con matices.
Pues bien, esa es la tesis que expone al principio y a la que dedica todo el libro.
Neitzel y Welzer sostienen que ...
el combate fue y siguió siendo en todo momento el deber prioritario del soldado alemán, y todas las demás actividades o se ajustaban o se ceñían a ese contexto. (p408) El final de esta cita se podría tomar como una abstracción del libro en general. El faro que guía todo el libro son las circunstancias del combate de cada una de las tres divisiones. ¿Dónde combatían, cómo estaban, qué amenazas sentían, cuáles eran sus circunstancias materiales, de ánimo, qué misiones tenían encomendadas? Y cuando Rutherford busca encontrar sustentos de corte ideológico que justifiquen las políticas y las decisiones que cada una de las divisiones, regimientos, batallones y hasta el nivel de compañía tomaban a pie de campo, entonces se encuentra con que esos motivos ideológicos estaban con frecuencia por detrás de las otras circunstancias. Y contra este agregado de “otras circunstancias” tenía que enfrentarse el soldado en el día a día, para cumplir con unas exigencias, con el “Imperativo militar”. Estas exigencias tenían dos caras : Por un lado pedían y recomendaban un acercamiento correcto e incluso conciliador hacia los civiles, como medio para mejorar las posibilidades de victoria del ejército. Y por otro, exigían la explotación de los civiles y el aplastamiento sin piedad de toda resistencia popular con el fin de obtener la
Endsieg.
La última frase del libro es ilustrativa del papel que el autor asigna a las circunstancias:
la consideración de la situación en la que se encontraba el propio ejército, en medio de mil y un factores en constante cambio, como la fortaleza, el territorio y la seguridad, fue lo que determinó el descenso final a la barbarie. No se olvida de la ideología:
las creencias ideológicas nazis desde luego complementaron y radicalizaron las distintas variantes de lo que se entendía como “imperativo militar” durante la guerra, pero el surgimiento de esas visiones del mundo fue con frecuencia una mezcla del propio desarrollo interno del ejército alemán y la asunción de la ideología nazi en un mismo espacio, y no el resultado de que el ejército simplemente adoptara los ideales nazis en su integridad (p410).
Rutherford, apoyándose en McGregor Knox principalmente (
http://isidorovr.blogspot.com.es/2013/0 ... llies.html) (5), piensa que existe un elemento de continuidad importante entre el Ejército Prusiano-alemán y la Wehrmacht en el trato que los prusianos dieron a los civiles y el que les dio la Wehrmacht en su momento, a través del cual se puede explicar la interiorización del concepto de “Imperativo militar”. La cita de Knox dice que
las distintas encarnaciones del ejército alemán fueron únicas entre las naciones avanzadas en lo que se refiere al violento desprecio para con esas “niñerías emocionales, patéticas y sentimentales de la ley humanitaria internacional” (p412-13). Aunque no estoy en condiciones de poner formalmente en tela de juicio la afirmación de Knox por mi falta de conocimiento, personalmente no me convence esta argumentación. Creo que es precipitado querer dar un peso determinante, no sé ni siquiera si importante, a esa pretendida continuidad en el trato que la Wehrmacht como institución dio a la población en la URSS. Podría dar la sensación de que los alemanes fueron los únicos que apelaron al imperativo militar en el pasado. En el peor de los casos, llevada al extremo la comparación, podríamos hablar de un determinismo, una inevitabilidad o fatalismo que haría a los actores, los soldados, prisioneros de esta circunstancia. Creo que tiene más peso el proceso de transformación a que se vio sometida la institución desde el comienzo de la guerra. Las críticas por parte de los mandos a los planes estratégicos y políticos que Hitler tenía para la Alemania, se van haciendo cada vez más pequeñas debido a la sucesión de éxitos en el campo de batalla. En Polonia hay voces disidentes que desaprueban la violencia extrema infligida sobre la población (Recuerdo a Blaskowitz), en Francia las hay contra el plan operacional, por poner los ejemplos más flagrantes. Pero la victoria sorprendente y contundente elimina las reservas de los militares, que ya desde 1938, sobre todo, habían ido entregando autonomía y poder al
Führer. Y si vamos más atrás, el planteamiento del compañero y maestro José Luis
http://forosegundaguerra.com/viewtopic.php?f=87&t=20009 (6) es sugerente, se retrotrae también a finales del XIX, y creo que puede dejar ver que ese elemento de continuidad no es tan determinante como afirma Rutherford.
