- - La incorporación de los PGS al Reich para trabajar. Mortalidad subsiguiente. (VII) -
El trabajo de los PGS en la extracción del carbón
Del carbón dependía la metalurgia, la fabricación de productos sintéticos y el transporte. Aunque Alemania era el principal productor del continente, debía servirlo también a su territorio de influencia y constituía, junto con el armamento, su principal producto de exportación. El mayor problema con que se encontró para su extracción fue que las instalaciones eran anticuadas y, por hallarse en guerra, no las pudo modernizar, por lo que dependía en un alto grado de una mano de obra de la que era deficitaria en número y calidad; se calculaba que el rendimiento del trabajador esclavo respecto al minero alemán era de un 60%. El responsable del carbón en el Reich (RVK), Paul Pleiger, se hallaba bajo fuerte presión por parte del sector metalúrgico y de Speer y al final por el propio Hitler, que el 11-8-1942 en una reunión solicitada por aquel le dio el siguiente toque de atención: "Herr Pleiger, si por carencia de carbón la industria del acero no va a poder aumentar la producción, como está planificado, la guerra estará perdida". Que, pese a las despiadadas medidas de explotación, no sirvió para paliar la situación que a principios de 1944 era de crisis extrema hasta el punto de que se consideró la falta de carbón como la principal preocupación de la economía alemana. Y de difícil solución con una fuerza de trabajo y un equipamiento agotados, y bajo el bombardeo estratégico de la aviación aliada sobre el transporte ferroviario y fluvial que afectó cientas de miles de toneladas (1).
1. Reclutamiento
El sector del carbón esperaba poder emplear trabajadores civiles provenientes del Este pero enseguida comprendió que no sería posible porque los transportes estaban formados en su mayor parte por mujeres y menores de edad, por lo que la alternativa eran los PGS, pero no los prisioneros de otras nacionalidades.
En una reunión de planificación central celebrada en julio-1942 Pleiger pidió 120.000 PGS y 6.000 civiles que Saukel (plenipotenciario general para la movilización de mano de obra) prometió concederle en 4 semanas, un objetivo aparentemente asequible tras haber tomado más de un millón de PGS entre los meses de abril y junio. En agosto habían entrado a Alemania 39.906 prisioneros y 28.533 civiles del Este pero una semana más tarde Saukel tuvo que reconocer que no podría traer más. Por un lado porque la toma de prisioneros estaba resultando más difícil y por otro, porque el OKH los mantenía cerca del frente para construir carreteras y labores auxiliares. Además, otros sectores competían por disponer de esa fuerza de trabajo, como la construcción de la defensa costera en el Oeste y en Noruega.
- Cifras de PGS empleados en la minería
- 1942
- 7.399 en junio
61.896 en septiembre
70.680 en octubre (+ 31.183 civiles)
90.759 en diciembre
1943
- 97.000 (aprox.) en marzo
93.379 en abril
100.633 en julio
En julio-1943 una "15.000-Mann-Aktion", un intento del OKW de reclutar esa cifra de prisioneros de los territorios ocupados resultó un fiasco pues de los 13.939 captados, sólo 3.327 resultaron útiles para la minería; los restantes adolecían de desnutrición, enfermedad, invalidez y 480 murieron en el transporte.
Los números estaban muy por debajo de lo que el sector del carbón requería. En abril-1943 el Ministerio de Armamento había señalado como objetivo una producción anual de carbón de 290 millones Tm, un 10% mayor que el año precedente, para lo que necesitaba incorporar a dicho sector 192.000 trabajadores, de estos 70.000 de forma inmediata. Pero la realidad se empeñaba en llevar la contraria: la cifra no solo disminuía por los muertos y las bajas por enfermedad de los PGS y los civiles forzosos que trabajaban en la minería sino por el reclutamiento de trabajadores alemanes, con al agravante de estar perdiendo una mano de obra cualificada. En el caso de los civiles forzosos del Este, con una vigilancia más laxa que los PGS, las cifras de fugas eran muy elevadas.
