Al borde del abismo: Diez días que condujeron a la Segunda Guerra Mundial- Richard Overy

Recensiones personales de libros leídos

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David L
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Al borde del abismo: Diez días que condujeron a la Segunda Guerra Mundial- Richard Overy

Mensaje por David L » Vie Ene 05, 2018 12:01 pm

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Al borde del abismo: Diez días de 1939 que condujeron a la Segunda Guerra Mundial, de Richard Overy.

Nº de páginas: 168 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: TUSQUETS EDITORES
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788483832561
Año: 2010

La crisis que precedió al estallido de la Segunda Guerra Mundial ha abarcado multitud de literatura, términos como corredor polaco, Dantzig, Chamberlain, Hitler, Pacto Ribbentroop- Molotov son siempre asociados a aquellos frenéticos días, seguro que cualquier aficionado a esta contienda los conoce de sobra; entonces, si todo esto es ya muy divulgado , habría que preguntarse qué puede aportar un trabajo sobre estas jornadas ampliamente desarrolladas por la historiografía en una obra que apenas alcanza las 150 páginas. Pues la respuesta radica en el enfoque tan peculiar que ofrece el historiador británico Richard Overy que hace de este breve ensayo un libro más que interesante.

Si uno se acerca al conocimiento de los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial, hay obras realmente fascinantes que pueden aportarnos una idea muy aproximada de todos los condicionantes que se sucedieron durante aquellas aciagas jornadas, mi recomendación sería 1914: de la Paz a la Guerra, Margaret MacMillan, Tusquets, 2013. ¿Por qué menciono este ensayo? Pues porque Overy intenta sintetizar y encauzar este breve trabajo desde una óptica muy semejante. El autor nos hace cuestionarnos numerosas asuntos que siguen hoy en día candentes para los historiadores y aficionados al tema ¿Fue inevitable la guerra? ¿Hasta qué punto tuvo se responsabilidad la conducta individual de los mandamases del momento? ¿Se obró con cautela? ¿Pudo haber hecho otra cosa de lo que hicieron Francia, Gran Bretaña y Polonia? Como podemos observar no estamos ante un simple relato de los hechos, sino ante un estudio sociológico de una elite de la que dependería el futuro de millones de personas.

Particular atención pone el autor sobre la en ocasiones denigrada figura de Neville Chamberlain, Primer Ministro británico en aquellas horas. Hombre de su tiempo, se le ha achacado numerosas veces su debilidad ante el empuje de Hitler, pero creo que no se hace justicia con su figura, tal vez hemos sido (me incluyo yo mismo) demasiado duros con él. La responsabilidad que recaía sobre este hombre fue tremenda, era un político que deseaba por encima de todo mantener la paz, en cierta manera era su obligación, no se podía permitir flaquezas humanas y decisiones personalistas que condujeran a un estallido de guerra, él sabía perfectamente lo que había sucedido en la Primera Guerra Mundial, ¿por qué repetirlo? ¿Había que atajar el problema mediante diálogo o era menester imponer políticas donde el ansia de azuzar una guerra ofensiva fuera lo predominante? Overy ofrece la respuesta simplemente siguiendo atentamente los movimientos del Premier británico. ¿Hitler deseaba una guerra general o simplemente una contienda localizada? Esta es otra de las cuestiones peliagudas a las que hace frente Overy. ¿Arriesgó demasiado Hitler y fracasó?....esta última es una pregunta que siempre nos llegamos a plantear cuando rememoramos aquellos días, pero no siempre nos cuestionamos si Francia y Gran Bretaña jugaron en cierta manera la misma baza que Hitler, es decir, pensar que ofreciendo una garantía plena a Polonia la actitud germana acabaría por desinflarse. Al final tanta tensión incita a las masas a plantearse qué hacer y es aquí cuando los gobernantes empiezan a tener problemas, la maquinaria de guerra comienza ahí mismo, en cada ciudadano que alienta la responsabilidad de “hacer algo”…..

En definitiva, un trabajo breve pero intenso, cada frase tiene valor por sí sola, se puede leer rápidamente y la sensación cuando lo finalizas es la de haber leído un análisis muy esclarecedor de un tema muy complejo.
Fuente imagen: https://www.casadellibro.com/libro-al-b ... 61/1779299
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Re: Al borde del abismo: Diez días que condujeron a la Segunda Guerra Mundial- Richard Overy

Mensaje por José Luis » Jue Ene 11, 2018 11:49 am

¡Hola a todos!

