El siguiente texto es una traducción y adaptación del artículo de Rémi Fontonne aparecido en la revista “Histoire de guerre” nº 41 de abril-mayo titulado “Les chars de combat. 1916-1945 Tactique et thecnique”. Espero que sea de su interés. Comienzo con la traducción.
De 1916 a 1945 los términos para designar los vehículos blindados, diferentes de las auto-ametralladoras, han sido numerosos: carro de combate, carro de acompañamiento, cañón de asalto, caza carros. ¿Qué significan estas denominaciones y a qué materiales se les aplica? ¿Qué misiones les son encomendadas? Vamos a ver que estos diferentes designaciones caracterizaban, por una parte, a la munición utilizada por el vehículo y , por otro, alas condiciones tácticas que este lleva a cabo.
Recuerdo histórico
Es en septiembre de 1916 en Fleurs, en el Somme, cuando unos carros, vehículos de combate todo terreno son empleados por primera vez por el ejército británico en una operación ofensiva. El ejército francés por su parte, los utiliza en una operación similar en abril de 1917 en Berry-au-Bac. La misión de estos vehículos es la de facilitar la progresión de la infantería rompiendo los obstáculos pasivos y la resistencia activa que se oponen a su avance. Pero la táctica de empleo de estos vehículos completamente nuevos, debe ser analizada y verificada para que mejore. Así es necesario esperar al otoño de 1917 para ver a los carros obtener algunos éxitos.
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Carro francés FCM 2C "Alsace"
A.- Aspectos prácticos
El ataque
Durante la Gran Guerra, hasta la puesta en servicio de los carros, el ataque reposa en dos armas que actúan conjuntamente: la infantería que progresa sobre el terreno para alcanzar el objetivo, ocuparlo y conservarlo y la artillería que prepara el ataque, aplastando las defensas adversarias bajo una lluvia de proyectiles, después apoya la progresión mediante el fuego. Pero carente de poder estar en enlace permanente, porque particularmente la radio no existe, la artillería y la infantería no son capaces de coordinar sus acciones durante todo el ataque; además, no pueden desplazarse a través del terreno que la artillería ha devastado, esta no puede apoyar con su fuego a aquellas posiciones se hayan librado del diluvio de fuego . Así, sucede, a veces, que simplemente unos nidos de ametralladoras, defendidos con decisión pueden frenar el impulso o retardar el avance.
Para resolver este problema crucial del apoyo, una primera solución consistió en dotar a la infantería de cañones y de morteros suficientemente ligeros para poder acompañarla; la segunda, será subordinar directamente a la infantería, al alcance de las piezas de artillería. Una tercera, en la que infantería estaría precedida por vehículos automóviles blindados y armados. Esta última solución será la que va a dar los mejores resultados, respetando, eso sí, algunas reglas.
En efecto, durante los enfrentamientos en los cuales los carros participan, entre septiembre de 1916 y noviembre de 1918, los tácticos concluyen que es necesario utilizar los carros:
- En un terreno favorable.
- Por sorpresa, en un único combate próximo y cercano, en unión íntima con una infantería que ataca.
- En número suficiente, simultáneamente y sobre un frente extenso para, por una parte, les sea permitido dominar rápidamente las armas automáticas de la defensa y, por otra, obligar a esta última a dispersar su fuego y no dejarle la posibilidad de concentrarlo sobre los vehículos o sobre un frente estrecho.
- Escalonados en profundidad, como la infantería a la que acompañan, para asegurar la continuidad del apoyo.
- Con la protección de las otras armas, entre ellas: la artillería que efectuará disparos de contrabatería, neutralización y de ocultación u oscurecimiento, antes y durante el ataque; la aviación que destruirá los aparatos de observación enemigos y señalará a la artillería las baterías antitanque y la infantería que avanzará con sus armas de apoyo: ametralladoras, cañones de 37 mm y morteros de 81 mm y sus piezas antitanques.
- En ataques que tengan por objetivo la conquista de una zona de terreno suficientemente profunda para llevar adelante la desorganización del sistema de la artillería enemiga.
Es de notar que estas reglas ya tienen en cuenta la naturaleza inter-armas en el combate de los carros.
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Carro británico Vickers A1 E1
La evolución de las ideas relativas al empleo de las armas
Al final de la gran guerra, incluso si las armas son esencialmente complementarias, dos de ellas, como lo hemos visto más arriba, predominan: la artillería que aplasta al adversario con sus proyectiles y la infantería que conquista, ocupa el terreno e impide el movimiento con sus armas automáticas.
En este dispositivo, los carros son sólo auxiliares de la infantería que los situará junto con sus ametralladoras, cañones de 37 mm, morteros Stockes de 81 mm, Minenwerfer …, entre sus vehículos de acompañamiento. En efecto, sus características técnicas imponen que sean empleados solamente, en el acompañamiento de la infantería, pues su velocidad de crucero no es superior a la de esta última, mientras que su autonomía de marcha es reducida y su mecánica rudimentaria. Demasiado poco fiable para poder emplearlos de una sola vez y a mucha distancia.
Sin embargo, a pesar de las ideas, las prácticas y defectos que son los de 1918 y gracias a los progresos ya realizados en esta época en el dominio de la mecánica, permiten avanzar hacia vehículos más rápidos y más fiables y, por eso mismo, imaginar una nueva táctica de empleo. Por otro lado, el año 1919 habría sido, probablemente, fértil en innovaciones, si la guerra se hubiera prolongado ya que estaban preparados y dispuestos importantes programas de fabricación.
A partir de aquí, las ideas relativas a un empleo masivo y autónomo de los carros no van a faltar, pero ellas deben vencer un buen número de dificultades materiales y de resistencias intelectuales antes de imponerse. En primer lugar, porque no han sido verificadas por la experiencia y segundo, porque ellas se enfrentan a las tradiciones que tienen un peso enorme, en cuanto al reparto de las misiones entre las armas, mientras que su puesta en marcha operacional impone grandes inversiones en una época en la que las necesidades civiles son prioritarias.
Respecto al gran problema de la ruptura del frente continuo y la explotación de esta ruptura, con el fin de evitar la repetición de la guerra de sitio, la solución que lógicamente se impone, teniendo en cuenta las posibilidades técnicas de la época, es de dotar a los ejércitos de la suficiente movilidad y potencia para conseguir esta ruptura y avanzar rápidamente y llegar a la batalla campal. Pero esta idea no induce, sin embargo, la de situar los materiales blindados en una situación preeminente, es decir, de subordinar a ellos la infantería, por una razón muy simple: acelerar el ritmo del combate impone acelerar el ritmo del combate de todas las armas que toman parte en él, es decir, los carros y la artillería. Pero esta aceleración pasa por la mecanización y la motorización, así pues es necesario que la técnica y las finanzas vayan de la mano.
Fuente del texto: Traducción y adaptación personales del artículo de Rémi Fontonne aparecido en la revista “Histoire de guerre” nº 41 de abril-mayo titulado “Les chars de combat. 1916-1945 Tactique et thecnique”.
Fuente imágenes:
http://director.io/tanquesyblindados/ar ... char2c.htm
http://en.wikipedia.org/wiki/Vickers_A1E1_Independent
Perdón por los errores involuntarios de traducción. Seguiré en otro momento. À suivre.
À bientôt