El 3-5-1943 se celebró una reunión convocada por Hitler con Sauckel, Pleiger, Backe y Keitel en la que se resolvió reclutar para la minería a los PGS que trabajaban en otros sectores donde serían sustituidos por trabajadores forzosos de Polonia y otros territorios del Este, esperando disponer por esa vía de 50.000 PGS para trabajar en el carbón. Pero el grueso de los refuerzos, unos 200.000, provendría de los PGS de las zonas de combate bajo custodia directa de la Wehrmacht y las Waffen-SS. Alemania contaba con incrementar el botín de prisioneros con la gran ofensiva de ese verano, la Operación Ciudadela. El hecho de que Hitler accediera a que los partisanos capturados - que hasta entonces eran ejecutados in situ - fueran considerados PGS, da idea del estado de necesidad de mano de obra en que se hallaba Alemania y concretamente al sector del carbón.
Ciudadela quedó atascada los primeros días y los relativamente pocos prisioneros tomados eran necesarios para trabajos de construcción en el frente, urgido por la inmediata contraofensiva soviética en dirección al Dniéper. Entre el 1 de julio y el 10 de noviembre el sector minero recibió 76.528 PGS, pero causaron baja 26.638, por lo que el aumento neto quedó en 48.890. Del sector del armamento se levantaron quejas por la sustracción de PGS que no fueron sustituidos por trabajadores forzosos. A finales de 1943 se calculó que se habían incorporado al sector del carbón unos 100.000 PGS que, con un tercio de bajas, quedó en una cifra neta de 66.377. Otro factor que jugó en contra de esta gran operación de reclutamiento fue la insuficiencia del transporte para traer PGS del frente.
En mayo-1944 Pleiger planteó en la reunió de planificación que, para alcanzar los objetivos económicos anuales, necesitaba 165.000 trabajadores, proponiendo un nuevo peinado de PGS en los territorios del Heer y que los prisioneros evadidos fueran enviados de nuevo a las minas en lugar de a los campos de concentración. Con una cifra de refuerzos que hasta el 28 de septiembre era de unos 10.000 PGS que, con 11.400 trabajadores forzosos del Este y 5.000 antiguos "legionarios" (prisioneros incorporados y después desechados como unidades de combate) sumaba apenas 27.400, no lograba contrarrestar la continua pérdida de mano de obra en la minería. Entre el 15-5-1944 y 15-8-1944 el número de PGS empleado en la minería cayó de 168.456 a 159.898. Indiferentes aparentemente a esa realidad, no dejaron de aumentar los requerimientos diarios de carbón para la industria, de forma drástica: de 15.000 Tm en abril a 40.000 en julio. Por lo que Pleiger pidió que cesara el reclutamiento de mineros alemanes, lo que probablemente no vio cumplido en vista del desarrollo de la situación militar. Hacia finales de año, sin embargo, el bombardeo aéreo aliado - y no la carencia de materia prima - se convirtió en la principal amenaza de la industria alemana: en septiembre-1944, por efecto del bombardeo, el Ruhr había quedado prácticamente aniquilado y la contracción consiguiente de la actividad industrial redujo los requerimientos de carbón en un porcentaje aproximado de 35-40%.
2. Intentos de aumentar el rendimiento en el sector del carbón
La idea de aumentar el rendimiento de trabajo de los prisioneros soviéticos, pero también los civiles procedentes del Este, mediante el racionamiento de comida no nació del mando nazi sino individualmente de los distintos empresarios, para lo que se forjó el término "Leistungsernährung", que significaba que las raciones de comida se proporcionarían según el rendimiento. Así, un informe de IG-Farben de Ausschwitz-Monowitz de octubre-1942 aseguraba que con la finalidad de aumentar el rendimiento se habían establecido tres grupos: el grupo II recibiría la ración promedio, el grupo I 25% más, el grupo III un 25% menos que el grupo II. De forma similar, el mismo mes, la dirección de la policía de trabajo y del campo de trabajadores extranjeros del consorcio Krupp determinó que los "malos trabajadores" no recibieran sus raciones, que servirían para premiar a los "buenos trabajadores".
Pero fue en el sector del carbón donde esta medida se implantó de forma general, a partir del octubre-1942 también, sin esperar a la confirmación del OKW, que finalmente llegó en agosto-1943: "tras ser rechazado inicialmente ... tras consultar al OKW de nuevo por la clasificación de los prisioneros de guerra soviéticos según el rendimiento, se declaró de acuerdo". Las restricciones con las que el OKW permitía dicha clasificación da idea de los motivos de recelo que despertaban las empresas:
1. La implementación de categorías de rendimiento se autoriza sobre la base a que no se produzca una sobre-explotación de los prisioneros de guerra, sino de una consideración razonable de la capacidad de trabajo, la disposición al mismo y alimentación, con la finalidad de conservar la fuerza de trabajo en un plazo largo.