Rutherford no está de acuerdo con Omer Bartov ( hablo de su clásico “El Ejército de Hitler”, también traducido y publicado por La Esfera de los Libros) en algunos puntos: Piensa que Bartov no está en lo cierto cuando dice que pasado poco tiempo desde que comenzó Barbarroja el sistema de reemplazos alemán basado en los
Wehrkreis, que hacía que soldados de la misma comarca combatieran en la misma unidad y con ello aumentara la cohesión de la misma, se fue al traste. Bartov piensa que
la crisis invernal del 41/42 fue el punto de no retorno de este sistema, y que ese derrumbe provocó un sistema criminal de justicia militar que se adecuaba al programa de continuo adoctrinamiento nazi de las tropas para mantenerlas en la brecha; aquello tuvo un efecto secundario: convirtió a los soldados individuales en voluntariosos guerreros raciales para Hitler. La experiencia de la División de Infantería 123ª, sin embargo, parece contradecir esta conclusión, porque en vez de metamorfosearse en una unidad extremadamente violenta, implacable y brutal, decidió actuar cada vez con más pragmatismo, que se alejaba de los postulados de la Vernichtungskrieg (p283-84, y p296-300). Es decir, según Rutherford, al menos en ese caso hay más adaptación a la circunstancias que Intención ideológica.
También rebate un importante aspecto en el que parece que Christian Hartmann y Christoph Rass están de acuerdo. Según refiere Rutherford, la idea de Hartmann de que la selección de la mano de obra caía fuera de las tareas principales de las divisiones de combate es simplemente errónea. Dice el autor, sobre la 121 ª división de infantería:
las organizaciones necesitaban mano de obra, y la 121ª se las proporcionaba. Al igual que los actos de la 121ª ponen de manifiesto las estrechas relaciones entre políticas ideológicas y de seguridad, del mismo modo sus conductas en 1942 revelan la falsa dicomotía que a veces se esgrimía entre objetivos económicos y militares: durante la guerra contra la URSS, los objetivos del combate, la explotación económica y la purga ideológica se convirtieron en la responsabilidad conjunta de todas las instituciones alemanas y de todos los individuos.(p316). Y en la misma página, requiere alguna precisión la opinión de Christoph Rass de
que mientras que los aspectos de seguridad y de protección de las infraestructuras fueron parte de las razones principales para las evacuaciones en 1942, los intereses económicos desempeñaron un importante papel en 1943, como muy tarde”. Esto tendrá sus matices, supongo. Muchas de las divisiones del Grupo de Ejércitos Norte se mantuvieron en la misma posición años enteros. Eso quiere decir que tuvo que ser mucho más probable que tomaran parte en todo el espectro de funciones administrativas, incluidas las criminales.
Aspecto fundamental del libro es la estimación del papel jugado por la Wehrmacht como institución en la guerra de exterminio:
La suposición de que las divisiones del frente no estaban inextricablemente comprometidas con la naturaleza criminal de la guerra de aniquilación ya no tiene desde luego ninguna validez para 1943 (p336). En este sentido la narración pivota fundamentalmente sobre dos sucesos bárbaros: la ocupación de Pavlovsk , en las cercanía de Leningrado por la división 121ª: El comportamiento de los prusianos orientales durante la ocupación de Pavlovsk resultó repugnante.
Las patrullas de la SD exterminaron a la población judía de la ciudad en una sola noche, mientras la 121º controlaba la localidad. Aunque los hombres de la 121º no apretaron los gatillos, desde luego fueron cómplices en el Holocausto de Pavlovsk(p420). Y la política de tierra quemada emprendida por todo el Grupo de Ejércitos Norte desde que comienza su retirada en 1943.
Es un libro interesantísimo, de los que generan debate, y valioso. Al contar con tanto apunte y reflexiones interesantes, se echa en falta un índice de nombres al final del libro. Y la traducción sería mejorable. Se trata de un trabajo que abarca la acción de tres divisiones en un marco temporal muy amplio, desde la invasión en 1941 hasta la practica desintegración de las mismas, y todo esto en 400 páginas. A veces puede dar la sensación de que se pasa demasiado rápido por los acontecimientos. Cuestión aparte sería preguntarse cómo de representativas son las conclusiones extraídas por el autor. ¿Son extrapolables a los otros Grupos de Ejércitos? El noroeste de Rusia nunca se traspasó a la administración civil, hubo en general menos combates, la guerra móvil brilló casi por su ausencia, las tres divisiones estudiadas son de infantería. ¿Hasta qué punto es posible elaborar una historia totalizadora de la Wehrmacht en el frente del Este?
(1) Referido en la página 426. Original: Geyer, “War, Genocide, Extermination: The War against the Jews in an Era of World Wars”, págs 139-140
(2) Chapoutot, J. (2017). Die Geschichtsschreibung zum Nationalsozialismus und der Cultural Turn. Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, 65(2), pp. 247-258.
(3) Gallego, Ferrán:
http://www.revistadelibros.com/articulo ... o-pretexto
(4)
http://isidorovr.blogspot.com.es/2016/0 ... tmann.html
(5)
http://isidorovr.blogspot.com.es/2013/0 ... llies.html
(6)
http://forosegundaguerra.com/viewtopic.php?f=87&t=20009
Saludos