Influencia de la guerra en China en la situación económica japonesa 1937-1941. Parte II
Desde el momento en que comenzó la guerra contra China, el Japón se encontraría inmerso en una serie de problemas financieros y económicos irresolubles como veremos.
Recordemos que la operación militar inicial en julio de 1937 se presupuestó en 100 mill. de ¥. para lo que sería una rápida aventura. Cuando se empantanó la guerra hubo que revisar al alza los presupuestos de gasto militar en China. En pocos meses hubo que asignar una partida presupuestaria extraordinaria de nada menos que 2.600 mill. de ¥, suma que suponía prácticamente todas las importaciones del Japón, unos 2.800 mill. de ¥ en 1936. Y ni siquiera esa cifra sería suficiente, en el año fiscal de 1938 (abril de 1938 a marzo de 1939) se empezó a barajar un presupuesto descomunal de 8.360 millones de los cuales unos 4.860 millones de ¥ eran gastos militares. Y del resto de gastos presupuestados en realidad una gran parte eran gastos militares camuflados pues incluían la compra de materiales estratégicos, el combustible e incluso la compra de depósitos para hacer acopio de combustible. Como los ingresos anuales eran de unos 3.000 millones de ¥ no había más remedio que emitir bonos. Parte de la deuda suscrita lo sería forzando a muchas empresas y bancos a suscribir diversas cuotas.(1)
Para poner esas figuras en perspectiva es conveniente ver la evolución que habían tenido los gastos militares durante los años veinte y treinta.
Fuente del gráfico: William D. O´Neill: Interwar U.S. and Japanese National Product and Defense Expenditure.
Se puede ver que los gastos militares en los años veinte hasta 1931 habían permanecido constantes alrededor de los 600 mill. de ¥ . La aventura en Manchuria motivó un aumento hasta los 1.000 a 1.100 mill de ¥. Pero es la guerra en China la que dispara el gasto hasta proporciones increíbles a partir de 1937.
Es interesante convertir esos gastos a $ y desglosarlos por partidas según los servicios (Marina y Ejército) La Marina Imperial siempre tuvo una posición superior en el reparto de recursos. A pesar de la prioridad dada a la Marina, los recursos financieros asignados al Ejército crecieron al mismo ritmo hasta 1939 en que el ritmo descendió frente a la Marina. Claramente se aprecia el cambio en las prioridades políticas y estratégicas. Se observa también un incremento importante en maquinaria y herramientas a partir de 1939 cuando se articula de manera significativa el programa de autarquía.
Fuente del gráfico: William D. O´Neill: Interwar U.S. and Japanese National Product and Defense Expenditure.
El Japón conseguía gran parte de las divisas con las que compraba todo tipo de materias primas y maquinaria exportando productos textiles procesados del algodón que en gran medida importaba de los EE.UU. El comercio de la seda japonesa que había sufrido un golpe a partir de 1930 fue compensado con otros textiles. Lo interesante es que la economía exportadora japonesa fue muy dinámica y logró diversificarse. Paradójicamente y a pesar de la Gran Depresión y sus consecuencias de limitación de importaciones por parte de mercados anglosajones y la creciente competencia del rayón y otros tejidos sintéticos, el Japón había logrado aumentar sus exportaciones no sólo a EE.UU. hasta 1934 sino diversificando sus clientes, en particular en Latinoamérica.(2)
Ahora bien, si el flujo tanto de importaciones de algodón, cuero, etc como de bienes manufacturados se detenía o al menos se ralentizaba debido a los diversos controles de cambios, asignaciones de divisas a materiales considerados estratégicos –el algodón no lo era aunque luego se introdujeran unas cuotas mínimas- todo el sistema entraba en crisis y con ello la única fuente de divisas que tenía el Japón para comprar materias primas.
Se intentó compensar la falta de divisas pignorando las reservas de oro pero estas se vendían a tal ritmo que a finales de 1937 se habían vendido más de la mitad en menos de 5 meses.
