Choque de Titanes- David Glantz y Jonathan M.House

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Choque de Titanes- David Glantz y Jonathan M.House

Mensaje por David L » Vie Nov 23, 2018 12:20 pm

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Choque de titanes. La victoria del Ejército Rojo sobre Hitler, de David M.Glantz y Jonathan M.House.

Nº de páginas: 528 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: DESPERTA FERRO EDICIONES
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788494518782
Año: 2017

Todos los aficionados a la Segunda Guerra Mundial hemos suspirado por disponer en castellano las obras del historiador militar David Glantz, autentico especialista en la guerra en el frente del Este y con un prestigio abalado por sus numerosas publicaciones, así pues estamos de enhorabuena. .Esta edición ha sido publicada por la editorial Desperta Ferro en tapa blanda con unas quinientas páginas de contenido.

El libro comienza con un preliminar que abarca desde 1918 hasta 1941, un periodo donde se analiza la composición e idiosincrasia del Ejército Rojo hasta el estallido de la guerra en 1939, después pasa a examinar esa etapa de tregua armada que va desde 1919 hasta 1941 para acabar con la disposición de los ejércitos enfrentados ya en pleno 1941. En este bloque se menciona la brillante metodología del gran teórico militar soviético Mijaíl N. Tujachevski, un brillante estratega que comprendió rápidamente, después del fracaso militar soviético en 1920 a las puertas de Varsovia y en las fallidas ofensivas germanas contra Francia en 1918, que las nuevas contiendas no se resolverían en una sola batalla decisiva, los ejércitos modernos eran demasiado grandes y resistentes para derrotarlos de esta manera, en lugar de ello Tujachevski pensaba que el atacante tendría que librar una serie de batallas ofensivas, cada una seguida por una rápida explotación de la retaguardia del enemigo, a la que seguiría otra batalla cuando el defensor reorganizara sus fuerzas. A pesar de su trágico final, fue fusilado en las purgas estalinianas en 1937, no hay duda a la vista de los posteriores acontecimientos de que estaba en lo cierto. Glantz también rebate en este apartado las deficiencias de la doctrina defensiva germana aplicado al frente del Este, la defensa en profundidad que habían llevado a cabo en 1918, era todavía en gran medida su teoría vigente, sería de difícil puesta en marcha en Rusia ya que sus reservas de infantería no estarían numéricamente a la altura de tal disposición en una extensión de terreno tan enorme como era la URSS. La apuesta por destruir al Ejército Rojo antes de que pudieran replegarse a los inmensos espacios rusos debería ser prioritaria. Glantz también deja claro en este bloque que la teoría del ataque preventivo ante un posible ataque soviético queda al menos descartada, a pesar de algunas teorías que intentan demostrar lo contrario, la URRS no disponía de combustible, munición y otras provisiones la avanzadilla del Ejército Rojo.

El segundo gran bloque de este trabajo abarca el periodo comprendido entre junio de 1941 y noviembre de 1942. Aquí ya en plena invasión los alemanes descubrieron la imposibilidad de poder reunir fuerzas suficientes para sellar a los soviéticos embolsados, contrariamente a lo que creían los germanos los soldados del Ejército Rojo aguantaron más de lo esperado y con ello obligaron a realizar un esfuerzo superior menguando en cierta manera su poder combativo. Por ejemplo, en julio de 1941 llegados ya a Smolensko, las divisiones Panzer motorizadas del Grupo de Ejércitos Centro tuvieron que pasar a la defensiva ante la enconada resistencia sufriendo numerosas bajas. Glantz deja la anécdota del comentario realizado por el comandante de la 18º División Panzer sobre el hecho de intentar reducir el número de bajas en aquellas fechas tan tempranas “si no queremos ganar hasta la muerte”. Comentario mordaz, pero lleno de verdad. Glantz elogia a las fuerzas soviéticas por la capacidad que tuvieron en aquellos momentos tan críticos y su gran visión al realizar una restructuración organizacional que conducía a formar ejércitos de campaña más pequeños favoreciendo su control. Otro gran logro soviético que menciona el autor radicó en la relocalización industrial llevada a cabo con tanta pericia, aunque tardara su tiempo en alcanzar su pleno potencial a la larga resultó vital para la guerra de desgaste prevista. Para Glantz, tampoco hay duda alguna de que muchos de los invasores se habían dado percatado ya a finales de 1941 del verdadero alcance de su empresa, y no precisamente de manera muy positiva, su estructura logística comenzaba a dar signos de debilidad en aquellas fechas tan tempranas. La necesidad de despejar los flancos del Grupo de Ejércitos Centro antes de abarcar la ocupación de Moscú fue una de las prioridades de Hitler, había que conseguir al menos algunos de los objetivos marcados antes de que llegara el invierno. Queda someramente evidente que cuanto más avanzaba la Wehrmacht los éxitos tácticos podrían llegar, pero a costa de unas bajas y de unas limitaciones logísticas que Alemania no podría resistir a largo plazo. El fracaso germano ante Moscú y la supervivencia de sus fuerzas se debieron en mayor medida a la desmesurada e imposible ambición soviética que a la orden draconiana de Hitler de resistencia a ultranza, aunque no se pueda desmerecer tampoco este hecho.