2. El agrupamiento según el rendimiento no puede basarse de forma exclusiva en el rendimiento real sino que ha de tener en cuenta la condición física y la capacidad de realizar las tareas que se encomiendan.
3. Los prisioneros de guerra soviéticos que entran a trabajar en la minería no serán clasificados antes de que hayan transcurrido 2 meses.
4. Los integrantes de los grupos de menor rendimiento deben recibir alimentación suficiente para evitar el daño corporal. La condición física de los prisioneros de guerra soviéticos que se hallen en el escalafón inferior debe ser vigilado con determinación periódica del peso corporal y, en caso necesario, deben recibir atención médica.
5. Los prisioneros de guerra franceses, serbios y británicos no deben ser incluidos en grupos de rendimiento.
En la práctica estas restricciones no tuvieron apenas implementación por lo que la suerte de los PGS, de cuya custodia, no hay que perderlo de vista, era responsable la Wehrmacht, estaban a merced de la codicia despiadada de los empresarios. Particularmente duras fueron las empresas mineras Plessische Bergwerks AG y el grupo del distrito de Alta Silesia, cuya idea directriz para mejorar la productividad no era incentivar el rendimiento con raciones mayores sino forzarlo con raciones menores. De lo que es muestra la respuesta del representante de Plessische Bergwerks AG en una reunión de comandantes de campos de prisioneros celebrada en octubre-1943 en que estos plantearon que era imposible instaurar la división en tres grupos porque no había suficiente alimento para el grupo I: "Para nosotros no se trata tanto de que los del grupo I tengan raciones mayores, sino que los trabajadores perezosos del grupo III sean privados de sus raciones para así espolear su disposición a trabajar". No había unanimidad en el sector del carbón sobre la severidad que debía aplicarse con los PGS. Las propuestas de mayor dureza partieron de Paul Pleiger pero tuvo que ceder ante la advertencia de los tecnócratas de la administración del carbón de que no se lograría aumentar el rendimiento del trabajo si no se flexibilizaban los métodos de presión.
Un ejemplo, singular, de esta flexibilización partió del Bezirksgrupe Steinkohlenbergbau Ruhr cuyo inspector de operaciones, Paul Norkus, sin dejar de lado la aplicación de medidas restrictivas, y con la finalidad de aumentar el rendimiento y conservar la fuerza de trabajo a medio y largo plazo, apostó claramente por invertir en la mejora de las condiciones materiales de los PGS y un trato algo más humano. Norkus era contrario a racionar según rendimiento y propuso que el elemento crucial para aumentar el rendimiento era directamente la mejora de la alimentación. Criticó con rotundidad la práctica de dejar sin comer a los trabajadores de las minas desde la cena hasta el mediodía del día siguiente y pidió poder suplementar la alimentación con verduras. Abogó por un trato respetuoso: "Todos - también el humano primitivo - tiene cierto sentido de lo que es justo. De ahí que todo trato injusto tenga consecuencias desastrosas. Las injusticias, humillaciones, el acoso, el maltrato, deben ser desterrados. Es imposible ganar a alguien para una participación activa en una nueva idea si a la vez se daña su autoestima. No se puede pedir un rendimiento alto a humanos a los que se califica de bestias, bárbaros e infrahumanos.". No se conoce el grado de implementación de este punto de vista en las minas del Ruhr pero la sospecha es que fue bajo. En otras demarcaciones, como en Alta Silesia, hubo desde 1942 una relación muy tensa entre los representantes de las empresas y la oficina de prisioneros del OKW. El dilema en el que se hallaba la administración del carbón, con partidarios de una y de otra postura, era, por un lado, forzar la producción por cualquier medio para beneficio a corto plazo o, por el contrario, optar por procedimientos que aseguraran el beneficio a medio o largo plazo.
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El próximo día veremos el trabajo de los PGS en otros sectores de la economía alemana.
1) MÜLLER RD "Albert Speer und die Rüstungspolitik im totalen Krieg" en "Das Deutsche Reich und der Zweite Wltkrieg 5/2 Organisation und Mobilisierung des deutschen Machtbereichs. Kiegsverwaltung, Wirtschaft und personelle Ressourcen 1942-1944/45", Deutsche Verlags-Anstalt (1999), 423-6.