Hitler y sus enfermedades

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Hitler y sus enfermedades

Mensaje por nuerma » Dom Abr 04, 2010 8:05 pm

A partir de 1937 Hitler creyó firmemente que estaba muy enfermo. Ésta fue la razón de que dictase un testamento político en noviembre de 1937 y, en mayo de 1938, su última voluntad privada. En efecto sus fuerzas físicas se hallaban prácticamente agotadas cuando perdió la fe en sí mismo y en su causa.

En los últimos días y semanas que pasó en el " bunker" de la cancillería berlinesa su aspecto era verdaderamente decrépito, capaz de mantenerse en pie sólo gracias a los estimulantes y drogas que se le aplicaban constantemente. El investigador de la figura de Hitler, Werner Maser, conoce como ningún otro al dictador. Hasta 1971 Maser ha reunido datos suficientes y se ha aprovechado de documentos médicos dados antes por desaparecidos redactados por los doctores que trataron a Hitler. Entre el material reunido por él se incluyen cartas intercambiadas por los médicos de la época del Reich y varios diarios escritos por algunos de estos especialistas. Maser ha recorrido concienzudamente numerosas clínicas universitarias en busca de material.
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Mensaje por nuerma » Dom Abr 04, 2010 8:10 pm

"Si mi vida hubiese acabado el 20 de julio habría sido para mi, personalmente, un verdadero alivio. Asi me vería libre de preocupaciones, de noches de insomnio y de una grave dolencia nerviosa". En estos términos se expresó el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, el 31 de julio de agosto de 1944, en el cuartel general " Guarida del lobo". Sus pensamientos se orientaban obsesivamente hacia el último día de su vida. Sabía que las agujas de su reloj marchaban muy de prisa. Hasta el amanecer - los militares se habían marchado ya hace tiempo- permaneció esa noche con sus secretarias, con sus ayudantes Julius Schaub y su médico de cabecera, doctor Theo Morell.

Hitler había sobrevivido al atentado de Stauffenberg, pero no por ello había quedado libre de traumas. Cuando logró resurgir de la humareda y alcanzar la puerta, apareció lleno de polvo y con los pantalones hechos jirones. En sus carnes habían penetrado numerosas astillas. Sólo de las piernas los médicos extrajeron más de cien. La explosión le arrancó parte del pelo de la nuca y le produjo quemaduras en una pierna. En la cara mostraba algunas cortaduras de poca importancia, un rasguño en la frente, hemorragias en el codo derecho y en la mano izquierda. Su brazo derecho quedó rígido y la mano derecha retorcida. Los tímpanos quedaron muy dañados por el efecto de la explosión, y sangraba de los oidos. Pero siguió con vida, tranquilo y satisfecho.

A primera hora de la tarde recibió personalmente en la estación ferroviaria del cuartel general a su invitado Mussolini. Aparte de su brazo en cabestrillo no se le apreciaba nada anormal. El intérprete de Mussolini le oyó decir que sólo había tenido que lamentar la rotura de sus pantalones nuevos y una vez en la destrozada sala de conferencias su tono se elevó para decir: " Tras el milagro de mi supervivencia, creo más que nunca que estoy predestinado a llevar a un final feliz nuestra causa común". "Despues de haber visto lo que vi allí - comentaría Mussolini - opino exactamente igual que él. Aquello fue un signo del cielo"
Fuente "el Tercer Reich" Noguer. Las enfermedades de Hitler de Werner Maser .Tomo 4. Paginas de 136 a 140. Edición en español en 1974.
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Mensaje por nuerma » Dom Abr 04, 2010 8:21 pm

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Hitler terminó por alegrarse de que ese " atentado milagroso" entre otras cosas le hubiera liberado de su "dolencia nerviosa" , el temblor constante de sus extremidades izquierdas. Pero ésta mejoría no duró mucho. Todo lo contrario. Pocos días después volvían a temblar su mano y la pierna izquierda, y no sólo eso: También el resto de la mitad izquierda de su cuerpo. Su caminar se tornó más dificultoso y recordaban a los de las películas a cámara lenta. A ello se añadió un constante sabor a sangre, intensos dolores de oídos e insomnio. Sus ojos temblaban desde primera hora de la mañana. Con toda claridad se apreciaban en él atrofias en el sistema del equilibrio. Así , por ejemplo, durante cortos paseos era incapaz de continuar andando en linea recta y tendía a irse a un lado. Desde agosto le atormentaban intensos dolores de cabeza , sobre todo en la frente. Sin embargo, mientras pareció que, en cinco semanas, había superado el choque interno que le produjo la explosión del 20 de julio, no fue así en lo físico, aspecto en el que el declive era evidente. En septiembre, Hitler, contrajo ictericia. Su piel se coloreó, Los párpados se volvieron amarillos y el orín marrón oscuro.

