El barrio de la desesperanza

Persecuciones, leyes contra los judíos, malos tratos

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El barrio de la desesperanza

Mensaje por TMV » Mar Sep 26, 2006 12:43 am

EL BARRIO DE LA DESESPERANZA

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Fuente: United States Holocaust Museum

Cuando el guetto de Varsovia fue clausurado en noviembre de 1940, detrás de sus muros de 3 metros de altura, y sus puertas vigiladas se hacinaban casi medio millón de judíos. Fue un paso más hacia la muerte de los judíos del Reich y de los territorios ocupados.

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Judíos levantando el muro del guetto
Fuente: (www.jewishvirtuallibrary.org)

Con su propiedad confiscada y luciendo brazaletes distintivos, los habitantes del guetto (casi un tercio de la población de Varsovia a los que se sumaban judíos procedentes de otras partes de Polonia) habían sido instalados a la fuerza en un área urbana inferior al tres por cierto del total de la superficie. Los alemanes justificaron cínicamente el confinamiento coma cuarentena para evitar la difusión del tifus y de la fiebre tifoidea. De hecho, estas enfermedades habían azotado Varsovia después de la ocupación en 1939, pero su amenaza había menguado desde entonces. De todas maneras, entre los confines del guetto superpoblado se recrudecieron las epidemias debido a los efectos combinados de una higiene deficiente y una escasez casi total de comida, petróleo y medicinas.
Última edición por TMV el Mar Oct 24, 2006 3:03 am, editado 1 vez en total.
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Mensaje por TMV » Mar Sep 26, 2006 12:47 am

Durante el verano de 1941, el hambre y las enfermedades acabaron con 15.655 judíos. Muchos otros fueron liquidados cuando trataban de escapar o al ser capturados introduciendo preciados bienes para sus familias. Los cuerpos de las víctimas eran abandonados, a menudo, fuera de los muros del guetto.

Heinrich Jöst, un sargento del ejército alemán cuya unidad se alojaba en las inmediaciones de Varsovia, se sintió intrigado por la presencia de esos cadáveres y decidió satisfacer su curiosidad. Contra lo que estipulaban las reglas, en la tarde del 19 de septiembre de 1941, día de su cumpleaños, Jöst se introdujo con una cámara fotográfica en el guetto.

El ejército había prohibido la “fotografía amateur” en la zona, pero nadie osó contrariar a Jöst vistiendo un traje de la Wehrmacht.

El sargento Jöst vagó libremente por las calles del vecindario tomando fotos. Esa noche, cuando se reunió con sus amigos para celebrar su aniversario con una cena, fue incapaz de comer. Nunca confesó dónde había estado e hizo revelar el carrete con las fotos que había realizado en una tienda de la capital. Durante los siguientes 40 años jamás mostró las fotos a nadie. En las cartas que enviaba a su domicilio, explicaría después, “nunca dije nada de lo que había visto. No quería molestar a mi familia. Solo pensaba, “Dios mío”, ¿Qué clase de mundo es éste?

Una vida de precariedades

Detrás de los muros, Jöst se vio rodeado de vendedores mal nutridos.

Tras serles confiscados sus negocios muchos judíos recurrían a la venta ambulante. Los bienes eran muy escasos y conseguir provisiones evitando el castigo sólo era posible mediante soborno o contrabando. Muchos malvendían sus posesiones por la calle para sobrevivir; como escribió un cronista:

“El guetto es un campo de concentración cuyos habitantes deben autoabastecerse”.

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Una de las muchas ventas ambulantes en el guetto.
Fuente: (www.jewishvirtuallibrary.org)
Última edición por TMV el Mar Sep 26, 2006 1:23 am, editado 2 veces en total.
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Mensaje por TMV » Mar Sep 26, 2006 12:50 am

A los que tenían dinero o contactos les quedaron unos pocos placeres mundanos (un puñado de restaurantes y cafés donde actuaban artistas hambrientos), pero la mayoría era totalmente indigente.

El toque de queda relegaba a todos los habitantes en sus casas durante la noche. A medida que la guerra se endurecía el contacto con el mundo exterior fue cortado de manera tajante. Se prohibió escribir a los parientes y escuchar noticiarios extranjeros se podía castigar con la muerte.

Los únicos judíos a los que se les permitía salir eran los destinados al batallón de trabajo.

El colmo de todas estrecheces era el hacinamiento:

“Un mar de miles de cabezas fluye por la calle de un extremo a otro” escribió un habitante del guetto.

“Abrirse paso entre el gentío es como intentar dividir las aguas del mar Rojo”.

Esa visión abrumó al sargento Jöst, que:

“No podía pensar a qué lugar de la tierra se suponía que debía ir toda esa gente”.

Acechados por la enfermedad y el hambre.

A pesar de que el 19 de septiembre de 1939 fue un día fresco, Jöst notó que muchas ventanas permanecían abiertas:

“Aparentemente la gente vivía arracimada en modo tal que necesitaba aire fresco”.

Con tres o cuatro familias por apartamento, los judíos del guetto solían dormir 9 por habitación. Otros miles estaban sin techo y abarrotaban las sinagogas y muchos vivían en las calles.

El jabón aparecía muy raramente por el guetto, y la higiene se hizo imposible. Las pulgas portadoras del tifus se multiplicaron, expandiendo la enfermedad, a la vez que el suero para neutralizarla era contrabando escaso y costoso. La tuberculosis, gripe y enfermedades intestinales provocaron otra manera de muertes.

El hambre y el frío se sumaron a la miseria. Las piedras de carbón era tan preciadas que fueron llamadas “perlas negras”.

Las raciones de comida menguaron por debajo del nivel de supervivencia y con menos de 300 calorías por día, las provisiones para todo un mes no constituían más de 3 días de consumo normal humano. Comer se convirtió en una obsesión:

“Ocurre a menudo que una familia entera muera en un solo día”, escribió un particular.

“Si esta situación continúa, el “problema judío”, en Varsovia se resolverá por si mismo”.
Última edición por TMV el Mar Sep 26, 2006 1:25 am, editado 1 vez en total.
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Mensaje por TMV » Mar Sep 26, 2006 1:00 am

Indiferencia ante la muerte.

Los cuerpos de las víctimas de Varsovia eran transportados a cementerios judíos en vagones, literas o carros. Unas pocas familias todavía podían costear un entierro digno, pero la mayoría de los cadáveres eran abandonados en las aceras para ser recogidos, desnudos y anónimos, a veces cubiertos de papeles; la ropa era demasiado preciada para ser enterrada.

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Transporte de cadáveres.
Fuente: www.zwoje-scrolls.com

Jöst siguió un carrito funerario hasta el cementerio, pero no estaba preparado para lo que iba a ver. Docenas de cuerpos eran enterrados cada día en fosas comunes sin ceremonias ni lápidas.

“Existe una indiferencia notable hacia la muerte, que ya no impresiona a nadie”, escribió un habitante del guetto.

Insensibilizar progresivamente ante la muerte era uno de los objetivos de lo cerebros nazis. Ludwig Fischer, gobernador del distrito de Varsovia, predijo:

“Los judíos morirán de hambre y privaciones, y la cuestión judía quedará reducida a un cementerio”.

Muerte en la calle

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Fuente:Fuente:motlc.kintera.org

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Fuente: www.willy-brandt.org

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Fuente: www.martinfrost.ws

Para más información sobre el Guetto de Varsovia, en el propio foro hay un post escrito por Francis Currey:

http://wwwsegundaguerr.superforos.com/v ... .php?t=363


Fuentes:

El Tercer Reich, (Time Life, Rombo) (Vol. 35).

Saludos

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