Hola estimados amigos:
Referente al tema de este hilo "Deberemos quemar nuestros viejos libros?" ha suscitado una viva, interesante discusión sobre los pros y los contra de los libros de papel y de los libros virtuales.
He recibido vía e-mail este interesante artículo escrito por Marcos Taracido, filólogo y poeta español graduado en la Universidad de Santiago de Compostela, es una recensión del libro "Metamorfosis de la lectura" de Román Gubern.
Sugestivos criterios, puntos de vista y comentarios sobre la disyuntiva -rica y complementaria- de los libros de papel y los libros digitales.
Les estoy enviando este interesante ensayo con especial dedicatoria a todos Ustedes, amigos aficionados a la lectura, amantes de los libros,
loco-libros, lectores ávidos para quienes cada libro leído enriquece sus perspectivas y mejoran su comprensión del quehacer humano.
La bibliofilia, el acendrado hábito de la lectura, el sencillo placer de leer: realidades que ensanchan nuestras vidas, amplían nuestros horizontes, cultivan nuestros intelectos y enriquecen nuestros espíritus. Los libros llegan a ser una de las partes centrales de nuestras vidas.
El gran poeta ruso Alexander Pushkin, justo antes de morir se despidió de sus libros con un emotivo "Adiós, amigos ! adiós para siempre, queridos amigos!" y el insigne poeta Argentino Jorge Luis Borges solía decir "Siempre he imaginado el paraíso terrenal como una inmensa biblioteca". Leer por placer, leer por hábito, leer para aprender, leer por el placer de saber, leer libros generales, leer libros especializados, leer para contextualizar nuestras formas de pensar, leer para relativizar y matizar nuestros puntos de vista, leer para mejorar nuestra interpretación crítica de lo que observamos, leer para escuchar a los mejores pensadores de la historia hablarnos directamente y personalmente, leer para mejorar nuestra capacidad y calidad de lectura tanto horizontalmente (cantidad) como verticalmente (calidad, profundidad), leer para alejarnos de los fanatismos y lograr una visión más objetiva y amplia del quehacer humano, leer y leer, leer y leer, leer y releer: ese acto íntimo de leer buenos libros es una llave que nos abre todo un universo de conocimientos, vivencias e informaciones de la forma más fácil y además muy barata pues los libros usados cuestan solamente una fracción de su precio cuando nuevos, al tiempo que transmiten su contenido intacto.
O como decía el insigne poeta español Antonio Machado "Si yo fuera un mendigo y alguien se acercara ofreciéndome un pan, yo le pediría medio pan y un libro".
Que disfruten de esta reseña, estimados amigos, son diez puntos tratados en específico por Marcos Taracido sobre el tema general que nos ocupa; la encontrarán abajo de esta nota.
Saludos cordiales desde Nueva York,
Antonio Machado.
Sobre Metamorfosis de la lectura.
Textos del cuervo: Marcos Taracido
Se aprenden muchas cosas leyendo Metamorfosis de la lectura (Anagrama, 2010), de Román Gubern. Se aprenden, por ejemplo, algunas (muchas se recuerdan o se refuerzan) cosas nuevas sobre la historia del libro; se aprende hasta qué punto la tecnología traza las líneas que serán los caminos; y se aprende cómo el conocimiento (la sabiduría) no es un viento lo suficientemente poderoso para despejar algunas neblinas. Y a Gubern le sacude la niebla al final de su libro, y tras un análisis brillante (algo difuso a veces) concluye sorprendentemente, adherido al sentimentalismo y carente de toda proyección en el futuro de todo lo que en las páginas anteriores explicó sobre la historia.
Dice el semiólogo tras elogiar el libro digital:
"""Pero pienso que el libro en papel, el que aprendimos a amar desde nuestra infancia, ofrece todavía algunos atractivos o ventajas que merecen ser reseñadas y cabalmente valoradas:
Creo que la clave de lo que sigue es ese «que aprendimos a amar desde nuestra infancia», una declaración no del todo consciente de que lo que sigue es un deseo chorreante de nostalgia:
1) El libro electrónico se opone al fetichismo del libro como objeto sensual, es decir, como objeto táctil, visual y oloroso a la vez. Y ese fetichismo ha sido tradicionalmente un componente hedonista del placer intelectual de la lectura.
Siempre digo lo mismo: al que haya visto un códice iluminado cualquier edición de la era Gutenberg le parecerá una mierda insulsa. Fetichismo, efectivamente. Coleccionismo.
2) El libro electrónico se opone, en su condición de máquina estandarizada, al valor sentimental del libro recibido como regalo cariñoso, o dedicado con una firma por el autor o por el amigo que lo regala, o de una edición limitada para amateurs cómplices.
De nuevo el argumento sentimental, como no quererse desprender de la finca paterna porque jugaste en ella en la infancia, aunque sea ya un erial. Y además, ya hay intentos de solucionar esos problemas, pero como él mismo afirma en su libro, estamos en el paleolítico de la tecnología digital: qué no será posible.