Hitler se quejaba de dolores en la vesícula. Padecía dolores de cabeza, de muelas, insuficiencia cardiaca e ictericia. Todo ello le debilitó considerablemente, más que nunca. Renunció a abandonar el bunker, temiendo nuevos atentados por todas partes.

El 17 de septiembre los Aliados ponían el pie en Arnheim y Nimega. Eso le produjo a Hitler un síncope cardiaco. El electocardiograma confirmó que había sufrido un infarto de miocardio. El doctor Theo Morell se apresuró a consultar con una media docena de colegas.

- El dr. Karl Weber, director del instituto de Bad Nauheim de investigaciones coronarias.

- El profesor dr. Hugo Blaschke, dentista y Brigadeführer de las Waffen SS.

-- El profesor Werner von Ticken, especialista en enfermedades de la garganta de la clínica berlinesa del Westend.

- El médico militar doctor Erwin Giesing, otorrinolaringólogo y antiguo asistente de von Eicken

También trataron a Hitler su médico de cabecera , el cirujano Karl Brandt, y su ayudante, doctor Hans Karl von Hasselbach.

Hitler se volvió lánguido y sólo hablaba quedamente, pero conservaba su mirada penetrante. Así y todo estaba en el límite de sus fuerzas. Permanecía echado entre las cuatro paredes desnudas de su bunker sobre la cama de campaña. Su secretaria, que lo visitaba continuamente en su lecho de enfermo, tenía la impresión de que Hitler había perdido la voluntad de vivir. A ella le confió el propio dictador:

" Si no tuviese a mi lado a mi fiel Morell estaría perdido y estos idiotas de médicos quieren apartarlo..."

Con ocasión de una disputa entre los doctores Giesing y Brandt, por un lado, y Morell y su prominente enfermo, por otro, se produjo el colapso de corazón que sufrió Hitler el 1 de octubre de 1944. El doctor Giesing relata lo ocurrido:

" Hitler siguió con gran interés mi examen neurológico y me dijo: ...aparte de esta hipersensibilidad pasajera tengo un sistema nervioso completamente sano y espero que todo se normalice en poco tiempo. También han remitido ya las molestias gástricas. Morell me ha aplicado ayer y anteayer irrigaciones de manzanilla y mis deposiciones han sido abundantes... En los tres últimos días apenas he podido probar bocado, así que tengo el estómago prácticamente vacío y me he debilitado notablemente

" Linge y yo hemos tenido ayudarle a Hitler a colocarse su camisón...

Luego nos ha dicho:

"... Y ahora no debemos olvidar el tratamiento por pura ligereza. Por ello examinen una vez más mi nariz y pónganme los cachivaches de la cocaína. Mi garganta está algo mejor, pero yo me encuentro cada vez más ronco"

Acto seguido me dispuse a aplicarle en el orificio izquierdo de la nariz una solución de cocaína al 10 por ciento. Luego examiné una vez más sus óidos y garganta. Después de un rato de silencio me dijo Hitler:

"...Ahora siento aligerada la cabeza y me encuentro tan bien que hasta podría levantarme inmediatamente. Sólo que estoy muy débil como consecuencia de las intensas molestias intestinales y del poco alimento ingerido en los últimos días"

Después de un rato noté que Hitler cerraba los ojos, y el color de su cara, antes bastante rojo, se volvía completamente pálido. El pulso se hizo agitado y poco intenso. Las pulsaciones rondaban las 90 , pero su fuerza me pareció sumamente reducida. Pregunté a Hitler que tal se sentía, pero no recibí respuesta alguna. Evidentemente sufría un ligero colapso que le impedía hablar. Linge se hallaba en la puerta de la pequeña salita del Führer, tras haber llamado con cierta fuerza. Debieron de ser pocos minutos los que yo me encontré sólo con Hitler, porque cuando regresó Linge todavía estaba yo ocupado en aplicar la cocaína a su nariz. Una vez en la habitación , Linge se colocó a los pies de la cama y me preguntó cuanto tiempo iba a seguir con el tratamiento. Yo contesté, asustado por mis pensamientos: "En seguida termino"

