Auschwitz: investigación sobre un complot nazi de Florent Brayard
576 páginas
140 x 213 mm
Tapa dura
ISBN 978-84-17623-01-2
Publicado en enero de 2019
Es un libro de más de quinientas páginas, una obra de investigación, como así acertadamente determina su título, sobre el conocimiento entre las élites alemanes del genocidio Judío. Una búsqueda en clave casi policial sobre hasta qué punto estaban informados o no algunos de los más altos dirigentes del Tercer Reich sobre el exterminio Judío. Para ello, Brayard toma como referente los diarios de Goebbels y es a través de estos escritos cómo Brayard va a confeccionar su teoría sobre el mencionado nivel de conocimiento.
Todo parte del cuestionamiento que hace el autor del nivel de conocimiento de Goebbels sobre el devenir de los judíos alemanes deportados al Este, y sobre todo del momento temporal en el que el Ministro de Propaganda es consciente de que estos judíos germanos corren la misma suerte que sus congéneres locales, es decir, su asesinato en las cámaras de gas o manos de los Einsatzgruppen. Brayard partía de la base de que Goebbels sabía que la deportación era sinónimo de muerte inmediata desde primera hora, pero para el autor esto es un hecho erróneo. Su principal hipótesis es que solamente a partir de octubre de 1943, y en concreto, gracias a la conferencia que Himmler ofreció en Posen ante los más altos dirigentes del Partido Nazi, Goebbels pudo ser conocedor con exactitud de la suerte de los judíos alemanes y del resto de la Europa occidental. Un secreto compartido, autorizado, pero más restringido de lo que uno pudiera creer a la vista de los acontecimientos.
Hitler, Himmler y Goebbels, tres protagonistas principales en esta historia, aunque uno de ellos por razones bien diferentes. Los dos primeros conocedores del sistemático aniquilamiento de los judíos, y un tercero no tan informado como pudiéramos creer sobre dicho genocidio. Esta es la base teórica de este trabajo. Y otro elemento fundamental para asentar dicha tesis, el hecho de la disociación analítica entre el asesinato de los Judíos del Este y la padecida por el resto de judíos procedentes del resto de Europa.
El autor explica también concienzudamente el motivo por el que esta información no fue rendida públicamente, o mejor dicho, se mantuvo en un silencio paradójico que puede resultar sorprendente visto el nivel que alcanzó este genocidio. Esa contradicción parece venir dada por la inconveniencia inicial de hacer público demasiado pronto esta política criminal. Florent Brayard también entra en temas ciertamente espinosos, o cuestionamientos que son difíciles de responder. Un ejemplo puede ser la supuesta diferencia entre dejar morir a una población o hacerla asesinar directamente, para Brayard constituye una suerte de invariante antropológica que hasta las mismas tesis nazis no han logrado borrar totalmente.
Como muy bien menciona Brayard, es para todos nosotros mucho más aceptable aceptar que todos los dirigentes nazis conocían el alcance de las matanzas que cuestionar este planteamiento, pero también deja muy a las claras que este hecho no cambia la magnitud del exterminio Judío. En el caso de Goebbels, éste pensaba que los judíos alemanes eran retenidos en los guetos vaciados por expreso deseo del Gobierno general en espera de su reasentamiento definitivo. Él estaba equivocado, y este equívoco duró más de lo que pudiéramos creer, sus diarios diseccionados por el historiador francés intentar avalar esta hipótesis. Cuando Goebbels hablaba de “exterminio Judío” hay que contextualizarlo en el periodo en el que se menciona, Brayard afirma que este discurso público no parece ligar la suerte de al menos la población judía alemana en la mentalidad del dirigente nazi en aquellos momentos. Ni tan siquiera la Conferencia de Wannsee, en enero de 1942, parece definitiva en este término, como hemos mencionado anteriormente hay que trasladarse a octubre de 1943 y a la Conferencia de Posen dada por Himmler para acotar y definir con propiedad el exterminio Judío como un hecho ya público a todas luces entre los más altos dirigentes del Partido Nazi.
En definitiva, un trabajo de investigación en donde el autor se implica a través de sus averiguaciones intentando desmarañar un asunto altamente delicado, el del momento exacto a un nivel más general del exterminio Judío. A través de Goebbels fundamenta Florent Brayard su teoría, para unos puede resultar una fuente excesivamente ligera, pero para otros puede resultar todo lo contrario, era nada más y nada menos que el Ministro de Propaganda de Hitler, y dejó por escrito muchas líneas sobre la vida del Tercer Reich.