Desde el punto de vista de las importaciones desde las potencias occidentales el Consejo de Planificación estimaba que se necesitarían para 1938 unos 4.100 mill. de ¥ en importaciones pero sólo se dispondría de unos 2.600 mill de ¥ en divisas –básicamente las exportaciones a Occidente- En definitiva se iba a dar una vuelta de tuerca adicional a la economía civil. Se detendrían todas las importaciones de alimentos no esenciales, de combustible, caucho, metales, etc para la industria civil para dirigir todas las divisas a la compra de combustible, chatarra, metales y máquinas herramienta para la industria bélica. El problema es que al importar menos algodón, yute, cueros y otros insumos para la industria de exportación, ésta iba a estar en dificultades para fabricar los bienes de los que dependían las necesarias divisas. Y la expropiación del flete marítimo para las necesidades militares amenazaba no ya a la industria exportadora sino a la propia existencia de toda la economía civil. La apropiación de flete marítimo para las operaciones militares significaba que toda la industria siderúrgica estaría en un brete al entrar en dificultades los transportes de carbón y mineral entre las islas del archipiélago nipón. Los cortes en los suministros no eran entelequias financieras sino terribles realidades. Así por ejemplo la industria pesquera de la que dependía la mayor parte de proteínas que consumían los japoneses no recibiría apenas combustible y tendría que hacerse a la mar a la vela. La industria civil que en los años de paz recibía el 90% de la producción de acero, sólo recibiría el 60%. Esto afectaría de forma brutal a los ferrocarriles, transportes, a la construcción naval y a un sinfín de sectores más.
Entretanto y al margen que se pudiera financiar la guerra la realidad es que el ejército japonés ya estaba sufriendo sobre el terreno graves limitaciones militares en especial de combustible y munición. En el otoño de 1937 el ejército japonés no tenía ya casi munición en el continente y los stocks en el Japón apenas serían suficientes para las operaciones en curso. De hecho se habían cancelado varias operaciones de importancia ante la falta de suministros. A pesar de la caída de Nanking y de las bajas chinas la realidad es que el ejército japonés seguía empantanado en China con más de la mitad de sus efectivos enzarzados allí.
Por si fuera poco, el reforzamiento militar soviético en Extremo Oriente provocaba gran preocupación en amplios sectores del ejército japonés que se veía incapacitado para reforzar el dispositivo militar en Manchuria y atender la guerra en China a la vez. Los incidentes que ya ocurrían desde 1936 ahora ya escalaron de simples escaramuzas hasta batallas campales como en el verano de 1938 en el lago Khasan. Desde luego el consumo masivo de munición de artillería y el envío de tropas adicionales a la zona no fue ninguna bendición para el gobierno japonés inmerso en dificultades económicas. Hasta 1932 todos los efectivos japoneses en Manchuria no pasaban de 2 divisiones y algunas unidades auxiliares con un total de 65.000 hombres. En 1939 ya había 8 divisiones, 2 brigadas de caballería y tanques, numerosas unidades menores con un total de 250.000 hombres. Además se procedió a erigir numerosas fortificaciones, emplazar alambradas con el consiguiente gasto y demanda de material. Esta escalada proseguiría y culminaría en la batalla campal de Khalkin-Gol o Nomonhan en el verano de 1939 concluyendo en una derrota nipona de grandes consecuencias políticas. Como prueba adicional del aventurismo de los militares japoneses, indicar que toda la batalla de Khalkin-Gol fue iniciada a instancias de los mandos locales del Ejército japonés en Manchuria, sin permiso del Alto Mando y sin el conocimiento del gobierno japonés al que incluso se ocultaron datos claves del incidente.(3)
Fuentes:
1) Michael A. Barnhart: Japan Prepares for Total War: The Search for Economic Security, 1919-1941
2) Nazli Choucri, Robert C. North & Susumu Yamakage: The Challenge of Japan before World War II & After. Routledge, New York 1992.
3) Charles Otterstedt: The Kwantung Army and the Nomonhan incident: Its Impact on National Security. U.S. War College 2000.