Con respecto a Chamberlain, yo creo que los historiadores han sido más bien benévolos con él, pues las críticas que se han vertido sobre su política de apaciguamiento no dan cuenta total de la verdadera realidad de la historia. Bajo la cobertura de una supuesta política de apaciguamiento hacia Japón y Alemania, ya desde 1934, lo que Chamberlain pretendía realmente era que esas dos potencias a apaciguar (que sólo significaba salvaguardar ciertos intereses del impero británico y el statu quo del establishment en la política interna del Reino Unido amenazado por las repercusiones socialistas de la Revolución Rusa en la sociedad británica) tuviesen una mano libre en sus afanes expansionistas en el Este. En otras palabras, el velado objetivo de Chamberlain hasta el último día en que fue Primer Ministro fue lanzar a Japón y Alemania a la guerra contra la Unión Soviética, aunque para ello tuviera que sacrificar en el camino a pequeñas potencias como China, Etiopía, Austria, España y Checoslovaquia. Chamberlain fue una auténtica desgracia política para el destino de Europa.

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Re: Al borde del abismo: Diez días que condujeron a la Segunda Guerra Mundial- Richard Overy

Mensaje por David L » Vie Ene 12, 2018 1:04 am

Hola José Luis,

Lo que afirmas de Chamberlain te lo hubiese comprado sin ningún género de dudas hace un tiempo, pero estoy en una fase dónde no tengo tan claro el papel del Premier británico en la crisis de los años 30, tengo mis dudas sobre su interés en alentar una guerra entre la URSS, por una parte, y Alemania y Japón por otra. Se podría pensar que una guerra entre ellas habría reportado beneficios indirectos a GB, pero la experiencia de la Primera Guerra Mundial demostró que a la larga perdían todos; además, en el supuesto de una victoria soviética, el temido comunismo del que siempre hicieron gala los gobiernos ingleses podría haber supuesto una amenaza muy peligrosa para su propia política interior. Si se hubiera dado el caso de una victoria germano-nipona ¿En que se beneficiaría GB? No creo que la política apaciguadora de Chamberlain hubiese sido compatible con una incitación a un conflicto entre las potencias anteriormente mencionadas, un enfrentamiento militar entre ellas no habría podido delimitarse a una esfera localizada, su extensión habría arrastrado seguramente al resto de Europa a una guerra generalizada. Creo que Chamberlain conocía el riesgo y apostó por el apaciguamiento, por preservar la paz por encima de todo, los antecedentes jugaban en su contra si se hubiese aventurado a llevar a cabo una política tal y como tú planteas. Así lo veo yo.

Saludos.
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Re: Al borde del abismo: Diez días que condujeron a la Segunda Guerra Mundial- Richard Overy

Mensaje por José Luis » Vie Ene 12, 2018 8:27 am

¡Hola a todos!

¡Hola, David!

No se trata de que Chamberlain buscase un enfrentamiento armado entre Japón y Alemania, de un bando, y la URSS del otro en 1934. Verás, en 1934 Chamberlain sabía que la amenaza más peligrosa a corto plazo contra los intereses imperiales británicos era Japón, pero la amenaza más temible a medio plazo era Alemania. Pues bien, en 1934 Chamberlain persiguió la firma de un pacto de no agresión con Japón (cuyo ejército había invadido Manchuria unos años antes) en el que se incluiría, además, la ayuda británica en caso de que Japón fuese atacado por la URSS. Y un año más tarde, en 1935, cuando Alemania y sus fuerzas armadas eran todavía muy débiles para arriesgarse a un enfrentamiento con el imperio británico, Chamberlain firmó varios acuerdos con Hitler que reforzaban la posición alemana contra Francia. El anticomunismo patológico de Chamberlain le impidió ver con claridad que las amenazas para la paz mundial y para el propio imperio británico no venían de la URSS, sino de Japón, Alemania e Italia. Habría sido relativamente sencillo para Gran Bretaña y Francia frenar en seco el rearme alemán cuando Hitler decretó el servicio militar obligatorio y la creación de la Luftwaffe en 1935, o simplemente derrocar el régimen nazi cuando Hitler decretó la remilitarización de la Renania en marzo de 1936. Y con respecto a Japón, Chamberlain persiguió una política de acercamiento y pacto con los nipones pese a ser contraria a los intereses estadounidenses, que se decantaron por China. En realidad, Chamberlain pertenecía al círculo de los políticos conservadores que vieron con buenos ojos la llegada de Hitler al poder, sólo que él fue, desgraciadamente, primer ministro. En 1938, cuando la maquinaria política y militar nazi estaba a pleno gas, Chamberlain vendió a Checoslovaquia (ya había vendido antes a la II República Española), y en la primavera-verano de 1939 hizo todo lo posible para conseguir que no cuajara la única posibilidad de frenar a Hitler en su intención de invadir Polonia: torpedear la firma de una alianza militar entre la URSS, Francia y Gran Bretaña contra Alemania. Los hechos son tozudos y están ahí, inamovibles, para quien quiera verlos. La interpretración de los mismos no, pues varía según sea la agenda política que la construya.