En ese momento la cara de Hitler había empalidecido aún más y sus piernas se habían vuelto rígidas. Al verlo dijo Linge : " Se repiten las convulsiones intestinales. Déjele reposar. Parece que quiere dormir"

Recogimos con todo cuidado nuestros instrumentos y abandonamos a toda prisa la alcoba de Hitler.

Fuente " Las enfermedades de Hitler" Werner Maser. Tomo 4 de El Tercer Reich 1974 Noguer S.A. páginas 130 a 136 resumidas.
Foto de Todocoleccion.net
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Mensaje por nuerma » Dom Abr 04, 2010 8:29 pm

Fotos como esta, lograda por el fotógrafo particular del dictador, Herinrich Hoffmann, desaparecieron de los archivos sin trascender. Hitler, enfermo, una pura sombra de si mismo.

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Foto procedente del artículo " Las enfermedades de Hitler de Werner Maser" del 4º tomo de" El Tercer Reich" de Noguer. Página 139.
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Mensaje por nuerma » Dom Abr 04, 2010 8:34 pm

HITLER TENÍA CONOCIMIENTOS MÉDICOS.

asustado por aquel caso dramático, Giesing se puso en contacto inmediatamente con Morell para informarse de los métodos curativos de éste. En relación con las píldoras Köster-Antiga, recusadas ya hacía años en los tratamientos de flato ( Morell las recetó con escasos periodos de reposo entre 1936 y 1943 ) se produjeron diferencias de opinión entre los médicos. Giesing y Brandt eran de la opinión de que el tratamiento que Morell aplicaba a Hitler íba envenenándole a éste progresivamente por efecto del contenido en estricnina de las píldoras Antiga. Hitler, que estaba informado de tales diferencias de criterio y, como atestiguan algunos doctores tenía conocimientos muy notables, se decidió en favor de Morell. En consecuencia despidió a Brandt y Hasselbach y ordenó que no se llamase más a Giesing.

Efectivamente, Hitler conocía tan bién como los médicos sus propios medicamentos, sus enfermedades y defectos psíquicos... De ahí el que sobre todo Morell tuviese más aceptación ante él: el médico tenía una flaca memoria, mientras que la de Hitler era excelente. Morell no se encontraba en condiciones de poder dar respuesta inmediata y completa a su Führer. Esto había hecho desconfiar a Hitler en repetidas ocasiones. Así , por ejemplo, a veces éste sólo aceptaba utilizar determinados medicamentos cuando sabía perfectamente qué efecto producían. La secretaria de Hitler Cristina Schröder, relata un episodio que refleja muy bien esta curiosa relación entre médico y paciente:

" Un día exclamó Morell: ... Mi Führer, he asumido la responsabilidad de velar por su salud. ¿ Y si le ocurriera algo ahora? " " Reacción de Hitler: Le penetró con su inquietante mirada, en la que parecía brillar un fuego del infierno y luego, subrayando cada palabra, recreándose en cada sílaba con un placer macabro le respondió: " Morell, si me ocurriera algo, su vida habría dejado de tener interés para mí ".

Mas a pesar de todo Hitler siguió convencido de que Morell era el único que podía decidir sobre su salud. Le concedió una brillante posición, lo convirtió en hombre influyente, le otorgo la cruz de caballero de la orden del mérito en guerra sin espadas, le pagó como un príncipe y le apoyó hasta tal punto que el médico se hizo dueño de su propia fábrica de productos farmacéuticos. Desde que murió su gran amor, su sobrina Ángela Raubal, llamada " Geli" , Hitler no había probado ni la carne ni el embutido. Una consecuencia de la dieta que se impuso a sí mismo era el persistente flato que le aquejaba.

Cuando su salud reflejaba también deficiencias de albúmina, contestaba que, a pesar de sus enfermedades, debía a su dietética su increíble capacidad física y psíquica.