3) El libro electrónico se opone al libro entendido como objeto de diseño gráfico. ¿Cuántas veces hemos comprado un libro por el atractivo de su portada? Aquí reaparece el fetichismo del objeto diferenciado, en contraste con el soporte uniforme. Es cierto que las vistosas fundas de los discos de vinilo no frenaron a los menos atractivos CD, pero el culto sentimental a la discografía de vinilo todavía se resiste a morir.
Debería yo repetir argumentos porque él repite deseos una y otra vez. Fetichismo, sentimentalismo; eso no frena un cambio de estas dimensiones, ni lo matiza siquiera. Es más: obvia hasta qué punto el dispositivo electrónico se ha convertido ya, a su vez, en un fetiche.
4) El libro en papel nos permite ojear y hojear el texto con más comodidad e inmediatez que las que nos consiente el libro electrónico.
En primer lugar, eso depende de la experiencia lectora y del hardware y el software que se utilice para leer. En segundo lugar, eso es una costumbre. Ya hemos visto todos la rapidez con que adquiere nuevos hábitos de lectura un bebé tras interactuar con un lector táctil.
5) En el libro códice podemos ponderar de un vistazo lo que llevamos leído y lo que nos falta por leer. Es cierto que esta información numérica se halla también en la parte inferior o superior de la página electrónica, pero su ponderación es menos sensorial e inmediata.
Creo que Gubern lee pocos libros digitales o lo hace con un software poco informativo. sencillamente, su ponderación es más sensorial y más inmediata. Otra cosa es que esa infirmación seguramente tenga que cambiar para hablar de caracteres en lugar de páginas.
6) La luz incidente permite leer una página de papel, pero una luz incidente intensa puede convertirse en un inconveniente para leer una página electrónica.
Parece poco serio que en un libro que analiza los cambios tecnológicos a lo largo de varios siglos se utilice como argumento una carencia técnica (si realmente lo fuese) de dispositivos que tiene dos o tre años de desarrollo.
7) Si un libro tradicional recibe un golpe o cae al suelo no se rompe. No ocurre lo mismo con el e-book.
Si un libro de papel se moja se destruye; si le prendes fuego, se transforma en cenizas; si lo aborda una rata, desaparece; si lo coge un bebé, lo destroza… Y en todos esos casos acaba con el soporte y el contenido, para siempre y de manera irrecuperable.
En su condición de instrumento electrónico inalámbrico, el e-book no puede utilizarse en los aviones en vuelo, lo que resulta especialmente gravoso en los viajes largos.
Yo no vuelo. Quiero decir que hace mucho que no vuelo, pero seguro que ustedes me confirmarán que sus dispositivos de lectura electrónica les hacen compañía entre turbulencia y turbulencia, ¿verdad que sí? Claro, pero es que cuando Gubern terminó el libro, pues no, no se podía todavía: pero ese es el problema, que alguien como Gubern debería imaginar cuan poco duran ese tipo de trabas tecnologicas.
9) El e-book no puede leerse en la bañera y es peligroso hacerlo junto a una piscina.
En fin, qué decir… Esto… Me callo, sólo declaro mi firme esperanza de que el señor Román Gubern tenga un sentido del humor delicioso y extraño.
10) La movilidad de la lectura electrónica depende de una batería, que cuando estamos enfrascados en un episodio apasionante bajo la sombra de un árbol puede exigirnos con su impertinente pitido que lo apaguemos inmediatamente, so pena de quedarnos sin texto. Esto no ocurre con el libro de papel.
Pues para estropearme la diversión acaba el libro con algo cierto, aunque, ¿por cuánto tiempo? En los pocos años que llevamos de mp3, tablets y lectores electrónicos la duración de las baterías se ha multiplicado varias veces, de nuevo, qué no pasará en el futuro.
Y más: tanto las afirmaciones de Gubern como mis razonamientos se inscriben en una concepción Gutenberg del libro y el conocimiento, pero como pasó con todos los cambios anteriores, el cambio tecnológico conlleva necesariamente un cambio conceptual que, en pocos años (todo va mucho más rápido esta vez) nos hará leer las tesis del ensayista con la misma sonrisa condescendiente con que leemos a algunos contemporáneos del de Maguncia tachando a la imprenta de invento del demonio."""
Hasta aquí la reseña escrita por Marcos Taracido sobre el libro "Metamorfosis de la lectura" de Román Gubern.
Nota al Moderador de este hilo: Espero no haber transgredido las reglas del Foro referentes a "Copiar y pegar" pues lo recibí en formato de e-mail y desconozco si existe un link en la internet; y tampoco en lo referente a mencionar las fuentes, lo cual he cumplido al mencionar los dos escritores.
Saludos cordiales desde Nueva York,
Antonio Machado.
Con el Holocausto Nazi en contra de la Raza Judía la inhumanidad sobrepasó a la humanidad.