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Re: Al borde del abismo: Diez días que condujeron a la Segunda Guerra Mundial- Richard Overy

Mensaje por José Luis » Sab Ene 13, 2018 10:15 am

¡Hola a todos!

Una última cuestión, si se me permite cierta digresión, sobre la “política de apaciguamiento”, un término que Martin Thomas definió como “nebuloso” debido a sus múltiples interpretaciones y definiciones. Daniel Hucker* recoge la sugerencia de Paul Kennedy de que apaciguamiento es “la política para arreglar las disputas internacionales (o, para el caso, domésticas) admitiendo y satisfaciendo agravios mediante la negociación y el compromiso racionales evitando de este modo el recurso a un conflicto armado que sería caro, sangriento, y posiblemente muy peligroso”. Claro que Hucker alude a continuación a la “ingenuidad” que muchos otorgaron y otorgan a esta política citando la famosa sentencia de Churchill, quien describió al apaciguador como “uno que alimenta a un cocodrilo, esperando que él sea el último a quien coma”. Al margen de sarcasmos churchillianos, absolutamente ciertos en este caso, lo que me interesa subrayar del concepto que encierra la política de apaciguamiento, bajo la sugerencia de Kennedy, es que en la década de 1930 esta política de apaciguamiento fue una política cínica, hipócrita e inmoral, pues no pretendía evitar la guerra en general, sino la guerra en particular de Alemania contra Gran Bretaña y Francia. En este sentido, la política de apaciguamiento tenía por velado objetivo evitar esa guerra propiciando la guerra de Alemania contra la URSS. Todas las concesiones indecentes que hicieron a Hitler los gobiernos anglo-franceses -pero especialmente los gabinetes británicos y por encima de todos el de Chamberlain- a costa de los agravios y sacrificios de otras naciones, lo fueron por y para que Hitler condujera su política de agresión hacia el Este, con objetivo último la URSS, y dejara en paz y respetara el statu quo occidental (esto es el statu-quo anglo-francés). En esto consistió realmente la política de apaciguamiento de la década de 1930. Y fracasó estrepitosamente, tal como adelantó años antes Sir Robert Vansittart, probablemente una de las dos o tres mentes más lúcidas de la diplomacia británica**.

Cuando finalmente se hizo evidente el fracaso de la política de apaciguamiento -cuando en marzo de 1939 Hitler acabó de invadir Checoslovaquia pese al deshonroso pacto de Munich del año anterior-, se hizo evidente también que la única manera real de frenar las agresiones de Hitler y evitar una guerra pasaba por el establecimiento de una alianza militar anglo-franco-soviética contra Alemania. Esta alianza fue demandada el 13 de abril de 1939 por varios políticos británicos de prestigio: Attle, Sinclair, Churchill, Eden y Dalton, entre otros. Era, además, lo que prefería el 87 por ciento de la opinión pública británica, según una encuesta de Gallup***. La negativa de Chamberlain a perseguir esa vía sólo fue vencida por la apabullante presión a favor de dicha alianza el 24 de mayo de 1939. Sin embargo, Chamberlain no cesó de torpedear todo el proceso de negociaciones cara al establecimiento de dicha alianza militar, hasta que finalmente la imposibilitó propiciando el pacto de no agresión nazi-soviético de agosto de 1939. Pero incluso una vez comenzada la invasión alemana de Polonia, y una vez declarada la guerra contra Alemania por el gobierno británico, Chamberlain no cesó de intentar llegar a un acuerdo con Hitler en la línea del apaciguamiento hasta el mismo día de su dimisión.