Por lo menos uno de sus médicos era de una opinión completamente distinta. En noviembre de 1945 el doctor Erwin Giesing, el ya citado especialista otorrinolaringólogo de Hitler, redactó un informe clínico en el que reseñaba estas particularidades alimentarias:

" Si Hitler, pese a su dieta puramente vegetariana, se encuentra en una forma física y psíquica relativamente buena, esto no pasa de ser una excepción y casi un fenómeno...Antes de la toma del poder debió ser mucho más capaz. Según han dicho Schaub y Linge, Hitler comía frecuentemente hasta 1932 y se desayunaba con alimentos ricos en albúmunas todos los días"

En cualquier caso la salud de Hitler fue decreciendo rápidamente desde el incidente del 1 de octubre de 1944.

Cuando el profesor von Eicken, que le visitó en diciembre de 1944, durante la campaña de las Ardenas, en el cuartel general " nido de águilas", le llamó la atención lo que sigue;

- Hitler solamente puede mantenerse en pie recurriendo a todas sus fuerzas. Tiene la espalda encorvada y se inclina hacia un lado.

- Su rostro tiene un color ceniciento y se mueve con gran fatiga, arrastrándose.

- Tiembla toda la mitad izquierda de su cuerpo.

Tan sólo su prodigiosa memoria permaneció siempre intacta y no le desamparó. Cuando deseaba sentarse, era necesario colocarle la silla debajo porque él no podía deslizarla. Todos los documentos que se le presentaban tenían que ir mecanografiados con una máquina construida especialmente para él, la "máquina del Führer" , cuyos tipos medían más de un centímetro. Mirar directamente hacia la luz le ocasionaba enormes dolores.

Ya desde febrero de 1944 lamentaba Hitler con insistencia que su ojo derecho se viera mermado repentinamente en sus facultades. Sufría en él un dolor punzante, y desde entonces , durante dos semanas, sentía como si tuviera un velo delante.

Morell llamó al oculista, doctor Walter Löhlein, al cuartel general del Führer. El médico certificó la existencia de un punto de sangre en el cristalino y un sensible oscurecimiento del ojo. Al tiempo que comprobó que el órgano no sufría ninguna alteración patológica profunda. Löhlens recomendó la aplicación de radiaciones y, en una detallada explicación a Morell, le recomendó que hiciese lo posible para proteger a Hitler de todo tipo de emoción, que limitase drásticamente el consumo de tranquilizantes y que sugiriese al Führer la conveniencia de leer algo amable antes de acostarse. Todos estos consejos eran ya inaplicables a la vista de la situación en el frente.

Fuente " El Tercer Reich" Noguer .tomo 4. Artículo de Werner Maser " las enfermedades de Hitler, solo conservó la memoria". pags de 136 a 140
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Mensaje por nuerma » Dom Abr 04, 2010 8:42 pm

En efecto, Hitler, a partir de mediados de febrero de 1944, vio mal, pero no parece exacto el que estuviera prácticamente ciego del ojo derecho, como dicen algunos historiadores como David Irving. El profesor Löhlein le prescribió unas nuevas gafas con una graduación especial para la edad del paciente. Para no verse obligado a llevar siempre gafas el Führer se servía de una enorme lupa, que se hizo famosa, con la cual podía leer tarjetas, textos y un gran número de recortes que se le presentaban.

Las lesiones transitorias en el cristalino tuvieron secuelas en el plano psíquico. La desconfianza de Hitler, faceta importante de su personalidad, adquirió entonces dimensiones alarmantes.

A todas luces afectado por una gran inseguridad interior, sorprendía desagradablemente a sus más allegados servidores y a visitantes doplomáticos con acusaciones infundadas, totalmente artificiosas, y con un sin fin de accesos de rabia. Por esa misma época se observó en él una excitación neurótica que íba en aumento. Esta enfermedad hacía que Hitler cada vez más claramente como un individuo incontrolable a efectos de crítica, por encima de cualquier margen razonable.

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Desde febrero de 1945 Hitler no era más que una ruina física. Los estimulantes le convirtieron en las últimas semanas en un ser que pasaba alternativamente del desfallecimiento a la euforia, del agotamiento a la fantasía más irreal. Todavía por una vez probaría el efecto del " Vitamultin" , un producto de Morell que contenía una gran dosis de Pervitin ( metanfetamina) y cafeína, pero este compuesto no le llegó a matar. Hitler moriría por su propia mano el 30 de abril de 1945, diez días después de haber cumplido 56 años. La muerte se produjo por un disparo.

