Todos los inicios son difíciles, y, como no es raro, los primeros mítines del partido parecían más reuniones de amigos que actos de un partido político de ámbito y ambiciones nacionales. Sobre los primerísimos actos del DAP, dados en 1919, sabemos poco: se registraron 10 asistentes en una convocatoria celebrada en mayo, 38 en otra celebrada en agosto y 41 en aquella del mes de septiembre en la que Hitler, casualmente, topó con la política. El 16 de octubre, fueron 111 los presentes en el primer discurso que dio Hitler para el DAP, en la cervecería Hofbräukeller de la calle Innere Wienner de Munich. Aunque se aprecia una progresión ascendente en el número de personas presentes en cada ocasión, las cifras son tan bajas para una ciudad de 630.000 habitantes que no pueden considerarse muestra de un aumento real de popularidad del partido en esos primeros meses de vida. Ese aumento de popularidad –al principio relativo y más adelante real- no llegó a darse hasta que Hitler estuvo de lleno metido en sus funciones de orador y propagandista.
El DAP acostumbraba a comenzar sus mítines entre las 19:30 y las 20 horas, y estos solían prolongarse entre dos horas y media y 3 horas y cuarto. Por lo general, era el presidente nacional del partido, Karl Harrer, quien abría el acto brevemente y daba paso a los oradores. Tras la renuncia de Harrer a su cargo en enero de 1920, fue Anton Drexler quien le sucedió y quien adoptó la función de introductor en los mítines. Durante su presidencia, Drexler acostumbró también a cerrar cada acto -generalmente después del discurso final de Hitler- con un pequeño comentario a modo de conclusión que venía a poner énfasis sobre el asunto principal de la charla. A los mítines asistían mayoritariamente hombres, aunque desde 1920 no es rara la presencia de mujeres y de intervenciones de estas durante las charlas y discusiones que seguían al discurso.
Tras los primeros y humildes mítines de los que se tiene constancia y que ya han sido comentados con anterioridad, el 13 de noviembre de 1919 Hitler dio una charla sobre uno de sus temas favoritos en aquel entonces -“¿Brest-Litovsk o Versalles?”- ante un inspirado público formado ya por unas 300 personas en la Eberlbräukeller, situada justo al lado de la Burgerbräukeller, cervecería esta última que vería a Hitler intentar el Putsch de 1923.
El 26 de noviembre, de nuevo en la Eberlbräukeller se dio un mitin en el que intervinieron cuatro oradores, aparte Hitler: el Dr. Erich Kühn, redactor jefe de la publicación mensual Deutschlands Ernuerung, el escritor Dr. Alois Dallmayr, miembro del DAP y orador de la asociación nacionalista Schutz-und-Trutz Bund, el Dr. Gottfried Feder, especialista en economía y el compositor Franz Dannehl, miembro de la sociedad Thule. Hitler sería el último en hablar, despachándose “a su apasionado modo” y pidiendo “resistencia contra el gobierno ineficaz”, según dejó anotado un funcionario de policía en un informe sobre el evento.
Ya en 1920, en el mitin del 6 de febrero Hitler no tomo parte como orador. Fue Dietrich Eckart el encargado de orar aquella noche, y lo hizo sobre comunismo alemán, empleando al principio un discurso filosófico-metafísico, para volverse luego contra la agitación judía y pedir la unión del pueblo. Drexler tomó la palabra al final para comunicar que una señora había donado 300 marcos para hacer panfletos. Continuó para calificar al DAP de “enemigo de la monarquía” y de “además, el más grande enemigo de esta ‘gloriosa’ revolución judía”
El 24 de febrero tuvo lugar el conocido acto de presentación del programa del DAP, en la Festsaal de la Hofbräuhaus. El evento comenzó a las 7 de la tarde. Extrañamente, Hitler consta como presidente del partido en el informe policial. El primer orador –y principal, según los carteles que anunciaban el mitin- fue el Dr. Dingfelder. Luego le tocó el turno a Hitler y sus conocidos términos clave: urgencia, miseria, gobierno cobarde, Versalles, burocracia corrupta, Erzberger (Ministro de Economía y hombre favorable al cumplimiento estricto del Tratado de Versalles), judíos y partidos políticos. A continuación leyó los 25 puntos del programa, entre tumulto y exclamaciones de aprobación, e hizo una apelación al “imperturbable deseo de alcanzar el objetivo”. Como preludio de la lucha por la libertad, presentó una resolución contra la asignación de trigo para la Comunidad Religiosa Judía de Munich, mientras aumentaba la “actitud amenazante” de la mayoría de los presentes. La resolución fue aprobada entusiasmadamente por los presentes y se dio paso a una charla en la que tomaron la palabra, al menos, 4 personas. Drexler cerró con un breve comentario el acto tres horas después de haberse abierto, a las 10 de la noche. A su salida del recinto, un grupo de unas 100 personas formado por gente del USPD (Unabhängige Sozialdemokratische Partei Deutschlands) y comunistas que se encontraban en la sala, se dirigieron desde la Hofbräuhaus hacia el ayuntamiento viejo de la calle Tal entonando la Internacional y el himno soviético entre gritos de “¡Abajo!” contra Hindenburg, Ludendorff y los nacionales. El informe policial del evento no indica disturbios significativos. Estos hechos dejan en evidencia la versión glorificada del mitin que Hitler daría en su Mein Kampf más tarde, donde habla de una comunidad de personas unidas por una nueva convicción y una nueva fe tras el mitin. “Lentamente se vaciaba la sala. El movimiento tomaba su curso”, añadía Hitler. Es de suponer que el curso al que se refería no era el que llevaba desde la Hofbräuhaus hasta el ayuntamiento viejo al son de la Internacional.