En el tercer bloque de esta obra se analiza las operaciones llevadas a cabo desde noviembre de 1942 hasta diciembre de 1943. La destrucción del Sexto Ejército en Stalingrado es desde luego un hecho fundamental que afectaría al posterior devenir de los acontecimientos. El OKH planteó el avance en el frente Sur dividiendo a sus fuerzas en dos grupos de ejércitos denominados A y B. El Grupo de Ejércitos B haría de escudo frente a la ciudad mítica de Stalingrado y sería el Grupo de Ejércitos A la “espada” con la que atravesaría el anhelado Cáucaso. Aquí Glantz nos muestra, como otro gran éxito soviético, la labor llevada a cabo por la Stavska mediante el engaño aplicado en ofensivas que contribuyeron a la desinformación alemana. Glantz vuelve a echar un capote, como vulgarmente se dice, al general Paulus y su supuesta posibilidad de romper el cerco de Stalingrado, ni la logística ni las órdenes de Hitler hacían posible esta ruptura. La operación Urano, planificada cuidadosamente, demostró lo acertado del plan y sus consiguientes repercusiones pudieron haber provocado el embolsamiento de las fuerzas del Grupo de Ejércitos A y con ello el desastre total. Manstein no escapa al elogio de Glantz, pero también deja claro que sin menospreciar sus grandes habilidades el ámbito operacional, la sobreextensión y los errores de cálculos soviéticos contribuyeron también a sus victorias. Una de cal y otra de arena para este gran militar. La batalla de Kursk, en julio de 1943, entra dentro de la pretensión alemana de lograr un éxito operacional aunque esta no les llevara a una victoria estratégica. Por cierto, para el autor la siempre criticada incapacidad de Hitler a la hora de tomar una decisión a esos niveles de la contienda no siempre se ajustan a la realidad, la disparidad de opiniones entre sus generales también contribuyeron a ese tipo de dudas que acechaban al dictador alemán. Queda claro que en este segundo periodo de guerra en el Este los alemanes no se hacían muchas ilusiones sobre el desenlace final de la misma, la iniciativa estratégica había pasado ya para ellos, su declive era evidente. Glantz también es crítico con muchas de las memorias de posguerra de los comandantes alemanes al cargar a Hitler con todos los errores acaecidos allí y a la superioridad expuesta por estos de las fuerzas armadas soviéticas. Para el historiador norteamericano, los esfuerzos soviéticos en las labores de engaño junto a su pericia táctica y operacional adquirida a base de mucha sangre derramada resultaron mucho más decisivas que aquellas otras cuestiones que plantearon en sus escritos los mandos germanos.

Por último, el cuarto gran bloque abarcaría ya los estertores de la contienda, desde enero de 1944 hasta mayo de 1945. En este periodo afirma Glantz que los soviéticos disponían tanto del número de efectivos como la capacidad para destruir a las tropas alemanas. Un ejemplo: llegado marzo la maquinaria de guerra soviética había liberado Leningrado, Ucrania y Crimea y se había internado en Bielorrusia demostrando su sofisticación en los ataques de maniobra pese a la inadecuada labor ejercida por algunos de sus comandantes. Bragation, supuso la muerte del Grupo de Ejércitos Centro, el autor afirma que la decisión de efectuar el esfuerzo principal en Bielorrusia fue uno de los aciertos de este plan. Los alemanes pagarían muy caro su torpeza de la resistencia a ultranza decretada por Hitler y curiosamente copiarían para mal lo sucedido en 1941 al Ejército Rojo. Agosto de 1994, Varsovia, tema también muy delicado y lleno de controversias, para Glantz los soviéticos fue claramente incapaz de iniciar una nueva ofensiva en agosto. La sobrexetensión del avance soviético no jugó a favor de los polacos. En la primavera –otoño de 1944 los alemanes eran incapaces de reponer sus pérdidas y para el autor la única cuestión que quedaba por dilucidar era si el último esfuerzo estratégico soviético llevaría al Ejército Rojo a Berlín y, de lograrlo, dónde se encontrarían con las fuerzas aliadas occidentales. Glantz también entra de lleno en la polémica que generó en la posguerra las memorias de Chuikov, el héroe de Stalingrado, cuando afirmó que Berlín podría haber sido tomada en febrero reduciendo de esta manera el número altísimo de bajas que conllevó el retraso en la toma de la capital del Reich. Glantz no tiene dudas, Stalin prefirió desviar sus fuerzas hacia Viena en un claro ejemplo de predominancia política, con esta maniobra lograría dominar toda la cuenca del Danubio. Como menciona finalmente David Glantz, junto a su colaborador en este gran trabajo, Jonathan M. House, en junio de 1941 se comprobó de forma fehaciente una de las leyes de la física de Newton cuando la supuestamente irresistible fuerza de la Wehrmacht golpeó al aparentemente inamovible Ejército Rojo, el avance alemán sería finalmente detenido gracias a la reserva estratégica que consiguió aglutinar la Stavska para sorpresa y desesperación de los mandos germanos.

Obviamente estamos ante una obra con muy altas pretensiones dado el nivel de los autores, el hecho de que sea una obra de síntesis no desmerece la calidad del mismo y el cuidado en el detalle. Es un libro de esos que hay que leer con tranquilidad y disfrutar de cada página, la información ofrecida es impresionante, el orden expositivo me ha parecido magnífico para poder seguir cronológicamente todo el transcurrir de la guerra evitando confusiones y prevaleciendo una armonía en la narrativa digna de todo buen trabajo. El apartado de notas al final de cada capítulo tampoco me ha disgustado. Los mapas son también numerosos, tal vez podría mejorarse la calidad de los mismos para poder visualizarlos con mayor claridad. En definitiva, un libro que rompe muchos mitos y que acaba ofreciendo nuevas perspectivas sobre la historia de la guerra en el Frente del Este totalmente recomendable.


Fuente imagen: https://www.casadellibro.com/libro-choq ... 82/5295074
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.

Winston Churchill a Chamberlain.

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