Poco antes de su suicidio volvieron a tomar cuerpo antiguos rumores según los cuales Hitler padecía la incurable enfermedad de Parkinson. A esta conclusión llegó también el director de la clínica de enfermedades nerviosas de la universidad de Berlín -"Charité"- profesor Max de Crinis tras analizar numerosas fotos de Hitler y secuencias de los noticiarios filmados.

Efectivamente , Hiler mostraba desde la derrota de Stalingrado unos síntomas que encajan perfectamente con la enfermedad de Párkinson:

- caminaba arrastrándose,

- avanzaba inclinándose hacia delante,

- su postura, muy encorvada, era la de un anciano,

- su rostro se volvió completamente inexpresivo.

También la rigidez de sus hábitos , en la expresión de pensamientos y la trayectoria de su escritura, así como las des deficiencias en el habla son síntomas a tener en cuenta.

Sin embargo esta impresión engañaba. El examen de otros análisis médicos revela que Hitler no padeció la enfermedad de Párkinson.

Su mal era más bien una neurosis espasmódica que se manifestaba en temblores continuos. Ya la había padecido anteriormente, tras el intento de golpe de estado de 1923, ante el Feldherrnhalle de Munich. los autoreproches de la muerte de 20 personas, de haber puesto en entredicho la existencia del partido nazi y la furia de haber fracasado en su acción contra el estado, fueron factores que no pasaron por él sin calar hondo. Su brazo y su pierna izquierda comenzaron a temblar. Apenas podía mover el antebrazo izquierdo. Andando el tiempo, volvería a quedar dominado por este mal. Veinte años después , una nueva situación difícil provocó el mismo fenómeno. Desde finales de 1942 Hitler sabía de sobra que había perdido la guerra. Sin duda asumió personalmente la derrota de Stalingrado. Precisamente, después de ésta catástrofe empezó a temblar de forma convulsiva. Esta neurosis espasmódica se observó de un modo especial entre los soldados norteamericanos que luchaban en los frentes en la primera guerra mundial. La enfermedad recibió por ello el nombre común de "neurosis o temblor de guerra" y no era otra cosa que la reacción primitiva del instinto de conservación. así como la neurosis espasmódica desapareció entre los soldados cuando su existencia dejó de ser amenazada, del mismo modo en el caso de Hitler dejó de manifestarse desde 1923 en la medida que desaparecieron las amenazas contra su persona y fue encumbrado al mando supremo. Pero ésta no era ya la situación tras 1942/1943. Ya no había posibilidad alguna de encumbramiento. Hitler sabía que había perdido la guerra y, si él no se atrevía a confesarlo, su cuerpo si lo proclamaba abiertamente.

. Fuente " Werner Maser" . Las enfermedades de Hitler.
Foto "El tercer Reich"
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Mensaje por nuerma » Dom Abr 04, 2010 8:52 pm

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El doctor de confianza de Hitler, Theodor Morell.

Morell nació el 2 de julio de 1886 y murió el 26 de mayo de 1948.

Estudió medicina en Greneble y París. Sirvió en el frente de la primera guerra mundial y luego como oficial médico.

Hermann Göering gustaba llamar a Morell " El canciller aguja ", debido a su aparente inclinación a echar mano a las inyecciones para solventar cualquier problema médico que se le presentase. En 1939, Morell , de forma inadvertida estuvo involucrado en la anexión de Checoslovaquia. Su presidente Emil Hacha, se atemorizó tanto de las amenazas de Hitler y Göring , que amenazó con que su luftwaffe íba a convertir la bella ciudad de Praga en un montón de escombros, que se desmayó. Morell le inyectó un estimulante para hacerlo despertar. Hacha pronto cedió, derrumbado, a las exigencias del Führer.

Para abril de 1945, Hitler tomaba 28 píldoras al día junto con varias inyecciones. El 22 de abril de 1945 Morell fue despedido del Führerbunker de Berlín por Hitler que dijo que ya no necesitaba ayuda médica.