Un discurso de Hitler el 7 de mayo para la Schutz-und-Trutz Bund en la ciudad de Stuttgart, es -muy posiblemente- su primera intervención fuera de Munich. Expuso allí de nuevo sus ideas sobre Brest-Litovsk y Versalles. Hasta el día 21 de julio, no encontramos su primera aparición en un acto propio del NSDAP fuera de Munich. Se trata de un discurso en la ciudad de Rosenheim con tema desconocido.
Ni Karl Harrer ni Anton Drexler, cofundadores del partido, eran dados a dar discursos, de hecho, en las fuentes consultadas no consta ninguno de Harrer y sólo uno de Drexler. Este tuvo lugar el 19 de mayo de 1920, acerca del socialismo nacional e internacional, ante unas 800 personas. Habló sobre las logias masónicas y proclamó la “lucha hasta el final” contra la “internacional del oro y los usureros”. Hitler cerró ese mismo mitin con una letanía en la que es de suponer que no dejó títere con cabeza a la vista de los temas que trató: el gobierno, los soldados profesionales, los judíos y los separatistas.
El 6 de julio, en la Burgerbräukeller, se dio un mitin llevado por Hitler "Sobre el significado político y económico del Tratado de Versalles". El informe policial indica una fuerte presencia de socialistas y comunistas entre los 2400 asistentes. Tras su discurso, Hitler explicó el programa del NSDAP. En un momento dado, pidió la expulsión de los judíos y entonces pudieron oírse en la sala gritos como “¡Derechos Humanos!”. A continuación, se inició una charla en la que varios hombres de los partidos comunista y socialista tomaron la palabra. El informe policial da testimonio de que el mitin fue cerrado a las 11 de la noche y que hasta las 12 se dieron grandes disputas entre grupos en la calle.
En el informe policial sobre el mitin del 27 de julio, encontramos un dato muy llamativo. Al final del texto, a raíz de un comentario de Hitler en el que afirma ser “un trabajador y de carne y sangre trabajadora”, el funcionario de policía indicó a modo de nota que “Hitler es arquitecto”.
El 25 de agosto, Hitler declaró en la Hofbräuhaus ante unas 1800 personas que “rechazamos toda propaganda monárquica”, durante su discurso “Alemania como estado libre”.
Siendo aquel el periodo de plena posguerra, los acontecimientos políticos y las modificaciones geopolíticas de la Europa hasta entonces conocida se sucedían, generalmente, en detrimento de Alemania. Diferentes consecuencias del Tratado de Versalles como, por ejemplo, la pérdida de la provincia de Eupen-Malmedy en favor de Bélgica y la cesión de la Alta Silesia a Checoslovaquia, fueron la causa de una demostración de protesta organizada por el NSDAP en la cervecería Münchner Kindlkeller, la mañana del 5 de septiembre de 1920. Entre 3000 y 3500 personas tomaron parte en ella. Ernst Ehrensperger lideró el acto, y el excomunista Ernst Ulshoefer, de Stuttgart, el estudiante Benedikt Settele y, por último, Hitler, tomaron la palabra. Hitler habló sobre la revolución y explicó que Alemania había sido degradada a la esclavitud. El discurso alcanzó su punto álgido con una masiva unión de manos “en juramento por una Alemania unida”. En uno de los informes policiales sobre la protesta, se habla ya de la bien organizada y formada tropa del partido, provista de brazaletes con la esvástica.
El último día de septiembre, Hitler comenzó una gira de unas dos semanas de duración por Austria, con motivo de las elecciones generales austríacas que tuvieron lugar a mediados de octubre. De entre los mítines realizados, destaca uno en su ciudad natal el 3 de octubre, a cargo del propio Hitler y de otro orador apellidado Schörner. De vuelta a Munich, el día 18, en una pequeña reunión de algo más de cien personas en la Hofbräuhaus, Hitler expuso el balance de su gira austríaca.
Unos días más tarde, el 29 de octubre, en la Mathildensaal de Munich, tuvo lugar un mitin en el que sorprendentemente el orador principal fue una mujer, la señora A. Ellendt, considerada una Auslandsdeutsche –alguien natural de alguno los territorios poblados por alemanes fuera de las fronteras de Alemania- y, probablemente, militante del partido austríaco DNAP (Deutsch Nationale Volks Partei). El mitin fue presentado por un miembro de ese partido, que cedió la palabra a Frau Ellendt para que esta dedicara su discurso a atacar a la Sociedad de Naciones con calificativos tales como “comisión de usureros internacional” y otras expresiones malsonantes, además de hacer alguna referencia a futuras actividades del DNAP. A la cita acudieron unas 350 personas, de las cuales un 50 % eran mujeres.
El año concluyó con un curioso acto el 22 de diciembre: la fiesta de Navidad del partido, en la Hofbräuhaus, en la que se entregó juguetes a los niños.