*Daniel Hucker, Public Opinion and the End of Appeasement in Britain and France (Routledge, 2016), p. 2.
**Para conocer la oposición de Vansittart a la política de apaciguamiento y su apuesta por el rearme y una alianza con Francia y la Unión Soviética contra Alemania, véase Michael Lawrence Roi, Alternative to Appeasement: Sir Robert Vansittart and Alliance Diplomacy, 1934-1937 (Praeger Publishers, 1997).
***C. H. Gallup, The Gallup International Public Opinion Polls. Great Britain 1937-75, Volume I (New York: Random House, 1976); Gallup Poll, April 1939, p. 16.

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Re: Al borde del abismo: Diez días que condujeron a la Segunda Guerra Mundial- Richard Overy

Mensaje por David L » Mar Ene 16, 2018 12:43 pm

¡Hola a todos!

¡Hola José Luis!

Si, como bien comentas, Japón en 1934 suponía el peligro más a corto plazo para Gran Bretaña y sus colonias en Asia, entonces no hay duda de que había que desplegar la diplomacia antes de que se llegase a un conflicto militar con el país nipón, de ahí que no creo que fuese una política equivocada alcanzar algún tipo de acuerdo y rebajar de esta manera las expectativas niponas.
La URSS en 1934 suponía más, o al menos así era percibido, un problema de corte ideológico que una amenaza real a la seguridad colectiva, de hecho el comunismo era visto, no sólo por los británicos sino también por los franceses, un peligro de política interior. Muchas veces cuando tratamos problemas de política exterior nos olvidamos también de sopesar el impacto que sobre estas tienen las propias políticas interiores, es decir, Francia y GB era democracias ajustadas a una política de control por parte de la oposición y eso hace que no se puedan tomar decisiones precipitadas. ¿Se daba en Francia una estabilidad suficiente en 1935 como para afrontar un desafío a Alemania? No creo que fuese así, y eso lo sabían tanto los dirigentes franceses como los británicos, y es aquí donde debemos incidir en lo que sería la política de Chamberlain posteriormente. Se dieron momentos en los que la presión hacia la diplomacia británica con el objetivo de “olvidar” a Francia en “beneficio” de Alemania fueron una realidad, y es aquí también donde se enmarcarían esos acuerdos que comentas “perjudiciales” contra Francia, pero tampoco podemos obviar el temor británico ante una Francia inestable. Los dirigentes británicos eran conscientes en 1935 de su incapacidad para hacer frente con garantías a un desafío en Europa, de momento había que ganar tiempo y eso implicaba contemporizar con los dictadores de turno.

¿Derrocar sencillamente a Hitler en 1936? Creo que eso es pecar de optimismo, los franceses que fueron los principales perjudicados por la toma de Renania pusieron mil y una excusas para no intervenir y se mostraron muy timoratos ante la perspectiva de una guerra contra Alemania, también los británicos declaraban que no estaban en condiciones de afrontar una guerra generalizada, el rearme todavía no había alcanzado su máxima expresión, por lo que la política de apaciguamiento era un mal menor. ¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que aunque los números pudiesen darte la razón sobre la posibilidad de frenar a Hitler, el riesgo y los acontecimientos pasados en Europa bastante recientes acabaron por conformar una amalgama de políticos en las democracias europeas muy temerosos, Chamberlain es el ejemplo más claro de todo esto. No fue el único, pero sí el más destacado adalid de esta generación de diplomáticos versados en el mantenimiento de la paz por encima de todo. ¿Por qué al final esta política fracasó? Pues fracaso porque Polonia no fue Checoslovaquia, a pesar de que jugo a su favor la garantía franco-británica los polacos estaban decididos a luchar, y ahí ya no habría posibilidad de vuelta atrás, no se podía repetir un Acuerdo de Múnich.

Es, en mi humilde opinión, lo que nos quiere trasmitir Richar Overy en esta breve obra.
Saludos.
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