Escapó de Berlín en uno de los últimos vuelos de la ciudad, pero pronto fue apresado por los americanos. Uno de sus interrogadores estaba supuestamente asqueado por la obesidad y completa falta de higiene de Morell. Fue retenido en un campo de prisioneros estadounidense y cuestionado debido a su proximidad con Hitler pero nunca fue acusado de ningún crimen. Obeso y sufriendo impedimento del habla, murió en marzo de 1948 después de un ictus cerebral.

Esta es la lista de las medicaciones de las que se tiene constancia que este médico administró a Hitler.

- Bromato de Potasio
- Escherichia coli
- Nux vomica
- Dihidrocodeína
- antibióticos
- Sulfinamida
- Cocaína
- Enzimas
- Atropina
- vitaminas
- Barbituricos
- Anfetaminas
- Tartrato de Oxedrina
- Proteínas y lípidos procedentes de grasa y tejidos
- Manzanilla
- Metanfetaminas
- Testosterona
- Profenazona
- Cafeína
- Belladona

Se especula también que Morell administraba morfina a Hitler si que éste lo supiera y tambié que el propio Morell era adicto a ella.

http://es.wikipedia.org/wiki/Theodor_Morell" onclick="window.open(this.href);return false;
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Hitler y sus enfermedades

Mensaje por Martin Niemöller » Lun Abr 05, 2010 6:11 am

En mi opinión un excelente artículo, felicitaciones de mi parte.
Mi reflexión es que aparte de ser una ruina física en los últimos tiempos aparentemente producida por el stress, lo peor de todo es que era una ruina moral y espiritual y en realidad de esto último y de sus actos y consecuencias derivaba su ruina física.
Saludos

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Hitler y sus enfermedades

Mensaje por José Luis » Lun Abr 05, 2010 1:19 pm

¡Hola a todos!

Éste es un tema de los complicados por los muchos mitos existentes sobre supuestas enfermedades de Hitler. Ahora parece que un historiador y un médico van a publicar, si no lo han hecho ya, un nuevo libro sobre el tema:
http://www.spiegel.de/international/ger ... 91,00.html

Al margen de los mitos, también parece muy complicado para los expertos resolver ciertas interpretaciones o diagnósticos conflictivos con respecto a las enfermedades de Hitler. Por ejemplo, el caso de la supuesta enfermedad de Parkinson:

nuerma escribió: Sin embargo esta impresión engañaba. El examen de otros análisis médicos revela que Hitler no padeció la enfermedad de Párkinson.
El Dr. Heston (The Medical Casebook of Adolf Hitler. Edición revisada y ampliada de 2007) dice que, en principio, se puede excluir “probablemente” en Hitler la enfermedad de Parkinson (aunque tal vez no una enfermedad de Parkinson muy atípica), pero no un síndrome parkinsoniano. Explica que, en medicina, “síndrome denota un grupo de señales y síntomas que tienden a ocurrir juntos. A menudo una enfermedad específica como la Enfermedad de Parkinson sirve como el prototipo del síndrome”.

Según Heston, el temblor de la enfermedad de Parkinson sucede porque ciertas células nerviosas mueren. Temporalmente puede mejorar o empeorar dependiendo de factores como la fatiga, pero no desaparece. Y según los testimonios de varios doctores que lo atendieron, el temblor de Hitler desapareció o al menos se suavizó hasta hacerse prácticamente imperceptible a los observadores durante varias semanas.

Sin embargo, [...the tremor's character as seen in the newsreel and its progression from limb to limb, is distinctly Parkinsonian in character. So was the deterioration in the fine movements of Hitler's hands. His written signature became small, cramped and nearly illegible; a typical Parkinsonian sign. Adding up the neuromuscular signs, makes a conclusion reasonably clear: Hitler probably did not have Parkinson's disease but he did have a Parkinsonian syndrome. Many conditions can so simulate Parkinsons disease itself: heavy metal poisoning, organophosphate insecticides, vascular disease, tumors involving certain brain centers, toxic states, drug reactions, infections including encephalitis] (p. 41).

Tras examinar esas condiciones, Heston concluye: [Obviously, the diagnostic issues attendant on Hitler's movement disorder cannot be completely resolved. Today, the choice is between highly atypical Parkinson's Disease, and a toxic reaction, most likely from methamphetamine or byproducts of its manufacture. There are drawbacks to either explanation. Tomorrow, developments in pharmacology or neurochemistry may point to solutions] (p. 100).

Así que, realmente, parece que no se puede descartar definitivamente una enfermedad de Parkinson (aun siendo una “altamente atípica”).

Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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Hitler y sus enfermedades

Mensaje por MWinters » Dom Abr 11, 2010 5:08 pm

Yo tengo unos conocimientos en la materia médica en progesión espero que ascendente y pienso que este hombre entró en una espiral descendente en el sentido tanto físico como psicológico en el cual la incapacidad física impulsaba sus propias más que evidentes enfermedades mentales!!

Muy interesante tu aportación!!

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por gunsche » Vie May 27, 2011 5:12 pm

En La Guerra de Hitler de David Irving, un autor al que nadie puede acusar de tener encono contra Hitler, hay bastante información sobre las enfermedades de Hitler durante sus últimos años, incluso se cuentan detalles bastante íntimos, como que los problemas intestinales crónicos del Fuhrer derivaban en una frecuente flatulencia. Irving no deja dudas que el doctor Morell fue un medico completamente chapucero, le dio un montón de píldoras e inyecciones que terminaron enfermándolo más que curándolo. La salud de Hitler, un hombre que hasta ese momento siempre había aparentado menos edad de la que tenía, empezó a declinar rápidamente a partir de aproximadamente 1943; esta fecha no me parece casual, yo creo que en parte las enfermedades eran producto de los nervios de ver como la guerra estaba inclinándose a favor de los aliados. Tampoco el frio y la humedad de un lugar como el Wolfsschanze favorecía al cuerpo de Hitler, un hombre que ya promediaba su sexta década de vida.

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por Audie Murphy » Mar Abr 22, 2014 12:56 pm



Al respecto de este tema recomendaría el reciente documental "Secrets of the Third Reich: Hitler's Madness"
http://www.smithsonianchannel.com/sc/we ... rs-madness
"El mal existe cuando las personas buenas no hacen lo que es correcto"

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por IsabelRosa » Sab Abr 26, 2014 4:14 am

Muy interesante el video, gracias.

Los autores serios citan siempre como hechos probados el cambio experimentado por Hitler tras el atentado de 1944 y la desastrosa influencia del Dr. Morell (sería interesante saber quien lo conectó con este matasanos y hasta me pregunto cuál era su objetivo real : si ayudar a Hitler o destruirlo), así como los problemas digestivos del Führer.
En cuanto a una posible enfermedad mental (megalomanía), no creo que haga falta ser médico o historiador...

Isabel

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por José Luis » Sab Abr 26, 2014 8:08 am

¡Hola a todos!
IsabelRosa escribió: Los autores serios citan siempre como hechos probados el cambio experimentado por Hitler tras el atentado de 1944 y la desastrosa influencia del Dr. Morell (sería interesante saber quien lo conectó con este matasanos y hasta me pregunto cuál era su objetivo real : si ayudar a Hitler o destruirlo)...
Isabel, la imagen negativa de Morell, como profesional de la medicina, parece ser totalmente infundada a tenor de las investigaciones realizadas por el doctor Hans-Joachim Neumann y el historiador Henrik Eberle, cuyos resultados plasmaron en el libro Was Hitler Ill? A Final Diagnosis (Cambridge: Polity Press, 2013), publicado originalmente en alemán como War Hitler krank? (Bastei Lübbe GmbH & Co. KG, Köln 2009).

Antes que nada déjame decirte que parece ser que fue el fotógrafo de Hitler, Heinrich Hoffmann, quien le recomendó los servicios de Morell en mayo de 1936. En 1935, cuando Hitler estaba siendo tratado por el doctor Ernst-Robert Grawitz (tratamiento que había comenzado en las Navidades del año anterior por dolores de cabeza de Hitler, así como doble visión, vértigo y zumbidos), Grawitz le diagnosticó síntomas de envenenamiento, tras lo cual Hitler dejó de tomar Neo-Ballistol. Como también comenzaron a empeorar los problemas gastrointestinales de Hitler (dolor, eructos, flatulencia), en 1935 Grawitz le prescribió "píldoras anti-gases", tratamiento que continuaría más tarde Morell. Luego Hitler fue sometido a un examen médico más profundo a cargo de los doctores de la SS que trabajaban en el Hospital Municipal de Berli-Westend bajo Grawitz, que también era de la SS. Los informes de este examen desaparecieron. Karl Brandt, uno de esos médicos (más tarde también de Hitler) recomendó a Hitler que asistiera a un hospital universitario, pero éste declinó y fue entonces cuando Hoffmann le recomendó a Morell, que tenía entonces una clínica de mucho éxito en Kürfurstendamn y con pacientes célebres.

Morell comenzó a estudiar Medicina en 1907 en la universidad de Giessen, pero al cabo de un semestre cambió a Heidelberg, donde, tras un breve paréntesis en la École de Médecine de Grenoble, aprobó su primer examen médico el 26 de julio de 1909 (con nota "muy bien"). A finales de ese año se trasladó a Paris, donde permaneció hasta el verano del año siguiente, tras haber estudiado bacteriología en el Instituto Pasteur y recibido lecciones del Premio Nobel Ilya Mechnikov. De regreso a Heidelberg, pronto se trasladó a Munich, donde aprobó el examen para doctores de medicina el 10 de mayo de 1912, trabajando luego durante un año como doctor subalterno en Bad Kreuznach. A finales de 1912 recibió su licencia para practicar la medicina, tras haber conseguido su doctorado en el verano. Entre 1912 y 1914 ejerció como médico de un barco transoceánico y formó parte de expediciones a países del este africano, de las cuales consiguió su experiencia en la medicina natural. A su regreso ejerció la medicina en Dietzenbach hasta 1915, antes de ser reclutado para el Frente Occidental como oficial médico de un batallón. Pasó la mayor parte de la guerra en hospitales de campaña por problemas de salud (hígado) y en 1918 fue licenciado como no apto para el servicio.

Se estableció en Berlin, donde abrió una clínica de electroterapia y desórdenes diuréticos (el antiguo nombre para la urología) en la Bayreuther Strasse, cerca de la Wittenbergplatz. Durante la década de 1920, Morell fue un médico de moda y bien conocido, con pacientes de la aristocracia y la antigua realeza imperial, importantes industriales y actores de cine y teatro. A partir de 1933, sus pacientes incluían generales y políticos de primer orden como Göring, Goebbels, Ribbentrop y Speer.

Cuando Morell trató a Hitler, en mayo de 1936, lo hizo con éxito, desapareciendo los dolores agudos que padecía Hitler, que recordó más tarde: "Salvó mi vida. Estaba tan deprimido a finales de 1936 que apenas podía caminar. Yo estaba siendo tratado incorrectamente en esa época...Tenía eczema en ambas piernas y tenía que vendarlas todo el tiempo por lo que no podía llevar botas. Entonces vino Morell y restableció de nuevo mi salud". A partir de 1937 Hitler puso su salud en manos de Morell.

Bien, el libro es recomendable para quien quiera tener una opinión objetiva y documentada sobre la salud y enfermedades de Hitler. El problema con la mala reputación de Morell (cimentada en la opinión no fiable de varios de sus colegas y algunos historiadores que no verificaron la solidez de tales opiniones) tiene que ver más con su persona (su carácter, su vestimenta e higiene personal) y la envidia que despertó por el favor de Hitler en otros colegas y personajes que con la práctica profesional que dispensó a Hitler. Además, como afirmó tras la guerra, Morell nunca trató a Hitler de enfermedades graves o serias (algo que hicieron otros especialistas) y en este sentido (en que lo trató de males menores) afirmó que Hitler no estaba enfermo (vamos, no más que una persona normal).

Saludos cordiales
JL
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sino como un hombre
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IsabelRosa
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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por IsabelRosa » Dom Abr 27, 2014 8:41 am

hola José Luis !

Entonces la mala reputación del castigado Morell (por ej., respecto de la enorme cantidad de drogas innecesarias que le daba a Hitler )es un mito más?
Te agradezco, como siempre, tu respuesta aclarando el tema.
Hasta creo haber leído en varias biografías de Hilter que el temblor que éste padecía era un trastorno ocasionado por las medicinas que le daba Morell. Otros, más cautos, dicen que fue un resultado del stress y /o del abomba del 20 de julio de 1944.

Isabel

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